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El señor RECONDO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Ramón Farías.
El señor FARÍAS.- Señor Presidente , saludo a don Herman Chadwick , Presidente del Consejo Nacional de Televisión ; al ministro de Transportes y Telecomunicaciones , don Pedro Pablo Errázuriz , y al subsecretario de esa Cartera, don Jorge Atton , presentes en la Sala.
Antes de referirme a la materia en discusión, manifiesto mi pesar por la ausencia de los representantes de medios de comunicación, quienes deberían estar presentes en esta discusión. Desgraciadamente, no veo a ningún medio de comunicación que esté siguiendo este debate, el que puede llegar a ser interesante para que se sepa lo que opinamos y pensamos sobre lo que está ocurriendo en la televisión.
Quiero iniciar mi intervención resaltando la importancia de esta sesión especial destinada al análisis de los contenidos de la programación de los canales de la televisión abierta, la que fue solicitada mayoritariamente por el partido oficialista, la Unión Demócrata Independiente, a cuyos parlamentarios invito fraternalmente a que apoyen con decisión la moción sobre fomento de los contenidos educativos por televisión, boletín N° 6179, suscrito por los diputados señores Aguiló , Alinco , Jiménez , Montes y quien habla, y los ex diputados señores Chahuán , Escobar , Enríquez-Ominami y Girardi .
En cuanto al fondo del objeto de la sesión, el caso de la bullada censura que Canal 13 realizó a la segunda parte del reportaje del programa Contacto, sobre la discriminación que sufren las “nanas” en nuestro país y que significara, incluso, la salida de dos profesionales responsables del área de prensa, representó un hecho que, sin duda, abrió el debate acerca de los métodos utilizados por los medios noticiosos para conseguir su información.
Además, dio paso para diversos cuestionamientos respecto del rumbo que ha tomado el periodismo nacional, donde la utilización de cámaras ocultas es uno de los mayores temas de discusión. Sin perjuicio de ser un medio para el establecimiento de una verdad, quizás objetiva, particularmente respecto de la comisión de un delito, no es menos cierto que también puede vulnerar los derechos de las personas. En consecuencia, al menos cabe preguntarse sobre la legitimidad del uso de cámaras ocultas y de que, a través de medios artificiosos, se elabore una determinada situación, con el objeto de generar la reacción de un tercero que desconoce la provocación o el contexto en el que se lo vincula, con el fin de obtener un material que podría resultar un golpe noticioso.
Por otro lado, nos encontramos con el insistente y ya majadero tema del terremoto que, prácticamente, va a destruir Chile, o de un tsunami que azotará las costas chilenas, o de un cataclismo apocalíptico, todo lo cual mantiene a gran parte de la población absolutamente alarmada. Además, tenemos el paseo constante en los distintos canales de televisión de estos gurús, de dudosa procedencia, o psíquicos que son capaces de predecir alguna tragedia; lo que da cuenta de la irresponsabilidad de los canales de televisión al momento de obtener sintonía, pues para ello se valen del miedo de la gente. ¿Acaso eso no les parece inescrupuloso? ¿Dónde está el Consejo Nacional de Televisión para regular ese tema? ¿Acaso no hay más pauta para los matinales o simplemente es más fácil y sencillo recurrir al miedo de la gente y exacerbar el morbo al exhibir, transversalmente, en todos los canales de televisión, la vida pública y, más aún, la privada, de la denominada farándula chilena?
Vimos, repetidamente, en todos los canales, las imágenes de un chico reality enfrascado en una gresca con su pareja, pero nadie reparó, seriamente, en la situación de violencia intrafamiliar que allí se daba. Solo se hablaba de la pareja y muchos programas llenaron horas y horas de información sobre el caso.
¿Acaso resulta presentable que todos los canales exhiban hasta el cansancio las imágenes de una noche alocada de dos jóvenes muchachas con un futbolista? En definitiva, ¿qué televisión queremos?
A mi juicio, hace rato los medios de comunicación han olvidado el importantísimo rol social que deben cumplir. Parece ser que sus editores no toman conciencia de que lo publicado en un diario, transmitido por radio, o expuesto en un noticiero central de televisión, matinal, o cualquier otro formato, puede hacer una gran diferencia en cuanto a las percepciones que tiene la ciudadanía sobre un determinado tema.
Por lo mismo, el tratamiento liviano que muchas veces se le da a temas realmente delicados no responde a las exigencias que requiere una sociedad moderna, democrática y responsable para una sana convivencia entre sus ciudadanos e instituciones.
En este sentido, cada medio de comunicación debe hacerse responsable por las consecuencias que pueda tener la emisión de una información determinada, sobre todo, considerando que muchas veces se trata de antecedentes erróneos o equivocados que luego no corrigen. Hoy, es muy usual denostar de manera pública y con aspavientos, pero a la hora de rectificar, ello no se hace con la misma publicidad.
Muchas veces, como telespectadores, hemos presenciado la urgencia con que un reportero denuncia una situación específica; sin embargo, además de la premura en entregar la información, se espera que la veracidad, comprobación de datos y seguridad ante lo que se afirma también sean factores determinantes; pero no lo son. Lamentablemente, no es así, y cada vez, con mayor frecuencia, somos testigos de acusaciones fáciles, de denuncias livianas, sin sustento, o lisa y llanamente, de entrega de información falsa.
Lo preocupante es que los medios de comunicación son el principal mecanismo a través del cual se informan los ciudadanos. Lo señaló en su intervención el Presidente del Consejo Nacional de Televisión . Por ende, la credibilidad que se les asigna constituye un factor relevante. Si la información que entregan no es tratada con la seriedad y responsabilidad que se debe, ¿quién responde por ello? ¿Quién nos asegura que realmente estamos consumiendo información veraz? ¿Están cumpliendo los medios de comunicación con el rol importantísimo que tienen en nuestra sociedad?
Los cuestionamientos quedan abiertos, pero ya es hora de debatir en serio sobre este punto. Porque aunque en su mayoría se trate de empresas privadas, el papel que les compete dentro del ordenamiento social trae consigo una responsabilidad que hoy no están cumpliendo.
Por otro lado, las multas que aplica anualmente el Consejo Nacional de Televisión, refrendan todo lo que he expuesto. Es más, muchos canales de la televisión abierta no cumplen con las disposiciones y exigencias del CNTV. Por ejemplo, tienen la obligación de ofrecer un mínimo de programación cultural. Sin embargo, durante 2011, se aplicaron multas -nueve en total- a casi todos los canales por no cumplir con esta norma. Si hablamos de la emisión de filmaciones que atentan contra la dignidad de las personas, las multas suben de dieciséis a veinte por no respetar los horarios destinados a menores de edad. Asimismo, todos los canales fueron multados por la truculencia en el tratamiento de la tragedia de la cárcel de San Miguel.
Es decir, nuestros canales de televisión abierta no están cumpliendo con lo que la ley les exige, y menos con la responsabilidad social que tienen.
Por ejemplo, los tipos y cantidad de multas son las siguientes.
Por no exhibir el mínimo de minutos requeridos en la programación cultural: una a Mega, cuatro a La Red, dos a Chilevisión, una a UCV y una a Canal 13.
Por emisión de afirmaciones que atentan contra la dignidad de las personas: cuatro a Mega, cuatro a La Red, ocho a Chilevisión, cuatro a Canal 13, lo que da un total de veinte multas.
Por emisión de contenidos para mayores de edad en horario para todo público: tres a Mega, ocho a La Red, dos a UCV, dos a Canal 13, una a Chilevisión.
Por edición de contenido de índole pornográfico, solo hay un canal multado, por una vez: La Red.
Por truculencia en la emisión de noticias sobre el incendio en la cárcel de San Miguel, todos los canales fueron multados.
La pregunta que corresponde formularse es la siguiente: ¿solo seguiremos aplicando multas? Pareciera que los canales tuvieran indexadas las multas a sus costos, y a esto hay que ponerle coto. No es posible que, después de todos los datos que he leído sobre las multas que se les cursan a los canales, estos sigan funcionando como si nada. Simplemente, las pagan y vuelven a caer en las mismas faltas. La aplicación de normas más duras, que importen la caducidad de la concesión, sería una forma eficaz para que los canales respeten las reglas y las leyes.
Respecto de la fiscalización, el diputado Orlando Vargas me comentó -por eso el tema de la superintendencia es tan importante- que en Arica hay catorce canales en UHF que la población puede ver, que son peruanos y que no son objeto de regulación alguna. Pero ahí están, y los ariqueños ven esos canales peruanos que no son sometidos a ningún tipo de regulación en nuestro país. ¿Qué dice el Consejo Nacional de Televisión y el ministerio respecto de lo que está ocurriendo?
Entiendo que hoy ingresó al Senado -me gustaría que el ministro lo confirmara- un proyecto de ley corta sobre televisión, lo que, a mi juicio, es una aberración. ¿Por qué no avanzamos en lo que los diputados aprobamos hace ya más de dos años? Quiero decir al ministro y al subsecretario que necesitamos respuestas y plazos.
Además, es inaudito que los senadores pretendan suprimir algunas normas; es el caso del senador Hernán Larraín , quien, mediante la indicación N° 110, pretende sacar de la parrilla programática la obligación de toda programación cultural, lo que se contradice con las intervenciones de la diputada Mónica Zalaquett y del diputado Kort , que destacaron la importancia que reviste ampliar el minutaje de programación cultural. Esto también fue expresado por el presidente del Consejo Nacional de Televisión .
¿Es esta la televisión que queremos? ¿Qué tienen que decir a esto los representantes del Ejecutivo: el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, don Pedro Pablo Errázuriz ; el subsecretario de Telecomunicaciones , don Jorge Atton , y el presidente del Consejo Nacional de Televisión , don Herman Chadwick ? ¿Por qué el Ejecutivo no califica con suma urgencia el proyecto sobre televisión digital y televisión nacional? ¿Queremos, de verdad, cambiar la televisión y convertirla en un medio de comunicación real, social, con la gente y para la gente? Partamos por ese proyecto de ley: hagan presente y califiquen su urgencia.
Me gustaría mucho que el ministro o el subsecretario nos dijeran qué urgencia se le podría fijar al proyecto sobre televisión digital, no al proyecto de ley corta, que suena a “sacarse el pillo”, para que solo se apruebe una ley que nos permita tener televisión digital. Tenemos que profundizar en el proyecto completo, porque lo que todos queremos es que exista regulación, a fin de tener una televisión democrática y representativa y no basada solamente en un rating “mentiroso”. Digo esto porque cuando la televisión transmite algo morboso, la gente lo ve, pero si transmite programas como Los Archivos del Cardenal , Los 80, etcétera, la gente también los ve.
Entonces, ¿qué quiere ver la gente? ¿La mugre o cultura, es decir, programas que sean una contribución a la sociedad? Creo que la gente quiere ver programas que aportan a la sociedad, y es deber del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones que así sea.
Confío en don Pedro Pablo Errázuriz y en don Jorge Atton , porque los conozco y sé que son personas preocupadas por estos temas, y también confío en el presidente del Consejo Nacional de Televisión; por eso, espero que impulsemos proyectos para construir una televisión realmente democrática, para la gente y con la gente.
He dicho.
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