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El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Señor Presidente , en la Comisión tuvimos un debate bastante intenso sobre este tema, donde, en mi opinión, se halla la médula del proyecto.
Este punto ha preocupado a muchos parlamentarios. En tal sentido, el Honorable señor Tuma ha estado a la cabeza de la discusión. Y además recientemente se aprobó una iniciativa de los colegas Prokurica y Chahuán y se presentaron indicaciones de los Senadores señora Allende y señor Ruiz-Esquide .
¿Por qué preocupa el asunto? Porque la tasa máxima convencional muchas veces llega a márgenes de tal naturaleza que hacen imposible a los deudores realizar los pagos. Por eso, se consideró necesario efectuar una regulación. Actualmente, la tasa máxima convencional puede llegar a ser hasta 50 por ciento superior al interés corriente. Y hace poco la tasa de interés convencional casi se empinó al 56 por ciento.
Ahora, es efectivo lo que dice el Senador Novoa y lo tomamos en cuenta en la discusión. También escuchamos al Banco Central, a la Superintendencia y a los actores que participan en este tipo de operaciones. Y está claro que uno no puede lograr una tasa de interés óptima, que sea lo suficientemente baja como para dar acceso a todas las personas, porque el costo de un crédito pequeño es bastante diferente del costo de un crédito de mayor cantidad.
También es muy distinta la capacidad de negociación de una tasa de interés que tiene una persona que acude a los bancos por un crédito de 1.000, 2.000 o 3.000 UF, porque existe una situación mucho más regulada donde la tasa es bastante más baja que la máxima convencional. Eso está demostrado y, de hecho, el mismo proyecto hace una diferenciación entre los distintos créditos dependiendo de su monto: los inferiores a 50 UF; los de 50 a 200 UF, y luego los superiores a 200 UF.
Ahora, seguramente para muchos puede que lo planteado acá no sea lo óptimo: hacemos posible una rebaja de la tasa de interés convencional de 14 puntos porcentuales en los créditos superiores a 200 unidades de fomento, y de 21, en aquellos cuyo monto sea entre 0 y 50 UF.
Y hay que tener mucho cuidado -tiene razón en su planteamiento el Senador Novoa, y debemos considerarlo-, pues si se llega a tasas convencionales excesivamente bajas, un número de....
El señor ESCALONA (Presidente).-
Ruego a quienes nos visitan mantener el silencio que se precisa en la Sala.
Continúa con la palabra el Senador señor Andrés Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Señor Presidente, decía que si se llegara a tasas convencionales excesivamente bajas, podría ocurrir que un número importante de pequeños deudores quedara fuera del sistema crediticio, quienes muchas veces piden créditos en las casas comerciales. Porque si el costo del crédito no alcanza a cubrir la capacidad de operación de estas últimas, sencillamente se les negará el crédito.
De acuerdo con los estudios que nos entregó el Banco Central, que son bastante tentativos, pues tampoco hay muchos elementos como para arribar a algo concluyente, si dejáramos la tasa máxima convencional en 42 por ciento, que era lo que habíamos pensado como límite más o menos razonable para los créditos de 0 a 50 unidades de fomento, quedarían sin acceso al crédito cerca de 700 mil personas.
Y ello debe preocupar -el Senador Novoa tiene razón al respecto-, porque si esa gente queda excluida del crédito formal, caerá en el sistema informal, en la llamada "desbancarización".
Por tal razón, hemos sido cuidadosos en todo lo que hemos hecho acerca de esta legislación.
Se fijaron tres tramos para definir la tasa máxima convencional, poniendo especial esmero en el que va de 0 a 50 UF. En este segmento se establece una rebaja de 21 puntos porcentuales, cuya aplicación será gradual. La reducción partirá con 6 o 7 puntos hasta entrar en régimen, lo cual demorará entre 16 y 20 meses.
Asimismo, se instauró una norma de salvaguardia. Esta dispone que, en el evento de que una cantidad importante de personas quede marginada de la posibilidad de acceder al crédito regular, automáticamente se produce, por medio de la Superintendencia, la suspensión del sistema, a fin de congelarlo y evitar así un daño mayor.
Entonces, a mi juicio, lo que logramos -el Senador Tuma puede abundar sobre lo que estoy explicando- ha sido lo óptimo, dentro de lo que podía hacerse con cierta racionalidad y bastante cuidado.
Hemos escuchado -ya lo dijimos- a la Superintendencia, al Banco Central, a los propios actores del crédito.
La rebaja de 21 puntos porcentuales, en un caso, y de 14, en el otro, que significará una tasa máxima convencional del orden de 36 por ciento para los créditos superiores a 200 UF, y de 39 por ciento para aquellas operaciones entre 0 y 50 unidades de fomento, constituye un avance importante. Ello, por un lado, protegerá a los deudores, y por otro, impedirá que se produzca el efecto negativo señalado por el Senador Novoa, esto es, que un contingente de chilenos que hoy día participa de los créditos que otorga el sistema financiero quede sin poder acceder a préstamos regulares.
Eso es lo que trata el artículo en discusión, que tiene relación con las otras disposiciones que votaremos posteriormente.
He dicho.
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