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El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra la diputada señora Adriana Muñoz.
La señora MUÑOZ (doña Adriana).- Señor Presidente , considero muy preocupante que en la Cámara de Diputados y en el Senado no logremos ponernos de acuerdo sobre el monto del reajuste del ingreso mínimo. Y es más preocupante aun al escuchar que el Presidente de la República y personeros de su Gobierno apelan y llaman, de manera insistente, a un gran acuerdo nacional para enfrentar la movilización compleja, radical y profunda que están llevando a cabo en el país distintos sectores sociales.
El Presidente de la República ha señalado que la forma de enfrentar y de resolver estos problemas es a través del diálogo y del acuerdo. Pero surge de inmediato una pregunta obvia: ¿qué entienden el Gobierno y el Presidente Piñera por acuerdo, atendido lo que cultural y conceptualmente se entiende por tal, sobre todo si consideramos las situaciones bochornosas -ésta es una de ellas- que se han producido en el Congreso Nacional?
Para nosotros, llegar a acuerdo no significa que el Gobierno formule grandes propuestas y que las anuncie con grandes titulares, para después sentarse a la mesa sólo para imponerlas. El acuerdo es diálogo para llegar a un compromiso.
En educación, escuchamos la propuesta que denominaron GANE, el Gran Acuerdo Nacional por la Educación, y si nos gusta, bien, y si no, nos tratan de obstruccionistas y violentistas. Lo mismo ocurre respecto del debate sobre el salario mínimo. Para el Gobierno la Concertación, la Oposición, es la responsable de que los trabajadores no reciban un aumento de 10 mil pesos.
Hemos insistido, en forma majadera, en un criterio, sobre la base de una cifra que hemos puesto en la mesa de discusión, para el reajuste del salario mínimo. Y ese criterio está basado en el crecimiento del país. Esa aspiración no la inventamos nosotros; fue el propio Gobierno, a través de todos los medios de comunicación que controla y domina, cual monopolio, excluyendo a la Oposición de cualquier expresión pública, el que instaló el exitismo en el país al decir: “Estamos creciendo a una tasa de entre 6 y 7 por ciento, lo que es inédito en la historia. Estamos teniendo pleno empleo, lo que también es inédito en la historia”. En año y medio de gobierno de la Alianza, el crecimiento y el pleno empleo aparecen como por arte de magia. Y la ciudadanía los escucha, los observa y, como es lógico, entiende que merece más.
Y aquí también, majaderamente, nos dicen que los reajustes durante los gobiernos de la Concertación fueron mínimos. En ese afán casi extremista del Gobierno de querer compararse permanentemente con los gobiernos de la Concertación, se olvidan de que los procesos sociales, económicos y políticos se dan en contextos históricos, y que es imposible hacer comparaciones mecánicas. ¡Es imposible!
Recordemos que los reajustes del ingreso mínimo que otorgó la Presidenta Bachelet durante su gobierno, de los niveles que ahora se critican, se debieron a que en Chile, en América Latina y en el mundo entero el capitalismo mundial sufría una de las mayores crisis que se han conocido en las últimas décadas. Por eso, no es posible comparar ese momento histórico, preciso, concreto, del desarrollo mundial con el que se está viviendo actualmente en el mundo y en nuestro país. Esa actitud es majadera. ¿Hasta cuándo la tendremos que tolerar?
Hoy gobierna la Alianza por Chile con el señor Sebastián Piñera , que ofrecieron una nueva forma de gobernar y cambios profundos en el país. Y Chile les creyó y los eligió. Por eso hoy el país se moviliza y les exige. Es necesario tener consistencia y coherencia con lo que dijeron y prometieron, porque por esa alternativa apostó el país. Pero ahí tenemos las movilizaciones de los estudiantes, de los ambientalistas y de los trabajadores.
El 6 por ciento de reajuste que la oposición propone para el salario mínimo está en concordancia con el desarrollo del país, realidad que reflejan todas las cifras que se muestran. Sobre la base de ese monto, estamos disponibles para llegar a un acuerdo. No nos rehusamos al acuerdo, pero de rodillas no podemos representar al país en esta Corporación. No somos obstruccionistas, ni “vendepatrias” ni perros del hortelano. ¡Nunca he visto, en la historia reciente de nuestra democracia, a un gobierno tratar a la Oposición de la manera en que nos ha tratado este gobierno! Nos han calificado de esa forma, en circunstancias de que les hemos aprobado más del 95 por ciento de las iniciativas que han ingresado a tramitación al Congreso Nacional. Por ejemplo, con el proyecto sobre el postnatal, han hecho una pirueta a fin de burlar la decisión mayoritaria del Senado y de las mujeres de Chile al recurrir al Tribunal Constitucional para objetar la votación del Senado relativa al universo de mujeres que va a recibir el beneficio. ¡Y ahora nos tratan de obstruccionistas porque luchamos por un reajuste digno para los trabajadores!
Hoy, la gente lucha por igualdad y un mecanismo de redistribución de riqueza, para igualar las condiciones en que viven las chilenas y los chilenos, es la redistribución del ingreso a través del salario mínimo. Pero cuando hablamos de aumentarlo, los colegas de la Derecha repiten, en forma majadera: “Es que está en riesgo el empleo”. Cada vez que discutimos temas que benefician a los trabajadores, se recurre al cuco de la pérdida del empleo.
En la Comisión de Trabajo hemos discutido temas tan sutiles, que nadie podría pensar que van a impactar en el empleo, como, por ejemplo, modificar los procedimientos en los tribunales del trabajo, para hacerlos más expeditos y beneficiosos para los trabajadores. ¡Pero no! También se amenaza con que eso va a afectar el empleo. Ése fue el gran debate de la época. Cuando hablamos de sindicación, también se recurre a ese argumento. Lo mismo sucede cuando hablamos de negociación colectiva.
Hace más de tres años, el diputado Tucapel Jiménez presentó un proyecto de ley para la sindicación automática. En la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, en cuatro oportunidades ha estado listo para ser puesto en Tabla; pero, al final, nunca se incluye. Tenemos tres o cuatro proyectos sobre negociación colectiva, pero tampoco se debaten en la Comisión.
Pongamos las cartas sobre la mesa. Es el Gobierno y no la Oposición el que está obstruyendo la posibilidad de que los trabajadores y las trabajadoras tengan un salario mínimo justo, que permita reducir la vergonzosa brecha salarial en Chile. Repito: No es la Oposición quien está obstruyendo.
Estamos ante un Gobierno que entiende los acuerdos como una imposición, que está obstaculizando la clara voluntad del país de mejorar sus condiciones de vida.
Por lo anteriormente expresado, me abstendré en la votación.
He dicho.
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