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El señor TEILLIER.- Señor Presidente , tengo varias dudas respecto del tema. Estoy convencido de que, de alguna manera, el país debe asegurar su desarrollo estratégico, pero la duda está en si la forma como debe hacerse es la que plantea el Gobierno.
Si uno mira lo que ha ocurrido, sobre todo la notoria presión ejercida sobre el Gobierno por grupos integrantes del proyecto HidroAysén, basándose en lo que han llamado “ausencia de certezas para realizar la inversión”, tiende a pensar en que lo que se quiere es “sacar las castañas con la mano del gato”. Porque es muy difícil sostener la idea de construir un tendido eléctrico de unos 2.000 kilómetros o pensar que la energía tiene que llevarse desde el extremo sur hasta el centro norte y el norte, para entregarla fundamentalmente a la producción minera.
Este tendido tiene que pasar la prueba en dos temas muy importantes: uno es el medioambiental.
Desde luego, el escenario es difícil y complejo. El tendido eléctrico pasará por parques nacionales, por lugares que seguramente se verán afectados y también por territorios indígenas, lo que todavía es más complejo, porque hay tratados internacionales y una legislación en materia indígena que obligan al Estado y a las empresas a acatar disposiciones y normativas. No es llegar y pasar por sobre ellas.
Así, quienes deseaban llevar adelante tales proyectos se percataron de que las dificultades eran demasiado grandes para enfrentarlas y resolverlas. Basados en un supuesto interés nacional, plantean al Gobierno la necesidad de resolver los problemas asociados a los ámbitos medioambiental y el relativo a los territorios indígenas por los cuales debe transitar la carretera eléctrica. De este modo, la empresa a cargo del proyecto concluyó que si el Estado estaba licitando, a través de ChileCompra, un estudio público para la línea de transmisión eléctrica vinculado al trazado Cochrane-Calbuco, que la Subsecretaría de Energía pagaría con recursos públicos, no era necesario hacer un esfuerzo en tal sentido, por cuanto el Estado, con plata de todos los chilenos, construiría la carretera eléctrica. A ello es necesario agregar que el Ejecutivo ingresó con urgencia el mensaje relacionado con el procedimiento para otorgar concesiones eléctricas.
Por su intermedio, señor Presidente , quiero preguntar al ministro cuál es la posición del Ejecutivo sobre esta materia. ¿Hacerle el trabajo a las empresas? ¿El Gobierno está de acuerdo con que la energía que produzca HidroAysén debe salir por una carretera hacia el norte para favorecer a toda la producción minero-industrial y a hacerse cargo del proyecto? ¿Cómo se va a resolver esa situación? Cuando uno examina las posibilidades energéticas de nuestro país y constata que existe una demanda nacional ciudadana para efectuar una gran reforma energética -en el futuro no podemos seguir produciendo energía basada, fundamentalmente, en centrales termoeléctricas y en megahidroeléctricas-, se pregunta por qué el Gobierno no escucha ese clamor ciudadano. ¿No hay tiempo para escucharlo? ¿Es tan caro, como se dice, implementar formas alternativas de producir energía?
De acuerdo con las últimas noticias, los países desarrollados ya están ideando posibilidades de usar energía alternativa, porque los costos de la energía solar y otras han bajado enormemente. ¿Por qué no licitar centrales hidroeléctricas de pasada -ellas son factibles de implementar-, habida consideración de los innumerables caudales de agua que pueden aprovecharse para producir energía eléctrica? Con ello evitaríamos construir una carretera eléctrica tan larga. ¿Por qué no buscar la forma de producir energía en el norte, donde esta se necesita para los grandes emprendimientos mineros? ¿Es que el Gobierno se niega a buscar la “solución rápida”?
Debo manifestar que las empresas involucradas en este asunto han utilizado una serie de argumentos, respecto de los cuales también tengo dudas. Señalan que si no se implementa esa energía, el pueblo, la ciudadanía, se verá desabastecida. Asimismo, quieren dar la sensación de que el Estado es el responsable de que en Chile no exista energía suficiente. Todos sabemos que el grueso de lo que se genere en la Patagonia no va a ir al consumo doméstico, ni siquiera al industrial ni al comercial, sino que a satisfacer la demanda directa de los proyectos mineros de la zona norte del país, respecto de los cuales existen millonarias sumas comprometidas. Se ha dicho, incluso, que se ponen en peligro futuros puestos de trabajo, por cuanto no se podrán llevar adelante esos proyectos mineros. ¿No existe otra manera de contribuir al desarrollo del país? ¿Debe ser solo de este modo? ¿Tenemos que construir esa inmensa y larga carretera eléctrica, en circunstancias de que se proyecta donde no se necesita?
Me parece que el Gobierno debería escuchar a todos quienes plantean la necesidad de una gran reforma energética. Debemos impulsarla en conjunto, sin pensar en que unos están por el desarrollo del país y otros en contra, torpedeándolo. No se trata de eso, sino de pensar, sencillamente, en qué es lo mejor para el país.
He dicho.
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