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El señor RUIZ-ESQUIDE .- Señor Presidente , señores Senadores, distinguida familia de nuestro ex colega don Luis Corvalán Lépez , señores representantes del Partido Comunista:
Vengo a esta Sala a rendir un homenaje y a despedir al que fuera Senador don Luis Corvalán . Lo hago en nombre de los Senadores de la Democracia Cristiana y a expresa petición del Vicepresidente de nuestra Corporación, Honorable señor Gómez .
Vengo a rememorar la zona de Ñuble, Arauco, Lota y Biobío , a las cuales hoy represento -al igual que el Senador señor Navarro -, como también lo hiciera aquel hace 40 años.
Vengo además a traer el recuerdo de sus camaradas de esa misma Región a quienes he conocido en mi ejercicio parlamentario.
Vengo a destacar aquí la visión de un hombre coherente y consecuente, con el cual nunca fuimos amigos cercanos, pero con el que mantuvimos respeto cuando nos tocó enfrentar momentos durísimos para Chile.
Era un hombre, como dicen en el sur, con quien se podía ir a la montaña, porque había certeza de que cumpliría los compromisos contraídos.
Vengo a dar testimonio de su inteligencia política. Cuando su Gobierno pasaba por momentos dificilísimos y ya temblaba, él luchaba por la racionalidad y para evitar el golpe militar que ambos queríamos detener.
Lo recuerdo en el último debate que sostuvimos en la radio de la Universidad de Chile el 9 de septiembre de 1973 en la noche, con un planteamiento fuerte y duro, pero con una fría racionalidad, tratando de llamar a la conversación que evitara que la sangre llegase al río.
Fue un debate muy duro. Nosotros, pese a estar en la Oposición, coincidimos permanentemente con él en cuanto a la necesidad de impedir a toda costa el golpe militar, porque este no mejoraría la circunstancia de nadie, sino que empeoraría la de todos.
Vengo a acompañar a sus camaradas -desde nuestra propia perspectiva- en su sufrimiento y en su dolor por la partida de su dirigente político, quien fuera un chileno notable.
Cual sea la respuesta que se tenga a las preguntas que sobre él se hacen, no cabe duda de que se trató de un hombre que hizo historia en Chile durante 30 años.
Ellos sufren hoy por alguien que se fue, como sufrimos todos en el Senado cuando una persona muy principal, o muy cercana o extremadamente importante para nuestras ideas, deja de estar entre nosotros.
Vengo a decirles también a los señores Senadores, sin otra razón que el haberlo conocido en esas circunstancias, que las aspiraciones que Luis Corvalán expresaba desde el Senado -hemos leído toda su bibliografía- se han ido construyendo prácticamente con el correr del tiempo. Pero aún muchas de ellas están inconclusas.
Materias relacionadas con la Región que representó siguen todavía pendientes. Y cuando uno lee sus oficios, pareciera que nada hubiera cambiado en el tiempo, sobre todo la obligación del Senado de corregirlas.
Vengo a expresar, en nombre de mi Partido y del Senador señor Gómez , mis respetos a su memoria, porque en su hoja de legislador no hubo proyectos, mociones, intervenciones, discursos que apuntaran a favorecer el dinero, sino a los trabajadores; a solicitar la opresión, sino la libertad; a luchar por mantener una sociedad que en su tiempo era tal vez más opresora que hoy, sino para hablar de libertad, de relaciones humanas, de avenimiento entre los partidos, las personas y las naciones, aunque pensáramos en aquel entonces, con toda razón y con mucha fuerza, que las naciones a las cuales adhería desde su punto de vista político no representaban lo que realmente él aspiraba como hombre. Lo comprobó más tarde y lo reconoció con extraordinaria hombría.
Vengo a decirles que quienes pensamos de manera distinta a la suya reconocemos en él el valor de la tenacidad para difundir sus ideas y su limpieza política en el debate.
Luis Corvalán Lépez , en medio del tráfago del quehacer político y, también, de sus grandezas, representó hasta su muerte el sacrificio y dolor para difundir sus ideas, a veces por represión, a veces por el no cumplimiento y por el sufrimiento de luchar sin esperanzas.
Luis Corvalán representó esa coherencia entre el pensar y el actuar: vivir, hablar y escribir de la misma manera, aunque estuviese equivocado.
Representó también una forma de ilusión, que todos soñábamos en nuestras propias perspectivas, por el cambio social, por una nueva sociedad, por la esperanza de transformar a Chile, por nuestras preocupaciones, por la juventud, por la necesidad de tener algo en qué pensar.
Desde su visión, las ideas que tenía las soñó con la misma fuerza que la de todos quienes estamos en esta Sala, tratando siempre de mejorar nuestro país y de convencer con nuestras ideas.
Representó también una época de profundos trastornos que rompieron la paz entre nosotros. Muchos, en el Senado, fueron sus amigos -como aquí se ha dicho-, y numerosos otros, detractores profundos. Sin embargo, todos reconocieron que su gran valor y su testimonio ante el país fueron su lucha por defender lo que consideraba justo, actuando siempre dentro del marco de su convicción política y filosófica.
Permítanme dar a conocer una experiencia personal y una visión en retrospectiva.
El quiebre de Chile, en mi concepto, fue responsabilidad de todos. No hay nadie que pueda sentir que no la tuvo. Quizás, quienes disponíamos de más recursos para actuar ostentábamos mayor responsabilidad que aquellos que no disponían de otra forma para expresar sus puntos de vista.
A veces deploro que los que estábamos de acuerdo en que no hubiera golpe militar ni opresión en Chile, y que deseábamos encauzar la vida política chilena de todos los sectores de manera distinta -dadas las divergencias existentes-, no hubiésemos alcanzado el consenso necesario para decir: "No más de esto, pero tampoco de lo otro, porque la guerra nada resuelve y la violencia solo engendra violencia".
Luis Corvalán logró victorias que lo llenaron de alegría, y fue -como dije- un hombre clave en el Gobierno y en la Unidad Popular, a la que condujo, ayudó y nutrió con una fría claridad para conseguir su triunfo.
Sin embargo, perdió en medio de una vorágine política, convirtiéndose en testimonio vivo del aprecio de sus amigos en el exterior.
Hoy día, en el lugar que esté, según su visión de la eternidad -como expresaba-, nosotros los católicos sabemos que lo volveremos a encontrar. Y también estamos ciertos de que, a pesar de las contingencias terrenales, con su persistencia y la intensidad con que trabajó luego de volver a Chile, fue capaz de lograr que el Partido Comunista tuviera parlamentarios, para así terminar con la desigualdad y la discriminación.
Permítanme, señores Senadores, dar lectura, por expresa petición del Presidente del Senado, a una nota que le enviara el ex Senador Alejandro Toro Herrera:
"Señor Presidente del Senado de la República
"Estimado Senador:
"En conocimiento que el próximo martes se realizará un homenaje al ex senador Luis Corvalán , le agradeceré haga llegar a dicha ceremonia el siguiente mensaje de adhesión:
"ADHESIÓN HOMENAJE EX SENADOR LUIS CORVALÁN LÉPEZ:
"ANTE EL SENSIBLE FALLECIMIENTO DEL EX SENADOR LUIS CORVALÁN LÉPEZ , EXPRESO MIS MÁS SENTIDAS CONDOLENCIAS A SU FAMILIA Y AL PARTIDO COMUNISTA.
"PARA MÍ CONSTITUYE UN HONOR Y ORGULLO HABER SIDO UNO DE LOS NUEVE SENADORES DE LA BANCADA COMUNISTA QUE ENCABEZÓ LUIS CORVALÁN.
"EXPRESO MI RECONOCIMIENTO A SU LEGADO POLÍTICO Y VALORO SU CONTRIBUCIÓN A LA DEMOCRACIA Y SU FRUCTÍFERO TRABAJO LEGISLATIVO.
"ALEJANDRO TORO HERRERA
"EX SENADOR DE LA REPÚBLICA
"DIRECTOR DEL CÍRCULO DE EX PARLAMENTARIOS DE CHILE.".
Señoras y señores, la muerte de alguien muy querido nos derrota y nos hace débiles. Pero cuando se trata de una figura tan importante para su familia y su Partido, o para cada uno de nosotros en particular, debemos mantenerla en nuestros recuerdos, honrarla y quererla por siempre.
Así, su esposa y su familia tienen el derecho y casi la obligación de amar por siempre al ex Senador, que vengo a saludar en nombre de los Senadores de la Democracia Cristiana y del Honorable señor Gómez .
He dicho.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
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