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El señor ARAYA ( Vicepresidente ).- El diputado señor Pedro Browne ha solicitado hacer uso del derecho que le confiere el artículo 34 del Reglamento de la Corporación.
Tiene la palabra su señoría.
El señor BROWNE.- Señor Presidente , en nombre de los honorables diputados de Renovación Nacional, aludidos el 17 de enero por el diputado Patricio Hales , hago uso del artículo 34 del Reglamento de la Corporación, reservado, justamente, para vindicar a aquellos parlamentarios desacreditados por otro miembro de esta Cámara, sin una justificación clara y con motivos que nos cuesta encontrar.
Sin duda, el diputado Hales tuvo aquel martes su día de furia, presa de una de las peores pasiones humanas, la rabia desmedida contra sus iguales, y resolvió faltar el respeto injustamente a parlamentarios de Renovación Nacional y de la UDI, en forma gratuita y como defensa a supuestas imputaciones en el caso de falsos exonerados políticos.
Sin embargo, lo que se busca es aclarar las irregularidades que pueden haber ocurrido en la entrega de este beneficio y que debe resolver la justicia. No se entiende una reacción desmedida y antojadiza que busca dañar la imagen de algunos parlamentarios, pero termina desacreditando la dignidad de toda la Cámara de Diputados. Por supuesto, no compartimos la forma elegida por el diputado Hales para hacer sus descargos. Hablar en esta tribuna implica, como todos sabemos, el derecho constitucional de la inviolabilidad de sus opiniones manifestadas. Esto le ha permitido señalar las peores acusaciones en nuestra contra, sin argumentos ni fundamentos que lo acrediten y protegido por el fuero parlamentario. Pero, ¿esta-ría en condiciones de señalar lo mismo en otras circunstancias y como cualquier ciudadano?
Estas actitudes degradan la función política que nos corresponde como miembros de la Cámara de Diputados, que ya ha cumplido dos siglos de existencia. De nosotros se espera que colaboremos con la institucionalidad, que tengamos visión de país y que cooperemos en la construcción de acuerdos, y no que utilicemos esta tribuna para señalar críticas duras y sin razonamientos claros, menos si se trata de amedrentar el rol fiscalizador que nos corresponde como parlamentarios.
Ante eso, no nos queda más que rechazar el tono de las declaraciones del diputado Hales , las que no han estado a la altura de lo que se espera de los miembros de esta Corporación, que incluso pueden pasar a llevar ciertas normas del Código de Conducta Parlamentaria, piedra angular de la honorabilidad y el respeto que todos los miembros de esta Institución merecen.
En efecto, el artículo 7°, que establece nuestros deberes dentro del Congreso Nacional, señala enfáticamente en su letra b), que los diputados deben actuar con fraternidad frente a sus colegas, se abstendrán cuidadosamente de expresiones malévolas o injuriosas y de aludir antecedentes personales de ellos.
En la letra g) del mismo artículo, por su parte, nos llama a ser justos y respetuosos en el trato con los ciudadanos, con los demás diputados, el personal de la Corporación y en general con cualquier autoridad o funcionario público.
Por eso, junto con ejercer nuestro derecho a réplica, vamos a hacer una presentación ante la Comisión de Ética, a fin de que revise si los dichos del diputado se ajustan a la dignidad que reviste el cargo de honorable diputado.
La Oficina de Exonerados Políticos ha detectado abusos en miles de casos que han recibido este beneficio sin merecerlo. Por eso, reiteramos nuestro llamado a todos quienes tengan antecedentes, que permitan colaborar en esclarecer estos casos, los hagan llegar a la brevedad a las instancias pertinentes.
Consideramos esos sucesos de la mayor gravedad. Ninguna injuria en nuestra contra nos amedrentará para que dejemos de hacer justicia con los miles de verdaderos exonerados políticos que miran con rabia e impotencia que otros, sin merecerlo, hayan sido favorecidos con este beneficio.
Para terminar solo quiero agregar una frase proferida por el diputado en cuestión en su discurso del martes pasado. En dos oportunidades dijo: “Yo no quería hablar así, pero puedo pelear.” No podemos estar más en desacuerdo con ese camino.
Por su intermedio, señor Presidente , le decimos al diputado Hales que este Hemiciclo debe ser un lugar de encuentro y no de pelea. Podemos discrepar en nuestros pensamientos, pero nunca dejar de pensar que se trata de diferencias en el plano de las ideas y no de riñas. Esperamos, por el bien de nuestra sociedad y en especial por nuestra Cámara de Diputados, que se retracte y tome conciencia que la violencia verbal y física es un asunto de épocas pasadas que nunca debemos traer al presente.
He dicho.
"
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