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    • rdf:value = " El señor MONCKEBERG, don Nicolás ( Presidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Leopoldo Pérez. El señor PÉREZ ( don Leopoldo).- Señor Presidente , por su intermedio, saludo al ministro de Energía . Fue un hecho conocido por todos cuando Colbún, la generadora del grupo Matte , informó que detendría los estudios de la línea de transmisión para el megaproyecto HidroAysén, controlado por Endesa. Quienes prefieren oponerse al Gobierno interpretaron ese acontecimiento como una medida de presión; para otros no fue más que el reflejo de lo delicado que es el tema energético en el país. Creemos que la decisión de Colbún refleja que tenemos una tarea pendiente muy grande como país y como sociedad para desarrollar los proyectos de energía, tanto en generación como en transmisión, que permitirán satisfacer la creciente demanda energética del país. En los hechos, leemos esto como una “crisis” por la que atraviesa el país, pues en temas de transmisión no poseemos la capacidad de aportar al sistema eléctrico las líneas transmisoras necesarias. Tal falta nos afecta de dos maneras: primero, en cuanto a una gestión segura y económica de la generación de energía, y, segundo, por el desarrollo de nuevas centrales generadoras de tecnología renovable o tradicional. Así, el diagnóstico hecho hasta ahora es que requerimos de los medios que nos permitan incorporar mayor competencia al mercado de generación eléctrica y condiciones ambientales más ventajosas. Por tal razón, la decisión de Colbún nos inquieta y preocupa muchísimo. El país necesita de este tipo de proyectos para alcanzar el desarrollo. Esperamos que reconsideren seriamente tales planteamientos, pues creemos que el actual Gobierno ha estado construyendo las condiciones institucionales y reglamentarias que permiten la materialización de este tipo de inversiones. Como bancada, creemos firmemente que el país cuenta con una institucionalidad del sector eléctrico que ha permitido a diversas empresas llevar adelante sus proyectos de inversión con total cumplimiento de las normativas eléctricas y medioambientales. En esta línea, también debemos tener en cuenta el documento sobre política energética de largo plazo para Chile, dado a conocer por el Presidente Sebastián Piñera en febrero de este año. En él se establecen con claridad y de forma acertada los grandes lineamientos de política pública que Chile debe desarrollar en el más corto plazo. Por tales razones, pensamos que existe una política energética. Tanto es así, que tenemos una Ley Eléctrica desde 1982, que se ha ido perfeccionando en los últimos años y que es la más exitosa del mundo. El parque generador del Sistema Interconectado Central (SIC) se ha multiplicado casi seis veces en estos últimos treinta años. Han llegado inversionistas extranjeros y se privatizó el sector, lo que ha permitido satisfacer de forma eficiente una demanda creciente. Entonces, concretamente, existe una política energética. Otra cosa es que haya que profundizarla y modernizarla. En eso ha estado trabajando el actual Gobierno. En este contexto se ha impulsado y promovido la generación de otro tipo de proyectos, tales como las hidroeléctricas y las energías renovables no convencionales (ERNC). Sabemos que las necesidades energéticas hasta 2014 están cubiertas, pues hoy más de 3.000 megawatts están en construcción. Por tanto, no tendremos problemas de suministro durante el actual Gobierno. Sin embargo, esta Administración no ha querido dejar a un lado sus responsabilidades con el país para el largo plazo. Por eso, la cuestión energética debe abordarse con una visión que trascienda a un gobierno específico. En tal sentido, los esfuerzos han estado centrados en definir una mejor política de Estado en materia energética, una política de desarrollo eléctrico. El objetivo está en satisfacer tanto nuestra necesidad de crecimiento y de energía, como la justificada necesidad social de que exista un balance adecuado respecto del medio ambiente. En este contexto, nació la iniciativa de estudiar la posibilidad de implementar una “carretera eléctrica” y un “multicarrier”, que, por lo demás, forma parte del mandato planteado por el Presidente de la República en su discurso del 21 de Mayo de 2011. Estas dos propuestas se orientan a definir un sistema de transmisión más robusto, que tome en cuenta el crecimiento que se requiere y la demanda y oferta a largo plazo. Una gran carretera para la transmisión de energía nos permitiría tener flexibilidad para instalar proyectos que, de otra manera, no podrían implementarse. Habida consideración de lo que se ha señalado respecto de la interconexión entre los sistemas del Norte Grande y el sistema central, no podemos negar que se está pensando en una mirada más de largo plazo, de manera de definir desde ya lo que será el sistema de transmisión de los próximos 10 o 15 años, teniendo en cuenta cómo se debe expandir la generación. Así, la “carretera pública eléctrica” busca que el Sistema Interconectado Central (SIC) cuente con una línea de transmisión única y que incorpore la energía de diversos proyectos con corriente alterna. Pensar esto como un reforzamiento del actual sistema, es abordar el problema de manera cortoplacista, ya que el desarrollo del sector eléctrico en un horizonte de veinte a treinta años debe reconocer que las necesidades energéticas del país podrían ser el doble o el triple de las actuales. De acuerdo con la industria, en diez años se requerirá una capacidad eléctrica de unos 20.000 megawatts, versus los 10.000 que se generan hoy. Debemos tener en cuenta que los impactos de estas políticas van a beneficiar al país en uno, dos o tres gobiernos más. Lo que al Gobierno le interesa es mejorar las condiciones del país que permitan impulsar y concretar el tan anhelado desarrollo. Por ejemplo, se ha señalado que la iniciativa de la “carretera eléctrica pública” no es más que una señal de apoyo al proyecto HidroAysén, como una manera de simplificarles la vida. Sin embargo, a quienes opinan así les decimos que la iniciativa, si bien podría beneficiar a HidroAysén, también lo hará con centrales de menor tamaño que hoy enfrentan problemas de judicialización con propietarios de terrenos. Según lo anterior, aunque se realizara el proyecto de Endesa y Colbún, este no alcanzará a satisfacer toda la demanda energética a futuro, por lo que consideramos ventajoso que se facilite la conexión de distintos proyectos a la línea. No obstante, quienes asumen estos argumentos no quieren ver que el objetivo de construir una sola carretera aporta innumerables beneficios, entre otros, principalmente, conjugar el menor impacto ambiental posible con la reducción de los plazos de transmisión, construcción y costos asociados. A ellos queremos aclararles que actualmente el SIC ya es una carretera pública eléctrica, y que en 2004, cuando se modificó la ley, se definió que cada cuatro años ella se expandiría. El problema que los gobiernos de entonces no quisieron o no fueron capaces de ver fue que, en la práctica, tal expansión ha resultado ser bastante tímida y ha producido serios “cuellos de botella”. Por esta razón, una mejora en el sistema permitirá acomodar, por ejemplo, la generación de las minihidro de la Región de Los Lagos y de las eólicas del Norte Chico. El Gobierno está enfocado en planificar bien la expansión del sistema, ya que hoy la energía que generaría HidroAysén o Xstrata en la Región de Aysén simplemente no cabe en las líneas actuales. De esta manera, otros proyectos también enfrentarán restricciones en el futuro. Por ello, será necesario buscar tecnologías que sean económicas y eviten pérdidas de energía para el trasporte hacia Santiago , la zona de mayor consumo del SIC. El SIC requiere de transmisión adicional para trasladar los cerca de 6.000 megawatts en proyectos que ingresarían al sistema en diez años. Este corredor podría incorporar líneas adicionales para transportar los 3.750 megawatts que generarían las centrales de Energía Austral e HidroAysén. No desconozcamos que si bien algunos países han tenido la suerte de contar con combustibles fósiles para basar en ellos su crecimiento, Chile tiene un tipo de combustible que provee la Cordillera de Los Andes: el agua, que debido a la fuerte pendiente del macizo andino llega hasta el mar después de recorrer miles de kilómetros a través de ríos, con la fuerza y el potencial energético necesarios para ser motor insustituible del desarrollo del país. Este es el petróleo de Chile, solo que, a diferencia de las naciones que lo producen o utilizan, el nuestro es limpio, puro y cristalino. No desaprovechemos el potencial que la naturaleza brinda a nuestro país. El agua es un elemento imprescindible en el desarrollo energético. Por eso, el Presidente Sebastián Piñera ha señalado que al menos el 45 por ciento de la matriz de generación debe estar representado por unidades en base a agua dentro de los próximos veinte años. Por tal motivo, para demostrar lo importante que es para el Gobierno que el país cuente con más energía, más barata y más diversificada, se creó la “Estrategia Nacional de Energía 2012-2050.”. Por último, quiero decir que este desafío se concentra sobre todo en materias de generación, distribución y eficiencia energética, y en el desarrollo de energías no convencionales. Es indispensable seguir realizando estos esfuerzos, para ampliar nuestra matriz energética y fortalecer nuestra capacidad de transmisión. Además, hay una necesidad imperiosa de invertir en materia eléctrica para alcanzar un mayor crecimiento y una mayor eficacia energética, a fin de no lamentar futuras emergencias. He dicho. "
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