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    • rdf:value = " VINDICACIÓN ANTE EXPRESIONES DE PRESIDENTE DE COMISIÓN DE ÉTICA Y TRANSPARENCIA, SENADOR SEÑOR HERNÁN LARRAÍN El señor ROSSI.- Señor Presidente , quiero hacer uso de mi derecho a vindicación, consagrado en el artículo 114 de nuestro Reglamento, básicamente para rechazar de manera categórica las descalificaciones y los juicios de valor que realizó el Presidente de la Comisión de Ética y Transparencia de la Cámara Alta, Senador Hernán Larraín , sobre mi honorabilidad, luego de dar una entrevista a propósito de mi opinión respecto a la legalización del autocultivo de la marihuana y, además, entregar un testimonio personal que ha generado, a mi parecer, un sano debate en nuestra sociedad. Las sustancias psicoactivas o drogas se han utilizado desde los albores de la Humanidad con diversos propósitos. Tan antiguo como el uso de las drogas ha sido también el intento de las sociedades humanas por controlar y fiscalizar su utilización. Durante siglos solo existió un control social y cultural sobre las drogas, y es recién a mediados del siglo pasado cuando surge con fuerza la visión prohibicionista que criminaliza penalmente el consumo. La llamada "guerra a las drogas" y el paradigma prohibicionista, entonces, son relativamente recientes. De hecho, la Convención Única sobre Estupefacientes data de 1961. Pues bien, desde la década pasada ha comenzado a surgir un fuerte cuestionamiento a ese enfoque criminal y represivo. Según esta nueva visión, la llamada "guerra contra las drogas" ha fracasado no solo porque el consumo ha seguido subiendo, sino asimismo porque ha generado mayor daño, más violencia, corrupción, lavado de dinero; incluso, algunos hablan de la conformación de verdaderos "narcoestados". Uno de los hitos más destacables de esta nueva visión se plasmó en la llamada "Declaración de Viena", del año 2010, suscrita no solo por importantes líderes políticos, como Fernando Henrique Cardoso , Ernesto Zedillo y César Gaviria , sino también por relevantes miembros de la comunidad científica, como la premio nobel de medicina Françoise Barré-Sinoussi , e intelectuales, como Mario Vargas Llosa . En lo esencial, la Declaración de Viena es una proclama que llama a los países a debatir y a cambiar sus políticas de control de drogas basadas en la ley penal y en la criminalización por otras que, asentadas en la evidencia científica, impliquen un mayor grado de integración social y avances reales en materia de salud pública. Según señala el propio Fernando Henrique Cardoso , "Las políticas represivas están firmemente basadas en prejuicios, miedos y en posturas ideológicas. La manera de salvaguardar los derechos humanos, la seguridad y la salud está relacionada con estrategias de paz y no de guerra". En ese contexto, el consumo personal y privado de marihuana no constituye falta ni delito alguno y es, a mi juicio, una materia que no afecta la honorabilidad de quien libremente ejerce ese derecho, más allá de los prejuicios y miedos que otros puedan tener al respecto. Y, aun, pienso que la legalización del autocultivo controlado puede constituir un mecanismo eficaz contra el consumo de drogas más nocivas, ya que implicaría que los consumidores de marihuana no tuvieran contacto con los traficantes. Todo esto, sumado al uso terapéutico de la marihuana, por ejemplo, en casos de cáncer terminal. Por intermedio de la Mesa, debo decirle al señor Presidente de la Comisión de Ética del Senado que el tema planteado es parte de la ética social, que en una democracia no es absoluta, sino diversa y cambiante en el tiempo. En Chile, hasta hace pocos años la homosexualidad era un delito, y hoy estamos protegiendo la diversidad, e incluso, regulando las relaciones de pareja entre personas de un mismo sexo. Desde mi perspectiva ético-social, resulta indispensable que cada persona pueda, en la esfera de su intimidad, consagrada en el artículo 19, número 4°, de la Constitución, gozar en este tema de un ámbito de libertad. Señor Presidente de la Comisión de Ética del Senado -de nuevo por intermedio de la Mesa-, sus descalificaciones, e incluso algunas amenazas, se acercan más a una visión autoritaria de la democracia, ya que buscan imponer a partir de las sanciones determinada visión del mundo, y en este caso específico, del consumo de drogas. El que un Senador de la República reconozca una conducta individual que no constituye delito ni falta alguna, y que además lo haga como forma de promover un debate necesario y urgente en nuestro país, no es ni con mucho una falta a la ética que debe regir a las autoridades públicas. Creo que la mentira y la hipocresía son infinitamente peores. La libertad, como parte esencial de la dignidad humana, debe ser defendida en todas sus formas, ya que su vulneración constituye la destrucción de la personalidad del hombre. La Constitución de un país hermano, muy similar a la nuestra, señala: "Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíba". Por lo expuesto, solicito la inhabilidad del Senador Hernán Larraín, en cuanto Presidente de nuestra Comisión de Ética y Transparencia, para ver cualquier materia referente a mi persona en este caso, si es que así alguien lo estimase conveniente, ya que sus declaraciones constituyen abiertamente un prejuicio que lo implica y recusa en forma evidente. He dicho. El señor ESCALONA ( Presidente ).- Puede intervenir el Honorable señor Hernán Larraín. El señor LARRAÍN .- Señor Presidente , en primer lugar, quiero puntualizar que el derecho a vindicación establecido por el Reglamento tiene un alcance bastante preciso, ya que dice relación con las referencias a un miembro de la Corporación que un orador haga en forma indebida, impropia, en el Hemiciclo. No recuerdo haber empleado ninguna expresión que hiciera aplicable dicho ordenamiento o que permitiese al Senador señor Rossi formular un alegato en tal sentido. Mas esa es una formalidad. En lo sustantivo, he escuchado lo expuesto por Su Señoría, quien se ha extendido latamente acerca de declaraciones que habrían afectado su honorabilidad, y, sin embargo, no ha mencionado ninguna, precisa y concreta, de la cual se pudiera desprender esa conclusión. Si quien habla fuera consciente de haber dicho algo en ese orden de cosas -ciertamente, en ningún momento ha abrigado la intención, en el debate, de afectar la honra del señor Senador-, sería el primero en disculparse; pero como no se ha especificado nada que pudiese interpretarse en esa forma, por no mediar ninguna cita de palabras que lleven a inferirlo, me parece que tal planteamiento se halla completamente fuera de lugar. He consignado expresamente, además, que el que nos ocupa no es un problema moral, como tampoco legal. Lo que he aseverado es que se trata de una cuestión de responsabilidad, porque -y repito la argumentación- si un país como el nuestro ha contemplado como política de Estado, tanto en el Gobierno anterior como en el actual, impedir el consumo de drogas sobre todo en los más jóvenes, por estimarse dañino, y ha contemplado normas para que todas las autoridades, excepto los parlamentarios, se abstengan de recurrir a ellas y se sometan a controles periódicos, es necesario que estas, mientras exista tal directriz, sean un ejemplo, un modelo. Y nosotros no podemos encontrarnos excluidos, porque, en tal caso, estaríamos amparando, de alguna manera, conductas que van contra lo que ha sido la política de Estado en la materia durante muchos años. Eso es lo que me parece una irresponsabilidad política. No estoy emitiendo un juicio de valor: estoy expresando una opinión probablemente contraria a la del Senador señor Rossi . Pero entiendo que en una democracia podemos discrepar, podemos mantener diferencias, podemos emitir juicios respecto de lo que significa la acción de una persona o de otra. No pretendo que me asisten la razón última ni la verdad, pero sí tengo derecho a decir lo que pienso. Tampoco he invocado mi condición de Presidente de la Comisión de Ética , porque no corresponde, aunque, por cierto, si un periodista me la cuelga, no tengo como evitarlo, por ser la calidad que invisto. Pero, consultado respecto de si pensaba llevar a ese órgano técnico a mi Honorable colega por sus declaraciones, respondí en forma negativa, por no parecerme lo procedente. Insisto en que no he observado en sus palabras algo que constituya un motivo para someterlo a esa instancia, ni estimo que haya cometido algún tipo de ilicitud, porque nuestras normas permiten el consumo privado de drogas como la marihuana. De manera que no ha sido eso lo que me ha motivado a hablar. Lo que sí he manifestado es que se está trabajando en un Código de Prácticas de Buena Conducta Parlamentaria, en donde pienso que deberían incorporarse disposiciones de esta naturaleza. Pero eso no va a definirlo quien habla, sino la Comisión, primero, y luego la Sala, cuando le propongamos el compendio de normas que creemos que deben contemplarse para una mayor claridad en la materia. Por lo tanto, señor Presidente , estimo que las expresiones del señor Senador, no solo no se ajustan al Reglamento, sino tampoco a la realidad, porque, manteniendo diferencias muy profundas, a lo mejor, en la materia, respeto su opción. Lo que no comparto es que una conducta de esta índole sea responsable, desde un punto de vista político, en una nación que no quiere el consumo de drogas. Ahora, si se quiere convertir a Chile en el paraíso de la marihuana, si se quiere legalizar su consumo, abrirlo y que ella sea adquirida como los cigarrillos, esa es una discusión que tenemos que llevar a cabo. Si el Senador señor Rossi u otro o cualquier persona se hallan en una posición distinta, estimo que ejercen su legítimo derecho al promoverla. Pero reclamo el mío, no solo de estar en desacuerdo, sino también de manifestar por qué es así y de señalar, con gran respeto, mas con la mayor fuerza posible, que una política de esa naturaleza me parecería extraordinariamente inconveniente para Chile, para su juventud, para sus escolares, ámbito en el cual se ha incrementado notablemente en el último tiempo el consumo de la hierba. Y, más allá de cualquier consideración médica, área en la que carezco de competencia, puedo señalar que el grueso de los países la tiene prohibida. En Estados Unidos, Alaska, por ejemplo, que la legalizó, a los cinco años tuvo que repenalizar -es lo que textualmente ocurrió- por el incremento masivo del consumo y sus daños complementarios o anexos. Se trata de una discusión política que no guarda relación alguna con problemas de honorabilidad. Por lo menos hasta este minuto, no he escuchado proferir ninguna expresión en ese sentido. He dicho. El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Allende. La señora ALLENDE.- Señor Presidente , seré muy breve. Juzgo que este no es el momento de entrar en el debate de fondo. He escuchado atentamente tanto al Senador señor Rossi como al Senador señor Larraín y, claro, aquí se están planteando aspectos que tienen que ver más bien con esa etapa. Imagino que, en la medida en que se presente la moción respectiva, tendremos la oportunidad de entrar a una discusión como la que les corresponde a los parlamentarios, con toda la altura de miras necesaria para saber cuál va a ser, en definitiva, la votación de un proyecto de tales características o la adhesión que genera. Pedí intervenir simplemente para decir lo siguiente. Me alegro, por un lado, de escuchar al Senador señor Larraín puntualizar que no ha pensado en algún momento en plantear la invitación al Honorable señor Rossi de concurrir a la Comisión de Ética; pero tengo que exponer, por el otro, que si bien es cierto que puede haber actuado a título personal -y lo entiendo-, no puede negarse el hecho de que es Presidente de ese órgano técnico, y me parece que tiene que ser extraordinariamente prudente en cualquier declaración pública en que exhiba esa calidad, ya que, lógicamente, inhabilita bastante la emisión de juicios antes de que la Comisión, como tal, incluso se haya reunido. Porque no fueron las únicas expresiones. La verdad es que conocimos varias, de distintos parlamentarios, algunas de ellas formuladas en términos bastante cautos, y otras, casi beligerantes, diría, lo que me parece que no corresponde, por ser legítimos, en democracia, distintos puntos de vista, opciones y posiciones, y el tema resulta absolutamente debatible. Cuando empezamos con las descalificaciones, vamos bastante mal. Entonces, quería hacer la presente prevención, porque, formando parte de la Comisión de Ética, estimo que si algo tenemos que resguardar es el debido proceso, lo que significa que no se pueden emitir de antemano declaraciones públicas en una cierta línea contraria a una posición, más allá de la opinión personal que se sostenga, porque, claramente, el primero no queda bien resguardado. Así que, como integrante de la Comisión, señor Presidente , quería hacer hincapié, por si tomamos mañana la decisión de tratar el asunto, en que tengamos mucho cuidado en la forma, justamente, ya que no puede ser -repito- que se hagan declaraciones previas públicamente. Sería muy distinto si se resolviera abordarlo a raíz de distintas expresiones en la materia: obviamente, correspondería invitar al Honorable señor Rossi para que diera sus argumentos y las razones por las cuales ha creído conveniente dar un testimonio personal. Pero insisto en la gran precaución que es preciso mantener en la manera de expresarse. He dicho. El señor ESCALONA (Presidente).- Su intervención se halla fuera de Reglamento, señora Senadora. - )------------------( El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¿Me permite, señor Presidente? El señor ESCALONA ( Presidente ).- Sí, Su Señoría. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Pido dar más plazo para presentar indicaciones al proyecto que reforma la Ley de Quiebras, pues venció el fijado para tal efecto. Habiendo conversado con otros miembros de la Comisión de Economía y con algunos señores Senadores, sería deseable extenderlo hasta el día 10 de agosto. El señor ESCALONA (Presidente).- Si le parece a la Sala, se accederá. --Así se acuerda. "
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