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La señora MATTHEI.- Señor Presidente , supongamos que mañana un grupo neonazi decide quemar sistemáticamente casas de familias judías o pertenecientes a homosexuales. Una a la semana. Y vamos quemando. O, por ejemplo, viviendas de parlamentarios o de intendentes de la UDI o del Partido Socialista. Una tras otra, en forma constante.
¿Acaso eso no es terrorismo o no se realiza con el objeto de infundir temor? Así se desprende al analizar lo que se entiende por delito terrorista: aquel que se comete "con la finalidad de producir en la población o en una parte de ella el temor justificado de ser víctima de delitos de la misma especie".
Según lo propuesto, la quema sistemática de viviendas nunca jamás podría ser considerada un delito terrorista en Chile. ¡No puede ser!
Estoy impactada por la sola presentación de esta indicación. Porque, obviamente, se puede de manera muy fácil causar temor al reducir a cenizas lo más preciado de una familia: su vivienda. Y además, porque ella plantea que tratándose de atentados contra la propiedad, incluso pública, debe concurrir "la finalidad de causar muerte o lesiones graves", lo cual significa que de no haberla y aunque se haya causado la muerte de alguien, igual no se pueden considerar como delitos terroristas.
¡Cómo pueden haber presentado siquiera una indicación como esta! ¡Si el asunto es muy grave!
Me alegro de haber escuchado recién al Senador señor Sabag . Ojalá que más personas aplicaran la sensatez. Porque no es admisible exigir además el requisito de intencionalidad de provocar la muerte en un incendio de un lugar público. Es decir, no basta con que la acción haya atentado contra la vida de una persona, sino que también debe haber habido la intención de matar. Con ello, todo el mundo va a decir: "No, solo deseaba quemar, pero no causar la muerte de nadie".
Por lo tanto, los atentados, incluso a los edificios públicos, nunca serán delitos terroristas, porque se señalará que la finalidad no era causar muerte, sino solamente incendiar.
Señor Presidente, se trata de una de las indicaciones menos sensatas que había visto en el Senado. Reviste un peligro potencial feroz.
Y perdónenme, Sus Señorías lo que voy a decir: todos estamos muy preocupados de la vida de los 34 comuneros mapuches y también de la imagen pública de nuestro país en el extranjero; sin embargo, yo por lo menos no estoy dispuesta a pagar ese costo. La indicación puede ocasionar un daño inconmensurable al país. Por lo tanto, ruego a los parlamentarios que la presentaron pensar en las nefastas consecuencias que puede acarrear.
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