logo
  • http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19
    • bcnres:tieneTramiteConstitucional = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
    • dc:title = "AUMENTO DE PENAS POR MANEJO EN ESTADO DE EBRIEDAD Y BAJO INFLUENCIA DEL ALCOHOL"^^xsd:string
    • bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/manejo-en-estado-de-ebriedad
    • bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1
    • bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170
    • bcnres:tieneResultadoDebate = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds27
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds22
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds25
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds24
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds33
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds21
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds20
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds34
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds23
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds29
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds28
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds31
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds32
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds26
    • bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/639170/seccion/akn639170-po1-ds19-ds30
    • bcnres:tieneTramiteReglamentario = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
    • rdf:value = " AUMENTO DE PENAS POR MANEJO EN ESTADO DE EBRIEDAD Y BAJO INFLUENCIA DEL ALCOHOL El señor GIRARDI ( Presidente ).- Proyecto de ley, iniciado en moción de los Senadores señores Gómez y Cantero, en primer trámite constitucional, que aumenta las penas por manejo en estado de ebriedad y bajo la influencia del alcohol, con informe de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones. --Los antecedentes sobre el proyecto (7266-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley (moción de los Senadores señores Gómez y Cantero): En primer trámite, sesión 59ª, en 12 de octubre de 2010. Informe de Comisión: Transportes y Telecomunicaciones: sesión 25ª, en 14 de junio de 2011. Discusión: Sesión 26ª, en 15 de junio de 2011 (queda pendiente su discusión en general). El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario General. El señor LABBÉ (Secretario General).- Los objetivos principales del proyecto son los siguientes: -Disminuir los niveles de tolerancia contenidos en la Ley de Tránsito sobre las dosificaciones de alcohol en la sangre que define la conducción en estado de ebriedad y bajo influencia del alcohol. -Aumentar las sanciones relativas a la suspensión de licencia y multas. -Establecer limitaciones para la obtención de la libertad de los imputados por alguna de las conductas descritas. -Modificar las normas sobre libertad condicional para que el sentenciado por manejo en estado de ebriedad, influencia del alcohol o exceso de velocidad con resultado de muerte, cumpla efectivamente al menos la mitad de la pena de privación de libertad. La Comisión discutió el proyecto solamente en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus integrantes (Senadores señores Chahuán, Gómez, Pérez Varela, Pizarro y Prokurica). El texto de la iniciativa se puede consultar en la parte pertinente del informe. El señor GIRARDI ( Presidente ).- En discusión general. Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica. El señor PROKURICA.- Señor Presidente , los accidentes de tránsito provocados por manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol son una verdadera plaga en Chile. Tanto es así que la segunda causa de muerte de jóvenes en nuestro país obedece justamente a los accidentes del tránsito. Por ello, felicito a los Senadores señores Cantero y Gómez por la presentación de este proyecto de ley, ya que recoge la realidad que vivimos en el país en esta materia. El proyecto tiene por objeto hacer más rigurosa la aplicación de las normas penales fijando pautas claras en sus procedimientos; disminuyendo los niveles de tolerancia contenidos en la Ley de Tránsito sobre las dosificaciones de alcohol en la sangre que definen la conducción en estado de ebriedad y bajo la influencia del alcohol; aumentando las sanciones relativas a la suspensión de licencia y multas, haciéndose cargo de los distintos tipos de consecuencias que tengan sobre las personas y la propiedad, y considerando esta conducta como una circunstancia agravante de un delito incorporándola en el artículo 12 del Código Penal. Además, se establecen limitaciones para la revocación de la prisión preventiva de los imputados por algunas de estas conductas, mediante modificaciones al Código Procesal Penal y al decreto ley N° 321, sobre libertad condicional, con la finalidad de que el que haya sido sentenciado por manejo en estado de ebriedad, bajo la influencia del alcohol o exceso de velocidad con resultado de muerte o de lesiones indicadas en los artículos 397, número 1, del Código Penal, cumpla efectivamente al menos la mitad de la pena de privación de libertad a la que fuera condenado. Señor Presidente , en los gobiernos nacionales y otras organizaciones de América Latina existe preocupación por crear políticas para reducir los casos de muertes y discapacidad a consecuencia de las lesiones por accidentes del tránsito. Asimismo, es necesario promover una integración en materia de seguridad vial, en coordinación con el Estado y la sociedad civil, a fin de permitir una colaboración sostenible en este ámbito. Los accidentes de tránsito -como dije anteriormente- son una de las principales causas de muerte en nuestro país. Ello obedece sobre todo a las imprudencias cometidas por los conductores, destacando de manera muy preocupante la conducción en estado de ebriedad, bajo la influencia de alcohol o drogas, o a exceso de velocidad. Las conductas señaladas constituyen acciones irresponsables que ponen en riesgo la vida, la salud, la propiedad y la seguridad de quienes las ejecutan y de terceros inocentes. En tal sentido, debe quedar claramente establecido en la legislación pertinente el primerísimo valor que el Estado les otorga a estos bienes jurídicos y, a su vez, la alta condena que la sociedad da a quienes manifiestan estos comportamientos. Ello deberá expresarse en la aplicación de un sistema menos permisivo y, al mismo tiempo, más moderno, tanto en sus aspectos penal y procesal como administrativo, que apunte a internalizar en la población la gran responsabilidad que significa conducir un vehículo y, de esa manera, contribuir a mitigar la accidentabilidad en el tránsito a causa de estas conductas. La iniciativa legal en comento, presentada por los Senadores Cantero y Gómez, genera un debate con relación al manejo bajo la influencia del alcohol y en estado de ebriedad, y a las medidas que se deben adoptar al respecto, ya que debe existir una política integral en materia de seguridad vial en la que participen todos los actores sociales en coordinación con el Estado. Es necesario puntualizar que el Presidente Sebastián Piñera ha manifestado su compromiso con la promoción de disposiciones tendientes a dar una señal clara a la sociedad en el sentido de que no es posible beber alcohol y luego conducir. De ese modo se evitarán casos impactantes, como el del niño Kevin Silva , quien perdió sus dos piernas debido a la absoluta irresponsabilidad de un conductor que hoy se encuentra libre, y de otros hechos que han enlutado a numerosas familias durante los últimos años, a propósito de los cuales también nos hemos pronunciado a favor de endurecer las medidas que regulan los aspectos viales, de transporte de pasajeros, de conductores y daños ocasionados contra la vida y la integridad de las personas. Recordemos que, de igual forma, es deber del Estado resguardar la vida y la seguridad de todos los ciudadanos. A través de su poder sancionador se pretende promover la responsabilidad en el actuar de las personas, ya que la decisión de conducir y padecer alguna alteración voluntaria de los sentidos como la que provoca el consumo de alcohol y drogas puede afectar a la sociedad en general. No tenemos la seguridad de que mediante el aumento de las penas se corrija esta situación. Sin embargo, parece a todas luces positivo establecer la posibilidad de impedir que se vuelvan a cometer los mismos hechos en perjuicio de los ciudadanos, tanto de los que consumen alcohol como de los que no lo hacen. La iniciativa en debate consigna con claridad las correspondientes sanciones. Si se conduce bajo la influencia del alcohol, se arriesga el retiro de la licencia respectiva o la suspensión de ella por 1 a 2 o por 2 a 3 y por 3 a 5 y hasta por 15 años si se causa la muerte de una persona. Si el chofer lo hace en estado de ebriedad, el retiro puede ser de por vida. En el caso de condena y reincidencia, se contempla un criterio aún más drástico, modificándose los artículos pertinentes del Código Penal y estableciéndose como agravante el manejo en estado de ebriedad. Dada la gravedad de los accidentes de tránsito cometidos bajo la influencia del alcohol o de las drogas, quizá sea preferible el modelo de algunos países europeos en los que no se puede conducir con algún gramo de alcohol en la sangre. Porque, de otro modo, se tienden a considerar parámetros que no son claros, en el sentido de que ciertos organismos toleran un mayor porcentaje de alcohol. Las medidas que han adoptado países europeos van en la línea de cero tolerancia, pero aparejadas también de la educación de la ciudadanía. Y, sobre todo, cuando el conductor es autorizado por el Estado debe prevenir los accidentes que puede ocasionar una decisión individual, como la ingesta de alcohol o drogas, y no guiar un vehículo. En consecuencia, es fundamental que al aprobar esta iniciativa se promueva el análisis del proyecto de ley relativo a la creación de las licencias de conducir con puntaje. Más allá de las multas y del endurecimiento de las sanciones que se proponen en esta moción, el problema se genera debido a que no van acompañadas de profesionalismo, de educación y de capacitación de los conductores. Finalmente, quiero agregar un punto complementario al que aborda el proyecto en análisis -por supuesto lo voy a votar a favor y llamo a que se apruebe ojalá por unanimidad-: es indispensable dotar a las policías y a quienes resguardan el tránsito de los medios que les permitan, una vez aprobada esta normativa, disponer de controles a la salida de todos -o de casi todos- los lugares en donde se consume alcohol, como áreas de esparcimiento, discotecas, en fin, tal cual ocurre en otros países. De manera que los conductores no jueguen con la posibilidad de que no los van a controlar. Por el contrario, deben saber que no se puede consumir alcohol o drogas si se va a manejar; y que cada vez que lo hagan y se pongan detrás de un volante tendrán una alta probabilidad de que los controlen y sancionen de acuerdo a lo que establece este articulado. El señor GIRARDI (Presidente).- Solicito autorización de la Sala para abrir la votación. Acordado. En votación. --(Durante la votación). El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Cantero. El señor CANTERO.- Señor Presidente , esta iniciativa, cuya autoría es del Senador Gómez y de quien habla, es extremadamente necesaria debido a la gran cantidad de accidentes de tránsito con resultado de muerte, mutilaciones u otras secuelas, originados por conductores que se hallan bajo la influencia del alcohol. Esta moción tiene respaldo y sustento en la campaña denominda "Aún te espero" que se realiza en la ciudad de Antofagasta. En ella, la sociedad civil ha pretendido sensibilizar a la comunidad. Es una actividad digna de ser imitada en otras ciudades del país. Se inició encabezada por la Mutual de Seguridad, a la que se sumaron las mineras El Tesoro, Escondida, Barrick , Zaldívar , Esperanza y Anglo American , Transportes LINSA y el ferrocarril de Antofagasta a Bolivia. Y se ha hecho una inmensa campaña de difusión en los colegios y en las calles, aproximándose a la comunidad, para que efectivamente los conductores tomen conciencia de la situación. Lo que pretende el proyecto es hacer más severas las normas y las sanciones cuando los accidentes son la consecuencia del consumo de alcohol o drogas. En particular, se busca disminuir los límites de alcohol en la sangre, de tal manera que 0,5 gramo por mil sea la base de dosificación inferior. Las sanciones ya las ha relatado en detalle el Senador señor Prokurica . Efectivamente, se trata de aumentar y hacer más severas las penas; restringir el acceso a la licencia para aquellos que se vean involucrados en eventos de esta naturaleza; limitar la libertad condicional al cumplimiento de la mitad del castigo, y establecer graduaciones que parten con la suspensión de la licencia cuando ocurran accidentes del tránsito hasta llegar al retiro de por vida de ella cuando haya agravantes o reiteración de conductas. Como se ha señalado, también se busca determinar como agravante en cualesquiera de estas circunstancias el consumo de alcohol o de droga, de manera de establecer un criterio de tolerancia cero. Las personas deben saber claramente que, si han consumido drogas o han bebido alcohol en cantidades que les limiten sus capacidades, no pueden manejar y han de buscar apoyo en otro conductor o, en su defecto, contratar un servicio de transporte que les permita evitar los riesgos. Destaco, además, el rol protagónico que ha jugado en esta iniciativa la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET). Lo que queremos, en definitiva, es hacer más responsable la conducción cuando la gente incurra en este tipo de consumos. Y tenemos conciencia de que la única manera de que se tomen realmente las debidas providencias y se entienda la gravedad de esta situación es extremar las sanciones, a fin de impedir darse la libertad o el lujo de poner en riesgo la seguridad de las personas. Son numerosos los jóvenes que mueren los fines de semana y conocidos los lugares donde se generan accidentes. Se sabe que estos son evitables si no se conduce bajo la influencia de la droga o del alcohol. Por esa razón, solicito aprobar el proyecto con la más alta votación -en lo posible, por unanimidad-, y que cualquier discrepancia la veamos en la discusión en particular, al discutir las indicaciones que cada Senador estime pertinente presentar. Voto a favor, señor Presidente. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Bianchi. El señor BIANCHI.- Señor Presidente , parto felicitando a los Honorables señores Cantero y Gómez por su iniciativa legal que, en definitiva, responde a una situación que desde hace ya una buena cantidad de años venimos presenciando en el país, con alarmantes cifras de personas accidentadas como consecuencia de la elevada ingesta de alcohol de quienes conducen. Tengo algunas aprensiones en cuanto al proyecto. Lo voy a aprobar en general, pero quiero anunciar, desde ya, que presentaré algunas indicaciones. No sé si los Senadores autores de la moción pueden responder la pregunta que voy a formular. ¿Qué pasará con aquellos choferes profesionales, que manejan taxis o vehículos de transporte mayor, cuando acusan un elevado nivel de alcohol en la sangre? Se trata de individuos que trasladan a personas. ¿Habrá una sanción mayor para ellos? ¿Se aplicará la misma pena a quienes se dedican al transporte público? A mí me parece que debemos acentuar el castigo en ese sentido y aumentar las sanciones, porque la culpa recae en alguien que tiene una responsabilidad adicional. Otra preocupación es que en el país se realiza permanentemente una promoción de ingesta de bebidas alcohólicas a precios muy por debajo de lo que cuestan en las discos o en otros lugares de recreación nocturna. Y considero que sobre ese particular también debería hacerse algo. No me estoy apartando de la idea matriz del proyecto. Pero deseo señalar que, en lo que dice relación al otorgamiento de patentes por parte de las municipalidades, estas igualmente tendrían que asumir cierta responsabilidad cuando otorguen patentes a locales nocturnos donde se expenden bebidas alcohólicas. Podría establecerse que al menos lleguen a acuerdos que impliquen el traslado de los clientes a sus domicilios, para evitar que ellos, por haber consumido alcohol, corran riesgos, como se mencionó en extenso en anteriores intervenciones. Finalmente, quiero reiterar que, después de la votación en general, formularemos muchas indicaciones. Este es un tema país que, por, desgracia, se traduce en muchísimas cifras rojas, pues son numerosas las personas fallecidas en accidentes del tránsito ocurridos por la ingesta de alcohol. Por lo tanto, desde ya, anuncio mi voto favorable a la iniciativa. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Gómez. El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , el manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad es un tema que debemos abordar en el ámbito del desarrollo de la actividad de conductor, en el entendido de que hay diversos proyectos de ley relacionados con la entrega de licencias de conducir y con lo que significan los puntajes y la forma en que ellas deben otorgarse. Ese punto también debe ser analizado con prontitud y rapidez, porque permite la consideración de ciertos criterios. Hace poco nos percatamos en los medios de comunicación de cómo una persona vendía licencias falsificadas y la facilidad existente para los efectos de recibirlas. Sin embargo, ese es un aspecto global que requiere de un camino rápido. En este caso, estamos hablando única y exclusivamente de la situación que se produce en el país y que es objeto de mucha preocupación por parte de los padres de los jóvenes y de la comunidad en su conjunto, por lo que significa el conducir bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Y respecto de esas circunstancias están las estadísticas: son miles los accidentes que provocan muerte y daño a las personas o a la propiedad o que generan hechos de tal magnitud que afectan a las familias no solo de quien ha sido víctima de un individuo que conduce irresponsablemente en tales condiciones, sino también del que incurre en acciones que deben ser sancionadas de manera drástica. ¿Y qué hemos planteado en el proyecto? En cuanto a las penas de cárcel, no las hemos subido y son las mismas que estaban. No hay un cambio profundo. Pero se establecen criterios respecto de la suspensión de la licencia de conducir, del aumento de multas y también diversas restricciones para ser aplicadas al momento de su renovación por parte de personas condenadas por el delito de manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol. La idea es que se impongan muchas limitantes para retomar el manejo de vehículos. Al mismo tiempo, hemos consignado varias restricciones frente a lo que significa, por ejemplo, el uso de licencias falsificadas o que el individuo siga conduciendo pese a haber sido condenado por alguna de las causales que mencioné. ¿Cómo se define hoy día la pena en la Ley de Tránsito? En caso de que alguien conduzca un vehículo bajo la influencia del alcohol, la sanción se determina en relación con el daño causado. Y se señala que, sin daños ni lesiones o lesiones leves o daños materiales, -reitero, señor Presidente : bajo la influencia del alcohol, no en estado de ebriedad-, la suspensión de la licencia es por un mes. Y ese es el inicio de la permisividad en materia de manejo. Porque, en definitiva, lo que se debe procurar es que quien conduzca un vehículo no consuma alcohol. Ese debería ser el camino correcto para evitar los accidentes y las muertes que vemos permanentemente en los medios de comunicación y que afectan a muchas familias y en especial a los jóvenes. ¿Qué significa eso? Que si aumentamos el plazo de suspensión de la licencia a la persona por conducir bajo la influencia del alcohol, existirá, sin duda, absoluta preocupación de no recibir una sanción lo suficientemente drástica, para disuadirla de incurrir en tal acción. Es decir, deberá tener presente que si está bebiendo no puede manejar. O sea, en vez de suspenderse la licencia por un mes, es preciso aumentar severamente la sanción, por lo menos, a un año. Es una forma clara de evitar que se produzcan accidentes. Eso no es algo hecho simplemente porque se nos ocurrió. Como señaló el Senador Cantero , hace cinco años que en la Región de Antofagasta se lleva adelante el programa "Aún te espero", cuya finalidad es educar a los jóvenes. Por ejemplo, se entrega una pulsera a uno de los que participan en la fiesta o carrete para los efectos de que maneje y asuma la responsabilidad. También se aplican criterios para llevar programas educativos a los colegios. En fin, se ha hecho todo un trabajo en dicha Región con el objeto de enseñar. El resultado final de aquel programa, sin perjuicio de la importancia que tiene, es que ha logrado penetrar en la población de diversas Regiones. La iniciativa se ha extendido desde Antofagasta a otros lugares. Pero no ha sido lo óptimo ni lo esperado, pues todavía la conducción bajo la influencia del alcohol o en estado ebriedad no tiene sanciones drásticas en materia de licencia, que es el documento que permite a la persona conducir un vehículo. Por eso, el proyecto se centra ahí y en el aumento de multas. Esto también es relevante, porque aquellas pueden transformarse en trabajos en beneficio de la comunidad y en una serie de acciones que perfectamente pueden realizarse. Señor Presidente , la gradualidad la hemos planteado de cierta manera para evitar que se produzcan incongruencias entre lo que significa manejar bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Pero está claro que -en tal sentido el proyecto tiene una diferencia frente a otros presentados- no es posible que, cuando alguien maneje en estado de ebriedad y cause las lesiones graves o gravísimas a que se refiere el artículo 397, número 1, del Código Penal, o la muerte de alguien, el culpable sea sancionado solo con cuatro años de suspensión de la licencia; y después se le permita, incluso, volver a conducir. Bajo esas condiciones se penaliza a quien produce tales efectos. ¡Y resulta que aquí hay niños y familias involucrados! En mi Región se han registrado casos muy dramáticos y concretos. Recuerdo uno en que murieron tres miembros de una familia, y el causante de ello no estuvo ni un minuto -¡ni uno!- cumpliendo una sanción razonable en función del daño provocado. ¡Ni uno solo! En efecto, pasado un tiempo, dado que todo esto tiene que ver con el sistema penal y que el Código Penal establece el criterio de la irreprochable conducta anterior, en definitiva al culpable se le rebajan las penas, llegando incluso a no cumplir un solo minuto de sanción. En el caso de Kevin, del niñito atropellado que todos conocimos -el propio Presidente de la República y muchas otras personas lo visitaron-, el conductor responsable probablemente recibirá una pena de tres años y un día de cárcel, por haber sido condenado antes por hurto. ¡Pero no va a cumplir ni un solo día preso! Señor Presidente , no tiene lógica la sanción referida cuando se produce tal efecto. No hablo de lo comunicacional, sino del daño provocado a ese niñito, quien era deportista y perdió sus piernas. ¿Y qué va a pasar en definitiva? Con la actual ley aquel personaje, en tres o cuatro años más, podrá volver a conducir. ¡Eso es inaceptable! Por eso planteamos medidas drásticas en la aplicación de sanciones, en especial donde más duela. De ahí que se proponga, en el caso comentado, la suspensión de la licencia de conductor de por vida y no por tres, cuatro, cinco o diez años. Se busca impedir que alguien capaz de manejar bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad y de ocasionar un acto como el descrito vuelva a provocar un accidente de tal magnitud y a generar daños a una familia. Desgraciadamente, en este país lo relativo al manejo de vehículos en tal estado es objeto de chistes. Uno lo ve en los medios de comunicación. Los cómicos consideran que es gracioso. ¡Y eso es realmente inaceptable! Hay situaciones clarísimas en las que se han visto involucrados cantantes famosos. ¡Son detenidos, pero no les pasa absolutamente nada! Y, más encima, se les considera... El señor GIRARDI ( Presidente ).- Concluyó su tiempo, señor Senador. Le concederé minutos adicionales para que termine su intervención. El señor GÓMEZ.- Gracias, señor Presidente. Solo quiero decir que tal situación es un descriterio. No lo puedo entender. Yo tengo hijos en edad para conducir, y me parece indispensable convencerlos de que, si van a una fiesta y beben alcohol, no deben manejar. Ese es todo el sentido del proyecto. De lo contrario, se generará daños como los mencionados. Y no es posible que ello siga sucediendo. Y quiero retomar lo que estaba señalando en cuanto a que en los medios de comunicación se hacen chistes y bromas sobre el manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol. A mi juicio, ello representa una situación compleja, difícil, que no es aceptable. Desde el punto de vista de lo que la sociedad debe hacer con relación a estas materias, cabe considerar lo relativo al aumento de las sanciones y también lo concerniente al proceso educativo. Respecto a esto último, es imprescindible que en los colegios -en todos los tramos de educación- existan maneras de aproximar a los niños y jóvenes a la responsabilidad que implica manejar un vehículo, pues, de lo contrario, se puede producir un impacto muy duro y difícil a las familias que se vean afectadas y a la sociedad en su conjunto. Por lo anterior, nos parece indispensable avanzar en proyectos que permitan generar la convicción de que no hay que manejar cuando se bebe alcohol. ¡Es simplemente eso! Por ello, se proponen tales criterios y rangos. Aprovecho de agradecer a los organizadores de la campaña "Aún te espero" de la Región de Antofagasta por haberme invitado, junto con el Senador señor Cantero , a participar en dicho programa, que también presentó proyectos educativos de desarrollo, como el que mencioné antes. Nos dijeron que no habían logrado conseguir el apoyo necesario para que el Parlamento discutiera con seriedad lo relativo a las sanciones que se aplican en estos casos. En cuanto a la pregunta formulada por el Honorable señor Bianchi, acerca de si la iniciativa contempla una mayor severidad para los conductores profesionales, hago presente que las penas referidas a suspensiones y multas se aumentan de manera sustancial. El señor BIANCHI .- ¡Muy bien! El señor GÓMEZ.- Por lo tanto, un conductor ebrio que ocasione la muerte de otra persona, por ejemplo, en caso de aprobarse el proyecto, quedará sin licencia para conducir por el resto de su vida. En ese aspecto, señor Presidente , no se hace distingo respecto del tipo de licencia, porque el problema en general guarda relación tanto con la responsabilidad de manejar un vehículo como con la que les cabe a los padres en los procesos formativos, de conversación y desarrollo con los jóvenes, que son los principales afectados. Es posible que esta propuesta cause un impacto fuerte. Sin embargo, estamos convencidos de que podemos mejorar la situación si contamos con un adecuado sistema educativo, con buena propaganda y con una campaña eficiente en los medios de comunicación, que permita a la gente, gracias a esta nueva legislación -si se aprueba-, saber que las sanciones serán efectivas en la forma y con la magnitud señalada. Así lo prueba la experiencia del programa "Aún te espero" en sus cinco años de desarrollo. Con todo ello será muy distinta la manera de aproximarse a la solución. Señor Presidente, por supuesto, votaré a favor de la idea de legislar. Y pido a los señores Senadores que hagan lo mismo, sin perjuicio de presentar las indicaciones que estimen pertinentes para mejorar el proyecto. He dicho. El señor GIRARDI ( Presidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín. El señor LARRAÍN .- Señor Presidente , en forma muy breve quiero manifestar mi adhesión a la iniciativa en general, fundamentalmente por la gravedad que revisten para nuestro país los accidentes de tránsito que se producen bajo los efectos del alcohol. El manejar a exceso de velocidad, que lleva a cometer infracciones reiteradas, hace que aumenten los riesgos de accidentes fatales y a personas que quedan gravemente dañadas, que son muchas y, por tanto, dignas de considerar. Ahora bien, es cierto que una materia de este tipo, que refleja sobre todo comportamientos juveniles -la mayoría de los accidentes por conducir bajo los efectos del alcohol son causados por jóvenes-, nos hace creer que una ley puede limitar o reducir su ocurrencia. En ese sentido, estimo que el planteamiento hecho por el Honorable señor Gómez -autor de la moción, junto con el Senador señor Cantero -, que vincula el proyecto con la experiencia de un programa que se llevó a cabo en la Segunda Región ("Aún te espero"), le da un sentido distinto y una explicación diferente al texto que se nos propone. Porque no basta con aumentar la penalidad de las leyes para cambiar conductas en la sociedad, sobre todo aquellas fuertemente ligadas a hábitos juveniles, bastante generalizados y aceptados. Son nuestros hijos, las nuevas generaciones, los que se ven involucrados en estos episodios. Por lo tanto, hay que plantearse el problema de una manera suficientemente amplia y con el mayor criterio posible, a fin de despachar una ley que efectivamente dé resultados y no una que simplemente satisfaga nuestra inquietud. La presente iniciativa propone aumentos de penas y distintas atribuciones para los juzgados del crimen cuando se produzcan estos accidentes. Es decir, hay una serie de normas que dicen relación con asuntos de carácter procesal y judicial. Por ese motivo, junto con darle nuestro apoyo a la idea de legislar y manifestar inquietudes en cuanto a que esta propuesta no logrará por sí sola los objetivos planteados, solicito que en la discusión particular el proyecto también sea enviado a la Comisión de Constitución, porque su texto contiene materias que son propias de la competencia de dicho órgano técnico. Ello, sin perjuicio de que la Comisión de Transportes siga analizando el asunto en tal trámite reglamentario. En consecuencia, dejo planteada la petición -creo que representa el sentimiento de toda la Comisión de Constitución- y anuncio mi voto favorable a la iniciativa en general y la presentación de indicaciones. He dicho. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro. El señor PIZARRO.- Señor Presidente , en la Comisión de Transportes durante el análisis de la iniciativa, originada en moción de los Senadores señores Gómez y Cantero , se efectuó un debate interesante sobre el asunto de fondo. Tal como está redactado, el proyecto en la práctica busca aumentar las sanciones a quienes conduzcan bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Y lo hace a través de una modificación sustancial a la norma vigente sobre la materia. Para decirlo en buen castellano, se reduce a la mitad el límite de gramos por mil de alcohol en la sangre: se considerará en estado de ebriedad a quien en la alcoholemia arroje un resultado igual o superior a 0,5 gramos, y bajo la influencia del alcohol a la persona que registre menos de 0,5 hasta 0,1 gramos. Ese es el punto central. Debemos tomar conciencia del problema planteado acá con tanta claridad por todos los señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra: constituye un riesgo, un flagelo, el hecho de que miles de personas en algún momento manejan un vehículo bajo la influencia del alcohol, en estado de ebriedad o bajo el efecto de la droga, lo cual genera conductas peligrosas que las más de las veces producen accidentes con consecuencias fatales para los choferes o para terceros. Ello está más que comprobado. La situación se agrava, en especial, los fines de semana en el segmento juvenil. Es lo que conocemos normalmente en los medios de comunicación y que lamentamos todos. El problema de fondo estriba en que, frente a ese escenario, se requiere un cambio radical de conducta en los chilenos en cuanto a la manera de conducir y a la responsabilidad que implica. Pero también se precisa una reforma profunda que abarque desde el sistema de entrega de licencias para conducir hasta los procesos de fiscalización y control que se realizan a los choferes. Francamente, la iniciativa no contempla tales materias. En realidad, el "proyecto madre" -por decirlo de alguna manera-, el que busca abordar el tema en su totalidad, es el que reemplaza el actual sistema de concesión de licencias de conductor por otro basado en puntaje. Tal mecanismo en la práctica consiste en que a cada persona, una vez otorgada la licencia, se le asigna un puntaje -es una suerte de cuenta corriente-, que irá perdiendo en la medida en que se le cursen infracciones de tránsito. Así, cuando llegue a cero, se la sancionará con suspensión parcial o definitiva de la licencia. Pero el asunto es más delicado todavía. Si la solución fuera solo cambiar el mecanismo de entrega de licencias por otro con puntaje, no habría mayor inconveniente. El problema es más de fondo. Radica en que el actual sistema, en mi opinión, es informal y no suficientemente profesional. Este no garantiza que quien recibe el permiso para conducir conozca mínimamente las normas del tránsito o tenga control profesional del vehículo que manejará o responsabilidad para hacerlo. Además, las instituciones que otorgan la licencia no se responsabilizan por ello. Todos sabemos que no es lo mismo conseguir permiso de conductor en un municipio grande, moderno, estructurado, de la Región Metropolitana que en una comuna pequeña, donde opera la buena voluntad del funcionario que la entrega y en la que los choferes buscan facilidades: que no les tomen los controles técnicos ni de conocimientos para ver si realmente saben o no manejar o si tienen responsabilidad para hacerlo. Por lo tanto, necesitamos de una vez por todas una respuesta del Gobierno al respecto. A pesar de que el señor Ministro de Transportes se ha comprometido a ello reiteradamente desde el año pasado -cuando se paralizó la discusión del proyecto sobre licencias para conducir, que se inició el último año de la Administración anterior-, hasta ahora no ha existido posibilidad de retomar el debate por la falta de definición del Ejecutivo respecto de hacia dónde vamos a apuntar en este tipo de materias: desde la evaluación de las escuelas de conductores profesionales; pasando por la necesidad de contar con exámenes estándares y objetivos para obtener licencia, hasta el mejoramiento de los sistemas de fiscalización y, por supuesto, las necesarias campañas de educación cívica. Con franqueza, al principio hablé de que se precisa un cambio cultural. ¿Por qué cultural? Porque el Senador señor Gómez , con toda razón, dijo: "Hay que lograr que la gente entienda que, si consume alcohol, no puede conducir". Y ese es el objetivo. Pero, sinceramente, todos en nuestro país estamos acostumbrados a beber alcohol en cualquier almuerzo. Es algo cultural. No sé cuánto habrán ingerido los colegas en el de hoy. Les advierto que, según el proyecto, con media copa de cerveza, de vuelta a Santiago estarán bajo la influencia del alcohol, y con un vaso de vino, derechamente en estado de ebriedad. Se los comunico para que lo sepan, aunque de seguro ninguno de nosotros piensa que con ese consumo nos hallamos bajo la influencia del alcohol y menos en estado de ebriedad. Es así de drástico lo propuesto en la iniciativa. Pero lo más delicado viene después, en lo relativo a las sanciones. Me parece bien que se fijen sanciones drásticas y que se planteen legislaciones que apunten a que los jóvenes y todos los conductores asuman que, cuando se consume alcohol, no se debe manejar. No obstante, a lo mejor estamos cayendo en una exageración o en algo que a la larga puede resultar hasta contraproducente. Porque, objetivamente, alguien que haya bebido media cerveza no creo que después de dos o tres horas tenga problemas para conducir, si es que sabe hacerlo; si conoce las normas del tránsito; si fue sometido a un examen profesional, objetivo; si cumplió con rigurosidad todos y cada uno de los requerimientos que hoy se exigen para obtener licencia, pero que no se aplican. Pese a estar de acuerdo con la idea de legislar -por eso voté a favor en la Comisión-, pienso que vamos a tener que revisar bien el sistema de graduación. No es lo mismo para una persona consumir una copa de vino que para otra beber dos. Los efectos que se producen son distintos. Es evidente que si hablamos de cantidades superiores la diferencia da igual. Sin embargo, aquí podemos caer en el viejo problema de que lo mejor es enemigo de lo bueno. Por lo tanto, al menos en esa área, me parece que tendremos que entrar a revisar. Porque hay que ver bien el aumento de las sanciones, que es sumamente drástico. A quien consuma más de una copa de vino o una copa de vino en el almuerzo y después sea fiscalizado va a quedar conduciendo en situación de embriaguez. Y eso significa que se le aplicará el artículo 196, el cual, aun cuando la conducción en ese estado no genere problema alguno, no produzca daño a nadie, carezca de todo efecto sobre terceros y no se cometa ninguna infracción, sanciona al conductor, por ese solo hecho, con una pena de presidio menor en su grado mínimo, una multa de 50 a 100 unidades tributarias mensuales y la suspensión de licencia de 3 a 5 años, ya sea que no se ocasione daño alguno o que con ello se causen daños materiales o lesiones leves. Es lo que plantea el proyecto de ley. El señor GÓMEZ.- Eso es con manejo en estado de ebriedad. El señor PIZARRO.- Exactamente: sobre 0,5 gramos. Y está bien. Pero creo que debemos analizarlo en su justa dimensión. El señor SABAG.- Basta con que sea bajo la influencia del alcohol. El señor GÓMEZ.- No, debe ser en estado de ebriedad. El señor PIZARRO.- Yo soy partidario del proyecto, pero hago la salvedad. Porque aquí se trata de cambiar una cultura, y estoy de acuerdo con eso. No obstante, también es preciso estudiar el tema de fondo. A lo mejor podemos caer en una arbitrariedad que va más allá de lo esperado. Voy a votar a favor, señor Presidente. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Uriarte. El señor URIARTE.- Señor Presidente, creo que esta es una muy buena oportunidad para reflexionar. Estamos en presencia de una iniciativa sumamente drástica y osada -hay que decirlo- y, por lo mismo, pienso que brinda una gran ocasión para meditar en torno a la eficacia de la ley al momento de ordenar, modificar o crear conductas, especialmente conductas cotidianas, como son las que regula la Ley de Tránsito. Si uno revisa la legislación vigente, se va a encontrar, en general, con buenos ejemplos, pero también con algunos malos. Recuerdo la obligación que se estableció para usar el cinturón de seguridad. Modificó una conducta y hoy la mayor parte de las personas que conducen o acompañan al conductor en el asiento del copiloto emplea dicho implemento. Aquí tenemos un buen ejemplo de cómo la ley obligó a utilizar el cinturón de seguridad modificando una conducta. Hay más casos. Por ejemplo, la obligación de usar casco para los motociclistas. Antes de que entrara en vigencia la ley, nadie o muy pocas personas lo utilizaban. Algo parecido ocurre con la exigencia de circular con las luces encendidas en las carreteras. Hasta la entrada en vigor del respectivo precepto, nadie o muy pocos lo hacían, salvo los propietarios de vehículos que traían incorporado el sistema. Las normas, en general, sirven para poder reforzar o crear conductas. Para qué hablar de la ley que prohibió fumar en lugares cerrados, normativa que ahora se quiere modificar y hacer mucho más severa todavía. Podríamos decir que hay leyes que obligan a determinadas conductas y otras que prohíben o permiten. Por ejemplo, los menores de 18 años y mayores de 16 pueden conducir sin licencia, siempre que vayan acompañados de un adulto. La ley admite dicha conducta y, en general, los jueces de policía local entienden que se trata de una práctica asumida y que está bien. Sin embargo, también existen malos ejemplos, donde la ley no ha sido capaz de doblarle la mano a la realidad. Entre ellos está la obligación de usar casco para los ciclistas en zonas urbanas. Recordemos que la ley eximió de tal exigencia a los ciclistas que circularan en sectores rurales. Y eso, por una razón muy obvia: porque la mayor parte de los trabajadores agrícolas se desplaza a través de bicicletas y no posee los medios para adquirir un casco. Pues bien, aun exigiendo la ley el uso de casco en áreas urbanas, la mayoría de los ciclistas no cumple con la norma, la cual, por falta de fiscalización o de voluntad de los propios jueces, termina no aplicándose. En cuanto a los elementos reflectores, tampoco son de común utilización en la circulación de los ciclistas. Y podríamos seguir dando más ejemplos en que las multas, por bajas que sean -de 0,1 a 0,5 UTM, en el caso del no uso del casco-, ni siquiera son aplicadas por los jueces. ¿Por qué? Porque la ley no puede hacer magia, no puede quebrarle la voluntad a la realidad, sobre todo cuando se trata de conductas cotidianas, como la que estamos pretendiendo regular en este proyecto. Yo estoy de acuerdo con la idea matriz de la iniciativa. Me parece que hay que hacer todos los esfuerzos posibles para evitar accidentes de tránsito, especialmente aquellos protagonizados por personas que se hallan bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Sin embargo, también creo que debemos tener un mínimo de realismo al momento de dictar una normativa tan severa, tan drástica y tan osada como la que estamos tratando de aprobar. Por lo mismo, señor Presidente , yo, sin renunciar a la búsqueda del bien común y a prevenir un mal social, voy a votar a favor, pero quiero dejar constancia de que la iniciativa debe ser madurada. Es obligación nuestra perfeccionarla para evitar los accidentes de tránsito con consecuencias fatales, los cuales vemos todos los días en la prensa. He dicho. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Navarro. El señor NAVARRO.- Señor Presidente, quiero felicitar a los Senadores Gómez y Cantero por haber presentado un proyecto de ley que apunta a un problema real, concreto, terrible. Sin embargo, creo que también estamos frente a una iniciativa bastante elitista, que no afecta, por cierto, a los ABC1, que con mucho gusto van a pagar la multa, cualquiera que esta sea, y contratarse un chofer. Este es un proyecto que solo castiga a las personas de clase media o clase baja que poseen un vehículo y pueden cometer esta infracción. Porque, tal como indicó el Honorable señor Gómez , lo que hace es aumentar las multas y los días de suspensión de licencia. Pero el que tiene plata, tiene chofer. Y al que tiene plata le da lo mismo pagar una multa de 100 mil, 200 mil o 300 mil pesos. Al que le duele es al conductor del transporte público que pagando una multa se le va el sueldo de varios días. Por lo tanto, el aumento de las multas y de los días de suspensión de licencia solo significa castigar a un segmento de la población de manera educativa, porque al resto le da exactamente lo mismo. ¡Son "bacanes": pueden pagar las multas y tener chofer! Y, por cierto, todas las estadísticas señalan que, cuando hay alcohol comprometido, existe un cierto segmento de la población más propenso a conducir bajo sus efectos. En consecuencia, el proyecto sirve como una medida de presión, pero no resuelve ni con mucho el problema. Del mismo modo, los Senadores Rossi y Chahuán han llevado adelante otra iniciativa legal para prohibir la publicidad de bebidas alcohólicas en los estadios deportivos y en las camisetas de los clubes de fútbol. Porque los ídolos llevan en su pecho "Cristal"; porque, en definitiva, quienes deben ser modelos para la juventud llevan en su pecho la marca de una bebida alcohólica. Por lo tanto, no resulta coherente que esta sociedad castigue a los que beben alcohol, cuando la publicidad es permitida, incentivada, desarrollada. Y hay quienes hoy quieren restringir esta iniciativa. Señor Presidente , hace dos meses las marcas de bebidas alcohólicas ya habían comprometido para este año 18 mil 408 millones en patrocinios deportivos, y en cervezas, 3 mil 589 millones. Algunos clubes, como Colo-Colo, se verán afectados. Pero, por una parte, castigamos el consumo de alcohol, y por la otra, pretendemos rebajar los incentivos para la publicidad de este. Tengo en mis manos las estadísticas de 2007 que reflejan las cifras relativas a las diversas causas de accidentes de tránsito: imprudencia del conductor; desobediencia a señalización; imprudencia de peatón; pérdida de control; alcohol en conductor. Leeré lo central. Total general de siniestros: 53 mil 682. Respecto a la causa de alcohol en conductor: 3 mil 945 accidentes. O sea, el cinco por ciento del total de siniestros. En cuanto a los fallecidos por causa del alcohol: 218. El total de personas que perdieron la vida por las diversas causas de siniestros es de 1.645. Es decir, el número de víctimas fatales correspondiente a dicha causa representa menos del cinco por ciento del total general de fallecidos. Las cifras sobre personas lesionadas a causa del alcohol son las siguientes: Graves: 820 (el total de lesionados graves a raíz de distintas causas asciende a 7.374). Menos graves: 589 (el total de lesionados menos graves por diferentes causas es de 4.977). Leves: 3.768 (el total de lesionados leves por diversas causas alcanza a 41.659). El total de lesionados por alcohol en conductor es de 5.177; y el total de lesionados por diferentes causas llega a 54 mil. Es decir, la cantidad de lesionados debido a alcohol en el conductor representa el 10 por ciento de esta última cifra. Entonces, cuando discutimos lo relativo al alcohol, apuntamos solo al 10 por ciento de las causas de siniestros con lesionados graves, fallecimientos. ¡10 por ciento! El otro 90 por ciento se debe a otras causas. Por eso digo que el proyecto de ley que ahora nos ocupa es elitista, contradictorio. Señor Presidente , hemos venido trabajando en la clave -la educación de tránsito- para combatir la principal causa de accidente, de muerte de jóvenes en nuestro país. Acá la mayoría de los menores de 23 años no fallecen por otras razones sino por accidentes de tránsito. Estos constituyen la principal causa de tales decesos. ¿Y qué hacemos en materia educativa? El Senado -cuando yo no lo integraba-, después de llevar 7 años y medio en la Cámara de Diputados, rechazó un proyecto para hacer obligatoria la enseñanza de tránsito en la educación básica y media. ¡Buen conductor! ¡Buen peatón! ¡Buen pasajero! Lo rechazó sin discusión, sin causa alguna, aduciendo que la Ley Orgánica Constitucional de Educación no era el mecanismo para incorporar esta temática. He presentado 9 proyectos de ley en los últimos 6 años tendientes a fortalecer en particular la educación en materia de protección de la vida. Porque todos los días mueren jóvenes, y hay miles de lesionados. ¡En Chile fallecen cinco personas diarias! Si se tratara de un país de África y se dijera que mueren cinco personas al día, yo pediría muchos antecedentes para saber la causa. En Chile, cada cuatro o cinco horas fallece una persona por accidente de tránsito. Ya leí las cifras de 2007, y la influencia del alcohol no supera el 10 por ciento. El resto son causas muy diversas. Presenté un proyecto de ley para que los jóvenes puedan sacar licencia de conducir entre los 17 y 18 años, pero estableciéndoles la obligación de realizar a lo menos tres cursos distintos antes de obtenerla. Si no lo hacen en el colegio, deberán recurrir al mundo privado. Así tendrán enseñanza previa como requisito para disponer de la licencia. De este modo, introducimos la necesidad de que en los liceos exista educación de tránsito, de manera electiva si no quieren que sea obligatoria. Hace siete años conseguimos que a los profesores dedicados a la educación de tránsito se les incluyera en el perfeccionamiento. Porque durante décadas los docentes estudiaban tránsito pero no se les pagaba, pues no existía aquello. Logramos que la SIAT de Carabineros también hiciera el chequeo de los elementos de seguridad en los automóviles siniestrados. Porque hoy día un automóvil más barato es más inseguro, posee menos medidas de seguridad. Señor Presidente , también presenté proyectos para obligar a que los buses interurbanos cuenten con sillas para niños; establecer la prohibición de la publicidad de bebidas alcohólicas en el deporte; instaurar el puntaje en materia de licencias de conducir. Porque está claro que mayores sanciones no reducirán el número de accidentes de tránsito ni de muertos por esta causa. Les quiero decir con todo cariño a los Senadores Gómez y Cantero que esta iniciativa legal, que endurece las penas aplicables al manejo en estado de ebriedad y bajo la influencia del alcohol, no disminuirá la cantidad de siniestros ni de muertos. Porque está comprobado en el mundo que aumentar las penas en esta materia no es el mecanismo adecuado. En Inglaterra, en Europa, utilizan el sistema del puntaje. Se parte con 100 puntos, y en la medida que se cometen infracciones dicha cifra va disminuyendo: pasar con luz roja, 20 puntos menos; estacionarse mal, cinco puntos. Así la gente empieza un proceso de educación interna para resguardar su conducta al conducir. En cambio, el que paga la multa y pone un chofer para que le maneje el auto, el ABC1, no modificará su actitud ni su conducta: seguirá "chupando" en los cócteles y tomando vino al almuerzo, porque ello no le afectará ni al bolsillo ni a su vida diaria. Señor Presidente , presentamos, asimismo, un proyecto de ley sobre etiquetado de bebidas alcohólicas. Y ahí está la Comisión de Agricultura con el lobby de los viñateros. Hace cuatro o cinco años que se halla estancado. También hablamos de los vehículos que se fugan. El 50 por ciento de los automovilistas que causan accidentes por conducir bajo la influencia del alcohol se arrancan. Como no se aplican penas, resulta imposible obtener reparación para las víctimas, pues no hay a quien acusar. El proyecto que regula esta materia lleva ya cuatro años en la Comisión de Transportes, y pretende establecer mecanismos que permitan individualizar y encontrar a los conductores de vehículos fugados. Del mismo modo presentamos una iniciativa para que se prohíba fumar mientras se maneja. Porque si no se permite hablar por celular cuando la persona conduce, está claro que el principio es el mismo: se debiera prohibir que la persona fume al manejar, porque ello aumenta el riesgo de distracción del conductor. Señalamos también que los municipios deben contar con facultades extraordinarias para despejar las vías y sacar los autos mal estacionados para mejorar la visibilidad. Y hemos dicho que es preciso poner más plata en CONASET (Comisión Nacional de Seguridad en el Tránsito), que no tiene un presupuesto superior a los 2 millones de dólares, y anualmente debe mendigar recursos. Entonces, ¿por qué las multas de tránsito van a beneficio de los municipios? ¿Por qué no hacemos que esos recursos vayan en favor de campañas de educación de tránsito y no a engrosar las arcas municipales? Porque lo que se arma con los juzgados de policía local es un gran negociado. Por eso el fotorradar, y los automovilistas señalan que se pusieron de acuerdo con Carabineros para que esas platas ingresen a las debilitadas arcas del municipio. Se convierte en un gran negocio. Muchas municipalidades subsisten sacándoles partes a los incautos que transitan por vías que no conocen. Asimismo, hay que mejorar lo relativo a las brigadas escolares. Con la jornada escolar completa extensiva ellas han disminuido su intensidad, y los chicos estudian menos sobre materias de tránsito. Señor Presidente, el proyecto que nos ocupa me provoca inquietud, porque sé fehacientemente que no tendrá el efecto deseado. Y votar en contra significa mostrar desprecio por una causa que es real. Por consiguiente, me abstendré. Porque no daré la señal de que con este tipo de iniciativas legales se afecta realmente lo que queremos: disminuir los accidentes, los muertos, los lesionados, y educar más. Esta iniciativa solo castigará a la clase media, a los sectores de bajos ingresos, y no a los ABC1. Es clasista. Señor Presidente , espero que las iniciativas que mencioné a mis queridos colegas las debatamos más a fondo. El principal problema acá es la educación. Esto último se ha hecho en Inglaterra, Holanda, Suecia. Hay que educar al niño, al joven, al peat��n, al pasajero, al conductor. Porque las sanciones no dan resultado. Son un espejismo. Yo entiendo -y por eso me voy a abstener- que la intención de este proyecto es bajar el número de accidentes. Pero, lamentablemente, muy a mi pesar, mientras aquí aumentamos las penas Cerveza Cristal y otras siguen aportando miles de millones en publicidad, para que miles de jóvenes sigan bebiendo. Esa es una contradicción moral y ética. Me abstengo. ¡Patagonia sin represas, señor Presidente! ¡Nueva Constitución, ahora! El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente , seguramente nos repetiremos en las argumentaciones. Pero, en primer lugar, quiero acoger una insinuación hecha por el Senador señor Larraín . Esta es una iniciativa que debiera haber ido en su primer informe a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, porque contiene modificaciones tanto del Código de Procedimiento Penal como del Código Penal. Por lo tanto, si esta materia se hubiera planteado antes de iniciar la votación, habría solicitado que el proyecto se enviara a dicha Comisión. Porque sucede que ahora que lo conocemos, aun cuando sea en general, me surgen observaciones en el mismo sentido señalado por otros señores Senadores. ¿Cuál es el objeto de la reducción de 0,5 gramos a 0,1? ¿Quién determinó aquello? ¿Existe algún informe sobre el particular? ¿Se ha escuchado a algún especialista decir que quien toma media cerveza o, durante una fiesta de matrimonio, humedece sus labios en una copa de champaña tiene... El señor NAVARRO .- Hálito alcohólico. El señor ZALDIVAR (don Andrés).-...0,1 gramo y, si conduce un vehículo, lo hace bajo la influencia del alcohol? ¿Hay algún antecedente que pueda convencerme de que la disminución del índice de 0,5 gramos a 0,1 se debe a que así se ha procedido en otros países? El señor GÓMEZ .- Se ha procedido así en Brasil. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¿Solo en Brasil? A lo mejor, también en Arabia Saudita. Pero no en la generalidad de las naciones. Los 0,5 gramos de alcohol en la sangre son una media prevista en todas las legislaciones. Entonces, si me convencen de que con 0,1 gramo se está conduciendo bajo la influencia del alcohol, inmediatamente manifiesto mi acuerdo. Pero, por lo que ya se discutió aquí, en el Parlamento, cuando redujimos el rango de 1 a 0,5 gramos, estoy convencido de que hicimos lo correcto, conforme a los estudios realizados y a la información que avalaba la necesidad de tal rebaja. Por lo tanto, el proyecto tiene una intención loable: evitar el manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Sin embargo, lo dispuesto sobre la materia no va en tal sentido, está equivocado, porque, en virtud de ello, a gente que quizá no se halla en esas condiciones se la castigará en forma injusta con sanciones de tal envergadura que incluso pueden significar la pérdida de su libertad. Aparte aquello, está el trato indigno que desde el punto de vista moral se le da a la persona al dejarla detenida y con una anotación en sus antecedentes por manejo bajo la influencia del alcohol. El Parlamento normalmente invita a cócteles donde no solo se sirven jugos o refrescos sino también bebidas alcohólicas. Por ende, si tras ellos alguien se viera envuelto en una situación como la expuesta, podría quedar la sensación de que nosotros incitamos a la gente a manejar bajo la influencia del alcohol. En consecuencia, la iniciativa -reitero-, teniendo un objetivo lógico, atenta contra su consecución. Por cierto, hemos de ser drásticos para sancionar a quienes conducen en estado de ebriedad o bajo la influencia de las drogas. De modo que la normativa debe ser revisada en el segundo informe. Y solicito formalmente que vaya también a la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia. Señor Presidente , en la ya referida modificación anterior determinamos que a la persona que manejara con entre 0,1 y 0,5 gramos se le aplicara lo dispuesto en los artículos 109 y 200, N° 1, del decreto con fuerza de ley Nº 1, del Ministerio de Transportes, del año 2009. ¿Y qué significa eso? Pena de multa, como en el caso de otras infracciones contenidas en el citado artículo 200. De modo que se aplica una sanción. Ahora, no por consumir una pequeña cantidad de alcohol una persona se halla bajo la influencia del alcohol o con limitación de sus facultades. Pues bien: conforme al proyecto que nos ocupa, si sufre un accidente de tránsito en el que no tiene culpa -por ejemplo, su vehículo es chocado por otro-, automáticamente deberá ser sancionada, y a lo mejor se le presumirá responsabilidad. Insisto en que los autores del proyecto persiguen un fin muy loable. Pero, en mi concepto, están equivocados y pueden dar pie a una legislación susceptible de provocar situaciones de mucha injusticia. El castigo para quien maneja tras haber ingerido una pequeña cantidad de alcohol que no limita sus facultades puede significar la suspensión de la licencia por largo tiempo, e incluso, la aplicación de una pena. ¡Eso es inadmisible! Por tales razones me voy a abstener. Y espero que las Comisiones de Constitución y de Transportes, al revisar la materia en comento, les pidan a especialistas informes sobre qué se entiende por manejar bajo la influencia del alcohol y cuáles parámetros y condiciones se pueden considerar para establecer sanciones tan drásticas como las que se pretende aplicar. Soy partidario -insisto- de hacer todo lo indispensable para sancionar el manejo en estado de ebriedad, pero no de legislar en materia de conducción bajo la influencia del alcohol sobre la base de condiciones en que ella no existe. Por las razones expuestas, me abstengo. Y espero que para la discusión particular lleguen a las Comisiones de Constitución y de Transportes los antecedentes que permitan un pronunciamiento informado acerca de las diversas disposiciones del proyecto. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Tuma. El señor TUMA.- Señor Presidente , la sociedad reclama más medidas que cautelen la seguridad de las personas, especialmente cuando media el consumo de bebidas alcohólicas o de sustancias psicotrópicas. ¡Qué bueno, entonces, que estemos preocupados de incrementar las sanciones cuando se incurre en tales conductas! Yo manifesté mi intención de votar a favor del proyecto. Empero, la intervención del Senador Zaldívar me hace fuerza en cuanto a evitar la comisión de una injusticia. Las leyes tienen un sentido de oportunidad, de prevención, pero también de justicia. Y me da la impresión de que podríamos estar equivocando el camino al establecer rangos de presunción de responsabilidad del conductor que consume alcohol en cantidades que no necesariamente implican manejo en estado de ebriedad. Por lo tanto, sobre la base de los estudios pertinentes, debemos escudriñar para determinar cuándo una persona se halla en un estado de intemperancia tal que imposibilita su oportuna reacción al conducir un vehículo. Ojalá podamos contar con informes que señalen el nivel en que no se produce alteración alguna a ese respecto. De lo contrario, sería bastante injusto el durísimo castigo propuesto en esta iniciativa, que sanciona con justicia a quienes consumen alcohol en una cantidad que afecta sus reflejos durante la conducción de un vehículo. En este caso, el rango de alcohol en la sangre lo fijamos los legisladores. Yo diría que deberían determinarlo los médicos, los científicos. Por eso, voy a abstenerme de aprobar una iniciativa que impone sanciones de la naturaleza descrita, porque no quiero cometer una injusticia. No obstante, me gustaría que durante la discusión particular en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia se conocieran informes de médicos y especialistas donde se dijera qué nivel de alcohol en la sangre de quien maneja un vehículo altera su capacidad de reacción. Me abstengo, a la espera de aquel debate y de los informes pertinentes. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Espina. El señor ESPINA.- Señor Presidente , en primer lugar, debemos definir un aspecto mucho más radical -y algo me señalaba el colega Prokurica -: ¿es nuestra voluntad que, derechamente, no se pueda manejar bajo ninguna circunstancia si se ha consumido alcohol? El señor PROKURICA.- Eso es. El señor ESPINA.- Porque tal es la cuestión de fondo. A mi juicio, lo que estamos haciendo aquí es mezclar una lógica de la legislación basada en la posibilidad de que a alguien que haya ingerido alcohol, dependiendo de la cantidad, se le permita o se le impida conducir un vehículo. Pero la lógica parte del supuesto de que esa persona puede consumirlo. La pregunta es cuánto. Ese es un criterio. Uno dice: "Usted puede consumir alcohol. Si la cantidad es inferior a 0,5 gramos por mil," -corríjanme si estoy equivocado- "se entiende que no tiene ninguna dificultad. Si es entre 0,5 y 1, recibirá una infracción y su responsabilidad será mayor. Y si es de 1 hacia arriba, su responsabilidad será mucho más grande". Sin embargo, cuando bajamos los rangos, en el fondo estamos señalando: "Usted no puede tomar trago si quiere conducir". Algunos países así lo establecen. Por lo tanto, no hay que escandalizarse, ni en un sentido ni en otro. Pero eso requiere una definición. Entonces, siento que este proyecto se halla bien inspirado. ¿En qué lógica? En la de que todos los días vemos a conductores irresponsables que, en estado de ebriedad, provocan accidentes de tránsito que, por ejemplo, afectan a jóvenes. Es el caso de Kevin Silva , a quien le amputaron sus piernas. ¡Fue algo horroroso! Y todos sabemos de personas que, literalmente borrachas, atropellan, matan, protagonizando verdaderos desastres. Entonces, la legislación debe definir un criterio. Si adoptamos la decisión de que no es compatible conducir un vehículo luego de haber consumido algo de alcohol, cualquiera que sea la cantidad, es una lógica. Y hay países que lo establecen así. Pero si queremos entrar en la lógica de que es posible ingerir alcohol, me parece que ya nos encontramos en los rangos mínimos. Entonces, debemos tomar un camino u otro. En segundo lugar, señor Presidente, hay dos cosas que a mi entender también se confunden. Mediante la ley en proyecto, a ciertos delitos les estamos agregando pena de cárcel o una sanción que, si bien se cumplirá en un medio libre, implicará a lo menos una anotación penal. Por lo tanto, también hay que definir qué criterio adoptamos al respecto. Porque si el Parlamento decide que el conductor de un vehículo no puede consumir nada de alcohol, es factible que a quien es sorprendido tras una ingesta alcohólica se le quite la licencia pese a no haber ocasionado ningún daño. Y el juicio de reproche que la sociedad le hace a esa persona puede ser duro, pero no al punto de que, no habiendo incurrido en ningún ilícito en términos de afectar la vida de otro, su integridad física, en fin, se le castigue como si hubiese cometido un delito. Esto es como la anticipación de una conducta que presumiblemente podría llegar a ocurrir. Y, como es factible que se concrete porque se dan condiciones facilitadoras, se aplica la pena de cárcel. Entonces, también hay que definir qué se va a sancionar. Porque si el Parlamento decide que la ingesta alcohólica es incompatible con la conducción de un vehículo, a la persona sorprendida en tales circunstancias simplemente se le quitará su licencia, siempre y cuando no haya ocasionado un accidente o no haya incurrido en cuasidelito de lesiones, en cuasidelito de lesiones graves o en cuasidelito de homicidio. Pienso, señor Presidente , que se ha de efectuar una reflexión mucho más profunda sobre lo que queremos. Y estoy abierto a cualquier alternativa. Me encantaría -no he tenido oportunidad de revisar el proyecto pues no se encuentra en nuestra Comisión- hacer un índice comparativo de las experiencias de otros países, de cuáles han sido los resultados. He estado en naciones donde a nadie se le ocurre tomar un trago. Y a lo mejor eso ha arrojado buenos resultados. Quizá es necesario -como alguien mencionaba- enviar una señal. Pero, entonces, también adecuemos el sistema de sanciones. Porque si una persona se sube a un auto, le hacen la alcoholemia y marca 0,4, se considerará conducción bajo la influencia del alcohol, lo cual le significará una investigación ante un tribunal. No me cuadra, pues, la forma como se ha construido la legislación en proyecto. Señor Presidente , votaré a favor de la iniciativa -y lo haré entendiendo el derecho legítimo de quienes se abstienen pues comparto su aprensión- porque el proyecto será aprobado. Pero, sí, pido -y lo hago con todo respeto- en nombre de la Comisión de Constitución estudiarlo en esta instancia. Yo digo: "Pastelero, a tus pasteles". La iniciativa contiene materias de la competencia de la Comisión de Constitución. Entiendo la razón por la cual la sacaron de allí, pues lo hablé con uno de sus autores, el Senador Gómez, quien me manifestó que el proyecto estuvo siete meses parado en ese órgano técnico. El señor GÓMEZ .- Así fue. El señor ESPINA.- Si la iniciativa había estado siete meses detenida en la Comisión de Constitución, no tenía sentido que siguiera radicada allí. Entonces, si se envía el proyecto a la Comisión de Constitución, plantearé la celebración de una sesión especial para definirlo pronto. Además, existe un proyecto del Gobierno sobre la materia. Y, en tal sentido, le ratifico al Senador Gómez lo que le planteé personalmente. Soy de quienes creen que, en materia de proyectos de ley, la autoría de los parlamentarios en un régimen presidencial es extraordinariamente difícil de concretar. Por consiguiente, me parece que, si un grupo transversal de Senadores presentó una iniciativa, el Ejecutivo debiera formular una indicación, con todas sus sugerencias, dirigida a ella. Porque, además, el Gobierno siempre tiene la ventaja, pues es quien promulga la ley. En consecuencia, no veo ninguna incompatibilidad entre, de una parte, aprobar la idea de legislar y remitir el texto a Comisiones para el debate en particular, y de otra, el aporte por el Gobierno de ideas a esta iniciativa y no a la suya. Porque entiendo, Senador señor Gómez, que el proyecto que nos ocupa esta tarde es anterior al del Ejecutivo. El señor GÓMEZ .- Sí. El señor ESPINA.- Entonces, existe derecho de autoría sobre esta iniciativa. Y eso hay que respetarlo. Hace algún tiempo presentamos con el Senador Zaldívar y otros colegas una reforma constitucional relativa a los derechos de los consumidores. Y tuvimos una delicadeza, porque en la Cámara Baja el entonces Diputado Tuma y otros parlamentarios habían presentado una iniciativa similar diez años antes. Llamamos a sus autores, y en la nuestra indicamos que existía una moción que había sido archivada. Ello, para cuidar el derecho de autoría sobre los proyectos de ley. Porque, en un sistema presidencial, ¡por Dios que cuesta que los parlamentarios saquen adelante sus iniciativas! Por lo expuesto, voto a favor, con las consideraciones señaladas, pero manifestando que debemos decidir hacia qué lado vamos a ir: si al criterio actual, que es una gradación, pero permitiendo el manejo con algo de ingesta alcohólica, o derechamente a plantear que quien consume... El señor GÓMEZ .- No maneja. El señor ESPINA.-...no puede conducir un vehículo. Se trata de dos conceptos que hay que analizar a fondo. El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Prokurica. El señor PROKURICA.- Señor Presidente , lamento que la discusión del Senado, donde siempre se dan debates de altura, haya derivado hacia lo que ha sido un poco la política nacional en materia de sanciones: "Dejemos que tome un poquito, porque no le hace nada". ¡Esa es la filosofía del proyecto anterior, pues! La filosofía planteada por los autores de la iniciativa que nos ocupa esta tarde es muy clara y nada tiene que ver con discursos como el de mi amigo y Senador partidario de las reformas constitucionales y contrario a las represas en Aysén, quien manifiesta que "nos encontramos ante un proyecto elitista". ¡Por suerte no fue presentado por mí o por alguien de estas bancas...! Esta iniciativa la formularon los Senadores Gómez y Cantero. ¿Qué tiene de elitista? Lo que ella plantea, estimado amigo y Senador, es que si usted se sube en un auto para manejarlo no puede tomar trago. ¿Qué tiene eso de elitista? Más encima, ¡lo presenta un Senador radical! ¡Esto es casi un sacrificio crucial...! Aquí se plantea, de una vez por todas, un criterio que han adoptado muchos países del mundo. Por supuesto, es discutible. Pero lo que ocurre en la práctica, en el diario vivir -y lo describió muy bien el Senador Zaldívar-, es que uno asiste a una fiesta, a un matrimonio, a cualquier lugar, y en todas partes hay trago. Nadie le está diciendo al Senador señor Navarro que no puede beber. ¡Tome todo lo que quiera, Su Señoría, pero no maneje! ¡Si eso es lo que le están planteando! ¿Y que tiene que ver el punto con el elitismo; con que se va a sancionar a los pobres y no a los ricos? ¡Por favor! ¡Si es algo sin ninguna relación! ¡Dejemos el marxismo a un lado! ¡Si la única parte donde funciona es en Venezuela y en Cuba, y con suerte...! Lo que nos ocupa no se vincula con el aspecto mencionado: se relaciona con que todos los días -y mi Honorable colega lo ha expresado muy bien- están falleciendo cuatro, cinco o seis personas en accidentes de tránsito. ¡Esta es la segunda causa de muerte en los jóvenes! ¡Es una verdadera plaga! Entonces, no nos alarmemos, ¡por favor!, cuando dos Senadores y también el Gobierno, como lo plantea el Honorable señor Espina, reaccionan con un proyecto como el que se halla en debate. El que se ha expuesto es el único objeto -¡el único!- de la iniciativa. Y por eso se contempló una dosificación de hasta 0,1 gramos. Voy a leer lo que la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito señala en la materia. No se trata de un invento mío. CONASET explica que lo fundamental es entender que cualquier consumo de alcohol, por mínimo que sea, afecta peligrosamente la conducción, siendo la alteración cada vez mayor mientras más se ingiere. Al respecto, puntualiza -y cabe advertir que se parte de 0,15 gramos por litro de sangre, no por un gramo- lo siguiente: "0,15 g/litro de sangre "-Disminución de reflejos "-Dificultad para mantener la conducción en línea recta "-Falsa apreciación de la distancia "0,3 g/litro de sangre "-Perturbación de movimientos "Subestimación de la velocidad "Disminución de la agudeza mental de la capacidad de juicio". ¡Y no sigo, señor Presidente ! ¡La cuestión es evidente para cualquiera! Y los resultados se hallan a la vista. Entonces, ¡para qué seguir con lo de "Puedo ir a una fiesta y tomar un pisco sour"! ¡No! Lo que está planteando el proyecto es algo que muchos países del mundo han adoptado. Y es una decisión legítima no compartirlo. Lo que se dice es: "Si usted toma, no puede manejar. Y si maneja, no puede tomar.". ¡Así de simple! Dejemos de buscar por los lados, en consecuencia, que es la actitud que adoptamos habitualmente en Chile, y tomemos una decisión a fondo, por ser francamente alarmante la cantidad de los que están falleciendo a causa de accidentes provocados por personas bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad o en otras condiciones y que manejan un vehículo. Cada día hay más autos, más choferes, y, por supuesto, el Senador señor Navarro , quien es profesor, nos dice que no puede prescindirse de acompañar el factor educación. Eso es obvio. Y el proyecto del Gobierno contiene también una dosis en esa materia. He dicho. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez, para cerrar la votación. El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, solo quiero formular algunas observaciones a lo que he escuchado en la Sala. Primero, la iniciativa fue presentada y enviada a la Comisión de Constitución, en la cual estuvo siete meses sin siquiera verse. La situación a que hace referencia no es una cuestión menor. El señor NAVARRO .- ¿Quiénes integran ese órgano técnico? El señor GÓMEZ.- Me sorprende que el debate haya derivado en si se puede o no beber una copita de alcohol. En realidad, es una discusión extraña. Nosotros hemos planteado que lo mejor es tratar de que no tome la persona que conduce. Ese es el camino. El Ejecutivo presentó un proyecto igual hace un mes -o sea, seis o siete meses después que el nuestro-, en el cual se establece que el estado de ebriedad se registra con 0,8 gramos por mil de alcohol y más. Y el encontrarse bajo la influencia del alcohol se halla en el rango de 0,3 a 0,8 gramos. Conversé con el señor Ministro de Transportes, y el Gobierno dispone de las estadísticas respectivas. Tratamos lo relativo a los porcentajes y los datos de la CONASET. Claramente, existe una diferencia entre un nivel y otro. Mi Honorable colega Prokurica me entrega en este momento el texto que leyó: una copa equivale a 0,15 gramos de alcohol por litro de sangre. Eso ha sido estudiado. Imagino que el Senador señor Zaldívar no estaba presente en el momento en que intervine, porque, si no, no habría aseverado que lo que nos ocupa carece de sustento. Sí lo tiene en los cinco años de labor seria en el programa "Aún te espero", en la Región de Antofagasta, con un tremendo trabajo acerca de la prevención y el estudio de la materia. Si me hubiera escuchado, pienso que no habría formulado su afirmación, ya que el fundamento existe. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero lo que me preocupa es que no tomemos la decisión de resolver estos problemas. Porque aquí se hace referencia a la generalidad, y, en la generalidad, pasaron siete meses sin ver el asunto en la Comisión de Constitución. La señora Presidenta de ese órgano técnico me explicó que no fue por falta de voluntad, sino por una serie de otros proyectos que se consideraban más importantes. Y ella misma me expresó: "Envíelo a Transportes". Así lo hicimos. Estimo que en Transportes participan Senadores suficientemente inteligentes, preparados, que pueden discutir el asunto de una manera razonable, sin que tenga que pasar necesariamente -aquí se discute mucho acerca de estas situaciones- por la Comisión de Constitución. Y si se quiere que pase, bien. Si lo único que quiero dejar establecido es que, de una vez por todas, discutamos en el Senado una cuestión tan grave. Mi Honorable colega Navarro no se encuentra presente, pero voy a exponerle que sentar el criterio de que el tema es clasista ya pasa de la raya. Porque mi impresión es que los que tenemos choferes somos los que nos hallamos en la Sala y un poquito más de gente, pero no creo que sea el caso de los tres mil o cuatro mil que han pasado por aquí. Me parece que ello no tiene sentido. Por eso, señor Presidente , estimo que es preciso centrar el debate. Si este se va a dar solo en orden a si se toma una copita de vino más o una menos, nuestra opinión es que lo razonable se halla en contemplar un gran proceso educativo, desde el colegio, desde lo más básico -hemos presentado proyectos sobre el particular-, hacia delante, para que se tenga claro que el que va a conducir no debe tomar. Ese es el camino. Si no lo es, y resulta ser el que planteó el Gobierno, que es el de 0,3 gramos a 0,8 gramos, ello se analizará. Pero me parece increíble determinar la discusión del proyecto, la abstención o el voto en contra simplemente porque estamos complicados por la copita de vino, ya que ese no es el punto. Lo central radica en que la norma permite hoy día que muera gente -familias y niños, como dije al comienzo-, porque nosotros no resolvemos la situación de una u otra forma. Si se cree, entonces, que el proyecto tiene que pasar a la Comisión de Constitución, que vaya. Si el Gobierno va a presentar una indicación sustitutiva, que lo haga. Es algo que no me importa, desde el punto de vista de la autoría. Lo que me interesa finalmente es que podamos superar una situación tremendamente grave. Cuando aparece -lo dije antes- el menor Kevin Silva en la televisión, todo el mundo se consterna, llora, en tanto que aquí discutimos si podemos tomar una copita más o una menos. Esa no es la cuestión, la cual reside, en cambio, en buscar la solución del problema. Y por eso es importante apurarse en resolverlo y en establecer criterios para que, de una vez por todas, la norma hoy día permisiva sea lo suficientemente drástica y dura, por último, para que quede determinado que si se va a manejar, no se beba. Gracias. El señor LABBÉ ( Secretario General ).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto? El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Terminada la votación. --Se aprueba en general el proyecto (21 votos a favor y 10 abstenciones), fijándose el lunes 18 de julio como plazo para presentar indicaciones. Votaron por la afirmativa las señoras Allende y Alvear y los señores Bianchi, Chahuán, Escalona, Espina, Frei (don Eduardo), García, Girardi, Gómez, Horvath, Larraín (don Hernán), Larraín (don Carlos), Letelier, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Ruiz-Esquide y Walker (don Patricio). Se abstuvieron los señores Chadwick, Coloma, Kuschel, Longueira, Muñoz Aburto, Quintana, Sabag, Tuma, Uriarte y Zaldívar (don Andrés). El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- He pedido que el proyecto pase a la Comisión de Constitución con motivo del segundo informe, porque reforma códigos y es lo que corresponde. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Si le parece a la Sala, así se acordará. El señor LARRAÍN.- Lo habíamos solicitado. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Además de la intervención de la Comisión de Transportes. El señor NAVARRO.- Con mi abstención, señor Presidente . El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez. El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , me resulta sorprendente que, por reformarse un Código, los Senadores miembros de una Comisión no tengan capacidad para resolver. Entre ellos se incluyen abogados y también hay una Secretaría. Si se va a alargar el procedimiento, por lo menos el que habla se opone. En caso contrario, no lo haré. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- El proyecto será conocido también por la Comisión de Constitución, entonces, con motivo del segundo informe. El Honorable señor Gómez se declara conforme, siempre que ello no retrase la tramitación de la iniciativa. --Así se acuerda. "
    • rdf:value = " AUMENTO DE PENAS POR MANEJO EN ESTADO DE EBRIEDAD Y BAJO INFLUENCIA DEL ALCOHOL El señor GIRARDI ( Presidente ).- Proyecto de ley, iniciado en moción de los Senadores señores Gómez y Cantero, en primer trámite constitucional, que aumenta las penas por manejo en estado de ebriedad y bajo la influencia del alcohol, con informe de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones. --Los antecedentes sobre el proyecto (7266-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley (moción de los Senadores señores Gómez y Cantero): En primer trámite, sesión 59ª, en 12 de octubre de 2010. Informe de Comisión: Transportes y Telecomunicaciones: sesión 25ª, en 14 de junio de 2011. Discusión: Sesión 26ª, en 15 de junio de 2011 (queda pendiente su discusión en general). El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario General. El señor LABBÉ (Secretario General).- Los objetivos principales del proyecto son los siguientes: -Disminuir los niveles de tolerancia contenidos en la Ley de Tránsito sobre las dosificaciones de alcohol en la sangre que define la conducción en estado de ebriedad y bajo influencia del alcohol. -Aumentar las sanciones relativas a la suspensión de licencia y multas. -Establecer limitaciones para la obtención de la libertad de los imputados por alguna de las conductas descritas. -Modificar las normas sobre libertad condicional para que el sentenciado por manejo en estado de ebriedad, influencia del alcohol o exceso de velocidad con resultado de muerte, cumpla efectivamente al menos la mitad de la pena de privación de libertad. La Comisión discutió el proyecto solamente en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus integrantes (Senadores señores Chahuán, Gómez, Pérez Varela, Pizarro y Prokurica). El texto de la iniciativa se puede consultar en la parte pertinente del informe. El señor GIRARDI ( Presidente ).- En discusión general. Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica. El señor PROKURICA.- Señor Presidente , los accidentes de tránsito provocados por manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol son una verdadera plaga en Chile. Tanto es así que la segunda causa de muerte de jóvenes en nuestro país obedece justamente a los accidentes del tránsito. Por ello, felicito a los Senadores señores Cantero y Gómez por la presentación de este proyecto de ley, ya que recoge la realidad que vivimos en el país en esta materia. El proyecto tiene por objeto hacer más rigurosa la aplicación de las normas penales fijando pautas claras en sus procedimientos; disminuyendo los niveles de tolerancia contenidos en la Ley de Tránsito sobre las dosificaciones de alcohol en la sangre que definen la conducción en estado de ebriedad y bajo la influencia del alcohol; aumentando las sanciones relativas a la suspensión de licencia y multas, haciéndose cargo de los distintos tipos de consecuencias que tengan sobre las personas y la propiedad, y considerando esta conducta como una circunstancia agravante de un delito incorporándola en el artículo 12 del Código Penal. Además, se establecen limitaciones para la revocación de la prisión preventiva de los imputados por algunas de estas conductas, mediante modificaciones al Código Procesal Penal y al decreto ley N° 321, sobre libertad condicional, con la finalidad de que el que haya sido sentenciado por manejo en estado de ebriedad, bajo la influencia del alcohol o exceso de velocidad con resultado de muerte o de lesiones indicadas en los artículos 397, número 1, del Código Penal, cumpla efectivamente al menos la mitad de la pena de privación de libertad a la que fuera condenado. Señor Presidente , en los gobiernos nacionales y otras organizaciones de América Latina existe preocupación por crear políticas para reducir los casos de muertes y discapacidad a consecuencia de las lesiones por accidentes del tránsito. Asimismo, es necesario promover una integración en materia de seguridad vial, en coordinación con el Estado y la sociedad civil, a fin de permitir una colaboración sostenible en este ámbito. Los accidentes de tránsito -como dije anteriormente- son una de las principales causas de muerte en nuestro país. Ello obedece sobre todo a las imprudencias cometidas por los conductores, destacando de manera muy preocupante la conducción en estado de ebriedad, bajo la influencia de alcohol o drogas, o a exceso de velocidad. Las conductas señaladas constituyen acciones irresponsables que ponen en riesgo la vida, la salud, la propiedad y la seguridad de quienes las ejecutan y de terceros inocentes. En tal sentido, debe quedar claramente establecido en la legislación pertinente el primerísimo valor que el Estado les otorga a estos bienes jurídicos y, a su vez, la alta condena que la sociedad da a quienes manifiestan estos comportamientos. Ello deberá expresarse en la aplicación de un sistema menos permisivo y, al mismo tiempo, más moderno, tanto en sus aspectos penal y procesal como administrativo, que apunte a internalizar en la población la gran responsabilidad que significa conducir un vehículo y, de esa manera, contribuir a mitigar la accidentabilidad en el tránsito a causa de estas conductas. La iniciativa legal en comento, presentada por los Senadores Cantero y Gómez, genera un debate con relación al manejo bajo la influencia del alcohol y en estado de ebriedad, y a las medidas que se deben adoptar al respecto, ya que debe existir una política integral en materia de seguridad vial en la que participen todos los actores sociales en coordinación con el Estado. Es necesario puntualizar que el Presidente Sebastián Piñera ha manifestado su compromiso con la promoción de disposiciones tendientes a dar una señal clara a la sociedad en el sentido de que no es posible beber alcohol y luego conducir. De ese modo se evitarán casos impactantes, como el del niño Kevin Silva , quien perdió sus dos piernas debido a la absoluta irresponsabilidad de un conductor que hoy se encuentra libre, y de otros hechos que han enlutado a numerosas familias durante los últimos años, a propósito de los cuales también nos hemos pronunciado a favor de endurecer las medidas que regulan los aspectos viales, de transporte de pasajeros, de conductores y daños ocasionados contra la vida y la integridad de las personas. Recordemos que, de igual forma, es deber del Estado resguardar la vida y la seguridad de todos los ciudadanos. A través de su poder sancionador se pretende promover la responsabilidad en el actuar de las personas, ya que la decisión de conducir y padecer alguna alteración voluntaria de los sentidos como la que provoca el consumo de alcohol y drogas puede afectar a la sociedad en general. No tenemos la seguridad de que mediante el aumento de las penas se corrija esta situación. Sin embargo, parece a todas luces positivo establecer la posibilidad de impedir que se vuelvan a cometer los mismos hechos en perjuicio de los ciudadanos, tanto de los que consumen alcohol como de los que no lo hacen. La iniciativa en debate consigna con claridad las correspondientes sanciones. Si se conduce bajo la influencia del alcohol, se arriesga el retiro de la licencia respectiva o la suspensión de ella por 1 a 2 o por 2 a 3 y por 3 a 5 y hasta por 15 años si se causa la muerte de una persona. Si el chofer lo hace en estado de ebriedad, el retiro puede ser de por vida. En el caso de condena y reincidencia, se contempla un criterio aún más drástico, modificándose los artículos pertinentes del Código Penal y estableciéndose como agravante el manejo en estado de ebriedad. Dada la gravedad de los accidentes de tránsito cometidos bajo la influencia del alcohol o de las drogas, quizá sea preferible el modelo de algunos países europeos en los que no se puede conducir con algún gramo de alcohol en la sangre. Porque, de otro modo, se tienden a considerar parámetros que no son claros, en el sentido de que ciertos organismos toleran un mayor porcentaje de alcohol. Las medidas que han adoptado países europeos van en la línea de cero tolerancia, pero aparejadas también de la educación de la ciudadanía. Y, sobre todo, cuando el conductor es autorizado por el Estado debe prevenir los accidentes que puede ocasionar una decisión individual, como la ingesta de alcohol o drogas, y no guiar un vehículo. En consecuencia, es fundamental que al aprobar esta iniciativa se promueva el análisis del proyecto de ley relativo a la creación de las licencias de conducir con puntaje. Más allá de las multas y del endurecimiento de las sanciones que se proponen en esta moción, el problema se genera debido a que no van acompañadas de profesionalismo, de educación y de capacitación de los conductores. Finalmente, quiero agregar un punto complementario al que aborda el proyecto en análisis -por supuesto lo voy a votar a favor y llamo a que se apruebe ojalá por unanimidad-: es indispensable dotar a las policías y a quienes resguardan el tránsito de los medios que les permitan, una vez aprobada esta normativa, disponer de controles a la salida de todos -o de casi todos- los lugares en donde se consume alcohol, como áreas de esparcimiento, discotecas, en fin, tal cual ocurre en otros países. De manera que los conductores no jueguen con la posibilidad de que no los van a controlar. Por el contrario, deben saber que no se puede consumir alcohol o drogas si se va a manejar; y que cada vez que lo hagan y se pongan detrás de un volante tendrán una alta probabilidad de que los controlen y sancionen de acuerdo a lo que establece este articulado. El señor GIRARDI (Presidente).- Solicito autorización de la Sala para abrir la votación. Acordado. En votación. --(Durante la votación). El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Cantero. El señor CANTERO.- Señor Presidente , esta iniciativa, cuya autoría es del Senador Gómez y de quien habla, es extremadamente necesaria debido a la gran cantidad de accidentes de tránsito con resultado de muerte, mutilaciones u otras secuelas, originados por conductores que se hallan bajo la influencia del alcohol. Esta moción tiene respaldo y sustento en la campaña denominda "Aún te espero" que se realiza en la ciudad de Antofagasta. En ella, la sociedad civil ha pretendido sensibilizar a la comunidad. Es una actividad digna de ser imitada en otras ciudades del país. Se inició encabezada por la Mutual de Seguridad, a la que se sumaron las mineras El Tesoro, Escondida, Barrick , Zaldívar , Esperanza y Anglo American , Transportes LINSA y el ferrocarril de Antofagasta a Bolivia. Y se ha hecho una inmensa campaña de difusión en los colegios y en las calles, aproximándose a la comunidad, para que efectivamente los conductores tomen conciencia de la situación. Lo que pretende el proyecto es hacer más severas las normas y las sanciones cuando los accidentes son la consecuencia del consumo de alcohol o drogas. En particular, se busca disminuir los límites de alcohol en la sangre, de tal manera que 0,5 gramo por mil sea la base de dosificación inferior. Las sanciones ya las ha relatado en detalle el Senador señor Prokurica . Efectivamente, se trata de aumentar y hacer más severas las penas; restringir el acceso a la licencia para aquellos que se vean involucrados en eventos de esta naturaleza; limitar la libertad condicional al cumplimiento de la mitad del castigo, y establecer graduaciones que parten con la suspensión de la licencia cuando ocurran accidentes del tránsito hasta llegar al retiro de por vida de ella cuando haya agravantes o reiteración de conductas. Como se ha señalado, también se busca determinar como agravante en cualesquiera de estas circunstancias el consumo de alcohol o de droga, de manera de establecer un criterio de tolerancia cero. Las personas deben saber claramente que, si han consumido drogas o han bebido alcohol en cantidades que les limiten sus capacidades, no pueden manejar y han de buscar apoyo en otro conductor o, en su defecto, contratar un servicio de transporte que les permita evitar los riesgos. Destaco, además, el rol protagónico que ha jugado en esta iniciativa la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET). Lo que queremos, en definitiva, es hacer más responsable la conducción cuando la gente incurra en este tipo de consumos. Y tenemos conciencia de que la única manera de que se tomen realmente las debidas providencias y se entienda la gravedad de esta situación es extremar las sanciones, a fin de impedir darse la libertad o el lujo de poner en riesgo la seguridad de las personas. Son numerosos los jóvenes que mueren los fines de semana y conocidos los lugares donde se generan accidentes. Se sabe que estos son evitables si no se conduce bajo la influencia de la droga o del alcohol. Por esa razón, solicito aprobar el proyecto con la más alta votación -en lo posible, por unanimidad-, y que cualquier discrepancia la veamos en la discusión en particular, al discutir las indicaciones que cada Senador estime pertinente presentar. Voto a favor, señor Presidente. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Bianchi. El señor BIANCHI.- Señor Presidente , parto felicitando a los Honorables señores Cantero y Gómez por su iniciativa legal que, en definitiva, responde a una situación que desde hace ya una buena cantidad de años venimos presenciando en el país, con alarmantes cifras de personas accidentadas como consecuencia de la elevada ingesta de alcohol de quienes conducen. Tengo algunas aprensiones en cuanto al proyecto. Lo voy a aprobar en general, pero quiero anunciar, desde ya, que presentaré algunas indicaciones. No sé si los Senadores autores de la moción pueden responder la pregunta que voy a formular. ¿Qué pasará con aquellos choferes profesionales, que manejan taxis o vehículos de transporte mayor, cuando acusan un elevado nivel de alcohol en la sangre? Se trata de individuos que trasladan a personas. ¿Habrá una sanción mayor para ellos? ¿Se aplicará la misma pena a quienes se dedican al transporte público? A mí me parece que debemos acentuar el castigo en ese sentido y aumentar las sanciones, porque la culpa recae en alguien que tiene una responsabilidad adicional. Otra preocupación es que en el país se realiza permanentemente una promoción de ingesta de bebidas alcohólicas a precios muy por debajo de lo que cuestan en las discos o en otros lugares de recreación nocturna. Y considero que sobre ese particular también debería hacerse algo. No me estoy apartando de la idea matriz del proyecto. Pero deseo señalar que, en lo que dice relación al otorgamiento de patentes por parte de las municipalidades, estas igualmente tendrían que asumir cierta responsabilidad cuando otorguen patentes a locales nocturnos donde se expenden bebidas alcohólicas. Podría establecerse que al menos lleguen a acuerdos que impliquen el traslado de los clientes a sus domicilios, para evitar que ellos, por haber consumido alcohol, corran riesgos, como se mencionó en extenso en anteriores intervenciones. Finalmente, quiero reiterar que, después de la votación en general, formularemos muchas indicaciones. Este es un tema país que, por, desgracia, se traduce en muchísimas cifras rojas, pues son numerosas las personas fallecidas en accidentes del tránsito ocurridos por la ingesta de alcohol. Por lo tanto, desde ya, anuncio mi voto favorable a la iniciativa. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Gómez. El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , el manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad es un tema que debemos abordar en el ámbito del desarrollo de la actividad de conductor, en el entendido de que hay diversos proyectos de ley relacionados con la entrega de licencias de conducir y con lo que significan los puntajes y la forma en que ellas deben otorgarse. Ese punto también debe ser analizado con prontitud y rapidez, porque permite la consideración de ciertos criterios. Hace poco nos percatamos en los medios de comunicación de cómo una persona vendía licencias falsificadas y la facilidad existente para los efectos de recibirlas. Sin embargo, ese es un aspecto global que requiere de un camino rápido. En este caso, estamos hablando única y exclusivamente de la situación que se produce en el país y que es objeto de mucha preocupación por parte de los padres de los jóvenes y de la comunidad en su conjunto, por lo que significa el conducir bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Y respecto de esas circunstancias están las estadísticas: son miles los accidentes que provocan muerte y daño a las personas o a la propiedad o que generan hechos de tal magnitud que afectan a las familias no solo de quien ha sido víctima de un individuo que conduce irresponsablemente en tales condiciones, sino también del que incurre en acciones que deben ser sancionadas de manera drástica. ¿Y qué hemos planteado en el proyecto? En cuanto a las penas de cárcel, no las hemos subido y son las mismas que estaban. No hay un cambio profundo. Pero se establecen criterios respecto de la suspensión de la licencia de conducir, del aumento de multas y también diversas restricciones para ser aplicadas al momento de su renovación por parte de personas condenadas por el delito de manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol. La idea es que se impongan muchas limitantes para retomar el manejo de vehículos. Al mismo tiempo, hemos consignado varias restricciones frente a lo que significa, por ejemplo, el uso de licencias falsificadas o que el individuo siga conduciendo pese a haber sido condenado por alguna de las causales que mencioné. ¿Cómo se define hoy día la pena en la Ley de Tránsito? En caso de que alguien conduzca un vehículo bajo la influencia del alcohol, la sanción se determina en relación con el daño causado. Y se señala que, sin daños ni lesiones o lesiones leves o daños materiales, -reitero, señor Presidente : bajo la influencia del alcohol, no en estado de ebriedad-, la suspensión de la licencia es por un mes. Y ese es el inicio de la permisividad en materia de manejo. Porque, en definitiva, lo que se debe procurar es que quien conduzca un vehículo no consuma alcohol. Ese debería ser el camino correcto para evitar los accidentes y las muertes que vemos permanentemente en los medios de comunicación y que afectan a muchas familias y en especial a los jóvenes. ¿Qué significa eso? Que si aumentamos el plazo de suspensión de la licencia a la persona por conducir bajo la influencia del alcohol, existirá, sin duda, absoluta preocupación de no recibir una sanción lo suficientemente drástica, para disuadirla de incurrir en tal acción. Es decir, deberá tener presente que si está bebiendo no puede manejar. O sea, en vez de suspenderse la licencia por un mes, es preciso aumentar severamente la sanción, por lo menos, a un año. Es una forma clara de evitar que se produzcan accidentes. Eso no es algo hecho simplemente porque se nos ocurrió. Como señaló el Senador Cantero , hace cinco años que en la Región de Antofagasta se lleva adelante el programa "Aún te espero", cuya finalidad es educar a los jóvenes. Por ejemplo, se entrega una pulsera a uno de los que participan en la fiesta o carrete para los efectos de que maneje y asuma la responsabilidad. También se aplican criterios para llevar programas educativos a los colegios. En fin, se ha hecho todo un trabajo en dicha Región con el objeto de enseñar. El resultado final de aquel programa, sin perjuicio de la importancia que tiene, es que ha logrado penetrar en la población de diversas Regiones. La iniciativa se ha extendido desde Antofagasta a otros lugares. Pero no ha sido lo óptimo ni lo esperado, pues todavía la conducción bajo la influencia del alcohol o en estado ebriedad no tiene sanciones drásticas en materia de licencia, que es el documento que permite a la persona conducir un vehículo. Por eso, el proyecto se centra ahí y en el aumento de multas. Esto también es relevante, porque aquellas pueden transformarse en trabajos en beneficio de la comunidad y en una serie de acciones que perfectamente pueden realizarse. Señor Presidente , la gradualidad la hemos planteado de cierta manera para evitar que se produzcan incongruencias entre lo que significa manejar bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Pero está claro que -en tal sentido el proyecto tiene una diferencia frente a otros presentados- no es posible que, cuando alguien maneje en estado de ebriedad y cause las lesiones graves o gravísimas a que se refiere el artículo 397, número 1, del Código Penal, o la muerte de alguien, el culpable sea sancionado solo con cuatro años de suspensión de la licencia; y después se le permita, incluso, volver a conducir. Bajo esas condiciones se penaliza a quien produce tales efectos. ¡Y resulta que aquí hay niños y familias involucrados! En mi Región se han registrado casos muy dramáticos y concretos. Recuerdo uno en que murieron tres miembros de una familia, y el causante de ello no estuvo ni un minuto -¡ni uno!- cumpliendo una sanción razonable en función del daño provocado. ¡Ni uno solo! En efecto, pasado un tiempo, dado que todo esto tiene que ver con el sistema penal y que el Código Penal establece el criterio de la irreprochable conducta anterior, en definitiva al culpable se le rebajan las penas, llegando incluso a no cumplir un solo minuto de sanción. En el caso de Kevin, del niñito atropellado que todos conocimos -el propio Presidente de la República y muchas otras personas lo visitaron-, el conductor responsable probablemente recibirá una pena de tres años y un día de cárcel, por haber sido condenado antes por hurto. ¡Pero no va a cumplir ni un solo día preso! Señor Presidente , no tiene lógica la sanción referida cuando se produce tal efecto. No hablo de lo comunicacional, sino del daño provocado a ese niñito, quien era deportista y perdió sus piernas. ¿Y qué va a pasar en definitiva? Con la actual ley aquel personaje, en tres o cuatro años más, podrá volver a conducir. ¡Eso es inaceptable! Por eso planteamos medidas drásticas en la aplicación de sanciones, en especial donde más duela. De ahí que se proponga, en el caso comentado, la suspensión de la licencia de conductor de por vida y no por tres, cuatro, cinco o diez años. Se busca impedir que alguien capaz de manejar bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad y de ocasionar un acto como el descrito vuelva a provocar un accidente de tal magnitud y a generar daños a una familia. Desgraciadamente, en este país lo relativo al manejo de vehículos en tal estado es objeto de chistes. Uno lo ve en los medios de comunicación. Los cómicos consideran que es gracioso. ¡Y eso es realmente inaceptable! Hay situaciones clarísimas en las que se han visto involucrados cantantes famosos. ¡Son detenidos, pero no les pasa absolutamente nada! Y, más encima, se les considera... El señor GIRARDI ( Presidente ).- Concluyó su tiempo, señor Senador. Le concederé minutos adicionales para que termine su intervención. El señor GÓMEZ.- Gracias, señor Presidente. Solo quiero decir que tal situación es un descriterio. No lo puedo entender. Yo tengo hijos en edad para conducir, y me parece indispensable convencerlos de que, si van a una fiesta y beben alcohol, no deben manejar. Ese es todo el sentido del proyecto. De lo contrario, se generará daños como los mencionados. Y no es posible que ello siga sucediendo. Y quiero retomar lo que estaba señalando en cuanto a que en los medios de comunicación se hacen chistes y bromas sobre el manejo en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol. A mi juicio, ello representa una situación compleja, difícil, que no es aceptable. Desde el punto de vista de lo que la sociedad debe hacer con relación a estas materias, cabe considerar lo relativo al aumento de las sanciones y también lo concerniente al proceso educativo. Respecto a esto último, es imprescindible que en los colegios -en todos los tramos de educación- existan maneras de aproximar a los niños y jóvenes a la responsabilidad que implica manejar un vehículo, pues, de lo contrario, se puede producir un impacto muy duro y difícil a las familias que se vean afectadas y a la sociedad en su conjunto. Por lo anterior, nos parece indispensable avanzar en proyectos que permitan generar la convicción de que no hay que manejar cuando se bebe alcohol. ¡Es simplemente eso! Por ello, se proponen tales criterios y rangos. Aprovecho de agradecer a los organizadores de la campaña "Aún te espero" de la Región de Antofagasta por haberme invitado, junto con el Senador señor Cantero , a participar en dicho programa, que también presentó proyectos educativos de desarrollo, como el que mencioné antes. Nos dijeron que no habían logrado conseguir el apoyo necesario para que el Parlamento discutiera con seriedad lo relativo a las sanciones que se aplican en estos casos. En cuanto a la pregunta formulada por el Honorable señor Bianchi, acerca de si la iniciativa contempla una mayor severidad para los conductores profesionales, hago presente que las penas referidas a suspensiones y multas se aumentan de manera sustancial. El señor BIANCHI .- ¡Muy bien! El señor GÓMEZ.- Por lo tanto, un conductor ebrio que ocasione la muerte de otra persona, por ejemplo, en caso de aprobarse el proyecto, quedará sin licencia para conducir por el resto de su vida. En ese aspecto, señor Presidente , no se hace distingo respecto del tipo de licencia, porque el problema en general guarda relación tanto con la responsabilidad de manejar un vehículo como con la que les cabe a los padres en los procesos formativos, de conversación y desarrollo con los jóvenes, que son los principales afectados. Es posible que esta propuesta cause un impacto fuerte. Sin embargo, estamos convencidos de que podemos mejorar la situación si contamos con un adecuado sistema educativo, con buena propaganda y con una campaña eficiente en los medios de comunicación, que permita a la gente, gracias a esta nueva legislación -si se aprueba-, saber que las sanciones serán efectivas en la forma y con la magnitud señalada. Así lo prueba la experiencia del programa "Aún te espero" en sus cinco años de desarrollo. Con todo ello será muy distinta la manera de aproximarse a la solución. Señor Presidente, por supuesto, votaré a favor de la idea de legislar. Y pido a los señores Senadores que hagan lo mismo, sin perjuicio de presentar las indicaciones que estimen pertinentes para mejorar el proyecto. He dicho. El señor GIRARDI ( Presidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín. El señor LARRAÍN .- Señor Presidente , en forma muy breve quiero manifestar mi adhesión a la iniciativa en general, fundamentalmente por la gravedad que revisten para nuestro país los accidentes de tránsito que se producen bajo los efectos del alcohol. El manejar a exceso de velocidad, que lleva a cometer infracciones reiteradas, hace que aumenten los riesgos de accidentes fatales y a personas que quedan gravemente dañadas, que son muchas y, por tanto, dignas de considerar. Ahora bien, es cierto que una materia de este tipo, que refleja sobre todo comportamientos juveniles -la mayoría de los accidentes por conducir bajo los efectos del alcohol son causados por jóvenes-, nos hace creer que una ley puede limitar o reducir su ocurrencia. En ese sentido, estimo que el planteamiento hecho por el Honorable señor Gómez -autor de la moción, junto con el Senador señor Cantero -, que vincula el proyecto con la experiencia de un programa que se llevó a cabo en la Segunda Región ("Aún te espero"), le da un sentido distinto y una explicación diferente al texto que se nos propone. Porque no basta con aumentar la penalidad de las leyes para cambiar conductas en la sociedad, sobre todo aquellas fuertemente ligadas a hábitos juveniles, bastante generalizados y aceptados. Son nuestros hijos, las nuevas generaciones, los que se ven involucrados en estos episodios. Por lo tanto, hay que plantearse el problema de una manera suficientemente amplia y con el mayor criterio posible, a fin de despachar una ley que efectivamente dé resultados y no una que simplemente satisfaga nuestra inquietud. La presente iniciativa propone aumentos de penas y distintas atribuciones para los juzgados del crimen cuando se produzcan estos accidentes. Es decir, hay una serie de normas que dicen relación con asuntos de carácter procesal y judicial. Por ese motivo, junto con darle nuestro apoyo a la idea de legislar y manifestar inquietudes en cuanto a que esta propuesta no logrará por sí sola los objetivos planteados, solicito que en la discusión particular el proyecto también sea enviado a la Comisión de Constitución, porque su texto contiene materias que son propias de la competencia de dicho órgano técnico. Ello, sin perjuicio de que la Comisión de Transportes siga analizando el asunto en tal trámite reglamentario. En consecuencia, dejo planteada la petición -creo que representa el sentimiento de toda la Comisión de Constitución- y anuncio mi voto favorable a la iniciativa en general y la presentación de indicaciones. He dicho. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro. El señor PIZARRO.- Señor Presidente , en la Comisión de Transportes durante el análisis de la iniciativa, originada en moción de los Senadores señores Gómez y Cantero , se efectuó un debate interesante sobre el asunto de fondo. Tal como está redactado, el proyecto en la práctica busca aumentar las sanciones a quienes conduzcan bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Y lo hace a través de una modificación sustancial a la norma vigente sobre la materia. Para decirlo en buen castellano, se reduce a la mitad el límite de gramos por mil de alcohol en la sangre: se considerará en estado de ebriedad a quien en la alcoholemia arroje un resultado igual o superior a 0,5 gramos, y bajo la influencia del alcohol a la persona que registre menos de 0,5 hasta 0,1 gramos. Ese es el punto central. Debemos tomar conciencia del problema planteado acá con tanta claridad por todos los señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra: constituye un riesgo, un flagelo, el hecho de que miles de personas en algún momento manejan un vehículo bajo la influencia del alcohol, en estado de ebriedad o bajo el efecto de la droga, lo cual genera conductas peligrosas que las más de las veces producen accidentes con consecuencias fatales para los choferes o para terceros. Ello está más que comprobado. La situación se agrava, en especial, los fines de semana en el segmento juvenil. Es lo que conocemos normalmente en los medios de comunicación y que lamentamos todos. El problema de fondo estriba en que, frente a ese escenario, se requiere un cambio radical de conducta en los chilenos en cuanto a la manera de conducir y a la responsabilidad que implica. Pero también se precisa una reforma profunda que abarque desde el sistema de entrega de licencias para conducir hasta los procesos de fiscalización y control que se realizan a los choferes. Francamente, la iniciativa no contempla tales materias. En realidad, el "proyecto madre" -por decirlo de alguna manera-, el que busca abordar el tema en su totalidad, es el que reemplaza el actual sistema de concesión de licencias de conductor por otro basado en puntaje. Tal mecanismo en la práctica consiste en que a cada persona, una vez otorgada la licencia, se le asigna un puntaje -es una suerte de cuenta corriente-, que irá perdiendo en la medida en que se le cursen infracciones de tránsito. Así, cuando llegue a cero, se la sancionará con suspensión parcial o definitiva de la licencia. Pero el asunto es más delicado todavía. Si la solución fuera solo cambiar el mecanismo de entrega de licencias por otro con puntaje, no habría mayor inconveniente. El problema es más de fondo. Radica en que el actual sistema, en mi opinión, es informal y no suficientemente profesional. Este no garantiza que quien recibe el permiso para conducir conozca mínimamente las normas del tránsito o tenga control profesional del vehículo que manejará o responsabilidad para hacerlo. Además, las instituciones que otorgan la licencia no se responsabilizan por ello. Todos sabemos que no es lo mismo conseguir permiso de conductor en un municipio grande, moderno, estructurado, de la Región Metropolitana que en una comuna pequeña, donde opera la buena voluntad del funcionario que la entrega y en la que los choferes buscan facilidades: que no les tomen los controles técnicos ni de conocimientos para ver si realmente saben o no manejar o si tienen responsabilidad para hacerlo. Por lo tanto, necesitamos de una vez por todas una respuesta del Gobierno al respecto. A pesar de que el señor Ministro de Transportes se ha comprometido a ello reiteradamente desde el año pasado -cuando se paralizó la discusión del proyecto sobre licencias para conducir, que se inició el último año de la Administración anterior-, hasta ahora no ha existido posibilidad de retomar el debate por la falta de definición del Ejecutivo respecto de hacia dónde vamos a apuntar en este tipo de materias: desde la evaluación de las escuelas de conductores profesionales; pasando por la necesidad de contar con exámenes estándares y objetivos para obtener licencia, hasta el mejoramiento de los sistemas de fiscalización y, por supuesto, las necesarias campañas de educación cívica. Con franqueza, al principio hablé de que se precisa un cambio cultural. ¿Por qué cultural? Porque el Senador señor Gómez , con toda razón, dijo: "Hay que lograr que la gente entienda que, si consume alcohol, no puede conducir". Y ese es el objetivo. Pero, sinceramente, todos en nuestro país estamos acostumbrados a beber alcohol en cualquier almuerzo. Es algo cultural. No sé cuánto habrán ingerido los colegas en el de hoy. Les advierto que, según el proyecto, con media copa de cerveza, de vuelta a Santiago estarán bajo la influencia del alcohol, y con un vaso de vino, derechamente en estado de ebriedad. Se los comunico para que lo sepan, aunque de seguro ninguno de nosotros piensa que con ese consumo nos hallamos bajo la influencia del alcohol y menos en estado de ebriedad. Es así de drástico lo propuesto en la iniciativa. Pero lo más delicado viene después, en lo relativo a las sanciones. Me parece bien que se fijen sanciones drásticas y que se planteen legislaciones que apunten a que los jóvenes y todos los conductores asuman que, cuando se consume alcohol, no se debe manejar. No obstante, a lo mejor estamos cayendo en una exageración o en algo que a la larga puede resultar hasta contraproducente. Porque, objetivamente, alguien que haya bebido media cerveza no creo que después de dos o tres horas tenga problemas para conducir, si es que sabe hacerlo; si conoce las normas del tránsito; si fue sometido a un examen profesional, objetivo; si cumplió con rigurosidad todos y cada uno de los requerimientos que hoy se exigen para obtener licencia, pero que no se aplican. Pese a estar de acuerdo con la idea de legislar -por eso voté a favor en la Comisión-, pienso que vamos a tener que revisar bien el sistema de graduación. No es lo mismo para una persona consumir una copa de vino que para otra beber dos. Los efectos que se producen son distintos. Es evidente que si hablamos de cantidades superiores la diferencia da igual. Sin embargo, aquí podemos caer en el viejo problema de que lo mejor es enemigo de lo bueno. Por lo tanto, al menos en esa área, me parece que tendremos que entrar a revisar. Porque hay que ver bien el aumento de las sanciones, que es sumamente drástico. A quien consuma más de una copa de vino o una copa de vino en el almuerzo y después sea fiscalizado va a quedar conduciendo en situación de embriaguez. Y eso significa que se le aplicará el artículo 196, el cual, aun cuando la conducción en ese estado no genere problema alguno, no produzca daño a nadie, carezca de todo efecto sobre terceros y no se cometa ninguna infracción, sanciona al conductor, por ese solo hecho, con una pena de presidio menor en su grado mínimo, una multa de 50 a 100 unidades tributarias mensuales y la suspensión de licencia de 3 a 5 años, ya sea que no se ocasione daño alguno o que con ello se causen daños materiales o lesiones leves. Es lo que plantea el proyecto de ley. El señor GÓMEZ.- Eso es con manejo en estado de ebriedad. El señor PIZARRO.- Exactamente: sobre 0,5 gramos. Y está bien. Pero creo que debemos analizarlo en su justa dimensión. El señor SABAG.- Basta con que sea bajo la influencia del alcohol. El señor GÓMEZ.- No, debe ser en estado de ebriedad. El señor PIZARRO.- Yo soy partidario del proyecto, pero hago la salvedad. Porque aquí se trata de cambiar una cultura, y estoy de acuerdo con eso. No obstante, también es preciso estudiar el tema de fondo. A lo mejor podemos caer en una arbitrariedad que va más allá de lo esperado. Voy a votar a favor, señor Presidente. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Uriarte. El señor URIARTE.- Señor Presidente, creo que esta es una muy buena oportunidad para reflexionar. Estamos en presencia de una iniciativa sumamente drástica y osada -hay que decirlo- y, por lo mismo, pienso que brinda una gran ocasión para meditar en torno a la eficacia de la ley al momento de ordenar, modificar o crear conductas, especialmente conductas cotidianas, como son las que regula la Ley de Tránsito. Si uno revisa la legislación vigente, se va a encontrar, en general, con buenos ejemplos, pero también con algunos malos. Recuerdo la obligación que se estableció para usar el cinturón de seguridad. Modificó una conducta y hoy la mayor parte de las personas que conducen o acompañan al conductor en el asiento del copiloto emplea dicho implemento. Aquí tenemos un buen ejemplo de cómo la ley obligó a utilizar el cinturón de seguridad modificando una conducta. Hay más casos. Por ejemplo, la obligación de usar casco para los motociclistas. Antes de que entrara en vigencia la ley, nadie o muy pocas personas lo utilizaban. Algo parecido ocurre con la exigencia de circular con las luces encendidas en las carreteras. Hasta la entrada en vigor del respectivo precepto, nadie o muy pocos lo hacían, salvo los propietarios de vehículos que traían incorporado el sistema. Las normas, en general, sirven para poder reforzar o crear conductas. Para qué hablar de la ley que prohibió fumar en lugares cerrados, normativa que ahora se quiere modificar y hacer mucho más severa todavía. Podríamos decir que hay leyes que obligan a determinadas conductas y otras que prohíben o permiten. Por ejemplo, los menores de 18 años y mayores de 16 pueden conducir sin licencia, siempre que vayan acompañados de un adulto. La ley admite dicha conducta y, en general, los jueces de policía local entienden que se trata de una práctica asumida y que está bien. Sin embargo, también existen malos ejemplos, donde la ley no ha sido capaz de doblarle la mano a la realidad. Entre ellos está la obligación de usar casco para los ciclistas en zonas urbanas. Recordemos que la ley eximió de tal exigencia a los ciclistas que circularan en sectores rurales. Y eso, por una razón muy obvia: porque la mayor parte de los trabajadores agrícolas se desplaza a través de bicicletas y no posee los medios para adquirir un casco. Pues bien, aun exigiendo la ley el uso de casco en áreas urbanas, la mayoría de los ciclistas no cumple con la norma, la cual, por falta de fiscalización o de voluntad de los propios jueces, termina no aplicándose. En cuanto a los elementos reflectores, tampoco son de común utilización en la circulación de los ciclistas. Y podríamos seguir dando más ejemplos en que las multas, por bajas que sean -de 0,1 a 0,5 UTM, en el caso del no uso del casco-, ni siquiera son aplicadas por los jueces. ¿Por qué? Porque la ley no puede hacer magia, no puede quebrarle la voluntad a la realidad, sobre todo cuando se trata de conductas cotidianas, como la que estamos pretendiendo regular en este proyecto. Yo estoy de acuerdo con la idea matriz de la iniciativa. Me parece que hay que hacer todos los esfuerzos posibles para evitar accidentes de tránsito, especialmente aquellos protagonizados por personas que se hallan bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Sin embargo, también creo que debemos tener un mínimo de realismo al momento de dictar una normativa tan severa, tan drástica y tan osada como la que estamos tratando de aprobar. Por lo mismo, señor Presidente , yo, sin renunciar a la búsqueda del bien común y a prevenir un mal social, voy a votar a favor, pero quiero dejar constancia de que la iniciativa debe ser madurada. Es obligación nuestra perfeccionarla para evitar los accidentes de tránsito con consecuencias fatales, los cuales vemos todos los días en la prensa. He dicho. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Navarro. El señor NAVARRO.- Señor Presidente, quiero felicitar a los Senadores Gómez y Cantero por haber presentado un proyecto de ley que apunta a un problema real, concreto, terrible. Sin embargo, creo que también estamos frente a una iniciativa bastante elitista, que no afecta, por cierto, a los ABC1, que con mucho gusto van a pagar la multa, cualquiera que esta sea, y contratarse un chofer. Este es un proyecto que solo castiga a las personas de clase media o clase baja que poseen un vehículo y pueden cometer esta infracción. Porque, tal como indicó el Honorable señor Gómez , lo que hace es aumentar las multas y los días de suspensión de licencia. Pero el que tiene plata, tiene chofer. Y al que tiene plata le da lo mismo pagar una multa de 100 mil, 200 mil o 300 mil pesos. Al que le duele es al conductor del transporte público que pagando una multa se le va el sueldo de varios días. Por lo tanto, el aumento de las multas y de los días de suspensión de licencia solo significa castigar a un segmento de la población de manera educativa, porque al resto le da exactamente lo mismo. ¡Son "bacanes": pueden pagar las multas y tener chofer! Y, por cierto, todas las estadísticas señalan que, cuando hay alcohol comprometido, existe un cierto segmento de la población más propenso a conducir bajo sus efectos. En consecuencia, el proyecto sirve como una medida de presión, pero no resuelve ni con mucho el problema. Del mismo modo, los Senadores Rossi y Chahuán han llevado adelante otra iniciativa legal para prohibir la publicidad de bebidas alcohólicas en los estadios deportivos y en las camisetas de los clubes de fútbol. Porque los ídolos llevan en su pecho "Cristal"; porque, en definitiva, quienes deben ser modelos para la juventud llevan en su pecho la marca de una bebida alcohólica. Por lo tanto, no resulta coherente que esta sociedad castigue a los que beben alcohol, cuando la publicidad es permitida, incentivada, desarrollada. Y hay quienes hoy quieren restringir esta iniciativa. Señor Presidente , hace dos meses las marcas de bebidas alcohólicas ya habían comprometido para este año 18 mil 408 millones en patrocinios deportivos, y en cervezas, 3 mil 589 millones. Algunos clubes, como Colo-Colo, se verán afectados. Pero, por una parte, castigamos el consumo de alcohol, y por la otra, pretendemos rebajar los incentivos para la publicidad de este. Tengo en mis manos las estadísticas de 2007 que reflejan las cifras relativas a las diversas causas de accidentes de tránsito: imprudencia del conductor; desobediencia a señalización; imprudencia de peatón; pérdida de control; alcohol en conductor. Leeré lo central. Total general de siniestros: 53 mil 682. Respecto a la causa de alcohol en conductor: 3 mil 945 accidentes. O sea, el cinco por ciento del total de siniestros. En cuanto a los fallecidos por causa del alcohol: 218. El total de personas que perdieron la vida por las diversas causas de siniestros es de 1.645. Es decir, el número de víctimas fatales correspondiente a dicha causa representa menos del cinco por ciento del total general de fallecidos. Las cifras sobre personas lesionadas a causa del alcohol son las siguientes: Graves: 820 (el total de lesionados graves a raíz de distintas causas asciende a 7.374). Menos graves: 589 (el total de lesionados menos graves por diferentes causas es de 4.977). Leves: 3.768 (el total de lesionados leves por diversas causas alcanza a 41.659). El total de lesionados por alcohol en conductor es de 5.177; y el total de lesionados por diferentes causas llega a 54 mil. Es decir, la cantidad de lesionados debido a alcohol en el conductor representa el 10 por ciento de esta última cifra. Entonces, cuando discutimos lo relativo al alcohol, apuntamos solo al 10 por ciento de las causas de siniestros con lesionados graves, fallecimientos. ¡10 por ciento! El otro 90 por ciento se debe a otras causas. Por eso digo que el proyecto de ley que ahora nos ocupa es elitista, contradictorio. Señor Presidente , hemos venido trabajando en la clave -la educación de tránsito- para combatir la principal causa de accidente, de muerte de jóvenes en nuestro país. Acá la mayoría de los menores de 23 años no fallecen por otras razones sino por accidentes de tránsito. Estos constituyen la principal causa de tales decesos. ¿Y qué hacemos en materia educativa? El Senado -cuando yo no lo integraba-, después de llevar 7 años y medio en la Cámara de Diputados, rechazó un proyecto para hacer obligatoria la enseñanza de tránsito en la educación básica y media. ¡Buen conductor! ¡Buen peatón! ¡Buen pasajero! Lo rechazó sin discusión, sin causa alguna, aduciendo que la Ley Orgánica Constitucional de Educación no era el mecanismo para incorporar esta temática. He presentado 9 proyectos de ley en los últimos 6 años tendientes a fortalecer en particular la educación en materia de protección de la vida. Porque todos los días mueren jóvenes, y hay miles de lesionados. ¡En Chile fallecen cinco personas diarias! Si se tratara de un país de África y se dijera que mueren cinco personas al día, yo pediría muchos antecedentes para saber la causa. En Chile, cada cuatro o cinco horas fallece una persona por accidente de tránsito. Ya leí las cifras de 2007, y la influencia del alcohol no supera el 10 por ciento. El resto son causas muy diversas. Presenté un proyecto de ley para que los jóvenes puedan sacar licencia de conducir entre los 17 y 18 años, pero estableciéndoles la obligación de realizar a lo menos tres cursos distintos antes de obtenerla. Si no lo hacen en el colegio, deberán recurrir al mundo privado. Así tendrán enseñanza previa como requisito para disponer de la licencia. De este modo, introducimos la necesidad de que en los liceos exista educación de tránsito, de manera electiva si no quieren que sea obligatoria. Hace siete años conseguimos que a los profesores dedicados a la educación de tránsito se les incluyera en el perfeccionamiento. Porque durante décadas los docentes estudiaban tránsito pero no se les pagaba, pues no existía aquello. Logramos que la SIAT de Carabineros también hiciera el chequeo de los elementos de seguridad en los automóviles siniestrados. Porque hoy día un automóvil más barato es más inseguro, posee menos medidas de seguridad. Señor Presidente , también presenté proyectos para obligar a que los buses interurbanos cuenten con sillas para niños; establecer la prohibición de la publicidad de bebidas alcohólicas en el deporte; instaurar el puntaje en materia de licencias de conducir. Porque está claro que mayores sanciones no reducirán el número de accidentes de tránsito ni de muertos por esta causa. Les quiero decir con todo cariño a los Senadores Gómez y Cantero que esta iniciativa legal, que endurece las penas aplicables al manejo en estado de ebriedad y bajo la influencia del alcohol, no disminuirá la cantidad de siniestros ni de muertos. Porque está comprobado en el mundo que aumentar las penas en esta materia no es el mecanismo adecuado. En Inglaterra, en Europa, utilizan el sistema del puntaje. Se parte con 100 puntos, y en la medida que se cometen infracciones dicha cifra va disminuyendo: pasar con luz roja, 20 puntos menos; estacionarse mal, cinco puntos. Así la gente empieza un proceso de educación interna para resguardar su conducta al conducir. En cambio, el que paga la multa y pone un chofer para que le maneje el auto, el ABC1, no modificará su actitud ni su conducta: seguirá "chupando" en los cócteles y tomando vino al almuerzo, porque ello no le afectará ni al bolsillo ni a su vida diaria. Señor Presidente , presentamos, asimismo, un proyecto de ley sobre etiquetado de bebidas alcohólicas. Y ahí está la Comisión de Agricultura con el lobby de los viñateros. Hace cuatro o cinco años que se halla estancado. También hablamos de los vehículos que se fugan. El 50 por ciento de los automovilistas que causan accidentes por conducir bajo la influencia del alcohol se arrancan. Como no se aplican penas, resulta imposible obtener reparación para las víctimas, pues no hay a quien acusar. El proyecto que regula esta materia lleva ya cuatro años en la Comisión de Transportes, y pretende establecer mecanismos que permitan individualizar y encontrar a los conductores de vehículos fugados. Del mismo modo presentamos una iniciativa para que se prohíba fumar mientras se maneja. Porque si no se permite hablar por celular cuando la persona conduce, está claro que el principio es el mismo: se debiera prohibir que la persona fume al manejar, porque ello aumenta el riesgo de distracción del conductor. Señalamos también que los municipios deben contar con facultades extraordinarias para despejar las vías y sacar los autos mal estacionados para mejorar la visibilidad. Y hemos dicho que es preciso poner más plata en CONASET (Comisión Nacional de Seguridad en el Tránsito), que no tiene un presupuesto superior a los 2 millones de dólares, y anualmente debe mendigar recursos. Entonces, ¿por qué las multas de tránsito van a beneficio de los municipios? ¿Por qué no hacemos que esos recursos vayan en favor de campañas de educación de tránsito y no a engrosar las arcas municipales? Porque lo que se arma con los juzgados de policía local es un gran negociado. Por eso el fotorradar, y los automovilistas señalan que se pusieron de acuerdo con Carabineros para que esas platas ingresen a las debilitadas arcas del municipio. Se convierte en un gran negocio. Muchas municipalidades subsisten sacándoles partes a los incautos que transitan por vías que no conocen. Asimismo, hay que mejorar lo relativo a las brigadas escolares. Con la jornada escolar completa extensiva ellas han disminuido su intensidad, y los chicos estudian menos sobre materias de tránsito. Señor Presidente, el proyecto que nos ocupa me provoca inquietud, porque sé fehacientemente que no tendrá el efecto deseado. Y votar en contra significa mostrar desprecio por una causa que es real. Por consiguiente, me abstendré. Porque no daré la señal de que con este tipo de iniciativas legales se afecta realmente lo que queremos: disminuir los accidentes, los muertos, los lesionados, y educar más. Esta iniciativa solo castigará a la clase media, a los sectores de bajos ingresos, y no a los ABC1. Es clasista. Señor Presidente , espero que las iniciativas que mencioné a mis queridos colegas las debatamos más a fondo. El principal problema acá es la educación. Esto último se ha hecho en Inglaterra, Holanda, Suecia. Hay que educar al niño, al joven, al peatón, al pasajero, al conductor. Porque las sanciones no dan resultado. Son un espejismo. Yo entiendo -y por eso me voy a abstener- que la intención de este proyecto es bajar el número de accidentes. Pero, lamentablemente, muy a mi pesar, mientras aquí aumentamos las penas Cerveza Cristal y otras siguen aportando miles de millones en publicidad, para que miles de jóvenes sigan bebiendo. Esa es una contradicción moral y ética. Me abstengo. ¡Patagonia sin represas, señor Presidente! ¡Nueva Constitución, ahora! El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente , seguramente nos repetiremos en las argumentaciones. Pero, en primer lugar, quiero acoger una insinuación hecha por el Senador señor Larraín . Esta es una iniciativa que debiera haber ido en su primer informe a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, porque contiene modificaciones tanto del Código de Procedimiento Penal como del Código Penal. Por lo tanto, si esta materia se hubiera planteado antes de iniciar la votación, habría solicitado que el proyecto se enviara a dicha Comisión. Porque sucede que ahora que lo conocemos, aun cuando sea en general, me surgen observaciones en el mismo sentido señalado por otros señores Senadores. ¿Cuál es el objeto de la reducción de 0,5 gramos a 0,1? ¿Quién determinó aquello? ¿Existe algún informe sobre el particular? ¿Se ha escuchado a algún especialista decir que quien toma media cerveza o, durante una fiesta de matrimonio, humedece sus labios en una copa de champaña tiene... El señor NAVARRO .- Hálito alcohólico. El señor ZALDIVAR (don Andrés).-...0,1 gramo y, si conduce un vehículo, lo hace bajo la influencia del alcohol? ¿Hay algún antecedente que pueda convencerme de que la disminución del índice de 0,5 gramos a 0,1 se debe a que así se ha procedido en otros países? El señor GÓMEZ .- Se ha procedido así en Brasil. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¿Solo en Brasil? A lo mejor, también en Arabia Saudita. Pero no en la generalidad de las naciones. Los 0,5 gramos de alcohol en la sangre son una media prevista en todas las legislaciones. Entonces, si me convencen de que con 0,1 gramo se está conduciendo bajo la influencia del alcohol, inmediatamente manifiesto mi acuerdo. Pero, por lo que ya se discutió aquí, en el Parlamento, cuando redujimos el rango de 1 a 0,5 gramos, estoy convencido de que hicimos lo correcto, conforme a los estudios realizados y a la información que avalaba la necesidad de tal rebaja. Por lo tanto, el proyecto tiene una intención loable: evitar el manejo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Sin embargo, lo dispuesto sobre la materia no va en tal sentido, está equivocado, porque, en virtud de ello, a gente que quizá no se halla en esas condiciones se la castigará en forma injusta con sanciones de tal envergadura que incluso pueden significar la pérdida de su libertad. Aparte aquello, está el trato indigno que desde el punto de vista moral se le da a la persona al dejarla detenida y con una anotación en sus antecedentes por manejo bajo la influencia del alcohol. El Parlamento normalmente invita a cócteles donde no solo se sirven jugos o refrescos sino también bebidas alcohólicas. Por ende, si tras ellos alguien se viera envuelto en una situación como la expuesta, podría quedar la sensación de que nosotros incitamos a la gente a manejar bajo la influencia del alcohol. En consecuencia, la iniciativa -reitero-, teniendo un objetivo lógico, atenta contra su consecución. Por cierto, hemos de ser drásticos para sancionar a quienes conducen en estado de ebriedad o bajo la influencia de las drogas. De modo que la normativa debe ser revisada en el segundo informe. Y solicito formalmente que vaya también a la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia. Señor Presidente , en la ya referida modificación anterior determinamos que a la persona que manejara con entre 0,1 y 0,5 gramos se le aplicara lo dispuesto en los artículos 109 y 200, N° 1, del decreto con fuerza de ley Nº 1, del Ministerio de Transportes, del año 2009. ¿Y qué significa eso? Pena de multa, como en el caso de otras infracciones contenidas en el citado artículo 200. De modo que se aplica una sanción. Ahora, no por consumir una pequeña cantidad de alcohol una persona se halla bajo la influencia del alcohol o con limitación de sus facultades. Pues bien: conforme al proyecto que nos ocupa, si sufre un accidente de tránsito en el que no tiene culpa -por ejemplo, su vehículo es chocado por otro-, automáticamente deberá ser sancionada, y a lo mejor se le presumirá responsabilidad. Insisto en que los autores del proyecto persiguen un fin muy loable. Pero, en mi concepto, están equivocados y pueden dar pie a una legislación susceptible de provocar situaciones de mucha injusticia. El castigo para quien maneja tras haber ingerido una pequeña cantidad de alcohol que no limita sus facultades puede significar la suspensión de la licencia por largo tiempo, e incluso, la aplicación de una pena. ¡Eso es inadmisible! Por tales razones me voy a abstener. Y espero que las Comisiones de Constitución y de Transportes, al revisar la materia en comento, les pidan a especialistas informes sobre qué se entiende por manejar bajo la influencia del alcohol y cuáles parámetros y condiciones se pueden considerar para establecer sanciones tan drásticas como las que se pretende aplicar. Soy partidario -insisto- de hacer todo lo indispensable para sancionar el manejo en estado de ebriedad, pero no de legislar en materia de conducción bajo la influencia del alcohol sobre la base de condiciones en que ella no existe. Por las razones expuestas, me abstengo. Y espero que para la discusión particular lleguen a las Comisiones de Constitución y de Transportes los antecedentes que permitan un pronunciamiento informado acerca de las diversas disposiciones del proyecto. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Tuma. El señor TUMA.- Señor Presidente , la sociedad reclama más medidas que cautelen la seguridad de las personas, especialmente cuando media el consumo de bebidas alcohólicas o de sustancias psicotrópicas. ¡Qué bueno, entonces, que estemos preocupados de incrementar las sanciones cuando se incurre en tales conductas! Yo manifesté mi intención de votar a favor del proyecto. Empero, la intervención del Senador Zaldívar me hace fuerza en cuanto a evitar la comisión de una injusticia. Las leyes tienen un sentido de oportunidad, de prevención, pero también de justicia. Y me da la impresión de que podríamos estar equivocando el camino al establecer rangos de presunción de responsabilidad del conductor que consume alcohol en cantidades que no necesariamente implican manejo en estado de ebriedad. Por lo tanto, sobre la base de los estudios pertinentes, debemos escudriñar para determinar cuándo una persona se halla en un estado de intemperancia tal que imposibilita su oportuna reacción al conducir un vehículo. Ojalá podamos contar con informes que señalen el nivel en que no se produce alteración alguna a ese respecto. De lo contrario, sería bastante injusto el durísimo castigo propuesto en esta iniciativa, que sanciona con justicia a quienes consumen alcohol en una cantidad que afecta sus reflejos durante la conducción de un vehículo. En este caso, el rango de alcohol en la sangre lo fijamos los legisladores. Yo diría que deberían determinarlo los médicos, los científicos. Por eso, voy a abstenerme de aprobar una iniciativa que impone sanciones de la naturaleza descrita, porque no quiero cometer una injusticia. No obstante, me gustaría que durante la discusión particular en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia se conocieran informes de médicos y especialistas donde se dijera qué nivel de alcohol en la sangre de quien maneja un vehículo altera su capacidad de reacción. Me abstengo, a la espera de aquel debate y de los informes pertinentes. El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Espina. El señor ESPINA.- Señor Presidente , en primer lugar, debemos definir un aspecto mucho más radical -y algo me señalaba el colega Prokurica -: ¿es nuestra voluntad que, derechamente, no se pueda manejar bajo ninguna circunstancia si se ha consumido alcohol? El señor PROKURICA.- Eso es. El señor ESPINA.- Porque tal es la cuestión de fondo. A mi juicio, lo que estamos haciendo aquí es mezclar una lógica de la legislación basada en la posibilidad de que a alguien que haya ingerido alcohol, dependiendo de la cantidad, se le permita o se le impida conducir un vehículo. Pero la lógica parte del supuesto de que esa persona puede consumirlo. La pregunta es cuánto. Ese es un criterio. Uno dice: "Usted puede consumir alcohol. Si la cantidad es inferior a 0,5 gramos por mil," -corríjanme si estoy equivocado- "se entiende que no tiene ninguna dificultad. Si es entre 0,5 y 1, recibirá una infracción y su responsabilidad será mayor. Y si es de 1 hacia arriba, su responsabilidad será mucho más grande". Sin embargo, cuando bajamos los rangos, en el fondo estamos señalando: "Usted no puede tomar trago si quiere conducir". Algunos países así lo establecen. Por lo tanto, no hay que escandalizarse, ni en un sentido ni en otro. Pero eso requiere una definición. Entonces, siento que este proyecto se halla bien inspirado. ¿En qué lógica? En la de que todos los días vemos a conductores irresponsables que, en estado de ebriedad, provocan accidentes de tránsito que, por ejemplo, afectan a jóvenes. Es el caso de Kevin Silva , a quien le amputaron sus piernas. ¡Fue algo horroroso! Y todos sabemos de personas que, literalmente borrachas, atropellan, matan, protagonizando verdaderos desastres. Entonces, la legislación debe definir un criterio. Si adoptamos la decisión de que no es compatible conducir un vehículo luego de haber consumido algo de alcohol, cualquiera que sea la cantidad, es una lógica. Y hay países que lo establecen así. Pero si queremos entrar en la lógica de que es posible ingerir alcohol, me parece que ya nos encontramos en los rangos mínimos. Entonces, debemos tomar un camino u otro. En segundo lugar, señor Presidente, hay dos cosas que a mi entender también se confunden. Mediante la ley en proyecto, a ciertos delitos les estamos agregando pena de cárcel o una sanción que, si bien se cumplirá en un medio libre, implicará a lo menos una anotación penal. Por lo tanto, también hay que definir qué criterio adoptamos al respecto. Porque si el Parlamento decide que el conductor de un vehículo no puede consumir nada de alcohol, es factible que a quien es sorprendido tras una ingesta alcohólica se le quite la licencia pese a no haber ocasionado ningún daño. Y el juicio de reproche que la sociedad le hace a esa persona puede ser duro, pero no al punto de que, no habiendo incurrido en ningún ilícito en términos de afectar la vida de otro, su integridad física, en fin, se le castigue como si hubiese cometido un delito. Esto es como la anticipación de una conducta que presumiblemente podría llegar a ocurrir. Y, como es factible que se concrete porque se dan condiciones facilitadoras, se aplica la pena de cárcel. Entonces, también hay que definir qué se va a sancionar. Porque si el Parlamento decide que la ingesta alcohólica es incompatible con la conducción de un vehículo, a la persona sorprendida en tales circunstancias simplemente se le quitará su licencia, siempre y cuando no haya ocasionado un accidente o no haya incurrido en cuasidelito de lesiones, en cuasidelito de lesiones graves o en cuasidelito de homicidio. Pienso, señor Presidente , que se ha de efectuar una reflexión mucho más profunda sobre lo que queremos. Y estoy abierto a cualquier alternativa. Me encantaría -no he tenido oportunidad de revisar el proyecto pues no se encuentra en nuestra Comisión- hacer un índice comparativo de las experiencias de otros países, de cuáles han sido los resultados. He estado en naciones donde a nadie se le ocurre tomar un trago. Y a lo mejor eso ha arrojado buenos resultados. Quizá es necesario -como alguien mencionaba- enviar una señal. Pero, entonces, también adecuemos el sistema de sanciones. Porque si una persona se sube a un auto, le hacen la alcoholemia y marca 0,4, se considerará conducción bajo la influencia del alcohol, lo cual le significará una investigación ante un tribunal. No me cuadra, pues, la forma como se ha construido la legislación en proyecto. Señor Presidente , votaré a favor de la iniciativa -y lo haré entendiendo el derecho legítimo de quienes se abstienen pues comparto su aprensión- porque el proyecto será aprobado. Pero, sí, pido -y lo hago con todo respeto- en nombre de la Comisión de Constitución estudiarlo en esta instancia. Yo digo: "Pastelero, a tus pasteles". La iniciativa contiene materias de la competencia de la Comisión de Constitución. Entiendo la razón por la cual la sacaron de allí, pues lo hablé con uno de sus autores, el Senador Gómez, quien me manifestó que el proyecto estuvo siete meses parado en ese órgano técnico. El señor GÓMEZ .- Así fue. El señor ESPINA.- Si la iniciativa había estado siete meses detenida en la Comisión de Constitución, no tenía sentido que siguiera radicada allí. Entonces, si se envía el proyecto a la Comisión de Constitución, plantearé la celebración de una sesión especial para definirlo pronto. Además, existe un proyecto del Gobierno sobre la materia. Y, en tal sentido, le ratifico al Senador Gómez lo que le planteé personalmente. Soy de quienes creen que, en materia de proyectos de ley, la autoría de los parlamentarios en un régimen presidencial es extraordinariamente difícil de concretar. Por consiguiente, me parece que, si un grupo transversal de Senadores presentó una iniciativa, el Ejecutivo debiera formular una indicación, con todas sus sugerencias, dirigida a ella. Porque, además, el Gobierno siempre tiene la ventaja, pues es quien promulga la ley. En consecuencia, no veo ninguna incompatibilidad entre, de una parte, aprobar la idea de legislar y remitir el texto a Comisiones para el debate en particular, y de otra, el aporte por el Gobierno de ideas a esta iniciativa y no a la suya. Porque entiendo, Senador señor Gómez, que el proyecto que nos ocupa esta tarde es anterior al del Ejecutivo. El señor GÓMEZ .- Sí. El señor ESPINA.- Entonces, existe derecho de autoría sobre esta iniciativa. Y eso hay que respetarlo. Hace algún tiempo presentamos con el Senador Zaldívar y otros colegas una reforma constitucional relativa a los derechos de los consumidores. Y tuvimos una delicadeza, porque en la Cámara Baja el entonces Diputado Tuma y otros parlamentarios habían presentado una iniciativa similar diez años antes. Llamamos a sus autores, y en la nuestra indicamos que existía una moción que había sido archivada. Ello, para cuidar el derecho de autoría sobre los proyectos de ley. Porque, en un sistema presidencial, ¡por Dios que cuesta que los parlamentarios saquen adelante sus iniciativas! Por lo expuesto, voto a favor, con las consideraciones señaladas, pero manifestando que debemos decidir hacia qué lado vamos a ir: si al criterio actual, que es una gradación, pero permitiendo el manejo con algo de ingesta alcohólica, o derechamente a plantear que quien consume... El señor GÓMEZ .- No maneja. El señor ESPINA.-...no puede conducir un vehículo. Se trata de dos conceptos que hay que analizar a fondo. El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Prokurica. El señor PROKURICA.- Señor Presidente , lamento que la discusión del Senado, donde siempre se dan debates de altura, haya derivado hacia lo que ha sido un poco la política nacional en materia de sanciones: "Dejemos que tome un poquito, porque no le hace nada". ¡Esa es la filosofía del proyecto anterior, pues! La filosofía planteada por los autores de la iniciativa que nos ocupa esta tarde es muy clara y nada tiene que ver con discursos como el de mi amigo y Senador partidario de las reformas constitucionales y contrario a las represas en Aysén, quien manifiesta que "nos encontramos ante un proyecto elitista". ¡Por suerte no fue presentado por mí o por alguien de estas bancas...! Esta iniciativa la formularon los Senadores Gómez y Cantero. ¿Qué tiene de elitista? Lo que ella plantea, estimado amigo y Senador, es que si usted se sube en un auto para manejarlo no puede tomar trago. ¿Qué tiene eso de elitista? Más encima, ¡lo presenta un Senador radical! ¡Esto es casi un sacrificio crucial...! Aquí se plantea, de una vez por todas, un criterio que han adoptado muchos países del mundo. Por supuesto, es discutible. Pero lo que ocurre en la práctica, en el diario vivir -y lo describió muy bien el Senador Zaldívar-, es que uno asiste a una fiesta, a un matrimonio, a cualquier lugar, y en todas partes hay trago. Nadie le está diciendo al Senador señor Navarro que no puede beber. ¡Tome todo lo que quiera, Su Señoría, pero no maneje! ¡Si eso es lo que le están planteando! ¿Y que tiene que ver el punto con el elitismo; con que se va a sancionar a los pobres y no a los ricos? ¡Por favor! ¡Si es algo sin ninguna relación! ¡Dejemos el marxismo a un lado! ¡Si la única parte donde funciona es en Venezuela y en Cuba, y con suerte...! Lo que nos ocupa no se vincula con el aspecto mencionado: se relaciona con que todos los días -y mi Honorable colega lo ha expresado muy bien- están falleciendo cuatro, cinco o seis personas en accidentes de tránsito. ¡Esta es la segunda causa de muerte en los jóvenes! ¡Es una verdadera plaga! Entonces, no nos alarmemos, ¡por favor!, cuando dos Senadores y también el Gobierno, como lo plantea el Honorable señor Espina, reaccionan con un proyecto como el que se halla en debate. El que se ha expuesto es el único objeto -¡el único!- de la iniciativa. Y por eso se contempló una dosificación de hasta 0,1 gramos. Voy a leer lo que la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito señala en la materia. No se trata de un invento mío. CONASET explica que lo fundamental es entender que cualquier consumo de alcohol, por mínimo que sea, afecta peligrosamente la conducción, siendo la alteración cada vez mayor mientras más se ingiere. Al respecto, puntualiza -y cabe advertir que se parte de 0,15 gramos por litro de sangre, no por un gramo- lo siguiente: "0,15 g/litro de sangre "-Disminución de reflejos "-Dificultad para mantener la conducción en línea recta "-Falsa apreciación de la distancia "0,3 g/litro de sangre "-Perturbación de movimientos "Subestimación de la velocidad "Disminución de la agudeza mental de la capacidad de juicio". ¡Y no sigo, señor Presidente ! ¡La cuestión es evidente para cualquiera! Y los resultados se hallan a la vista. Entonces, ¡para qué seguir con lo de "Puedo ir a una fiesta y tomar un pisco sour"! ¡No! Lo que está planteando el proyecto es algo que muchos países del mundo han adoptado. Y es una decisión legítima no compartirlo. Lo que se dice es: "Si usted toma, no puede manejar. Y si maneja, no puede tomar.". ¡Así de simple! Dejemos de buscar por los lados, en consecuencia, que es la actitud que adoptamos habitualmente en Chile, y tomemos una decisión a fondo, por ser francamente alarmante la cantidad de los que están falleciendo a causa de accidentes provocados por personas bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad o en otras condiciones y que manejan un vehículo. Cada día hay más autos, más choferes, y, por supuesto, el Senador señor Navarro , quien es profesor, nos dice que no puede prescindirse de acompañar el factor educación. Eso es obvio. Y el proyecto del Gobierno contiene también una dosis en esa materia. He dicho. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez, para cerrar la votación. El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, solo quiero formular algunas observaciones a lo que he escuchado en la Sala. Primero, la iniciativa fue presentada y enviada a la Comisión de Constitución, en la cual estuvo siete meses sin siquiera verse. La situación a que hace referencia no es una cuestión menor. El señor NAVARRO .- ¿Quiénes integran ese órgano técnico? El señor GÓMEZ.- Me sorprende que el debate haya derivado en si se puede o no beber una copita de alcohol. En realidad, es una discusión extraña. Nosotros hemos planteado que lo mejor es tratar de que no tome la persona que conduce. Ese es el camino. El Ejecutivo presentó un proyecto igual hace un mes -o sea, seis o siete meses después que el nuestro-, en el cual se establece que el estado de ebriedad se registra con 0,8 gramos por mil de alcohol y más. Y el encontrarse bajo la influencia del alcohol se halla en el rango de 0,3 a 0,8 gramos. Conversé con el señor Ministro de Transportes, y el Gobierno dispone de las estadísticas respectivas. Tratamos lo relativo a los porcentajes y los datos de la CONASET. Claramente, existe una diferencia entre un nivel y otro. Mi Honorable colega Prokurica me entrega en este momento el texto que leyó: una copa equivale a 0,15 gramos de alcohol por litro de sangre. Eso ha sido estudiado. Imagino que el Senador señor Zaldívar no estaba presente en el momento en que intervine, porque, si no, no habría aseverado que lo que nos ocupa carece de sustento. Sí lo tiene en los cinco años de labor seria en el programa "Aún te espero", en la Región de Antofagasta, con un tremendo trabajo acerca de la prevención y el estudio de la materia. Si me hubiera escuchado, pienso que no habría formulado su afirmación, ya que el fundamento existe. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero lo que me preocupa es que no tomemos la decisión de resolver estos problemas. Porque aquí se hace referencia a la generalidad, y, en la generalidad, pasaron siete meses sin ver el asunto en la Comisión de Constitución. La señora Presidenta de ese órgano técnico me explicó que no fue por falta de voluntad, sino por una serie de otros proyectos que se consideraban más importantes. Y ella misma me expresó: "Envíelo a Transportes". Así lo hicimos. Estimo que en Transportes participan Senadores suficientemente inteligentes, preparados, que pueden discutir el asunto de una manera razonable, sin que tenga que pasar necesariamente -aquí se discute mucho acerca de estas situaciones- por la Comisión de Constitución. Y si se quiere que pase, bien. Si lo único que quiero dejar establecido es que, de una vez por todas, discutamos en el Senado una cuestión tan grave. Mi Honorable colega Navarro no se encuentra presente, pero voy a exponerle que sentar el criterio de que el tema es clasista ya pasa de la raya. Porque mi impresión es que los que tenemos choferes somos los que nos hallamos en la Sala y un poquito más de gente, pero no creo que sea el caso de los tres mil o cuatro mil que han pasado por aquí. Me parece que ello no tiene sentido. Por eso, señor Presidente , estimo que es preciso centrar el debate. Si este se va a dar solo en orden a si se toma una copita de vino más o una menos, nuestra opinión es que lo razonable se halla en contemplar un gran proceso educativo, desde el colegio, desde lo más básico -hemos presentado proyectos sobre el particular-, hacia delante, para que se tenga claro que el que va a conducir no debe tomar. Ese es el camino. Si no lo es, y resulta ser el que planteó el Gobierno, que es el de 0,3 gramos a 0,8 gramos, ello se analizará. Pero me parece increíble determinar la discusión del proyecto, la abstención o el voto en contra simplemente porque estamos complicados por la copita de vino, ya que ese no es el punto. Lo central radica en que la norma permite hoy día que muera gente -familias y niños, como dije al comienzo-, porque nosotros no resolvemos la situación de una u otra forma. Si se cree, entonces, que el proyecto tiene que pasar a la Comisión de Constitución, que vaya. Si el Gobierno va a presentar una indicación sustitutiva, que lo haga. Es algo que no me importa, desde el punto de vista de la autoría. Lo que me interesa finalmente es que podamos superar una situación tremendamente grave. Cuando aparece -lo dije antes- el menor Kevin Silva en la televisión, todo el mundo se consterna, llora, en tanto que aquí discutimos si podemos tomar una copita más o una menos. Esa no es la cuestión, la cual reside, en cambio, en buscar la solución del problema. Y por eso es importante apurarse en resolverlo y en establecer criterios para que, de una vez por todas, la norma hoy día permisiva sea lo suficientemente drástica y dura, por último, para que quede determinado que si se va a manejar, no se beba. Gracias. El señor LABBÉ ( Secretario General ).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto? El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Terminada la votación. --Se aprueba en general el proyecto (21 votos a favor y 10 abstenciones), fijándose el lunes 18 de julio como plazo para presentar indicaciones. Votaron por la afirmativa las señoras Allende y Alvear y los señores Bianchi, Chahuán, Escalona, Espina, Frei (don Eduardo), García, Girardi, Gómez, Horvath, Larraín (don Hernán), Larraín (don Carlos), Letelier, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Ruiz-Esquide y Walker (don Patricio). Se abstuvieron los señores Chadwick, Coloma, Kuschel, Longueira, Muñoz Aburto, Quintana, Sabag, Tuma, Uriarte y Zaldívar (don Andrés). El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar. El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- He pedido que el proyecto pase a la Comisión de Constitución con motivo del segundo informe, porque reforma códigos y es lo que corresponde. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Si le parece a la Sala, así se acordará. El señor LARRAÍN.- Lo habíamos solicitado. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Además de la intervención de la Comisión de Transportes. El señor NAVARRO.- Con mi abstención, señor Presidente . El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez. El señor GÓMEZ.- Señor Presidente , me resulta sorprendente que, por reformarse un Código, los Senadores miembros de una Comisión no tengan capacidad para resolver. Entre ellos se incluyen abogados y también hay una Secretaría. Si se va a alargar el procedimiento, por lo menos el que habla se opone. En caso contrario, no lo haré. El señor LETELIER ( Vicepresidente ).- El proyecto será conocido también por la Comisión de Constitución, entonces, con motivo del segundo informe. El Honorable señor Gómez se declara conforme, siempre que ello no retrase la tramitación de la iniciativa. --Así se acuerda. "
    • bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/7266-07
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1900
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1487
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1961
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/66
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2605
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/685
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2274
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3069
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1274
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/963
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/337
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2571
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4422
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1778
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/566
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1570
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2146
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/606
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3688
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/802
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/665
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2035
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2021
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/218
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3494
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2008
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3080
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2804
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1745
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/637
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/325
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/828
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2017
    • bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3487
    • bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/aumento-de-sanciones-penales
    • bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/ley-de-transito
    • bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/manejo-bajo-la-influencia-del-alcohol
    • rdf:type = bcnses:SeccionProyectoDeLey
    • rdf:type = bcnres:SeccionRecurso

Other representations

  • Notation 3
  • RDF/XML
  • CSV
  • JSON
  • HTML+RDFa
  • N Triples
W3C Semantic Web Technology This material is Open Knowledge Valid XHTML + RDFa Valid CSS! WESO Research Group