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La señora ALLENDE.- Señor Presidente, es evidente que la seguridad ciudadana es un tema país: nos interesa a todos.
Reconozco la tremenda habilidad comunicacional que hubo durante la campaña del Presidente Piñera para lograr insertar de alguna manera en la opinión pública el concepto de que la seguridad ciudadana le preocupaba más a la Derecha que a la Concertación.
Todo lo hecho hasta ese momento por nosotros (aumentar la dotación de Carabineros, reforzar sus capacidades con más recursos, mejorar sus sistemas de movilización, crear los planes cuadrantes) pareció ser ignorado, incluso el esfuerzo por separar las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública del Ministerio de Defensa y dejarlas en el lugar que les corresponde, cuestión que fue muy difícil de concretar por la resistencia de la Oposición de entonces.
Todo aquello quedó en nada debido a la tremenda habilidad comunicacional -la reconozco- mostrada en la campaña presidencial de Piñera , que dejó instalada en la opinión pública la idea de que la seguridad ciudadana realmente le preocupaba a la Derecha y no a la Concertación.
Yo los felicito por la habilidad que tuvieron. Pero no los puedo felicitar por lo que está ocurriendo hoy día en nuestro país. ¡No los puedo felicitar! Es cosa de leer los diarios o ver cotidianamente en los medios de comunicación -ellos no son precisamente afines a la Oposición- las noticias sobre asaltos, robos, hurtos, etcétera, etcétera, etcétera, que tienen bastante preocupada a la población.
Entonces, comparto lo que se ha dicho aquí en cuanto a que se ha errado el enfoque: no se comprende por qué se le ha puesto "suma" urgencia al proyecto. Se trata de un delito que ya se halla tipificado. Esto no tiene ningún sentido, excepto en lo concerniente al artículo segundo.
Es evidente que las instituciones bancarias tienen que dar estricto cumplimiento a las disposiciones de seguridad. ¡Claro! ¡Es lo que uno espera! Pero, en verdad, ha costado bastante -¡bastante!-, porque aquellas al inicio eran muy refractarias -siempre pasa lo mismo- a gastar en la implementación de normas básicas de seguridad. De hecho, me pregunto si las estarán cumpliendo todas. Como los bancos cuentan con seguros, a lo mejor no invierten todo lo necesario.
Me llamó mucho la atención que el Ministro haya empleado largos minutos en convencernos a nosotros -estamos en 2011- acerca de la importancia que reviste el cajero automático, lo mucho que facilita las transacciones y de que hemos dejado atrás el trueque. Creo que todos estamos enterados de que el trueque acabó hace un buen rato. Y todos estamos enterados de que el dinero plástico circula en la población. Hace tiempo que nos dimos cuenta de eso, Ministro . Y hay gente a la que le fue muy bien introduciendo el dinero plástico en el país y ocupándolo. ¡No vamos a mencionar nombres, porque es por todos conocido a quiénes les fue muy bien con eso...!
Ese no es el punto.
He escuchado al Senador Espina, quien me ha rebatido cuando he dicho que la política de elevar las penas es contradictoria con la que nos presenta el propio Ministro de Justicia en orden a hacer un uso racional de las cárceles. En el dramático incendio sufrido en la cárcel de San Miguel donde murieron 82 personas, uno de los fallecidos estaba cumpliendo condena por vender discos robados o clonados, lo que se conoce como "piratería".
Ante ello, uno se pregunta si vamos a seguir con esa realidad.
¿Qué estamos defendiendo con esta iniciativa? ¡Los cajeros automáticos!
Francamente, creo que los bancos tienen medios de sobra -¡de sobra!- para cumplir todas las medidas de seguridad que se precisen (poner guardias; invertir en blindaje, en vidrios especiales o en lo que sea necesario). Dichas instituciones no requieren este proyecto.
Aquí se ha dado un enfoque erróneo al ponerle "suma" urgencia a una iniciativa que no solo no va a solucionar el delito, sino que, lamentablemente, nos ha hecho permanecer en la Sala durante horas discutiendo algo que, por sí solo y de Perogrullo, no era necesario. Porque el delito se halla tipificado, porque ya existe.
Ya estamos acostumbrados a ciertas campañas. Ayer me tocó escuchar nuevamente al Presidente Piñera decir: "¡Y no me va a temblar la mano!". En mi opinión, la gente -y esa es la razón del 30 por ciento de adhesión- está cansada de determinados anuncios rimbombantes: "¡No me va a temblar la mano!".
Pero lo concreto es que sí tenemos delincuencia; sí tenemos robos; sí tenemos asaltos en las casas. Y estamos todos conscientes de que lo que queremos es disminuirlos. Y estamos todos conscientes de que les estamos dando recursos -y lo seguiremos haciendo- a las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública. Pero no queremos prestarnos para ciertas políticas que no sé si obedecen a una campaña publicitaria o a la lógica del "no me va a temblar la mano".
Hemos presenciado -se señaló en la Sala- una de las situaciones más graves en materia de justicia: el proceso del conocido "caso bombas". Se formalizó a los imputados en menos de un mes, sin tener las evidencias necesarias. Y hoy día se da el absurdo de que la gran mayoría de ellos sale en libertad por falta de pruebas, por que estas fueron mal habidas, etcétera.
Francamente, tal hecho no es para sentirse orgulloso.
Más aún, cuesta entender que, en el momento en que estamos viviendo (con cuatro meses de movilización estudiantil, en que todos estamos de acuerdo en discutir una reforma educacional profunda), se proponga, con grandes anuncios -y se asocia movilización, delincuencia y tomas-, un solo paquete legislativo, sin hacer distinciones.
Todos estamos en contra del saqueo, pero ese delito ya está tipificado.
No veo por qué se hace un solo paquete para abordar esas materias en el momento político presente, cuando estamos tratando de lograr un diálogo que nos lleve a una solución, a una mirada más profunda sobre la educación. Bueno, ¡el Gobierno sabrá lo que hace! Pero yo creo que, a lo menos, es una medida desafortunada, por no decir que cuesta entender ciertas lógicas.
Hemos presenciado la situación derivada del "caso bombas". Francamente, no es como para premiar al flamante asesor que en este momento tiene el Ministerio del Interior. Yo no me sentiría orgullosa de lo sucedido. De hecho, habrá que pagar hasta las costas del juicio que perdieron.
Entonces, uno se pregunta cuánto costó semejante asesoría. También sería bueno responder a eso.
Nosotros no tenemos que velar por las utilidades de los bancos. Han ganado más que suficiente. Y me parece bien.
Por desgracia, como vivimos en un país tan desigual, no está razonablemente bien nuestra sociedad. Eso es obvio.
Basta mirar los balances de los bancos para conocer las millonarias sumas que obtienen. Frente a ello, uno se pregunta por qué en este país el 60 por ciento de los trabajadores gana menos de 300 mil pesos, o entre esa cantidad y 400 mil. Tal realidad resulta un "poquito" dramática.
Entonces, si la prioridad hace ponerle "suma" urgencia a este proyecto sobre robo de cajeros automáticos, me parece que, una vez más, el Gobierno ha equivocado el enfoque.
Quienes nos vemos en la posición de votar en contra lo hacemos no por realizar discursos incendiarios, como dijo el Senador Hernán Larraín , o por pretender no sé qué otra cosa. Lo que queremos es poner racionalidad.
No deseo enfrentar el aumento de penas para un delito que ya existe versus el uso racional de las cárceles. Porque luego vendrá el Ministro de Justicia a pedir nuestro apoyo a medidas tendientes a resolver la sobrepoblación en los recintos penitenciarios. Ahí se nos dirá que no es cierto que se busque subir las penas.
En concreto, habrá que ver cómo solucionar la sobrepoblación carcelaria, la que impide hacer rehabilitación.
De hecho, debiéramos tener una política mucho más preventiva. En esto comparto lo expresado por el Senador Lagos Weber. En verdad, lo que más duele a la población es cuando el asalto se produce en la esquina, en sus casas, en sus barrios, en los sectores más modestos.
Generalmente, los medios de comunicación difunden los robos perpetrados en el sector oriente, en Las Condes, o al pariente de alguien. Pero rara vez sale en los diarios el delito cometido en el almacén de la esquina o en el pasaje tal o en calles que se hallan en manos de microtraficantes. En este último caso, la denuncia muchas veces le ha valido a la gente ser víctima de venganza, lo cual no es deseable.
En definitiva, en ese aspecto hay mucho más que hacer y perfeccionar.
En consecuencia, señor Presidente , me sumo a quienes rechazan el proyecto para dar una señal respecto de cuán equivocada ha sido esta política. El enfoque que se le ha dado no corresponde a la prioridad que debiera tener.
Ojalá en este momento estuviéramos discutiendo sobre cómo hacer más efectivos los planes cuadrantes y cómo realizarles más seguimientos, y nos pudieran demostrar con estadísticas cuánto realmente ha bajado la delincuencia.
Uno se reúne con juntas de vecinos y uniones comunales. Y cuando se les pregunta si efectivamente está funcionando el plan cuadrante de su zona, ellos muchas veces lo cuestionan. Porque no existe una relación fluida entre la autoridad responsable de los sectores demarcados y los dirigentes sociales.
Esa debiera ser nuestra preocupación: procurar más eficiencia y más eficacia; garantizar a los vecinos seguridad ciudadana, y no estar defendiendo los cajeros automáticos. Además, con este proyecto no se conseguirá que se los roben menos.
Queremos que la seguridad ciudadana llegué de verdad a las personas, quienes están esperando eso de nosotros, del Gobierno, del Parlamento y del país.
La gente desea vivir con más tranquilidad, con menos asaltos.
Creo que enfocar la iniciativa a un caso puntual solo demuestra un grado de equivocación.
Ojalá logremos mayor eficacia y no sigamos con el estilo del "no me temblará la mano". Porque esa mano está temblando hace rato. Si miramos las cifras, notaremos que hace tiempo ya la gente está sintiendo que el Gobierno muestra más habilidad de campaña que efectividad a la hora de demostrar capacidad.
En todo caso, nosotros queremos que todos vivan con mayor seguridad. Por tanto, vamos a seguir respaldando el aumento de efectivos policiales, la entrega de mayores recursos, la ampliación del Plan Cuadrante a nuevas comunas. Eso está fuera de cuestión. No podrán decirnos que no los apoyaremos.
Estamos pidiendo seguimiento, eficacia, seriedad, responsabilidad.
Nuestra opinión, aparte de ser el ejercicio de un derecho, tiene bastante sustento y fundamento. No me siento interpretada por quienes nos descalifican por ser críticos a la materia que nos ocupa.
Vamos a votar en contra de la iniciativa porque su enfoque es equivocado.
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