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El señor ARAYA (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado Jorge Ulloa.
El señor ULLOA.- Señor Presidente, la convocatoria a esta sesión pedida por cuarenta diputados era para analizar el desastre causado por los incendios forestales.
Lamento la poca presencia de diputados en la Sala, particularmente, porque se trata de un tema muy importante y el cual voy a abordar desde una perspectiva distinta a la seguida hasta el momento.
Solo hemos visto un cruce de críticas e intervenciones que no apuntan al problema, sino a levantar cortinas de humo en contra del Gobierno del Presidente Piñera y a señalar verdaderas mentiras en torno al ministro del Interior , Rodrigo Hinzpeter . Digo esto, con la claridad de alguien que el día 1 de enero participó como combatiente en los incendios forestales en Quillón y porque, en mis más de treinta y tantos años como bombero, nunca estuve en un desastre tan grave.
Fui con el intendente regional, que se trasladó allí de inmediato, y a las 17 horas, me constituí en mi puesto de mando. En una zona de Quillón, llamada Peña Blanca, a las 18 horas, más de 45 personas no podían salir del lugar, debido al infierno de llamas que había en los cerros de Cayumanqui, también en Quillón.
Encabecé y conduje a una compañía del Cuerpo de Bomberos de Coelemu -aprovecho la oportunidad para agradecer su participación en la persona de su capitán- que, con cinco voluntarios y el que habla, llegamos hasta Peña Blanca, además del conductor de un camión del Ejército y de un subteniente, logramos bajar a las 45 personas, mujeres, niños y hombres, gracias a Dios, sin mayores problemas. Debo confesar que fue un verdadero infierno entrar allí porque, aunque uno tome agua, respirar aire caliente daña los pulmones. Pero, después de que alguien me indicó que arriba había personas que no habían podido salir, encontramos el cadáver del primer compatriota que, desgraciadamente, encontró la muerte en ese incendio.
De manera que, haber participado en aquella acción, haber llamado a la PDI para que se constituyera en el lugar del suceso y haber bajado cerca de la una de la madrugada de ese infierno, me autoriza para hablar con propiedad en esta Sala. Además, me permite decir que, desde el punto de vista administrativo, el Gobierno estuvo en el lugar de inmediato. También el alcalde de Quillón , que tiene un signo político distinto al mío; asimismo el alcalde de Ránquil que, desde el primer momento, trabajó con nosotros, y el intendente regional, que no esperó que le llegaran las informaciones, sino que fue a buscarlas. Estuvo con nosotros en el puesto de mando hasta avanzadas horas de la madrugada. Desde el sitio del suceso, es decir, donde encontramos a ese ciudadano fallecido -alguien dijo que tenía el 80 por ciento del cuerpo calcinado, pero eso es mentira, porque estaba completamente quemado-, nos permitimos informarle sobre esa desgracia.
Entonces, quiero decir que los incendios -no estamos libres de que se sigan produciendo- nos deben llamar a reflexionar sobre la forma en que vamos a resolver un problema que se va a repetir, cada vez con mayor gravedad. Digo esto porque, querámoslo o no, los incendios forestales fueron provocados en forma intencional; no puedo decir quién fue porque no lo sé. La investigación de los incendios forestales es muy compleja, nada tiene que ver con la que realizamos los bomberos en los incendios de zonas urbanas. Como digo, es algo sumamente complejo. Sin embargo, no es difícil deducir que no es natural que se produzcan, simultáneamente, cinco, seis u ocho focos, y lo puedo decir gracias a mi experiencia de tantos años.
Por lo tanto, todos tenemos un problema: hay una importante superficie forestada que debemos cuidar, porque significa riqueza para nuestro país. Creo que esta sesión se debe desarrollar desde esa perspectiva.
Por otra parte, también quiero felicitar al ministro del Interior por haber llegado inmediatamente a las zonas amagadas.
Como sé lo que es estar en un lugar semejante, rindo mi más grande homenaje a los brigadistas fallecidos en la Novena Región. Gracias a Dios, el cambio del viento no nos sorprendió arriba con la Segunda Compañía de Bomberos de Coelemu porque, de lo contrario, tal vez, habríamos corrido la misma suerte. Quiero decirlo claramente y frente al ministro de Agricultura : tenemos que diseñar esquemas diferentes. Hay cosas que hemos ido olvidando. Por ejemplo, es necesario estudiar la posibilidad de contar con aviones de gran capacidad, porque es más barato pagar eso que los tremendos costos que tenemos que asumir, con tierras arrasadas, con más de 171 viviendas quemadas, solo en nuestra región, con dos personas fallecidas y con más de 28 mil hectáreas quemadas. Lo que necesitamos es ponernos de acuerdo aquí y no estar tirándole los trastos por la cabeza ni al ministro ni a un diputado , independientemente de la posición política que tenga.
Reitero mis agradecimientos al ministro del Interior por su rápida llegada a los sitios amagados. El 2 de este mes, yo estaba en esta Sala -como correspondía que todos los diputados estuvieran, pero entiendo que mi colega Frank Suerbaum permaneciera en su distrito, que sufrió el mayor desastre- y el ministro del Interior ya se había trasladado a la región y había llegado al puesto de mando, donde estaban nuestros bomberos.
Aquí se dice que los bomberos estuvieron allí. Los bomberos tenemos una misión: salvar vidas y la propiedad urbana. Por cierto, nos jugamos el todo por el todo y colaboramos en la extinción de esos incendios forestales. De los 51 cuerpos de bomberos que hay en la región, participaron más de treinta, y lo hicieron espectacularmente bien, porque logramos controlar un siniestro que era, en verdad, muy complejo. Pero, es necesario diseñar estrategias que nos permitan, definitivamente, evitar que los daños sean tan graves como los que tuvimos. Quiero decirle al ministro que se han ido olvidando los cortafuegos; hay que recordarlos, y da lo mismo si la empresa es pequeña o grande; hay que tener cortafuegos y no en todas las partes hay.
Creo que debemos disminuir los riesgos. Cuando en esta Sala decimos que se requiere una nueva institucionalidad forestal, pienso que, lamentablemente, en más de veinte años no fuimos capaces de hacer nada. Es cierto que lo podemos hacer ahora y construir de nuevo; pero, por favor, hagámoslo con seriedad, con respeto, particularmente a quienes perdieron la vida en incendios que fueron intencionales. Digámoslo claramente: los incendios fueron intencionales.
He dicho.
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