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El señor LAGOS.- Señor Presidente , ya hicimos buena parte de esta discusión cuando analizamos el proyecto sobre salario mínimo en trámites anteriores.
En su oportunidad -para caer en el "yoísmo"-, planteé que era la segunda vez que me tocaba discutir el reajuste del ingreso mínimo en el Senado y que el debate ya me parecía aburrido, porque los argumentos eran idénticos a los expresados la primera vez.
Acá hay Senadores -algunos de ellos ex Diputados- que llevan 20 años discutiendo este asunto y entregando los mismos argumentos. Los Senadores y Diputados incluso son básicamente los mismos. Los que cambian son los Ministros de Hacienda y los Gobiernos de turno.
El señor PROKURICA .- ¡Y algunos Ministros se vienen al Senado...!
El señor LAGOS.- ¡Y otros Senadores se van a los Ministerios...! ¡Y como va la cosa, seguiremos perdiendo gente al frente...!
¡Senador Prokurica, rece para que no lo inviten al Gobierno, porque ahí se le acaba la senaturía...! ¡Aquí Senador que se luce, Senador que se va a un Ministerio...!
Pero volvamos al tema que nos convoca.
A mi juicio, la discusión sobre el reajuste del salario mínimo es inútil e inconducente.
Es inútil porque ningún argumento convencerá a nadie para cambiar lo que ya piensa previamente.
Y es inconducente porque tiene un solo destino: lo que el Gobierno de turno quiere como ingreso mínimo. Porque, como se ha dicho hasta el cansancio, nuestras facultades de acuerdo a la Constitución son aceptar, rechazar o disminuir la propuesta del Ejecutivo , en este caso, de la Administración del Presidente Piñera (en su oportunidad, fue la de la Presidenta Bachelet , la del Presidente Lagos , la del Presidente Frei ). Se trata de una disposición contenida en el artículo 65 de la Carta, y hay que cumplirla.
Pero esto tiene una gracia. ¿Al final a quién favorece este sistema?
El Ejecutivo propone un guarismo para el salario mínimo -en este caso, de 180 mil pesos-; envía el proyecto respectivo al Congreso, y ahí se produce una discusión que la ciudadanía comprende poco.
Lo que esta entiende es lo que me decía un bombero hoy en la Copec de la ruta 68: "Oiga, ¿y me van a subir el mínimo o no?". Me detuve unos minutos a explicarle cómo funcionaba el sistema: que el Ministro de Hacienda , por instrucciones del Presidente de la República , mandó una iniciativa que aumentaba el ingreso mínimo a 180 mil pesos, y que yo solo podía aceptar, rechazar o disminuir tal reajuste, pero no aumentarlo. "¡Pero si es una ley! ¿Por qué no la mejora?", me respondió. "Porque no tengo facultades", repliqué. Y hasta ahí llegó el diálogo, pues en ese momento comenzaron a tocar la bocina los otros clientes de la bencinera.
Y el bombero se quedó entonces con la sensación de que los políticos no le subieron el salario mínimo.
Por lo tanto, cabe plantear una reforma a la manera en que opera el sistema. Como está, resulta beneficioso para el Gobierno -cualquiera que este sea-, porque diluye su responsabilidad.
Si el Ministro de Hacienda se halla convencido de que el ingreso mínimo debe ser el que propone, que lo asuma con todas sus letras y que no pierda el tiempo en el Senado ni en la Cámara de Diputados.
¿Qué vamos a hacer hoy nosotros como Oposición, incluido al Senador Navarro, quien no pertenece a la Concertación? No votaremos el veto, para no obstruir su aprobación ni perjudicar a los trabajadores. Así, el proyecto de reajuste del salario m��nimo será despachado solo con los votos de los Senadores de la Derecha.
En consecuencia, se va a aprobar el monto propuesto.
Si lo rechazáramos, pasaríamos a ser -entre comillas- los culpables de no aumentar el sueldo mínimo, lo cual sería una apreciación correcta. Pero yo no quiero negar tal incremento: solo deseo que sea mayor.
Señor Presidente, no voy a repetir los argumentos de discusiones anteriores.
Si el Gobierno cree que hay una fórmula técnica para definir el reajuste del ingreso mínimo mensual, debe proponer la cifra y morir con ella. O sea, el Ministro de Hacienda planteó 180 mil pesos. Y en la Cámara de Diputados, nervios de acero. Y que el PRI haga lo que quiera. Pero no compra un puñado de votos por un incremento adicional de mil 500 pesos.
Repito: la fórmula técnica determinaba 180 mil pesos; ¡y el Ministro muere con ella!
Sin embargo, al aceptar los mil 500 pesos extras para conseguir el puñado de votos del PRI, mandó una señal: el asunto ya no es técnico; es político cien por ciento.
Entonces quienes formamos la Oposición -20 Senadores, incluido el Colega Navarro- preguntamos: ¿será posible que en esta aproximación política nosotros también podamos aportarles a los trabajadores -no perjudicar al Ejecutivo - para el mejoramiento del salario mínimo? Y el Gobierno dijo que no.
¿Qué hicimos? Nos dimos el gusto de rechazar el proyecto en el segundo trámite constitucional. ¿Para qué? Para que el Presidente de la República asumiera su responsabilidad a través de un veto aditivo.
¿Alguien cree que podremos explicarle a cualquier ciudadano -por lo demás, la gente está a punto de ver el partido de fútbol de Chile contra Perú- qué es un veto aditivo? ¡Nadie, pues!
En consecuencia, propongo que nos saltemos esta parte del proceso, que se modifique la Constitución Política o la ley a fin de permitir que, por ejemplo, el Parlamento delegue al Gobierno entrante por 3 o 4 años la facultad de fijar el monto del salario mínimo. Así, el Primer Mandatario o el Ministro de Hacienda , por medio de cadena nacional -similar a la que se hizo con relación al tema de la educación-, podría anunciar al país: "Trabajadores y trabajadoras de Chile, el mínimo será de 180 mil pesos. Y de ahí no me muevo".
Entonces, el Ejecutivo asume la responsabilidad completa, en lugar de traer al Parlamento un proyecto que sigue todo un itinerario: que el primer trámite; que el segundo; que la Comisión Mixta; que el veto aditivo; que, si me abstengo, la abstención se suma a la mayoría.
¡Por algo la gente no entiende nada de lo que hacemos acá!
Si el Gobierno dijo "180 lucas", muere con 180 lucas. ¡Y no compra, Ministro , un puñado de votos por mil 500 pesos más! ¡Y menos puede venir después al Senado a plantear que sube 500 pesos! ¡Valórenos un poquito! Y permítanos contribuir a mejorar el salario mínimo de los trabajadores. No se trata de darnos un gusto. Total, nadie va a saber esto. Pero aparezcamos todos aportando en esta materia.
Lo que ocurrirá ahora será que nosotros no vamos a votar. No es que nos vayamos a abstener. Yo no apretaré ningún botón. Así me quedo callado y no avalo lo que hace el Gobierno.
Ojalá que esto fuera más trasparente y que el Presidente de la República , por cadena nacional -como lo hizo con lo relativo a la educación-, anunciara: "Mis amigos, el salario mínimo será de 180 mil pesos". Y el Ministro de Hacienda , al lado, paradito, como Lavín, mirando sin hacer nada.
¡Nosotros no somos responsables, Ministro ! ¡Es el Gobierno!
Eso es lo que debieran hacer. Eso sería lo razonable, lo justo. Porque, con el sistema actual, la responsabilidad se diluye. Porque cada vez que le ponga bencina al vehículo tendré que decirle a mi amigo bombero: "¿Sabe? No fui yo. Yo quería más". Y le explico todo el proceso.
Por último, Ministro , le hago presente que esta semana no va a terminar bien para usted, por cómo concluyó la anterior. Me parece inaceptable una declaración que formuló al diario "El Mercurio" el domingo recién pasado. Ahí señaló que en el caso de La Polar "Falló la empresa, sus ejecutivos y el directorio".
Con todo respeto, Ministro , yo le pregunto: ¿Qué pasó con la Superintendencia? ¿Qué pasó con las clasificadoras de riesgo? ¿Qué pasó con los auditores?
Uno podría omitir pronunciarse al respecto. Pero, ante un tema tan candente como ese, el Ministro dijo que fallaron la empresa, sus ejecutivos y el directorio. Las clasificadoras de riesgo no se mencionan; las empresas auditoras no se mencionan, y las superintendencias, tampoco.
Ojalá que esta semana termine mejor que la anterior y -entiendo el rol del Ministro- que tengamos una modificación del sistema con que se aprueba el reajuste del salario mínimo, a fin de que los Gobiernos asuman en plenitud su responsabilidad.
Tal vez aquello no es factible jurídicamente. No lo sé. Pero quizás reformando el artículo 65, número 4°, de la Constitución Política puede facultarse, de manera permanente o temporal, para que el Gobierno entrante diga: "Tengo cuatro años por delante y no necesito pedirle permiso al Parlamento ni enredarme en un trámite legislativo a los efectos de fijar el salario mínimo mensual, porque sé cuál es el correcto".
Se gobierna para tomar decisiones: las buenas, las no tan buenas y, también, las que no son gratas.
El señor KUSCHEL .- ¿Cómo va a votar, señor Senador ...?
El señor LAGOS.- ¡No votaré!
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