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El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Señor Presidente , cada vez que se toca esta materia en el Senado -esto lo hemos vivido por casi 20 años- se genera una discusión muy pormenorizada, que siempre ronda alrededor de los mismos factores.
Hoy día enfrentamos una situación en la cual la Concertación ha adoptado ciertos acuerdos.
Creo que los partidos políticos deben procurar un orden para evitar explosiones demagógicas y, también, sociales, como las que hemos vivido en el último tiempo. Por lo tanto, yo voy a votar de conformidad con lo que resuelva el Partido Demócrata Cristiano en este trámite habilitante.
A mi juicio, la gran falla en la democracia chilena es que nosotros mismos estamos creyendo que la política es un asco y que no estamos en condiciones de levantarla, de manera que sea un camino posible de seguir en una democracia que requiere ciertos retoques.
Necesariamente, uno debe cumplir con su deber en conciencia.
Así, les manifesté a mis colegas que, por razones de ética política, por mi convicción de que la desigualdad es la causa de gran parte de los conflictos actuales, no puedo apoyar un proyecto que aumenta en 9 mil pesos el ingreso mínimo mensual y que no eleva su monto hasta los 200 mil.
Mi planteamiento permanente en estos días ha recaído en tres aspectos.
Primero, ratifico mi adhesión a los acuerdos que adopten los Senadores democratacristianos, porque, de lo contrario, nunca vamos a tener una política sana. El libre pensamiento es parte de la democracia, pero también lo es el cumplimiento de los acuerdos que se tomen entre pares.
Segundo, creo que llegó la hora -se ha dicho hasta la saciedad- de que seamos capaces de elaborar proyectos a tres o cuatro años, en los que se abra un abanico de opciones, con los análisis correspondientes, del cual surja el llamado "salario mínimo", "reajuste mínimo" o como queramos denominarlo. Se ha hablado mucho sobre el particular y se sabe exactamente cuáles son los factores a los que debemos mirar.
Todos los análisis políticos demuestran que la desigualdad es la causa fundamental de que tengamos una realidad social tensionada. La acción de la sociedad, del Gobierno y también de los parlamentarios en un momento determinado refleja que somos estrictos con los que tienen menos defensas -tendencia natural que está en los genes de la sociedad mundial y del ser humano- y muy duros con los débiles, pero bastante blandos cuando se trata de enfrentar a las grandes empresas, los grandes capitalistas, los grandes dueños del dinero.
Tercero, pienso que habrá que recoger lo que ha dicho el Gobierno permanentemente, en el sentido de que Chile está maravillosamente bien. Faltan algunas cosas, claro, pero estamos muy bien.
Se nos ha dicho, además, que nuestro país es el número 16 o 17 en cuanto al costo de la vida, y ocupamos distintos lugares en otros ámbitos, en fin.
Todos esos antecedentes deben considerarse. Si exhibimos esas cifras, si tenemos esas expectativas, si adherimos a lo que estamos haciendo sin dudar que somos el país más formidable de América Latina, entonces no debemos cargarle la mano al último eslabón entregándole apenas un 4 o 5 por ciento de reajuste, sin pasar de los 185 mil pesos mensuales, arguyendo que, si se excede ese monto, se desmorona la economía chilena.
Cuando uno analiza las cifras, se da cuenta de que las condonaciones de impuestos a algunas empresas equivalen a la mitad o a la tercera parte de los gastos sociales que el país requiere. Pero a esas empresas, como alguien dijo, no les pedimos sobriedad ni siquiera para que cumplan con lo elemental: pagar un "salario ético", como lo llamaron algunos representantes de la Iglesia. No estoy hablando de economistas, sino de personeros sociales, religiosos, inteligentes, capaces, que han visto en sus diócesis lo que pasa en el país. Sin embargo, no hacemos ningún juicio al respecto; simplemente se sacan cuentas alegres, donde se suman dos veces las cifras, etcétera, etcétera.
En tales condiciones, yo no puedo votar a favor de lo que se ofrece.
Digo esto con honestidad, con franqueza, tal como se lo expresé a mis camaradas. Y también se lo he manifestado al Ministro de Hacienda , a quien mucho respeto y con quien hemos tenido una relación, a lo menos, educada, respetuosa, amistosa. Porque, como sostenía Jacques Maritain , la política es, además, educación y respeto a las opiniones propias y distintas.
Señor Presidente , aprovechando la gentileza de los minutos que me quedan, quiero señalar que la única manera de encontrar una fórmula adecuada para resolver este problema implica atender a lo que se le ha pedido al Ministro con mucha franqueza.
Primero, solicito que considere nuestra propuesta. Él la entiende, pero dice que no se puede concretar. Si ello es así, entonces pido que me saquen los titulares donde se señala: "Chile, el primero entre los primeros", "Aquí tenemos un ingreso fantástico". Por favor, no nos engañemos nosotros mismos.
Segundo, trabajemos durante uno o dos meses en el estudio de ideas que permitan generar, de aquí en adelante, una suerte de plan a tres años o uno quinquenal -uso la expresión, porque se la escuché a algunos dirigentes de la Derecha hace un tiempo- para estos efectos.
Y, tercero, hagamos un esfuerzo por equilibrar la realidad entre los que mucho tienen y los que poco tienen. Y repito un razonamiento que ya ni siquiera se pone en duda: 3 mil años demoraría un trabajador que recibe el actual salario mínimo en recaudar lo mismo que gana aquel personero que posee la mayor riqueza y patrimonio en Chile.
En esas condiciones, lo único que me queda es cumplir con mi deber. Este consiste en señalar, pública y notoriamente, que, si yo votara en libertad absoluta, tendría que pronunciarme en contra de la habilitación solicitada por el Primer Mandatario.
Soy Senador por obra y gracia de mis virtudes y defectos, y básicamente, por el apoyo y respaldo que me dio mi partido, tal como ocurrió con cada uno de nosotros. Por tanto, haré lo que me indique el jefe de mi bancada, el ilustrísimo Senador Pizarro .
El señor PROKURICA .-
¡Por primera vez...!
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Pero -reitero- mi voto en conciencia es contrario al proyecto. Así se lo dije al Ministro , con mucho respeto y afecto, conociendo la voluntad y sentido de buena nacencia de él y del resto de los Secretarios de Estado que nos acompañan. Más que eso no puedo hacer, salvo rezar para que "arriba" lo reciban con alegría y satisfacción.
He dicho.
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