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El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente , intervengo en representación de las Senadoras y los Senadores de mi partido, el Demócrata Cristiano; del Partido Socialista; del Partido Por la Democracia; del Partido Radical Social Demócrata, y, también, en mi propio nombre, por la amistad que tenía con Ricardo.
En primer lugar, quiero saludar con todo afecto a quienes desde las tribunas nos acompañan en este acto para rendir un merecido homenaje en memoria de Ricardo Rivadeneira Monreal .
Me dirijo muy especialmente a su esposa, mi estimada y querida amiga Mercedes Hurtado , y a sus hijos e hijas: María Gabriela , Ricardo , Ignacio, Juan , Mercedes , Rosario, Pablo y Tomás , y a sus nietas y nietos que también nos acompañan.
Hoy, una vez más, el Senado hace un alto en sus actividades para rendir homenaje desde esta tribuna a chilenos y chilenas que se han destacado por su entrega al servicio público y al bien de nuestra patria.
Hoy lo hacemos, y con justicia, en la persona de uno de ellos.
Hoy realizamos un homenaje y un reconocimiento a Ricardo Rivadeneira Monreal .
Lo hago con convicción, porque tuve la suerte y la posibilidad de conocerlo en una relación familiar y de amistad, junto con Merce y toda su familia.
Ya se ha reseñado en esta solemne sesión su brillante trayectoria profesional y personal.
Desde joven se distinguió entre sus pares, sea en la universidad, sea en el foro de abogados.
Su formación jurídica lo llevó a destacarse tanto en la defensa penal como en todos los ámbitos del Derecho. Larga fue su carrera prestando servicio en el Consejo de Defensa del Estado, en defensa del interés de Chile, no importando cuál fuera el Gobierno de turno, sino solo mirando el logro de la justicia y el imperio del Derecho.
En ese sentido, quiero destacar la defensa de los intereses del país que realizó durante el Gobierno del Presidente Allende con motivo de la nacionalización del cobre, cuando las compañías extranjeras afectadas interpusieron acciones judiciales en contra de nuestro país. Él no dudo en hacerlo, porque tenía el convencimiento de que el interés de Chile estaba en juego. Y tuvo éxito.
Pero no solo destacó en el foro como gran profesional. También entregó su esfuerzo en el interés gremial. Ello lo hizo desde el Colegio de Abogados, donde aportó su sabiduría y conocimiento al buen desempeño de quienes tienen por deber hacer imperar el Derecho.
Su vocación por el servicio público lo hizo participar en la actividad política desde su vida universitaria. Se integró en aquel tiempo, junto a otros jóvenes, al grupo conocido como "Los Estanqueros", que luego se traduciría en su incorporación al Gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, allá por los años 50, siendo jefe de gabinete del Ministro de Hacienda don Jorge Prat Echaurren .
Su militancia y pensamiento no correspondían a los nuestros. Teníamos diferencias. Pero algo nos unía: el ser respetuosos con nuestras discrepancias.
Durante el Gobierno militar mantuvimos posturas y visiones distintas y contrarias. Pero un cierto lazo nos mantuvo en correspondencia: Ricardo Rivadeneira , como hombre de Derecho, jamás transigió ante el atropello de los derechos humanos.
Muchas veces intercambiamos juicios sobre la tragedia que agobiaba a miles de chilenos y chilenas. Y sé que se sentía impotente ante esa realidad.
Su participación en la Comisión designada por el Gobierno del Presidente Pinochet, para determinar el proceso de retorno de los chilenos exiliados, significó para Ricardo una nueva frustración por la forma en que se condicionó el regreso de los condenados a tal castigo. Fui testigo de ello.
Su convicción era que el derecho a vivir en la Patria no podía ser vulnerado y que impedirlo era contrario a la justicia y una brutal violación a los derechos humanos de nuestros compatriotas.
Como él reconoció en una entrevista periodística, estuvo de acuerdo con la intervención militar -como la llamaba-, pero esperaba que fuere por un tiempo más breve, lo que no ocurrió.
Hoy reconocemos en él su influencia en la Derecha chilena para permitir que se lograra la suscripción del Acuerdo Nacional, paso importante para abrir camino al proceso de poner término al Gobierno dictatorial del General Pinochet. Asimismo, se manifestó a favor de la realización del plebiscito del 5 de octubre del año 1988, pidiendo que se garantizaran los requisitos básicos para una expresión legítima de la ciudadanía.
En ese mismo compromiso, nos tocó participar con él en el acuerdo de las primeras 56 reformas constitucionales aprobadas el año 1989, las cuales permitieron dar los primeros pasos a la transición democrática en Chile.
Sus méritos y cualidades políticas lo llevaron a ser fundador y primer Presidente del Partido Renovación Nacional, donde dejó, indiscutiblemente, su impronta y pensamiento que hoy sus compañeros de ruta le reconocen con justicia.
Todo lo que hemos dicho es importante, y también lo sería para él. Ahí están sus méritos. Allí está su legado. Es lo que sembró como un gran servidor en bien de los demás.
Es relevante todo lo que hemos destacado de su trayectoria. Pero para muchos de los que lo conocimos lo más trascendente eran sus propias cualidades personales.
Fue un hombre exitoso, que no se envaneció con el éxito. Fue un hombre que vivió con modestia todas las expresiones de su vida, no para satisfacerse en el tener, sino en el ser.
No buscaba la publicidad de sus actos. Prefería el anonimato y la reserva. Era un buen conversador. Fue capaz de transmitir sus ideas sin prepotencia, pero con convicción. Era tolerante con quien discrepaba y capaz de jugarse por que se respetara el derecho de los demás. Proyectaba en su rostro esa sonrisa, esa quietud propia de los hombres que viven en paz con sus convicciones.
Todo lo que hemos dicho de nuestro homenajeado, él lo acogería con humildad, pero no sería lo más importante de su vida.
Lo más trascendental para él fue su familia y su vida junto a sus padres y hermanos, que añoraban su juventud en las tierras paternas de San Fernando. Pero la que formó con su compañera y esposa, Merce , como cariñosamente la llamaba, y a sus hijas e hijos fue la más relevante. Los éxitos de ellas y ellos eran sus propios éxitos. La llegada de sus nietas y nietos acrecentaron su amor familiar.
Todo ello le permitió soportar una larga y cruel enfermedad rodeado del cariño de los suyos, el que lo acompañó hasta el final de su existencia. Supimos que el día de su despedida, Dios le reconoció ese cariño permitiendo que cada uno de ellos lo acompañaran no con tristeza, sino con alegría.
Desde estas bancas, en nombre de la Democracia Cristiana, de los Partidos Socialista, Por la Democracia y Radical Social Demócrata, quiero terminar mis palabras expresando nuestros sentimientos de solidaridad y aprecio a los familiares de nuestro homenajeado, a su esposa, a sus hijos e hijas, como también a sus nietos, y muy especialmente además a su Partido Renovación Nacional.
Ha emigrado a una nueva vida un hombre justo, un ciudadano ejemplar.
No me cabe la menor duda de que, según nuestra convicción trascendente de la vida, mi querido amigo Ricardo Rivadeneira Monreal , indiscutiblemente, ha sido acogido por el Dios que siempre inspiró su vida.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
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