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- rdf:value = " AUMENTO DE SANCIONES PARA MANEJO EN ESTADO DE EBRIEDAD Y BAJO LA INFLUENCIA DEL ALCOHOL O DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES O SICOTRÓPICAS
El señor GIRARDI ( Presidente ).-
Proyecto, en segundo trámite constitucional, que modifica la ley Nº 18.290, para aumentar las sanciones por manejo en estado de ebriedad, bajo la influencia de sustancias estupefacientes o sicotrópicas y bajo la influencia del alcohol, con informe de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (7652-15) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 51ª, en 7 de septiembre de 2011.
Informe de Comisión:
Transportes y Telecomunicaciones: sesión 61ª, en 11 de octubre de 2011.
El señor GIRARDI (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario General.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
La Comisión de Transportes y Telecomunicaciones discutió esta iniciativa solamente en general, dejando constancia de que la analizó en forma conjunta con la moción presentada por los Senadores señores Gómez y Cantero (boletín Nº 7.266-07).
El organismo técnico informante acogió la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes (Honorables señores Chahuán, Gómez, Pérez Varela y Prokurica) y aprobó un texto que es idéntico al despachado por la Cámara de Diputados, el cual puede ser consultado en el boletín comparado que Sus Señorías tienen en sus escritorios.
Cabe destacar que los artículos 193, 196, 197, 208 y 209, contenidos en el artículo único, revisten el carácter de normas orgánicas constitucionales, por lo que requieren para su aprobación el voto conforme de 20 señores Senadores.
El señor GIRARDI ( Presidente ).- En discusión general el proyecto.
Hasta el momento, no se ha inscrito nadie para intervenir.
Le voy a pedir al Senador señor Gómez, que tiene interés en el tema, que abra el debate, y al Honorable señor Prokurica, que lo continúe después, a fin de votar la iniciativa con algún intercambio de ideas.
El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, le solicito que le conceda la palabra primero al Senador Prokurica, pues en este momento estoy viendo otro asunto con el colega Letelier.
El señor GIRARDI (Presidente).- Muy bien.
Puede intervenir el Honorable señor Prokurica.
El señor PROKURICA.- Señor Presidente , quiero felicitar a los Senadores Gómez y Cantero por la moción que presentaron, la cual generó una discusión extraordinariamente importante en la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones.
Ahí se contó con la presencia del Ministro del ramo y de representantes de entidades estatales y de ONG privadas preocupadas de estos temas.
Los resultados obtenidos permiten continuar en la línea trazada por países desarrollados en lo que dice relación con el manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad, con sus sanciones y, además, con los efectos que produce.
Nadie puede discutir que estamos frente a una verdadera plaga de accidentes de tránsito. De hecho, ellos representan en nuestro país la segunda causa de muerte de jóvenes. Y, sin duda, un alto porcentaje de ellos se debe al manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol o de sustancias nocivas como las drogas.
El proyecto rebaja de 1,0 a 0,8 gramos por mil de alcohol en la sangre el manejo en estado de ebriedad, y la escala "0,5-1,0" a la de "0,3-0,8" gramos por mil la conducción bajo la influencia del alcohol. Esto significa, como señalan los autores de la moción, una política de "tolerancia cero" para el manejo bajo los efectos del alcohol, de modo que cuando se conduzca no se ingiera nada de alcohol.
Hoy estamos frente a una realidad muy típica de los sistemas "a la chilena". Cuando uno va a una fiesta o a un cóctel le dicen: "Tómate una cerveza no más porque los instrumentos marcan desde dos". Y la verdad es que pueden ser dos, tres y a veces incluso un pisco sour.
Por ello, la opción que tomaron los autores de la iniciativa y que nosotros compartimos en la Comisión de Transportes es la línea de los países desarrollados: cero consumo de alcohol cuando se conduce. Porque una copa de vino, un pisco sour o una cerveza ya produce efectos negativos en las reacciones y los sentidos de quien maneja. Los vehículos cada día son más rápidos, y vemos cómo los accidentes en las carreteras generan graves problemas para el país: daños, pérdida de vidas, una cantidad enorme de personas que quedan sin ninguna posibilidad de acceder al trabajo y las demás consecuencias que originan tales eventos.
Por eso, llamo al Senado a aprobar el proyecto en debate, que además de aplicar tolerancia cero respecto del manejo, establece procedimientos distintos. Hoy, cuando un conductor protagoniza un accidente, al poco tiempo de nuevo está manejando. La iniciativa en análisis trata de evitar ese procedimiento con medidas precautorias, de manera que a quien provoca un accidente se le retengan los documentos. La idea es que haya por lo menos una prevención, especialmente en el caso de la conducción en estado de ebriedad. De este modo, se golpea con la forma que más le duele al chofer: restringiéndole el uso de los documentos y retirándole su licencia definitivamente.
Por lo anterior, felicito a los Senadores Gómez y Cantero, quienes plantearon en su momento la idea contenida en el presente proyecto, que, a nuestro juicio, va por el camino que han transitado otros países en materia de manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol.
El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.
El señor GIRARDI.- Señor Presidente, nos encontramos ante una iniciativa que considero de la mayor relevancia para la vida cotidiana de nuestro país.
Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte de gente joven en Chile. No es la primera, porque todos los días fallecen en nuestro país 300 personas, 200 de las cuales mueren por infarto, accidente vascular y cáncer. Y 100 de las que perecen por estas razones son jóvenes (tienen entre 40 y 65 años). Por lo tanto, esta es de lejos la principal causa de muerte. Pero los accidentes vehiculares también están diezmando a una población de personas jóvenes: todos los días hay gente que fallece por este motivo.
De hecho, el fin de semana pasado hubo una cantidad significativa de jóvenes (hombres, mujeres y también niños) que murieron como consecuencia de accidentes del tránsito. Y cuando se practican autopsias -eso es lo importante- a las personas que fallecen, ya sea como peatones o como conductores, casi en el 80 por ciento de los casos existe presencia de alcohol en la sangre. Esto es distinto al criterio estadístico de los que conducen o caminan en estado de ebriedad. En la práctica, la autopsia es la mejor manera de identificar la presencia de alcohol.
La tendencia mundial, como una señal para educar a la sociedad, es instaurar el principio de tolerancia cero al alcohol.
El cero no es un cero absoluto, por eso se establece 0,3. Porque si alguien consumiera determinado producto, incluso fruta o un medicamento en una base de alcohol, podría registrar 0,1. Entonces, el 0,3 indica que es evidente que el componente de alcohol se debe a una ingesta alcohólica y no al consumo de un producto natural. Así, la denominada "conducción bajo la influencia del alcohol" se ha rebajado a entre 0,3 y menos de 0,8 gramos por mil de alcohol en la sangre. Lo anterior implica que cualquier persona que quiera manejar tiene que tomar una decisión que a nosotros nos parece muy relevante: el que conduce no puede beber, y el que bebe no conduce.
Por lo tanto, estoy seguro de que esta medida ayudará justamente a disminuir la accidentabilidad.
Algunos dirán, al igual que respecto del tabaco, que estas son normas excesivas, que significan la privación de un derecho. Pero en el caso de la normativa sobre el tabaco se está defendiendo a quienes no fuman. En Chile, 3 millones de personas fuman tabaco ajeno, y corren el mismo riesgo que aquellos que lo consumen, porque el tabaco no es dosidependiente. Es decir, alguien que inhala humo proveniente de aquel se halla expuesto casi al mismo riesgo de un fumador empedernido de desarrollar una fibrosis pulmonar o un cáncer.
Y en la materia que nos ocupa, quien maneja con alcohol es un conductor ingobernable. No solo va a atentar contra su vida -nos asiste la convicción de que es preciso defender su propia vida-, sino que amenazará a personas inocentes -ocurre frecuentemente-, que no han bebido, que a lo mejor han actuado apegadas a todas las normas, pero que pueden ser atropelladas o chocadas por alguien que va conduciendo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. De esta manera, es factible que sufran las consecuencias de alguien irresponsable que toma la decisión de manejar en tales condiciones.
¿Por qué es importante esta medida? Porque ha de ir acompañada de una política de sanciones, como el retiro de la licencia, que es de las cosas que a veces más duelen.
Además, tenemos que dotar a Carabineros de los elementos pertinentes. Los policías de tránsito andan con una pistola, en circunstancias de que para dirigirlo no se necesita armamento. En cambio, sí se requiere un alcotest. Con esta nueva norma, ojalá todos los carabineros dispusieran de uno. Esto habrá de ser complementado, porque en Chile hay solo 120 de esos aparatos y es una absoluta excepción que a una persona le hagan un control de alcohol. Por el contrario, si los conductores supieran que lo más probable es que los van a detener -estos policías debieran estar cerca de discotecas, de lugares de eventos-, que su aliento será analizado mediante dichos instrumentos y que posiblemente se descubrirá que están conduciendo bajo la influencia del alcohol, lo más seguro es que muchas personas asuman una conducta más responsable, entregando las llaves a otro o yéndose en taxi y no conduciendo en estado de ebriedad.
La presente iniciativa se está discutiendo en general y nos parece de la mayor relevancia. Con ella nos homologamos a la tendencia mundial seguida por los países más avanzados. Y ser una nación desarrollada no consiste solo en preocuparse de los PIB económicos, sino que tiene que ver también con incorporar normas de civilización, de respeto a la vida, de cuidado por el otro y por la propia vida (cuando las personas no son capaces de ser responsables de su propia vida, y sobre todo de la ajena).
En consecuencia el proyecto en debate es, desde el punto de vista de salud y de transporte, de la mayor importancia. Y, evidentemente, lo aprobaremos en general.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.
El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente , Honorable Sala, el proyecto en debate ha concitado el apoyo unánime de los miembros de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones, dada la finalidad que persigue: aumentar las penas por la conducción de vehículos motorizados en estado de ebriedad o bajo la influencia de sustancias sicotrópicas.
Constituyen un hecho público y notorio los estragos que provoca en nuestra población el manejar vehículos en estas condiciones deficientes, exponiendo a los conductores a lesiones graves o a la muerte, y por cierto a otras personas, que, sin quererlo, se transforman en víctimas inocentes de quienes manejan encontrándose bajo dicho estado.
Durante los denominados "fines de semana largos", se producen múltiples accidentes carreteros, con muchas víctimas fatales o que resultan gravemente lesionadas, y en los cuales la conducción en estado de ebriedad tiene gran incidencia.
En la iniciativa en análisis, para los efectos de la penalidad, se han delimitado claramente las conductas, esto es, si constituyen un delito abstracto, vale decir, sin causar daños o lesiones, o si como consecuencia de dicha conducción se ocasionan daños, lesiones de carácter leve, grave o con resultado de muerte de una persona.
De igual modo, se ha reducido el umbral que hasta ahora se había establecido para considerar estado de ebriedad, de 1 gramo de alcohol por mil de sangre a 0,8. Estimamos que ello contribuirá a disminuir estas conductas tan temerarias.
Asimismo, ya no se considerará conducción bajo la influencia del alcohol el hacerlo con una dosificación fluctuante entre 0,5 y menos de 1,0 gramos por mil de sangre, sino entre 0,3 y menos de 0,8. Ello también nos parece muy adecuado.
En cuanto a la suspensión de la licencia de conductor, tal medida se aplicará desde la primera audiencia judicial, sin que exista posibilidad de obtener permisos provisorios. Y entre las penas aplicables a estos delitos, atendidas la gravedad de su resultado y la reincidencia, los jueces podrán inhabilitar temporalmente o en forma perpetua para la conducción de vehículos motorizados.
Todas estas modificaciones, de ser aprobadas, dejarán a nuestro país al mismo nivel de otras naciones desarrolladas, en que este tipo de ilícitos se castigan con gran drasticidad.
Por lo anterior, pido a los colegas que presten su aprobación al proyecto, y anuncio desde ya mi voto favorable.
Señor Presidente , debo señalar que en esta iniciativa del Ejecutivo también se recogieron los fundamentos y conceptos de una moción presentada por los Honorables señores Cantero y Gómez que va en el mismo sentido de la materia que nos ocupa.
El proyecto de ley inició su tramitación en la Cámara de Diputados. La iniciativa de los señores Senadores ya había sido aprobada en la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones.
También es útil mencionar que el umbral de 0,3 gramos por mil de alcohol en la sangre no es baladí. Se sostuvo que era importante establecer condiciones de credibilidad en el sistema, y que existía la probabilidad de que en ciertas personas el test de alcoholemia diera positivo debido al consumo de determinados productos alimenticios, pudiendo arrojar índices superiores a cero.
Por lo tanto, ante esa posibilidad -y en ese contexto- dicho umbral se fijó en 0,3 gramos por mil de alcohol en la sangre, a fin de otorgar, de acuerdo a lo señalado por los expertos del Servicio Médico Legal, confiabilidad y credibilidad al sistema.
Por todo lo anterior, voto a favor del proyecto.
He dicho.
El señor WALKER (don Ignacio).- Pido abrir la votación, señor Presidente .
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Se abrirá la votación.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.
El señor LETELIER.- Señor Presidente , estimados colegas, no cabe duda de que en Chile necesitamos cambiar la cultura en varios ámbitos. Uno de ellos es que haya conciencia social de que quien toma bebidas alcohólicas debe pasar las llaves.
Eso es lo que perseguimos: un cambio cultural, que tiene que ver con ser civilizados, desarrollados. Porque el verdadero progreso dice relación con cambios culturales y no con niveles de ingreso per cápita.
El proyecto en debate apunta, sin duda, a cambiar comportamientos, lo cual yo respaldo.
Por otra parte, hay que diferenciar entre los choferes profesionales y el resto de los conductores.
Yo represento a una Región donde un conductor profesional en estado de ebriedad, en un tramo de 6 o 7 kilómetros, atropelló a cerca de una docena de personas, causando la muerte a más de 7 de ellas. Lo más duro es constatar que ese chofer está en libertad, a pesar de lo ocurrido. A raíz del accidente perdieron la vida más de 5 niños, todo por culpa de ese criminal que andaba manejando en esas condiciones. Y no era la primera vez que había sido detenido por esa causa.
Por consiguiente, estimo que los profesionales del volante deben recibir una sanción muy rigurosa. De inmediato se les tiene que quitar la licencia de conducir, por tratarse de choferes profesionales.
Asimismo, para el resto de los ciudadanos es necesario, sin duda, generar un sistema que desincentive manejar después de haber bebido alcohol. Y, a mi juicio, eso es muy importante.
Sin embargo, señor Presidente , ¿cuáles son mis dudas? Y lo señalo dado el desconocimiento sobre el particular: ¿Cómo se mide el nivel de alcohol en la sangre? ¿Qué cantidad de alcohol hay en la sangre si uno se toma una o dos cervezas, o bebe dos copas de vino o tres combinados?
Porque, en verdad, la gradualidad no es indiferente.
Y no es indiferente porque, dependiendo de cómo se calibre la medida, puede ser socialmente regresiva, dado que una persona de un nivel socioeconómico alto podrá tomar un taxi para regresar a su casa, mientras que un trabajador quizás no tenga la capacidad económica para hacerlo.
El propósito de la iniciativa es cambiar el comportamiento. Y yo no me pierdo respecto a cuál es la finalidad. Pero siento que dichos cambios deben ser inducidos. El Senador señor Girardi se refirió a los fenómenos-objetivos que deseamos en el país: cambiar comportamientos.
En tal sentido, seremos sometidos a fuertes campañas en contra del proyecto por parte de la industria productora de alcoholes, de las cadenas de restaurantes o de otros actores que se sientan afectados.
Yo sé que aquí no prestaremos oídos a esos actos de presión, de lobby, que son legítimos. No creo que en una sociedad democrática sea ilegítimo que algunos actores defiendan sus intereses.
Sin embargo, mi preocupación es regular adecuadamente este sistema, porque los cambios de comportamiento pasan por un proceso y no me gustaría que la ley termine siendo socialmente regresiva. Además, pienso que las sanciones tampoco deben ser iguales para cualquier anomalía que se detecte.
Cuando aquí se habla de estado de ebriedad, según cierto indicador, no me queda claro cuál es el parámetro para esa medición. Si permite o no tomarse un vaso de vino. ¿Cuál es el comportamiento óptimo que se quiere lograr?
Planteo lo anterior porque, a mi juicio, estamos ante un proyecto relevante. Yo creo que en Chile se consume demasiado alcohol. De modo que es un problema más profundo y que no solo tiene que ver con los conductores.
Yo soy de aquellos contrarios a que la industria del alcohol patrocine el deporte, porque lo considero una mala señal, un pésimo indicador. No es bueno. No soy partidario de ese tipo de publicidad, pero sí de que cambiemos el comportamiento respecto al consumo de este producto que es lícito.
No voy discutir sobre los hábitos de los jóvenes de hoy, y si la marihuana es más perjudicial para la salud que el alcohol. No obstante, hay varios estudios que indican que este último se ingiere a niveles que causan más daño que el consumo moderado de marihuana. Sin embargo, no quiero entrar en ese debate.
Reitero que soy partidario de cambiar el comportamiento, señor Presidente. Creo necesario reducir el consumo de alcohol. Por cierto, generar un cambio de comportamiento en quienes asumen cierta actitud en espacios sociales como es el manejar. Porque un vehículo en manos de un "curao" es un arma mortal. Y todos queremos evitar que eso ocurra.
Solicito a quienes estudian esta materia que nos vayan instruyendo colectivamente, a fin de que la ley no tenga efectos socialmente regresivos y podamos fijar categorías que permitan, precisamente, desincentivar ciertos comportamientos. Que el proyecto no sea solamente el garrote, sino también un proceso de encauzamiento, de aprendizaje colectivo en el país.
Es difícil sacar adelante esta iniciativa legal si tenemos a toda la industria del alcohol con publicidad en las carreteras, en los estadios, en los clubes deportivos.
Probablemente, necesitamos buscar una consistencia, con un propósito más colectivo. Y espero que entre todos podamos avanzar en esa dirección.
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.
El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , al aceptar que se abriera la votación, pedí que se mantuvieran los tiempos. Por lo tanto, solicito que se me otorguen 10 minutos y no 5 como figura en el reloj.
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Dispone de 10 minutos, Su Señoría.
El señor GÓMEZ.- Gracias, señor Presidente.
Deseo referirme al debate habido sobre el proyecto.
En primer lugar, en la zona norte, particularmente en Antofagasta, se ha desarrollado una campaña muy importante a través de un proyecto denominado "Aún te espero", con la participación de diversas entidades: empresas mineras, asociaciones de seguridad, la Municipalidad, la Alcaldesa Marcela Hernando , los estudiantes, la prensa de la Región, etcétera. Todos ellos, durante más de 5 años, han realizado un trabajo tendiente a establecer un sistema de información y educación hacia la comunidad para disminuir el consumo de alcohol en los conductores de vehículos. Porque la tasa de accidentabilidad -está en los informes, como lo hemos dicho con anterioridad-, las muertes y lesiones graves son muy altas como consecuencia del manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad.
El proyecto que se ha llevado a cabo en Antofagasta ha cumplido diversas etapas. En ciertos años se han efectuado campañas de autocuidado. Por ejemplo, cuando un joven va a una fiesta o a una discoteca le entrega las llaves a un tercero diciéndole: "Yo me cuido". O sea, todo un procedimiento que ha sido muy importante desde el punto de vista del trabajo de difusión.
Sin embargo, ellos han señalado que, a pesar de todo ese esfuerzo, llegó el minuto de revisar nuestra legislación, que en esta materia es demasiado permisiva en cuanto resulta fácil incurrir en actos muy dolorosos desde el ángulo social.
Muchos conocemos -los hemos visto por los medios de comunicación- casos dramáticos, como el del niñito Kevin , quien perdió sus piernas a consecuencia de un accidente provocado por una persona que manejaba bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Sin embargo, al final la sanción será prácticamente cero desde la perspectiva de la privación de libertad. ¿Por qué? Porque lo más probable es que con las rebajas aplicadas, primero, no está ni un minuto en la cárcel, y segundo, se le suspenda la licencia de conducir por entre 12 y 24 meses; o sea, en dos años más -o menos, porque el plazo se cuenta desde el momento del retiro- tal persona estará manejando nuevamente. Entonces, la pena será mínima.
En Antofagasta también se han registrado situaciones dramáticas, a raíz de las cuales han muerto niñitas. Y existe allí una agrupación de familiares de víctimas, quienes se asociaron precisamente para presionar, denunciar y llamarnos a quienes tenemos la posibilidad de legislar para que mejoremos la normativa pertinente.
Por eso, con el colega Cantero nos comprometimos con ese grupo de ciudadanos de nuestra Región a incorporar en la Ley de Tránsito disposiciones tendientes a aumentar las sanciones por manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad.
Ahora, quiero expresar mi agradecimiento y hacer un reconocimiento -y lo digo con todas sus letras- al Presidente de la Comisión de Transportes , Honorable señor Novoa .
Todos los Senadores, de Gobierno o de Oposición -da lo mismo: en otras circunstancias nosotros gobernábamos; ahora somos opositores-, sabemos que el sistema legislativo chileno es muy presidencialista.
Con el colega Cantero presentamos un proyecto sobre la materia el 12 de octubre de 2010.
El 17 de mayo de 2011 el Ejecutivo envió al Congreso la iniciativa que esta tarde estamos discutiendo en segundo trámite constitucional. Y le puso urgencia.
El nuestro, que es similar -si no igual-, todavía no logra cumplir el primer trámite en el Senado.
Entonces, ¡cómo explicarle a la opinión pública lo de la iniciativa! Porque, cuando ejercemos la reducida que tenemos, más encima nos encontramos con que el Gobierno ocupa los mecanismos constitucionales para sobrepasarnos y no respetar lo que hacemos los parlamentarios, o en este caso particular -lo he expresado con toda claridad en la Comisión-, para no reconocer el esfuerzo desplegado por una Región para poner en primera línea el problema que la preocupa.
Por eso es tan importante que, como parlamentarios, nos respetemos en función de los proyectos que presentamos y que emanan de nuestras limitadas facultades para iniciar proyectos de ley. Porque está claro que en materia presupuestaria, de creación de servicios públicos, en fin, no tenemos iniciativa alguna.
En este caso el Ejecutivo , mediante un proyecto que envió en mayo de 2011 -el que discutimos en este instante-, nos sobrepasó a parlamentarios que habíamos presentado una iniciativa similar mucho antes: el año 2010.
¿Y por qué aceptamos que la tramitación se efectuara de esta manera? Porque el Gobierno se comprometió a que, aprobado en general su proyecto, en el segundo informe le incorporemos como indicación todo nuestro texto, a los efectos de refundir ambas iniciativas.
No es una cuestión de autoría, sino de respeto.
Pero no solo eso: además, estamos convencidos de que es necesario aprobar la iniciativa. Y lo vamos a hacer.
Por eso, como hay que refundir ambos proyectos, solicito formalmente que el que nos ocupa en este momento se envíe a la Comisión de Constitución, donde por acuerdo de la Sala se halla radicado el que nosotros presentamos.
Señor Presidente , en algunas ocasiones escucho risas de personas que se preguntan cómo es posible que haya preocupación por rebajar el consumo de bebidas alcohólicas de la manera señalada en nuestro planteamiento.
Si miramos las consecuencias de manejar en las condiciones que expresa el proyecto, debemos preocuparnos de que la normativa sea lo suficientemente drástica, no respecto de la pena de cárcel -porque en este aspecto no se modifican las normas-, sino del retiro de la licencia de conducir.
Fíjense, Sus Señorías, que en el proyecto original del Gobierno se establecía el criterio de que, si alguien cometía un primer acto de manejo en estado de ebriedad, con muerte de una, dos o tres personas, debía retirársele la licencia por un tiempo largo y dársele una segunda oportunidad.
Nosotros consideramos absurdo proceder de esa forma ante un acto de tal naturaleza, en que hay muerte de personas.
Pongo un ejemplo concreto: días atrás se informó por la televisión de un accidente que dejó a una señora con la columna fracturada, a su hija muerta y a su marido en pésimas condiciones; ¡y el conductor del vehículo se encuentra en libertad!
Por eso, la rigidización de las normas sancionatorias; la existencia de registros claros sobre la vida de un individuo como conductor, y una serie de otras condiciones que planteamos irán en beneficio de la seguridad de las personas.
Entonces, me sorprende que a veces se tome esto como un chiste.
Varios artistas han sido sorprendidos manejando en estado de ebriedad,...
El señor LAGOS.- ¡Y parlamentarios, también...!
El señor GÓMEZ.- ... y aparecen en los medios como si se tratara de algo gracioso.
A lo mejor es gracioso para quien ve la noticia. Sin embargo, para los parientes afectados por esa conducta, e incluso para el propio infractor, significa destrucción familiar.
Por eso, en el articulado se modifican los rangos: de 0,3 a 0,8 gramos por mil de alcohol en la sangre se entenderá que hay desempeño bajo la influencia del alcohol, y sobre 0,8, en estado de ebriedad. Y se establecen diversas condiciones que sin duda mejorarán la ley y contribuirán a asentar el criterio -lo dijo el Presidente del Senado - de que en la opinión pública debe existir una decisión clara: "Si voy a tomar, no manejo. De lo contrario enfrento la posibilidad cierta de cometer un acto que va a afectar a terceros".
Por consiguiente, es preciso establecer sanciones drásticas y, además, desarrollar una gran campaña comunicacional que, por ejemplo, nos lleve a todos a decirles a nuestros hijos: "Si haces esto, tales son las consecuencias".
Hay un dicho muy cierto: ¡No sale ni por "curao"!
En efecto, matar a una familia completa por manejar en estado de ebriedad no sale ni por "curao". No hay sanción alguna equivalente al daño causado.
Por lo expuesto, señor Presidente , y reiterándole mi solicitud sobre el trámite de la iniciativa en estudio, anuncio mi voto favorable.
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín.
El señor LARRAÍN .- Señor Presidente -voy a ser muy breve-, comparto las inquietudes planteadas aquí y, por supuesto, expreso mi solidaridad parlamentaria a quienes no han logrado apoyo para proyectos presentados previamente. Esa es una experiencia del presente, pero también del pasado. En todo caso, debemos aprender a convivir con tales hechos. Y por ello solidarizo con los Senadores Cantero y Gómez en esta oportunidad.
Respecto a la iniciativa en discusión, me surge una duda, aunque no muy de fondo.
Cuando se dispone que a partir de la presencia en la sangre de 0,3 gramos de alcohol por mil hacia arriba se considerará que una persona se halla bajo la influencia del alcohol, la verdad es que eso significa tomar un solo trago de cualquier bebida alcohólica.
Entonces, yo no sé si tiene sentido que hablemos de 0,3 gramos. ¿Por qué no bajar derechamente la cifra a cero gramo? Sería más claro el mensaje. El de 0,3 y 0,8 gramos por mil empieza a confundir un poco a la ciudadanía.
Entonces, pienso que deberíamos decir: "Señor, si usted va a manejar, no puede tomar ni un gramo de alcohol" (no cero coma dos o cero coma dos y medio, sino cero gramo). La señal sería más nítida.
Sé que resulta difícil. Es vieja la discusión sobre si por ley uno puede cambiar conductas. Es factible que no. Tal vez muchas veces se requieran para ello cambios cualitativos, transformaciones culturales adicionales.
Yo prefiero, si vamos a seguir tal camino, que nos pongamos colorados de una vez y le digamos al país: "Se acabó la posibilidad de que conduzca alguien que ha tomado un trago". Me parece más claro. Cualquier otra fórmula es irreal.
Bueno, se trata de una opinión. Podremos verlo en la discusión particular. Empero, ese es un punto.
De otro lado, no entiendo -es una cosa completamente menor- la supresión de un texto que les prohíbe a los conductores de vehículos de la locomoción colectiva admitir a individuos ebrios, desaseados, que fumen, o que no guarden debida compostura, o que ejerzan la mendicidad o cualquier clase de comercio dentro de ellos.
Al eliminarse tal prohibición, si una persona completamente "curada" quiere subir a una micro, el chofer no va a poder negárselo, pues por aquella vía se le está quitando la facultad de impedirle la admisión.
No sé si habrá algún error o si estoy entendiendo mal. Pero aquí dice clarito: "Prohíbese a los conductores de estos vehículos:...". Y en el número 3 se expresa: "Admitir individuos ebrios", etcétera (norma contenida en el artículo 87 de la Ley de Tránsito).
Ignoro qué está pasando, pero no me parece razonable que, si hemos planteado restringir el consumo de alcohol, admitamos que jóvenes o adultos entren ebrios a un vehículo de la locomoción colectiva.
El señor GÓMEZ .- Es al revés.
El señor LARRAÍN.- A lo mejor estoy malentendiendo. En todo caso, espero que, si he entendido bien, se corrija la situación durante el debate en particular.
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Lily Pérez.
La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente , me parece muy interesante lo sostenido por los Senadores Gómez, Hernán Larraín , Prokurica , Letelier . Les encuentro razón, y de todos recojo un poco.
En primer lugar, estimo correcto lo que planteaba el Senador Gómez en el sentido de cancelar definitivamente la licencia de conducir cuando hay reincidencia.
Pero las leyes no tienen fuerza por sí solas. Deben ir acompañadas de una gran campaña de información, comunicacional, destinada a modificar conductas.
También se requiere una gran campaña de educación. Y, efectivamente, la estamos viendo a través de los medios de comunicación. Hay al respecto un esfuerzo del Gobierno.
Observamos también el esfuerzo de medios de comunicación que selectivamente deciden emprender una campaña propia.
Sin embargo, hemos de reconocer asimismo la existencia de un enorme estímulo, a través de los medios de comunicación, al consumo de alcohol y a su asociación con una actitud festiva, alegre, positiva, pero que finalmente no se condice con una conducta de vida sana.
Por otra parte, hay que reconocer además una tremenda contradicción con las mallas curriculares de nuestros colegios. Y el de la educación es un tema que tiene cruzada a la sociedad chilena desde hace varios meses, no solo por el conflicto estudiantil, sino también por algo que este Senado quiere enfrentar: la realización de cambios de fondo.
Desde ese punto de vista, hace falta mirar qué pasa con la malla curricular escolar, y dentro de ello, determinar qué tipo de elementos se están entregando en materia de educación cívica, como asimismo verificar si en los niveles prebásico y escolar se está enseñando que el automóvil puede ser un arma.
Hoy día, durante el verano, niños de 7, 6 o 5 años manejan en las playas vehículos de cuatro ruedas -motos-, atropellan a personas y causan accidentes. Y no se hallan bajo el influjo del alcohol.
De otro lado, jóvenes que conducen bajo la influencia del alcohol y provocan la muerte de otros muchachos o de otra gente -a veces los dejan muertos en vida- no reciben una sanción mayor debido a su buena conducta anterior.
Por eso digo que este tema me parece muy, muy de fondo. Y lo que plantea el Senador Gómez me hace bastante sentido en términos de que una ley no basta, no es suficiente. La solución va mucho más allá. La legislación debe ir acompañada de una campaña educativa relacionada no solo con el alto impacto comunicacional y de imagen: tiene que ver con la forma como se está educando. Porque, según expresé, un vehículo también es un arma tanto para quien lo utiliza cuanto para el que puede ser agredido con él.
Entiendo el punto que hace el Senador Hernán Larraín en términos de -es una de las cosas que se nos plantean- la baja de 0,5 a 0,3. ¿Por qué no decir derechamente "0"?
Yo veía que el colega Lagos ponía la misma cara de interrogación que yo cuando el Senador Larraín planteaba el punto. Porque es cierto lo que Su Señoría dice. ¿Por qué 0,3? ¿Por qué no 0? O sea, bastaría esto para que la señal pública fuera que no hay que tomar absolutamente nada, ni siquiera una cerveza; una cerveza no alcohólica, tal vez.
Por esa razón, obviamente, voy a votar a favor de la ley en proyecto.
Escuché con atención el informe del Senador Prokurica. Sin embargo, me parece que en su segundo trámite legislativo habrá que hacerle algunas correcciones. Deberemos mirarla con mucha atención, porque, según expresé, tiene que ir de la mano con una campaña educativa de fondo (y también con enmiendas en la malla curricular), pero no únicamente comunicacional en los medios de difusión. Es mucho más profundo que eso; es bastante más fuerte que ver en un spot de televisión un auto colgado, lo que, por supuesto, también ayuda.
Cada fin de semana todos nos impactamos por jóvenes y otra gente que pierden la vida o quedan en situación compleja de salud a raíz de accidentes provocados por personas que conducen bajo la influencia del alcohol.
Por esa razón, estimo muy importante aprobar la idea de legislar, para retomar en la discusión particular todos los articulados propuestos sobre la materia, al objeto de encaminarnos hacia una ley que genere a largo plazo un cambio positivo de mentalidad. Porque no todas las sanciones tienen que conducir a la cárcel. Hay que buscar medidas alternativas. Y una de ellas -a eso debe apuntar este proyecto- es la cancelación de la licencia de conducir en caso de reincidencia.
En mi concepto, es necesario ir a sanciones que le duelan a quien se halla acostumbrado a manejar en estado de ebriedad. Y la cancelación de la licencia de conducir es definitivamente lo único que duele.
Pienso que hacia aquello deberíamos apuntar con mucha más fuerza.
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro.
El señor PIZARRO.-
Señor Presidente , este es uno de los tantos proyectos que se han presentado en esta materia. Hay muchas mociones sobre el particular. Como se decía acá, una de las más sistemáticas, sin duda, es la que presentaron los Senadores Gómez y Cantero, que vimos en la Comisión.
Empero, la idea es también generar una discusión un poquito más de fondo. Porque la cuestión central no es la existencia del alcohol, contrariamente a lo que algunos han dicho, sino la carencia de cultura, la falta de responsabilidad de quienes conducen un vehículo.
Se ha dicho: "La dificultad se produce porque se publicita el alcohol en las calles, en los estadios o en la televisión en horas inadecuadas". Eso es como echarle la culpa al empedrado porque no se camina bien.
El problema serio y grave de país es la falta de responsabilidad y cultura al conducir de quienes son titulares de una licencia.
Ese es el asunto de fondo. Ello se vincula con la cuestión del alcohol, obviamente, por una razón muy sencilla: desde el punto de vista cultural, desde que somos chicos, en Chile no constituye un problema ni amerita un reproche social ni nada negativo el hecho de que en cualquier actividad se beba cerveza, un pisco sour, una copa de vino, un bajativo.
Es más, conforme a la mentalidad de muchos, hay gente convencida de que con trago conduce mejor. Y, sin duda, comete un error tremendo. Así es. Se reflexiona: "Compadre, con dos copitas ando a la pinta y puedo desenvolverme bien", y se producen todos los efectos que conocemos.
Entonces, con el proyecto me pasan dos cosas. Y lo conversamos en la Comisión. Primero, la rebaja de los porcentajes para establecer si se trata de estado de ebriedad o de influencia del alcohol los deja reducidos casi al error. Y se puede presentar el caso, además, de que alguien que consuma una cerveza -para tenerlo claro- se encuentre dentro de la calificación de conducir en esa última situación.
El punto radica en si la persona se halla o no en condiciones de hacerlo. Y se plantea una discusión que no resulta clara, que no se resuelve, porque los médicos establecen distintas formas de asimilar el alcohol según la capacidad o la constitución de cada uno. Tratándose de los hombres, se registra una resistencia mayor; de la mujer, menor. Depende también de la cantidad de tiempo que transcurra después de beber, etcétera.
Porque el proyecto primitivo de mi Honorable colega Gómez era mucho más estricto todavía. Respondía en forma clara a la consulta de los Senadores señor Hernán Larraín o señora Lily Pérez y derechamente declaraba que desde 0,5 gramos por mil de alcohol en la sangre existía estado de ebriedad, y desaparecía la otra clasificación.
Si me equivoco, Su Señoría puede corregirme.
O sea, no había conducción bajo la influencia del alcohol, sino...
El señor GÓMEZ .-
De 0,1 a 0,5 gramos por mil de alcohol.
El señor PIZARRO.-
Pero eso ya no podía entrar ni para el error muestral. Era como las encuestas.
Francamente, lo que tenemos que hacer -y se lo hemos pedido al Gobierno en todos los tonos- es entrar, de una vez por todas, a discutir el tema de fondo. Y este dice relación con que quienes conducen tienen en nuestro país todas las facilidades del mundo para recibir una licencia sin ningún control, o con un control mínimo, o con criterios de flexibilidad que varían si se trata de una municipalidad grande, seria, donde se aplican los exámenes de manera más rigurosa, o media el compadrazgo que puede existir en una comuna chica, donde se la dan a cualquiera.
Lo anterior no se enfrenta ni se corrige con el mecanismo que nos ocupa. Y el problema, por tanto, de conductores irresponsables o que no se someten a los estándares exigidos lo vamos a seguir sufriendo. Eso se da con mucha más razón todavía a nivel de la juventud.
Si uno empieza a hacer un análisis serio, señor Presidente , lo que corresponde derechamente es entrar a estructurar un sistema de entrega de licencias estandarizado, altamente exigente e igual para todos; de selección autónoma de los conductores posibles y no de acuerdo con la arbitrariedad o la subjetividad del examinador, y de cumplimiento riguroso de las normas establecidas.
Hay países europeos donde el énfasis se pone en la entrega del carné de conducir. Y alguna gente tiene que dar cinco, ocho, diez, doce veces los exámenes, tanto de conocimiento como prácticos, para poder recibirlo. No cabe duda de que esas personas, después de pasar por tan altos estándares, van a exhibir una cultura muy superior a la nuestra al momento de manejar.
Me parece que a principios del año pasado quedamos con el Gobierno en que retomaríamos la discusión en dos meses, con indicaciones que iba a formular sobre el nuevo sistema de licencias de conducir por puntaje, en el cual se establecen, además, mecanismos mucho más autónomos, estandarizados, para los efectos de entregarlas en todas las comunas.
Estimo que la cuestión va más por la prevención educativa que por la represión que se está planteando en el proyecto.
Pienso que es preciso acoger la iniciativa en su idea en general. Se contempla un aumento de penas, de sanciones. Es bueno que la estudie la Comisión de Constitución; que se pueda subsumir con las otras que han presentado distintos Senadores.
Por mi parte, al menos, voy a aprobarla. Espero que podamos corregirla sustancialmente, pero que, de una vez por todas, el Gobierno asuma el compromiso de retomar el asunto de fondo, que es el de las licencias de conducir, ya sea por puntaje o por un sistema que nos dé garantías.
He dicho.
El señor GIRARDI ( Presidente ).- A continuación usará de la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
Solicito el acuerdo de la Sala para que el Senador señor Navarro me reemplace en forma accidental.
El señor NAVARRO.- Voy a intervenir, señor Presidente .
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Entonces, ocupará mi lugar en la testera el Honorable señor Pizarro.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Pizarro, en calidad de Presidente accidental.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, estimados colegas, la verdad es que el debate ha sido extraordinariamente serio y es probable que algunas de las cosas que diga no sean novedosas, pero como también, para la historia fidedigna de la ley, es bueno plantear nuestro pensamiento, quisiera expresar lo siguiente.
Primero, ratifico lo dicho por el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra, en orden a que existen en esta Corporación al menos siete proyectos cuyo tratamiento no ha concluido y que, en definitiva, están pendientes de distintas maneras.
Lo segundo dice relación con la manera de enfrentar un problema como el que nos ocupa, que ya pasa a ser un tema de país extremadamente grave. Todos sabemos que las cifras son espeluznantes, porque, de las enfermedades y desgracias eventuales que afectan hoy a la población, en general, el alcohol se halla en el primer lugar de la tabla de las causas cuyas consecuencias son la más alta condición de enfermedades o lesiones que podrían ser evitadas, sin que lo hayamos logrado.
En definitiva, lo primero que se requiere es abrigar la sensación de que estamos en presencia de un asunto grave, con relación al cual no parece solo folclórico fijar 0,5 gramos más o 0,5 gramos menos, sin perjuicio de quienes se ocupan en si se va a afectar o no la venta de alcoholes, etcétera, ya que nunca podemos hacer ciertas cosas por considerarse siempre que se altera el interés de alguien. Y creo que aquí hemos llegado hace mucho tiempo a la conclusión de que, cualquiera que sea este último en los que expenden, siembran, plantan y discuten o no sobre vitivinicultura o cerveza o licor, tiene que estar al servicio del tratamiento de una cuestión de mayor profundidad, de mayor cuantía, que es la que consideramos hoy día, sobre la base de lo que hemos visto con motivo de todas las cifras anteriores.
Es preciso lograr, de alguna forma, una cierta claridad acerca de cuáles van a ser los puntos en los que se requiere intervenir, partiendo de la base de que ninguno, por sí solo, resuelve el problema, lo que únicamente se logrará si tomamos una vía holística, con una suma de efectos, y procedemos con sabiduría, a la que se agregue la firmeza.
Lo primero es recoger que el eje central es la conducta humana. Y a ello se adiciona algo bastante claro: las cifras deben acomodarse a la reacción de cada persona. No es lo mismo para un individuo u otro beber una cantidad determinada de vino o alcohol o registrar una cierta alcoholemia. Las experiencias en todas partes demuestran que la misma cantidad, proporcionada en condiciones similares, es algo absolutamente diferente para una persona u otra.
Por lo tanto, este además es un tema médico. Entiendo que se trata de un problema en el transporte y de la verificación de la alcoholemia, mas constituye un asunto de salud. Y ese es el drama de los seis o siete proyectos en el Senado, de los cuales cinco, básicamente, no corresponden a ese tipo de materias, sino que se van -perdonen mis Honorables colegas la expresión- un poco "por las ramas".
Lo primero es la educación desde que el niño es muy pequeño.
Segundo, es preciso entender que lo prioritario es preocuparse, aparte el aspecto anterior, de la forma en que la cuestión llega a los jóvenes y los infantes. Mientras nuestra televisión no haga distingos entre quien pueda verla y quien no, se mantendrá el sistema en virtud del cual los jóvenes observan a las personas más ilustres del país, o que más les llaman la atención, cualquiera que sea su nombre, o a las señoritas más hermosas, bebiendo cerveza o vino como una manera de ser felices, y nunca podremos hacer ninguna cosa.
¡Si eso es real!
Me dirán: "Usted quiere la `ley seca'". No es así. Lo que deseo es educación y que no se haga publicidad. Prueba de la influencia de estos factores es que, de las seis o siete iniciativas en el Senado, nunca hemos despachado una hasta el final, porque las presiones son brutales, como ocurrió con la famosa normativa sobre la composición de los alimentos. Bastó que la SOFOFA hablara y el Gobierno calló, en el sentido de que no se hizo más referencia al tema. Y, además, se hizo sorna con que era la "ley del Súper 8", sin comprenderse que los que aparecen como "Súper 8" son quienes creen que pueden expresar cualquier cosa sin darse cuenta de que se trata de verdaderas torpezas.
Tercero, no cabe ninguna duda de que lo relativo a las licencias se debe corregir. Hoy día, la manera de entregarlas a la gente es francamente inadecuada y se genera un peligro público.
Cuarto, estimo indispensable que nos esforcemos por entender que también cabe considerar dos o tres elementos adicionales en lo que está pasando en este ámbito. Uno de ellos es la cantidad de vehículos que corren por nuestras carreteras. Me he referido varias veces al punto. No he sido escuchado, como ha ocurrido con relación a muchos aspectos. Y, tal vez, otros también lo han hecho y les ha sucedido lo mismo. Un país no se puede dar el lujo de registrar una cifra tremenda de accidentes y, en forma simultánea, contar con un parque automotor tan brutalmente grande, con un nivel de vías del todo insuficiente. Hoy día se ha verificado un ejemplo claro de ello en una ruta que es realmente una de las mejores de Chile.
En cuanto a la Región que represento, hago presente que, si quisiera acabar con un adversario político, lo llevaría a desplazarse por sus carreteras, donde la cantidad de camiones y autos y la estrechez de las pistas, sumado a los demás factores, causan una gran cantidad de conflictos.
Quinto, hace mucho tiempo que estamos mencionando aquí el error descomunal cometido en los años ochenta y noventa -también en el período de la Concertación- en el sentido de que, en vez de hacer de los ferrocarriles un instrumento de desarrollo, terminamos liquidándolos, en algunos casos por ineficiencia, y en otros, por compromisos políticos. Obviamente, si pudiéramos contar con una más adecuada red ferroviaria de norte a sur, ello permitiría que las carreteras pudieran construirse mejor de oeste a este, donde en definitiva las necesitamos.
Por otra parte, quisiera consignar, en cuanto a la alcoholemia, que soy partidario del nivel cero. Carece de sentido determinar 0,5, 0,4, 0,8 gramos por mil de alcohol en la sangre. Da lo mismo. Porque ahí es donde empieza el problema en orden a que está malo el sistema, etcétera. ¡Cero! El que maneja no bebe y el que bebe no maneja. Así de simple.
El señor PROKURICA .- ¿Me puede dar una interrupción, Honorable colega?
El señor RUIZ-ESQUIDE.- De inmediato.
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- No es posible, señor Senador, porque estamos en votación.
El señor RUIZ-ESQUIDE .- Finalizaré antes de que termine mi tiempo, señor Presidente .
Lo último que deseo exponer dice relación con un aspecto muy puntual planteado sobre la situación de los parlamentarios que "chocamos" con las propuestas del Ejecutivo.
Mientras no cambiemos la Constitución en esa materia, no tenemos arreglo. Todos los Senadores, de Oposición o de Gobierno en su tiempo, hemos sido partícipes de la minusvalencia que nos afecta -en la Cámara sucede lo mismo-, lo que lleva a lo que puede hacer la urgencia fijada por el Ejecutivo y lo que podemos hacer nosotros conforme a nuestras capacidades, absolutamente desniveladas.
Todos sabemos que ello está ocurriendo en exceso. Es algo que hoy día se vio incluso en la Comisión de Economía, a la que asistí en reemplazo de uno de sus integrantes. Basta una moción para que el Gobierno se apresure en enviar otro proyecto y calificar la urgencia. Y pasa lo que vimos.
La desgracia es que ello también aconteció en nuestros Gobiernos. Lo digo con mucha franqueza. Algunas normativas paradigmáticas fueron bloqueadas por personas que hoy son candidatos presidenciales.
Entonces,...
El señor NAVARRO .- Asertiva afirmación.
El señor RUIZ-ESQUIDE .- Voy a votar que sí, señor Presidente , porque es preciso avanzar; pero afirmo categóricamente que mientras no abordemos el asunto en forma global, tomando las siete, ocho o diez prevenciones indispensables, no resolveremos el problema.
En todo caso, el mal menor es votar hoy en forma favorable.
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Espina.
El señor ESPINA.- Señor Presidente , en primer lugar, quisiera observar que, cuando se establece la prohibición de manejar con 0,3 gramos por mil de alcohol en la sangre, hipótesis en la cual ello se hace bajo la influencia del alcohol, y que con 0,8 gramos la persona se halla en estado de ebriedad, lo que se está haciendo, en la práctica -y recojo lo que dijo el Senador señor Larraín -, es vedar el consumo a quien va a conducir.
Por lo tanto, creo que si se va a fijar esa primera cifra, quizás lo razonable es impedir derechamente la conducción, porque significa que se quedará bajo la influencia del alcohol al beber una lata de cerveza y en estado de ebriedad con el contenido de dos copas de vino.
Entonces, no le veo mucho asunto a bajar a 0,3 gramos.
La legislación actual se construyó sobre la base de que una persona que tomaba muy poco -una o dos copas de vino- podía manejar. Si registraba más de 0,5 gramos, entonces se entendía que estaba perdiendo sus condiciones para ello y, por lo tanto, se hacía acreedora a una sanción. Y si presentaba más de un gramo, se estimaba que se hallaba en estado de ebriedad y, en consecuencia, el castigo era más duro.
Pero estaba en el legislador la idea de que se podía manejar consumiendo algo. Aquí el cambio es radical, porque bajar a 0,3 gramos implica decirle a la persona, en la práctica, que no puede consumir nada. Y considero mucho más claro, más transparente, determinar que no es posible beber cuando se conduce.
No sé, señor Presidente , si la normativa en estudio ayudará a disminuir los accidentes de tránsito que cometen quienes han consumido alcohol. Pido que, con motivo del segundo informe, sean invitados por la Comisión de Transportes penalistas o expertos en derecho criminal que nos expliquen qué efecto causa una disposición de esta naturaleza; si realmente termina disminuyendo, conforme a la experiencia mundial, el número de delitos en que se incurre en esa circunstancia.
Con esta normativa, además, una persona que haya tomado dos copas de vino, aunque no ocasione daño alguno sino que simplemente sea fiscalizada en un control de Carabineros, enfrentará una pena que va de 61 a 540 días de cárcel si arroja más de 0,8 gramos por mil de alcohol en la sangre. Y esto se alcanza, según los informes que hemos obtenido en la página web del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de España, al beber dos copas de vino.
Menciono lo anterior, porque me gustaría saber qué efectos va a producir una norma de esta naturaleza, primero, en el cambio de las conductas, y segundo, respecto de la penalidad que se establece.
Recuerdo que el otro día algunos señores Senadores se oponían terminantemente a elevar el piso de las sanciones para el delito de robo a los cajeros automáticos, que se pretendía fijar en 540 días de presidio. Sin embargo, en el proyecto que nos ocupa una persona que consume dos copas de vino y maneja, aun cuando no ocurra nada, se arriesga a recibir una condena de 61 a 540 días de cárcel.
Entonces, señor Presidente, siento que hay una desproporción. No estoy hablando de quien conduce y ocasiona lesiones menos graves o graves, ni menos de alguien que provoca una muerte, porque en estos casos las penas se agravan.
Echo de menos un estudio más de fondo sobre los efectos prácticos que pudiera generar una normativa de esta especie. Me gustaría que la Comisión de Transportes invitara a penalistas, a expertos en Derecho Criminal para que analizáramos la legislación comparada sobre el particular.
Porque -insisto- el colocar que con 0,3 gramos por mil en la sangre -equivale a beber una cerveza- se está bajo la influencia del alcohol significará en la práctica que la persona que maneje en ese estado recibirá una sanción no menor: una multa de 1 a 5 unidades tributarias mensuales y la suspensión de la licencia de conductor por un mes.
La razón para legislar en esta materia obedece a que en Chile muchos accidentes de tránsito (5 mil 70 de un total de 57 mil 746, lo cual equivale a 8,8 por ciento) son ocasionados por conductores que han ingerido alcohol en un rango superior a 0,5 gramos, lo que determina que manejan bajo la influencia del alcohol. Y nosotros deseamos que disminuya el número de esos accidentes, o el riesgo de que se produzcan.
Me gustaría que el segundo informe aportara mayores antecedentes para analizar si la línea de acción propuesta puede conseguir dicho objetivo.
De otra parte, si el propósito es que no se consuma alcohol, entonces qué sentido tiene poner la cantidad de 0,3 gramos por mil en la sangre. Porque sería como decirle a una persona: "Mire, tome media cerveza", en circunstancias de que lo correcto sería manifestarle: "Mire, sabe qué más: si usted va a manejar, no puede beber nada". De otra forma, considero que estaríamos haciendo las cosas de manera parcial.
No tengo claro, señor Presidente , si el establecimiento de normas de este tipo cause algún impacto desde el punto de vista de la reducción de los accidentes. Y me gustaría que eso apareciera en el informe para saber si efectivamente se producirá tal efecto; si realmente habrá una disminución del número de personas que manejan habiendo consumido alcohol; si dichas disposiciones tendrán repercusión en la fiscalización, y qué consecuencias habrá respecto de las penas que estamos aplicando.
Considero que determinar que por el solo hecho de subirse a un auto habiendo bebido dos copas de vino se pueda recibir una sanción que va de 61 a 540 días de cárcel constituye una condena altísima, porque hay delitos mucho más graves que reciben penas menores.
Señor Presidente, tengo una serie de interrogantes con relación a aspectos que hay que perfeccionar, mejorar, en este proyecto de ley.
Desearía -esto es bien delicado, porque cada vez que uno lo dice quiere conocer todos los antecedentes del caso- que en algún momento la Comisión de Constitución pudiera analizar lo concerniente al efecto penal. Pero si hay que plantear eso...
El señor ORPIS .- Ya lo vio.
El señor ESPINA.- ¡Ah! Me alegra mucho que sea así. Porque solo quiero saber qué impacto provocará la ley en proyecto.
Nosotros tendemos a tomar decisiones con relación a estas materias sin consultar la legislación comparada. Y desearía que lo hiciéramos. Yo busqué en el informe qué ha ocurrido en Francia, en España, en Italia, pero no lo encontré. No digo que la Comisión no lo haya estudiado. Pero cuando uno legisla en estas materias tiene que considerar si el impacto que se puede generar es favorable o no; qué ocurrirá en la práctica.
Debo decir que es muy complicado fijar normativas que después nadie fiscalice. Porque esta iniciativa significará, para ponerlo en castellano, que si un carabinero se detiene para Fiestas Patrias a la salida de cualquier fonda, tendrá que llevarse presos a todos los que conduzcan un auto.
Entonces, quiero que aprobemos proyectos que tengan credibilidad; pues, si establecemos disposiciones que no se apliquen en la práctica, será como hacernos trampas en el Solitario.
Votaré a favor de la idea de legislar, en el ánimo de que abordemos este asunto a fondo.
Los países adoptan sus propias decisiones y algunos, derechamente, prohíben el consumo: la persona que se sube a un auto no puede haber tomado una gota de alcohol. Otros aplican el criterio de considerar la cantidad de alcohol que haya bebido para determinar la sanción.
Solo quiero que legislemos bien. Porque tengo una serie de interrogantes que deseo aclarar, con el fin de perfeccionar esta iniciativa legal.
Con las observaciones que he formulado, voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.
El señor NAVARRO.- Señor Presidente , una vez más debatimos un proyecto de ley que busca reducir las tasas de muertes, de accidentabilidad en el tránsito.
Hoy en la mañana se produjo un enorme accidente debido a la presencia de neblina, donde hubo más de 45 vehículos involucrados y a lo menos cuatro personas fallecidas.
En definitiva, la causa principal de los accidentes del tránsito no obedece a conducir en estado de ebriedad o a gran velocidad. Solo 8 por ciento se debe a lo primero y 10 por ciento a lo segundo. Sin embargo, 39 por ciento ocurre por manejar sin poner atención a las condiciones del tránsito. Y, por cierto, la responsabilidad de los peatones también ocupa un lugar muy preponderante.
Por tanto, se trata más bien de sostener una discusión sobre qué hacer para reducir de verdad la siniestralidad.
En cuanto a lo relativo a la gente que conduce bajo los efectos del alcohol, coincido plenamente en que fijar 1, 0,8, 0,5 o 0,3 gramos por mil no resolverá nada.
Un cromatógrafo cuesta 66 millones de pesos y se encuentra disponible solo en Iquique, Valparaíso , Santiago , Concepción y Temuco. Y próximamente -señala el informe- se comenzará a utilizar en Talca, Antofagasta, La Serena y Rancagua .
Repito: un cromatógrafo tiene un costo de 66 millones de pesos. Y existen en cinco comunas, que se elevarán a nueve, de las más de 350 que hay en Chile.
También se menciona el método de Widmark, que es más barato, que puede ser usado para la medición, pero no se menciona en cuántas comunas se aplicará.
De otro lado, lo anterior dependerá de la calidad de la persona que sea detenida en estado de ebriedad. Si se trata de alguien más o menos importante pasará piola, se alterarán los exámenes, porque la custodia de la sangre siempre está sujeta a las más variadas influencias.
Lo que estamos diciendo es que, si le hacen un examen sanguíneo a un individuo con influencias y plata, se podrá librar; en cambio, si carece de ello, pagará todas las penas del infierno.
Soy firme partidario de que, si de verdad queremos bajar la cifra de 8,8 por ciento de accidentes provocados por el alcohol, prohibamos derechamente que quien beba pueda conducir.
El texto legal vigente dispone para los conductores de vehículos de la locomoción colectiva las siguientes prohibiciones, entre otras: admitir individuos ebrios (o sea, tienen que actuar como policías); permitir que suban quienes se hallen desaseados (es decir, deben calificar quién lo está); admitir que un pasajero fume (o sea, tienen que levantarse de su asiento para decirle que deje de hacerlo); no permitir el ingreso de gente que venda o que ejerza la mendicidad.
Señor Presidente , tales funciones no puedan ser entregadas a la responsabilidad del conductor de la locomoción colectiva. La labor de este es conducir. No puede andar preocupado de diez tareas adicionales. ¡Pero la Ley de Tránsito establece que él tiene que preocuparse de esos asuntos!
Cuando implementamos el Transantiago, con todos sus defectos, todos sus errores, dijimos que el conductor...
El señor ORPIS.- Todo eso se elimina.
El señor PROKURICA .- Así es.
El señor NAVARRO.- Muy bien.
En consecuencia, el chofer tiene que dedicarse a conducir. La pregunta es quién va a cautelar aquello.
De otra parte, señor Presidente, me parece que las multas no causan ningún efecto.
Como integrantes de una delegación parlamentaria, estuvimos en Finlandia analizando materias de educación. Bueno, la sociedad de ese país es sabia, y por eso tiene multas proporcionales.
¿Qué significa para un conductor, cuyos ingresos alcanzan a 5 o 10 millones de pesos, la aplicación de una multa máxima? Nada.
¿Qué le hace la cancelación de la licencia? Nada, porque tiene chofer.
¿Qué implica para un conductor de la locomoción colectiva o para un ciudadano común una multa de 60 mil pesos o más? Los afecta seriamente.
Entonces, uno podría decir que, si se quiere efectividad en las multas, estas deberían ser proporcionales al sueldo y no de monto fijo, ya que la distribución del ingreso en Chile es muy desigual.
Y en cuanto a la concentración de vehículos, si bien hoy estos son mucho más populares, existe una discrecionalidad inaceptable.
He presentado un conjunto de proyectos de ley sobre esta materia, al igual que otros Senadores.
Uno de ellos sancionaba la fuga. ¿Qué le pasa al conductor que huye? Más de 40 por ciento de los atropellos o accidentes terminan con que el responsable se fuga y resulta inubicable.
Otro establecía la obligatoriedad de impartir cursos en la enseñanza media sobre el buen conductor, el buen peatón, el buen pasajero, a fin de que los jóvenes contaran con preparación antes de obtener la licencia de conductor. Pero el Senado rechazó esta iniciativa, presentada 10 años atrás, aduciendo que no era la Ley Orgánica Constitucional de Educación la que había que modificar, sino la Ley de Tránsito.
Hace seis años envié un nuevo proyecto que consagraba la obligatoriedad de tales cursos para que los jóvenes de 17 o 18 años que quisieran obtener licencia de conductor tuvieran que tomar clases electivas en los liceos.
Hoy día, después de mucho batallar, los profesores que dictan ramos sobre educación de tránsito, que son bastante pocos, tienen derecho a que se les pague por sus clases.
Y en la actualidad, cuando la SIAT se constituye en un accidente realiza una evaluación de las medidas de seguridad de los automóviles.
También hemos presentado una moción que prohíbe fumar mientras se maneja, que es el mismo concepto que se utiliza respecto del celular.
Asimismo, soy autor de una iniciativa relativa al etiquetado de bebidas alcohólicas, que siempre termina detenida en la Comisión de Agricultura. Porque, si queremos realizar una campaña efectiva, en las etiquetas de las bebidas alcohólicas de consumo masivo -no estoy hablando de whisky, sino de cerveza, vino- deben incorporarse a modo de advertencia las cifras de accidentes, que hoy decimos que tanto nos importan, y los testimonios de jóvenes que hayan terminado parapléjicos por conducir ebrios.
Sin embargo, ese proyecto no ha avanzado.
Chile exporta vino a California y Brasil. En estos lugares existe ese etiquetado, y a los exportadores chilenos se los obliga a colocar una en que se advierta sobre los riesgos del manejo en estado de ebriedad. En nuestro país ello no ha sido posible.
Nos hemos preocupado de este asunto. Hemos hecho exigible la silla para niños en transportes interurbanos, lo que en la actualidad tampoco se cumple, y además presentamos una iniciativa sobre el uso de cinturón de seguridad en buses interurbanos, la cual fue aprobada después de diversos trámites.
Señor Presidente , al país le cuestan 300 millones de dólares los accidentes del tránsito. Fallecen entre 2 mil y 2 mil 500 personas -porque no se trata solo de quienes mueren en los lugares de los accidentes, sino también de los que lo hacen en hospitales-, y más de 49 mil quedan con lesiones graves.
Es de toda lógica establecer medidas que tiendan a bajar la incidencia de los accidentes producidos por consumo de alcohol. Pero está claro que el único mecanismo que ha probado su efectividad, en Inglaterra, Suecia o España, es el castigo mediante puntaje. Se estacionó mal, un punto menos; pasó con luz roja, cuatro puntos menos, y, cuando se le agota el puntaje, suspensión inmediata por un año. Y así sucesivamente.
Es decir, debe aplicarse un criterio de advertencia sobre la pérdida de la licencia, y no uno de pago económico, pues no ha dado resultado.
Por eso, considero que la presente iniciativa tiene una buena orientación, aunque propone un conjunto de medidas que no garantizan efectividad respecto de lo que dice perseguir: la disminución de los accidentes de tránsito.
En consecuencia, voy a votar a favor, pero formularé indicaciones, porque la aprobación en general abre la posibilidad de hacerlo.
Conociendo al Senador Gómez, me parece que él ha estado inspirado en los objetivos en que todos hemos concordado. Sin embargo, estimo que se debe perfeccionar mucho más el proyecto. Esto no significa entrabarlo, sino adosarle un conjunto de disposiciones, la principal de las cuales apunta a si queremos o no prohibir que se conduzca cuando se ha consumido algo de alcohol.
En verdad, muchos ejecutivos después de beber una copa van a estar inhabilitados para manejar.
En suma, habrá que diferenciar entre 0,3 o 0,0 gramos por mil, sin que exista un cromatógrafo en más de 340 comunas. ¡No sé quién lo va a fiscalizar! O sea, estamos legislando sobre una materia que será fiscalizable en 5 comunas, y el próximo año en 9. Y alrededor de 340 carecerán de posibilidad alguna de hacerlo.
Por consiguiente, recojo la idea del colega Espina y de otros Senadores, quienes han expresado: "Entonces, prohibamos el consumo de alcohol al manejar y, por lo tanto, empecemos a asumir una conducta y, en particular, un hábito de vida que diga relación con esa restricción".
Con referencia al castigo para el que incumpla la ley -no se encuentra en la Sala el señor Ministro de Transportes-, la iniciativa sobre puntajes es de comprobada efectividad. Está probado con claridad que las multas no dan resultado porque el que tiene plata las paga y se olvida. Las sanciones administrativas tampoco funcionan.
Lo que ha logrado disminuir las tasas de accidentabilidad es el mecanismo del puntaje de acuerdo al tipo de sanción, que puede terminar con la suspensión o la pérdida total de la licencia de conductor.
Señor Presidente , voy a votar a favor, aunque le advierto al colega Gómez que formularé un conjunto de indicaciones durante el debate en particular, una de las cuales dice relación con la conveniencia de poner fin a toda posibilidad de conducir habiendo bebido alcohol. Es decir, el que tomó no manejó; y eso de "pasar las llaves" quedará como parte de la historia.
El fin de semana pasado se registraron 18 muertes por accidentes de tránsito. No tengo el detalle de cuántas se debieron a la ingesta de alcohol, pero resulta claro que estamos perdiendo la batalla.
Voto que sí.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica, para fundamentar el voto.
El señor PROKURICA.- Señor Presidente, solo deseo efectuar dos aclaraciones muy breves a los planteamientos de algunos señores Senadores respecto de esta iniciativa.
En cuanto a que sería mejor que la norma sancionara el consumo superior a cero gramos de alcohol, eso es lo que pretende el proyecto. Se lo digo a los Senadores Espina y Navarro, quienes lo manifestaron. Esta es la filosofía: ¡cero alcohol al conducir!
Lo que pasa es que en ningún país del mundo se establece esa medida porque una persona podría dar un falso positivo, al haber consumido una fruta o un postre cuyos componentes produjeran fermentación.
En la Comisión tomamos la precaución de invitar al Director del Servicio Médico Legal , entidad que, en la práctica, fiscaliza y determina técnicamente la alcoholemia. Se lo señalo al doctor Ruiz-Esquide, que solicitaba la intervención de los médicos en esta materia.
El Director de ese organismo nos manifestó que si se registra hasta 0,3 gramos por mil significa cero alcohol, sin correr el riesgo de un falso positivo. Por eso se fijó esa cifra, y no cero.
En segundo lugar, debo decir que muchos colegas realizan siempre comparaciones con los países de la OECD, de Europa u otras naciones. ¡Y esto es justamente lo que se ha efectuado en Europa!
Ahora, como expresaron los Senadores señora Lily Pérez y señor Pizarro , resulta lógico pensar que una ley en proyecto como esta del Ejecutivo, que es muy similar a la moción de los Honorables señores Cantero y Gómez , no surtirá ningún efecto sin fiscalización.
Y aquí quiero dar una explicación para el Senador Navarro .
En efecto, solo 5 comunas cuentan con cromatógrafo. Pero eso no implica que en el resto de ellas no se pueda fiscalizar.
El aparato al que Su Señoría hizo mención permite efectuar la prueba in situ, sin abandonar el lugar para llevar a la persona supuestamente sorprendida manejando bajo la influencia del alcohol a un hospital público a fin de que se le tome una muestra de sangre, y después para transportar esta prueba al Servicio Médico Legal, mediante la cadena de custodia, con el objeto de que se realice el examen pertinente.
Muchas otras comunas disponen de aparatos capaces de analizar la muestra respectiva. Lo que pasa es que, en la práctica, cuando Carabineros se constituye en el lugar del accidente sin contar con el cromatógrafo a que se hizo referencia -cuyo valor es bastante alto- tiene que abandonar la fiscalización para acompañar al detenido al recinto hospitalario donde se le extraerá sangre.
Ese es el problema, y no que el examen se pueda verificar solo en 5 comunas.
Por otra parte, junto con la aprobación de esta iniciativa, se debe lanzar una gran campaña -a eso se ha comprometido la CONASET- en colegios, universidades y medios de comunicación para enseñar a la gente y, en especial, a los jóvenes, los efectos que produce el manejo en estado de ebriedad.
Porque no podemos soslayar -lo reitero- que la segunda causa de muerte entre los jóvenes del país son los accidentes de tránsito.
¡Se trata de una verdadera plaga, señor Senador !
Y si no adoptamos una medida en la línea de sancionar a los infractores, de prevenir a través de la educación y de fiscalizar, las cifras irán in crescendo.
No hacerlo significaría mirar para el lado.
Todos sabemos lo que pasa los fines de semana con los jóvenes. Hay que mirar las estadísticas para darse cuenta de que debemos reaccionar.
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente , me correspondió estar en el inicio del tratamiento de este proyecto en la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones de la Cámara de Diputados.
Quiero precisar a los señores Senadores que la iniciativa es el resultado de la recopilación de muchas mociones que el Gobierno acogió. Con la colaboración de parlamentarios de todos los sectores, se acordó integrarlas en este proyecto. En efecto, el Ejecutivo las hizo suyas, porque algunas necesitaban su patrocinio.
En definitiva, se refundieron mociones presentadas desde hace muchos años. Incluso -estoy convencido de ello-, varios de los actuales Senadores fueron autores de algunas de ellas cuando eran miembros de la Cámara Baja.
Por otra parte, la explicación del Honorable señor Prokurica respecto del límite de 0,3 gramos por mil de alcohol en la sangre ha sido muy clara.
Hablando en chileno, una persona que se come dos manzanas puede llegar al nivel de 0,2 después de cierto rato. Pero la idea del proyecto es que haya tolerancia cero en el manejo bajo la influencia del alcohol.
Por lo tanto, fijar el límite en 0,3 es una manera de dar seguridad para que las personas que van a conducir un vehículo no beban.
Sin duda, la propuesta cambiará un poco la cultura nacional. Con todo, el proyecto va en la dirección correcta.
Comparto plenamente lo que muchos señores Senadores han planteado en cuanto a que se debe prevenir mediante la educación.
En otros países -es cosa de visitar Estados Unidos o las naciones de Europa-, la conducción de vehículos se encuentra incorporada en la enseñanza formal de un nivel equivalente a nuestra educación media. Se incluye como un ramo de estudio, con todos los apoyos y la información que los jóvenes requieren.
Desgraciadamente, en Chile todavía no hay proposición al respecto. Necesitamos empezar a fomentar en los estudiantes secundarios -ojalá desde la niñez- un manejo vehicular responsable, e instruirlos sobre los efectos del consumo de alcohol en la conducción.
En ese sentido, habrá que conversar con el Ejecutivo para apurar el tratamiento de la iniciativa que se encuentra en el Senado -la Cámara de Diputados ya la aprobó- sobre sistema de licencias con puntaje.
Señor Presidente , cabe plantear un asunto complejo que este proyecto solo menciona. Fue analizado en la Cámara de Diputados. Me refiero a la situación de las personas que manejan bajo los efectos de sustancias estupefacientes o sicotrópicas; o sea, cuando consumen drogas.
La iniciativa que nos ocupa solamente enuncia el problema, sin especificar cómo operará la ley ante tales conductas ni cómo se harán los exámenes respectivos.
Lo relativo al alcoholismo está tipificado en el proyecto. Se sabe perfectamente cuáles son los instrumentos por aplicar. Sin embargo, no se precisa mucho respecto al consumo de droga al momento de conducir. En este punto, la norma pertinente debe ser muy bien estudiada en la Comisión. Tenemos que avanzar en ello, pues la iniciativa, en mi opinión, cojea bastante en ese aspecto.
Imagino que el Senador señor Orpis hará uso de la palabra para entregarnos su opinión y experiencia en este ámbito, a fin de ver cómo perfeccionar el articulado con relación al manejo bajo la influencia de estupefacientes.
Señor Presidente, votaré favorablemente la idea de legislar.
Como bien señaló el Senador señor Prokurica, esta propuesta legislativa va en el camino de la experiencia europea. Se busca aprovechar tal experiencia en forma positiva.
¡No es posible que aún tengamos muertes por accidentes de tránsito causados por gente que conducía bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad!
En ese sentido, quiero ser superfranco: junto con otros parlamentarios, presentamos una indicación en la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones de la Cámara de Diputados para caducar de por vida la licencia de conductor a quien, en estado de ebriedad, mata a una persona en un accidente automovilístico.
Esa es una señal muy importante que tenemos que dar. A mi juicio, debe haber tolerancia cero en tal conducta. ¡Quien quiera conducir que no beba alcohol!
Hoy día vemos muchas veces que los jóvenes que van a fiestas se ponen de acuerdo y designan a quién no va a tomar para que conduzca. Y se turnan.
Resulta muy importante empezar a dar señales. Lo esencial es respetar el derecho a la vida, sobre todo, la de personas inocentes que van con el chofer, o en otro vehículo o que transitan como peatones. Ellas pueden perder la vida por la irresponsabilidad del conductor que maneja en estado de ebriedad.
En consecuencia, señor Presidente , creo que el proyecto requerirá mucho análisis en la Comisión. Sin embargo, apunta en la dirección correcta, y esperamos que sea pronto ley de la República.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Orpis.
El señor ORPIS.- Señor Presidente , como señaló el Honorable señor García-Huidobro , durante esta sesión se ha hablado directamente del problema de manejar bajo la influencia del alcohol: se tipifica la conducta, se fijan los grados mínimos de tolerancia, en fin.
Sin embargo, el artículo 196 de la Ley de Tránsito establece en forma expresa lo siguiente: "El que infrinja la prohibición establecida en el inciso segundo del artículo 110, cuando la conducción, operación o desempeño fueren ejecutados en estado de ebriedad, o bajo la influencia de sustancias estupefacientes o sicotrópicas, será sancionado". Y se establece un conjunto de penas.
Con relación al alcohol, se tipifican claramente las conductas y los niveles de tolerancia. En cambio, en el caso del consumo de drogas, solo se hace referencia a que se sancionará a quienes manejen "bajo la influencia" de tales sustancias.
Hay que determinarlo, definirlo y establecer los grados de tolerancia, porque las penalidades son similares.
En mi concepto, esa materia se debe abordar. Porque lo que persigue la iniciativa de ley al final es algo muy objetivo: que las personas al conducir un vehículo no tengan alterada su conciencia. Ese es el tema de fondo. Y tal alteración se produce por el alcohol o por la droga; es decir, en estado de ebriedad o bajo la influencia de sustancias sicotrópicas.
Por eso votaré a favor del proyecto en general.
Se trata de una materia muy relevante para la realidad que se está viviendo en Chile hoy día.
Necesitamos con urgencia que la población vaya asimilando ese cambio de cultura. Porque los grados de motorización son mucho más amplios y, por ende, los riesgos han aumentado inmensamente. Esta es parte importante de la razón por la cual hoy día la principal causa de muerte sean los accidentes causados por ese tipo de conductas.
Señor Presidente , junto con aprobar la idea de legislar, anuncio que en la discusión en particular yo y el Senador señor García-Huidobro presentaremos indicaciones para que se precise en forma muy clara cuáles serán las conductas asociadas a manejar bajo la influencia de la droga y de qué manera se verificará la infracción respectiva.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Carlos Larraín.
El señor LARRAÍN (don Carlos).- Señor Presidente , daré mi opinión acerca del proyecto en discusión. En esta materia lamento discrepar de algunos muy buenos Senadores de mi misma mentalidad.
Yo soy muy enemigo del ánimo ultrapunitivo que esta iniciativa legal refleja. No está demostrado -para nada- que las penas excesivas disuadan a las personas de no incurrir en ciertas conductas.
Efectivamente algunos delitos muy graves aparecen en la tabla de penas con sanciones inferiores a las que aquí se consignan.
Vemos una tendencia irrefrenable a prohibirlo todo.
Días atrás algunos señores Senadores querían impedir que comiéramos papas fritas, y hoy día otros pretenden evitar que nos tomemos una copa de vino. Entonces, ¡francamente vamos a tener que internarnos en algún monasterio!
Entonces, se prohíbe todo. Y en verdad yo no creo en este ánimo punitivo universal.
También no deja de admirarme el que hace pocos días se propusiera una legislación para permitir matar a las guaguas antes de su nacimiento. Sin embargo, no se puede beber una copa de vino, lo cual tiene tanto que ver con la dieta alimenticia, con la condición física anterior, con la sociabilidad.
Claro que a veces se combina una copa de vino con una medicina, lo que produce efectos no deseados.
A mi juicio, esta iniciativa de ley está sobregirada.
Además -como decía-, me produce una admiración particular esta asimilación del consumo de estupefacientes con la ingesta de alcohol.
¡Si el alcohol potencia algunas facultades!
Señor Presidente , mucha gente tiene como única liberación en la vida el tomar una copa de vino y fumar un cigarrillo. Y las dos cosas están casi totalmente prohibidas.
En cambio, en el altar de la libertad de comercio no se impide a los niños comprar alcohol potente en el supermercado de la esquina. Porque no hay nadie con coraje suficiente para acercarse a él. En cambio, se anda persiguiendo a la gente que simplemente lleva una vida social normal y corriente.
Se da, asimismo, un impulso adquisitivo por parte de los municipios, como señaló -según entiendo- el Senador señor Espina con mucha propiedad.
¡Las arcas municipales se van a hacer ricas durante las Fiestas Patrias...!
En mi opinión, debe permitirse mayor holgura en la vida social, no ser tan rigurosos, respetar lo que efectivamente es sagrado y dejar que haya cierta mayor naturalidad en las relaciones sociales.
Anuncio que voy a votar en contra; y espero que en lo que resta del proceso de tramitación mejore esta iniciativa, porque es una cosa kafkiana; es decir, propio de Rumania en el mejor momento de Ceausescu.
El señor GÓMEZ.- ¡El proyecto es del Gobierno!
El señor LARRAÍN (don Carlos).- No me extraña.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (30 votos a favor, uno en contra y una abstención).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily), Rincón y Von Baer y los señores Bianchi, Cantero, Chahuán, Escalona, Espina, Frei (don Eduardo), García, García-Huidobro, Girardi, Gómez, Horvath, Lagos, Larraín (don Hernán), Muñoz Aburto, Navarro, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Ruiz-Esquide, Sabag, Tuma, Walker (don Ignacio) y Zaldívar (don Andrés).
Votó por la negativa el señor Larraín (don Carlos).
Se abstuvo el señor Kuschel.
El señor GIRARDI (Presidente).- Corresponde fijar plazo para presentar indicaciones.
El señor NAVARRO.- La primera semana de noviembre, señor Presidente.
El señor GIRARDI (Presidente).- Si le parece a la Sala, se fijará como plazo para formular indicaciones el lunes 7 de noviembre, a las 12.
--Así se acuerda.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).- Varios señores Senadores han pedido que para el segundo informe, además de la Comisión de Transportes, sea tratado por la de Constitución, Legislación y Justicia.
Sobre tal cuestión, hay que pronunciarse.
El señor FREI (don Eduardo).- No hay quórum.
El señor PROKURICA.- ¡No hay número suficiente de Senadores para tomar acuerdos!
El señor NAVARRO.- Se tendrá que dejar para la próxima sesión.
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Ahora hay quórum.
¿Habría acuerdo para que el proyecto, además de la Comisión de Transportes, sea visto por la de Constitución, Legislación y Justicia para el segundo informe?
El señor NAVARRO.- Pido la palabra.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor NAVARRO.- Señor Presidente , estoy de acuerdo con que el proyecto vaya a la Comisión de Constitución, porque contiene normas especialísimas que son bastante rigurosas. Pero pondría un plazo. Ella está siempre muy cargada de trabajo. Y si la iniciativa va a ir a dormir largamente y su tratamiento no es priorizado...
El señor GIRARDI ( Presidente ).- Primero lo verá la Comisión de Transportes.
El señor NAVARRO.- Señor Presidente , ojalá lo despachemos antes de fin de año.
Ya pusimos plazo para formular indicaciones. Pero también hay que establecer un límite de tiempo para que la Comisión de Constitución emita su informe. Si no, que vaya solo a la de Transportes y que los Senadores miembros de la de Constitución interesados en la materia concurran a aquella. Ello, para no hacer pasar el proyecto por dos Comisiones. De ser así, se seguirá prolongando su tramitación.
El señor GIRARDI ( Presidente ).- ¿Habría acuerdo? De lo contrario, tendré que someter el asunto a votación.
El señor PROKURICA .- ¡Yo no doy el acuerdo!
El señor GIRARDI (Presidente).- Entonces, se pondrá en votación.
El señor PROKURICA .- ¡No estoy de acuerdo con que el proyecto vaya a la Comisión de Constitución!
El señor GIRARDI (Presidente).- Solicito el asentimiento de la Sala para que el Senador señor Tuma asuma como Presidente, por cuanto debo concurrir a la Cuarta Subcomisión Especial Mixta de Presupuestos.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Tuma, en calidad de Presidente accidental.
El señor TUMA (Presidente accidental).- En votación.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).- Señores Senadores, se pone en votación si el proyecto, además de la Comisión de Transportes, se envía a la de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
El señor NAVARRO.- Votación nominal, señor Presidente .
El señor TUMA (Presidente accidental).- Estamos en votación, señores Senadores.
El señor NAVARRO.- ¿Puede precisar, señor Presidente ? ¿Se vota que sí para que el proyecto vaya a la Comisión de Constitución, y que no, para que no sea así?
El señor LABBÉ ( Secretario General ).- Votar "sí" significa pronunciarse a favor de que la iniciativa sea enviada también, en su segundo informe, a la Comisión de Constitución.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Exactamente.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor TUMA (Presidente accidental).- Estamos en votación, señor Senador, salvo que quiera referirse a un punto de Reglamento.
El señor GÓMEZ.- Deseo fundamentar mi voto.
--(Durante la votación).
El señor TUMA (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.
El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , se ha discutido en la Sala la importancia de que la Comisión de Constitución se preocupe de las penas y del impacto que puedan tener en el sistema judicial diversas cuestiones acordadas con el Ejecutivo .
Entonces, no entiendo la idea de que la iniciativa no sea vista por la Comisión especializada, cuando aquí hemos escuchado la necesidad de que así ocurra.
A lo mejor sería mucho más fácil que siguiéramos adelante. Pero la iniciativa llegará nuevamente a la Sala sin haber sido analizada por la Comisión de Constitución, y seguramente se van a hacer los mismos reparos planteados hoy día por falta de información. Porque se ha dicho que se suben las penas, pero se han afirmado una serie de cuestiones erróneas.
En consecuencia, lo razonable es que el proyecto sea enviado también a la Comisión de Constitución, para que haya un análisis acabado.
El señor PIZARRO.- Sí, señor Presidente , debe ir también a la Comisión de Constitución.
El señor NAVARRO.- ¡Con plazo!
El señor PIZARRO.- Claro; pueden ser dos días.
El señor NAVARRO.- ¡24 horas!
El señor LABBÉ ( Secretario General ).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor TUMA ( Presidente accidental ).- Terminada la votación.
--El proyecto pasa también a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento para su discusión particular (12 votos a favor y 9 en contra).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Escalona, García, García-Huidobro, Gómez, Larraín (don Hernán), Muñoz Aburto, Orpis y Pizarro.
Votaron por la negativa los señores Cantero, Frei (don Eduardo), Girardi, Horvath, Larraín (don Carlos), Navarro, Prokurica, Quintana y Tuma.
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