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El señor ESPINA.- Señor Presidente , mi Región -la de La Araucanía- está viviendo momentos extraordinariamente duros y difíciles. En verdad ellos se arrastran desde hace muchos años, por más de una década.
Quiero recordar lo que la Cámara Alta aprobó de manera unánime en julio del año 2003, cuando comparecieron a la Comisión de Constitución representantes de comunidades mapuches, de agricultores y autoridades de la época.
En ese entonces el informe respectivo señaló lo siguiente:
"Los miembros de las Comunidades Mapuches, situadas fundamentalmente en las Regiones VIII y IX, enfrentan gravísimos problemas de extrema pobreza, desempleo, falta de capacitación para el trabajo y reales oportunidades, así como serias dificultades para acceder a los beneficios de la educación y la salud.".
Luego se expresó: "...los índices de pobreza, indigencia, escolaridad y analfabetismo, entre otros, son muy inferiores a los promedios nacionales.".
Más adelante se dice que, a mediados de los 90, "comenzó a hacerse patente en la zona un clima de efervescencia, que ha tenido por constante el intento de delimitar ciertos sectores territoriales para ser denominados "tierra mapuche" o más directamente "territorio mapuche", respecto del cual inicialmente se reclamó propiedad, sobre la base de derechos ancestrales incluso anteriores a la instauración de la República, declarándose más tarde claros propósitos autonomistas, exigiendo un territorio y un gobierno propio y desconociendo las autoridades del Estado de Chile...".
A continuación se añade: "No obstante lo conflictivo de su situación, las Comunidades Mapuches en su inmensa mayoría están integradas por ciudadanos pacíficos, honrados y trabajadores; respetuosos del derecho, de la democracia y de la autoridad constituida, que, no obstante los graves problemas y carencias sociales que les afligen y su legítimo derecho a exigir el respeto a sus tradiciones, cultura e identidad, descartan la violencia como método para exponer o hacer efectivas sus aspiraciones, cuya solución exigen en ocasiones con vehemencia, pero sin violencia.".
En seguida, señor Presidente , se hace mención a cómo han ido agudizándose los hechos de violencia, consignándose:
"El fenómeno que se describe tuvo sus primeras expresiones en incendios intencionales de bosques, tala ilegal de árboles, obstaculización de faenas forestales, cortes de caminos y ocupación de predios (...), delitos de mayor gravedad como amenazas, lesiones, atentados contra la vida e incendios sistemáticos de bosques, siembras, viviendas e instalaciones agrícolas que han afectado a agricultores, transportistas y comuneros mapuches ubicados al interior de los sectores en que se desarrolla la acción...".
Posteriormente, con referencia a la opinión de las comunidades mapuches, se expresa:
"Una tendencia que han demostrado las experiencias relatadas a la Comisión indica que, mediante esta clase de atentados, se ha amenazado y hostilizado sistemáticamente a los propietarios de los predios...".
Se agrega: "...comuneros mapuches han hecho presente su frustración y desánimo ante una situación que interpretan como el premio a las actitudes violentas y antijurídicas y un verdadero castigo para quienes respetan la ley. Esta situación les resulta aún más incompresible si se considera que estos grupos violentos no representan las aspiraciones de las Comunidades Mapuches...".
Señor Presidente , han pasado siete años, y el resultado es que en La Araucanía, de acuerdo con la última encuesta CASEN, hoy en día hay 78 mil pobres más que hace cuatro años.
Mi Región tiene 27 por ciento de pobreza e indigencia. Es la más pobre del país. No es una Región pobre, sino que está empobrecida. Y si no nos hacemos cargo de su problema de fondo, el cual se traduce en que ha sido postergada -durante los Gobiernos anteriores ella nunca fue tomada con la profundidad, el coraje, la valentía y la decisión que se requería-, los hechos que observamos probablemente se van a repetir en el futuro.
Eso significa, por lo tanto, que el Gobierno del Presidente Piñera recibió un problema extraordinariamente complejo.
¡Ahí están las víctimas de los actos de violencia!
El día de ayer falleció doña Margarita Nahuel , de 82 años, habitante de la comuna de Galvarino. El vehículo que la trasladaba se incrustó contra un bloqueo hecho en el camino.
¡Y no he visto, señor Presidente, una palabra para lamentar su muerte!
¡No he visto expresiones -o, tal vez, han sido muy pocas- para deplorar el atentado en contra de una mujer que iba junto a su hijita de diez años, a quienes unos encapuchados les dispararon a mansalva, so pretexto de pedirle que vendiera sus tierras o las entregara, y del cual se salvó milagrosamente la niña!
¡Ni he visto palabras de condena cuando se saca a agricultores de sus tierras, a las dos de la mañana, desnudos, y se les queman sus pertenencias, viviendo en la actualidad con una angustia enorme!
Y, por otro lado, he visto a las comunidades mapuches padecer la pobreza de la manera más dura.
Frente a lo anterior, en el entendido de que en este momento hay una huelga de hambre, respecto de la cual el Gobierno ha pedido insistentemente que se termine, este ha adoptado dos medidas. No apuntan al tema de fondo, pero pretenden resolver la situación puntual presentada.
¿Cuáles son?
Que quienes han sido sometidos a proceso por delitos gravísimos tengan la certeza de que se les hará un juicio justo, lo que es propio de la democracia y de los Estados de Derecho.
Y, para garantizar que ese juicio sea justo, el Gobierno ha señalado que cambiará la competencia de los tribunales militares a la justicia civil, porque es lo correcto.
Luego, ha señalado la necesidad de introducir perfecciones a la ley que determina conductas terroristas, no para debilitarla, sino para posibilitar que garantice a todos un proceso justo; que proteja a las víctimas y que, en forma simultánea, permita a quienes son acusados defenderse adecuadamente.
Y ha procedido a eliminar o modificar algunas normas que apuntan en tal dirección. Así, suprime en la ley Nº 18.314 la presunción que se establece en el artículo 1º, porque hoy la presunción de inocencia constituye un aspecto básico del Derecho Penal moderno.
Después, ha expresado que va a perfeccionar las normas que dicen relación en particular a la escala de las penas en el delito de incendio. Y el texto que presentó manifiesta que la pena para ese ilícito -gravísimo, porque es de peligro- tendrá una gradualidad acorde con las legislaciones modernas.
En democracia, las conductas terroristas deben ser sancionadas en forma clara y categórica, como se hace en todos los países, dentro de un marco de respeto y en concordancia con el Derecho vigente. Y cuando se cometen los delitos de homicidio, incendio, secuestro, lesiones graves -con el propósito de producir a un sector de la población el temor de ser objeto de actos de la misma especie-; o si hay persecución religiosa o étnica; represión e impedimento de la libertad de género que una sociedad debe garantizar a las minorías; o persecución política, estamos en presencia de conductas que, cuando tienen por finalidad inhibir o atemorizar a un sector de la población, en todas las sociedades del mundo son calificadas de terroristas.
Si alguien quema las casas de los comuneros mapuches o los campos de ciertos agricultores, para obligarlos a vender sus tierras; o una sinagoga; o una iglesia católica; o persigue a una persona por sus ideas políticas con la intención de asesinarla o incendiar sus bienes, sus actos afectan gravemente la paz social.
Lo que hacemos ahora corresponde a las convicciones: perfeccionar una legislación, pero sin que sea jamás patente de impunidad para quienes cometen graves delitos. Porque el día en que la sociedad se ponga de rodillas ante tales delitos, en que decida abdicar del derecho a defender el bien común, en apariencia, resolverá un conflicto, pero, a la larga, incubará un problema más grande: una sociedad desprotegida.
Por eso, señor Presidente, apoyamos esta iniciativa.
Pero quiero decir que en 6 meses vamos a sufrir otros hechos lamentables si no se toma el toro por las astas y se enfrenta la realidad que vive la Región de La Araucanía...
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).- Ha concluido su tiempo, Su Señoría.
Cuenta con un minuto más para redondear la idea.
El señor ESPINA.- Decía que si no se toma el toro por las astas y se enfrenta la realidad de la Novena Región, su dramatismo será mucho más profundo.
Espero, si Dios lo quiere, que esta huelga de hambre termine, porque atentar contra la propia vida nunca resuelve los conflictos.
Lo digo con el mayor respeto: espero que en 6 meses más, cuando se haya terminado esta huelga de hambre, los Senadores y Diputados que visitaron mi zona debido a su preocupación por el ayuno de ahora también se acuerden de las comunidades mapuches para que podamos construir una Región que realmente responda a lo expresado por el Presidente de la República : crear una sociedad más justa; de emprendimiento, y de más oportunidades.
Por eso, votaré a favor de la idea de legislar.
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