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El señor ORPIS.- Señor Presidente , Honorable Senado, quiero ir con mi argumentación en una línea distinta de lo que se ha planteado en la discusión de esta tarde.
He escuchado con mucha atención encendidos debates sobre el proyecto de ley en análisis y las dificultades que presenta. Pero lo que no he oído es que en parte los culpables somos nosotros.
La verdad, señor Presidente , es que la tecnología celular -según recuerdo- comenzó a principios de la década de los 90. Muchos éramos parlamentarios en aquella época y recibimos los primeros teléfonos celulares. Y era evidente que estos aparatos debían funcionar con antenas y que la tecnología que iba a permitir que se masificaran -porque esa era la tendencia- requeriría tales estructuras.
Durante el transcurso del debate de esta tarde he podido constatar que nos ocurre lo mismo con muchas otras materias, en el sentido de que numerosas veces actuamos sobre la base de hechos consumados y las cosas avanzan a tal punto que cuesta bastante ordenarlas.
Eso es lo que ha acontecido, señor Presidente, en cuanto a las antenas celulares.
Esta tecnología nace y se empieza a masificar a principios de la década de los 90, y se expande cada vez más. Aquí mismo se ha sostenido que en Chile hay cerca de 20 millones de teléfonos celulares.
¡Cuántos reportajes vimos donde se mostraba que esta tecnología progresaba a pasos vertiginosos! ¡Cómo se acercaba a la gente!
Era evidente, señor Presidente, que había que regular la materia, porque, en caso contrario, iba a provocar los estragos que hoy día afectan a la comunidad, en especial por el uso de las antenas.
En mi concepto, la discusión llevada a cabo ahora nos debería servir para anticiparnos -como sector político, como Gobierno- a ciertos procesos que pueden traer grandes beneficios a la población y no tener que debatir acerca de los perjuicios que puedan ocasionar.
Ordenar no es fácil. Cuesta hacerlo cuando se avanza en los términos en que se ha prosperado hoy, particularmente en lo que respecta a la masificación de las antenas.
Sin duda, con todos los defectos, el proyecto constituye un adelanto con relación a lo que existe, pues prácticamente no hay ninguna regulación. Y ojalá se perfeccione lo más posible durante el tercer trámite, en una eventual Comisión Mixta.
Simplemente quiero dejar establecido que seamos capaces, como actores políticos, como líderes, de anticiparnos a los procesos y no solo funcionar en pos de la coyuntura.
En cuanto a la materia que nos ocupa se habían presentado mociones -tal como se ha señalado aquí- en los años 2006, 2007. Pero han pasado prácticamente cinco, seis o siete años, y recién ahora, a finales del 2011, estamos terminando la tramitación de un proyecto, cuando lo más probable es que ya existan nuevas tecnologías y estos procedimientos se hallen obsoletos.
Espero que no ocurra lo mismo con la televisión digital. Ha sucedido con el tema educacional que se encuentra en debate: por no adelantarnos a los procesos estos terminan explotando en la forma que muchas veces hemos visto.
Hago un llamado a acelerar lo más posible la tramitación de esta iniciativa. Ella significa un avance, aunque se trata de ordenamientos que no son fáciles cuando se llega a límites como a los que se ha arribado hoy.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
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