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- rdf:value = " AMPLIACIÓN DE PLAZO PARA AFILIACIÓN O RENUNCIA A PARTIDO POLÍTICO A CAUSA DE DECLARACIÓN DE CANDIDATURAS. Segundo trámite constitucional.
El señor MOREIRA ( Vicepresidente ).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, iniciado en moción, sobre el plazo de renuncia a un partido político para presentar candidaturas independientes.
Diputado informante de la Comisión de Gobierno Interior y Regionalización es el señor Ramón Farías.
Antecedentes:
-Proyecto del Senado, boletín N° 6974-06, sesión 68ª, en 1 de septiembre de 2010. Documentos de la Cuenta N° 7.
-Informe de la Comisión de Gobierno Interior y Regionalización, sesión 90ª, en 26 de octubre de 2010. Documentos de la Cuenta N° 10.
El señor MOREIRA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado informante.
El señor FARÍAS (de pie).- Señor Presidente , en nombre de la Comisión de Gobierno Interior y Regionalización paso a informar sobre el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, iniciado en moción de los senadores señores Camilo Escalona, José Antonio Gómez, Ricardo Lagos Weber , Pablo Longueira y Andrés Zaldívar , relativo al plazo de renuncia a un partido político para presentar candidaturas independientes.
En forma previa al análisis del proyecto se debe dejar constancia, en lo sustancial, de lo siguiente:
a) Que la idea matriz de la iniciativa legal en informe es ampliar el plazo de afiliación a un partido político de dos a nueve meses para declarar una candidatura o para desafiliarse de éste en el caso de que el postulante quiera declarar su candidatura en calidad de independiente.
b) Que el artículo único del proyecto aprobado por el Senado es de quórum orgánico constitucional, conforme a lo dispuesto por el artículo 18 de la Carta Fundamental.
c) Que fue aprobado por la mayoría de los diputados presentes, en única votación, tanto en general como en particular. Votaron a favor los señores Estay, don Enrique ( Presidente ); Ascencio, don Gabriel ; Becker, don Germán ; Campos, don Cristián ; Farías, don Ramón; Ojeda, don Sergio , y Schilling, don Marcelo . Votó en contra el señor
Lemus, don Luis , y se abstuvo el señor Morales, don Celso .
Los senadores autores de la moción hacen presente que la ley orgánica constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios señala que los candidatos independientes no podrán haber estado afiliados a un partido político durante los dos meses anteriores al plazo para presentar las declaraciones de las candidaturas (artículo 4°, inciso final).
Por otra parte, el plazo vigente, de dos meses para renunciar a un partido político, similar al indicado precedentemente (artículo 4°, inciso cuarto), es insuficiente para posibilitar potenciales acuerdos entre partidos políticos, afectando la finalidad de éstos.
Así el proyecto busca reforzar el rol de los partidos y beneficiar a los candidatos independientes, toda vez que estos últimos contarán con mayor tiempo para reunir las firmas que patrocinen sus candidaturas, lo que se relaciona con lo preceptuado en el artículo 57 de la Constitución Política, relativo a las inhabilidades para ser candidato a parlamentario.
La Comisión compartió, en términos generales, los fundamentos que llevaron al Senado a pronunciarse favorablemente respecto de dicha modificación a la ley N° 18.700, procediendo a votarla, tanto en general como en particular, aprobando por la votación ya referida y en iguales términos el texto propuesto por la cámara de origen.
Es cuanto puedo informar.
He dicho
El señor MOREIRA ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Marcelo Schilling.
El señor SCHILLING.- Señor Presidente , el proyecto de ley, originado en una moción suscrita por los senadores José Antonio Gómez, Ricardo Lagos , Pablo Longueira , Andrés Zaldívar y Camilo Escalona , se refiere al plazo de renuncia a un partido político para presentar candidaturas independientes.
Todos quienes formamos parte del Congreso Nacional sabemos que los partidos políticos tienen una importancia mayor para el desarrollo de la democracia representativa. A través de éstos se generan las corrientes de opinión y la organización de las ideas de la sociedad, y también a través de ellos terminan por expresarse en el aparato del Estado, mediante un sistema de toma de decisiones en el cual el Congreso Nacional es pieza consustancial.
Pero por diversos factores, entre ellos el carácter de nuestros tiempos, que ha extendido la educación y el acceso a la información y a la cultura, las instituciones de carácter democrático-representativo, es decir, que actúan por delegación de la representación, están siendo crecientemente cuestionadas por la ciudadanía, que estima que ella podría por sí misma tomar las mismas decisiones que adoptan sus representantes.
En el fondo, eso responde al fenómeno de la denominada crisis de la política, de los partidos y de los parlamentos, a la que abona, sin duda, una crítica interesada de quienes no creen en la participación de los ciudadanos en la gestión de los asuntos públicos y buscan debilitar, con una crítica destructiva e interesada, que se ve reflejada en múltiples ocasiones y en diferentes medios de comunicación en nuestro país, los mecanismos de representación más allá de lo que hace el devenir de los tiempos, como expliqué anteriormente.
El proyecto, junto con otras iniciativas pendientes en el Congreso Nacional, busca fortalecer la institución de los partidos políticos como organismos constitutivos de las corrientes de opinión nacional y como organismos que, a través de la expresión de la ciudadanía en relación con ellos, conducen los procesos de toma de decisión y de organización de nuestras instituciones, tanto de las leyes como del aparato estatal.
En el caso de personas que hayan estado afiliadas a algún partido político, se busca ampliar el plazo de desafiliación para ser considerado candidato independiente. Esto porque a veces -dado el estrecho margen de representación que significa el sistema binominal, que hace que cada partido, a lo más, pueda postular a uno de sus miembros al Congreso Nacional, debido al sistema de alianzas y, a veces, menos, como ocurre en el caso de la Concertación- militantes buscan expresiones en otros lados, pero erosionan la institucionalidad de sus respectivos partidos, al independizarse de ellos muy cerca de las elecciones, y desconciertan sin duda, al electorado a la hora de manifestarse, porque el parentesco político que tenían de pertenencia a una familia determinada, no es lo suficientemente lejano para que la ciudadanía establezca que dejaron de ser amarillos, verdes o rojos.
En consecuencia, como se trata de fortalecer una institución tan importante para la democracia, como son los partidos políticos, los socialistas vamos a votar a favor el proyecto de ley.
He dicho.
El señor MOREIRA ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Miodrag Marinovic.
El señor MARINOVIC.- Señor Presidente , el proyecto, iniciado en moción de algunos señores senadores, constituye una vergüenza para la clase política del país.
Hechos como éste descalifican a la clase política y hacen que el pueblo de Chile critique y, muchas veces, mire con ojos negativos el ejercicio político que hacemos en este Hemiciclo, y también el que hacen los partidos políticos.
Este proyecto de ley es un traje a la medida para las cúpulas partidarias que pretenden defender sus privilegios a costa de centralizar. Esto no prestigia a la política. ¿Quién más que yo es respetuoso de este sistema establecido en este Hemiciclo? Derroté al sistema binominal y tuve que competir contra los partidos políticos, los bloques partidarios, en una condición de absoluta desigualdad que me estaba otorgando la ley; pero no por eso voy a rasgar vestiduras, ni a buscar concentrar el poder.
Este proyecto busca quitar poder a los ciudadanos para transferirlo a unos pocos que, desde sus cúpulas, pretenden manejarlo, distribuir los cargos y controlar todos los ítems de poder que tiene nuestro país.
Voy a votar en contra de este proyecto porque tengo la convicción moral de que la soberanía debe radicar en el pueblo de Chile, en cada uno de sus ciudadanos expresados en sus candidatos, ya sean de partidos políticos, tremendamente respetables, o personas independientes.
Este proyecto presentado por un grupo de senadores no esconde sus verdaderos objetivos. En él se dice que su objetivo es reforzar el rol de los partidos políticos. Me pregunto, ¿por qué no hacemos proyectos para democratizar el funcionamiento de los partidos políticos y así hacerlos más legítimos ante los ojos de los chilenos, para permitir que la gente tenga una visión distinta? También dice, con un descaro impresionante, que es para beneficiar a los candidatos independientes, toda vez que estos últimos contarán con un mayor tiempo para reunir las firmas que patrocinen sus candidaturas. ¡Es una vergüenza lo que dice acá! Quieren pasarnos gatos por liebres, y somos muchos los que pensamos que esto no contribuye.
Las democracias se hacen cuando hay participación, cuando las personas pueden elegir sus candidaturas, cuando se descentraliza el país, cuando la gente tiene derecho a participar y a opinar, no cuando se le aplica mano dura a alguien que piensa distinto frente a una situación partidaria y se le amenaza de que no se le permitirá ir en otra condición. Por lo tanto, en este caso se restringen los derechos fundamentales de un grupo importante de personas.
También quiero referirme en esta materia a algunos argumentos técnicos.
Primero, el proyecto atenta contra la Constitución Política, en cuanto a que no asegura la igualdad de oportunidades consagradas en su artículo 1° para que las personas individuales y organizaciones participen en la vida nacional. Claramente, se amplía ilegítimamente un plazo a alguien que tiene el legítimo derecho de hacerlo.
El artículo 18 de la Constitución establece que el sistema electoral garantizará siempre la plena igualdad entre los independientes y los miembros de partidos políticos, tanto en la presentación de candidaturas como en su participación en los procesos electorales, lo que en el proyecto está absolutamente vulnerado, ya que busca reforzar el rol de los partidos políticos en la línea constituyente que se les ha querido asignar. Sin embargo, este reforzamiento de los partidos políticos va en contra de las expresiones de igualdad que debe imperar entre los candidatos independientes y los que están afiliados a algún partido político.
Son muchos los argumentos legales que juristas nos han expresado para impugnar este proyecto, este traje a la medida que algunos han hecho. No queremos y le hacemos un beneficio a los partidos al pedir que este tipo de cosas no las hagan públicas, no las busquen, ya que de ser así lo único que lograrán será desprestigiar un sistema que está débil.
Esto nos está llevando a una partitocracia. ¿Qué quiere decir eso? Que cada partido tiene que atacar sistemáticamente al otro. La partitocracia es la forma de Estado en que las oligarquías partidistas asumen la soberanía efectiva. No quiero que una oligarquía partidista asuma la soberanía que, por esencia, debe tener el pueblo en un sistema democrático.
Considero lamentable que desde el Senado de la República haya surgido un proyecto de ley como éste. Su paso por la Cámara en segundo trámite constitucional nos permitirá a los diputados enmendar el camino que se ha querido trazar en la Cámara Alta, buscando los contrapesos necesarios y más democracia en todo ello.
A mi juicio, el proyecto, además, nos hace un flaco favor a los parlamentarios, ya que limita nuestra capacidad de disentir de las directivas y de participar en resoluciones que afecten a los parlamentarios y, en general, a todas las personas.
Por eso, me reservo el derecho de interponer un requerimiento ante el Tribunal Constitucional respecto de la constitucionalidad de este proyecto de ley, presentado en el Senado y aprobado por una escuálida mayoría. Ojalá los colegas diputados puedan chequear cuál tramitación tuvo este proyecto en el Senado. Asimismo, debo decir a todos los chilenos que la tramitación de este proyecto partió en julio y en noviembre ya lo estamos votando. Ojalá que el sistema político de nuestro país tuviera la misma celeridad para tratar otros problemas tan importantes que aquejan a toda nuestra gente.
Por una convicción ética y moral; porque quiero que las personas tengan más participación y más derecho a disentir y al diálogo, para que no ocurra lo que sucedió en las últimas elecciones, oportunidad en que, a mi juicio, no se escuchó la voz del pueblo, voy a votar en contra de este proyecto de ley, que limita las facultades de las personas.
He dicho.
El señor MOREIRA (Vicepresidente).- Tiene la palabra le diputado señor Pepe Auth.
El señor AUTH.- Señor Presidente , en primer lugar, comparto con el diputado independiente que me antecedió en el uso de la palabra, su voluntad de impulsar marcos jurídicos que permitan y fuercen la democratización, la descentralización y la exigencia de la sociedad y el Estado para que los partidos políticos cumplan efectivamente el rol que les asigna el edificio institucional de la democracia chilena. Las democracias tienen sus pilares en estas instituciones colectivas que se llaman partidos políticos y sólo en la medida en que estos se ajusten a la condición democrática y participativa y tengan capacidad de expresar las demandas colectivas y traducirlas en programas y alternativas, la democracia chilena se profundizará.
Sin embargo, disiento respecto de su apreciación en cuanto a que prestigiaría a la política el hecho de que alguien que ha hecho su vida o su precampaña detrás de una identificación política determinada, dos meses antes de inscribirse decida cambiar esa condición y presentarse ante la ciudadanía de otra manera; o no hacerlo, sino presentarse formalmente de otra manera, pero continuando con la identidad que había ido construyendo en su trabajo político previo.
Es evidente que no prestigia a la política y a la democracia chilena el que haya personas que cambien una y otra vez de camiseta o de institución, dependiendo de si ésta le otorga o no condiciones y posibilidades para hacer una u otra cosa. No es una democracia mejor la que permite que personas que fueron elegidas en determinadas circunstancias, con un determinado mensaje, al día siguiente aparezcan con otro y, al subsiguiente, con uno diferente.
Valoro que el diputado Marinovic sea independiente, que tal condición no haya sido cuestionada y que se presentara ante sus electores en esa calidad. Por lo mismo, es meritorio que haya sido elegido como independiente. Pero no tiene mérito alguno, colegas, que una persona que construyó su perspectiva programática y su identidad, que se ganó el cariño ciudadano defendiendo determinada visión cultural, ideológica y política, gracias a ciertos recursos administrativos y por motivos prácticos, unos días antes de la inscripción y pocos meses antes de la elección, decida cambiarse y enfrentar a los electores, muchas veces, sin decir que su condición e identidad política han cambiado.
El diputado Marinovic planteaba que podría ser inconstitucional establecer un período de nueve meses antes de la inscripción; pero resulta que ya existe un período de dos meses previos a la inscripción, y lo único que distingue a dos meses de nueve meses es un número. Desde el punto de vista conceptual, no hay modificación alguna, porque lo único que se hace es ampliar el plazo existente. ¿Y por qué es bueno que se amplíe? A mi juicio, por una cuestión de transparencia y claridad, porque no puede ser que algunos candidatos hagan su campaña desde una perspectiva ideológica, política y cultural, durante dos, tres o cuatro años y, a veces, durante casi toda una vida, y dos meses antes del proceso electoral cambien su condición y se presenten ante los electores, muchas veces sólo, en lo formal, de una manera distinta. Así, los candidatos no tienen tiempo suficiente para clarificar con total transparencia su nueva condición política a sus electores.
En aras de la transparencia, de la verdad y de la claridad que debe garantizar cualquier líder de nuestro país que aspire a captar la adhesión ciudadana, éste debiera decir con toda claridad y, ojalá, con la máxima antelación posible: “Yo soy independiente, yo soy UDI, yo soy socialista o yo soy PPD; yo tengo esta perspectiva política y, desde ella, voy a trabajar por representar a los electores”. Permitir el cambio de camiseta a pocos días de la inscripción y del proceso electoral, impedirá que la ciudadanía tenga absoluta claridad sobre el liderazgo de determinado candidato, y como éste tampoco tendrá tiempo suficiente para explicar a los electores cuál es su nueva perspectiva.
Por eso, saludo este proyecto de ley, porque contribuirá a dar más claridad y transparencia a la relación de la ciudadanía con los políticos, sean estos independientes o militantes de los diversos partidos políticos.
He dicho.
El señor BECKER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Jorge Ulloa.
El señor ULLOA.- Señor Presidente, en primer lugar, uno puede estar de acuerdo o no con determinado proyecto, pero considero que es una profunda equivocación calificar de descarados a quienes lo proponen.
También me parece que es un profundo error hablar de clase política, como si Chile fuera un país de clases. Somos -y es cierto- un grupo de personas de la sociedad que estamos en la cosa pública; pero yo, al igual -supongo- que muchos de ustedes, no nos sentimos parte de clase alguna. De manera que rechazo absolutamente los conceptos vertidos en estos dos aspectos.
En segundo lugar, sin duda, someterse a las reglas de la democracia no constituye de manera alguna una ofensa. Por cierto, es necesario respetar a los independientes. Pero una cuestión muy distinta es pertenecer a un partido político, incluso, hacer una campaña en su nombre, y dos meses antes de la elección, renunciar a él para presentarse, engañosamente, como candidato independiente. Esto sí que es antidemocrático y faltar a la verdad; es lo que, desde mi perspectiva, estamos obligados a cautelar.
Por esta razón, creo que el proyecto en discusión -en esto, coincido con el diputado señor Auth - es completamente pertinente; incluso más, es absolutamente necesario, porque una cosa es querer aprovechar la ventaja, pequeña o no, de pertenecer a un partido, y otra muy distinta que si al interior de mi colectividad política, por los mecanismos establecidos en ella -además, deben estar en completa concordancia con la ley- se decide no llevarme como candidato, me enojo y, como diría vulgarmente alguien, me llevo la pelota para la casa. Esto no es razonable ni democrático; es, precisamente, pretender engañar a la gente.
Por esta razón, se torna absolutamente imprescindible aprobar este proyecto, porque mantiene efectivamente la disposición legal existente, pero ampliando el plazo que establece. Y lo digo porque esto también nos afecta a nosotros, y es bueno que sea así. Todos y cada uno de los que estamos aquí, con excepción del diputado Marinovic y, posiblemente, alguno más, fuimos elegidos a través de partidos políticos. Por mi parte, soy un militante orgulloso de mi partido político, y aun cuando no formo parte de su directiva, no creo que sus militantes formen una casta ni que sean privilegiados.
De manera que -repito- hay que aprobar este proyecto, porque lo único que hace es potenciar los cauces -incluso, podríamos decir que naturales- de expresión ciudadana, es decir, los partidos políticos; rechazarlos es pretender, de alguna manera, eliminar la democracia.
Está bien que el proyecto no atente contra la independencia de las personas que quieran presentarse. Precisamente, una disposición señala que los candidatos independientes tienen pleno derecho de presentarse a las elecciones y, de hecho, lo hacen. Pero una cosa completamente distinta es aprovecharse de un partido determinado y, dos meses antes de las elecciones, renunciar a él y presentarse como candidato por otra coalición o como independiente. Esto, que me parece inaceptable, es lo que se busca regular.
Reitero que, incluso, es algo que nos afecta a quienes estamos aquí, porque hoy tenemos la condición de ser personajes conocidos y, en esa misma condición, si no resulto nominado candidato a diputado o a senador, me voy del partido dos meses antes de las elecciones. Ésa sí que sería una frescura.
Por eso, siento y entiendo que este proyecto es, de manera objetiva, completamente necesario, pero, respeta, por cierto, a quienes piensan lo contrario.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado señor Sergio Ojeda.
El señor OJEDA.- Señor Presidente , no existe mayor riqueza en los proyectos que cuando se meten en el corazón de la República y cuando están muy relacionados con las instituciones del estado de derecho.
Sin duda, la iniciativa en estudio ayuda en ese sentido y responde a la necesidad de legislar para el ordenamiento y la eficacia de nuestras instituciones.
Se ha dicho que es inconstitucional o improcedente, en circunstancias de que, a mi juicio, lo verdaderamente improcedente es que no hayamos modificado el sistema binominal, regulado el sistema de elecciones primarias ni otorgado derecho a voto a los chilenos en el extranjero.
Me parece muy bien intencionado. Tanto es así, que es patrocinado de manera transversal, por senadores de distintos colores políticos lo que le otorga mayor legitimidad. Busca robustecer a los partidos políticos con la ampliación del plazo, de dos a nueve meses, para que el eventual candidato pueda desafiliarse a un partido. Asimismo, beneficia a los independientes, porque tendrán nueve meses para realizar negociaciones o establecer vínculos.
Tiende a lo positivo y nos habla de lo nuestro, de lo que hacemos los parlamentarios. La política es una actividad digna, humana, dirigida al bienestar común, que se basa en la razón y en la moral. Los partidos políticos son instituciones propias de un estado de derecho, y es necesario regularlos, afianzarlos y fortalecerlos. Hay que evitar los vicios que muchas veces vemos en los escenarios que se forman antes de una elección.
¿Qué se pretende con este proyecto? Evitar el malabarismo político, que los militantes se vayan de un partido cuando no son elegidos en una elección interna o enfrentan un problema personal, porque eso provoca una reacción en cadena: alteración, desorden y mala imagen hacia la opinión pública, porque lo negativo se explota mucho. Luego, los partidos políticos se desprestigian, todo lo cual redunda en daño para ellos.
La Comisión de Gobierno Interior y Regionalización se encuentra estudiando un proyecto de ley sobre primarias, respecto del cual falta sólo un artículo por modificar. Establece que el perdedor de una elección primaria no podrá postular por fuera. Es otra solución; no sé si será considerada inconstitucional.
Si habla de inconstitucionalidad, tendríamos que haber dicho que los “dos meses” que figuran en los incisos cuarto y final del artículo 4° de la ley orgánica constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios también son inconstitucionales. Creo que no es así.
Entonces, la iniciativa trata de impedir la repetición de tristes actitudes o de escenarios tan conflictivos que se producen antes de cada elección.
Por fortuna, estamos a casi tres años de una elección, de modo que podemos debatir con tranquilidad sobre la materia. Recuerdo que el tema se discutió muy encima de la elección anterior, por eso no hubo mayor acuerdo.
En resumen, con esta iniciativa no hay limitación a la voluntad soberana, a la voluntad de los independientes o a la de los partidos. Por el contrario, se establecen las reglas del juego y se da mayor ordenamiento para la renuncia, afiliación o desafiliación de un partido.
La experiencia republicana nos impulsa a actuar de esta manera, porque quienes estamos en esta Sala hemos sido testigo más de una vez de todos estos cambios de partido o de camiseta.
Como lo expresó muy bien el colega Auth , un diputado que nació en un partido político y es consustancial a él, y de repente cambia de conglomerado, confunde a la opinión pública y a la ciudadanía, y provoca frustración, falta de credibilidad y desilusión en los electores. Por eso, es necesario introducir esta modificación, a fin de evitar cambios de partido a última hora.
El proyecto es positivo y tiende a la modernidad. Hemos ido reformando la Constitución y adecuando nuestra institucionalidad a las nuevas exigencias, pero todavía nos quedan cosas pendientes, como ésta.
Por eso, debemos introducir a la brevedad esta modificación, a fin de que en futuras elecciones no estemos nuevamente con lo mismo, es decir, que si una persona no es elegida como candidata para determinada elección, se irá del partido y competirá por fuera. Todo eso provoca daño al interior de los partidos y cosas muy desagradables.
Por eso, voy a votar a favor, pensando en los partidos, en su dignificación y para dar lo que corresponde a los independientes, de manera de evitar todo este triste cuadro que se produce con los cambios de camiseta y las expresiones de malabarismo político y, por qué no decirlo, de verdaderos chantajes. Lo digo porque lo hemos presenciado. Algunos dicen: ¡Me dan el cargo o me voy!
Se trata de impedir actitudes como esas y de eliminar vicios de la democracia. Debemos ir normalizando el estado de derecho y la institucionalidad, como corresponde.
Este proyecto representa una herramienta para perfeccionar nuestra democracia y defender nuestra dignidad y nuestro rol, a fin de que no hagan presa de nosotros cuando se dé este tipo de conflictos.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado señor Luis Lemus.
El señor LEMUS.- Señor Presidente , en lo personal, este proyecto me parece un poco contradictorio. En la Comisión lo voté negativamente y ahora quiero entregar mis argumentos.
Los partidos políticos cumplen un rol importantísimo en la sociedad, porque son el vínculo entre ella y el Estado. Pero creo firmemente que debemos realizar un gran esfuerzo por fortalecerlos. Para ello, debemos avanzar en importantes reformas en materia de representación de la ciudadanía.
Hemos tenido una crisis, pero hemos evitado discutir al respecto. Este proyecto atenta en contra de esa discusión. Por eso, me opuse a su aprobación.
Me tocó vivir esa situación y alejarme de mi partido, con argumentos inmensamente poderosos. Sé que muchos militantes de partidos lo han hecho con ocasión de sucesivos procesos eleccionarios que ha habido en el país.
Deseo aclarar algo que no tiene que ver con las convicciones de las personas y de los militantes de los partidos, tampoco con las ideas que uno abraza. En mi opinión, las personas que entran a militar a un partido lo hacen porque las representa y encierra las ideas que han fundamentado su militancia. Pero la crisis de representación nos ha llevado a tener estos problemas que los partidos políticos no han podido asumir. Por lo tanto, no hemos avanzado en el fortalecimiento de la institucionalidad.
Tenemos un sistema binominal. Al respecto, hemos discutido de manera reiterada, pero permanece pese a que no es el mejor sistema de representación de la sociedad.
Tenemos un sistema electoral que ha regido la vida de nuestro país y que ha complicado la vida personal y la de los partidos políticos.
Me habría gustado que esta modificación figurara dentro de una reforma mucho más amplia.
Hoy se discute la inscripción automática, el voto voluntario y el voto de los chilenos que viven en el exterior. ¡Cómo me gustaría que se discutiera el tope de la reelección de todas las candidaturas: a concejales, a alcaldes, a diputados, a senadores! Es un tema pendiente en Chile.
Entonces, esto no tiene que ver solamente con la “traición”, es decir, con el hecho de pertenecer a un partido político y al día siguiente dejar de pertenecer a él, porque eso tiene que ver con las convicciones y con las ideas.
En el caso personal, sé dónde estoy situado. Sigo como independiente, pero ligado a una bancada. Creo firmemente que los partidos, en especial el Socialista, al cual pertenecí durante muchos años, tendrán que realizar eventos congresales que permitan dar más claridad sobre estos temas y en relación con lo que representan en la sociedad.
Hay temas mucho más profundos que esta modificación que pretende, sin duda, insistir en un concepto, a mi juicio, errado. Esto se vincula con una idea mucho más profunda, que el Congreso Nacional ha discutido en forma aislada, pero no ha avanzado en la respectiva reforma.
Respecto de la constitucionalidad del proyecto, me voy a quedar con la decisión que se tome por votación en la Sala. Sin embargo, me parece que no es inconstitucional.
Finalmente, reitero que voy a votar en contra.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado señor René Alinco.
El señor ALINCO.- Señor Presidente , nadie puede negar el rol histórico desempeñado por los partidos políticos de Derecha, de Centro o de Izquierda en Chile.
Cuando se presenta un proyecto de este tipo, para mí es como una especie de ley mordaza. Asimismo, sin ser erudito en la materia, creo que es inconstitucional.
Nuestra Constitución garantiza el derecho de asociarse sin permiso previo, en forma voluntaria.
Este proyecto pretende encauzarnos y negar a la mayoría de los chilenos, que son independientes, el legítimo derecho de participar en política y representar a su pueblo. Este proyecto tiene nombre y apellido y protege los intereses, las cuotas de poder y las granjerías de un grupo muy selecto de personas que participan en política.
Este proyecto tiene un nombre: miedo. Representa el miedo de los seudo líderes y jerarcas de competir. ¿Por qué tienen miedo a la competencia?
Entiendo que los partidos políticos fueron creados para servir a la gente; para ser la herramienta política en la lucha social y reivindicativa; no fueron creados para que un grupo se sirva de esa herramienta política, es decir, para que los partidos se beneficien.
El proyecto, además, demuestra que en Chile no estamos viviendo un sistema democrático.
También, se ha planteado una especie de utilización de los partidos políticos cuando alguna persona renuncia y va como candidato independiente. No es así. Podría decir lo mismo: mucha gente no estuvo en Chile en tiempos de la dictadura cuando peleábamos por la democracia. Cuando se recuperó la democracia, llegaron a una mesa llena.
Chile necesita democratizarse. Por lo tanto, hago un llamado a los que creemos en la democracia. Nací en el Partido Comunista; hoy, pertenezco al Partido por la Democracia, pero mis convicciones de justicia social no han cambiado para nada.
Pertenecer o no a un partido político es algo voluntario. Este proyecto está obligando a los jóvenes, a las mujeres, a las nuevas generaciones, que quieren participar en política, a hacerlo, a través de un partido determinado.
Por lo tanto, pido, en pos de la democracia, que este proyecto se rechace. También hago reserva de constitucionalidad, porque el proyecto es antidemocrático y atropella la Constitución Política de la República.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado señor Marcelo Díaz.
El señor DÍAZ.- Señor Presidente , comparto las afirmaciones de que no hay posibilidades de una verdadera democracia sin un régimen de partidos políticos fuertes.
En efecto, hay dos elementos fundamentales que permiten distinguir cuando estamos frente a un régimen que se quiere vestir de democrático de otro que es verdaderamente democrático: primero, la existencia de un Parlamento, donde hay pluralidad de sectores que llegan a él por medio de elecciones libres, democráticas, abiertas y plurales; segundo, la existencia de muchos partidos políticos, por lo menos más de uno, que expresen la diversidad de posiciones que siempre hay en toda sociedad.
Se espera, entonces, que los partidos sean los instrumentos que canalicen las visiones de la sociedad respecto de los asuntos públicos y concursen personas en forma democrática con respaldo de los ciudadanos para dirigir los asuntos del Estado.
Desde esa perspectiva, sin duda, una de las grandes tareas que tiene nuestro sistema político es reforzar y fortalecer el régimen de partidos políticos y a los partidos políticos. La política, hoy por hoy, es una de las funciones menos relevantes o menos populares a los ojos de los ciudadanos. Probablemente, también sea una de las funciones más incomprendidas. Sin duda, sabemos muy bien que la función legislativa que desempeñamos acá no goza del afecto de la opinión pública, no obstante su relevancia. Hay una enorme incomprensión. Muchas veces, son los medios de comunicación quienes no ayudan en nada a hacer claridad a ojos de los ciudadanos respecto de la verdadera naturaleza de la función pública.
Desde esa perspectiva, la figura del transfuguismo, que es la que este proyecto pretende atacar, no solamente es objeto de regulación legislativa en Chile, sino también en otros países, donde hay pactos legislativos o políticos para evitar la lógica de que alguien que es electo por un partido, termine en otro y, por esa vía, altere las mayorías y las representaciones ciudadanas.
Pero este proyecto, aisladamente, no es bueno. Tenemos muchos más problemas que la mera resolución de poner límite a aquellos que se desafilian de un partido para postular a una elección cuando no han sido elegidos en su propio partido. El diputado Ulloa decía -por su intermedio, señor Presidente - que si uno se enoja, se va para la casa y se lleva la pelota. Lo importante es saber si los partidos cuentan con mecanismos democráticos, transparentes, de selección de sus candidatos a cargos de elección popular.
Lo que hace mucha falta en Chile es una reforma muy integral a la ley de partidos políticos para permitir más transparencia, más democracia, más rendición de cuentas de los partidos políticos respecto de sus militantes y de los ciudadanos. En ese contexto, un proyecto de esta naturaleza, a mi juicio, tendría sentido. En efecto, una iniciativa que ataña a una parte del fortalecimiento de los partidos políticos pareciera ser apropiado. Sin embargo, hoy, los partidos políticos no cuentan con mecanismos transparentes, expeditos y democráticos de selección de sus candidatos a cargos de elección popular. Todos sabemos que la mayoría de los partidos políticos, sino la totalidad, esperan, hasta un día después de vencido el plazo a que se refiere esta ley, para poner en marcha los procesos de designación de sus candidatos, en su inmensa mayoría, resueltos a dedo por grupos de dirigentes del partido que habitualmente se ubican en la capital del país, sin considerar la opinión de los militantes.
Hoy se encuentra en tramitación en el Congreso -hemos conversado al respecto con el ministro secretario general de la Presidencia , puesto que es una de las materias que nos interesa abordar en este período legislativo- un proyecto sobre primarias, que sería un complemento fundamental, indispensable y un antecedente a la aprobación de un proyecto de esta naturaleza, que regula un mecanismo legal para que los partidos puedan seleccionar a sus candidatos a cargos de elección popular, como concejales, alcaldes, diputados, senadores y Presidente de la República . Si se dispone de mecanismos democráticos, amplios, validados institucionalmente, con respaldo legal, y, por ejemplo, no se acata el resultado de unas elecciones primarias, parece razonable que la ley castigue a quien ha participado en ese procedimiento impidiéndole ser candidato. Es lo correcto.
Pero, este proyecto de ley, visto aisladamente, sin considerar las demandas y déficits de la democracia interna y rendición de cuentas de los partidos políticos -digo esto siendo vicepresidente nacional del partido en que milito y habiendo concursado recientemente por su presidencia; por lo tanto, me hago cargo de mi responsabilidad-, a mi juicio, parece -y en eso comparto las opiniones de los diputados Alinco , Lemus y de otros que se han expresado en ese sentido- como un seguro egoísta, de una lógica oligárquica, centralista y excluyente que todavía prevalece poderosamente instalada en el sistema político chileno.
Creo que la ciudadanía no tiene solamente una mala opinión de los partidos, porque el sentido común pareciera decir que ahí se anida un grupo de privilegiados que se reparten unas cuantas granjerías, sino porque los partidos dan a veces señales que se traducen en los ciudadanos como una reafirmación de esa sensación. Entonces, hoy necesitamos más democracia en los partidos, más transparencia, más rendición de cuentas no solamente -reitero- respecto de los militantes, sino también de los ciudadanos.
Desde esa perspectiva, no puedo concurrir a aprobar un proyecto que pone la carreta delante de los bueyes. Este proyecto, en la ruta de la reforma de los partidos políticos, debiese haber ido al final y no al comienzo. Desde esa perspectiva, espero, si este proyecto se aprueba -como decía el diputado Lemus , probablemente, va a contar con amplio respaldo de esta Sala-, que nos haga reflexionar, para no hacernos daño nuevamente entre nosotros y terminar disparándonos nuevamente en los pies, pues la idea es que vaya acompañado prontamente de una reforma al régimen de partidos políticos y, particularmente, de la aprobación del proyecto de ley que establece y regula las primarias como mecanismo para elegir a nuestros candidatos a cargos de elección popular.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado Mario Venegas.
El señor VENEGAS.- Señor Presidente , yo siempre he tenido profundo respeto por las ideas ajenas, razonadas, y por esa razón no me parece que para defender una postura determinada haya que descalificar a quienes no piensan como uno.
En ese sentido, me parece que el diputado Marinovic fue un tanto excesivo al calificar a todos los que estamos aquí como pertenecientes a una especie de casta maldita, despreciable, con lo cual se está autoincluyendo, porque él está aquí también.
Del mismo modo, me llama la atención que algunos rasguen vestiduras por un sistema del cual se han beneficiado permanentemente. Es muy fácil poner en el otro los defectos cuando yo he estado gozando de privilegios.
Creo que este proyecto se aborda desde prejuicios que, a mi juicio, son equívocos. Se habla de defender el sistema democrático. Se vilipendia el sistema binominal, y yo encuentro toda la razón a quienes lo hacen, porque la base de este problema que analizamos, la necesidad de regular algo tan puntual como esto, tiene que ver, como decía el diputado Marcelo Díaz , no sólo con una ley de regulación de los partidos políticos y el mecanismo de selección de sus candidatos a elección popular imperfecto, sino que el sistema electoral en sí mismo es malo, como lo hemos dicho hasta la saciedad. Es claro que es necesario modificarlo. Todos tenemos claro de que el sistema binominal es antidemocrático. Entonces, ¿por qué no aplicamos una reforma profunda que establezca un sistema proporcional como antes, que posibilite que todo el que quiera participar y compita por el favor ciudadano lo haga en igualdad de condiciones? Eso es, en mi concepto, abordar en profundidad el tema.
Entonces, ¿qué busca resolver este proyecto? Una práctica que merece nuestro absoluto repudio. De eso se trata. Hay gente que, sometida a procesos internos de selección de la naturaleza que sean, cuando estos no le son favorables, simplemente, espera el límite de la ley, se desafilia del partido al que perteneció por siempre, en el cual muchas veces obtuvo cargos, se hace independiente y se inscribe, causándole un profundo daño al partido del cual formaba parte. ¿Cuántos municipios no se han perdido como consecuencia de candidatos que han ido “por fuera”? ¿Cuánto se ha violentado la soberanía popular por la presencia de candidatos que han ido “por fuera” y que aparecen de la noche a la mañana? Y lo que se busca a través de este proyecto es, simplemente, aumentar el plazo para que no se den esas prácticas de último momento.
Tengo profundo respeto por los independientes -¡bienvenidos!-, pero no descalifiquen a aquellos que hemos optado por ser militantes de partidos, porque somos exactamente igual de respetables. No es una mancha, una descalificación; no es sinónimo de incoherencia; por el contrario, pretendo conducirme con coherencia respecto de los principios que pretendo defender y a los que adscribí libre y voluntariamente.
Por eso, me parece que descalificar no es el camino.
El proyecto en sí mismo presenta una debilidad importante, porque sólo se refiere a los independientes, de acuerdo con lo que leemos en el artículo único, que cambia la expresión “dos” por “nueve”. ¿Qué pasa con quienes formamos parte de un partido político, con quienes somos militantes y que por una razón equis cualquiera, resolvemos renunciar e inscribirnos como independientes? Tal como está el proyecto, podemos hacerlo en el plazo de dos meses; no estamos obligados a los nueve que se proponen. Es decir, los independientes están obligados a renunciar nueve meses antes, pero los militantes podemos hacerlo con sólo dos meses de anticipación.
Esa debilidad hay que corregirla. Por eso, con el mayor de los respetos pido que el proyecto vuelva a Comisión, para revisarlo.
La ley y la Constitución dan para ambos lados. El artículo 18 de la Carta Fundamental establece que esta Constitución garantizará siempre la plena igualdad entre los independientes y los miembros de partidos políticos. En consecuencia, si los independientes tienen un plazo de nueve meses, los integrantes de los partidos políticos, basados en este principio, debieran renunciar en el mismo lapso.
Otro elemento que hace sentido es el vinculado con el artículo 19 de la Constitución. El inciso quinto, numeral 15° de ese artículo establece que los partidos políticos no podrán tener privilegio alguno o monopolio de la participación ciudadana. Agrega, en este mismo numeral e inciso, que una ley orgánica constitucional establecerá un sistema de elecciones primarias que podrá ser utilizado por dichos partidos para la nominación de candidatos a cargos de elección popular, cuyos resultados serán vinculantes. O sea, el principio está establecido en la Constitución. Lo que ocurre es que no lo hemos implementado. Debe existir un sistema -dice la Constitución de la República, la ley fundamental- de primarias, que debe ser establecido por una ley orgánica constitucional. Además, nos señala que los resultados son vinculantes; es decir, nada de berrinches, que me fue mal, que me amurro y me voy y me inscribo como independiente, porque esa conducta también violentaría el sistema democrático y le haría mucho daño a la soberanía popular y a la democracia.
El proyecto tiene debilidades, por lo que debe volver a Comisión, para mejorarlo e incorporar a los miembros de los partidos políticos. Ése es el camino más adecuado.
Con todo, comparto absolutamente el propósito del proyecto; la idea que lo inspira no está mal concebida. Sin embargo, lo mejor es realizar una reforma profunda a nuestro sistema electoral, a la legislación que regula los partidos políticos y los procesos de selección de los candidatos a elección popular.
Reitero, se necesita una reforma profunda, que redunde en más democracia y participación y también -espero- en algo más de respeto de la ciudadanía por la importante labor que cada uno de nosotros cumple.
He dicho.
El señor BECKER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Pedro Araya.
El señor ARAYA.- Señor Presidente, por ambos lados se han dado argumentos bastante buenos para aprobar o rechazar el proyecto.
En lo personal, lo votaré en contra, porque es una mala medida. Como bien dijo alguien en la Sala, se está armando un traje a la medida para que las directivas centrales de los partidos controlen y determinen a quienes postulan y a quienes no como candidatos.
Necesitamos una ley de partidos políticos que responda a nuestro momento actual, una ley del siglo XXI, con consideraciones democráticas, con procesos de selección interna de candidatos transparentes, claros, que permitan a la gente conocerlos. Si tuviéramos esa legislación así, no habría problema para ampliar los plazos para renunciar.
Milité en la Democracia Cristiana, partido en el que jamás existió claridad sobre el proceso electoral. Siempre había algún recoveco para modificar lo que las bases habían determinado. Recuerdo que en la Democracia Cristiana existían los famosos comités de hombres buenos o comités de búsqueda de candidatos, que terminaban haciendo cualquier cosa, menos escuchar la voz de la gente que pedía que tal o cual persona fuera candidato. Y así, podría replicar una serie de ejemplos de lo que ocurre al interior de los partidos políticos al momento de designar candidatos.
El proyecto es bastante peligroso, sobre todo para los que somos diputados en ejercicio, porque aquí, veladamente, durante los nueve meses previos a las candidaturas, las directivas de los partidos estarán controlando el actuar de sus parlamentarios. Por eso, seguiremos defendiendo la independencia de los parlamentarios al momento de votar en la Sala.
Con el mismo mayor plazo que se quiere otorgar para renunciar, la directiva central de un partido estará tomando el control de la bancada de diputados o senadores al momento de tomar las decisiones, amén de que con este mayor plazo uno queda amarrado al partido; es decir, no va a poder renunciar.
Esto no me parece, porque los partidos políticos no son los dueños de la verdad ni pueden atribuirse la exclusividad de la representación ciudadana.
Muchas veces lo que sustentan los partidos políticos en sus declaración de principios no se condice con la realidad que practican, y esta conducta perfectamente puede llevar a las personas a renunciar al partido, no porque ellas se hayan alejado de esos principios, sino porque los partidos políticos pierden el sentido de la representación ciudadana.
Entiendo que no hay un cambio de criterios. El artículo 4° de la ley N° 18.700 puso un plazo, pero para poder ordenar el proceso electoral, no para generar un mayor amarre a los partidos, que es lo que se está haciendo con este proyecto.
En ese sentido, comparto el fondo -quizás no la forma- de lo dicho por el diputado Marinovic . Aquí se está atentando contra la libertad de asociación, se está obligando a las personas a permanecer nueve meses amarradas a un partido. Durante nueve meses, ese partido podría tomar decisiones absolutamente erradas, algunas; otras, alejadas de sus principios fundamentales. Así las cosas, si la persona que quiere seguir representando esos ideales y no necesariamente al partido, quedará cruzada de brazos y entregada a la directiva de turno al momento de proceder a la inscripción de las candidaturas.
Mi impresión es que, si queremos algo bueno, necesitamos una legislación conjunta, que se haga cargo de una nueva ley de partidos políticos y de procedimientos claros y transparentes en los procesos de selección interna de candidatos.
Como muy bien decía el diputado señor Venegas , la Constitución consagra la existencia de un sistema de primarias para elegir candidatos. El problema está en que no se ha implementado.
Si lo que se quiere es que las personas no renuncien, entonces que haya claridad en la selección de los candidatos; pero también es necesario que exista cierto margen de maniobras para ese militante que siente que su partido ya no lo está representado, sea porque abandonó los ideales, sea porque ha abandonado las convicciones para llevar adelante un modelo de sociedad.
Mi impresión es que este proyecto pretende que las directivas centrales controlen, por un tiempo, a los militantes de partidos que ostentan cargos de elección popular, lo que a mi juicio es bastante peligroso. Veamos el caso de las democracias internas de los partidos. A mí me tocó vivirla muchas veces en la Democracia Cristiana: candidatos que ganaban la interna en la comuna, en Santiago y porque no tenían el apoyo de un sector nacional, perdían su nominación, pasando a llevar la propuesta de las bases del partido.
Más que aumentar plazos, avancemos hacia la democratización de la ley de partidos políticos. La actual legislación es de los años 80 y no responde al momento democrático y político que vivimos. Esta ley necesita una profunda reforma, para fortalecer las democracias internas de los partidos.
El proyecto, en lugar de privilegiar la democracia, la desprestigia, cuando obliga a las personas a permanecer atadas, por un mayor tiempo, a una norma para poder ser candidatos. Sin duda, esto atenta contra la libre competencia que puedan tener personas independientes o que quieran abrazar cierto ideal en materia electoral y, ciertamente, a mi juicio, atenta contra la libertad de asociación que consagra la Constitución. Por eso, voy a votar en contra del proyecto.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra, por un minuto, el diputado Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.- Señor Presidente , sólo quiero decir que, por principio, soy tolerante en mi vida. A veces, frases que parecen un tanto duras, luego, de alguna u otra forma, las entendemos. Por eso, no debemos castigar lo que se defiende con énfasis, creyendo estar en la verdad. El entusiasta diputado Marinovic nos hizo ver que, a lo mejor, se está atentando contra la Constitución. No concuerdo con la forma del proyecto, pero sí con el fondo que tiene por objeto reforzar el rol de los partidos políticos, en la línea del papel que el constituyente les ha querido asignar. Sin embargo, ese reforzamiento irá en contra de las diversas expresiones de igualdad que deben imperar entre candidatos independientes. Ahí apunta la fuerza con que el diputado Marinovic defiende su voto negativo al proyecto.
Por eso, de acuerdo con el sentido y fin de la igualdad, consagrada constitucionalmente para candidatos independientes y afiliados a partidos, el legislador puede establecer algunas limitaciones y restricciones respecto del sistema electoral. Sin embargo, cualquier reforma al sistema debe propender a disminuir electoralmente el caso de los candidatos independientes.
Por eso, apunto a la forma y no al fondo, respetando la posición del diputado Marinovic que me parece que, constitucionalmente, está en lo correcto.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado señor Alberto Robles.
El señor ROBLES.- Señor Presidente , sólo quiero referirme a dos ideas con mucha fuerza.
Primero, la sociedad se ha dado, para tener representatividad en una democracia, la forma de partidos políticos. Personas que tenemos un mismo ideal y conjunción de principios, nos asociamos a los partidos políticos. Por lo tanto, es evidente que debemos reforzar la visión de las asociaciones que la sociedad se ha dado para el fin antes señalado, sobre todo, desde el punto de vista republicano. Por ello, reforzar a los partidos políticos es un imperativo de la democracia.
Segundo, me parece absolutamente lícito que personas independientes, que no adscriben a ningún tipo de pensamiento o visión valórica que representan los partidos políticos, tengan toda la libertad para presentarse como candidatos en cualquier tipo de elección. Pero, este proyecto no está regulando la libertad que tienen esas personas, y que van a seguir ejerciendo con absoluta independencia, sino el hecho de que personas que se adscriben a un partido político por conveniencias personales, no por decisiones doctrinarias o políticas, luego se salen de dicho partido para presentarse como independientes. Eso es lo que se quiere regular.
Por eso, el presidente de mi partido firmó la moción que hoy estamos analizando.
El Partido Radical va a apoyar la iniciativa en comento, porque creemos que va en la línea correcta, desde el punto de vista de la sociedad que queremos representar.
He dicho.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Cerrado el debate.
-Con posterioridad, la Sala se pronunció sobre el proyecto en los siguientes términos:
El señor BECKER ( Presidente en ejercicio).- En votación general el proyecto de ley, iniciado en moción, sobre el plazo de renuncia a un partido político para presentar candidaturas independientes.
Hago presente a la Sala que el artículo único del proyecto tiene el carácter de norma orgánica constitucional, para cuya aprobación se requiere del voto afirmativo de 69 señoras diputadas y señores diputados.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 67 votos; por la negativa, 12 votos. Hubo 3 abstenciones.
El señor BECKER (Presidente en ejercicio).- Rechazado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi Opazo Enrique; Álvarez-Salamanca Ramírez Pedro Pablo; Ascencio Mansilla Gabriel; Auth Stewart Pepe; Barros Montero Ramón; Bauer Jouanne Eugenio; Becker Alvear Germán; Bobadilla Muñoz Sergio; Browne Urrejola Pedro; Burgos Varela Jorge; Campos Jara Cristián; Cardemil Herrera Alberto; Ceroni Fuentes Guillermo; Cornejo González Aldo; Delmastro Naso Roberto; Eluchans Urenda Edmundo; Espinosa Monardes Marcos; Farías Ponce Ramón; Godoy Ibáñez Joaquín; González Torres Rodrigo; Gutiérrez Pino Romilio; Hales Dib Patricio; Harboe Bascuñán Felipe; Hoffmann Opazo María José; Jarpa Wevar Carlos Abel; Kast Rist José Antonio; Latorre Carmona Juan Carlos; León Ramírez Roberto; Lobos Krause Juan; Macaya Danús Javier; Martínez Labbé Rosauro; Melero Abaroa Patricio; Molina Oliva Andrea; Morales Muñoz Celso; Moreira Barros Iván; Muñoz D’Albora Adriana; Norambuena Farías Iván; Núñez Lozano Marco Antonio; Ojeda Uribe Sergio; Ortiz Novoa José Miguel; Pérez Lahsen Leopoldo; Recondo Lavanderos Carlos; Rincón González Ricardo; Robles Pantoja Alberto; Rojas Molina Manuel; Sabag Villalobos Jorge; Sabat Fernández Marcela; Salaberry Soto Felipe; Sandoval Plaza David; Santana Tirachini Alejandro; Sauerbaum Muñoz Frank; Schilling Rodríguez Marcelo; Silber Romo Gabriel; Silva Méndez Ernesto; Squella Ovalle Arturo; Tarud Daccarett Jorge; Torres Jeldes Víctor; Ulloa Aguillón Jorge; Urrutia Bonilla Ignacio; Vallespín López Patricio; Van Rysselberghe Herrera Enrique; Vargas Pizarro Orlando; Verdugo Soto Germán; Von Mühlenbrock Zamora Gastón; WalkerPrieto Matías; Ward Edwards Felipe; Zalaquett Said Mónica.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Aguiló Melo Sergio; Araya Guerrero Pedro; Baltolu Rasera Nino; Carmona Soto Lautaro; De Urresti Longton Alfonso; Díaz Díaz Marcelo; Gutiérrez Gálvez Hugo; Lemus Aracena Luis; Marinovic Solo De Zaldívar Miodrag; Monckeberg Díaz Nicolás; Saffirio Espinoza René; Teillier Del Valle Guillermo.
-Se abstuvieron los diputados señores:
Edwards Silva José Manuel; Rivas Sánchez Gaspar; Venegas Cárdenas Mario.
El señor BECKER ( Vicepresidente ).- El proyecto será enviado a Comisión Mixta.
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