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La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra la diputada señora María Antonieta Saa.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Señora Presidenta , estamos frente a un proyecto muy interesante.
Hemos podido conjugar doce mociones presentadas por distintos colegas, y presentamos un informe a la Sala.
Sé que la materia es compleja. Por eso, el diputado Hales se quejó por la ausencia de funcionarios de la Secretaría de la Comisión en la Sala. No obstante ello, quienes integramos la Comisión de Familia podemos entregar a los colegas toda la información que necesiten.
Insisto en que el proyecto es complejo, pero lo importante es que discutimos muy conscientemente las doce mociones refundidas y logramos acuerdos en muchos aspectos que considero fundamentales para resolver los problemas que hoy existen relativos a la tramitación del divorcio en Chile.
Hay algunas materias en las que no hubo acuerdo, por ejemplo, en el hecho de que el matrimonio fuera para toda la vida, porque ese tópico no encuentra consenso en la sociedad.
Hay quienes creemos que la gente se casa para toda la vida, aunque después surjan problemas que impiden el cumplimiento de ese deseo. El proyecto planteaba no sólo eso, sino que existiera un matrimonio para toda la vida y otro que podríamos llamar “de corto plazo”. Esta situación ya se había discutido durante la tramitación de la ley de divorcio y fue rechazada, porque no se le puede exigir a la gente que cree que se va a casar para toda la vida que piense en ese momento en un posible divorcio, puesto que les puede crear problemas.
Los colegas diputados se dieron cuenta de que esta situación no era viable y, por lo tanto, quedó sólo una definición declarativa, a la que también me opuse, pero sobre la cual la Sala se tendrá que pronunciar.
En mi opinión, se trata de un muy buen proyecto, pues simplifica los trámites y significa un avance en aspectos concretos. Por ejemplo, define la compensación, figura de extrema justicia para aquellos cónyuges que durante el matrimonio se han llevado todo el peso de las tareas domésticas, que es un trabajo sin horario y sin salario.
Al igual que muchas diputadas me ha correspondido realizar trabajo doméstico fuera de mi trabajo regular y remunerado. ¡Y vaya que es trabajo! Muchas de nosotras hemos contado con ayuda para el cuidado de los hijos, de los enfermos, de los ancianos enfermos, para disponer de la comida todos los días, para realizar el aseo o para educar a los hijos. ¡Las tareas domésticas son muchas! Por lo tanto, el concepto de compensación se aplica al cónyuge que realiza las tareas domésticas. De eso se trata la compensación. Esta labor mayormente nos corresponde a las mujeres por tradición y por una división del trabajo que viene desde el principio de la humanidad. Esperamos algún día terminar con la división tajante que existe entre las tareas domésticas hechas por las mujeres y las tareas fuera de la casa hecha por los varones.
En la Comisión de Familia algunos colegas no estaban de acuerdo en que la compensación sólo se aplique a las tareas domésticas desempeñadas. Al respecto, quiero decir que desempeñar estas labores muchas veces implica renunciar a un trabajo remunerado para permitir, por ejemplo, que el cónyuge pueda estudiar en el extranjero. Muchas veces las mujeres renuncian a una beca y se quedan cuidando la casa, mientras el otro adquiere una expertise mediante un doctorado o un magíster, que le va a significar en el futuro una mayor remuneración. Tenemos el caso de que todos los actuales ministros de Estado han cursado un magíster en Harvard. ¿Qué pasó con sus esposas? ¿Se quedaron a cuidar a los niños? ¿Qué pasa con las compensaciones para ellas? Es importante ver este punto. El artículo 61, que se refiere a las compensaciones económicas, es muy claro en este aspecto.
Ahora bien, si a ello sumamos el daño moral, como quieren algunos colegas, se produce un desajuste en el concepto. Es cierto que el daño moral puede judicializarse, pero es distinto a la compensación, porque lo puede solicitar tanto el cónyuge que hizo las tareas domésticas como el que no las hizo.
Un cónyuge que no hizo las tareas domésticas, que no educó a los hijos, que no estuvo en la casa, que no se postergó en estudiar, etcétera, puede considerar que tiene un daño moral, porque el otro cónyuge, por ejemplo, fue infiel. Entonces, ese daño moral que le causó no tiene que ver con la compensación. Son dos instituciones muy distintas y es importante dejarlo claro.
Sin embargo, si queremos que el daño moral se incorpore en los juicios de divorcio considerémoslo como tal, aunque alargaría bastante los juicios. Defendamos la institución de la compensación en su verdadero espíritu y esencia, que no tiene que ver con el daño moral, sino con el hecho de que el cónyuge que ha realizado las tareas domésticas es más débil económica y socialmente, porque no tiene más relaciones que las adquiridas a través de su cónyuge. No confundamos esas instituciones.
Si bien no estamos en la discusión en particular, las cosas que he señalado son para que nadie se confunda acerca de la esencia de la compensación en el juicio de divorcio.
Lamento que no esté presente el diputado Ricardo Rincón , a quien le interesan otros temas. Es importante que los diputados escuchen nuestro planteamiento, porque algún día van a tener que recurrir a la ley de divorcio y no van a saber nada porque no estuvieron atentos a las profundas razones que se han dado en la Sala.
Otro tema es el relativo a los pactos de sucesión futura. Se aprobó por unanimidad modificar el artículo 60 de la ley de Matrimonio Civil, que señala que “el divorcio pone fin a las obligaciones y derechos de carácter patrimonial cuya titularidad y ejercicio se funda en la existencia del matrimonio, como los derechos sucesorios recíprocos y el derecho de alimentos...” Esto no se refiere a materias de resolución conjunta, porque ello se puede hacer posteriormente. Reitero, esto no se refiere a los derechos sucesorios. El divorcio pone fin a eso, pero no necesariamente a los pactos futuros de sucesión que se pueden hacer de otra manera y en otra parte.
Entiendo que los abogados se encuentran con estas dificultades, pero la ley es la ley y la esencia de las instituciones jurídicas tienen su propia naturaleza. Espero que el tema se analice mejor cuando lo discutamos en comisiones unidas.
Quiero aprovechar la ocasión para decir que a los miembros de la Comisión de Familia no nos gusta que todos nuestros proyectos sean revisados por la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia para ver si hicimos bien nuestro trabajo. Lo aceptamos, pero eso no quiere decir que nuestra comisión no sepa legislar, puesto que aunque la mayoría no somos abogados tenemos sentido común, estamos bien asesorados y legislamos de excelente manera. No necesitamos tutores ni padres que corrijan las tareas mal hechas. Se los digo con el corazón en la mano: no nos gustan los tutelajes, pero por el bien del proyecto vamos a aceptarlo.
La Comisión de Constitución, Legislación y Justicia debe entender que nuestra mirada es desde la vida, que ponemos en cuestión el derecho tradicional, que estamos estableciendo derechos nuevos y refundando el derecho de familia con una percepción distinta y moderna. Se ha puesto en cuestión la supeditación de los derechos de la mujer a los derechos de la mayoría, que es la esencia del derecho de familia redactado por don Andrés Bello .
Recuerdo que una vez discutí el tema con el entonces senador Piñera , quien pensaba igual que Andrés Bello en esta materia, es decir, su mirada era del siglo antepasado. El senador Piñera , por ejemplo, quería suprimir el Sernam. Realizo este comentario porque es importante apuntarlo en una instancia en la que estamos todos presentes.
En realidad, me quedé con “la bala pasada” con el entonces senador Piñera , porque no quería aprobar el presupuesto del Sernam. En esa ocasión, le leí el prólogo del Código Civil escrito por don Andrés Bello donde le echa la culpa a las mujeres de la existencia de hijos naturales y encuentra que el hijo ilegítimo es la mejor institución que existe en el mundo, porque regula el daño causado por las mujeres depravadas que les dieron vida. ¿Y los hombres qué?, le pregunté al senador Sebastián Piñera . Ojalá él haya cambiado en este aspecto y tengamos un excelente gobierno que respete y aumente los derechos de las mujeres.
En resumen, éste es un proyecto muy interesante y muy bien hecho. Logramos acuerdos, trabajamos mucho y fuimos muy bien asesorados. Espero que el trámite en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia se haga lo más rápido posible y el Senado apruebe la iniciativa. Tenemos proyectos de ley que se encuentran hace años en el Senado, pero sus miembros argumentan que no tienen tiempo para examinarlos. ¡Por favor! Así las cosas, deberán trabajar el triple para aprobar los proyectos y no dejar a la ciudadanía sin leyes.
He dicho.
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