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La señora ALLENDE.- Señor Presidente , en primer lugar, felicito a los autores de ambas mociones, tanto a los de la iniciada en la Cámara de Diputados como al Senador señor Gómez .
En segundo término, concuerdo muchísimo con lo que manifestaron los Honorables señores Prokurica y Gómez . Creo que han expuesto las realidades de lo que ocurre.
En tal sentido -me quedo en la Región que represento-, los habitantes de Atacama no tienen ninguna posibilidad de elegir otra empresa que no sea la concesionaria: Aguas Chañar.
Hace mucho rato -pienso que coincidimos plenamente con el Senador Prokurica- hemos venido planteando que se trata de una empresa que no está cumpliendo los estándares en orden a otorgar un servicio con continuidad y calidad.
No lo hace con continuidad, pues sencillamente muchas veces se producen interrupciones sin previo aviso. Estas no obedecen a las reparaciones necesarias que se informan con suficiente tiempo para que la Superintendencia tome nota, sino que simplemente se corta el servicio. Y hay sectores altos que quedan sin agua no por varias horas, sino a veces por varios días.
Eso ocurrió hace unos días en Paipote. La situación fue tan grave que motivó una intervención más directa de autoridades, incluso a nivel nacional. A tal punto que se generó por primera vez una demanda colectiva, patrocinada por el SERNAC. Primero hubo una mediación colectiva, y la respuesta de la empresa fue tan insuficiente que concurrió el Director Nacional del SERNAC para avisar que pasaba de una mediación a una demanda colectiva. Ello puede ser una buena noticia. No obstante, lo malo es que en nuestro sistema actual es posible que ese proceso dure hasta tres o cuatro años.
En tal sentido, no puedo estar más de acuerdo con un proyecto que signifique una indemnización por la no prestación del servicio, pero con un procedimiento sumarísimo. Porque esperar cuatro años francamente es casi una tomadura de pelo.
Creo que todos recordamos lo que ocurrió días atrás respecto de otro servicio tan fundamental como el eléctrico. Con grandes bombos y platillos se nos anunció que por primera vez habría una compensación. El único problema es que ella significa para los usuarios 300 pesos. ¡300 pesos para quienes estuvieron horas y horas sin luz! Se trató de más de 10 millones y medio de habitantes que sufrieron el blackout -como se dice ahora-, que afectó a varias Regiones del país.
Y peor aún. Hemos dicho que esta empresa no tiene la posibilidad de dar continuidad al servicio. Asimismo, presenta dificultades con la calidad. A lo menos está excedida en tres normas dentro de los parámetros de la Organización Mundial de la Salud, conteniendo el agua elementos pesados que no corresponden. Muchas veces hemos levantado la voz para exigir estudios que nos demuestren que efectivamente es inocua, como hasta ahora siempre todas las autoridades regionales han tratado de convencernos. Por cierto, la empresa así lo sostiene. Pero también el gobierno regional plantea que es inocua, en circunstancias de que yo pienso que han faltado estudios independientes.
Días atrás tuvimos oportunidad de ver un reportaje en la televisión acerca de un tema mayor, relativo no solo a la prestación de un servicio como el agua potable para la Región de Atacama, sino al drama que está viviendo ante la crisis hídrica.
En ese programa se señalaba que se habían tomado muestras, las que se enviaron al DICTUC, de la Universidad Católica de Chile, con los resultados que allí se conocieron. Además, un gastroenterólogo llegado hace poco a la Región manifestaba que a él le llamaba muchísimo la atención la cantidad de cálculos, pues estaba muy por encima de la media nacional. Todo esto nos hace suponer que realmente han faltado estudios serios que demuestren cuánto se está afectando a la población en términos de calidad.
Por lo tanto, en la prestación de dicho servicio tenemos dificultades con la continuidad y con la calidad. Y, peor aún, la Superintendencia de Servicios Sanitarios ha sido totalmente incapaz de cumplir su rol. Sobre el particular yo he levantado la voz no una, sino muchas veces diciendo que aquella entidad no ha sabido desempeñar su papel fiscalizador.
Y en este punto es cuando uno siente la impotencia del ciudadano de la calle, al que le cortan el servicio a veces por días enteros, no por horas, puesto que, a lo más, a la empresa se le aplicará una multa, y no pasará absolutamente ninguna aflicción. Pero, como se señalaba muy bien, el consumidor no recibe nada a cambio. De ahí que busquemos la posibilidad de resarcir directamente a este con una justa compensación.
En cuanto a lo último, cuando se inició la mediación colectiva, el SERNAC puso justamente ese énfasis: una justa compensación. Lo que la empresa ofreció -como ya mencioné- obviamente no satisfacía esa justa compensación. Por eso hemos pasado a una demanda colectiva. Pero es posible que el proceso dure años.
Y quiero agregar otro elemento, para que vean todos los abusos que se pueden cometer.
La misma empresa tuvo que dejar de cobrar el tratamiento de aguas servidas, porque no se realizaba tal proceso. Un concejal protestó respecto de ello, y efectivamente en ese caso hubo una reacción de la SISS y se obligó a suspender el cobro de un servicio que no se estaba prestando.
Pero, además, hay todavía una polémica no resuelta.
Claramente, existe venta de aguas tratadas (de otro sector donde sí se está efectuando) a las mineras. Ello ha motivado una pugna razonable con los agricultores. Tal situación se da a nivel nacional, no solo regional. Incluso, han hecho publicaciones en los medios señalando que a juicio de ellos la Superintendencia se equivocó en interpretar la normativa y que ha autorizado ventas de aguas tratadas que pertenecen a los agricultores por sus derechos, por lo que no correspondería que una empresa concesionaria las vendiera a las mineras, haciendo este negocio.
Todo lo anterior no lleva sino a concluir acerca de cuánta necesidad existe de contar con mejor fiscalización y regulación respecto de un servicio tan básico, tan elemental. Estamos hablando nada más y nada menos que del suministro de agua para consumo humano.
Todos sabemos que la Región que representamos junto al Senador Prokurica vive el drama provocado por el hecho de que hace muchos años se entregaron concesiones de agua superiores a la capacidad natural de recuperación de los acuíferos. Por lo tanto, estamos jugando contra el tiempo. Cada día que pasa va llegando más población producto de los grandes proyectos que se instalan en la Región, pero la presión sobre el agua es mayor. A eso debemos agregar lo que significa la agricultura, que reconozco que hace un esfuerzo grande por tecnificarse, por ahorrar el agua, por no malgastarla. Y si a eso se añaden los grandes proyectos mineros, con cierta razón nos hemos preguntado muchas veces si será posible que la Región de Atacama soporte el desafío que significa crecer desde el punto de vista de la diversidad. Es decir, continuar con la expansión agrícola y la actividad minera y, al mismo tiempo, asegurar en primerísimo lugar el agua para el consumo de la población.
A mi juicio, difícilmente vamos a salir airosos si no tenemos una mirada más profunda acerca del problema que enfrentamos. Por cierto, he conversado sobre el particular con el Ministro Golborne , quien está bastante consciente de lo que ocurre. La última vez que visitó la zona no tuvo duda alguna en cuanto a que no puede persistir la situación descrita.
Estoy convencida de que es preciso instalar plantas desaladoras. No hay otra solución. Y creo que ya es hora de tomar una decisión al respecto. Se nos dice que eso significaría cargarles los costos a los clientes. Pues bien, el Estado deberá entregar subsidios o resolver definitivamente gastar 100 millones de dólares en la construcción de dicha planta.
No obstante, ante todo, es menester garantizar el agua para el consumo humano y, después, pensar en proyectar el abastecimiento a toda la Región, que se encuentra sufriendo escasez hídrica.
Todo ello, señor Presidente , no es más que una pincelada de lo que puede acaecer en una Región como la que yo represento, donde uno se da cuenta de que un servicio tan básico como el agua potable, que es de pésima calidad, experimenta día a día interrupciones no declaradas oportunamente.
Entonces, uno puede entender -como dije- la impotencia que siente el ciudadano de la calle cuando le cortan el suministro de agua y, simplemente, no recibe mayores explicaciones.
Hoy día, por ejemplo, nuevamente hay suspensión del servicio. Una vez más la Superintendencia de Servicios Sanitarios en Copiapó, a través del Director interino , Rodrigo Riquelme , anuncia que durante algunas horas de este miércoles y la madrugada de mañana jueves habrá corte prolongado.
Resulta que en la madrugada de hoy la ciudad ya amaneció sin agua potable. El motivo sería una falla en la impulsión del suministro desde la salida norte de Copiapó, lo que ha generado problemas de corte y de presión en los sectores altos de la comuna. Es decir, una vez más ocurre lo mismo respecto de quienes residen en esos lugares: son los primeros afectados. Sin embargo, el señor Riquelme envía un mensaje a la comunidad copiapina para que junten agua y no se vean perjudicados por su escasez.
La verdad es que tal hecho llega a ser casi dramático; si no, irónico o algo peor, porque la solución a estos problemas no es acumular agua.
Señor Presidente , además de aprobar el proyecto, que va en beneficio directo del consumidor, invoco a las autoridades nacionales para que, de una vez por todas, tomen carta en el asunto y presten atención a lo que está ocurriendo en la Región de Atacama. Asimismo, llamo a las autoridades regionales, que han sido más que pasivas y no han tenido capacidad para ser propositivas, a entregarnos soluciones y a tratar en profundidad un problema que se viene arrastrando desde hace años y que ya no da más. Por el contrario, la situación empeora cada día más en la medida en que aumenta la población.
Como ha concluido mi tiempo, señor Presidente , pido un minuto más para terminar.
El señor TUMA ( Presidente accidental ).- Puede continuar, Su Señoría.
La señora ALLENDE.- Gracias.
Días atrás, señor Presidente , conversé con el gerente de la empresa Aguas Chañar, quien informó que hay 16 mil nuevas solicitudes de viviendas para el próximo año. Y si esa cifra se multiplica al menos por 4, se podrá apreciar en cuánto se incrementará el número de personas que ejercerán presión por obtener el servicio del agua.
Por lo tanto, si bien apoyo el proyecto de ley, llamo a las autoridades a hacernos cargo de esta situación como país. Ante todo debemos garantizar a los ciudadanos un servicio tan básico y elemental como el suministro de agua potable. Por consiguiente, les exigimos a las autoridades nacionales que tomen cartas en este asunto y lo asuman en serio, porque hay una Región completa afectada. Sin embargo, me parece que no es la única, pues todo el norte de Chile está sufriendo lo mismo.
He dicho.
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