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El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Ignacio Urrutia.
El señor URRUTIA.- Señor Presidente , es cierto que tenemos mucha premura para el despacho de este proyecto. La urgencia es de discusión inmediata, porque hoy expira la vigencia del sistema de reintegro parcial por concepto del impuesto específico al petróleo diésel. En el caso de no aprobarse el proyecto, lo que no creo, regirá la norma permanente, la ley N° 19.764, de 19 de octubre de 2001, que contiene una tasa de devolución de 25 por ciento del impuesto específico al petróleo diésel. Recordemos que para no retornar al sistema de devoluciones que contempla esta ley, se ha postergado en dos ocasiones la plena vigencia del sistema original, en junio de 2009 y en julio de 2010. Hoy estamos nuevamente postergando esa plena vigencia, habida consideración de que el sistema actual expira hoy, 30 de noviembre de 2011.
La idea es incrementar las tasas de reintegro que establece la norma original. Para esto, el proyecto propone que entre 1 de diciembre del año en curso 2011 y el 30 de junio de 2014, las empresas de transporte de carga recuperen mensualmente, según un nuevo esquema. La recuperación era en UTM; en adelante será en UF.
Esta postergación beneficia fuertemente a la gran mayoría de los transportistas de nuestro país, sobre todo al pequeño, que representa más del 80 por ciento del gremio. Incluso, quedan mejor que con la ley anterior.
Con todo, no puedo dejar pasar algo que los diputados de la UDI hemos venido pidiendo durante los últimos diez años. Se lo hemos pedido al actual Gobierno y también se lo pedimos a los gobiernos de Bachelet y de Lagos: buscar una fórmula, sea para la eliminación completa del impuesto específico a los combustibles o, por lo menos, una rebaja. Hemos insistido fuertemente en esta materia. Recordemos que esta carga tuvo un fin determinado, que hoy no se cumple. Por lo tanto, pasó a ser un impuesto regresivo, que afecta no sólo, como se ha querido hacer creer, a los que tienen automóviles, a los más ricos, a los que tienen medios de transporte, sino a toda la población. Piensen que si se eliminara el impuesto específico a los combustibles, automáticamente bajarían los precios de los pasajes de las micros y de los colectivos; también bajarían automáticamente los precios de los fletes y, por ende, los de los alimentos y de los productos de primera necesidad. Es decir, favorecería a toda la población.
Por eso, hemos planteado con tanta fuerza que este impuesto debe ser revisado. Además, el Gobierno ha manifestado en el último tiempo que estaría llano a estudiar una reforma tributaria después del despacho del proyecto de Ley de Presupuestos, por lo que sería bueno que allí se incluyera una reducción o la eliminación total del impuesto específico a los combustibles.
La bancada de la UDI seguirá dando esa pelea. Espero que tengamos resultados durante nuestro Gobierno. De lo contrario, tendremos que lograrlo con el gobierno que venga; pero, como dije, seguiremos luchando hasta lograrlo, ya que ello permitiría ayudar mucho a nuestra gente.
Cuando en los canales de televisión, las radios o la prensa preguntan a la gente lo que más les molesta, no responde que es el precio de los combustibles, sino que los alimentos suban diariamente. Si se eliminara el impuesto específico a los combustibles, los alimentos bajarían de inmediato, por lo que la percepción de la ciudadanía respecto de este Gobierno o de cualquier otro cambiaría sustancialmente. Por eso es tan importante la eliminación del impuesto específico a los combustibles.
Entiendo lo que dijeron el diputado Lorenzini y el ministro en reiteradas oportunidades. Estamos hablando de que ese impuesto entrega al Estado entre 1.800 millones y 2 mil millones de dólares, o sea, de una cantidad enorme; pero hay otras maneras para compensar su eliminación. Distintos economistas han señalado que si bien no se podría compensar el total, por lo menos se podría compensar una parte de esos recursos. Por ejemplo, se podría aplicar un impuesto de 20 por ciento a las empresas, lo que compensaría una parte de lo que reditúa dicho impuesto específico, lo que permitiría rebajar la diferencia del impuesto a los combustibles.
La idea fue planteada hace mucho tiempo. Espero sinceramente que si se concreta esa reforma tributaria, se determine de frentón la eliminación del impuesto específico a los combustibles. Así, no tendremos que despachar nunca más un proyecto de ley de esta naturaleza, que favorece en forma transitoria a los transportistas, como sucede ahora.
He dicho.
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