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El señor BECKER ( Presidente accidental ).- En representación de Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Leopoldo Pérez.
El señor PÉREZ, don Leopoldo (de pie).- Señor Presidente , honorable Cámara, distinguidos homenajeados:
Chile es una república joven. Nuestros doscientos años de vida independiente son muy poco al lado de las monarquías europeas, o de muchos de los estados árabes o asiáticos.
En este corto período de vida republicana han resaltado algunas instituciones que se han mantenido en pie durante largas décadas, sin dejar que el paso del tiempo o la modernidad impidan su crecimiento y desarrollo. Una de ellas es la Gran Logia de Chile, que por estos días celebra sus 150 años de vida.
No obstante esta fecha oficial de fundación, debemos decir que la Gran Logia de Chile encuentra sus raíces en algunas órdenes masónicas de data aún más antigua. En efecto, es heredera de las grandes logias europeas, como la inglesa, la francesa o la holandesa.
La orden masónica nacional se impregnará de ese inspirador espíritu ilustrado que abundara en el Viejo Continente durante el siglo XVIII. No por nada se dice que tal centenario es el Gran Siglo de la Masonería.
La influencia cultural de la masonería comenzará a llegar, a América, paulatina, pero decididamente, en el ocaso de La Colonia.
Sabemos que ya, a principios del siglo XIX, se formarán en nuestro territorio las primeras logias lautarinas. Y junto con la propagación de la cultura de las luces, vendrá la fundación de la Gran Logia de Chile, en 1862, la que, desde un principio, se destacará por una firme, insaciable y abundante inquietud intelectual.
En efecto, es cosa de leer un par de fragmentos de los principios de esta orden masónica. Por un lado, se nos dice que “la francmasonería es una institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico”. Y junto con ello, se reconoce que la Gran Logia de Chile ha sido “fundada en el sentimiento de la fraternidad”, y que “constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos.”.
Evidentemente, se trata de algunos de los anhelos más altos a los que puede aspirar cualquier individuo, comunidad o pueblo.
Y es aquí donde me quiero detener. La Gran Logia de Chile ha sido, por sobre todo, una institución de destacado aporte al desarrollo del país. En su búsqueda de la verdad, en la prioridad que le otorga a la educación y en las diversas actividades que continuamente realiza, a través de la “acción masónica”, esta Gran Logia ha demostrado que el saber intelectual no puede quedarse solo en el pensamiento abstracto, sino que debe traducirse en hechos reales, tangibles y cuantificables, que busquen el progreso y el bienestar social para la sociedad entera.
En esta aspiración ha sido vital el aporte de los Grandes Maestros que ha tenido la Gran Logia de Chile, entre los cuales podemos mencionar, al primero de ellos, don Juan de Dios Arlegui Gorbea , además de muchos otros destacados hombres de ciencia. Es imposible, en esta oportunidad, pasar revista a todos y a cada uno de ellos, pero no podemos dejar de mencionar a hombres de la talla de don Eugenio Matte Hurtado, don Enrique Mac-Iver Rodríguez, don Sótero del Río Guzmán y, por supuesto, de su actual Gran Maestro y ex Rector de la Universidad de Chile, don Luis Riveros Cornejo , aquí presente. A ellos debemos sumar diversas autoridades políticas, incluyendo numerosos ex presidentes de la República que han integrado esta logia masónica, como don Pedro Aguirre Cerda, don Arturo Alessandri Palma, don Gabriel González Videla y don Carlos Ibáñez del Campo, entre otros, además de destacados políticos nacionales, como el recientemente fallecido ex senador, don Mario Papi .
Todos ellos, con independencia de su domicilio político, tienen algo en común: han logrado demostrar que la logia no es un asunto del pasado, sino que tiene visión de futuro. Eso es algo que debemos reconocer quienes no participamos de la masonería, pero la respetamos y valoramos.
La Gran Logia de Chile constituye, a la postre, un gran aliado de la clase política para sortear con éxito los desafíos que nuestro país debe vencer constantemente en materia social, política y económica.
Como es lógico, son muchos los retos y problemas que nuestra sociedad deberá enfrentar en los próximos años, y es mejor contar con voces autorizadas y cimentadas en la ciencia, que nos ayuden a explorar los senderos que debe recorrer nuestro país, con la finalidad de ser una nación cada vez más próspera, unida y humana. Eso es lo que ha hecho la Gran Logia de Chile en sus primeros 150 años de existencia. Esperamos que siga haciendo lo mismo por otros 150 años más.
He dicho.
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