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El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Edmundo Eluchans.
El señor ELUCHANS.- Señor Presidente , sin duda, estamos frente a un debate interesante y necesario, más aún considerando que, en el último tiempo, el sistema de reemplazo de los parlamentarios ha sido cuestionado con motivo de las designaciones como ministros de algunos senadores de la república.
Es cierto que la Comisión de Constitución ha hecho un interesante trabajo. En ese sentido, hago mías las palabras de los diputados Squella y Rincón. Creo que de verdad hay un esfuerzo por acercar una solución. Estamos ante un proyecto de reforma constitucional que requiere de un alto consenso.
Sin embargo, me parece -así lo planteé en la Comisión de Constitución, pero mi punto de vista no tuvo éxito; no obstante, quiero reiterarlo aquí- que este debate, interesante y necesario, es, quizás, prematuro, porque el sistema de reemplazo está íntimamente ligado a nuestro sistema electoral.
El Gobierno ha expresado su disposición a revisar el sistema electoral binominal, lo que no significa echarlo por tierra, pues ha regido en el país en los últimos veinte años.
Este sistema es muy criticado por la Concertación. Sin embargo, en el momento en que se quiere modificar, no están los votos para ello. Me referiré a este punto más adelante.
El sistema binominal ha sido una enorme contribución a la estabilidad política del país; nos guste o no, ha demostrado que no es excluyente y que es perfectamente democrático. Los países pueden darse los sistemas eleccionarios que estimen necesarios, si en definitiva se respeta la voluntad ciudadana. Eso es lo que ha ocurrido en los últimos veinte años.
Sin embargo, todas las instituciones políticas, después de un tiempo, son revisables. Soy de los que creen que el sistema binominal puede revisarse, porque, sin perjuicio de que tiene virtudes -soy el primero en reconocerlas-, en cuanto a que no es excluyente, es democrático y ha contribuido enormemente a la estabilidad del país, pues permite tener dos corrientes fuertes, una de centroderecha y otra de centroizquierda, y evitar la polarización y los extremos, está demostrando, después de veinte años, algunas falencias que no podemos dejar de ver. Así, por ejemplo, la decisión sobre quiénes deben integrar el Parlamento, muchas veces recae más en los partidos políticos que en la ciudadanía; hay poca competencia, lo que afecta a la calidad. Por eso, estoy disponible, al igual que el Gobierno, para analizar su modificación.
Debo decir que soy partidario de los sistemas mayoritarios más que de los proporcionales. No obstante, creo que frente a la opción de un cambio, hay tres caminos posibles que se me ocurren inmediatamente -podrán surgir otros-: un sistema mayoritario uninominal, un sistema proporcional corregido, porque obviamente no podemos tropezar en la misma piedra y no podemos tener el mismo sistema que el existente en 1973, que nos llevó al desastre institucional; o hacer correcciones importantes al sistema binominal.
En consecuencia, creo que ese debate, que vendrá, debiera llevarnos a buscar la solución del reemplazo del actual sistema, porque una y otra cosa están íntimamente relacionadas.
Para concluir esta primera parte de mi intervención, quiero señalar que, aun cuando respeto y valoro el trabajo que hizo la Comisión de Constitución, creo que sería más conveniente que postergáramos este debate, no de manera indefinida, sino por un breve tiempo. El Gobierno expresó que enviará algunas iniciativas sobre la materia, no sé si en lo que queda de este año o en los primeros meses del próximo.
Por otra parte, no quiero dejar pasar lo que afirman a diestro y siniestro parlamentarios de la Concertación, en el sentido de que es la Derecha la que ha impedido el cambio del sistema binominal. Eso no es así; es completamente falso. La diferencia es que en la Derecha no hemos querido que se cambie y lo hemos defendido. En la Concertación, en cambio, lo critican; pero cuando tienen que estar los votos, nunca están. En los últimos veinte años, a la Sala de la Cámara de Diputados llegó un solo proyecto -que fue rechazado-, presentado durante el gobierno de la Presidenta Bachelet , para suprimir en la Constitución la referencia al número de diputados. Nada más. Las bancadas de la Concertación, en ese entonces Gobierno, y la Oposición no estuvieron dispuestas a ello, porque era un primer paso sin ninguna significación ni consecuencia inmediata.
Pero cuando ha existido la intención de modificar a fondo el sistema, no ha habido disposición, porque esa modificación implica redibujar los distritos electorales, y la gran mayoría de los diputados no ha estado dispuesta a ello.
Quiero recordar otro antecedente importante. En el gobierno del Presidente Aylwin, el ministro Boeninger presentó un proyecto, que estuvo largos meses en la Comisión de Gobierno Interior. En ese entonces, la Concertación tenía mayoría en la Cámara de Diputados para hacer una reforma constitucional. Sin embargo, ese proyecto nunca llegó a la Sala.
En consecuencia, no se diga que es la Derecha la que no ha querido modificar el sistema. La verdad es que no ha habido voluntad política por parte de la Concertación para hacerlo.
También se presentaron otros cuatro proyectos, que finalmente fueron retirados; jamás llegaron a la Sala.
Por lo tanto, la diferencia estriba en que nosotros hemos actuado en consecuencia: hemos dicho que no estamos de acuerdo en modificar el sistema y lo defendemos. En cambio, en las bancadas de enfrente dicen: “No, el sistema binominal es muy malo”. Pero -reitero-, cuando llega el momento de modificarlo, no lo hacen.
Concluyo mis palabras diciendo que estamos ante un proyecto de reforma constitucional interesante, importante y necesario, porque aborda una cuestión primordial. Todo lo que dice relación con la elección de quienes representamos a los ciudadanos en el Parlamento es importante. Debemos perfeccionar nuestro sistema democrático. Pero me parece que estamos adelantando el debate, porque vendrá una discusión más a fondo de todo el sistema eleccionario, ocasión en la que será oportuno tratar este tema.
He dicho.
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