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El señor ROSSI.- Señor Presidente , el Senador Ignacio Walker planteaba una visión crítica respecto de los plebiscitos. Decía que constituyen la expresión de una crisis muy profunda en torno al funcionamiento de la democracia, del Estado, del Congreso Nacional, de las instituciones.
Yo me pregunto qué expresión más clara y más nítida de que estamos viviendo una profunda crisis de legitimidad del sistema político en su conjunto que el hecho de estar discutiendo hoy un tema que se halla en el corazón del debate público, en el corazón de las movilizaciones estudiantiles, sin nadie en las tribunas y con una Derecha -o Coalición por el Cambio- que pide segunda discusión para la iniciativa, lo que, dicho en castellano, significa: "Chuteemos el proyecto porque tenemos problemas para aprobarlo".
¡Qué falta de sintonía más grande ha mostrado el Congreso Nacional con lo que está ocurriendo en la calle! ¡Y después nos preguntamos por qué es necesario un plebiscito, por qué es necesario cambiar la Constitución! Y es porque nuestra democracia, nuestro sistema político representativo, nuestras instituciones, se encuentran en una profunda crisis: una crisis de confianza, una crisis de credibilidad, que se manifiesta hoy día en el Senado.
¿Cuántos Senadores hay en este momento en la Sala? ¿Siete? Y los jóvenes, ¿dónde están? Porque, efectivamente, me gustaría que hubiera una presión social para que lo planteado por el Senador Chahuán al comienzo de la sesión (postergar la votación de este proyecto, tan importante) no fuera posible.
Por eso, soy enemigo de llamar a deponer las movilizaciones; soy enemigo de transformar al Congreso, que es un Poder del Estado , en una mesa de diálogo insípida, donde las diferencias se diluyen. Si hemos llegado a este punto, casi muerto, impávidos frente a lo que pasa afuera, en la calle, en todo Chile, es porque tenemos profundas diferencias respecto de cómo vemos la educación y qué tipo de sociedad queremos construir.
¡Ese es el tema de fondo!
Este proyecto de ley, tal como sostuvo el Senador Muñoz Aburto , de alguna manera viene a tratar de frenar la ilegalidad y la ilegitimidad, la práctica ilegal e ilegítima que se ha venido desarrollando durante tantos años, relacionada con el lucro en la educación superior.
Algunos sabios que escriben columnas en los diarios afirman que el lucro es bueno, que ayuda a la calidad. Yo les diría que están muy equivocados, porque la evidencia educativa a nivel internacional demuestra justamente todo lo contrario: que el lucro no solo no promueve la calidad, sino que profundiza la inequidad y la desigualdad.
¡Eliminar el lucro sí importa y constituye más que una consigna! Y cuando hablo de lucro no me refiero únicamente a lo que ocurre en la educación superior; también a lo que se observa en la educación básica y media.
Se sostiene que la gente puede comparar distintas realidades educacionales, como si existiese una simetría entre la información que maneja la ciudadanía (los padres y apoderados) y la que posee un sostenedor, un director o un rector de universidad. Pareciera que pensáramos que una familia dispone de todos los antecedentes necesarios para tomar una buena decisión.
Y si analizamos realidades similares -peras con peras, manzanas con manzanas, y no lo contrario- y comparamos el rendimiento de un niño vulnerable que asiste a un colegio particular subvencionado con el de otro perteneciente a un establecimiento municipal, nos encontramos con que, desde el punto de vista de la calidad, le va mejor a este último. Evidentemente, si la comparación se efectúa con jóvenes situados en otro contexto sociocultural, educativo, las diferencias se expresan.
Entonces, el lucro no significa mayor calidad.
Lo malo, al final del día, es que el espíritu, el motor del sistema educacional, se transforma en un negocio, al que ingresan empresarios inescrupulosos que, como muy bien dijo Giorgio Jackson ayer , buscan tener más jóvenes en un aula y más aulas en una escuela. Porque de eso se trata.
Por ello, lo que se haga ahora también debe significar una sanción moral para quienes han incurrido en esta práctica ilegal, ilegítima e inmoral. ¡No puede haber impunidad!
Ministros de Estado del actual Gobierno han violado la ley a sabiendas. Nadie puede decir que alguien que participa de una sociedad espejo formando parte de una corporación sin fines de lucro para la educación superior lo hace sin saber. ¡De qué estamos hablando! Lo hace teniendo claro que es algo ilegal. Se trata de verdaderas asociaciones ilícitas.
Por eso digo que aquí tiene que haber también una sanción moral, porque este es un tema ético. Un individuo que ha incurrido en este delito no se encuentra habilitado para ser servidor público. ¡No puede ser Ministro de Estado ! ¡Es una verdadera inmoralidad!
Los jóvenes hoy día han puesto el dedo en la llaga, han remecido la conciencia colectiva de Chile.
¡Y eso es lo que el Congreso debiera sancionar hoy día!
Lamento profundamente que la Derecha haya pedido segunda discusión. Porque hay un sentido de urgencia, porque hay jóvenes en Buin a punto de morir que han bajado ocho, doce kilos.
¡Esas son las cosas que le importan a la ciudadanía: que nos pronunciemos respecto del financiamiento, respecto de la institucionalidad, respecto del lucro!
¡Eso es lo que estamos haciendo ahora!
¿Y por qué estamos debatiendo ese tema y no sobre el financiamiento o la institucionalidad? Porque no tenemos facultad para presentar iniciativas legales en estas materias.
¡No entiendo cómo un Gobierno, a un mes y medio desde que lanzó la propuesta del GANE, con medio Chile en la calle, con una crisis profunda, no haga ningún planteamiento, no presente ningún proyecto de ley en concreto!
¿Saben qué, señores Senadores? Creo que ni siquiera se trata de indolencia o impericia; es que son tan grandes las diferencias y las contradicciones al interior del Gobierno que son incapaces de ponerse de acuerdo. Porque lo que piensan al final del día no coincide con el sentido ciudadano que se observa en las calles de nuestro país.
El Ministro Bulnes dijo hoy que el lucro es bueno para la educación. Y a mí me parece que el lucro es malo, por las razones que he indicado. Porque es un motor inadecuado; porque la educación es un bien público; porque ella tiene que ver con la sociedad que queremos construir, con el tipo de ciudadano que queremos formar, con los valores que se entregan. El currículum de una escuela pública se relaciona con la diversidad que existe en la sociedad.
Por eso, opino que el proyecto en discusión representa un avance en ese sentido. También lo sería una reforma constitucional. Sin embargo, señores Senadores, ha transcurrido un mes y medio y todavía el Gobierno no presenta una modificación a la Carta donde el Estado asegure no solo el acceso a la educación, sino también su calidad.
Debemos abrir un debate ahora, tal como lo plantearon ayer los secundarios en la Comisión del ramo, acerca del lucro en los niveles básico y medio.
Aquí se ha señalado que en muchos lugares del mundo hay subvención en la educación. ¡Por supuesto que la hay! Pero debo hacer presentes dos salvedades: en esos casos no se acepta el copago (no existe financiamiento compartido), y no se persiguen fines de lucro.
¡Son dos pequeñas pero tremendamente grandes diferencias!
Por eso tenemos que poner fin al financiamiento compartido y al lucro en esos niveles.
Finalmente, un señor Senador manifestó que hicimos vista gorda frente al problema del lucro. ¡Claro, a lo mejor hicimos vista gorda, pero porque había otros temas, quizás más urgentes; porque nos faltaron las mayorías para abordarlo; porque, tal vez, nos faltó el coraje para enfrentar lo que estaba pasando delante de nuestras narices! Pero haber hecho la vista gorda no es comparable con ser cómplice o con haber cometido el delito de lucrar con el bolsillo de los más pobres y con los recursos del Estado de Chile, como lo han hecho muchas personas, incluso Ministros del actual Gobierno.
He dicho.
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