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- rdf:value = " El señor LETELIER.- Señor Presidente , estimados colegas, quiero hacer algunos comentarios sobre el proyecto.
El primero es que, sin duda, constituye un avance. Para lograrlo, en el debate se pusieron en una balanza los distintos intereses en juego.
En un momento escuché decir que no era conveniente subir demasiado los requisitos en este ámbito, porque, de hacerlo, se generaría una desventaja: habría que pagar mucho por cuidar el medio ambiente al obligar a las empresas a realizar un trabajo de calidad en el cierre de faenas mineras.
Hoy se ha llegado a consenso respecto del punto de equilibrio, lo cual indudablemente es un paso adelante.
Sin embargo, queda pendiente lo relativo a los pasivos ambientales.
Se ha dicho que habrá una ley sobre el particular. Cabe preguntarse: ¿Por qué siempre necesitamos una normativa legal para hacer cosas obvias? ¿Por qué la principal empresa del Estado, CODELCO, que acumula una enorme cantidad de residuos de diferente naturaleza, no comienza desde ya, aprovechando el alto precio del cobre, a tratar sus residuos y pasivos ambientales?
Si solo se dedicara a procesar los diferentes relaves y no siguieran acumulando residuos, se ganaría mucha plata. ¡Muchísima plata! Ello significaría importantes ingresos para el país.
Varios nos preguntamos: ¿Por qué no se ataca el problema con mayor agresividad? ¿Por qué el Senado no logra enviarle una señal clara -por su intermedio, señor Presidente - al señor Ministro de Minería para que transmita esta necesidad a CODELCO, más allá de los conflictos y las discusiones habidas en la minera estatal?
En esto debiera haber consenso. Se precisa abordar con mayor celeridad el objetivo de tratar desde ya los pasivos ambientales, sin que sea necesaria una ley que lo imponga.
Hoy es más viable, precisamente por los altos precios del cobre, enfrentar tales asuntos.
Se dice que existe acuerdo para dictar una ley sobre la materia. Yo no he escuchado nada oficial. Quizás estoy equivocado, o bien, no se ha señalado con claridad en qué plazos se presentaría la iniciativa pertinente para tratar los pasivos ambientales.
Por último, señor Presidente, hay dos maneras de evaluar el impacto del proyecto en discusión.
La primera es sostener que, gracias a esta futura ley, ingresarán al país cerca de 10 mil millones de dólares. Ese podría ser el costo estimativo de cerrar las faenas mineras de aquí en adelante.
La otra forma de enfocar el impacto es señalar que ese ha sido el costo -demasiado grande, a mi juicio- que Chile ha debido cargar durante muchos años, a causa de la acción de empresas privadas transnacionales que nos han dejado un pasivo ambiental tremendo, que ellas ahora no asumen ni abordan. Pese a ello, es importante que a futuro sí lo hagan.
Se podrá valorar positivamente, como algunos plantean, el ingreso al país de esos 10 mil millones de dólares y lo que ello significa para la generación de empleos, por ejemplo. Esa es una forma de mirar la situación.
La otra sería considerar que hacerse cargo de los pasivos ambientales es una obligación mínima para los que explotan recursos que son de todos los chilenos y que se entregan mediante un sistema de concesión que muchos de nosotros no compartimos o del que cuestionamos su modalidad actual.
Señor Presidente , espero que algún día se discuta sobre la institucionalidad minera en nuestro país. Lo hemos hecho a veces; por ejemplo, cuando se trató el royalty, que terminó convirtiéndose en un impuesto específico; o cuando analizamos proyectos como el que nos ocupa.
Asimismo, ojalá en algún momento podamos generar un acuerdo sobre cómo se deben explotar recursos que pertenecen a todos los chilenos. Porque el sistema de concesiones, pese a que algunos lo defienden mucho, no es compartido por todos en su actual modo de funcionamiento. Hay quienes pensamos que debería haber una presencia pública mucho más activa en la explotación de nuestros recursos naturales. Parte de las tremendas utilidades -sin duda, son enormes riquezas- de las empresas mineras debería quedar en el país, en lugar de salir a otros destinos.
Señor Presidente, vamos a votar a favor.
Nos gustaría sí saber cuándo nos haremos cargo de los pasivos ambientales históricos; en particular, cuándo lo hará CODELCO.
Además, no perdemos la esperanza de que el sistema político sea capaz de escuchar lo que la gente dice en la calle, lo cual es un llamado de atención a nuestro trabajo pendiente.
"
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