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El señor TEILLIER (de pie).- Señor Presidente , honorable Cámara, ante el recuerdo de María Rozas Velásquez , según señala con claridad su biografía, uno podría poner énfasis en algunos de sus tantos atributos para expresar sentidas palabras de homenaje ante su reciente fallecimiento; a la dirigente sindical, a la dirigente nacional del Partido Demócrata Cristiano, a su condición de profesora, a su condición de ex diputada de la República .
Las diferentes intervenciones que se han desarrollado en esta oportunidad han puesto énfasis en las cualidades que la caracterizaron.
Quiero, en nombre del Partido Comunista de Chile, de su bancada parlamentaria, y también del diputado Sergio Aguiló , hacerme presente en este merecido homenaje, y colocar, en primer lugar, su condición de importante figura del movimiento sindical chileno.
Pero, antes de ello, permítaseme expresar mis más sinceras condolencias a su familia. Seguramente, no le será fácil llevar el duelo, el no tener cada día ni su figura ni su voz.
Expreso, en este Hemiciclo, nuestras condolencias a la Democracia Cristiana, que tras su muerte ha perdido a una militante que logró para sí y su partido innumerables experiencias en la lucha política, tanto contra la dictadura como en los años posteriores, inmersa en las luchas sociales, en el seno de las organizaciones sindicales.
Expreso mis condolencias al magisterio. No podemos olvidar su intervención el pasado 8 de marzo en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, en el cual se hiciera el acto de homenaje al Día Internacional de la Mujer del Colegio Metropolitano de Profesores , ocasión en la cual pidió a esa organización gremial que le hiciera llegar su carné de miembro pleno en cuanto profesora y con sus cotizaciones al día, para seguir luchando de mejor manera en defensa de la educación pública.
Le expreso mis condolencias a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), a la ANEF, y al movimiento sindical en general, por la pérdida de una de sus dirigentes más emblemáticas, ferviente defensora de los derechos de las mujeres, luchadora hasta el final de su vida por un posnatal universal de seis meses, como también por la igualdad de hombres y mujeres en los derechos laborales, buscando siempre la unidad en la diversidad para hacer posible tales objetivos.
Lo que acabo de reconocer y saludar, vinculándolo con el ejemplo de María Rozas, no es menor. Ello cobra suma importancia, en particular, hoy, cuando las demandas de los trabajadores, requieren de vastas movilizaciones para lograr cambios políticos y respuestas a sus reivindicaciones.
La historia del movimiento sindical chileno es portadora de un rasgo importantísimo: es un movimiento unitario, y esto resulta notable cuando se observan, a lo largo y ancho del mundo, experiencias de centrales sindicales estructuradas por visiones ideológicas, lo que trae, las más de las veces, la dispersión, el fraccionamiento infértil e inútil de los trabajadores.
La presencia de María Rozas , como ayer la de Manuel Bustos , trae consigo de un modo práctico, concreto, la experiencia palpable de que es posible tener visiones ideológicas distintas, pero, a la vez, generar los acuerdos necesarios para que la movilización reivindicativa de los trabajadores se fortalezca.
Esto tiene una importancia fundamental. María Rozas, al igual que innumerables dirigentes sindicales, es portadora de esa experiencia que debemos cuidar y respetar.
Soy testigo del impacto de su fallecimiento entre los dirigentes sindicales chilenos. El día de su fallecimiento, a medianoche, una delegación de miembros del Comité Central de mi Partido, hicimos una guardia de honor en reconocimiento a su legado.
Las experiencias de unidad se han desarrollado en décadas de lucha y movilizaciones sindicales, cuando la unidad se desarrolla en equilibrio, las cuestiones políticas y sociales, sin duda, se convierten en un cimiento sólido que la gente aprecia.
Sinceramente, creo que el aporte de María Rozas , como heredera y continuadora de esta tradición, la convierte en uno de los líderes nacionales e históricos dignos de estudiar y difundir entre las nuevas generaciones.
María Rozas tuvo un comportamiento, un discurso y una argumentación con apego y respeto al contexto de unidad, sin perder de vista nunca los intereses superiores de los trabajadores.
Fue también artífice en la construcción unitaria que logró el pacto instrumental que rompió la exclusión de veinte años que pesaba sobre el Partido Comunista y que aún sigue respecto de otros partidos, en especial, en movimientos sociales y ciudadanos que sienten al mundo político como distante y poco representativo.
Quiero agradecerte, María Rozas , el especial afecto que nos prodigaste siempre. Esperamos en tu nombre y en el de tantos y tantas trabajadores y dirigentes sociales que aportaron y siguen aportando al objetivo de terminar con la exclusión, perfeccionar la democracia y abrir paso a la participación del pueblo en la determinación sobre asuntos tan esenciales como la educación, el medio ambiente, el desarrollo sustentable y la matriz energética. De esa manera, estamos seguros de que honramos tu memoria, porque era uno de tus sentimientos más fervientes.
María Rozas , estimada amiga, hoy te ha acogido el silencio de la muerte, pero ten la confianza de que el olvido no está grabado en la piedra que protege ese sueño eterno. ¡No te olvidaremos!
Muchas gracias.
-Aplausos.
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