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- rdf:value = " INVESTIGACIÓN SOBRE MALTRATO A EX CAPITÁN DE CARABINEROS DURANTE HOSPITALIZACIÓN. Oficios.
El señor BERTOLINO ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra la diputada señora María Angélica Cristi.
La señora CRISTI (doña María Angélica).- Señor Presidente , voy a formular una denuncia o, más bien, solicitar una investigación respecto del caso que afectó al señor Marcelo Castro , ex capitán de Carabineros detenido por un proceso de violación a los derechos humanos.
Cuando llegó a la sala del hospital, personal de Gendarmería que lo acompañaba le quitó su teléfono, con el cual mantenía contacto con sus familiares, a fin de informarles sobre su estado de salud y sus necesidades. Incluso más grave, esos funcionarios llegaron a desinstalar su teléfono, anulando todo tipo de comunicación con el exterior.
En su carta me dice lo siguiente:
“Del momento que, reconociendo mi calidad de preso hospitalizado, asumí que me correspondía entregarme al tratamiento que los médicos y el hospital de la Dirección de Previsión de Carabineros, dispusieran para tal efecto y lograr mi recuperación.
Asumí también que al personal de Gendarmería le correspondía velar por mi seguridad ante terceros y principalmente evitar mi fuga, eludiendo el cumplimiento de mi condena. Debo hacer presente que mis actuales condiciones físicas -sordera, prácticamente ciego, diabetes avanzada (insulino dependiente), a punto de amputarme una pierna- hacen imposible que pueda representar un peligro de fuga.
Sin embargo y pese a ello, el celo por parte de estos señores de Gendarmería llegó al extremo de copar el espacio y las instalaciones de la pieza, incluso del baño, ambos claramente señalados como exclusivos para el paciente. Llegaron con sus bolsos, mochilas, notebook y demás vituallas, ocupando mesas, sillas y cuanto espacio dispusieran, no respetándose mi privacidad y los cuidados que merecía mi estado de salud.
En un comienzo permanecieron día y noche en la pieza, no respetando mi intimidad cuando requería ocupar el baño o cuando era atendido por el personal del hospital. En las noches dormían en la pieza e incluso por el espacio que ocupaban impedían el normal tránsito de las enfermeras que concurrían a atenderme.
Hicieron uso indiscriminado de los útiles de aseo del baño, agotándose éstos rápidamente e incluso llegaron a apropiarse del control de la TV, lo que significó mi protesta y no se lo permití, significando privarme de esta entretención.
Mis visitas fueron controladas e incluso molestadas por su presencia fuera de toda norma de conducta y privacidad que le asiste a cualquier ciudadano, aunque esté recluido.
Con el correr del tiempo la situación se hizo insostenible; pese a mis reclamos, manifestaban que cumplían estrictamente las instrucciones recibidas, pero logré erradicarlos totalmente de mi habitación.
Empero, su hostigamiento no cesó y siguieron intentando estar presentes en la pieza y llegar a entrometerse en las visitas de los médicos y en las curaciones de mis heridas.
Debo hacer presente que mi llegada al hospital y la amputación de parte de mi pie se debió a no haber recibido en el penal la atención requerida y a la tardanza en trasladarme al hospital.
Lamentablemente, pese a esta flagrante intromisión, los médicos y enfermeras del hospital no reaccionaron, y menos la dirección del hospital.
Durante la noche, y en varias oportunidades, observé cómo el personal de guardia de Gendarmería se paseaba por mi pieza sin respetar mi descanso.
El colmo de estas actuaciones sin criterio y desafortunadas por parte del personal de Gendarmería, estuvieron marcadas por los siguientes hechos:
El día 20 de abril, fecha de mi intervención quirúrgica, uno de los guardias intentó, por todos los medios, estar presente dentro del quirófano, respecto de lo cual me opuse con la amenaza de rechazar mi operación. Ante esta actitud de mi parte, el médico optó por no permitir la presencia de personal ajeno al hospital.
En otras oportunidades, trabaron discusiones disonantes y fuera de control en contra de personas que iban a visitarme e ignoraban que debían identificarse a la entrada. Ello, por tratarse de un establecimiento médico perteneciente a una institución como Carabineros de Chile. Incluso, llegaron al extremo de amenazar con detener a una de las visitas. Llegaron al extremo de exigir identificación a los médicos que ingresaban a controlarme.
En resumen, pese a tratarse de un establecimiento institucional, el personal de Gendarmería ejercía a su antojo sus instrucciones, con una absoluta falta de criterio y humanidad para con un paciente grave, pasando a llevar, incluso, al personal de médicos y enfermeras del hospital, etcétera.
En consecuencia, ante tanta incomodidad, pese a no estar totalmente recuperado de mi dolencia y el peligro que significaba para mi salud regresar al penal donde no existen las condiciones para atender una emergencia de la naturaleza de mi enfermedad, se precipitó mi alta pese a no estar apto, por presión de alguna autoridad del hospital, ministerial o judicial. Lo ignoro; sólo puedo decir que se me dio de alta por los problemas que mi presencia, como preso político, acarreaba al hospital de Carabineros.
Marcelo Castro Mendoza , capitán (R)de Carabineros”.
Señor Presidente , solicito oficiar al ministro de Justicia y al director nacional de Gendarmería para que se investiguen estos hechos, y, en la eventualidad de que fueran verídicos, se tomen las medidas del caso. Como se sabe, las personas detenidas son custodiadas por guardias de Gendarmería; pero lo que aquí se relata va mucho más allá del cuidado de un enfermo en un hospital.
He dicho.
El señor BERTOLINO ( Vicepresidente ).- Se enviarán los oficios solicitados por su señoría, con la adhesión del diputado Accorsi .
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
"