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El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente , por cierto, nos habríamos evitado mucho trabajo si no se hubiese llegado aquí con un veto.
Sin embargo, no se puede exagerar. Conforme a lo previsto por la Carta Fundamental en cuanto a la formación de la ley, el Ejecutivo tiene en su mano la facultad de veto para procurar imponer el criterio que considera mejor.
Porque pone al Parlamento en situación muy difícil frente a la votación de las observaciones.
Podríamos haber evitado el veto si nos hubiese sido factible llegar a acuerdo sobre un salario mínimo de monto más real que el sometido por el Gobierno a la aprobación del Congreso Nacional.
¿Qué planteó el Ejecutivo ?
Envió a la Cámara de Diputados un proyecto de ley donde fijaba el ingreso mínimo en 180 mil pesos, lo que significaba un incremento de 4,65 por ciento, con un aumento real de 1,15 por ciento.
¿Qué pasó?
Según correspondía, comenzó la tramitación en el Parlamento. El Gobierno, como necesitaba votos para obtener la aprobación de su iniciativa, acogió -nadie se lo puede criticar- la petición de un grupo de Diputados y accedió a un incremento de 1.500 pesos, con lo que elevó su propuesta a 181 mil 500 pesos, lo cual significaba un aumento de 5,52 por ciento, y en términos reales, de 2,02 por ciento.
Eso nos llegó al Senado. Y aquí le hicimos ver al Ministro de Hacienda la conveniencia de negociar con esta Corporación y de buscar un salario mínimo más acorde con la posibilidad del país de fijar una cifra mayor.
La Central Unitaria de Trabajadores había pedido 190 mil pesos, y se hablaba de la factibilidad de un ingreso mínimo que bordeara los 185 mil.
Incluso, se le planteó al Ministro la opción de llegar a un salario mínimo intermedio, del orden de 183 mil pesos, lo cual implicaba un reajuste que bordeaba el 6,8 por ciento, porcentaje más o menos equivalente al llamado "IPC de los pobres" (era lo que había sucedido durante el año en materia de alimentos, aspecto en que se golpea precisamente a quienes reciben ingreso mínimo). Se nos dijo que no. Fue imposible llegar a acuerdo.
La diferencia eran 1.000 pesos: 33 pesos diarios. Salvándola podríamos haber evitado el veto, mediante un acuerdo que permitiera aprobar el ingreso mínimo.
Fuimos a Comisión Mixta. Tampoco existió una nueva oferta; no hubo un tiempo de reflexión; se nos expresó que no era factible. Y se argumentó que la pequeña empresa iba a tener dificultades.
Creo que no es así: pagar 1.000 pesos más a un trabajador no constituye problema para dicho sector.
Y no solo la pequeña empresa paga salario mínimo. Si vamos al sector rural, veremos que en una gran parte se está pagando el ingreso mínimo. En el comercio lo hacen muchas empresas, no pequeñas. Entonces, es un monto que no solo dice relación con la pequeña empresa. Es más importante que eso.
Y la otra reflexión que se ha planteado carece de evidencia empírica: que si hubiéramos aumentado el ingreso mínimo en mil pesos habríamos atentado contra el empleo.
Tengo en mis manos los datos en serie tanto del alza registrada por el ingreso mínimo como de la tasa de desempleo, desde 1990 a la fecha, y demuestran que no es así. El desempleo más alto del período corresponde a los dos momentos en que tuvo lugar una crisis internacional y en que esta golpeó a nuestra economía: los años 1999 y 2004. En ambos casos se llegó efectivamente a 10 por ciento de cesantía.
Pero en 1990, en la Administración del Presidente Aylwin, el ingreso mínimo experimentó un incremento real de 19,64 por ciento, porque se había deteriorado en forma salvaje durante el Gobierno militar. Sin embargo, el desempleo fue de 7,8 por ciento, y llegó a ser hasta de 6,5 por ciento en 1993.
Si observamos otro período, podemos advertir que en 1995 se registró un incremento real incluso de 5,31 por ciento, pero el desempleo fue de 7,3 por ciento, y al año siguiente, de 6,3 por ciento.
Repito, entonces, que no existe la evidencia empírica referida. Por supuesto, si subimos el ingreso mínimo en forma exagerada, podría llegarse a un efecto del tipo que se mencionó. Pero nuestra diferencia ha sido por 30 pesos diarios.
Esa es la razón por la cual la gente nos mira hoy día como lo hace. Porque, cuando legislamos respecto de una materia en la que podríamos llegar a un acuerdo para aumentar realmente en algo el poder de compra de quienes ganan el monto que nos ocupa, nos abocamos a una discusión carente de sentido y que no arriba a un buen resultado. Y vamos a despachar para ellos un ingreso mínimo de 182 mil pesos.
Si el señor Ministro nos hubiera dado flexibilidad para llegar al llamado "IPC de los pobres", podríamos haber salido con una solución acordada. No fue así.
Por tales motivos, los Senadores de estas bancadas no vamos a votar. Nuestro propósito no es impedir la aprobación del proyecto. Queremos que ello se logre con los votos de quienes apoyan al Gobierno y que estos se hagan responsables del monto de que se trata. Si nosotros asumiéramos una actitud obstruccionista y lo rechazáramos -tenemos los votos para hacerlo-, creemos que ello provocaría un mayor daño, ya que mucha gente ni siquiera ganaría el ingreso mínimo que el Ejecutivo está ofreciendo, con 10 mil pesos mensuales de incremento.
En consecuencia, como no queremos obstruir, pero sí que el Gobierno se haga responsable de lo que propone y de su resultado, no vamos a pronunciarnos, dejando constancia de que la iniciativa se aprobaría con los votos del oficialismo -espero que los tenga todos-, al objeto de que el señor Ministro de Hacienda logre su propósito.
Muchas gracias.
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