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El señor CORNEJO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Pepe Auth.
El señor AUTH.-
Señor Presidente , hace dos años nuestro colega Ernesto Silva , actual presidente de la UDI, señaló que el Estado tenía recursos de sobra para solucionar los problemas sociales. Lo dijo a propósito del ajuste tributario propuesto por el gobierno de la Alianza, que implicaba 0,3 por ciento del PIB. Hace un año, Evelyn Matthei , candidata presidencial de la Alianza, propuso que el oneroso costo de su programa se financiara con cargo al endeudamiento fiscal y que jamás haría una reforma tributaria. Hace tres meses, en el Congreso Nacional, la Alianza, como un solo hombre o mujer, votó en contra la idea de legislar, tanto por la contradicción que existiría entre aumentar impuestos y crecer, como por la incertidumbre respecto de en qué gastar los recursos.
Me pregunto si alguno de nosotros en la Nueva Mayoría soñó con la propuesta de generar 8.300 millones de dólares, cuando ya nos parecía un sueño la propuesta que hizo la propia Nueva Mayoría en 2012 para responder al ajuste tributario de Sebastián Piñera , que contemplaba una recaudación de 5.800 millones de dólares. Jamás imaginé que aprobaríamos una reforma y que lo haríamos con el concurso de buena parte de los parlamentarios de la Alianza. ¡Ni en el mejor de los sueños! Dudo de que alguno de mis amigos y colegas de la UDI haya imaginado, en su peor pesadilla, que recibiría la instrucción de votar a favor de aumentar en 12 por ciento el tamaño del Estado; aquellos que, por décadas, han clamado por reducirlo, después de haber dicho que el Estado tenía recursos de sobra, de preferir el endeudamiento fiscal y de votar, incluso, en contra la idea de legislar.
Algunos se preguntan si es bueno o malo emprender reformas con acuerdo, en lugar de, simplemente, dejar que se expresen las mayorías parlamentarias. En mi opinión, siempre será mejor que una reforma tenga más apoyo que menos. Mientras más profundas sean las reformas, más amplia ha de ser la base de apoyo para que estas sean estables y duraderas.
Hay quienes han comparado este acuerdo con los de la transición; pero digamos las cosas como son: esos no eran acuerdos, sino imposiciones y vetos de las minorías hacia las mayorías. Solo se hacía aquello que era aceptado por la Derecha. Era eso contra nada, y muchos lo preferimos. Ahora, es la Derecha la que tiene que optar por sumarse a la reforma a cambio de que sea acogido alguno de sus puntos de vista, evidentemente sobre la base de la aceptación de nuestros objetivos.
Esta reforma no es el AUGE sin su pilar solidario, ni tampoco es el fin de los senadores designados sin tocar el binominal. Es un proyecto que busca convertir en objetivo común la idea de recaudar más de 8.000 millones de dólares para reformar la educación chilena; que busca hacer común la idea de que es justo que los que ganen más paguen proporcionalmente más, de modo que el sistema tributario deje de ser completamente indiferente a la desigualdad.
Es cierto que el acuerdo se suscribió en el Senado; pero José Miguel Ortiz convendrá conmigo en que sin la decisión que mostró la Cámara, ni la Derecha ni los actores económicos se habrían resignado a la idea de una reforma de esta magnitud y de esta profundidad.
Por cierto, los acuerdos siempre implican concesiones de unos y de otros. Todos recorremos un camino para llegar al punto del acuerdo; pero convengamos en que la distancia que tuvimos que recorrer nosotros para aprobar esta reforma, que genera 8.300 millones de dólares y que aumenta a más del doble la contribución que hace el 10 por ciento más rico de la población, es de unos pocos metros, comparada con aquellas 20.000 leguas de viaje submarino. No me refiero a la distancia que separa Madrid de Santiago, que tuvo que recorrer el presidente de la UDI para venir a aprobar esta reforma, sin perjuicio de su idea de que el Estado tenía recursos de sobra y de que el Estado era demasiado grande y que había que empequeñecerlo.
Es cierto que son numerosas las modificaciones materializadas en el Senado, pero también es cierto que buena parte de ellas fueron fraguadas en la Cámara. En la tarde tendremos ocasión de analizarlas una a una.
Los acuerdos se construyen para respetarlos, no para tomar de ellos lo que a uno le guste y desechar lo que le guste menos. Nosotros vamos a honrar el acuerdo, en primer lugar, porque el balance del mismo es globalmente muy favorable para los objetivos de la Nueva Mayoría: avanzar en la lucha contra la desigualdad ¡A quién le cabe alguna duda al respecto! También lo vamos a honrar porque después de seis meses de incertidumbre y de tramitación legislativa, entendemos la necesidad de despejar todas las dudas acerca de la reforma tributaria. Y lo haremos votando a favor todas las modificaciones introducidas por el Senado -aprobadas casi por la unanimidad de sus miembros; solo hubo una abstención y un voto en contra-, a fin de que puedan considerarse los nuevos recursos ingresados este año -se encuentran comprometidos 250 millones de dólares en nuevas inversiones para el último cuatrimestre de este año- y de que el proyecto de Ley de Presupuestos para 2015 considere los más de 1.500 millones adicionales que deben contemplarse en el diseño de un presupuesto que necesariamente debe ser contracíclico para contribuir a reactivar la economía chilena.
Vamos a honrar integralmente el acuerdo para que el trámite legislativo de la reforma tributaria termine hoy. Ello, sin duda, compromete nuestra lealtad hacia la coalición de la que formamos parte, la Nueva Mayoría, y hacia la Presidenta Michelle Bachelet para cumplir el desafío de llevar adelante nuestro programa de cambios. No me perdonaría si la Cámara, con el concurso de nuestros parlamentarios, le hiciera un desaire a la Presidenta y le impidiera enarbolar el éxito de haber pasado la primera barrera, el grado cero, la piedra cero del programa, del edificio programático de la Nueva Mayoría: la reforma tributaria.
Es evidente que para emprender la reforma educacional y para mejorar la cobertura y la magnitud de las pensiones necesitamos recursos. Por ello, nuestros votos van a estar para que, antes de que termine septiembre, Chile cuente con esta histórica reforma tributaria.
He dicho.
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