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El señor NOVOA .- Señor Presidente , yo voté a favor de este proyecto en la Comisión de Hacienda. Ahora voy a mantener mi posición y me pronunciaré en contra de la indicación.
Deseo señalar que en una materia de este tipo, donde se establecen determinados tratamientos tributarios, donde se discrimina en función de la venta, el tamaño, puede haber muchas opiniones, todas legítimas, por cierto. Pero creo que en el debate se han cometido algunas injusticias que a mí me interesa reparar.
En primer lugar, se ha criticado la oportunidad en que se presentó el proyecto; se ha reclamado por qué no se hace un análisis a fondo de todo el sistema de los combustibles, e incluso se han emitido opiniones tan valiosas como la del Senador Pérez Varela, a quien me gustaría que siempre se oyera con la misma atención.
Ahora bien, quisiera recordar que aquí estamos discutiendo una normativa muy específica. No estamos hablando del tema de los combustibles ni de la política de transporte, sino refiriéndonos a la modificación de la ley N° 19.764, que en el año 2001 consagró el sistema de reintegro parcial del impuesto.
Dicho cuerpo legal establecía un reintegro inicial de 10 por ciento, y permanente, de 25 por ciento.
¿Qué pasó el 2008? Se produjo una crisis y aumentó el precio de los combustibles. Por eso, se modificó el sistema para incrementar el reintegro por un plazo determinado.
Pasó la crisis y el 2009, mediante otra ley, se dispuso un nuevo mecanismo de reintegro, que terminó su vigencia y fue reemplazado por otro el 2010, también con fecha de vencimiento, porque el Senado siempre acordó aprobar leyes parciales.
Por lo mismo, no tiene nada de extraño que, en el momento de su renovación, el Gobierno decida plantear un cambio, el cual, sin perjuicio de que podrá gustar o no gustar, no requiere de tanto análisis y debate.
Vale decir, a la fecha de extinción del plazo de vigencia de tal normativa, que fijaba ciertas tasas y tramos, el Gobierno presenta un proyecto con otros tramos y otras tasas en una materia que es de iniciativa exclusiva del Ejecutivo.
En varias oportunidades nos ha tocado discutir prórrogas de leyes en fechas cercanas a su vencimiento o con el plazo ya vencido. No es ninguna novedad.
El señor LAGOS.- ¡O sea, como que todo está bien hecho...!
El señor NOVOA.- No, no es que todo esté bien hecho. Es parte de lo normal. Estamos discutiendo la prórroga de una ley, que si no se aprueba deja vigente la norma permanente que establece una tasa de 25 por ciento.
Yo examiné el proyecto presentado por el Gobierno y vi que todos los sectores -los pequeños, los más pequeños y los medianos- tienen un buen porcentaje de reintegro: de 50 por ciento, los medianos, y de 30 por ciento, los más grandes. Lo señalo porque acá se dice que los medianos salen perjudicados. Pero no me parece que sea así, según lo aprecio en la iniciativa propuesta, que plantea una tasa que se traduce en un mayor beneficio para los más chicos y en otro un poco menor para los más grandes.
En consecuencia, esto de cambiar a última hora el proyecto para contemplar un plazo más corto creo que no beneficia a nadie, porque es evidente que los temas de fondo no se están discutiendo con motivo de esta normativa y que tampoco se discutirán cuando venza la nueva prórroga.
El señor LAGOS.- ¿Por qué no?
El señor NOVOA.- Porque son materias de otra ley. Si se quiere eliminar el impuesto a los combustibles, hay que avanzar en esa línea.
Como se me acaba el tiempo, me apuro en señalar que a mí tampoco me gustan -lo digo con franqueza- las presiones corporativas que se han efectuado.
El Gobierno llegó a un acuerdo con una Confederación, que constituye un referente. Se realizó una negociación con quien el Ejecutivo estimó que representaba a todos los sectores.
Por lo tanto, el ir cambiando las decisiones a raíz de presiones, por muy legítimos que sean los intereses en juego, nos va a llevar, probablemente, a un caos legislativo.
Gracias.
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