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- rdf:value = " REFORMA CONSTITUCIONAL SOBRE MODIFICACIÓN DEL SISTEMA DE REEMPLAZO DE VACANTES EN CARGOS PARLAMENTARIOS. Primer trámite constitucional. (Continuación).
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Corresponde continuar el debate recaído en el proyecto de reforma constitucional, iniciado en moción, que modifica el sistema de reemplazo de vacantes en cargos parlamentarios.
Antecedentes:
-El informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia (boletín N° 7935-07) se rindió en la sesión N° 108ª de la presente legislatura, en 15 de noviembre de 2011.
El señor ARAYA ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el diputado Patricio Vallespín.
El señor VALLESPÍN.- Señor Presidente , es saludable que cuando existe abuso en la aplicación de una facultad presidencial el Congreso pueda iniciar acciones para su corrección, porque se debe respetar la voluntad ciudadana.
Cuando de manera abusiva un Presidente de la República designa a un diputado o senador para ocupar el cargo de ministro o embajador, lo que es permitido por la Constitución, se constituye en un vicio que se debe enmendar.
Todos somos testigos de esa situación. En efecto, cuatro senadores, elegidos para desempeñar ese cargo, hoy son ministros. Eso quiere decir que más del 10 por ciento de los senadores del Congreso de Chile son designados, lo que amerita una revisión.
Es muy importante tener presente que tal revisión debe ser en aras de constituir un mecanismo que sea simple, claro y que otorgue el máximo de legitimidad a quien resulta elegido de esa manera. Cualquiera propuesta, por imbricada o creativa que sea, que genere una visión enredada, sólo despierta confusión en la opinión pública. Por eso, lo que hoy se plantea mediante esta reforma constitucional no es lo más adecuado ni lo que necesita la democracia.
El instrumento idóneo, apropiado, más allá de las consideraciones legítimas de algunos en el sentido de resguardar ciertas cosas, es la elección complementaria. Ése es el instrumento pertinente; utilizándolo con cuidado, no es tan dañino. Hay que devolver el poder a los ciudadanos.
La ciudadanía, a través de esa elección complementaria, debe definir a la persona que reemplazará a ese senador o diputado designado para cumplir otra función, mediante una elección uninominal. Además, es positivo, porque rompe el sistema binominal. De una u otra manera, hacia allá debería avanzar la modificación que se haga.
Cualquier otro mecanismo sólo introduce confusión. Políticamente, no es pertinente lo que se plantea acá. ¿Qué diferencia hay entre alguien que asume un cargo y lo deja vacante por muerte o condena judicial? ¿Cuál es la razón para, en un caso, evitar que actúe el soberano? No hay razones plausibles para ello.
Por tanto, si queremos aumentar la legitimidad de quien es reemplazado, que es lo que entiendo que busca esta moción, el proceso se debe hacer a través del voto ciudadano. No hay otro mecanismo. Por eso, son fundamentales las elecciones complementarias, especialmente en Chile, donde tenemos un sistema binominal absolutamente único en el mundo, con excepción de Senegal, que, como sabemos, tiene una dudosa reputación democrática.
Por lo tanto, debemos insistir en mecanismos que apunten a devolver en plenitud el poder a los ciudadanos, porque, obviamente, en algún minuto, el binominal será reemplazado. Espero que las fuerzas políticas que se han negado a cambiarlo, como nuestros amigos de Derecha, logren, finalmente, abrirse a la idea. Cuando el 33 por ciento es igual al 66 por viento, obviamente, existe un problema de representatividad que, a mi modo de ver, al menos en el proyecto, debiera recuperarse.
Como dije, eso significa devolver el tema a los ciudadanos. Por eso, junto con la diputada Sepúlveda y los diputados Saffirio , Díaz , Gutiérrez , Carmona y Chahín , vamos a presentar una indicación para que el procedimiento sea simple y claro, en orden a que se llame a elección complementaria en todos los casos en que un diputado o senador deje de cumplir su función por los motivos ya establecidos, con la única restricción de que reste menos de dos años para que venza el mandato. En ese caso, obviamente, no se procederá a la elección complementaria y el cupo no será reemplazado. Con ello, se aumenta la legitimidad y, de una u otra manera, se comienza a intervenir el sistema electoral binominal que, a mi modo de ver, hace rato tocó fondo. Por eso, hay que abrirse a su modificación.
Por las razones expuestas, vamos a presentar una indicación en los términos señalados. Se trata de una discusión de fondo que debe dignificar al Parlamento y devolver a los ciudadanos la soberanía popular a través de la elección de los reemplazantes en caso de que sobrevinieran las causales antes mencionadas.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.- Señor Presidente , el proyecto en cuestión debiera llamarse “reemplazos parlamentarios”. Concuerdo con la proposición del diputado Vallespín , aunque, a veces, por el apuro, cuesta un poco entender, pero, al parecer, tenemos la misma opinión.
En el último tiempo, la ciudadanía ha sido muy crítica del sistema. Cuando concurrimos a nuestros distritos, siempre se nos dice que no es el más adecuado, más aún cuando se elabora una terna con postulantes del mismo partido político al cual perteneció el parlamentario que debe ser reemplazado, o bien un diputado que deja su función para ocupar un cargo ministerial.
Como sabemos, es un mecanismo que fue utilizado en forma excepcional y por una sola vez durante el gobierno de la entonces Presidenta Bachelet . Digo una sola vez, porque fue una medida criticada por todos, incluso, por la misma bancada que finalmente no sabemos si resultó ser la más beneficiada o más afectada. Con todo, eso nunca debió haber ocurrido. Tampoco se trataba de formar un precedente, porque en el Gobierno actual esto se ha convertido en una práctica habitual que ha distorsionado el sistema y deteriorado la confianza de las instituciones representativas. Por eso, hago la siguiente pregunta, estimados colegas: ¿Creen ustedes que se ha distorsionado y deteriorado el sistema y la confianza en las instituciones representativas? Incluso, en algunos casos, se han producido enroques de ministros y senadores, asumiendo cargos que perdieron en la elección. No hablo de casos recientes, pero perfectamente se puede llegar a esos extremos, es decir, que luego de perder la elección parlamentaria, son ungidos ministros y después de dejar el cargo, por una inadecuada gestión, son designados senadores, casi como premio de consuelo. Curioso el caso, por decir lo menos.
Lo ideal es que el mecanismo de reemplazo se realice a través de elecciones complementarias, pero sabemos que ello implica introducir una elección uninominal al interior de una binominal. Con ello, se corre el riesgo de alterar el empate que establece el sistema, y que siempre beneficia a la segunda fuerza mayoritaria. Por lo tanto, más que modificar el sistema de reemplazo, la discusión del proyecto, nuevamente, nos lleva a plantear la necesidad de modificar -como dijo el diputado Vallespín en su intervención- definitivamente el sistema electoral, y, por supuesto, la composición del Parlamento, cuya fórmula ya se está agotando.
Por otra parte, el problema ha provocado que la ciudadanía se manifieste directamente en las calles, situación que nos ha tocado vivir a muchos diputados, incluso hasta integrantes de la Corte que hoy también son parlamentarios.
Si no logramos un efecto realmente positivo, seguiremos buscando soluciones acomodaticias al sistema binominal, que es lo que veo en el proyecto: un acomodo para evitar llegar al fondo del problema. El proyecto en discusión sólo considera la posibilidad de una elección complementaria en caso de condena, de incompatibilidad, inhabilidad u otro ilícito constitucional, dejando los demás casos en una situación similar a la actual, en una actitud digna del gatopardismo: cambiar todo para que nada cambie.
Ahora bien, en ningún caso he puesto en duda que la intención de la iniciativa es buena, pero claramente no es lo que queremos ni lo que la ciudadanía quiere. Creo que representa una forma de responder a la crítica ciudadana sobre la forma en que han sacado parlamentarios electos para llevarlos a ocupar cargos en el Gobierno, que con escasa representatividad y apego han llegado al Parlamento. A lo mejor, no es lo que ocurre hoy, pero uno debe tomar decisiones crudas al respecto.
Por las razones expuestas, votaré en contra del proyecto.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Arturo Squella.
El señor SQUELLA.- Señor Presidente , si alguien siguió el debate de la sesión de ayer y ha escuchado las intervenciones que se han realizado hoy, seguramente, no debe entender mucho lo que estamos discutiendo, más aún después de escuchar al Presidente de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, quien dijo claramente que se había llegado a un acuerdo unánime en la Comisión. Por lo tanto, es importante poner una cuota de optimismo en esta discusión, la cual se basa en que después de hacer un esfuerzo importante y tener a la vista más de diecisiete mociones parlamentarias o reformas constitucionales, llegamos al acuerdo preciso de coincidir en renunciar a “los primeros óptimos”, por decirlo de alguna manera, y presentar a la Sala una propuesta que nos permita terminar con un proyecto que transversalmente es reconocido como el peor sistema de reemplazos de vacantes parlamentarias que existe desde que la Constitución Política se encuentra vigente.
Desde ese punto de vista, no se entiende que después de haber logrado unanimidad en la Comisión, que en teoría representa a todas las bancadas, se escuchen sólo críticas y quejas en esta Sala, sin reconocimiento alguno de las sesiones que han celebrado las distintas bancadas para reconocer y consensuar mociones presentadas por la contraparte, renunciando a las pretensiones particulares.
El proyecto lo encuentro positivo, pues más allá de no representar en un ciento por ciento lo esperado, me habría encantado que el sistema imperante fuera el que consigna el reemplazo por parte del compañero de lista en el actual sistema electoral. Pero ello no lograría el quórum requerido.
Sin embargo, dadas las circunstancias, creo que hacer una distinción entre las causales resulta algo correcto y positivo.
Ayer, en una de las intervenciones, un colega se preguntaba irónicamente -vamos a dejar de lado la ironía- cuál es la razón que hay detrás de la distinción en función de las causales que generan las vacantes. La razón es simple: se hace una distinción considerando la voluntariedad de la vacante, en función de aplicar o no la elección complementaria. La idea es que ésta no dependa nunca de la voluntariedad de un parlamentario. Por ejemplo ¿qué pasa en el caso de que una persona que tenía considerado terminar su período parlamentario -o sea, no se iba a presentar a la reelección-, y que, desde una perspectiva política, cree conveniente generar voluntariamente -para hacer una maniobra, incluso involucrando al gobierno de turno- una elección complementaria? Eso, obviamente no corresponde.
En tal sentido, fuimos bastante cautos al hacer la distinción de las causales. En cada una de ellas se establece un mecanismo diferente.
A diferencia de lo dicho en las intervenciones anteriores, acá no se habla sólo de dos mecanismos de reemplazo, sino de tres.
Por una parte, están la elección complementaria -no viene al caso profundizarla, porque se ha hablado mucho de ella-; la elección, por parte de la Cámara respectiva, en caso de fallecimiento o enfermedad grave de un parlamentario, en función de una terna que presenta el partido político al que pertenecía el diputado o senador al momento de ser electo. La Cámara respectiva deberá pronunciarse dentro de treinta días y, por lo mismo, está validada, desde el punto de vista de la soberanía popular, en el hecho de que cada una de las personas miembros de las Cámaras fueron elegidas democráticamente y fundamentada en que no se reemplaza al parlamentario sino por una causal de fuerza mayor. Lo anterior también es un mecanismo. Tenemos que considerarlo como tal, y está vigente, para el caso de los parlamentarios independientes.
Ayer -y se ha sostenido hoy- hubo quienes trataron de desconocer este acuerdo. Se ha pedido votación separada, no obstante haber llegado a un acuerdo cuando nos sentamos a conversar sobre este proyecto de reforma constitucional. Existen visiones distintas, pero quisimos llegar a un texto unitario, en el entendido de que el sistema actual es el más malo y, por lo tanto, resulta necesario reemplazarlo. Parte del acuerdo pasa por apoyar aquello en que no estoy tan de acuerdo; parte del acuerdo consiste en fortalecer las ideas que venían de mociones propias y, al mismo tiempo, reconocer algunas que provienen de bancadas contrarias, de modo de lograr el quórum necesario y cambiar esta parte de la Constitución que no nos acomoda.
Cuando se pide votación separada, se está diciendo que da exactamente lo mismo el acuerdo logrado. Ello no corresponde si queremos avanzar. Si el compromiso con la ciudadanía apunta a cambiar el sistema actual, lo que debemos hacer es apoyar el proyecto de reforma constitucional, sin hacer distinción alguna entre los distintos mecanismos que se establecen.
Si efectivamente piensan que el sistema actual es el más malo, hago un llamado a mis colegas a apoyar el proyecto. Tenemos la gran oportunidad de llegar a establecer un sistema que no nos va a dejar a todos conformes, pero al menos representa un paso importante, a fin de mejorar un sistema respecto del cual, transversalmente, coincidimos que es el más malo desde que rige la Constitución.
He dicho.
El señor ARAYA ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra la diputada señora Ximena Vidal.
La señora VIDAL (doña Ximena).- Señor Presidente , el proyecto ha despertado interés, porque al revisarlo, hemos podido comprobar que está conectado con el profundo problema que se vive en la política de hoy.
Pero, como en el fútbol, no nos quedemos en el área chica. Ayer, nos fue bien. Ganamos dos a cero. Sin embargo, hubo que plantear el juego en la cancha y tener una estrategia.
Ahora, para ser sincera, luego de observar las tres mociones parlamentarias anteriores, y ésta misma, creo que son sólo un saludo a la bandera, pues con desazón puedo apreciar que esta propuesta legislativa no sirve.
Como dijo el diputado Pepe Auth, el proyecto no se hace cargo de elegir democráticamente al reemplazante del parlamentario que fallece o queda inhabilitado. El proyecto debiera ser para todo evento, pero las indicaciones pueden ayudar a mejorar una iniciativa que no va al fondo del asunto.
Por otro lado, la legislación comparada nos demuestra que nuestros conflictos políticos de representatividad no se pueden resolver con este proyecto.
Por lo tanto, de una vez por todas, hagámonos cargo de una reforma política contundente, que no sólo recoja esta debilidad sobre los reemplazos de vacantes en cargos parlamentarios.
En la legislación comparada, también presentada en este proyecto, se prevé la situación de una Constitución como corresponde en los sistemas electorales más representativos, con una política seria y democrática. Se trata de los casos de los países que el proyecto nombra: Argentina, México , Uruguay , Colombia , Brasil, Estados Unidos y Francia.
Entonces, cuando se observa la legislación de esos países, pensamos que acá ponemos énfasis en el desarrollo económico, por lo que hemos sido reconocidos, pero que estamos en deuda con el tema político-valórico. No nos podemos quedar sólo en las fórmulas de proyectos que se focalizan en la falta de representatividad ciudadana que denuncian las personas día a día. Porque de eso se trata este proyecto: intenta responder mejor a la exigencia democrática, pero no lo logra, porque no enfrentamos lo profundo de nuestra crisis político social.
¿Cuál es nuestro trabajo? Preocuparnos de crear una estructura constitucional que represente a la democracia de la que hablamos, y mientras sigamos preocupándonos de pequeños proyectos, que no van a hacerse cargo de la integralidad del tema, del conflicto o del problema político, no avanzaremos correctamente.
De acuerdo con el contexto social que enmarca nuestro trabajo, llamo la atención en que debemos ponernos metas, como la planteada por el diputado Lautaro Carmona , y también reforzar el llamado más allá de esta Sala, pues hay un clamor proveniente desde las calles. Se trata de la movilización social, que representa lo que está pasando no sólo en Chile, sino también en el mundo.
Quiero compartir unas palabras del historiador Gabriel Salazar , aparecidas en la Revista Hemiciclo, que nos entregó ayer el Presidente de la Corporación , referidas a una observación sobre el tema de fondo. Dice Salazar, en su ponencia de abril de 2011, en Santiago: “No se está debatiendo en el Congreso ninguno de los problemas de fondo aludidos en esta conversación, menos en los periódicos, en la televisión y en el espacio abierto. Sin embargo, estamos parados sobre un verdadero archipiélago Gulag, soterrado, repleto de memoria reciente, de reflexión crítica, de asociatividad informal, de expresividad cultural alternativa, etcétera, entre los pobladores, en algunos sindicatos, entre los estudiantes, entre los jóvenes pobladores y, aun, entre los profesionales a honorarios que trabajan en los municipios volcados al desarrollo local.”.
Es cierto que se trata de una reflexión que, mirándola desde un prisma político tradicional, es todavía primaria, pero suficientemente densa y activa como para pensar que hoy está ocurriendo en Chile lo que sucedió hacia 1910, cuando todos los actores sociales de entonces se apartaron críticamente de la oligarquía dominante y del sistema político. En esa época, todos los políticos eran liberales. Lo mismo ocurre hoy. Había por entonces una enorme distancia entre las casonas de la élite y los conventillos de los pobres. Hoy, la distribución del ingreso es peor que entonces, y la cuarta o quinta peor en el mundo.
Entonces, los actores sociales decidieron que era necesario moverse para construir un nuevo Estado. Síntomas de esto mismo estamos observando hoy entre nosotros.
Por eso, cité estas palabras de Gabriel Salazar, porque en este proyecto y en muchos de los que estamos discutiendo, los cambios políticos que necesitamos hacer están imbuidos en esa mirada.
Por eso, creo que el proyecto no da el ancho ni está a la altura de lo que se requiere para seguir avanzando en esta materia.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL.- Señor Presidente, quiero agregar algunos elementos de juicio a los planteados en el proyecto.
Lo primero que debo decir es que nunca es tarde ni inoficioso recordar que la política es al arte de lo posible. Así la definieron los grandes clásicos. En ella hay objetivos e ideales que se confrontan con las posiciones de los demás, las que también son válidas, desde su punto de vista. A partir de eso se producen avances y se generan propuestas y definiciones de política pública, definiciones que son de carácter institucional.
La Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, de manera absolutamente transversal, llevó a cabo un ejercicio político que está de acuerdo con el arte de lo posible. Es muy importante que la Cámara de Diputados lo haya hecho en un momento de cuestionamiento institucional. Son los parlamentarios, los representantes de la soberanía popular, los que deben pensar, analizar y buscar las respectivas soluciones jurídico-institucionales y político-institucionales para los problemas del país.
La formula en la que hoy está normado el reemplazo de los parlamentarios no le gusta a nadie. Se provoca gran descontento popular cuando ella se ejerce para llenar vacantes de diputados y senadores, especialmente cuando se producen a raíz de algún nombramiento del Ejecutivo. La gente advierte que tales nombramientos, de alguna manera, interfieren en la independencia y en la autonomía de los Poderes del Estado, puesto que los reemplazos son elegidos, entre cuatro paredes, por los partidos políticos, situación que genera sensación general de falta de transparencia y de poca participación, sobre todo en una materia tan importante como es la elección de diputados y senadores.
Ése es el problema. Sin embargo, no se le debe echar la culpa a nadie. En la Constitución Política de 1980 se estableció una fórmula absolutamente clara para el reemplazo de diputados y senadores cuando se producía alguna vacante: esta debía ser llenada, en forma automática, por el compañero de lista del electo, quien, de alguna manera, había ayudado a su elección.
Sin embargo, como esa fórmula a algunos no les gustó, fue sometida a análisis y revisión. Como se consideró que no era democrática, hubo unanimidad en la Cámara de Diputados y en el Senado para incorporar en la reforma constitucional de 2005 la fórmula vigente, la cual, hay que decirlo con claridad, es peor que la otra, porque tiene un carácter menos democrático que la anterior.
¿Cuál es la fórmula actual? Que el partido político respectivo, a su leal saber y entender, debe nombrar al diputado o al senador, según corresponda. Esa fórmula -¡digámoslo!- ha sido usada tanto por el Gobierno actual, al cual apoyo, como por el anterior, de la Concertación, el cual no me representa. Los dos han utilizado esa fórmula, situación que en ambos casos ha provocado molestia en la ciudadana.
Visto que es necesario cambiar el sistema, la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia hizo un ejercicio obvio, sensato y prudente. La primera pregunta que nos hicimos fue la siguiente: ¿será positivo prohibir la designación de diputados o senadores en cargos de ministros o embajadores por el Presidente de la República o será bueno dejar ese sistema como está? Hicimos un profundo estudio y nos dimos cuenta, contrariamente a lo que pensábamos algunos, que esa era una práctica parlamentaria antiquísima, que se hallaba en las Constituciones Políticas de 1925, 1933, 1980 y en la reforma constitucional de 2005. Siempre, en todo momento de la vida política del país, los Presidentes de la República han usado ese mecanismo. Por lo tanto, no es espurio desde el punto de vista institucional; tiene algún sentido.
Entonces, resolvimos no prohibirlo. Sin embargo, acto seguido empezamos a ver que las vacancias de diputados y senadores no se producen solamente por la designación de uno de ellos como embajador o ministro , las que son originadas a partir de una decisión del Presidente de la República , sino que también hay otro tipo de vacancias, de índole completamente distinta, como la muerte del parlamentario o la renuncia a su cargo por enfermedad grave.
La tercera causal de inhabilidad o de incompatibilidad se produce por decisión judicial o del Tribunal Constitucional, por la comisión de algún delito u acto que haga cesar la condición de elegibilidad y que provoque la pérdida del cargo.
Entonces, lo que hicimos, en forma sensata, fue establecer que causas distintas deben tener soluciones distintas. Se determinó que si las razones que originan la vacancia son naturales, como la muerte de algún diputado o senador, o su renuncia debido a motivos de salud sobreviniente que impedían el desempeño del cargo, se debía dejar al partido que los nombró la participación en el nombramiento de su sucesor. Se estableció que para tal decisión se debía proponer una terna al Senado o a la Cámara, según corresponda, con el objeto de que la respectiva Corporación procediera a la elección de su reemplazo. Parece que ese sistema es mejor que el actual.
Por otra parte, si la causal de la vacancia se debe a una decisión política, porque el Presidente de la República decidió nombrar a un diputado o a un senador ministro o embajador, esa decisión debe tener consecuencias políticas. Por lo tanto, el Primer Mandatario debe sacar muy bien la cuenta si va a proceder de esa forma, porque el mecanismo que estamos proponiendo es que si eso sucede, por ejemplo, en la mitad del período del respectivo diputado o a los seis años de los ocho que dura el período de senador, indicación que fue aprobada, se debería proceder a una elección complementaria.
Muchos teníamos dudas respecto de ese procedimiento, pero nos abrimos a esa posibilidad. Sin embargo, dejamos establecido que si eso ocurría en los dos últimos años del período de un diputado o de un senador, este no debería ser reemplazado en el cargo. De esa forma, de alguna manera se quiere disuadir al Ejecutivo a que analice bien antes de tomar esa decisión, porque eso tendrá consecuencias políticas.
Se dispuso lo mismo en el caso de los diputados o senadores que pierdan su cargo debido a causas judiciales, a una decisión del Tribunal Constitucional o como consecuencia de inhabilidades sobrevinientes. A mí me gustaba la idea de la mitad del período. Sin embargo, se dispuso que si eso se producía en la primea mitad del período del diputado -dos años- o en la primera mitad del período de senador -cuatro años-, se debería llevar a cabo una elección complementaria. En ese evento, abrámonos a una elección de ese tipo. Sin embargo, si la vacancia se produce en el último período, se debe esperar hasta las próximas elecciones para llenar el cargo de diputado o senador que quedó vacante.
En definitiva, se trata de un ejercicio de prudencia. Sé que aquí hay miles de ideas y propuestas, todas las cuales son lícitas. No obstante, la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia propone que la Sala apruebe la idea de legislar y que luego se presenten las indicaciones correspondientes, para que sean analizadas por la Comisión. Sin embargo, no tiene mucho sentido votar en contra del proyecto, porque apunta en la dirección correcta.
Esperamos que la Sala aprecie que en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia diputados de todas las bancadas llevamos a cabo un ejercicio de prudencia política, con el objeto de ofrecer soluciones institucionales mejores que las vigentes, propuestas que avanzan en la dirección que el país quiere.
En definitiva, pido a los diputados que aprobemos en general este proyecto de ley, formulemos indicaciones y sigámoslo debatiendo en las instancias que corresponden en el Congreso Nacional.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Ricardo Rincón.
El señor RINCÓN.- Señor Presidente , no puedo no estar más de acuerdo con mi colega Squella . Lo digo con toda claridad, porque si algo hemos querido los miembros de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, transversalmente -por lo tanto, prácticamente, todos los partidos- es que la Sala también nos dé, de una u otra forma, una orientación de cómo va este acuerdo que hemos construido con mucho esfuerzo en dicha Comisión. Pero, también necesitamos una mínima valoración de la Sala sobre lo que hemos hecho.
Lo explicaré muy sencillamente para que quienes estén viendo nuestro canal de televisión lo puedan comprender.
Si tuviéramos que votar esto ahora -que no lo vamos a hacer, porque, como es el primer informe reglamentario y hay indicaciones, va a volver a la Comisión de Constitución-, al rechazarlo nos quedaríamos con la designación pura y simple, sin la posibilidad de elecciones complementarias, sin la posibilidad de que la ciudadanía ejerza los principios propios de la soberanía popular.
Ahora bien, conscientes de que ésa es la realidad, todos los miembros de la Comisión de Constitución hubiéramos querido alcanzar un acuerdo en todo, porque lo buscamos; no sólo nos esmeramos, sino que dimos espacios especiales para, además de la carga legislativa que todos saben que hay en esa Comisión, abrir espacios para el análisis y la reflexión política respecto de este proyecto de ley. O sea, sinceramente, teníamos el ánimo de buscar el mayor acuerdo posible entre todos. Por eso hicimos revisiones, incluso, de cuántos casos de renuncia en Chile ha habido a lo largo de nuestra historia político-constitucional. Analizamos en qué casos presidentes de la República llamaron a diputados o senadores para ser ministros, o qué sucedió cuando hubo muertes, etcétera. Así, fuimos construyendo un acuerdo sobre la base de la historia, de la realidad política. Entonces, cuando el diputado Cardemil hace invocación de que la política es el arte de lo posible, no lo dice sólo por un recordatorio histórico, porque a eso nos abocamos en nuestro acuerdo en la Comisión.
No tengo noción de todos los acuerdos políticos que se han alcanzado en una comisión como ésta en los veintitantos años desde el retorno a la democracia, pero deben ser escasísimos. Quizás éste sea el primero y el único.
Llamo a la Sala a valorar esto, porque es el principio de un acuerdo que puede ser mayor. Doy un solo ejemplo.
Si uno analiza bien el texto -a lo mejor los diputados Cardemil y Squella lo van a recoger para que después conversemos al respecto en la Comisión-, perfectamente podríamos haber establecido elecciones complementarias, sin distinción alguna, en relación con los independientes. Es decir, creo que podemos seguir avanzando. Sin embargo, el diputado Squella tiene razón cuando llama a la Sala a valorar un poco lo que hicimos. Es bueno hacerlo respecto de un acuerdo que fue unánime -no de mayoría simple, o de dos tercios- al interior de la Comisión de Constitución, que claramente cambia el estado de cosas. La propia opinión pública o ciudadanía ha cuestionado esta materia.
Todos los miembros de la Comisión de Constitución hicimos un esfuerzo en ese sentido. Establecimos distinciones claras. La razón es simple. ¿Acaso se puede castigar a una persona, a un partido, a una coalición, porque se le muere un parlamentario? La muerte es un hecho de la naturaleza; es distinta de una designación, de una inhabilidad, de una incompatibilidad o, derechamente, de una sentencia por pena aflictiva. Con excepción del primero, el resto son todos hechos del hombre. Repito, la muerte es un hecho de la naturaleza y en la muerte, por cierto, incluyo el asesinato, con todo el peso que esa palabra significa.
(Hablan varios señores diputados a la vez)
Lamentablemente, el derecho distingue -no puedo cambiar dicha distinción, por las connotaciones y consecuencias jurídicas que ello conlleva- entre los hechos del hombre y los hechos de la naturaleza. Es una distinción de la doctrina jurídica. Eso es lo que estoy citando y, como digo, no lo puedo alterar.
Señor Presidente , por su intermedio, le concedo una interrupción a la diputada María Antonieta Saa . A veces, las interrupciones son buenas, pero no acostumbramos a concederlas.
El señor ARAYA ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra, por la vía de la interrupción, la diputada señora Saa.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Muchas gracias, señor Presidente .
Desde hace mucho tiempo que se ha cuestionado en el lenguaje el concepto “hombre” como denominador universal del ser humano. Puede que el derecho o los jurisconsultos estén atrasados en esta materia, o provengan de culturas patriarcales que afirman esto. En esta Cámara de Diputados debemos avanzar y hablar de “seres humanos”, de “personas” o de “hombres y mujeres”, porque el concepto “hombre” no contiene a la mujer.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Retoma el uso de la palabra el diputado Rincón.
El señor RINCÓN.- Señor Presidente, eso demuestra que algunas interrupciones son importantes.
Estaba razonando sobre un tema eminentemente jurídico, pero la colega tiene razón. Ahora, perfectamente se puede mantener la distinción. Los hechos de las mujeres y los hombres, o de las personas, tienen una connotación jurídica determinada, y los hechos de la naturaleza tienen otra connotación jurídica determinada. Es plenamente válido lo que dice mi colega; no está en contradicción con lo que estoy señalando; ambas cosas son complementarias.
Diputada Saa , le agradezco, sinceramente, la interrupción.
Pues bien, la Comisión estableció distinciones para recoger cosas que son evidentes. Por eso hablé de la palabra “asesinato”. ¿Podría acaso ser tan simple llegar a una elección complementaria cuando se ha atentado contra la institución, contra una persona, contra el partido, contra una idea, por ejemplo, a través del asesinato que, por cierto, como hecho de la naturaleza no tiene nada? No es un hecho propio de la naturaleza; pero la muerte, como concepto, sí lo es. Las enfermedades posteriores que generan una incapacidad absoluta para el ejercicio del cargo también lo son. No son determinaciones del ser humano; sólo ocurren. Por eso, establecimos esa distinción.
Alguien señaló aquí que cómo es posible que las Cámaras estén por sobre el partido y elijan en su lugar. No es así. Establecimos que la terna la prepara el partido. Puede que no guste ese sistema, pero no digamos que las cámaras son las que eligen y no el partido. El partido prepara su terna y cualquiera de los tres nominados está habilitado para ser electo diputado . Por lo tanto, las cámaras elijen sobre la base de ternas preparadas por los partidos.
Ahora, seamos claros: la esencia del proyecto no apunta a la muerte, ni a la incapacidad por enfermedad sobreviniente, sino a casos más habituales, como las inhabilidades o las incompatibilidades que, como consecuencia de la aplicación de penas aflictivas, hacen perder la calidad de ciudadano y, por consiguiente, la posibilidad de ejercer el cargo de diputado o de senador, y, por cierto, la de ser designado en un cargo, por ejemplo, ministerial, que obliga al reemplazo y a la elección complementaria.
Creo que, objetivamente, este proyecto es un avance. Si tuviéramos que votarlo hoy, quienes lo rechacen van a dejar abierta la posibilidad de que la designación sea sólo “a dedo”. En cambio, quienes lo aprueben, abrirán la elección complementaria para la mayor parte de los casos posibles, o más probables, en que se produzca vacante parlamentaria: por sentencia inhabilitante -pérdida de la ciudadanía- o por la designación en cargos ministeriales.
El proyecto avanza. Llamamos a la Sala a valorar ese avance, sobre todo porque ha sido construido transversalmente y no por simple mayoría, independientemente de las votaciones que ha habido. De hecho, varias de las votaciones que figuran en el informe son prácticamente de ajuste. Pero -reitero- entre todos hemos ido construyendo un proyecto que avanza en la línea correcta. Esperamos que el Ejecutivo lo entienda así. Durante muchos meses esperamos que el Gobierno se pronunciara sobre este tema y no quiso hacerlo.
Por eso, hay que valorar la disposición de los diputados de la Alianza a construir, en el espacio propio del Parlamento y en la comisión que corresponde -la de Constitución, Legislación y Justicia- un acuerdo que avanza muchísimo, porque establece como mecanismo prioritario, esencial y más importante la elección complementaria, la elección y decisión por la gente.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Edmundo Eluchans.
El señor ELUCHANS.- Señor Presidente , sin duda, estamos frente a un debate interesante y necesario, más aún considerando que, en el último tiempo, el sistema de reemplazo de los parlamentarios ha sido cuestionado con motivo de las designaciones como ministros de algunos senadores de la república.
Es cierto que la Comisión de Constitución ha hecho un interesante trabajo. En ese sentido, hago mías las palabras de los diputados Squella y Rincón. Creo que de verdad hay un esfuerzo por acercar una solución. Estamos ante un proyecto de reforma constitucional que requiere de un alto consenso.
Sin embargo, me parece -así lo planteé en la Comisión de Constitución, pero mi punto de vista no tuvo éxito; no obstante, quiero reiterarlo aquí- que este debate, interesante y necesario, es, quizás, prematuro, porque el sistema de reemplazo está íntimamente ligado a nuestro sistema electoral.
El Gobierno ha expresado su disposición a revisar el sistema electoral binominal, lo que no significa echarlo por tierra, pues ha regido en el país en los últimos veinte años.
Este sistema es muy criticado por la Concertación. Sin embargo, en el momento en que se quiere modificar, no están los votos para ello. Me referiré a este punto más adelante.
El sistema binominal ha sido una enorme contribución a la estabilidad política del país; nos guste o no, ha demostrado que no es excluyente y que es perfectamente democrático. Los países pueden darse los sistemas eleccionarios que estimen necesarios, si en definitiva se respeta la voluntad ciudadana. Eso es lo que ha ocurrido en los últimos veinte años.
Sin embargo, todas las instituciones políticas, después de un tiempo, son revisables. Soy de los que creen que el sistema binominal puede revisarse, porque, sin perjuicio de que tiene virtudes -soy el primero en reconocerlas-, en cuanto a que no es excluyente, es democrático y ha contribuido enormemente a la estabilidad del país, pues permite tener dos corrientes fuertes, una de centroderecha y otra de centroizquierda, y evitar la polarización y los extremos, está demostrando, después de veinte años, algunas falencias que no podemos dejar de ver. Así, por ejemplo, la decisión sobre quiénes deben integrar el Parlamento, muchas veces recae más en los partidos políticos que en la ciudadanía; hay poca competencia, lo que afecta a la calidad. Por eso, estoy disponible, al igual que el Gobierno, para analizar su modificación.
Debo decir que soy partidario de los sistemas mayoritarios más que de los proporcionales. No obstante, creo que frente a la opción de un cambio, hay tres caminos posibles que se me ocurren inmediatamente -podrán surgir otros-: un sistema mayoritario uninominal, un sistema proporcional corregido, porque obviamente no podemos tropezar en la misma piedra y no podemos tener el mismo sistema que el existente en 1973, que nos llevó al desastre institucional; o hacer correcciones importantes al sistema binominal.
En consecuencia, creo que ese debate, que vendrá, debiera llevarnos a buscar la solución del reemplazo del actual sistema, porque una y otra cosa están íntimamente relacionadas.
Para concluir esta primera parte de mi intervención, quiero señalar que, aun cuando respeto y valoro el trabajo que hizo la Comisión de Constitución, creo que sería más conveniente que postergáramos este debate, no de manera indefinida, sino por un breve tiempo. El Gobierno expresó que enviará algunas iniciativas sobre la materia, no sé si en lo que queda de este año o en los primeros meses del próximo.
Por otra parte, no quiero dejar pasar lo que afirman a diestro y siniestro parlamentarios de la Concertación, en el sentido de que es la Derecha la que ha impedido el cambio del sistema binominal. Eso no es así; es completamente falso. La diferencia es que en la Derecha no hemos querido que se cambie y lo hemos defendido. En la Concertación, en cambio, lo critican; pero cuando tienen que estar los votos, nunca están. En los últimos veinte años, a la Sala de la Cámara de Diputados llegó un solo proyecto -que fue rechazado-, presentado durante el gobierno de la Presidenta Bachelet , para suprimir en la Constitución la referencia al número de diputados. Nada más. Las bancadas de la Concertación, en ese entonces Gobierno, y la Oposición no estuvieron dispuestas a ello, porque era un primer paso sin ninguna significación ni consecuencia inmediata.
Pero cuando ha existido la intención de modificar a fondo el sistema, no ha habido disposición, porque esa modificación implica redibujar los distritos electorales, y la gran mayoría de los diputados no ha estado dispuesta a ello.
Quiero recordar otro antecedente importante. En el gobierno del Presidente Aylwin, el ministro Boeninger presentó un proyecto, que estuvo largos meses en la Comisión de Gobierno Interior. En ese entonces, la Concertación tenía mayoría en la Cámara de Diputados para hacer una reforma constitucional. Sin embargo, ese proyecto nunca llegó a la Sala.
En consecuencia, no se diga que es la Derecha la que no ha querido modificar el sistema. La verdad es que no ha habido voluntad política por parte de la Concertación para hacerlo.
También se presentaron otros cuatro proyectos, que finalmente fueron retirados; jamás llegaron a la Sala.
Por lo tanto, la diferencia estriba en que nosotros hemos actuado en consecuencia: hemos dicho que no estamos de acuerdo en modificar el sistema y lo defendemos. En cambio, en las bancadas de enfrente dicen: “No, el sistema binominal es muy malo”. Pero -reitero-, cuando llega el momento de modificarlo, no lo hacen.
Concluyo mis palabras diciendo que estamos ante un proyecto de reforma constitucional interesante, importante y necesario, porque aborda una cuestión primordial. Todo lo que dice relación con la elección de quienes representamos a los ciudadanos en el Parlamento es importante. Debemos perfeccionar nuestro sistema democrático. Pero me parece que estamos adelantando el debate, porque vendrá una discusión más a fondo de todo el sistema eleccionario, ocasión en la que será oportuno tratar este tema.
He dicho.
El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Alfonso de Urresti.
El señor DE URRESTI.- Señor Presidente , de la discusión que hemos escuchado en esta Sala, comenzamos a vislumbrar algunas luces al final del camino. Señor Presidente , por su intermedio deseo expresar que me parece bien que el diputado Eluchans , quien ha trabajado de manera rigurosa el tema, sostenga -no sólo lo dijo hoy, sino que lo ha señalado en algunos foros en que hemos coincidido- que hay que modificar el actual sistema electoral, que mantiene un empate político perfecto entre oficialismo y oposición, independientemente del gobierno de turno.
El inciso final del artículo 51 de nuestra Constitución Política establece que “En ningún caso procederán elecciones complementarias”. Esta norma, que está sacralizada en la Carta Fundamental, denota que quienes la redactaron -sin la participación democrática y popular de todos los sectores de esta sociedad- miraban con suspicacia y preocupación la posibilidad de tener que consultar al soberano ante una vacancia parlamentaria por muerte o inhabilidad sobreviniente, es decir, tener que llamar a elección complementaria para llenar ese cupo. Por eso, establecieron un sistema electoral binominal, el cual, salvo mayoría contundente que permita a la lista más votada doblar el porcentaje de votos de la segunda con mayores preferencias, elige un candidato del bloque de gobierno y otro del bloque opositor.
Con dicha norma constitucional borraron el sistema de elecciones complementarias existente en la Constitución de 1925, que permitía, además de llenar la vacante, medir el apoyo ciudadano al respectivo conglomerado político. Repito, con la consagración de ese inciso final, lo que hicieron fue simplemente sustraer de los ciudadanos la posibilidad de elegir a sus representantes. Por eso, hoy en el Congreso Nacional existe la paradoja de que senadores de la República fueron elegidos pese a no haber recibido ni un solo voto en su vida. Igual situación se repite en la Cámara.
Entonces, es completamente válido preguntarse cómo se le explica, por ejemplo, a la ciudadanía de la Región de Los Ríos la razón por la cual tiene un senador que jamás ha sido votado, que jamás ha participado en elección alguna en esa circunscripción y que ni siquiera está inscrito en ella.
También es importante señalar que otros se mantienen gracias a la existencia de un sistema electoral que posibilita el blindaje, lo que les permite correr solos. Este sistema permite la protección absoluta, porque los partidos políticos determinan quién será elegido. Es cierto, la ciudadanía concurre a votar, pero la suerte ya está echada.
Comparto lo expresado por el diputado Eluchans en el sentido de que hay que modificar el sistema electoral. Pero, a mi juicio, este es el momento de reponer la elección complementaria, no en el marco de una eventual reforma al sistema del binominal. La ciudadanía debe elegir con quién llena la vacante de un parlamentario y no la dirigencia de algún partido político o el diputado o senador que opta por renunciar a su cargo para integrar el Ejecutivo . No son estos los llamados a asegurar esa representación; no son los llamados a designar a otro para mejor resolver sus intereses partidistas, escamoteando a la ciudadanía la posibilidad de elegir entre tal o cual candidato. Tenemos que recuperar este ejercicio. Tenemos que modificar el actual sistema para que los ciudadanos, en cada territorio, distrito o circunscripción, elijan a sus candidatos y tengan la posibilidad de optar entre varios, no como ocurre hasta hoy, que las directivas de los partidos determinan el reemplazante.
De no cambiar el sistema, muchos se presentarán como candidatos y, en caso de ser elegidos, dejarán pasar un plazo de, por ejemplo, cinco meses, para optar por integrar el Ejecutivo , dejando a miles de ciudadanos sin representación.
Entonces, avancemos y modifiquemos nuestro sistema electoral, creemos un sistema proporcional mayoritario, repongamos las elecciones complementarias y modifiquemos el sistema de inscripción electoral. Entendamos que si a la restricción del binominal y a esta facultad que tienen las cúpulas de los partidos para reemplazar a los parlamentarios en caso de vacancia, le sumamos que hasta el día de hoy no tenemos inscripción automática, estaremos excluyendo y dejando sin participación no sólo a esos cuatro millones de chilenos y de chilenas que no están inscritos en los registros electorales, sino también a todos esos ciudadanos que, entre gallos y medianoche, quedaron sin senador o diputado .
Eso atenta contra la calidad de la democracia, contra la representación popular y contra el derecho que tiene todo ciudadano de elegir democráticamente y con su voto a quien lo va a representar.
A mi juicio, hay que establecer que las vacantes de diputados que se produjeren dentro de los tres primeros años del período legislativo, debieran proveerse mediante elección complementaria. Ahora bien, si restare menos de un año, sea que la vacante se produjere por muerte, por inhabilidad sobreviniente o por asumir otros cargos, la vacante no debiera proveerse. Con todo, es fundamental establecer, como principio básico, en la norma constitucional y en las leyes orgánicas constitucionales sobre votaciones populares y escrutinios y de los partidos políticos, la posibilidad cierta de las elecciones complementarias, disposición que estaba consagrada en la Constitución de 1925.
No le tengamos miedo a la competencia. En estos días, muchos están preocupados y quieren que los partidos les aseguren sus cupos, que no les pongan competencia. Hay autoridades que tienen temor a la elección ciudadana, a pasar por las urnas, a la competencia. Temen que vengan otros liderazgos. No podemos seguir amparando eso.
Repito, avancemos en una reforma y establezcamos la elección complementaria como principio fundamental del ejercicio democrático. Ojalá que la opinión de todos los parlamentarios que se han manifestado a favor, se traduzca en inscripción automática y modificación profunda del sistema binominal.
Por último, vamos a votar favorablemente el proyecto.
He dicho.
El señor ARAYA ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Guillermo Ceroni.
El señor CERONI.- Señor Presidente , el proyecto da un paso significativo en pro de perfeccionar cada vez más nuestro sistema democrático. No cabe duda de que todo lo que implica el reemplazo de una autoridad que se gesta en el seno de la ciudadanía, la que da su voto para elegirla, tiene que ser también muy democrático, tal como se gestó la autoridad que se reemplaza.
Desde ese punto de vista, el proyecto es un avance respecto de lo que tenemos; porque, más allá de la importancia que todos asignamos a los partidos políticos, no es conveniente que ellos nombren, tal como sucede en la actualidad, a los reemplazantes de las personas que, por distintas causas, no pueden seguir desempeñando sus cargos de parlamentarios.
Por otra parte, esta modificación inhibirá al Ejecutivo se hacer uso y abuso -como, en mi opinión, lo ha hecho hasta ahora- en materia de nombramientos de parlamentarios como ministros, lo que los inhabilita para continuar ejerciendo el cargo para el cual fueron elegidos, ya que resulta evidente que cualquier gobierno lo pensará mucho si nombra a un parlamentario en un cargo de ministro , porque se expondrá a una elección complementaria, que, en alguna medida, es una suerte de medición de su popularidad en ese momento.
Asimismo, estamos escuchando a la ciudadanía, que nos está reclamando una mayor y más decisiva participación en la gestación de leyes y en la toma de decisiones que afectan al país. Obviamente, un parlamentario está involucrado en todo ello y, por lo tanto, la ciudadanía tiene que elegirlo democráticamente.
Por eso me parece muy adecuado que se establezca la elección complementaria en caso de vacancia de cargos parlamentarios.
Señor Presidente , es cierto que los partidos políticos perderán una herramienta importante y algo de poder; pero considero que el poder de los partidos políticos no tiene que radicarse en eso, sino en los grandes acuerdos, en presentar candidatos a las elecciones y que sean elegidos en forma democrática. En fin, tienen un papel de gran significación. Me parece positivo que pierdan esa herramienta, en la medida en que eso contribuye a que todas las autoridades se gesten en forma muy transparente y democrática.
Considero que el proyecto podría haber sido mucho más audaz. No me parece adecuado que establezca que se realizarán elecciones complementarias en caso de que la vacante se produzca por causas distintas a las naturales, es decir, políticas, penales o inhabiliten al parlamentario para ocupar el cargo, cuando restaren menos de dos años para la siguiente elección. Tendríamos que haber limitado ese plazo a un año. Espero que estén presentadas las indicaciones para modificar eso.
Por otra parte, estimo que debe realizarse la elección complementaria no sólo cuando se producen incompatibilidades o inhabilidades para ejercer el cargo, sino también en caso de muerte de un parlamentario o de su renuncia por enfermedad grave debidamente calificada.
Sin embargo, la proposición de la comisión es un avance, porque en esos casos el partido político tendrá que presentar una terna ante la rama del Congreso que corresponda, la que deberá elegir al reemplazante en ese cargo parlamentario.
En suma, el proyecto es un avance desde todo punto de vista. Podríamos haberlo hecho mejor. Por eso, espero que se hayan presentado las indicaciones para perfeccionarlo, de manera que represente cada vez más el sentir de la ciudadanía.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Jorge Sabag.
El señor SABAG.- Señor Presidente , nuestra Constitución Política de la República sólo contempla la realización de elecciones complementarias en caso de vacancia del cargo de Presidente de la República , siempre que falten dos años o más para la próxima elección presidencial. En ese caso, el Vicepresidente de la República , dentro de los diez primeros días de su mandato, convocará a los ciudadanos a elección presidencial para el sexagésimo día después de la convocatoria.
El proyecto restablece las elecciones complementarias, sistema que imperaba en la Constitución de 1925. Antes, imperaba el sistema de suplencias hasta 1920. Durante la vigencia de la Constitución de 1925 hubo setenta y ocho elecciones complementarias: treinta de senadores y cuarenta y ocho de diputados, nueve de las cuales tuvieron decisiva influencia en las elecciones presidenciales. Así ocurrió con el “Naranjazo”, tras la elección complementaria realizada el 15 de marzo de 1964 para diputados, en la que, inesperadamente resultó elegido el candidato Óscar Naranjo , lo que influyó en las decisiones de los partidos políticos frente a la elección presidencial de ese año.
De manera que las elecciones complementarias han distorsionado seriamente la voluntad popular en la historia política chilena.
Por ello, no soy partidario de extenderlas también a los parlamentarios. A mi juicio, todo esto nació por un abuso en la interpretación de la Constitución, que llevó al Presidente de la República a nombrar a algunos parlamentarios como ministros de Estado .
Señor Presidente , para evitar esas interpretaciones que van en contra del espíritu de la Constitución -dicho sea de paso, está de moda interpretar los contratos y la Constitución- simplemente se debe modificar el Estatuto Administrativo en lo relativo a los requisitos generales para el ingreso a la administración pública. Bastaría con establecer que no podrán ser ministros de Estado quienes hayan sido elegidos por votación popular y estén en ejercicio de esos cargos. Con esa simple modificación, el actual Presidente de la República no habría podido nombrar ministros de Estado a parlamentarios en ejercicio, que ha sido el origen de la molestia de nuestra sociedad, dado que se está atentando en contra de la democracia y del espíritu de la Constitución.
A mi juicio, la elección complementaria introduce distorsiones en nuestra vida normal. Imagínense, ¡casi ochenta elecciones durante la vigencia de la Constitución de 1925! Eso quiere decir que se debe destinar un día específico para declararlo como feriado irrenunciable para que las personas de un distrito o de una circunscripción puedan sufragar, con el consiguiente efecto sobre la vida social y económica de esos lugares.
Señor Presidente, considero que las elecciones deben ser de derecho estricto. Mientras menos molestemos al electorado, mejor para el país.
Por otra parte, no podemos despreciar la democracia indirecta. Este domingo hay un elección en España, los candidatos son don Alfredo Pérez Rubalcaba y don Mariano Rajoy . Cualquiera que sea nombrado como jefe de gobierno de ese país, nadie habrá votado por él, ya que será elegido en forma indirecta, por el parlamento. También se eligió indirectamente al actual Presidente de Estados Unidos de América , Barack Obama; sin embargo, nadie podría cuestionar que son líderes democráticos, de naciones democráticas.
Por lo tanto, considero que el sistema de reemplazo de vacantes en cargos parlamentarios debe ser perfeccionado, para lo cual se debe prohibir que el gobierno de turno nombre en cargos del nivel central a parlamentarios, ya que no se puede alterar el normal funcionamiento de un Poder del Estado. Debemos buscar algún mecanismo de designación lo más democrático posible y fortalecer los partidos políticos, que tienen un rol fundamental en la democracia de nuestro país.
Sin embargo, no podemos caer en la ritualidad, agotar la democracia en la forma, sostener que si el senador Larraín no fue elegido democráticamente, entonces su origen es espurio. No debemos discriminar. Debemos perfeccionar el sistema, pero, en ningún caso, caer en una suerte de beatería de que todo tiene que ser elegido en forma democrática, porque, de lo contrario, poco menos que el país no funciona.
También se debe enfocar el tema desde el punto de vista del electorado -no sólo desde el político-, es decir, de las personas que necesitan vivir una vida normal y tranquila. Ya hay muchas elecciones. Ahora se elegirá a los consejeros regionales. Ojalá que se haga en el mismo acto de la elección municipal para no tener una nueva elección.
Insisto, las elecciones deben ser de derecho estricto y es necesario perfeccionar el sistema de reemplazo de vacantes de cupos parlamentarios sin elecciones complementarias, que, a mi juicio, vienen a distorsionar la real voluntad popular.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Pepe Auth en su segundo discurso.
El señor AUTH.- Señor Presidente , voy a abundar en temas que han sido planteados aquí. Se ha dicho que el sistema que se propone para el caso de reemplazo ante fallecimiento o condición médica inhabilitante, existiría en otros países del mundo occidental. Entiendo que el diputado Cristián Monckeberg señaló que existen muchos países donde esto se hace. La verdad es que me precio de ser lector de sistemas electorales, pese a lo cual revisé la literatura para verificar si existe alguna equivocación. No quiero herir a nadie, pero salvo Zimbabue o algún país que no está en la literatura, no hay precedente de que el mismo órgano -en nuestro caso, la Cámara de Diputados- deba discernir indirectamente sobre el sucesor de la persona que ha fallecido. Predominan dos opciones: la devolución de la soberanía popular o el establecimiento de la condición de suplente, es decir, que al momento de votar, el elector sepa que, en la eventualidad de que el candidato elegido resultare triunfador y, con posterioridad, falleciere, habrá otra persona que lo reemplazará. El mecanismo de la suplencia existe. Allí, los electores no votan intuitus personae, sino por una lista. En la medida en que el tercer candidato de una lista, que resultó electo por efecto de la distribución proporcional y la aplicación del coeficiente D´Hondt, fallece, el que está en cuarto lugar asume su rol. También es posible que, al votar, se establezca un nombre alternativo que reemplace el candidato triunfador ante una eventualidad.
En el sistema sueco, por ejemplo, cuando un diputado asume como ministro tiene un suplente, y cuando vuelve del ministerio a la Cámara de Diputados, ocupa su rol sin problemas. El punto es que en Chile se vota por personas que, por supuesto, tienen una opción política y nos representan.
Entiendo que existe una dificultad para asumir el riesgo, la incertidumbre propia de la democracia; pero no hay nada más incierto que la vida ni más azaroso que la muerte, y tiende a distribuirse democrática y estadísticamente.
En consecuencia, el temor de que se generen desequilibrios como consecuencia del fallecimiento de un parlamentario, porque el resultado electoral no es el previsto, francamente representa el temor a la democracia, al rasgo inherente de devolver a la ciudadanía su soberanía. Pensamos todo como si se tuviera que elegir un parlamentario de un sector y otro de otro sector. Pero eso no es la vida, no es la democracia. La democracia es, por definición, la incidencia de la gente respecto de quiénes nos representan; respecto de qué corriente de opinión se hace mayoritaria un día y, luego, deviene en minoritaria porque deja de conectarse con las aspiraciones mayoritarias de la ciudadanía.
No cometamos el error de que mañana se diga que hicimos un avance, porque parte importante de los reemplazos será decidida por el pueblo, como corresponde, en circunstancias de que otra parte seguirá siendo decidida por las direcciones de los partidos y por este Hemiciclo. El hecho de que este participe en la definición de un reemplazante es una situación que, francamente, no tiene precedente en el planeta.
Finalmente, si hay que hacer una distinción -estoy disponible para concurrir a un consenso- entre quienes fallecen y quienes incurren en causal de inhabilidad, propongo que, en el primer caso, el reemplazante, de todas maneras, corresponda a la persona que en la lista haya recibido adhesión popular, aunque menor que la del fallecido. Así, por lo menos, nos aseguraremos de que participó en una elección y, por lo tanto, obtendrá ese derecho emanado de la voluntad popular.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Fidel Espinoza.
El señor ESPINOZA (don Fidel).- Señor Presidente , como lo han planteado varios colegas que me antecedieron en el uso de la palabra, el proyecto de reforma constitucional para modificar el sistema de reemplazo de vacantes en cargos parlamentarios, es una necesidad para nuestra clase política que transversalmente ha sido golpeada por la ciudadanía, como claramente ha quedado establecido en las últimas encuestas, cuyos resultados ha conocido todo el país.
Desde ese punto de vista, para nadie es un misterio -aquí tengo una serie de antecedentes que lo demuestran- que cuando ha sido necesario reemplazar a parlamentarios, en muchos casos los reemplazantes han sido designados por las cúpulas partidarias, lo que ha contado con el rechazo categórico de la ciudadanía. De hecho, cuando los ex senadores Longueira y Allamand asumieron como ministros en el Gobierno del Presidente Piñera, fueron reemplazados por los parlamentarios que todos conocemos. En esa oportunidad, más del 80 por ciento de la ciudadanía rechazó la forma como los partidos políticos utilizan ese mecanismo de reemplazo de parlamentarios elegidos por votación popular. De más está decir -como lo expresó el diputado Alfonso de Urresti - que se trata de una situación que, lamentablemente, en los últimos años se ha intensificado de manera notoria. Tengo la moral para recordar que cuando ocurrió, en una oportunidad, durante los gobiernos de la Concertación -cuando la actual presidenta del Partido por la Democracia dejó la Cámara para asumir la vocería de gobierno-, también fui crítico del sistema de reemplazo.
Sin embargo, en este Gobierno ha habido una desatada acción en materia de reemplazos con personas afines a las cúpulas partidarias, pero a espaldas de la ciudadanía. El mejor ejemplo de ello -lo planteó acá el diputado Alfonso de Urresti - es el del Presidente de Renovación Nacional , Carlos Larraín , quien hoy es flamante senador, prácticamente designado, por Osorno y Valdivia , hermosas zonas de nuestro sur que él seguramente conocía sólo por aspectos turísticos y no por razones vinculadas a los problemas y las demandas ciudadanas.
Eso le hace mal a la clase política en su conjunto, provenga de donde provenga el reemplazante. Aquí estoy haciendo un juicio de valor no sólo respecto de lo que ocurre actualmente, sino del sistema político en general.
Por eso, en esta modificación al sistema de reemplazo de vacantes en cargos parlamentarios es importante que la ciudadanía sepa con antelación que al momento de votar para elegir un parlamentario, también estará determinando el futuro en caso de que éste deba dejar su cargo y genere, en consecuencia, una vacancia. Por lo tanto, ello es un avance.
No obstante lo anterior, como también se planteó en esta Sala, en la modificación que debatimos existen otros elementos, como el plazo establecido para que opere el sistema de reemplazo. Si bien ha habido algunas discrepancias en cuanto al tiempo que debe restar para que se llene la vacante, creemos que se trata de una iniciativa importante, que por cierto aprobaremos, porque importa un avance para el sistema democrático del país y contribuye a lo que la ciudadanía quiere: ser ella y no las cúpulas partidarias la que determine quiénes llegan al Parlamento.
El actual sistema, en definitiva, se presta para situaciones que, si bien no son ilegales, al menos resultan bastante repudiables, desde el punto de vista de las decisiones que la ciudadanía soberanamente siempre debe tomar, sobre todo cuando se trata de un órgano democrático que vela por que Chile tenga legislaciones acordes con las necesidades que la ciudadanía va requiriendo en el día a día.
Por lo expuesto, señor Presidente , anuncio que apoyaremos el proyecto, sin perjuicio de reiterar que es necesario introducirle algunas modificaciones para mejorarlo de manera ostensible.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Ignacio Urrutia.
El señor URRUTIA.- Señor Presidente , en la vida hay ejemplos buenos y ejemplos malos. Es el caso del que dio la entonces Presidenta Bachelet al sacar a una diputada para llevarla como ministra, lo que generó que se nombrara como diputado designado a Felipe Harboe , quien después fue elegido democráticamente.
Ella dio un pésimo ejemplo, que sirvió para que este Gobierno “se fuera un poco al chancho”, ya que se le anduvo pasando la mano al sacar parlamentarios para llevárselos a los ministerios.
Eso ha generado este problema no menor -es bastante grande-, que no tuvimos en el pasado. Por lo menos, desde el año 90 hasta la fecha que indiqué no vivimos un problema de esa naturaleza.
Sin lugar a dudas, como bien se manifestó acá -así lo han señalado muchos parlamentarios que me antecedieron en el uso de la palabra-, esta situación es bastante repudiable para la ciudanía, pues si ésta elige a una persona determinada para un cargo específico, espera que ella desempeñe ese cargo y no se cambie a otro tipo de actividad.
Por eso, valoro las mociones presentadas para buscar una salida y mejorar la situación actual. Así, finalmente, la Comisión de Constitución se quedó con la iniciativa que le pareció más adecuada.
Valoro el trabajo realizado por dicha instancia, porque sé que lo hizo lo mejor posible en orden a encontrar, de entre las mociones presentadas, la más apropiada para solucionar el problema. Tal vez, la iniciativa que conocemos no es la ideal, según se expresó en otras intervenciones. Por eso se presentaron tantas indicaciones.
En consecuencia, propongo aprobar en general la iniciativa, pero que vuelva a la Comisión para que se la perfeccione como corresponde a los efectos de que saquemos una legislación adecuada.
Me gustaba el sistema de reemplazo que teníamos antes, cuando el parlamentario que dejaba su cargo por la comisión de un hecho ilícito, por una enfermedad grave o por muerte era remplazado por su compañero de lista. Eso me parecía bastante razonable, porque el compañero de lista había participado en la misma elección que quien dejaba la vacante y, aunque no perteneciera al mismo partido que ese parlamentario, formaba parte de la misma coalición. Ello era lo razonable, porque esa persona había sido sometida a una votación y, si bien no la había ganado, tenía legitimidad ante los electores. Los nombrados a dedo, sin lugar a dudas, no la tienen.
Por eso, quizás una parte del proyecto no me gusta. Porque lo ideal es que exista una elección en que la persona sea legitimada por la ciudadanía. De lo contrario, el reemplazo no tiene mucho asidero.
No sé si se presentó alguna indicación en tal sentido, pero sería bueno que cuando el proyecto vuelva a la Comisión de Constitución ello se discutiera.
Considero que en la ley debe establecerse especialmente que quien resulta elegido para el cargo de parlamentario, debe cumplirlo, es decir, no puede renunciar.
Por lo tanto, no se puede sacar a un parlamentario para que sea ministro ; un alcalde o un concejal no puede renunciar para hacer otra cosa. La persona que es elegida en forma democrática para un cargo debe cumplirlo, no debiera tener derecho a renunciar. Eso sería lo lógico.
Asimismo, es preciso buscar una forma de reemplazo para los casos de muerte, de condena judicial por comisión de delito o de enfermedad grave de quien ocupe un escaño en el Parlamento. Eso me parece más razonable. Pero, de una vez por todas se debe establecer, a través de esta reforma, que quien asume como parlamentario, lo hace de manera irrenunciable y que, por ningún motivo, puede asumir otro cargo que no sea aquel para el cual fue elegido.
De esa manera, al menos se zanja ese problema, y sólo queda el otro, el del reemplazo en caso de fuerza mayor. Habría que ver la mejor manera de resolverlo.
Como lo manifesté, para mí ésa sería la solución más lógica, de modo que la ciudadanía tenga la seguridad más absoluta de que cuando vote por determinada persona, ésta tendrá que cumplir completamente el cargo para el cual fue elegida, sin que se le dé ninguna opción para irse a un ministerio o al cargo que quiera en el Gobierno.
Insisto: eso me parece lo más razonable. Ojalá que las indicaciones presentadas ayuden a perfeccionar este proyecto de ley.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Jorge Burgos, en su segundo discurso.
El señor BURGOS.- Señor Presidente, a propósito de las intervenciones posteriores a mi primer discurso, quiero destacar muy brevemente un par de aspectos.
En primer lugar, considero una buena noticia que la Comisión de Constitución haya hecho un esfuerzo consensuado, más allá de que el proyecto no guste en su integridad, para poner la materia en discusión. Se trata de un asunto que durante mucho tiempo estuvo en debate en los medios de comunicación: cada vez que había un problema con algún nombramiento, todos o buena parte de quienes nos encontrábamos acá opinábamos al respecto. No obstante, en la Cámara no había sido puesto en la discusión.
Ahora, el tema se incorporó al debate, pese a que el Gobierno, en una materia de esta naturaleza, una reforma constitucional importante, no ha emitido su opinión en la Comisión. No queda clara la posición del Gobierno al respecto. No sé si desea mantener las cosas tal como están o si tiene pensada alguna otra alternativa. Reitero, no hay opinión al respecto. En esta Sala tampoco la ha habido. Me llama la atención, ya que en materia de reformas constitucionales, los gobiernos siempre han tenido opinión, ya sea favorable, desfavorable o matizada, pero se han pronunciado. Sin embargo, aquí estamos ante una situación distinta. Por eso, es muy importante que, no obstante aquello, esto se haya puesto en discusión.
El segundo punto al cual me quiero referir dice relación con lo siguiente: en el mundo no hay sistema electoral alguno que permita una alternativa distinta de las elecciones complementarias, que no sea el uninominal. No hay ninguna otra posibilidad, porque se trata de reemplazar a un parlamentario que, por alguna razón, no va a estar. En la única parte en la que coinciden el sistema normal y el extraordinario, en la que el normal es un sistema uninominal, es en
Inglaterra y en algunas otras partes del mundo. Entonces, no hay cómo despejar ese tema. Tiene que ser así.
Tercero, estoy entre los que creen que la mejor fórmula de reemplazo, cualquiera que sea la causal que lo origine, es la elección complementaria, con todos los riesgos que puede tener, que por cierto los tiene. Un ejemplo propio podría ser que, si por alguna razón, ni Dios lo quiera, parto antes del término de mi período. Si ello ocurriese, lo más probable es que en el distrito que represento, donde saqué la primera mayoría como diputado , en una elección complementaria salga en mi reemplazo un diputado de la Alianza , porque la suma de sus votos es ocho o nueve puntos mayor que la de la otra coalición. Por lo tanto, salvo que ocurra alguna cuestión especial, lo lógico sería eso. En otros casos el ejemplo es distinto. En suma, hay un riesgo que, a mi juicio, es inevitable desde el punto de vista de volver al soberano.
Está claro que no están los 72 votos que se necesitan para aprobar un proyecto de reforma constitucional que establezca como único camino una elección complementaria. En consecuencia, si queremos hacer una reforma sobre la base del actual sistema -que es un desastre desde el punto de vista político y de la legitimidad, no sólo para los parlamentarios, sino también para la ciudadanía-, tendremos que hacer un gran esfuerzo para lograr ese consenso.
En la Sala ha sido reprochada esta distinción. Es más, a mucha gente le parece que no corresponde que exista distinción entre las causales de dejación del cargo. Asimismo, no puede ser que entreguemos a la Cámara de Diputados o al Senado la capacidad de reemplazo. Probablemente, en otros países no hay muchos antecedentes; aquí los hubo; fue el sistema que se utilizó en algún momento.
Por eso, creo que tenemos que votar en general este proyecto y discutir en forma rápida las indicaciones en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia para buscar una fórmula. Es obvio que será la que muchos queremos; tampoco será la que quieren otros, que es que jamás esto se resuelva a través de una elección complementaria. ¿Qué alternativa hay frente a esta distinción que se hizo? Podría ser una que han planteado varios colegas de distintas bancadas. Por ejemplo, en caso de muerte de un parlamentario, volver a la fórmula que había antes, o sea, que el reemplazante sea el compañero de lista. En el sistema binominal que hoy nos rige siempre es uno; pero podría ser distinto si logramos cambiar el sistema electoral. En ese caso, podría ser el compañero de lista más votado.
Si ese es el camino que se desea seguir, creo que también deberíamos tomar un resguardo, porque una de las críticas que se hizo a ese sistema, previo a la reforma del 2005, fue que había casos -y los hubo- en que el porcentaje de votos del reemplazante era mínimo, en tal magnitud, que no se podía hablar realmente de representación popular. El ejemplo más típico de eso fue el de la persona que reemplazó al ex senador Jorge Lavandero: obtuvo un porcentaje que no superaba el 1 por ciento. Entonces, creo que en esa fórmula debiéramos poner un límite, por ejemplo, que el reemplazo sólo se pueda producir cuando el compañero de lista más votado tenga sobre 5 por ciento. Podría ser una fórmula.
En consecuencia, llamo a votar favorablemente en general este proyecto y a estudiar fórmulas que, obviamente, nunca serán las que todos queremos en un ciento por ciento; pero es la única forma que tenemos para aprobar este proyecto de reforma constitucional.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Joaquín Tuma.
El señor TUMA.- Señor Presidente, aquí se han vertido muchas opiniones sobre un proyecto de ley que tiene que ver con el reemplazo de los parlamentarios que, por diversos motivos, provocan una vacante en este Hemiciclo o en el Senado.
Hace mucho tiempo, hasta 1973, cuando regía la Constitución de 1925, se elegían en mi provincia diez diputados, y cada vez que había una vacante, había una elección complementaria. Hoy tenemos un sistema binominal. Este proyecto aborda la forma de reemplazo de vacantes en este nuevo sistema, pero la fórmula que presenta no me satisface, ya que hace una distinción entre las causales -ya lo mencionó también el diputado Jorge Burgos -, con lo cual no estoy de acuerdo. Concuerdo con el diputado Urrutia , en el sentido de poner una traba para evitar que los parlamentarios renuncien. La ciudadanía elige a un diputado para que cumpla su mandato durante cuatro años, pero hoy se permite a ese parlamentario renunciar para asumir el cargo de ministro . En mi opinión, la ciudadanía ha sido engañada por esa persona. Si participo en una elección y prometo a la ciudadanía de determinado distrito que trabajaré por cuatro años, pero a la mitad de mi período renuncio para ocupar el cargo de ministro de Estado , no estoy cumpliendo con la fe pública que de alguna manera la ciudadanía depositó en mí al momento de darme el voto.
En segundo lugar, ante el fallecimiento o la renuncia a su cargo un parlamentario, el plazo de dos años en que el distrito se queda sin representación, sobre todo cuando sólo hay dos cargos, es demasiado largo. Por ello, creo que habría que reducir ese plazo a un año, ya que dos años es la mitad de un período legislativo en que esa ciudadanía quedaría sin representación. En el caso de mi distrito, si fallezco antes de terminar mi período, los dos años que restarían quedaría con un representante de la ciudadanía que sólo obtuvo 16 por ciento de los votos, lo que no es compatible con un ejercicio democrático y de representación popular.
Si bien este proyecto representa un avance, sería bueno discutir un poco más para buscar fórmulas que lleven a una representación realmente democrática y que permita el reemplazo de parlamentarios que van a cumplir una función, porque no podemos dejar a la ciudadanía sin representación.
Otro elemento que me parece muy importante señalar es que deberíamos buscar reemplazos por coalición. De lo contrario, si en un distrito hay una coalición que tiene un respaldo muy fuerte, tras una elección complementaria quedará con dos diputados, lo que provocará una situación perversa para la otra coalición, que se quedará sin representación.
Esas son las diferencias que me asaltan respecto del proyecto de ley en comento.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Eduardo Cerda.
El señor CERDA.- Señor Presidente , cuando se produzca una vacante de algún parlamentario, cualquiera que sea la causa, su reemplazo debe hacerse a través de una elección complementaria.
En la historia de Chile tenemos muchos casos en que la elección complementaria ha sido una verdadera encuesta. ¡Para qué recordar lo que pasó en Curicó, en 1963, cuando se produjo el “naranjazo”, que cambió la relación de las fuerzas políticas en el Congreso Nacional y fue una de las causas principales de la elección del Presidente Eduardo Frei Montalva , en 1964!
Esto que digo es sin menoscabar a los reemplazantes que han sido designadas durante este período, pues son personas honorables y capaces, que nos acompañan en la Cámara de Diputados. Pero aquí estamos discutiendo sobre un principio: que la vacante dejada por un parlamentario que haya sido nombrado en un cargo superior o que haya fallecido, debe ser provista mediante elecciones complementarias.
Por eso, junto con otros diputados presentamos una indicación para que las vacantes sean llenadas mediante este mecanismo, pero no sólo cuando los parlamentarios sean designados para ocupar otros cargos, sino en cualquier situación. Es lo que democráticamente corresponde hacer y, por lo tanto, esperamos que así sea aprobado por la honorable Sala.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Cristián Letelier.
El señor LETELIER.- Señor Presidente , como soy una de las personas beneficiadas con este sistema tan cuestionado -yo también lo cuestiono-, quiero llamar a la Sala a reflexionar respecto de este proyecto, que, desde ya, anuncio que voy a rechazar, por considerar altamente inconveniente la realización de elecciones complementarias. A diferencia de lo que manifestó el diputado Eduardo Cerda , a mi juicio son muy perjudiciales para el sistema democrático.
¿Los parlamentarios somos elegidos intuitus personae, es decir, en atención a la persona del candidato a diputado o senador, o considerando el partido político al cual pertenecemos? La experiencia nos ha demostrado que, en parte, es por las condiciones personales de cada candidato; pero los partidos políticos también juegan un rol fundamental. El sistema que estableció la Constitución de 1980, relativo a la elección del compañero de lista, es muy injusto. La Unión Demócrata Independiente lo comprobó cuando asesinaron al senador Jaime Guzmán , quien fue reemplazado por su compañero de lista. Sin embargo -estoy hablando a título personal-, el actual sistema también sería altamente injusto, toda vez que es muy criticado por la ciudadanía.
¿Cómo armonizar, entonces, en la democracia representativa, sistema que informa nuestra institucionalidad, el legítimo interés de un partido político de llenar la vacante dejada por un diputado o un senador con un integrante de sus filas?
A propósito de la democracia interna de los partidos políticos, a mi juicio, de acuerdo con la justicia electoral, me parecería bien que el partido al cual pertenece el parlamentario que produce la vacante abra la posibilidad de que sus militantes se pronuncien respecto de diversas personas para llenarla. De esa forma, se fortalecería la democracia interna de los partidos políticos, porque considero que en las elecciones parlamentarias, a diferencia de las municipales, pesan más los partidos que la situación personal de los candidatos. Un diputado o un senador puede ser bueno o malo; pero, a la hora de votar, prevalece el partido político. Por eso, en esas campañas electorales no se deja de lado el partido político al cual pertenecen los candidatos.
Pues bien, al ser así las cosas, tenemos que modificar el artículo único, porque mientras exista el sistema binominal, las elecciones complementarias son muy adversas a un sistema eficiente. Pienso que lo que debemos fortalecer es la democracia interna de los partidos, de manera que un parlamentario que deje una vacante sea reemplazado por un ciudadano de su misma colectividad, de acuerdo con la democracia interna de cada partido político.
Por eso, voy a votar en contra del proyecto.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Tiene la palabra la diputada señora Marisol Turres.
La señora TURRES (doña Marisol).- Señor Presidente , en nuestro país, cada vez que surge un problema o una situación que cause algún grado de conmoción o que impacte a la opinión pública, la reacción es siempre la misma y, muchas veces, nace en el Congreso Nacional: se dicta una ley -incluso, los gobiernos reaccionan de la misma forma- o se crea una nueva institución o un nuevo órgano del Estado.
En este caso, debido a que durante el Gobierno del Presidente Piñera se ha producido un verdadero éxodo de parlamentarios, específicamente de senadores, para ocupar diversos cargos en el Gobierno, surgió el tema de su reemplazo. No ha sido algo de común ocurrencia, pero se ha dado.
En efecto, el sistema anterior, según el cual asumía el compañero de lista del parlamentario a reemplazar, no era bueno; pero, el que se propone tampoco nos gusta; no es ilegal, pero no nos gusta.
Se presentaron diversas mociones tendientes a buscar un sistema de reemplazo, que contara con más legitimidad y con la anuencia de la ciudadanía. Una de esas iniciativas es la que estamos discutiendo hoy, y quiero decir derechamente que no me gusta. Por cierto, me parece razonable efectuar elecciones complementarias, porque es una fórmula mejor que la que tenemos; pero, no poder realizarlas cuando faltan menos de dos años significa dejar a la gente del distrito o de la circunscripción sin representante, me parece injusto, porque su ciudadanía no tendrá quien haga escuchar su voz en el Congreso Nacional o ante las autoridades de Gobierno. Además, esto también genera un problema a los parlamentarios independientes.
A mi juicio, éste es un tema bastante más profundo. Se ha hablado mucho de que es necesario hacer algunas reformas políticas. Tal vez sea el momento de pensarlo y, una vez que esto se haya decantado, determinar cuál es la mejor fórmula. Por ejemplo, uno de los sistemas que más me gusta -y puede ser una opción- es que el parlamentario que se presenta a una elección vaya acompañado de otro candidato que pueda reemplazarlo en caso de vacancia del cargo. Sin embargo, es un debate que debe efectuarse más allá de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia e, incluso, de la Cámara de Diputados. Considero que debemos llegar a un acuerdo y estar convencidos de que será la última modificación que vamos a hacer en esta materia.
Si bien el proyecto ofrece una alternativa mejor que la actual, no recoge la inquietud de la ciudadanía, salvo en lo que se refiere a la realización de elecciones complementarias, con todos los problemas que ello implica. Tampoco es bueno que la ciudadanía se quede sin representación durante un lapso cercano a los dos años.
Por lo tanto, no voy a concurrir con mi voto favorable a la aprobación del proyecto.
He dicho.
El señor MELERO (Presidente).- Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
-Con posterioridad, la Sala se pronunció sobre este proyecto en los siguientes términos:
El señor MELERO (Presidente).- Corresponde votar en general el proyecto de reforma constitucional, en primer trámite constitucional y primero reglamentario, iniciado en moción, que modifica el sistema de reemplazo de vacantes de cupos parlamentarios.
Hago presente a la Sala que, por tratarse de una reforma constitucional que recae en el capítulo V de la Constitución, su aprobación requiere el voto afirmativo de las tres quintas partes de los diputados y diputadas en ejercicio, es decir, de 72 votos.
En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 83 votos; por la negativa, 6 votos. Hubo 9 abstenciones.
El señor MELERO (Presidente).- Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi Opazo Enrique; Aguiló Melo Sergio; Alinco Bustos René; Álvarez-Salamanca Ramírez Pedro Pablo; Andrade Lara Osvaldo; Arenas Hödar Gonzalo; Ascencio Mansilla Gabriel; Auth Stewart Pepe; Baltolu Rasera Nino; Barros Montero Ramón; Bauer Jouanne Eugenio; Becker Alvear Germán; Browne Urrejola Pedro; Burgos Varela Jorge; Calderón Bassi Giovanni; Campos Jara Cristián; Cardemil Herrera Alberto; Carmona Soto Lautaro; Castro González Juan Luis; Cerda García Eduardo; Ceroni Fuentes Guillermo; Cornejo González Aldo; Cristi Marfil María Angélica; Chahín Valenzuela Fuad; De Urresti Longton Alfonso; Delmastro Naso Roberto; Díaz Díaz Marcelo; Edwards Silva José Manuel; Eluchans Urenda Edmundo; Espinosa Monardes Marcos; Espinoza Sandoval Fidel; Estay Peñaloza Enrique; García García René Manuel; Godoy Ibáñez Joaquín; Goic Boroevic Carolina; González Torres Rodrigo; Gutiérrez Pino Romilio; Harboe Bascuñán Felipe; Hoffmann Opazo María José; Jarpa Wevar Carlos Abel; Jiménez Fuentes Tucapel; Kast Rist José Antonio; Lemus Aracena Luis; León Ramírez Roberto; Rosales Guzmán Joel; Lorenzini Basso Pablo; Macaya Danús Javier; Melero Abaroa Patricio; Molina Oliva Andrea; Montes Cisternas Carlos; Morales Muñoz Celso; Moreira Barros Iván; Muñoz D’Albora Adriana; Nogueira Fernández Claudia; Ojeda Uribe Sergio; Ortiz Novoa José Miguel; Pascal Allende Denise; Pérez Arriagada José; Recondo Lavanderos Carlos; Rincón González Ricardo; Rivas Sánchez Gaspar; Robles Pantoja Alberto; Rubilar Barahona Karla; Saa Díaz María Antonieta; Saffirio Espinoza René; Salaberry Soto Felipe; Sandoval Plaza David; Santana Tirachini Alejandro; Sauerbaum Muñoz Frank; Schilling Rodríguez Marcelo; Silber Romo Gabriel; Squella Ovalle Arturo; Tuma Zedan Joaquín; Turres Figueroa Marisol; Urrutia Bonilla Ignacio; Vallespín López Patricio; Van Rysselberghe Herrera Enrique; Vargas Pizarro Orlando; Venegas Cárdenas Mario; Von Mühlenbrock Zamora Gastón; Walker Prieto Matías; Ward Edwards Felipe; Zalaquett Said Mónica.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Bertolino Rendic Mario; Bobadilla Muñoz Sergio; Marinovic Solo De Zaldívar Miodrag; Sabag Villalobos Jorge; Letelier Aguilar Cristian; Velásquez Seguel Pedro.
-Se abstuvieron los diputados señores:
Girardi Lavín Cristina; Gutiérrez Gálvez Hugo; Jaramillo Becker Enrique; Martínez Labbé Rosauro; Norambuena Farías Iván; Tarud Daccarett Jorge; Ulloa Aguillón Jorge; Verdugo Soto Germán; Vidal Lázaro Ximena.
El señor MELERO ( Presidente ).- Por haber sido objeto de indicaciones, el proyecto vuelve a la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia.
-El proyecto fue objeto de las siguientes indicaciones:
Al artículo 51 inciso tercero propuesto por la Comisión de Constitución,
Legislación y Justicia
1.- Del Diputado señor Alberto Robles, para reemplazar el mencionado inciso por el siguiente: “Las vacantes de Diputados y de Senadores se proveerán por elecciones complementarias. No obstante, si restare menos de un año para la siguiente elección parlamentaria en el distrito o circunscripción donde se ha producido la vacante, el parlamentario no será reemplazado.”.
2.- De los Diputados señores Eduardo Cerda y Jorge Tarud, para reemplazar el referido inciso por el siguiente: “Las vacantes de Diputados y Senadores se proveerán mediante elecciones complementarias.”.
Al artículo 51 inciso tercero letra a) propuesta por la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia
3.- De las Diputadas señoras Carolina Goic y Alejandra Sepúlveda, y de los Diputados señores Sergio Aguiló, Lautaro Carmona, Eduardo Cerda, Fuad Chahín, Marcelo Díaz, Hugo Gutiérrez, Sergio Ojeda, René Saffirio y Patricio Vallespín para sustituir el texto de la aludida letra a) por el siguiente: “Cualquiera sea la causa de la vacante de Diputado o Senador , se procederá a realizar elecciones complementarias. No obstante, si restare menos de un año para la siguiente elección parlamentaria en el distrito o circunscripción donde se ha producido la vacante, el parlamentario no será reemplazado.”.
4.- Del Diputado señor Manuel Rojas,
para sustituir en la letra a) la frase “No obstante, si restare menos de dos años” por “No obstante, si restare menos de un año”.
5.- Del Diputado señor Cristián Monckeberg,
para reemplazar los vocablos “dos años” por “un año”.
6.- De las Diputadas señoras María José Hoffmann y Andrea Molina, y de los Diputados señores Alberto Cardemil, Edmundo Eluchans y René Manuel García, para eliminar en la mencionada letra las oraciones “se procederá a realizar elecciones complementarias. No obstante, si restare menos de dos años para la siguiente elección parlamentaria en el distrito o circunscripción en donde se ha producido la vacante,”.
Al artículo 51 inciso tercero letra b) propuesta por la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia
7.- De las Diputadas señoras Carolina Goic y Alejandra Sepúlveda, y de los Diputados señores Sergio Aguiló, Lautaro Carmona, Eduardo Cerda, Fuad Chahín, Marcelo Díaz, Hugo Gutiérrez, Sergio Ojeda, René Saffirio y Patricio Vallespín, para suprimir la letra en mención.
8.- Del Diputado señor Gaspar Rivas, para reemplazar la expresión “ser electo” por la frase “fallecer o renunciar, si hubiere pertenecido a alguno”.
9.- Del mismo señor Diputado , para agregar a continuación del punto final, que pasa a ser seguido, las siguientes oraciones: “Si el parlamentario no hubiere pertenecido a un partido político al momento de fallecer o renunciar, se procederá a realizar una elección complementaria. Empero, si restaren menos de dos años para la siguiente elección parlamentaria en el distrito o circunscripción en que se produjo la vacante, el parlamentario no será reemplazado”.
Al artículo 51 incisos cuarto, quinto, sexto y final de la Constitución Política
10.- Del Diputado señor Alberto Robles, para suprimirlos.
Al artículo 51 incisos cuarto y quinto de la Constitución Política
11.- De los Diputados señores Eduardo Cerda y Jorge Tarud, para sustituir los mencionados incisos por los siguientes:
“Si la vacancia se produjere faltando menos de un año para la próxima elección de Diputados o para elegir Senador por la circunscripción correspondiente, el cargo quedará vacante.
Si la vacancia se produjere faltando un año o más para la próxima elección parlamentaria correspondiente, el Presidente de la República convocará a los ciudadanos del distrito o circunscripción donde se produjo la vacante a elecciones complementarias, las cuales se realizarán al trigésimo día después de la convocatoria. El parlamentario que resulte elegido asumirá su cargo el décimo día después de su proclamación.”.
Al artículo 51 inciso quinto propuesto por la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia
12.- De las Diputadas señoras Carolina Goic y Alejandra Sepúlveda, y del Diputado señor Ricardo Rincón, para reemplazar el aludido inciso quinto por el siguiente: “Los parlamentarios elegidos como independientes y aquellos que hubieren postulado integrando lista en conjunto con uno o más partidos políticos, serán siempre reemplazados conforme a las reglas del inciso tercero letra a) de este artículo.”.
13.- De las Diputadas señoras Carolina Goic y Alejandra Sepúlveda, y de los Diputados señores Sergio Aguiló, Lautaro Carmona, Eduardo Cerda, Fuad Chahín, Marcelo Díaz, Hugo Gutiérrez, Sergio Ojeda, René Saffirio y Patricio Vallespín para agregar después de la frase “conforme a las reglas del” la expresión “número 1, letra a)”.
Al artículo 51 inciso sexto de la Constitución Política
14.- De los Diputados señores Eduardo Cerda y Jorge Tarud, para reemplazar en el mencionado inciso la palabra “nominado” por “elegido”.
Al artículo 59 inciso segundo de la Constitución Política
15.- De los Diputados señores Alberto Cardemil y René Manuel García, para eliminar la oración que empieza con la expresión “ni se aplica”, y termina con “ diputado o senador”, reemplazando el punto y coma (;) que sigue a los vocablos “guerra exterior” por un punto final (.).
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