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- rdf:value = " El señor ROJAS.-
Señor Presidente , algunos diputados hemos hecho un alto en la Comisión Investigadora de Minería para estar presentes en la discusión de este proyecto, del cual soy autor y me siento orgulloso de que hoy lo estemos viendo en Sala, a pesar de que han pasado más de dos años y medio de su tramitación legislativa.
Cuando hablo de los mineros, siento una pena muy grande porque presiento que algo está pasando en nuestra sociedad. Es difícil explicar -traigo a colación el tema con todo respeto- esa falta de identidad que existe en nuestro país, que todos estamos reclamando.
Entre las peticiones de los mineros que están atrapados en Copiapó, uno de ellos planteaba -y se le hizo llegar, de lo que me alegro mucho- algo preocupante: él quería música de Daddy Yankee, de reggaeton, lo que no deja de llamar nuestra atención, a pesar del respeto que se debe tener por el derecho de toda persona a elegir la música que quiera.
Ni Gabriela Mistral ni Pablo Neruda necesitaron de una ley para ganar el Premio Nobel de Literatura, pero estoy consciente de que al no darse la conducta deseada, la única herramienta con que contamos los legisladores son los proyectos de ley, cuestión que asimilo a otras materias sobre las que también reclamamos mucho. Pero si los encargados de introducir cambios de conducta -en este caso, los dueños de la radioemisoras- no lo hacen, no nos queda más alternativa que presentar proyectos de ley para que las conductas cambien.
No sé si el proyecto es bueno o malo, pero cuando lo presentamos junto a otros diputados, nuestra intención era noble. También quiero destacar un tema muy preocupante: la influencia de la televisión chilena, que está matando a la familia y deteriorando los valores de nuestra juventud. Hoy, los grandes programas juveniles no rescatan nuestra identidad.
Reitero que no sé si el proyecto es bueno o malo, pero, como representante de la Segunda Región de Antofagasta, en 2007 asumí la responsabilidad de rescatar nuestra identidad, que en gran parte se ha perdido.
Lo mismo ocurre en el sur, donde la gente conoce más a los mariachis que a los intérpretes de música chilena.
Respeto el pronunciamiento de mis colegas que no estén de acuerdo con el proyecto, pero creo que debemos utilizar el mejor elemento que tenemos para introducir cambios de conducta: la presentación de proyectos de ley.
También coincido con el diputado Meza, en el sentido de que la iniciativa constituye un camino que refleja nuestros sentimientos sobre la música chilena.
El proyecto no impone condiciones para que se transmita determinada música, un cierto ritmo o una melodía definida, sino que se trate de música chilena.
Un señor diputado señaló que hay radioemisoras cuya línea de transmisión se identifica con la música clásica. ¡Hay mucha música clásica de autores chilenos!
Estudié en el Liceo Experimental Artístico de Antofagasta y toqué en la Orquesta Sinfónica de Niños y, por lo tanto, sé que hay mucha música chilena que se puede tocar.
(Aplausos en las tribunas).
Lo que queremos es no perder nuestra identidad, sino dar una señal que nos permita rescatarla.
Reitero: no sé si el proyecto es bueno o malo, pero constituye una señal que, al menos, me deja moralmente conforme.
Por eso, votaré a favor del proyecto.
He dicho.
"
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