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La señora SEPÚLVEDA , doña Alejandra ( Presidenta ).- Tiene la palabra el diputado señor Jorge Sabag.
El señor SABAG.- Señora Presidenta , estas iniciativas legales que discutimos en el seno de la Comisión de Familia se centran en la ruptura del vínculo matrimonial.
Pero, quiero comenzar mis palabras poniendo énfasis en la importancia del matrimonio en nuestra sociedad, como dijo la diputada Mónica Zalaquett .
En 1990, se celebraron en Chile 104.740 uniones civiles. En 2009, es decir el año pasado, esta cifra se redujo a 57.404 uniones civiles. Es decir, hubo una merma de casi 50 por ciento de estas uniones.
Paralelamente, el año pasado, se tramitaron 53.554 divorcios. Esto significa que, prácticamente, estamos igualando las cifras de uniones civiles con las de divorcios. Es un antecedente que nos debe preocupar como sociedad, más allá, como dijo muy bien la diputada Mónica Zalaquett , de nuestras legítimas diferencias religiosas y políticas.
La familia y la institución del matrimonio está consagrada, ni más ni menos, que en el artículo 1° de nuestra Constitución Política, como la base de nuestra institucionalidad. La familia es la institución, incluso, anterior al Estado, porque si no hay familia, no se puede constituir un Estado.
Antes se entendía que el matrimonio era la unión de uno con una y para toda la vida; ya con la Ley de Divorcio se suprimió el párrafo final, y hoy estamos luchando para que, por lo menos, el matrimonio se mantenga como la unión de un hombre y una mujer, a pesar de que mis antepasados eran más pluralistas en esta materia.
La verdad es que esta iniciativa legal tiene varios aspectos positivos, con algunos de los cuales no estoy de acuerdo. Por ejemplo, que se hace público el proceso de separación, nulidad y divorcio. Creo que materias que dicen relación con la vida íntima de las personas debieran tener cierta reserva, por respeto a la intimidad de las personas. Pero tiene otros aspectos importantes que se perfeccionan como, por ejemplo, el divorcio unilateral.
Esta modalidad que puede impetrar cualquiera de los cónyuges, transcurridos tres años del cese de la vida en común, tenía como único requisito estar al día en las pensiones de alimentos. Este proyecto avanza en esta materia y la perfecciona, mediante un inciso nuevo que señala que para oponer la excepción, el cónyuge demandado no requiere de sentencia condenatoria en juicio de alimentos. El cumplimiento íntegro y oportuno de la obligación legal deberá ser acreditada por el cónyuge demandante. Es decir, invierte el peso de la prueba, y ahora quien demanda el divorcio unilateral es quien debe probar ante los tribunales de familia que se encuentra al día en el pago de las pensiones de alimentos, cuestión que constituye una de las debilidades más frecuentes en sede judicial, así el juez, para autorizar el divorcio, previamente deberá comprobar que se ha acreditado el pago de las pensiones de alimentos, que es una de las permanentes quejas de las mujeres en tribunales.
Como bien señaló la diputada Mónica Zalaquett , el 40 por ciento de los hogares de nuestro país está en manos de una jefa de hogar; es decir, gran parte de la responsabilidad de los hogares chilenos recae sobre los hombros de las mujeres, lo que significa que muchas de ellas, permanentemente, deban peregrinar por tribunales, demandando el pago de las pensiones de alimentos de sus hijos, muchas de las cuales, por no decir la gran mayoría, no se paga. Ya llegará el día en que nuestro país tenga un mayor ingreso per cápita que permita que el Estado se haga cargo de las mujeres vulnerables, que tienen tres, cuatro o cinco hijos y que no reciben ninguna ayuda del progenitor de sus hijos. Esa realidad se vive en Estados Unidos, en Inglaterra y también en nuestro país.
En un futuro próximo, en la Comisión de Familia deberemos discutir la posibilidad de que el Estado se haga cargo de las mujeres más vulnerables de la sociedad, cuyos ex cónyuges o parejas no aportan ni un peso para la mantención de sus hijos. El Estado ya se está encargando, aunque de manera indirecta, a través del Programa Puente y de otros beneficios, pero claramente ello es insuficiente para la realidad que hoy vive la mujer.
Quizás lo más relevante del proyecto es que en la Comisión de Familia hicimos un esfuerzo para determinar con mayor precisión el sentido y alcance de la compensación económica, tremendo tema que en los tribunales ha sido fuente de grandes controversias y ha constituido grandes dificultades para los jueces.
La iniciativa avanza en varios aspectos. En primer lugar, se establecen distintas modalidades de pago de la compensación económica; incluso, se podrá pactar una modalidad en cuotas, que de hecho hacían los tribunales, pero sin la claridad jurídica que consagra el proyecto.
También quiero destacar que la compensación económica no tiene un carácter indemnizatorio y no procede la indemnización por daño moral, puesto que la compensación tiene un carácter meramente patrimonial, porque la mujer dejó de trabajar, total o parcialmente, como agregamos en el proyecto, y eso necesita una reparación al momento de otorgar el divorcio.
Eso quedó claramente establecido en el inciso que se agrega, que dispone: “Esta compensación por el menoscabo no comprenderá la reparación por los daños extrapatrimoniales ni los que tengan otra causa, los que podrán demandarse, en su caso, de conformidad con las reglas generales.”.
De esta forma, se zanja la naturaleza de la compensación económica, aclarando, por una parte, que la compensación económica no es de carácter indemnizatorio y nada tiene que ver con la indemnización por daño moral, y por otra, que los jueces de familia carecen de competencia para conocer cualquier tipo de indemnización.
Para finalizar, valoro la pluralidad de iniciativas que se está recogiendo, y si bien los temas de familia son relevantes y requieren más de una mirada, en ese sentido discrepo de lo señalado en la Comisión, en el sentido de que sería bueno que la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia tuviera una perspectiva de la iniciativa, sin la intención de dilatar más su tramitación, pero emitiendo un pronunciamiento relevante sobre la institución más importante de la sociedad, que es la familia, y que todos, moros y cristianos, debemos colaborar en su fortalecimiento.
He dicho.
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