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El señor TUMA.- Señor Presidente , desde el año 2000 muchos parlamentarios hemos sido autores de las más diversas mociones con la finalidad de regular la industria de las telecomunicaciones en materia de instalación de antenas.
Creo que el enfoque dado al proyecto en debate tiene que ver con cómo compatibilizar los intereses de las empresas con los de los vecinos; con cautelar las exigencias urbanísticas, cuando se dice que vamos a mimetizar; con supervigilar las normas de salud, al anunciar que se van a regular las emisiones. ¡Y qué bueno que Chile se acoja a una norma que establece una emisión electromagnética más exigente que la de hoy!
Sin embargo, quiero enfocar el problema y la iniciativa propuesta en lo que el Estado debería haber hecho.
Ya llegamos tarde en cuanto a la regulación de la materia: todas las antenas que se requerían ya están y las que faltan se instalarán antes de promulgarse esta legislación.
Por lo tanto, el proyecto en debate prácticamente no vale nada, porque llegamos tarde; porque no hicimos en forma oportuna lo que correspondía; porque dejamos en la mayor de las orfandades a los vecinos, quienes imploraban que alguien regularizara e impidiera la instalación de esos enormes artefactos en el interior de su población.
En verdad, estamos haciendo un ejercicio en falso, pues esta ley no va a servir para regular nada, por cuanto no quedará antena por instalar en los sectores urbanos. Y donde queden pendientes algunas, el Estado tendrá que aportarles plata a las empresas y pedirles por favor que den cobertura a determinadas zonas rurales.
Aquí actuamos exactamente al revés. Y el modelo imperante ha adoptado el sistema de la autorregulación.
En efecto, cuando se abordó el problema de las empresas de electricidad dijimos que se autorregularan. ¡Observen cómo tienen abandonado al mundo rural! Como no efectúan mantención, basta un viento fuerte o cualquier temporal para que se corten los cables y se interrumpa el suministro de energía eléctrica. ¡Y nadie responde por ese servicio frente al consumidor, que paga la tarifa más cara no solamente de Chile, sino del mundo por el suministro de electricidad!
¿Por qué ocurre eso? Porque en su momento señalamos que las empresas se autorregularan; que ellas iban a competir. Pero ¡no pueden hacerlo, porque el campesino está imposibilitado de elegir a otro proveedor! Insistimos en que ellas harían mantención por su cuenta. No obstante, ¡no la hacen! ¡No realizan esa campaña vasta, concienzuda, territorial de mantención para evitar que las ramas o el crecimiento de los árboles interrumpan el servicio eléctrico, porque les sale menos oneroso pagar la multa que se les aplique!
Se trata de un asunto económico, de intereses, de lucro -ojalá analicemos el proyecto del lucro más adelante-, el cual tiene que ver con la ausencia del Estado. Está bien que las empresas lucren en esta materia y que recuperen sus inversiones. Pero deben prestar un buen servicio, el cual no funciona por autorregulación.
Lo mismo sucede con los bancos. Ayer veíamos por televisión, en el programa "Informe Especial", cómo los bancos abusan con la gente modesta. Y ello, porque el Estado está ausente en la autorregulación. ¡Las Superintendencias cuidan a las empresas y no a la gente ni a los ciudadanos!
Con la presente iniciativa acontecerá algo similar, porque establece una regulación que no les servirá para nada a los vecinos, pues las antenas ya se encuentran instaladas; ni a la ciudadan��a, a la cual le preocupa el que esta industria cobre cada vez más caro por el servicio.
Por las razones expuestas, pienso que, en definitiva, la futura ley no servirá ni será eficaz. Seguramente antes habrá una nueva tecnología. En otros países con ciudades modernas, aunque sean pequeñas, no se observa ni una sola antena, porque usan la tecnología que es, por supuesto, más cara. Esperamos que ella también se incorpore a Chile.
Entonces, si regulamos de mejor manera; si exigimos a todas las empresas que cumplan retroactivamente la nueva norma, estoy seguro de que muchas de ellas -que compiten en forma artificial o falsa- se pondrán de acuerdo para traer tecnología para reemplazar esas antenas que crean tantos problemas a la gente.
Como dice el programa radial de Julio César Rodríguez: "Podría ser Peor".
Yo voy a votar favorablemente la iniciativa, insistiendo en que llegamos tarde no solo con las indicaciones, sino con esta legislación, para ayudar a la ciudadanía.
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