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El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado Guillermo Teillier.
El señor TEILLIER.- Señor Presidente , el Gobierno insiste, una vez más, con su política restrictiva hacia los trabajadores, manteniendo una propuesta de salario mínimo de 182 mil pesos, que fue rechazada por el Senado y por la Comisión Mixta. Pero esa cifra llega de nuevo a la Cámara.
Nos parece que la propuesta representa una política de mezquindad ante el mundo laboral y explica, en gran medida, el rechazo que hoy está obteniendo el propio Presidente de la República y el Gobierno en las últimas encuestas de opinión.
Claramente, la oferta del Ejecutivo está por debajo de las expectativas de los trabajadores, porque no da cuenta de la realidad económica que el propio Gobierno exhibe como un gran logro, cual es el aumento del crecimiento de la economía por sobre el 6 por ciento.
Cabe tener presente que, de acuerdo con la información de la base de datos del seguro de cesantía, 2 millones de trabajadores perciben, en promedio, remuneraciones equivalentes a 1 ó 1,5 salarios mínimos mensuales. Por lo tanto, quienes se ven afectados por el aumento o no del salario mínimo son varios millones de compatriotas.
Dada la magnitud de trabajadores que perciben una remuneración igual o en torno al salario mínimo, su aumento contribuiría enormemente a reducir desigualdades, mejorando la distribución de los ingresos de los trabajadores, tanto en el sector formal como informal.
No se trata de que con esto se pretenda terminar con las desigualdades, como se ha dicho acá, lo que es poco menos que imposible, sino que, sencillamente, de acortar la enorme desigualdad que persiste en nuestro país desde hace ya tantos años, que prácticamente se ha mantenido inalterable.
En definitiva, un alza en el monto del salario mínimo implica una mejora en la equidad y un alza del poder adquisitivo, que debe incidir en el aumento de la producción y favorecer a la pequeña empresa, cuyos principales clientes son los trabajadores.
En conversaciones con directivos de las organizaciones de las pequeñas empresas, me han hecho ver que apoyan, incluso, a la Central Unitaria de Trabajadores en sus pretensiones de que el salario mínimo sobrepase los 190 mil pesos.
Se ha hablado de un crecimiento económico por sobre un 6,5 por ciento; de una tasa de desempleo que alcanza a un 7 por ciento; de una inflación proyectada para 2012 de 4,3 por ciento, y de un alza en los alimentos de 6,8 por ciento, en el período comprendido entre julio de 2010 y abril de 2011. Todos esos índices, que son los oficiales y que el Gobierno plantea como muy positivos para el país, no responden a las expectativas de los trabajadores.
La economía aparece creciendo a un buen ritmo, como lo demuestra la última cifra del Imacec; se están creando empleos -esto ha sido ampliamente celebrado por el Gobierno al dar a conocer la última cifra de desempleo, ocasión en la que, además, se destacó el aumento del empleo asalariado-, por lo que el fantasma de la cesantía no debiera constituir una amenaza creíble que impida realizar un esfuerzo encaminado a mejorar la distribución del ingreso en el país, mejorando las condiciones de vida de los trabajadores que perciben un salario en torno al ingreso mínimo.
Por otro lado, la economía ha registrado un aumento sostenido en el nivel de precios, especialmente de bienes y servicios de primera necesidad, alimentos y transportes, y las proyecciones dan cuenta de que este incremento se mantendrá en los próximos meses, afectando severamente el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados.
Desde esa perspectiva y dado el entorno señalado, la propuesta de reajuste del salario mínimo que formularon los trabajadores, especialmente los organizados en la CUT, es razonable y atendible. Nosotros agregamos que el crecimiento económico no se puede seguir sosteniendo ni afianzando sobre la base de la precarización del empleo y a costa de los trabajadores.
Por ello, la bancada comunista votará en contra de la observación del Presidente de la República , porque está lejos de la solicitud de los trabajadores.
Si el Gobierno manifestara una voluntad distinta y una actitud más constructiva respecto de los trabajadores, que se llevan todo el esfuerzo del desarrollo del país, pero que reciben tan poco a cambio, estaríamos en posición de votar a favor, pero vemos que no hay una mejor disposición de su parte. Por eso, votaremos en contra.
Los trabajadores sabrán distinguir quiénes son los responsables de que no exista un salario mejor para ellos; no es la Cámara de Diputados, porque, en verdad, no puede incidir en el aumento del reajuste. Es sencillamente el Gobierno, y éste tendrá que explicar por qué no quiere subir el salario mínimo si las condiciones del país son tan buenas.
He dicho.
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