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El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Ignacio Urrutia.
El señor URRUTIA.- Señor Presidente , en la vida hay ejemplos buenos y ejemplos malos. Es el caso del que dio la entonces Presidenta Bachelet al sacar a una diputada para llevarla como ministra, lo que generó que se nombrara como diputado designado a Felipe Harboe , quien después fue elegido democráticamente.
Ella dio un pésimo ejemplo, que sirvió para que este Gobierno “se fuera un poco al chancho”, ya que se le anduvo pasando la mano al sacar parlamentarios para llevárselos a los ministerios.
Eso ha generado este problema no menor -es bastante grande-, que no tuvimos en el pasado. Por lo menos, desde el año 90 hasta la fecha que indiqué no vivimos un problema de esa naturaleza.
Sin lugar a dudas, como bien se manifestó acá -así lo han señalado muchos parlamentarios que me antecedieron en el uso de la palabra-, esta situación es bastante repudiable para la ciudanía, pues si ésta elige a una persona determinada para un cargo específico, espera que ella desempeñe ese cargo y no se cambie a otro tipo de actividad.
Por eso, valoro las mociones presentadas para buscar una salida y mejorar la situación actual. Así, finalmente, la Comisión de Constitución se quedó con la iniciativa que le pareció más adecuada.
Valoro el trabajo realizado por dicha instancia, porque sé que lo hizo lo mejor posible en orden a encontrar, de entre las mociones presentadas, la más apropiada para solucionar el problema. Tal vez, la iniciativa que conocemos no es la ideal, según se expresó en otras intervenciones. Por eso se presentaron tantas indicaciones.
En consecuencia, propongo aprobar en general la iniciativa, pero que vuelva a la Comisión para que se la perfeccione como corresponde a los efectos de que saquemos una legislación adecuada.
Me gustaba el sistema de reemplazo que teníamos antes, cuando el parlamentario que dejaba su cargo por la comisión de un hecho ilícito, por una enfermedad grave o por muerte era remplazado por su compañero de lista. Eso me parecía bastante razonable, porque el compañero de lista había participado en la misma elección que quien dejaba la vacante y, aunque no perteneciera al mismo partido que ese parlamentario, formaba parte de la misma coalición. Ello era lo razonable, porque esa persona había sido sometida a una votación y, si bien no la había ganado, tenía legitimidad ante los electores. Los nombrados a dedo, sin lugar a dudas, no la tienen.
Por eso, quizás una parte del proyecto no me gusta. Porque lo ideal es que exista una elección en que la persona sea legitimada por la ciudadanía. De lo contrario, el reemplazo no tiene mucho asidero.
No sé si se presentó alguna indicación en tal sentido, pero sería bueno que cuando el proyecto vuelva a la Comisión de Constitución ello se discutiera.
Considero que en la ley debe establecerse especialmente que quien resulta elegido para el cargo de parlamentario, debe cumplirlo, es decir, no puede renunciar.
Por lo tanto, no se puede sacar a un parlamentario para que sea ministro ; un alcalde o un concejal no puede renunciar para hacer otra cosa. La persona que es elegida en forma democrática para un cargo debe cumplirlo, no debiera tener derecho a renunciar. Eso sería lo lógico.
Asimismo, es preciso buscar una forma de reemplazo para los casos de muerte, de condena judicial por comisión de delito o de enfermedad grave de quien ocupe un escaño en el Parlamento. Eso me parece más razonable. Pero, de una vez por todas se debe establecer, a través de esta reforma, que quien asume como parlamentario, lo hace de manera irrenunciable y que, por ningún motivo, puede asumir otro cargo que no sea aquel para el cual fue elegido.
De esa manera, al menos se zanja ese problema, y sólo queda el otro, el del reemplazo en caso de fuerza mayor. Habría que ver la mejor manera de resolverlo.
Como lo manifesté, para mí ésa sería la solución más lógica, de modo que la ciudadanía tenga la seguridad más absoluta de que cuando vote por determinada persona, ésta tendrá que cumplir completamente el cargo para el cual fue elegida, sin que se le dé ninguna opción para irse a un ministerio o al cargo que quiera en el Gobierno.
Insisto: eso me parece lo más razonable. Ojalá que las indicaciones presentadas ayuden a perfeccionar este proyecto de ley.
He dicho.
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