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El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que reajusta el monto del ingreso mínimo mensual, con informe de la Comisión de Hacienda y urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (6989-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 30ª, en 29 de junio de 2010.
Informe de Comisión:
Hacienda, sesión 31ª, en 30 de junio de 2010.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario General.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
El objetivo principal de la iniciativa despachada por la Cámara de Diputados es elevar de 165 mil a 172 mil pesos, a contar del 1º de julio del año en curso, el monto del ingreso mínimo mensual para los trabajadores mayores de 18 años y hasta 65 años de edad.
La Comisión de Hacienda discutió este proyecto tanto en general cuanto en particular y rechazó la idea de legislar por 3 votos en contra (de los Honorables señores Escalona, Frei y Lagos) y 2 votos a favor (de los Senadores señora Matthei y señor García).
El señor PIZARRO (Presidente).-
En discusión general y particular el proyecto.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor LARRAÍN ( Ministro de Hacienda ).-
Señor Presidente , solicito a la Mesa que recabe la autorización de la Sala para que ingrese el Subsecretario de Hacienda , don Rodrigo Álvarez .
El señor LETELIER .-
Me opongo.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
No hay acuerdo, señor Ministro .
El señor LARRAÍN (Ministro de Hacienda).-
Está bien.
Señor Presidente, quiero poner en conocimiento de la Sala las consideraciones que tuvimos en vista para proponer este proyecto de ley de reajuste del ingreso mínimo mensual.
En primer lugar, su texto es fruto del análisis de la Comisión Asesora Laboral y de Salario Mínimo. Esta emitió un informe, que se halla en poder de los señores Senadores de la Comisión de Hacienda, y también, de quienes deseen conocerlo, en el sitio web del Ministerio.
Básicamente, la Comisión Asesora propuso, por mayoría, aumentar el salario mínimo en 3 por ciento a fin de privilegiar el empleo. Y voy a exponer cuál es la posición del Gobierno al respecto.
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Antes de eso, deseo partir mostrando la situación macroeconómica del país.
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Lo primero que debo señalar es que Chile viene saliendo de una recesión. En 2009 el producto interno bruto cayó 1,5 por ciento, y se espera que este año crezca entre 4 y 5 por ciento. Esto significa que la economía se está recuperando. Sin embargo -repito-, venimos saliendo de una recesión.
De acuerdo a las últimas cifras, hay una creación potente de empleos, pero tenemos 670 mil cesantes.
La inflación hasta mayo pasado...
Señor Presidente , no sé si están dadas las condiciones para continuar mi exposición.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Siga no más, señor Ministro . Lo escuchamos atentamente.
El señor LARRAÍN ( Ministro de Hacienda ).-
Gracias.
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Como se observa en el gráfico anterior, la inflación total de los últimos 12 meses es de 1,5 por ciento. Y las inflaciones subyacentes o de tendencias son negativas: la que excluye perecibles y combustibles y la que excluye los servicios regulados. Pero la que importa, desde el punto de vista de los trabajadores, es la que comprende el IPC total, que -como dije- registra 1,5 por ciento de avance.
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Cabe señalar, señor Presidente , que en este proyecto hemos puesto especial atención en los más afectados por el desempleo. Y, como mencioné hace un momento, se trata de alrededor de 670 mil personas.
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Y las más afectadas precisamente son las mujeres, que tienen una tasa de desempleo nacional bastante superior al promedio, de 8,6 por ciento (estas cifras son del mes pasado; porque ahora el índice alcanza a 8,8 por ciento): 2 puntos más. En cambio, la tasa de los hombres está más de un punto por debajo de la nacional.
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Al analizar la cesantía por edad, se observa que los más afectados son los jóvenes. El grupo de entre 15 y 19 años alcanza a una tasa de desempleo superior al 20 por ciento. Ello significa que uno de cada cinco jóvenes que buscan empleo no lo encuentra. Y en el rango de 20 a 24 años se llega a 18 por ciento. En tanto, la tasa de desempleo cae fuertemente en los grupos etarios mayores.
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También es bueno considerar a quién ataca el desempleo cuando se consideran los índices de pobreza.
En los indigentes -ellos destinan a alimentación todo su ingreso autónomo, más los subsidios monetarios, pero no logran comprar una canasta básica- la tasa de desempleo es superior al 40 por ciento, de acuerdo a la última encuesta CASEN que tenemos tabulada: la de 2006. En los pobres no indigentes se llega casi a 20 por ciento. Y la tasa de desocupación nacional de los no pobres es de 5,7 por ciento.
Por lo tanto, se va configurando un panorama de desempleo que ataca con mayor fuerza a los más jóvenes y a los más pobres.
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Respecto del salario mínimo, quiero simplemente recordar que la llegada a 165 mil pesos lleva toda una evolución de incrementos, que desde 1996 representa un aumento de 60 por ciento real.
En el cuadro anterior, Sus Señorías pueden apreciar la serie nominal y la real.
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Ahora bien, debemos considerar asimismo el siguiente problema.
El salario mínimo se ha ido incrementado mucho más que la productividad, lo cual ha generado una brecha creciente entre uno y otra. Y esto se debe en parte al aumento del salario mínimo, pero también a que el crecimiento de la productividad ha sido negativo, especialmente en los últimos cuatro años (durante ellos lo ha sido de manera consistente), con una tasa de caída promedio de 1,5 por ciento anual.
Sobre el particular, debo decir que, por mucho que a todos nos gustaría incrementar el salario mínimo, si pretendemos hacerlo y no consideramos elementos como la productividad, terminaremos dejando sin posibilidad de encontrar empleo a bastante gente de los grupos mayormente afectados: los más pobres, los que tienen menor nivel de instrucción.
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Existe otra fórmula importante para considerar el salario mínimo en una comparación internacional, tomando los países de la OCDE: medir dicho ingreso con respecto a la mediana salarial.
Si tomamos el último dato disponible, el ingreso mínimo en Chile corresponde al 62 por ciento de la mediana salarial. Esto solo es superado por Francia, que alcanza al 63 por ciento. En Estados Unidos y Japón llega a 34 y 35 por ciento de la mediana salarial, respectivamente.
Por tanto, según esa medida, el salario mínimo nacional se encuentra entre los más altos del mundo al compararnos con un grupo de países de la OCDE, de la cual Chile es miembro pleno desde hace poco tiempo.
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Respecto a las personas afectas al salario mínimo, en el grupo de 18 a 21 años de edad se alcanza a casi 22 por ciento. Y este porcentaje va cayendo.
Entonces, se configura un escenario donde el sueldo mínimo afecta más a los jóvenes. ¿Y en los grupos mayores? Por ejemplo, en el de 25 a 34 años lo percibe menos del 13 por ciento.
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En cuanto a la relación salario mínimo-años de escolaridad, entre quienes tienen de cero a 7 años de educación, lo reciben menos del 29 por ciento; entre aquellos con 8 a 11 años de instrucción, sobre el 20 por ciento; y entre los que tienen educación media completa o más estudios, menos del 10 por ciento.
Lo anterior va configurando el escenario de las personas a las que afecta el ingreso mínimo.
Pero en esta discusión hay un elemento que no puede estar ausente: el salario mínimo afecta fundamentalmente a las pymes, y en particular a las microempresas.
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En efecto, en las empresas que tienen entre 1 y 9 trabajadores, el 67 por ciento recibe salario mínimo.
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En las empresas pequeñas -son muy reducidas: tienen entre 1 y 9 trabajadores-, más del 20 por ciento de la fuerza laboral gana el ingreso mínimo. Sin embargo, en las grandes, en aquellas con más de 200 trabajadores, solo el 2 por ciento está afecto a él.
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También podríamos preguntarnos cómo el salario mínimo cubre la línea de pobreza. Y nos encontramos con que en Chile se hace en 2,9 veces, siendo superado en el contexto latinoamericano solo por Panamá, donde llega a 3 veces. Ello, de acuerdo con datos oficiales.
Por supuesto que si en un grupo familiar de cuatro miembros solo trabaja uno y gana el ingreso mínimo, dicho grupo se hallará bajo la línea de pobreza.
En ese sentido, como es natural, aspiramos a más.
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¿Cuál es la propuesta que estamos haciendo?
La que planteó originalmente el Ejecutivo implicaba incrementar el monto actual del salario mínimo de l65 mil pesos a 170 mil.
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Este gráfico corresponde al grupo general, donde se observa el ingreso mínimo de los mayores de 18 años y menores de 65.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, señor Ministro .
¿Cuántos minutos necesita para terminar?
El señor LARRAÍN ( Ministro de Hacienda ).-
Cinco minutos, señor Presidente .
El señor PIZARRO (Presidente).-
Muy bien.
El señor LARRAÍN ( Ministro de Hacienda ).-
Nosotros planteamos un reajuste de 3,03 por ciento, con el cual el salario mínimo llegaba a 170 mil pesos.
Ayer estuvimos conversando con algunos señores Senadores y Diputados y ajustamos esa propuesta a la que voy a mostrar en seguida, que es la que sometemos a consideración de esta Corporación y que fue aprobada ya por la Cámara Baja.
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Esta propuesta consigna un aumento de 7 mil pesos en el ingreso mínimo diferenciado, con lo cual este alcanza a 172 mil pesos. O sea, un reajuste de 4,2 por ciento para los tres tipos de salario.
Es importante tener en mente tal guarismo.
Quiero comparar esa cifra con el salario mínimo real que se fijó en los últimos años a partir de 1997.
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El período 1997-2000 fue muy especial, porque el ingreso mínimo experimentó fuertes incrementos reales. Ello coincidió con la crisis asiática, a raíz de la cual se registró una tasa de desempleo superior a 12 por ciento, en la que dichos aumentos, lamentablemente, algo tuvieron que ver.
Si se excluye ese período, en los 9 años siguientes -es decir, entre 2001 y 2009-, el alza real del salario mínimo fue de 2,2 por ciento.
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El Gobierno ofrece ahora un reajuste de 2,7 por ciento real, equivalente a 4,2 por ciento nominal.
Siempre se puede discutir si lo que importa es la inflación pasada o la esperada. Pero si uno observa el incremento del ingreso mínimo del año 2008, no cabe duda de que el 10,4 por ciento de aumento nominal nunca hubiera tenido lugar si la inflación no hubiera alcanzado al 8,9 por ciento.
Por lo tanto, las mismas cifras muestran que, a pesar del incremento nominal de 10,4 por ciento, el aumento real fue solo de 1,4 por ciento.
Quiero hacer hincapié en este punto.
Nosotros proponemos un reajuste del salario mínimo de 2,7 por ciento real -medio punto superior al promedio que se registró en los últimos 9 años-, o sea, 1,2 puntos por sobre la propuesta de 3 por ciento del grupo mayoritario de la Comisión Asesora Laboral y de Salario Mínimo.
A continuación, señor Presidente , deseo poner en conocimiento de la Sala que el Gobierno ha presentado una indicación a fin de ajustar los tramos de ingreso mensual para acceder a la asignación familiar.
La indicación plantea también reajustar la asignación familiar y el subsidio único familiar de modo diferenciado.
Para el primer tramo -el que recibe la mayor asignación; vale decir, para aquellos beneficiarios cuyo ingreso actual no exceda los 170 mil pesos-, el incremento será de 4,2 por ciento.
En el mismo porcentaje se reajustarán en el tramo uno los 6 mil 500 pesos de asignación familiar. Y en los tramos siguientes, tanto el subsidio único familiar como la asignación familiar aumentarán según el índice del alza del costo de la vida, esto es, 1,5 por ciento.
Quiero explicar lo ocurrido.
Efectivamente, como en la propuesta original el Gobierno había planteado elevar el ingreso mínimo a 170 mil pesos, no se generaba problema con los tramos. Pero con posterioridad, cuando se planteó un monto de 172 mil pesos, quienes percibían esa renta quedaban excluidos del reajuste más alto de la asignación familiar. Y esa no era la intención.
Por lo tanto, se está ajustando dicho tramo.
En cuanto a la asignación familiar, al primer tramo le corresponderá el mismo monto que al subsidio único familiar. Este último beneficia a 2 millones de personas.
Con los ajustes referidos complementamos la iniciativa.
Debo señalar que primitivamente no habíamos incorporado un reajuste de la asignación familiar no porque no quisiéramos hacerlo, sino por dos razones.
En primer término, porque entre 1998 y 2008 el punto se discutió junto con el reajuste de remuneraciones del sector público, al final de cada año. Solo en 2009 se modificó tal criterio y, con motivo de la crisis, se discutió a mediados de año. Entonces se efectuó un reajuste y se cambió el período.
Eso fue el año pasado.
En segundo lugar, nosotros habíamos pensado tomarnos algún tiempo para definir lo relativo al ingreso ético familiar y en ese contexto realizar un ajuste en la asignación familiar.
Sin embargo, luego de analizar el asunto y de recibir las sugerencias de Diputados y Senadores de la Alianza por el Cambio, de parlamentarios independientes y también de la Concertación, decidimos presentar la indicación mencionada, aunque igual seguiremos estudiando lo tocante a la asignación familiar y al subsidio único familiar, pero según esta nueva realidad.
Por último, debo manifestar que crearemos una mesa de trabajo con la CUT a fin de buscar una fórmula de reajuste del salario mínimo que en el futuro permita al Gobierno llegar con un proyecto consensuado, sobre la base de los parámetros de inflación, productividad y ajuste cíclico.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Señores Senadores, dado que el proyecto tiene urgencia calificada de "discusión inmediata", deberá discutirse en general y particular a la vez. Pero en algún momento votaremos la idea de legislar, como corresponde, y después, artículo por artículo, incluyendo la indicación del Ejecutivo.
El señor LETELIER.-
Pido la palabra, sobre una cuestión de Reglamento, señor Presidente.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Puede hacer uso de ella, Su Señoría.
El señor LETELIER.-
Señor Presidente , deseo corroborar si entendí correctamente lo planteado por la Mesa respecto al sistema de votación. Porque en la discusión particular pediremos votar en forma separada algunos incisos del artículo 1°.
¿En qué momento podremos solicitar eso?
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Cuando se inicie la discusión y votación en particular, señor Senador.
Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Señor Presidente , nos encontramos debatiendo el proyecto enviado por el Gobierno, como todos los años, sobre reajuste del monto del ingreso mínimo mensual, el que por supuesto incide mayormente en las entradas de las personas que lo perciben y tiene también algún efecto sobre la economía nacional.
En esta oportunidad el Ejecutivo, al igual que en otras ocasiones, no logró un acuerdo con la Central Unitaria de Trabajadores, lo que habría sido ideal.
Me alegra mucho lo expresado por el señor Ministro en cuanto a que próximamente se constituirá una mesa de trabajo con la CUT y otras organizaciones gremiales con el objeto de determinar con precisión los parámetros para fijar el monto del salario mínimo hacia adelante. Ello evitará que en algún momento se considere una variable y en otro, una diferente.
El señor Ministro , al comparar los incrementos experimentados por el ingreso mínimo en los períodos anteriores, solo tomó en cuenta los registrados en el lapso de 9 años desde el 2000, en vez de considerar todos los de los Gobiernos de la Concertación.
Yo prefiero una comparación entre el monto del salario mínimo existente entre 1990 y marzo de 2010, cuando la Concertación dejó el poder.
En toda esa época, el ingreso mínimo en Chile tuvo un incremento real de más de 70 por ciento.
¡Tal es el resultado final, lo que debe tenerse presente! Ello resulta muy importante para formarse un juicio acerca de las políticas que se implementaron entonces.
Ahora bien, el problema traído acá -y se dijo cuando se presentó el proyecto en el Parlamento- es que la cifra original de 170 mil pesos era inamovible. Según declaraciones persistentes y permanentes, se expresó que no se iba a modificar. Y se dieron los mismos argumentos esbozados hoy por el señor Ministro de Hacienda en cuanto a que incrementar el salario mínimo podría afectar el empleo, tener efectos negativos en la macroeconomía, etcétera.
Asimismo, al observarse que no se incluía en esta iniciativa legal el reajuste para las asignaciones familiares, subsidios familiares y asignación maternal, se sostuvo que ello se iba a incorporar en un proyecto de ley diferente -cuya fecha de presentación desconocemos-, en el cual se fijaría el ingreso ético familiar anunciado por el Presidente de la República en su Mensaje del 21 de mayo.
Sin embargo, producida la discusión en la Cámara de Diputados, todos vimos -no estamos muy cerca de ella para escuchar lo que pasa allá, pero lo sabemos por los medios de comunicación- que varios parlamentarios de las bancadas de Gobierno y algunos Senadores independientes reclamaron en contra de la propuesta de salario mínimo. Dijeron que por ningún motivo aceptarían dicha cifra. Incluso un Diputado de las bancadas oficialistas amenazó, hasta ayer, con rebelarse.
En consecuencia, pudimos apreciar en el día de ayer que la cantidad de 170 mil pesos ya no era inamovible y que resultaba viable subirla a 172 mil pesos.
Yo entiendo que un Gobierno tiene que hacer esfuerzos por lograr acuerdos, sobre todo cuando las cifras son discutibles. Y al llegar a los 172 mil pesos, logró los cinco votos que necesitaba para aprobar su propuesta.
Y ese es el monto que hoy día nos llega al Senado.
Pero, al imponernos del texto de la iniciativa, nos encontramos con que el Ejecutivo se da cuenta de que el alza a 172 mil pesos adolecía de un problema. Por ello, creo que los parámetros sobre los cuales se sustentaba dicha cifra no fueron bien estudiados y que se acordó una cantidad arbitraria con los parlamentarios. Pareciera que así fue.
La señora MATTHEI .- ¡Obviamente que es una cifra arbitraria!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¿Por qué? Porque al hacer el cálculo de cómo llegar a 172 mil pesos, olvidaron que, de acuerdo con los topes de la asignación familiar existente, al sobrepasar el límite salarial de 170 mil pesos, automáticamente el ingreso de ese trabajador cae en el tramo de asignación familiar, que hoy día es de 6 mil 500 pesos, a 4 mil 830 pesos.
Y de acuerdo a los antecedentes que tengo, si eso no se corrigiera en el Senado, 915 mil 883 trabajadores quedarían no con los 172 mil pesos, sino con un sueldo al cual habría que restar lo que pierden por concepto de asignación familiar, esto es, mil 670 pesos. Y si esa persona recibe dos asignaciones familiares, entonces la pérdida sería neta. En el caso inverso, la ganancia sería muy pequeña.
El Gobierno nos ha anunciado que corregirá ese problema. Pero eso nuevamente me lleva a la conclusión de que la cifra de 172 mil pesos a la que se llegó fue el resultado de una negociación política, legítima dentro del Parlamento y que no obedece a parámetros que justifiquen dicha alza.
En el Senado hemos planteado que, a nuestro juicio, el salario mínimo debiera ser este año del orden de los 175 mil pesos.
La señora MATTHEI .-
¡185 mil pesos!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
¿Por qué lo creemos? Porque si aplicamos los parámetros que el propio Ministro de Hacienda nos dice que se utilizarán a futuro -me parece muy bien que sean fijos y que no cambien de un año a otro, aun cuando es efectivo que en los Gobiernos de la Concertación se modificaron; pero lo uno no justifica lo otro-, o sea, la inflación esperada, la productividad y la equidad, perfectamente se podrían justificar los 175 mil pesos.
¿Por qué? Porque, de acuerdo con el informe entregado por el Banco Central, la inflación esperada hasta el mes de junio bordeará el 3,8 por ciento. Y, además, como creo que el Gobierno será capaz de aumentar la productividad, debido al mayor crecimiento de la economía entre un 4,5 y 5 por ciento durante este año -el próximo puede ser superior-, dicho factor no puede ser inferior a 1,5 por ciento, que debemos agregarle.
Entonces, si aplicamos a los 165 mil pesos el 5,3 por ciento de reajuste, el salario mínimo podría llegar a 174 mil pesos. Y si le añadimos algo de equidad, es posible justificar un ingreso mínimo de 175 mil pesos.
¿Qué le dijimos anteriormente al Ministro de Hacienda y se lo reitero aquí en la Sala? Es imprescindible buscar un acuerdo y evitar un conflicto innecesario. No obstante, para ello es preciso acceder a una argumentación. Pueden no ser 175 mil pesos. Pero, aplicando los parámetros que se anuncian en el futuro próximo para el salario mínimo, podemos alcanzar una cifra del orden de 174 mil pesos.
Se ha afirmado que el incremento lo pagarían los pequeños empresarios o los trabajadores dependientes de pequeñas o microempresas. Efectivamente es así. Pero no creo que un empleador vaya a sufrir una consecuencia catastrófica por entregar mil pesos mensuales más a un trabajador, es decir, 30 pesos diarios.
Entonces, no veo razón ni justificación alguna para ampararse en eso y no querer llegar a acuerdo.
Tenemos que hacer un esfuerzo. Valoro el planteamiento del señor Ministro en el sentido de que formulará una indicación para reponer en este proyecto el reajuste de la asignación familiar, del subsidio familiar y de la asignación maternal. Eso faltaba y era necesario incorporarlo, pues el año pasado se hizo en el mes de junio y se cumplió un ciclo anual que correspondía reiniciar ahora. Si no concedemos dicho reajuste, habrá un período de al menos seis o cinco meses en los cuales se generará una pérdida real en la asignación familiar y en los subsidios de los beneficiarios.
Por ello, me alegra que el Ejecutivo haga indicaciones en ese sentido y que haya reparado el error que se cometió en la Cámara Baja, en el sentido de no aumentar el margen de escala para la asignación familiar, lo que hubiese provocado una pérdida en los ingresos de más de 900 mil trabajadores en el país.
Por todas esas razones, decimos al señor Ministro de Hacienda que nosotros queremos aprobar un salario mínimo. Espero que logremos un acuerdo y que no nos enfrasquemos en un problema por mil pesos, pues un Gobierno debe sopesar muy bien lo que significa obtener una votación favorable en una materia como la que nos ocupa en comparación a lo que podría acarrearle un rechazo.
Esos son los aspectos que deseaba hacer presente en la Sala. Le dije al Ministro y le insisto: busque espacios de acuerdo y evitemos no llegar a un consenso antes de proceder a la votación del proyecto.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor García.
El señor GARCÍA .-
Señor Presidente , todos los años cuando discutimos el reajuste del salario mínimo -o "ingreso mínimo" como se le denomina en la presente iniciativa legal-, comenzamos a discutir si mil pesos más o mil pesos menos, si dos mil pesos más o dos mil pesos menos.
Todos nosotros tratamos de encontrar una cifra mágica que permita a los trabajadores obtener un mayor reajuste del salario mínimo.
No obstante, en realidad esa cifra no existe.
Todos quisiéramos que el salario mínimo fuera más alto. ¿Por qué 175 mil pesos? ¿Por qué no 180 mil o 200 mil pesos?
Lo que pasa, señor Presidente , es que nos topamos siempre con que la economía chilena ha evidenciado durante los últimos años -y hasta el día de hoy- más de 675 mil personas desempleadas. Esta mañana se dio a conocer el resultado de la encuesta de empleo del trimestre móvil marzo-mayo. La desocupación alcanza a 8,8 por ciento. En números redondos, eso significa que 675 mil personas salen a buscar trabajo y no lo encuentran.
Por lo tanto, cuando hablamos del salario mínimo, tenemos que pensar no solo en los que están trabajando, sino también en quienes salen a buscar empleo -y ojalá lo consigan-. Yo reconozco que, en el margen, cuanto más alto sea el ingreso mínimo, en mayor medida se transforma en una barrera para que varios miles de compatriotas encuentren ocupación, se incorporen al mundo laboral, con la doble satisfacción que ello implica: por un lado, contribuir con un ingreso, aunque sea mínimo, al financiamiento del hogar, de las necesidades de la familia; y, por otra parte, sentirse útiles, levantarse en la mañana, salir a cumplir con sus obligaciones y volver luego de haber realizado las tareas, habiendo desplegado su esfuerzo, su capacidad. Y eso tiene un valor espiritual tremendamente importante, en algunos casos más relevante que el valor del propio salario.
Por eso, señor Presidente , esta discusión tiene bastante de teórica. Sin embargo, al mismo tiempo conlleva efectos prácticos. Repito: todos quisiéramos que los trabajadores que hoy reciben el ingreso mínimo pudieran acceder a un salario mayor. No obstante, por la realidad con que nos topamos, deseamos fomentar el empleo, deseamos que más de una persona por grupo familiar se integre al mundo laboral. Porque la mejor manera de superar las situaciones de pobreza en que se encuentran muchas de las familias chilenas es que otro de sus miembros se incorpore al trabajo y pueda recibir otro salario, aunque sea mínimo.
De ahí que, con el mayor respeto y afecto, pido a las señoras Senadoras y señores Senadores de la Concertación no seguir con esta suerte de "gallito" con el Gobierno: que si mil pesos más, mil pesos menos; que si apoyamos el proyecto, que si lo rechazamos.
Quiero recordar que el rechazo de la iniciativa implica dejar sin reajuste del salario mínimo, sin 7 mil pesos...
La señora ALLENDE .-
¡No!
El señor GARCÍA .-
¡Sí, pues!
El señor LAGOS.-
¡No es así!
El señor GARCÍA .-
¡Eso es lo que significa: dejar sin incremento del salario mínimo a los 500 mil trabajadores que lo perciben!
Por eso nosotros, mientras fuimos Oposición, siempre respaldamos la cifra propuesta por el Gobierno. En algunos casos venía con el acuerdo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT); en otros, sin él. Muchas veces el reajuste del salario mínimo planteado en el mensaje era "A", y se aprobaba "A+1". Así que tampoco debe llamarnos la atención que en la Cámara de Diputados se haya aumentado el monto de 170 mil a 172 mil pesos. Eso ha sido frecuente en la tramitación de estos proyectos.
Señor Presidente , cuando el país ha sufrido un terremoto de la gravedad que significó el del 27 de febrero; cuando venimos recién saliendo de una crisis financiera internacional que golpeó duramente a Chile, más que a otras economías latinoamericanas, a raíz de la cual nuestro producto cayó en 1,5 por ciento y el nivel de desempleo subió -según las cifras de desocupación del año pasado- por sobre las 850 mil personas, yo creo que debemos mandar una señal al país en orden a que lo que más nos importa es la creación de nuevos empleos -no ponerle barreras a su generación-, y para eso hay que aprobar el monto de reajuste del salario mínimo que nos propone el Gobierno.
También me alegro de que el Ejecutivo haya resuelto incorporar en el proyecto los incrementos para las asignaciones familiares y, por supuesto, para el subsidio único familiar. Esto significa que aproximadamente 2 millones de causantes del subsidio único familiar y de cargas familiares recibirán el nuevo monto de 6 mil 776 pesos a partir del próximo 1º de julio, y que quienes se encuentran en los tramos siguientes percibirán un reajuste de 1,5 por ciento en su asignación familiar.
Sin embargo, creo que lo relativo a estos dos subsidios debe ser materia de discusión del Ejecutivo y del Parlamento en los próximos meses.
Hay informes que señalan que muchos trabajadores que debieran sacar la asignación familiar a través de su empleador lo están haciendo por medio de la municipalidad, probablemente porque sienten que es más seguro recibirlo a través de esta última o porque existe un número significativo de trabajadores sin previsión. De ser así, eso sería doblemente grave.
¿No resultará conveniente que a estas alturas, cuando ya llevamos tantos años aplicando como subsidio monetario el subsidio único familiar, el valor de la asignación familiar sea más alto que el del SUF, como una forma de estimular que se le efectúen a todos los trabajadores sus imposiciones y que todo aquel que labora de manera estable pueda recibir la asignación familiar en su liquidación mensual de sueldo?
Creo que es una buena pregunta. Debemos fomentar la formalidad, que nuestros trabajadores tengan sus cotizaciones previsionales, y al día. Me temo que muchas veces, por la vía de entregar el subsidio único familiar a través de las municipalidades, se está impidiendo que los trabajadores obtengan beneficios que, por lo demás, son irrenunciables.
Señor Presidente , termino mis palabras haciendo un llamado a votar a favor de este reajuste del ingreso mínimo, no porque nos deje satisfechos a todos, sino porque tenemos que ponernos de acuerdo en una cifra que no signifique, como ya lo he señalado, colocar un dique a la creación de nuevos empleos.
He dicho.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Muñoz Aburto.
El señor MUÑOZ ABURTO.-
Señor Presidente , Honorables colegas, el ingreso mínimo mensual es el único piso legal con que cuentan los trabajadores chilenos y es lo que impide que muchos de ellos reciban aun salarios inferiores por sus labores. Esto da cuenta de los Convenios 131 y 134 de la Organización Internacional del Trabajo, a los que Chile se encuentra adherido.
El mercado del trabajo es generalmente imperfecto, en tanto sus actores cuentan con una muy diversa capacidad negociadora, lo que ha motivado la creación del Derecho Laboral como rama de la ciencia jurídica.
Sin embargo, en el caso chileno esa asimetría es aún más patente, por la escasa sindicalización y el exiguo uso de la negociación colectiva. Sin defensa colectiva de sus intereses, sin un procedimiento que permita distribuir de mejor forma la riqueza generada al interior de la empresa y con un mecanismo de gratificaciones con numerosas imperfecciones, entre las que se cuentan el uso del denominado "multirrut", el sueldo mínimo es una herramienta imprescindible.
No cabe duda de que para un número significativo de chilenos dicho salario es el contenedor de que sus sueldos bajen por efecto del mercado y, más aún, es su única esperanza de un mínimo incremento anual que compense el alza del costo de la vida, que en los sectores de menores recursos se siente siempre por encima de los indicadores oficiales.
Es más, recordemos que solo desde hace unos dos años el ingreso mínimo adquirió realmente la entidad que le corresponde, como consecuencia de haber eliminado la ley N° 20.281 las opciones para que él fuera enterado con rubros como comisiones, que representaban un esfuerzo adicional del trabajador y no el mero cumplimiento de la jornada ordinaria. No debemos olvidar que antes de la dictación de esa normativa había, particularmente en el sector del , sueldos base de 6 mil pesos.
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Esa es, señor Presidente, la discusión que hoy tenemos.
Para cientos de miles de chilenos, este aumento del salario mínimo mensual será el único y exclusivo incremento remuneracional que recibirán en todo el año; un año marcado por una enorme catástrofe natural que afectó gravemente a los hogares en buena parte del país y que, además, ha subido los principales componentes de la canasta familiar.
Así las cosas, el Gobierno ha propuesto un incremento mínimo de 3 por ciento, que luego elevó a 4, presionado -como lo dijo el Senador señor Andrés Zaldívar - por sus propios parlamentarios. Hoy el alza está en 4,2 por ciento, alcanzando poco más de 7 mil pesos.
Estamos, señor Presidente , frente al desafío nacional de conseguir el denominado "sueldo ético" del que nos habló Monseñor Goic.
Según una de las alternativas analizadas por la Comisión que estudió la fijación del salario mínimo, para que este ingreso llegara a cubrir la línea de pobreza de un hogar constituido por cuatro personas el 2020, se requeriría un 4,3 por ciento de aumento real por año. Acá estamos lejos de eso.
Vemos con preocupación que la cifra de 3 por ciento propuesta originalmente estaba mucho más alineada con la opción que privilegiaba cumplir la propuesta gubernamental de los 200 mil empleos, pero a costa, probablemente, de precariedad y bajas remuneraciones.
Los parlamentarios de la Concertación creemos que es posible hacer un esfuerzo mayor. Este es un año especial. Numerosas familias han sufrido mucho y requieren un apoyo.
Se señala que esto puede afectar la productividad y rentabilidad de las empresas, pero estimamos que resulta factible también que ellas hagan un aporte concordante con el relevante respaldo que se les está dando y que, en el marco del proyecto de reconstrucción, por ejemplo, implicará una reducción importante y permanente de sus costos por la vía del impuesto de timbres y estampillas y de la reinversión de las utilidades.
Muchos han dicho que el salario mínimo, en el tránsito hacia el sueldo ético, no debiera cargarse a las empresas, sino ser suplementado por el Estado mediante ingresos no monetarios. Me parece una fórmula altamente riesgosa. El Fisco asumiría la responsabilidad de complementar bajos salarios, al tiempo que el empresariado se vería liberado de la presión de sus trabajadores por ganar más.
Ello no es posible. La única forma viable de transitar hacia el salario ético es complementar los subsidios que entrega el Estado con un esfuerzo importante de redistribución al interior de las empresas, como sucede con el ingreso mínimo.
Hay dos puntos que me gustaría hacer notar adicionalmente.
El primero es que, si queremos que el sueldo mínimo sea cada vez más irrelevante en el mercado del trabajo, debemos asumir las modificaciones legales pendientes, como el concepto de empresa, que el Gobierno ha comprometido explícitamente en su programa y que permitirían alentar la sindicalización, ampliar de manera considerable la negociación colectiva y terminar con subterfugios en el pago de las gratificaciones y otros beneficios.
El segundo aspecto tiene que ver con que el salario mínimo que estamos discutiendo es profundamente injusto para muchas Regiones del país en que el costo de vida es mayor. Los 172 mil pesos, a lo mejor, alcanzan en la zona central, pero no en Magallanes, por lo que deseo insistir en que debemos avanzar hacia una regionalización o al menos en establecer algunas macrozonas que reflejen costos de vida similares.
Antes de terminar, señor Presidente , quiero hacer una precisión.
El Senador señor García dijo que si se vota en contra de este proyecto los trabajadores se quedarán sin salario mínimo.
¡Eso es falso de falsedad absoluta!
Quiero ser riguroso y preciso en lo que voy a señalar.
Al haberse aprobado ya el proyecto en la Cámara de Diputados, si nosotros lo rechazamos aquí, se tiene que constituir una Comisión Mixta. Y lo mínimo que los trabajadores tienen en estos momentos son los 172 mil pesos que ofreció el Ejecutivo .
Gracias.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra la Honorable señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , el año 1997 la crisis asiática nos golpeó con mucha fuerza. Pero la verdad es que golpeó no solo a Chile, sino a prácticamente todos los países del mundo, en los cuales causó una tremenda cesantía.
Sin embargo, mientras la mayoría de las naciones asiáticas que provocaron y sufrieron en mayor medida la crisis pudieron recuperar sus niveles de empleo en apenas dos años, en Chile nos demoramos más de una década -¡más de una década!- en volver a nuestros niveles normales. Y prácticamente no hay economista que no señale que esa enorme tardanza tuvo justamente su origen en el sustantivo aumento del salario mínimo registrado entre los años 1997 y 2000. Es cosa de ver cuánto se incrementó aquel en esos cuatro años y cómo en nuestro país el desempleo estuvo sumamente inflexible a la baja durante dicho período para darse cuenta del tremendo efecto que genera una combinación de situaciones económicas complicadas con alzas importantes del sueldo mínimo.
En Chile hubo más de 100 mil personas -¡más de 100 mil!- que estuvieron sin trabajo durante una década y que no debieron haberlo estado. Ello se debió a la irresponsabilidad de haber subido fuertemente el ingreso mínimo en momentos de crisis.
Más de 100 mil compatriotas nuestros tuvieron que sufrir la pena, la falta de autoestima, el tener que salir a buscar empleo y no encontrar nada y, muchas veces, los problemas familiares que tal situación provoca, y todo eso, gracias a que nosotros "alegremente" aprobamos sustanciales alzas del salario mínimo en tiempos de vicisitudes económicas.
¡Cien mil chilenos, por irresponsabilidad nuestra, quedaron sin trabajo durante una década!
Yo me pregunto si quieren repetir aquello de nuevo.
Yo me pregunto si ahora, luego de la crisis financiera del año pasado y cuando nadie sabe qué pasará con Europa, quieren volver a subir el salario mínimo de la misma manera que antes.
¿Quieren mantener el desempleo en nuestro país? ¿Es eso lo que desean para los chilenos: desempleo?
La verdad, señor Presidente , es que a lo que más se comprometió el Presidente Piñera fue a alcanzar una mayor tasa de ocupación; específicamente, a crear 200 mil nuevos puestos de trabajo. Porque no hay nada que afecte más la dignidad y la vida cotidiana de las familias que el hecho de que el jefe de hogar esté desempleado.
¡No hay nada que la afecte más! Destruye matrimonios; echa a perder el futuro de los niños; a veces obliga a sacarlos de la universidad o del colegio, etcétera.
¡El desempleo es terrible!
Entonces, no puedo entender que, después de haber vivido en Chile esa situación, ahora se quiera repetir lo mismo que se hizo cuando se desató la crisis asiática: subir fuertemente el salario mínimo en tiempos de vicisitudes económicas.
¡Eso es lo que está proponiendo la Concertación!
Y aquí, señor Presidente , nadie puede hablar de mezquindad. El aumento real sugerido por el Primer Mandatario es cuatro veces mayor que el del año pasado. ¡Cuatro veces mayor, en términos reales! Los 172 mil pesos propuestos ahora por él son, en términos reales, cuatro veces superiores al salario mínimo planteado por la Presidenta Bachelet el año pasado -y que nosotros aprobamos-, y dos veces mayor, en términos reales, que el del año antepasado.
O sea, cuatro veces mayor al del año 2009 y dos veces mayor al del año 2008. Pero ahora eso, que ustedes aprobaron hace doce meses, hoy día lo consideran insuficiente.
Quiero señalar que, obviamente, no solo nos interesa el empleo, sino también la calidad de vida de la gente. Y eso tiene que ver con el ingreso. Pero la forma correcta de abordar esa situación es mediante el ingreso ético. Porque, de esa manera, podemos combinar la mayor cantidad de empleo posible con un sueldo que les permita a todas las familias en Chile tener una calidad de vida mínima, razonable, digna.
Eso va por otra vía.
Si lo hacemos a través del salario mínimo, conseguiremos lo que ya vimos los años 97, 98, 99 y 2000: una década completa con una tasa de cesantía que no teníamos cómo bajar.
Deseo expresar además que en los últimos diez años han desaparecido cien mil pymes; han dejado de existir. Aquí he escuchado a algunos señores Senadores manifestar: "Dos o tres mil pesos más no es mucho", pero se van acumulando y llega un momento en que las pymes ya no pueden seguir funcionando.
Cuando uno mira las cifras que mostró el Ministro de Hacienda , en las que se compara la evolución del ingreso mínimo con la evolución de la productividad de los trabajadores en Chile, se da cuenta de que en los últimos diez años el ingreso mínimo ha crecido entre 30 y 40 por ciento más que la productividad. Eso las pymes lo están sufriendo, y es la razón por la cual han dejado de existir cien mil.
Entonces, me pregunto ¿eso es lo que quieren: cada vez menos pymes, cada vez mayor desempleo?
Y no estamos hablando de un problema de ingreso, porque este lo vamos a abordar de otra manera. El que las familias puedan tener una calidad de vida más digna lo enfrentaremos por la vía del ingreso ético familiar, que es la herramienta correcta.
He sido parlamentaria por 20 años. Durante todo ese tiempo los Jefes de Estado fueron personas de signo contrario al mío, y nunca, jamás, voté en contra de lo que propuso en su minuto el Presidente o la Presidenta que gobernaba.
Considero que los Jefes de Estado tienen la responsabilidad de crear empleo y las mejores condiciones económicas. Ellos saben hasta cuánto pueden dar. Y cuando alguien ha entregado más de lo que corresponde y de lo que es factible, el país entero ha sufrido las consecuencias: diez años de desempleo; cien mil personas que estuvieron 10 años cesantes.
Entonces, llamo a la cordura.
La actual propuesta del Presidente es, en términos reales, cuatro veces mayor a la del año pasado y dos veces superior a la del antepasado. Por tanto, nadie lo puede acusar de mezquindad.
Lo que está pidiendo la Concertación resulta totalmente incompatible con la meta de crear más empleo. El trabajo no solo constituye un ingreso; para una familia, se trata de un asunto de dignidad, de no tener que salir todos los días, gastar tiempo y exponerse a recibir un portazo en las narices. Son demasiados los chilenos que están sufriendo por el desempleo: prácticamente 700 mil.
El año pasado, en Tongoy se suicidaron cuatro jóvenes porque no fueron capaces de encontrar trabajo, porque sus familias no les pudieron seguir pagando sus estudios. Eso causa la cesantía; más que un problema de ingresos -que podremos enfrentar a lo mejor con programas de seguro de cesantía, etcétera-, es una dificultad relacionada con la dignidad humana. Por eso se debe evitar.
Así es que hago un llamado, señor Presidente, a que nos preocupemos en realidad de Chile, de sus ciudadanos, de la gente que necesita un empleo.
Tengan claro que lo referente al ingreso mínimo para que la gente pueda acceder a una calidad de vida más digna lo vamos a enfrentar, pero por la vía del ingreso ético familiar, a lo cual el Presidente Piñera se ha comprometido.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Lagos.
El señor LAGOS.-
Señor Presidente , este proyecto de ley sobre reajuste del ingreso mínimo mensual es importante, qué duda cabe.
En primer término, genera una señal en materia de empleo, como han expresado acá otros señores Senadores y el propio Ministro .
Me parece que todos los economistas concuerdan en que un salario mínimo excesivamente alto puede repercutir en los niveles de empleo.
Da una señal también a los cientos de miles de chilenos que sí trabajan y que se hallan a la espera de un alza en sus remuneraciones.
Y da una señal además respecto a qué hacemos en el Congreso, la clase política y el Gobierno, para ponernos de acuerdo en un asunto que ciertamente influye en la vida de cientos de miles de chilenos, tanto de los que no tienen empleo y aspiran a uno, como de los que, teniéndolo, quieren contar con mejores condiciones de trabajo y una mayor remuneración.
Es correcto que los economistas hasta el día de hoy discutan cuál es el nivel óptimo del salario mínimo. Porque, llevadas las cosas al extremo, ciertamente el monto de dicho ingreso provoca un impacto en los niveles de empleo.
Eso es así.
Pero no por ello alguien pone en duda hoy la necesidad de contar con un salario mínimo. No conozco ningún parlamentario en Congreso alguno que proponga terminarlo. Algunos reconocemos, incluso los economistas más ortodoxos, que existe un valor, algo ético, en tener un ingreso que constituya un mínimo para subsistir, un imperativo moral que implica fijar cierto salario.
Entonces, estando de acuerdo en que el empleo sí se va a ver afectado por el nivel del ingreso mínimo y en que necesitamos contar con ese salario, ahora la discusión apunta a cuál es el margen razonable. Este debate se produce todos los años acá. Y, como me dijeron en reuniones a puertas cerradas en este Parlamento, no hay que hacerse trampas.
En verdad, cuando corresponde discutir el reajuste del salario mínimo el Gobierno llega con una propuesta y la Oposición -después de 20 años, podemos decir "cualquiera que ella sea", porque antes siempre era la misma- trata de sacar una ventaja adicional. Y el Ejecutivo , de manera correcta y dentro de esa lógica, tiende a decir: "No voy a dar más de lo que responsablemente puedo".
Quiero expresar que, como señaló quien me antecedió en el uso de la palabra, el empleo en Chile ha demorado mucho más en recuperarse después de las crisis, como ha ocurrido "en muchas otras economías en el mundo".
En segundo lugar, atribuir esa lentitud exclusivamente al salario mínimo me parece un exceso. Como trato de ser ecuánime -aunque no me resulte-, creo que sí impacta. Sin embargo, nadie dice que las grandes empresas -no pagan el salario mínimo- expulsaron gente a consecuencia de la crisis y nunca más retomaron los niveles de empleo de antes. Los ajustes por productividad, la ganancia en el uso del capital y una serie de ganancias adicionales explican por qué no se contrata gente de la misma forma en que se hacía antes de una crisis.
Por consiguiente, manifestar que las causas se encuentran en el ingreso mínimo me parece un exceso que no ayuda al debate; lo ilumina, pero no lo explica por completo.
Ahora, vamos a la materia en discusión.
El Gobierno señaló en la Comisión de Hacienda que el proyecto de ley de artículo único sube el salario mínimo de 165 mil a 170 mil pesos (3,03 por ciento de aumento). Y explicó por qué: la inflación esperada, el ajuste por equidad, la productividad pasada, etcétera. Aclaró que a futuro habrá un sistema distinto -ojalá acordado con la Central Unitaria de Trabajadores y otras fuerzas sociales- que hará más expedita la discusión en el Senado, y que, como dijo el Senador Andrés Zaldívar, va a considerar la inflación esperada, la productividad media esperada y un ajuste por ciclo.
Pues bien, mientras esa iniciativa no llegue, tenemos que enfrentar la situación mediante este proyecto de ley que, a mi juicio, tiene un vacío en su origen y un problema en el procedimiento que se ha seguido en el Congreso.
El primero dice relación a que dejaron afuera de la iniciativa todo lo relativo al reajuste de las asignaciones familiares y maternales y el subsidio único familiar. Al preguntar al Ministro ayer en la Comisión de Hacienda por qué sucedía eso, dio una explicación bien franca: ese tema se verá cuando se discuta más adelante sobre el subsidio único familiar.
No hubo una palabra acerca de la indicación sobre la que hemos escuchado hoy, lo cual refuerza la impresión que uno tiene en cuanto a que el segundo error de este proyecto de ley está en su tramitación, por la forma en que se abordó en la Cámara de Diputados.
Si a mí me dicen que su estudio se hizo de manera rigurosa, en el convencimiento de que 170 mil pesos es una cifra responsable para no afectar el empleo, y no se mueven de ahí, puedo entenderlo, pero no compartirlo.
Sin embargo, como consecuencia de la intervención de un par de Diputados de la UDI, el salario mínimo, que el Presidente de la República propuso responsablemente subir solo en 5 mil pesos, ahora se eleva en 2 mil pesos más. Hay que agradecérselo, por una parte, al Primer Mandatario , que tuvo la visión de aumentar en 5 mil pesos el ingreso mínimo, y por otra, a dos parlamentarios de la UDI, que lo incrementaron en 2 mil pesos más.
Entonces, se cae la justificación.
Y si ya no tenemos una restricción de carácter técnico, por qué no es posible allanarnos a dar una señal positiva a los cientos de miles de trabajadores que tienen un empleo y que esperan un reajuste mayor.
Por último, lo que demuestra en cierta forma que ha habido una improvisación sobre esta materia es que la indicación que se ha presentado no solo reajusta, sino que tiene que ajustar los tramos. Porque, de lo contrario, aquellas personas que hoy ganan el mínimo terminarán recibiendo menos como consecuencia de que su asignación familiar y su subsidio único familiar (SUF) serán inferiores.
Yo llamo a que no nos hagamos trampas. Existe una oportunidad única. Se hizo un esfuerzo. Y el señor Ministro , como lo ha dicho aquí, entendió y escuchó no solo a la bancada de la UDI, sino también a la Concertación y a los Diputados independientes.
El señor BIANCHI .-
¡Está bien!
El señor LAGOS.-
Lamento que no haya habido unanimidad en la Cámara Baja, pero no pierdo la esperanza de que en una Comisión Mixta tengamos la capacidad de dar una señal razonable.
Ya se abrió la posibilidad del entendimiento para lo que yo llamo "la magia" que ocurre en el Congreso. Porque las variables técnicas, ante "la magia" del Parlamento, se transforman y 5 mil pesos pueden aumentarse a 7 mil. Entonces, me siento un tipo optimista, porque a este Senador lo van a enterrar con una sonrisa en el rostro.
Por eso, no pierdo la esperanza de que el Gobierno reconsidere responsablemente un reajuste mayor -como muy bien han dicho otros Honorables colegas que me antecedieron en el uso de la palabra- para no exponer necesariamente a quienes buscan empleo a no encontrarlo. Pero, dentro de los rangos que estamos hablando, es razonable. Y, desde ese punto de vista, se puede avanzar.
Por último, no tengo tan buena memoria como otros señores Senadores, porque no he sido parlamentario por muchos años; llevo apenas 110 días en el cargo. No obstante, me da la impresión...
El señor PROKURICA .-
Pero ha sido Ministro .
El señor LAGOS.-
Sí. Y como Ministro recuerdo que toda vez que se envió un proyecto de ley sobre salario mínimo el Parlamento, en particular el Senado, tuvo algo que decir y que aportar. Y los Gobiernos de turno de aquella época, de la Presidenta Bachelet y del Presidente Lagos , tuvieron la capacidad de escuchar.
He dicho.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.
El señor BIANCHI.-
Señor Presidente , debo partir diciendo que me alegra mucho que dos Diputados independientes hayan logrado en la Cámara Baja subir mucho más el salario mínimo propuesto por el Gobierno.
Por lo tanto, me parece que ello es un hecho no solo positivo, sino también absolutamente necesario. ¡Y qué bueno que haya permitido discutir en el Senado fórmulas distintas que el Ejecutivo ha propuesto en el día de hoy!
Pero yo no deseo centrarme en la discusión -he seguido atentamente a todos los Honorables colegas que me han antecedido en el uso de la palabra- acerca de si es o no conveniente 2 mil pesos más, 3 mil pesos más o mil pesos más. Porque cualquier cifra que planteemos es absolutamente insuficiente como ingreso mensual para cualquier persona que desee tener una mínima condición de dignidad.
Me preocupa el hecho de que hoy, cuando nos encontramos hablando del salario mínimo, también estemos definiendo cuál va a ser la calidad de la pensión de esa persona en el futuro, en qué condición se hallará cuando llegue a pensionarse. Porque, de acuerdo con el monto mínimo que hoy debatimos, seguiremos afectando a nuestros adultos mayores, que terminarán recibiendo pensiones que son mucho más de hambre que el sueldo que alguna vez obtuvieron en su vida laboral.
Además, quiero señalar con mucha fuerza que debemos centrar la discusión en la búsqueda de soluciones más permanentes en el tiempo. Es necesario impulsar una política de Estado tendiente a subsidiar el ingreso mínimo en aquellas zonas donde la situación es absolutamente distinta.
Por ejemplo, un informe del Banco Mundial señala que a lo menos en el caso de la Región que me honro en representar, la de Magallanes y de la Antártica Chilena, el costo de la vida es casi 30 por ciento más caro que en la zona central del país. Y eso ocurre en casi todas las regiones de Chile, donde dicho costo es mucho mayor que el que se observa en Santiago o en la zona central.
¿Y qué pasa con los ingresos? Hay un sueldo mínimo igual para todo el territorio nacional. Entonces, claramente es una materia que en algún momento deberemos empezar a debatir, y centrar la discusión en cómo lograr establecer un ingreso mínimo diferenciado, porque hay regiones, comunas y lugares apartados en que el costo de la vida es mucho más elevado que en otras zonas del país donde las condiciones de subsistencia son absolutamente distintas.
Nosotros hemos señalado en múltiples ocasiones que se precisa la existencia de un indicador regional -un IPC regional-, que establezca la diferencia de una canasta regional y del costo de la vida, a fin de que el Gobierno a lo menos pueda subsidiar a las empresas más pequeñas.
Pero vayamos al tema de fondo.
Hoy, cuando hablamos de mil, 2 mil o 3 mil pesos más, también tenemos que pensar que la más pequeña de las mipymes, el más pequeño de los emprendedores es un trabajador más y, obviamente, este asunto representa una dificultad para ellos.
El monto de reajuste del ingreso mínimo no significa lo mismo para una empresa con baja facturación que para una con alta facturación, por lo que a esta última 2 mil pesos más, sin lugar a dudas, no le van a significar ningún problema. Pero a los pequeños emprendedores esta situación les crea un conflicto.
Por eso, nos gustaría en el transcurso de este año tener un diálogo con el Gobierno para definir una política pública en orden a que el Estado de Chile disponga una subvención a lo menos para las regiones o para las empresas con menor facturación, a fin de llegar a un mínimo que permita tener una mejor calidad de vida.
Yo he estado sacando el promedio de los reajustes de los últimos cuatro años que se otorgaron en los Gobiernos de la Concertación. Y no son muy distintos al que se nos presenta ahora. El de hoy incluso es mayor.
Por lo tanto, creo que la discusión en el futuro debiéramos centrarla en cómo logramos establecer una política de Estado, una política de país que permita tener un salario mínimo diferenciado, no igual para todas las regiones, con indicadores regionales.
Por otra parte, es necesario implementar una política mediante la cual los pequeños emprendedores puedan contar con una fórmula de financiamiento respecto de un porcentaje del mínimo que a ellos les corresponde pagar, porque con esto también estamos afectando directamente a los microempresarios.
Por último, deseo insistir en que hoy, cuando nos referimos al sueldo mínimo, claramente estamos señalando que vamos a seguir manteniendo como país pensiones -no quiero catalogarlas de un nivel extremo- absolutamente insuficientes, que llevan a que un adulto mayor deba enfrentar muchas precariedades en los últimos años de su vida. Y eso sí que me produce una gran preocupación.
Yo estoy pareado con el Senador señor Eduardo Frei . No obstante, quise hacer uso de la palabra para reiterar que, si bien hoy el Senado no tuvo capacidad de negociación sobre 2 mil pesos más o 2 mil pesos menos, sería conveniente para el país avanzar en políticas mucho más estables y de más largo plazo, a fin de no llevar a cabo todos los años esta discusión, que produce angustia y preocupación. Y espero que de una buena vez los Gobiernos de Chile otorguen mayores garantías, a través de políticas económicas y de empleo, que nos permitan resolver este problema en el próximo lustro y nos eviten tener exactamente la misma discusión cada año, por mil pesos más o mil pesos menos, dos mil pesos más o dos mil pesos menos, a sabiendas de que ello resulta del todo insuficiente.
El Gobierno ha manifestado -lo dijo el Ministro en una reunión efectuada hace un rato- que con la CUT y otras organizaciones sociales se abocarán en los próximos meses a la búsqueda de un consenso destinado a determinar un sueldo bastante más decente que el propuesto hoy, el cual, a la larga, es pagado por los emprendedores más pequeños.
Por ello, siento que en esta materia debiera haber una política de más largo plazo.
He dicho.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Larraín.
El señor LARRAÍN .-
Señor Presidente , al igual que muchos, también asisto de nuevo a un debate que se realiza todos los años, en esta fecha, con características similares y elementos de juicio que son virtualmente los mismos.
Pero abrigo fundadas esperanzas de que sea la última vez que tengamos una discusión como esta. Y diré por qué.
El problema central que enfrentamos quienes hemos de decidir sobre la materia estriba en que el sueldo mínimo, considerado en su sentido literal, en lo que desea significar, pareciera ser al menos el ingreso que una persona debe obtener para subsistir dignamente.
Si los parámetros de un sueldo mínimo razonable dados por entes académicos, por un obispo y por muchos otros llevan a un monto significativamente mayor que el que nosotros podemos determinar mediante la ley -algunos hablan de 250 mil pesos; otros, de una cifra superior-, es obvio que, cuando aprobamos un proyecto como el que nos ocupa esta tarde, nuestra angustia es muy grande, porque sabemos que se trata de un salario que no alcanza para que una persona viva con dignidad.
De ahí el esfuerzo de todos por subirlo. Lo hicimos cuando estábamos en la Oposición. Y hoy también quisiéramos aumentarlo lo más posible -ojalá a 250 mil, a 260 mil pesos-, a fin de que constituyera realmente un sueldo mínimo.
Pero, en verdad, no es así. Y quizá tal confusión es lo que debiéramos erradicar.
Solo la vamos a erradicar, sin embargo, cuando los trabajadores reciban un ingreso mínimo real que les permita vivir con dignidad.
Por ello, cuando se materialice el proyecto anunciado por el Presidente Piñera para crear el ingreso mínimo familiar a modo de sueldo ético -tendrá componentes dados por el sueldo mínimo, pero estará complementado con otros beneficios económicos estatales que permitirán asegurarles a las personas un salario mínimo razonable para vivir con dignidad-, la discusión no será la misma.
Y si, más aún -lo expresó el Ministro y lo recordó recién el Senador Bianchi-, se prevé una comisión que fijará con los trabajadores parámetros técnicos para debatir y tramitar en forma más expedita la materia, probablemente el próximo año, de hallarse aprobados el ingreso ético familiar y el sistema necesario para determinar el sueldo mínimo -no debiera llamarse así, sino "sueldo piso", "sueldo base" o algo por el estilo-, podríamos evitar debates como este, que siempre nos tensionan.
Porque uno quisiera que se hiciera justicia, que se estableciera el ingreso mínimo razonable a través de una iniciativa como la que ahora debatimos. Empero, ello no se logra ni se logrará por este camino. Y cuando se ha estirado la cuerda, las consecuencias han salido a la luz del día muy rápidamente, como recordó recién la Senadora Matthei .
El problema de aumentar el salario mínimo en forma muy considerable radica en que afecta a mucha gente. Fundamentalmente, en el ámbito de las personas, impacta sobre los cesantes: mientras más alto es el sueldo base, más difícil resulta su acceso al empleo. Porque si dicho sueldo sigue subiendo, para los potenciales empleadores se hace más duro contratar a un trabajador.
Por lo tanto, la cesantía se ve afectada cuando el ingreso mínimo es muy elevado.
De hecho, estamos hablando de una cifra no menor de personas. De acuerdo a la información que entregó recientemente el Instituto Nacional de Estadísticas -hoy o ayer-, hay 674 mil 840 desempleados.
Lo digo con todo respeto: creo que el INE efectúa una mala medición de la realidad de la cesantía.
La desocupación aumentó en Chile, según la última medición, de 8,6 a 8,8 por ciento, lo que demuestra que el problema subsiste y está lejos de haber sido erradicado o controlado.
Conforme a la metodología que utiliza el INE, una persona que tuvo un empleo por medio día la semana pasada, por ejemplo, es considerada "ocupada".
Entonces, tranquilamente, la cifra real de cesantes supera el millón de personas.
Muchos chilenos hacen un pololito, sacan una peguita y trabajan en cualquier cosa. En mi zona, que es eminentemente agrícola -al igual que varias otras representadas en esta Sala por diversos Senadores-, hay hartos. Y sabemos que cientos de miles de temporeros y temporeras se las ingenian para "darse vuelta" durante el año. Algunos ni siquiera lo intentan; se resignan a la nada. Pero otros hacen lo que sea, porque no pueden dejar de proveer el sustento familiar.
Aquello es lo que hace aparecer un empleo mucho mayor que el existente en la realidad.
Y, por cierto, la medición del INE resulta extremadamente débil en los sectores rurales, en los más apartados.
En mi Región, en los pueblos chicos y las áreas rurales, todavía no he conocido a nadie -¡a nadie!- que alguna vez haya sido encuestado por dicho Instituto. ¡Nunca!
Uno no sabe dónde ni cómo se encuesta.
En Linares son 50 las personas encuestadas.
El señor PROKURICA .-
¡Y siempre las mismas!
El señor LARRAÍN.-
Y se trata de una ciudad de cerca de 100 mil habitantes.
Estamos, pues, hablando de una cantidad muy elevada de cesantes. Por tanto, no debemos mirar el problema con mucha liviandad, pues el impacto de nuestra decisión es muy grande.
La cesantía golpea con mayor fuerza -como señaló el Ministro - a los más pobres -la encuesta CASEN de 2006 dio cuenta de desocupación en el 40 por ciento de las personas del quintil más bajo -; a las mujeres, cuyo índice de cesantía es 3 a 4 puntos mayor que el de los hombres; y a los jóvenes, a quienes les cuesta encontrar su primer trabajo.
En consecuencia, mientras más dificultades pongamos, mayor será la frustración de sectores que piensan que nadie se preocupa de ellos. Porque no hay una central unitaria de los cesantes, ni una organización que los represente. Ello, a pesar de que los desocupados son muchos más que los trabajadores afiliados a la CUT.
Ese es el problema, señor Presidente. Y por ello la discusión no es fácil.
Uno quisiera mejorar las cosas. Sin embargo, no puede actuar irresponsablemente.
Si a todo lo anterior agregamos el hecho -como se ha recordado- de que los principales empleadores de quienes perciben el sueldo mínimo son las pymes y las microempresas, obviamente que agravamos la situación al determinar un reajuste mayor, pues ellas proveen el grueso del trabajo que se da en el país.
Por eso, aquí se registra una contraposición entre la voluntad de hacer justicia a muchos trabajadores que reciben ingresos insuficientes para tener una vida digna y el impacto que esa medida tiene en al menos un millón de personas, a las cuales será más difícil recuperar mientras más alta esté la barrera de entrada al empleo.
Las secuelas -no solo materiales, sino también espirituales y psicológicas- que ese efecto provoca en la gente nos deben hacer meditar sobre cómo realizar una medición equilibrada, justa.
A mi juicio, el planteamiento del Ejecutivo es razonable, equilibrado.
Uno siempre puede decir "Una luca más"; pero también, "Una luca menos". Ello estará en todo momento en el margen de lo razonable, de lo posible.
Y el hecho de que el Gobierno nos haya manifestado aquí que ya no puede más porque realizó su máximo esfuerzo durante la discusión en la Cámara Baja no puede ser un obstáculo o un inconveniente.
Está bien. Normalmente, las negociaciones se cierran y se sellan en el Senado. Y este ha sido siempre el lugar de los acuerdos. Pero cuando una vez no lo es, no tengamos la soberbia o la arrogancia de no aceptar el acuerdo pertinente porque no se adoptó aquí. ¡Si los Diputados tienen la misma dignidad parlamentaria que los Senadores! Y en este caso, contrariamente a lo que alguien insinuó, hubo participación de muchos Diputados, no de solo uno: los independientes, los de la Alianza o Coalición, pero también los de la Concertación, quienes presionaron y exigieron un alza; lamentablemente, cuando esta vino, de igual modo la rechazaron, demostrando que no se hallaban interesados en un aumento, sino, aparentemente, en estirar la cuerda, en doblar la mano.
Señor Presidente, es razonable lo que se ha hecho. Por tanto, estimo que corresponde aprobarlo.
Oponerse es, aunque uno no quiera, darles una mala señal a los trabajadores: "No hay reajuste para ustedes, porque tenemos un interés político mayor...
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Terminó su tiempo, señor Senador. Le daré un minuto adicional para que complete la idea.
El señor LARRAÍN .-
Muchas gracias.
Señor Presidente , quiero hacer reflexionar a la Oposición en el sentido de que la interpretación de su voto será, sin duda, negativa. Porque, aunque no se desee, este es el resultado: si se rechaza el proyecto, no hay reajuste para los trabajadores.
El señor LETELIER .-
¡No es cierto!
El señor LARRAÍN .-
Ello se hace en la esperanza de negociar en la Comisión Mixta. Porque esta procedería si se rechazara esta iniciativa de ley. Y tendríamos que discutir si existiera una tercera etapa.
Vamos a ver qué ocurrirá. Pero no hay certeza. Y la incertidumbre es de responsabilidad de la Oposición, que, en mi concepto, está estirando la cuerda.
Nosotros muchas veces quisimos rechazar, por las mismas razones que ahora aducen Sus Señorías, el sueldo mínimo que se nos proponía. Empero, no lo hicimos nunca, pues al final prima un sentido de responsabilidad para con el país.
Y a eso los invitamos hoy.
He dicho.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , me alegra haber escuchado al Ministro decir que se presentó la indicación destinada a solucionar el problema de las asignaciones familiar y maternal y de los subsidios, pues -como ya se expresó-, al subir el tramo a 172 mil pesos, algunos iban a perder parte de tales beneficios. Eso ya está arreglado.
Y también me alegra haberle escuchado expresar que se va a buscar un procedimiento que evite repetir estos ejercicios dos veces al año: una, para fijar el salario mínimo, y otra, para el reajuste de remuneraciones en el sector público.
Mis colegas más antiguos saben que he expuesto la necesidad de fijar por ley un procedimiento que, basado en la inflación esperada y en el crecimiento, permita fijar los porcentajes correspondientes, pues ello nos evitaría estas largas y latas discusiones.
Al igual que algunos Senadores aquí presentes, me corresponde votar por vigésima primera vez el proyecto sobre salario mínimo. Puedo decir, entonces, que en raras ocasiones hubo acuerdo de la CUT y de trabajadores agrupados en otros entes gremiales. En la gran mayoría de las veces no medió acuerdo de una y otros. Llegaba al Congreso la iniciativa del Ejecutivo , y nosotros la respaldábamos invariablemente, porque el rechazo significaba no otorgar reajuste alguno.
Nunca hemos llegado a Comisión Mixta en esta materia, ni tampoco en la concerniente al aumento remuneracional para los servidores del sector fiscal.
Razono sobre el particular, señor Presidente , pues quiero dar una solución definitiva al impasse en que nos hallamos.
El Gobierno ya manifestó -y no ha sido rebatido por mis colegas- que el reajuste nominal es de 4,2 por ciento, y el real, de 2,7 por ciento, contra 0,7 por ciento en 2009, 1,4 por ciento en 2008, y así sucesivamente hacia atrás.
¡Que alguien rebata esas cifras!
Yo al menos las busqué, y coincido con ellas.
Por consiguiente, ¿qué razón habría para no aprobar la proposición del Ejecutivo?
De otro lado, quiero señalar -y Sus Señorías me han oído decirlo aquí muchas veces- que siempre valoro cuando hay un Ministro firme, con liderazgo, que conduzca los destinos de Chile.
Si no, ¡miremos para Europa, pues!
¿En qué situación se hallan varias naciones del Viejo Continente? ¡Con una deuda tremenda, y buscando la manera de bajar las pensiones, los sueldos, los beneficios sociales, pues están virtualmente quebrados!
¿A eso queremos llevar a nuestro país?
¡Alguien tiene que hacer el papel del firme!
Ser Ministro de Hacienda no es para hacer el papel del bueno y decir a todo que sí.
¿Y quién cuida las finanzas de Chile?
El que las cuida hace el papel del malo.
Pero, al final, todos terminaron agradeciéndoles a Andrés Velasco y a los anteriores Ministros de Hacienda , quienes no endeudaron a Chile, al que entregaron como acreedor y con un prestigio enorme a lo largo del mundo.
Por eso, señor Presidente, muchas veces no avalo caprichos o peticiones que se salen de la norma central.
Ahora bien, ¿quién paga el salario mínimo? No las grandes empresas, sino las mipymes, los pequeños agricultores, los empresarios más chicos. Para solventarlo, deben producir. Y producir les cuesta mucho.
¿Quién discute el salario mínimo? ¿La CUT? ¿Los parlamentarios?
¿Hay algún miembro de esa Central o afiliado a ella que gane menos de 500 mil pesos?
¿Existe algún representante de los trabajadores que perciben el salario mínimo que esté hablando por ellos en alguna parte, participando en las conversaciones? ¡No!
No quiero decir aquí, señor Presidente , cuántas veces el salario mínimo ganamos nosotros. Basta dividir lo que percibimos por el monto de aquel para ver de cuántas decenas más se trata.
¿Somos, entonces, los más autorizados para decirle al pequeño empresario "Pague usted"?
Nosotros tenemos una visión distinta, pues recibimos una cantidad de recursos mayor.
En Europa casi nadie quiere contratar, pues los niveles a que llevaron el salario mínimo algunos países son impagables. Y por eso existe allí una cesantía crónica.
¡Yo no quiero que los 675 mil desocupados de Chile sigan sin que nadie les dé pega el día de mañana!
Debemos ser responsables, señor Presidente, porque este es un problema sensible.
Recuerdo que hace dos años -y los periodistas pescan noticias como esta- un Diputado expresó: "¿Salario mínimo? ¡300 mil pesos!".
Otro planteó: "¡El despido de un trabajador tiene que ser con fallo judicial!".
La gente que escucha aquello dice: "¡Cómo vamos a pagar esa suma!"; "¡Despidamos al tiro a cuatro, porque después deberemos ir a la justicia para poder hacerlo!".
¡Fueron miles y miles los despedidos, quienes nunca más se han recuperado!
Si, de los 675 mil desempleados, 300 mil a 400 mil tuvieran ocupación, ¡por Dios que nos cambiaría el pelo en cuanto a productividad y distribución de la riqueza en nuestro país!
¡A ese respecto debemos emitir una señal!
Por eso digo que en esta materia hemos de actuar con la mayor responsabilidad.
En Chile reciben el salario mínimo 815 mil 883 trabajadores.
¿Y qué aprobamos hace poco tiempo? Que las asesoras del hogar recibieran el ingreso mínimo. ¿Y quién lo paga? ¡Miles de personas de la clase media que viven con 500 mil a 600 mil pesos mensuales! Entonces, no podrán contratar los servicios de esas trabajadoras.
¡Más cesantes!
Porque no me vengan a decir que en nuestro país no se cumplen las leyes. ¡Se cumplen! Y cuando se llega a los juzgados del trabajo, 99 por ciento de las sentencias son favorables al trabajador.
Por ello se está reclamando la existencia de una instancia de apelación.
Reitero, señor Presidente : con nuestro actuar aquí damos una señal.
La que yo quiero darle a mi país es en el sentido de que ojalá el salario mínimo fuera de un monto bastante mayor. Pero hay miles que no lo reciben. Entonces, deseo que muchos más lo perciban. Y quiera Dios que los pequeños y medianos empresarios puedan seguir contratando. ¡El sueldo mínimo lo pagan los muy pequeños!
Los más grandes también lo hacen, a lo mejor, hasta cierto nivel, pero -¡cuidado!-, si obtienen utilidades, deben destinar 30 por ciento, como gratificación, a su personal. Y, para no llegar a eso y a una revisión de la contabilidad, firman en el contrato una gratificación garantida de 4,75 por ciento de la remuneración, lo que da 16,75 sueldos mínimos. ¡Ello, dividido por doce, importa 240 mil pesos, por lo menos, que están recibiendo esos trabajadores!
Eso es lo que pasa, señor Presidente.
Y conozco a la gente que represento: al pequeño y al mediano; a la clase media. Estoy al tanto de esa realidad. Y deseo que ellos sigan laborando con confianza, que den pega, que el trabajador esté al menos recibiendo una remuneración. Y creo que este puede vivir, por supuesto, con el ingreso que nos ocupa, porque damos gratis la educación, la salud, la vivienda. Todo el apoyo social va por el lado. Lo importante es que cuente con un empleo y que alguien sea capaz de pagarle el sueldo mínimo que estamos aprobando hoy.
¡Soy un hombre consecuente, señor Presidente ! ¡Durante 20 años, he aprobado esta normativa! ¡Nos han tirado monedas desde las tribunas, y a la semana han dicho: "Menos mal que la acogieron, porque, si no, no tendríamos ni siquiera el mínimo reajuste"!
Gracias.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Solicito el asentimiento de la Sala para que el Honorable señor Muñoz Aburto asuma como Presidente accidental , ya que debo ausentarme por algunos minutos.
Acordado.
--Pasa a presidir la sesión el Senador señor Muñoz Aburto, en calidad de Presidente accidental.
El señor MUÑOZ ABURTO (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Honorable señor Tuma.
El señor TUMA.-
Señor Presidente , casi todos los Senadores han aseverado que el debate es repetitivo. Cada vez que intervine en la Cámara de Diputados tanto respecto del reajuste del sector público como del sueldo mínimo destaqué la necesidad de establecer una ecuación, un polinomio aplicable en forma automática, y de no poner en tensión ni al Ejecutivo , ni a los trabajadores, ni al Congreso Nacional. Me alegro de la disposición del señor Ministro para buscar una fórmula de esa naturaleza, a fin de no reiterar la discusión todos los años.
No obstante, el presente análisis exhibe un mérito: nos permite profundizar respecto de qué tipo de sociedad estamos construyendo.
En verdad, 3 mil pesos más, 3 mil pesos menos, no van a alterar mucho a la economía, ni van a provocar un trastorno, ni tampoco van a representar -a propósito de lo expresado por el Honorable colega que me antecedió en el uso de la palabra- una tarea incumplible para las pymes. Porque reconozco que en este último ámbito afecta más la cuestión del sueldo mínimo, que es recibido por la mayoría de los trabajadores de ellas y de las mipymes.
Pero ¿por qué tenemos que centrar el debate en la idea de que la economía se va a tensionar si subimos un poquito ese ingreso? ¿Por qué tenemos que responsabilizar al más débil en la cadena de producción respecto de decisiones que son microeconómicas pero que, a la vez, repercuten en la macroeconomía? ¿Por qué no se aplica otra fórmula?
Coincido en que no podemos aumentar en exceso el sueldo mínimo: existe un límite. Y estamos hablando de 2 mil ó 3 mil pesos, no de más. Pero creo que si la cuestión afecta a las pymes y queremos que los trabajadores obtengan un sueldo digno, el conjunto de la sociedad debería buscar el modo de garantizarles a estos un ingreso mínimo con esa característica, dado que se desempeñan en empresas incapaces de pagarles mejor por razones de rentabilidad y de mercado. Porque, en verdad, con esa remuneración, no aseguramos un desarrollo de mejores actividades.
Se hace referencia a la competitividad, a la productividad. Pero si no solo vamos a lograr mayor productividad diciéndoles a los trabajadores: "Van a ganar menos plata". El asunto es susceptible de varias lecturas. La razón de la desocupación y la cesantía no radica únicamente en que se encuentren muy altos los niveles del sueldo mínimo: tiene que ver también con la productividad, con la educación, con el entorno, con los ingresos que los mismos trabajadores logran para satisfacer sus demandas básicas. Y, claro, 2 mil ó 3 mil pesos, que para una pyme, en realidad, no es mucho, sí lo es para quienes ganan el sueldo mínimo. Por eso, el debate es importante para ellos.
Pero este también lo es para nosotros, desde el punto de vista de la conveniencia de un análisis del tipo de sociedad que estamos construyendo; de las cifras globales respecto de la desigualdad del ingreso: en el primer decil se distribuye 2,7 por ciento del total del producto y en el décimo, 32 por ciento. Es decir, ¡15 veces más!
Y, si extremamos las cosas, vamos a encontrar familias que reciben muy poco y otras que reciben muchísimo, registrándose una brecha cada vez más amplia entre las más acomodadas y las más vulnerables.
Políticas sobre esos aspectos son las que debemos buscar. La cuestión reside en cómo estrechar la diferencia construyendo políticas públicas que no necesariamente se fundamenten en si el sueldo mínimo es de 172 mil o de 175 mil pesos. Es algo que tiene que ver con la forma como le damos una oportunidad, por ejemplo, a la pyme que contrata trabajadores y está pagando las más altas tasas de interés del mercado, abusivas. En definitiva, como no contamos con un mercado bien regulado, justificamos la disminución de las remuneraciones en las pymes y la mantención de un sueldo mínimo bastante bajo.
En mi opinión, el debate, que recae en una materia opinable, ya que no existe una cifra ideal, perfecta, respecto del sueldo mínimo, tiene que ver también con la oportunidad en que lo llevamos a cabo. Durante la mayor parte de los últimos años de Gobierno de la Concertación, el reajuste respectivo se calculó sobre la base de la inflación esperada.
Claro, en 2009 se dispuso en función de la inflación pasada. ¿Por qué? Porque estábamos en crisis.
En el año en curso no es ese el caso y existe la expectativa, anunciada por el propio Presidente Piñera y el Gobierno, de un crecimiento de 6 por ciento de la economía. ¿Por qué vamos a adoptar mecanismos pertinentes en épocas de crisis cuando no se registra esta última situación?
Tenemos, sí, la necesidad de fortalecer la economía, de favorecer las oportunidades de que ella pueda absorber más empleo. Y eso no solo tiene que ver con el nivel del sueldo mínimo.
Por eso, cuando me dicen: "Si usted sube el sueldo mínimo, las pymes no van a poder contratar", pienso que mientras no cambiemos las condiciones en que ellas se desenvuelven y despliegan su competitividad difícilmente podremos resolver el problema.
Si el señor Ministro quiere mantener el monto aprobado por la Cámara de Diputados, ¿por qué no analizamos la posibilidad de que ya no sean las pymes las que sufran las consecuencias, sino de que el Gobierno asuma un reajuste significativo en materia de asignación familiar y de subsidio único familiar?
No me refiero a un reajuste a la par con el alza de ahora. Lo que queremos es que sea sustantivo, para que esa madre o ese padre que reciben las rentas más bajas y a quienes les estamos entregando la asignación familiar o el subsidio único familiar sean compensados efectivamente con la búsqueda de una mejor calidad de vida, que es lo que perseguimos a través del sueldo mínimo. Pero si el argumento es que las pymes resultarán muy afectadas, cabe hacer presente que el punto no tiene que ver con ellas, pues no pagan la asignación familiar y el subsidio único familiar. Del mismo modo, la asignación familiar no la paga el microempresario.
En consecuencia, creo que se puede hacer un esfuerzo. Y ahí podremos ayudar al señor Ministro: el titular de la Cartera dispone de la iniciativa y nosotros, de los votos para apoyarlo en esas medidas.
He dicho.
El señor MUÑOZ ABURTO (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Honorable señor Longueira.
El señor LONGUEIRA.-
Señor Presidente , tal como ya lo han expresado otros parlamentarios, algunos nos encontramos convocados a la discusión número 21 en materia de sueldo mínimo.
Y creo que este no es un tema económico, sino político. Porque, cuando debatimos sobre el particular, creo que todos concluimos que es un ingreso que no alcanza para vivir dignamente. Es muy difícil explicarles a los chilenos el efecto que pueden causar mil pesos más o mil pesos menos. Para mucha gente, un alza de ese monto representa mucha plata.
Por lo tanto, la única diferencia, cuando se trata un proyecto como el que nos ocupa, dice relación a qué queremos, qué buscamos. ¿Hacer un gallito con el Gobierno? ¿Doblarle la mano al Ministro ? Esta es la decisión acerca de la forma como se va a votar hoy.
Porque aquellos que plantean mil pesos más tienen muy buenos argumentos para fundamentarlos. Existe un mínimo de inteligencia en esta Corporación para hablar bien, para explicar. ¡Y la verdad es que resulta complicado demostrar el efecto que pueden provocar mil pesos más o menos! Pero se ha subido en 7 mil pesos.
Entonces, siempre sirve la técnica de pedir mil pesos más y quedar bien con la galería. La diferencia radica en que nosotros hemos actuado con seriedad durante 21 años, señor Presidente . Al Senador que habla le tocó conducir a la Unión Demócrata Independiente por seis años de esos 21, y creo que nunca -al igual que durante la gestión de otros presidentes de ese Partido que se encuentran en la Sala- dejamos de votar a favor de lo propuesto en la materia por el Gobierno de la Concertación.
¿Qué envió al Congreso este último? Reajustes menores, en términos reales, que el presentado por primera vez por el Gobierno del Presidente Piñera. Por lo tanto, me parece que sería muy bueno que los Senadores de Oposición explicaran por qué toman ahora su decisión, cuando, frente a proyectos que en los últimos nueve años dispusieron reajustes reales menores, votaron siempre a favor. Y nosotros, responsablemente, acompañamos esa determinación del Ejecutivo.
Ahora, después del paso por la Cámara, se ofrece un aumento. Por lo tanto, el Gobierno escuchó -porque se dice: "El Gobierno no escucha"-: subió el monto en dos mil pesos. Y esa medida la toma de otra forma la Concertación -o algunos que pertenecen a ese conglomerado político- y se dice: "¿Ven como cambiaron? No calcularon bien. Si pueden dar mil pesos más". Entonces, alegan porque no los escuchan, y cuando ello se hace, resulta que el incremento de dos mil pesos constituye una debilidad.
La decisión se tomó hace rato en esta materia, señor Presidente.
El Senador que habla comparte lo expuesto por el Honorable señor Sabag . Lo que aquí se está discutiendo es si los Ministros de Hacienda van a actuar con seriedad frente al país en muchos aspectos.
Y, a diferencia de la Concertación, juzgo que esta consiguió cuatro gobiernos por quienes se desempeñaron en esa Secretaría de Estado -porque alguno estima que perdió por uno de ellos-, pues si hubieran hecho lo que ustedes querían no sé si le habría sido posible lograr un tercer o un cuarto Gobierno.
En consecuencia, aquí media un problema de autoridad, como se ha dicho.
¡Si la discusión está repetida! Por mi parte, he intervenido en los 21 años precisamente porque considero que este es el proyecto, como lo he dicho siempre, que permite ver si la clase política va a actuar con seriedad, si vamos a hacer demagogia o a sumarnos a un discurso que siempre se encuentra disponible. ¡Si estar en contra de la proposición del Ejecutivo estuvo disponible para nosotros durante 20 años! Mas quisimos proceder con sensatez.
Y, tal vez, se podría haber hecho un esfuerzo mayor. Pero el Gobierno es el responsable de la conducción económica; el que dispone de antecedentes técnicos más sólidos.
Estamos antecedidos, además, por una Comisión que fijó 3 por ciento en función de la inflación esperada.
Se ha dicho aquí que el Ejecutivo ha conversado con la Central Unitaria de Trabajadores. Y va a proponer, ojalá, un mecanismo como el que debiera existir, para que no sostengamos una discusión de esta índole, la cual estimo que desprestigia a la clase política, lamentablemente, en vez de prestigiarla.
Y cada vez que participo en este debate me gusta más la Constitución. Porque no sé cuántos cesantes existirían en Chile si el asunto correspondiera a la facultad parlamentaria.
Quiero ser muy honesto, señor Presidente , al manifestar el deseo de que se premie alguna vez en este país a los pequeños empresarios, quienes a lo mejor emplean a nueve personas con el ingreso mínimo y hacen bastante más que grandes empresarios que pueden fijar sumas muy superiores. Porque es la gente que da empleo; que sufre para pagar el IVA; que experimenta dificultades para cancelar -muchas veces, mensualmente- las contribuciones, así como también, por cierto, la previsión de sus trabajadores.
Lo que pasa es que, ante la visión de que los emprendedores son unos pillos, el Senador que habla tiene otra completamente distinta. Y pienso que miles de ellos, pequeños, hacen un esfuerzo enorme en Chile por desarrollar su actividad, a pesar de la burocracia del Estado, de todos los problemas que enfrentan, y son capaces de generar empleo para el primer eslabón de la fuerza laboral, que es la gente más joven, la más capacitada.
¡Aquí da lo mismo la cifra de que se trate! ¡Da lo mismo que se represente que más de 20 por ciento de los chilenos jóvenes están cesantes y que es a ellos a quienes afecta el monto del sueldo mínimo! Parece que también da lo mismo hacer referencia a las pymes y las empresas más chicas, porque la respuesta es: "¡Qué cuesta subir mil pesos!".
Señores Senadores, existen empresas que no son intensivas en capital, sino en mano de obra. Ese es el caso de las pymes, en especial. Por lo tanto, cuando disponemos aquí que sube en 5 por ciento el sueldo mínimo, les estamos subiendo sus costos en ese porcentaje. Y lo que ocurre es que, con esa medida, algunas quiebran, cierran. Eso es lo que pasa en la realidad.
Es poco popular estar defendiendo una remuneración que todos consideramos insuficiente. Todos quisiéramos que su monto fuese mucho mayor. Considerando estas discusiones, hace cuatro o cinco años presenté un proyecto de ley -el Gobierno iba a patrocinarlo, pero nunca lo hizo- para establecer el "sueldo mínimo sugerido", que era el sueldo ético. Y de ahí se armó toda la polémica, afortunadamente, que tenemos hoy, habiendo planteado el actual Primer Mandatario -en ese minuto, candidato presidencial- el ingreso ético familiar, que es lo que estamos debatiendo.
Y formulé la proposición precisamente para que con motivo de esta materia no hiciéramos demagogia. Porque me sorprende, señor Presidente , el espíritu de "estar en la chica". Ello es lamentable. Como ya lo he consignado en varias ocasiones, desde que estamos en el Gobierno y desde que quienes lo ejercieron pasaron a constituir la Oposición, hemos perdido la capacidad de encuentro.
Aquí dicen: "Se va a la Mixta". Por mi parte, espero que el señor Ministro no cambie nada, sinceramente. Porque si la técnica es llevar todo a la Mixta, finalmente no habrá autoridad. Si el señor Ministro ha tomado la decisión de aumentar en dos mil pesos después del trámite en la Cámara, estimo que corresponde "salir al pizarrón", como lo expresé el otro día, y votar. Y nos pronunciaremos por subir a 172 mil pesos los que somos partidarios de la iniciativa, o bien, si existe mayoría para que el salario mínimo quede en 165 mil, que quede en 165 mil. Que asuman las consecuencias quienes, de alguna forma, van por el camino fácil. Porque se contempla un reajuste de 4,2 por ciento nominal y de 2,7 por ciento real.
Entonces, siempre se podrán fabricar aquí discursos para afirmar que la cantidad es insuficiente, que se requiere una luca más o una luca menos.
Pero, en verdad, poco puedo agregar después de haber observado el coraje que tuvo el Senador señor Sabag para decir las cosas por su nombre. No fue fácil lo que hizo.
Por eso, no puedo dejar de mencionar que hay una persona que se atreve a romper determinada posición.
Si estuviéramos hablando de un proyecto de ley que no significara un reajuste real o que propusiera un porcentaje menor que el ofrecido por los Senadores de las bancadas de enfrente en los últimos nueve años, a lo mejor tendrían algún piso político para entender la posición que están tomado.
Ojalá, señor Presidente , tengamos la capacidad para pensar que Chile podrá lograr grandes acuerdos. Así podríamos devolverle a esta Corporación el espíritu que tenía para buscar consensos.
Ojalá que la Concertación revise su forma de actuar, porque el camino de estar negando la sal y el agua en cuanto proyecto relevante haya para el país, a la larga, solo nos desprestigiará a todos: a la política y al Senado, entidad que se ha caracterizado por alcanzar grandes acuerdos.
Resulta incomprensible que, después de que el Gobierno escuchó lo planteado en la Cámara de Diputados y aumentó en dos mil pesos el ingreso mínimo propuesto, lo que nos tiene ahora discutiendo un reajuste de 2,7 por ciento en términos reales, se persevere en la idea de llegar a la Comisión Mixta.
No tengo duda alguna de que tras ese trámite estaríamos votando exactamente lo mismo. Así que espero que nos eviten perder el tiempo en una discusión innecesaria.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Ha terminado el Orden del Día.
Propongo prorrogarlo por una hora a fin de terminar la discusión del proyecto.
¿Habría acuerdo al respecto?
El señor HORVATH.-
Votemos, señor Presidente .
El señor LARRAÍN.-
Prosigamos hasta su total despacho.
El señor NAVARRO.-
De acuerdo.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Abra la votación, señor Presidente .
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.
El señor LETELIER.-
Señor Presidente, entiendo que la Mesa ha conducido el debate en forma tal que todos puedan entregar su opinión dentro de un tiempo prudente. Asimismo, pienso que existe la voluntad de votar hoy.
En tal virtud, sugiero prorrogar el Orden del Día, pues la intención es despachar totalmente el proyecto, y que se fije un tiempo adecuado para fundamentar el voto, derecho que a todos nos asiste. Pido, sí, que a quienes no hemos hecho uso de la palabra se nos otorgue el espacio suficiente para dar a conocer nuestra opinión, como ya lo hicieron otros colegas.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Considero que debemos despachar hoy el proyecto. Sin embargo, para prorrogar el Orden del Día a tal efecto se precisa unanimidad.
¿Habría acuerdo en tal sentido?
--Así se acuerda.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Quintana.
El señor QUINTANA.-
Señor Presidente , tengo aquí una columna del abogado Hermógenes Pérez de Arce , publicada en un diario de hoy, donde señala que en otros tiempos, bajo otros Gobiernos, "se podían dar soluciones apropiadas, incluso al problema del salario mínimo. En esa época, el Ministro de Hacienda , Hernán Büchi ," -claramente, se refiere al Régimen militar- "unánimemente considerado" -según él- "uno de los hombres más inteligentes del país, congeló el salario mínimo, a mediados de los ´80. ¿Y saben ustedes que pasó? Que en enero de 1990 la tasa de desempleo había descendido a cinco por ciento.".
Podemos entregar muchos antecedentes sobre lo que ocurría en el ámbito económico a fines de los años ochenta. Pero lo cierto es que el ingreso mínimo en 1989 era de 18 mil pesos. Y desde esa fecha ha crecido-como aquí se dijo- en 60 a 70 por ciento en términos reales.
Menciono lo anterior porque acá hay visiones -algunas más ortodoxas que otras- que plantean que subir algunos puntos el salario mínimo trae como consecuencia inmediata baja en la productividad, desempleo, caída en la competitividad.
Pienso que ha habido bastante evolución en muchos economistas, incluso en aquellos a los que el Gobierno escuchó en la citada Comisión Asesora (entiendo que no se le quería dar tal denominación; pero, en definitiva, hoy existen más comisiones que en tiempos de la Presidenta Bachelet) .
Siempre es bueno oír a los distintos actores antes de iniciar el debate de un proyecto de esta magnitud. El problema estriba en que en este caso se ha escuchado poco a otros interlocutores. Por tanto, como aquí se dijo, esta iniciativa llega sin necesario diálogo social, que es lo más preocupante.
Lo peor en este tipo de discusiones, señor Presidente, es cambiar de opinión cuando se pasa de la Oposición a ser Gobierno (o viceversa, para ser justo).
Aquí nadie está tratando de llevar a cabo un debate menor. Y no entremos en descalificaciones. Porque también podríamos decir, a propósito de lo manifestado recién por el Senador Longueira, que todos leímos en la prensa los planteamientos formulados en estos días por algunos Diputados de la UDI. Y quienes provenimos de la Cámara Baja sabemos exactamente cómo reaccionaban algunos parlamentarios de la Oposición de entonces respecto a esta clase de asuntos, donde la cuestión es quién da más.
¡Por favor! Todos intentamos realizar un análisis serio.
Cuando la Presidenta Bachelet entregó el mando el 11 de marzo, muchos señalamos que defenderíamos su obra e impediríamos retrocesos en materia social. Pero no nos referíamos solo a la reforma previsional. Porque, claramente, en esa materia no habrá cambios. Y es probable que profundicemos en ella. Además, sobre el particular escuché interesantes planteamientos del señor Ministro en orden, por ejemplo, al ingreso ético familiar. Sin embargo, resulta claro que el problema social, el de la pobreza y otros están abiertos a la discusión.
Por eso, me quedo con lo manifestado por el Senador Andrés Zaldívar . Lo más importante es ponernos de acuerdo en la forma de actuar de aquí en adelante. Y debemos recoger los planteamientos de la citada Comisión Asesora, que propuso, para estos efectos, tener en cuenta varios factores: inflación esperada de 3,8 para el próximo año; productividad de 1,5; ajuste cíclico -a él se refirió recién el señor Ministro en la reunión que sostuvimos-; pobreza.
Y quiero insistir en lo de la pobreza, como lo hicieron varios de los integrantes del referido organismo, pues guarda estrecha relación con el ingreso mínimo.
El Ministro de Hacienda puso un ejemplo: el de una familia de cuatro personas donde solo uno tiene un trabajo estable por el cual percibe el ingreso mínimo. Claramente, esa familia se halla por debajo de la línea de pobreza.
O sea, se trata de una materia del todo asociada a la vulnerabilidad social.
En definitiva, señor Presidente , me preocupa el debate sobre el proyecto presentado por el Gobierno, debido al contexto en que nos encontramos. Aquí se ha mencionado la participación de algunos parlamentarios con relación a esta materia hace dos o tres años.
¡Claro! Yo también podría recordar a Monseñor Goic , quien fue el primero en referirse al ingreso ético familiar.
La señora MATTHEI .-
¡Salario ético!
El señor QUINTANA.-
Es bueno, sí, precisar de qué estamos hablando. Porque mucha gente piensa que se va a entregar un cheque por 250 mil pesos, cuando en realidad se trata -el Ministro lo dijo con mucha claridad- de ajustar transferencias monetarias por distintas prestaciones, como el subsidio familiar o las asignaciones maternal y familiar.
Por lo tanto, me preocupa un incremento tan limitado del ingreso mínimo mensual, en circunstancias de que este Gobierno manifestó hasta la saciedad en su campaña que se iba a crear un millón de nuevos y mejores empleos.
Entiendo la posición, bastante lógica y coherente, de la Senadora Matthei, quien argumentó que mayores aumentos en el ingreso mínimo podrían afectar la productividad. Pero fue el propio Ejecutivo el que se cazó con sus palabras al decir "mejores empleos".
Entonces, aquí nos estamos consumiendo el primer año de este Gobierno.
En definitiva, señor Presidente , asumo que en cuanto al 2,7 por ciento real podemos hacer varias consideraciones y análisis sobre las cifras entregadas -no sé de dónde, matemáticamente, las sacaron- y que el año pasado fue excepcional (y esto hay que decirlo). La Cámara de Diputados, por las razones que hayan sido, aumentó el ingreso mínimo en dos mil pesos. Y hoy día el Gobierno nos dice: "Ahora debemos asumir que hay que aumentar algunos montos para que los subsidios familiar y maternal y otros beneficios reciban el efecto de la homologación.
¡Por favor! ¡Si no estamos haciendo ninguna concesión!
Si alguien quiere ver, ¡la Cámara Alta no está logrando conquista alguna!
Por favor, Senadores de Oposición y de Gobierno: el Ministro de Hacienda nos ha planteado algo lógico, por lo que decían varios colegas, entre ellos el Senador Bianchi, pues de lo contrario mucha gente recibirá menos por concepto de los referidas beneficios.
Por lo tanto, no se trata de un buen proyecto. Y me preocupa. En verdad, creo que el Ejecutivo debe mirarse introspectivamente. Porque se manifestó hasta la saciedad que este Gobierno no sería de los empresarios. Sin embargo, las señales que se dan apuntan justamente en el sentido opuesto.
Por último, espero que lo propuesto no sea la antesala de la negociación con los empleados públicos. Porque, de ser así, en estos tiempos no solo se escuchará la frase "conflictos de interés", sino también una que no queremos oír: "conflictos sociales".
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra la Honorable señora Allende.
La señora ALLENDE.-
Señor Presidente , afortunadamente el Senado es elegido democráticamente, y es legítimo que sostengamos visiones o percepciones distintas.
A mi juicio, la discusión sobre el salario mínimo es tremendamente relevante, porque el país registra una baja tasa de sindicalización. Son pocos los trabajadores que negocian colectivamente, y existe una relación bastante desequilibrada entre los derechos de trabajadores y empleadores. Por lo tanto, no es menor que en un momento dado protejamos a los más vulnerables o a los más desposeídos.
Asimismo, debemos considerar las cosas en su justa realidad. Aquí no estamos hablando de cifras desmesuradas ni tomando el camino fácil, como se ha tratado de decir. Naturalmente, todos deseamos conjugar que exista crecimiento económico en el país y, simultáneamente, más empleo, pero también deseamos proteger a quienes tienen menos.
Cabe recordar que cuando Chile suscribió los Convenios N° 131 y N° 134 de la OIT lo hizo porque adhería a sus objetivos y criterios de fijación. Ello significa, de alguna forma, ayudar a eliminar la pobreza y asegurar la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y de sus familias. Aquí se debe considerar que hay gente que gana un salario mínimo y no tiene garantizada a cabalidad la seguridad social.
Por otra parte, también debemos destacar un asunto que algunos pretenden negar enfáticamente, pero que es una realidad.
Al observar el aumento del salario mínimo en los años de Gobierno de la Concertación, se constata que claramente ha repercutido en bajar la línea de la pobreza. ¡Claramente ha repercutido en bajar la línea de la pobreza!
O sea, no es casualidad que en 1990 había 38 por ciento de personas en situación de pobreza en Chile. Hoy podemos decir, todavía con dolor, pero por lo menos con una enorme satisfacción, que se ha reducido a 13 por ciento. Ese logro tuvo mucho que ver con la fijación del salario mínimo. Discusión que seguiremos teniendo todos los años en el Parlamento.
Por eso, siento que a veces se entregan algunas cifras o se aseguran ciertos criterios, pero se ignoran otros.
Mejorar el ingreso mínimo también significa que se pueda activar la economía, porque implica aumentar la demanda interna y el consumo, y darle mayor dinamismo a aquella. Pero a algunos no les gusta oírlo.
Sin embargo, no se trata solo de eso. Aquí no se ha mencionado que el pasaje del Transantiago -no está de más recordarlo- se reajustó en 30 pesos el 18 de junio. Se trata del cuarto aumento en el año, y también pasa a los buses. Entonces, el valor del boleto subirá de 450 a 480 pesos. Además, el precio del pasaje de Metro se incrementó a 560 pesos en la hora punta.
Por lo tanto, desde marzo hasta la fecha se acumulan 80 pesos de alza en el boleto de bus, y 100 pesos en el de Metro.
Por supuesto, esos aumentos superan con creces el reajuste del salario mínimo de 2,7 por ciento real y 4,2 nominal.
Entonces, quiero hacerme cargo de esa situación para demostrar que el incremento del monto del salario mínimo entrega una base para proteger a muchos trabajadores de la construcción, del comercio, de los servicios de hotelería, en fin, donde se desempeña, en general, la gente que efectivamente se ve favorecida con ese reajuste.
Me parece importante lo señalado por el Senador Andrés Zaldívar . Y sobre ello intentamos alcanzar algún acuerdo. Pero lamentablemente no lo logramos, porque el Gobierno no estaba dispuesto a ceder en el salario mínimo. Se nos ha informado que ahora sí se considerará el SUF y, por supuesto, el subsidio maternal. ¡Eso era evidente! Pues, de no ser así, dejaríamos sin subsidios a 900 mil personas al momento de subir el tramo a 172 mil pesos, como se propuso en la Cámara de Diputados.
Por otra parte, se le explicó al señor Ministro que nosotros compartimos -y nos parece muy interesante- que el Gobierno desee alcanzar un acuerdo con la CUT. Porque ello significará disponer a lo menos de tres variables para tener un criterio común permanente cuando debamos trabajar en esta materia. Entonces, estaremos hablando de inflación esperada, de productividad, y también de equidad o de justicia.
Y, como sostuvo con razón el Senador Andrés Zaldívar, debemos empezar a aplicar tales criterios ahora, si justamente ellos van a primar.
Por consiguiente, sobre esa base, creemos que el monto del sueldo mínimo debe aproximarse más a 175 mil pesos -como lo planteamos-, que a 172 mil.
Cuando se nos dice que esto afectará ciento por ciento al empleo, estimo que eso no es tan verídico. ¡Claro! Se muestran estadísticas para allá y para acá. Pero debo decir que los Gobiernos de la Concertación aumentaron el ingreso mínimo en un monto muy relevante, y repito que ello no significó tanto perder empleos como sí bajar la línea de pobreza. Esto es, finalmente, lo más importante y lo que podemos señalar como país.
Como chilenos debemos manifestar que hemos logrado algo inédito, que incluso está entre las metas propuestas por otros países para el milenio, y que les ha sido muy difícil alcanzar. Realmente, ellos ven con impresión, y en algunos casos con alabanza, cómo en estos años Chile ha logrado reducir su pobreza de 38 a 13 por ciento.
Pero nosotros siempre debemos dar un paso más.
Las cifras que he entregado respecto a lo que les significará a los trabajadores desplazarse en el actual sistema de transportes -llámense buses o Metro- superan con creces el reajuste que aquí se propone.
Entonces, por qué no se quiere reconocer que el aumento del salario mínimo puede implicar mayor dinamismo a la economía, más consumo de la gente y cierto grado de tranquilidad para muchos trabajadores. El alza puede parecer una suma bastante mínima, pero es extraordinariamente relevante para los sectores que la recibirán, pues efectivamente lo necesitan.
Por eso, señor Presidente, estimo que debemos rechazar que el sueldo mínimo sea solo de 172 mil pesos.
Ciertamente nos parece apropiado que el Gobierno haya incorporado lo relativo al subsidio maternal y el SUF. Pero creemos que deberíamos tener una mirada que fuera un poquito más allá a fin de pensar en los que beneficiamos.
Siempre oímos los mismos argumentos. En realidad, es razonable sostener una visión distinta de las cosas. Pero constantemente escucho cierta amenaza en el sentido de que los inversionistas se van a ir si aumenta el impuesto específico a la minería. Debo decir que han obtenido ganancias extraordinarias, y les garantizo que se van quedar, porque tienen absoluta claridad de que las utilidades que han obtenido son más que excepcionales.
Pese a eso, frecuentemente nos encontramos ante el mismo discurso, como el del Ministro de Minería y diversos parlamentarios. Entonces, siempre nos queda la percepción de que debemos legislar poco menos que bajo presión, amenaza, porque se podría ir el inversionista, y sería posible que nuestra economía entrara en un estado de falta de dinamismo, o que no dispusiéramos de los recursos requeridos.
Señor Presidente, en conclusión, pienso que simplemente tendríamos que decir que no al aumento a 172 mil pesos.
El Gobierno bien podría considerar que planteamos criterios que efectivamente deberían mantenerse. Pero tenemos que combinarlos. Cuando se nos saca en cara que la productividad ha bajado, hay que recordar que el año pasado el país y medio mundo estaban inmersos en una tremenda crisis. Y no la iniciamos nosotros. Lo mismo ocurrió en otras naciones. Lamentablemente, siempre sucede que se comienza a especular en sectores financieros y, como resultado, se producen enormes crisis mundiales que afectan a todas las economías, y sobre todo a las más vulnerables. Pero, por cierto, invariablemente se perjudican quienes ganan menos, y en especial, los trabajadores que reciben salarios mínimos.
Debo señalar que el ingreso mínimo es una vara que, por lo menos, impide la existencia de abusos, como muchas veces observamos, y logramos transparentar y separar. Cabe recordar el problema de los trabajadores del , quienes percibían un sueldo base totalmente absurdo porque se suponía que con las comisiones elevaban su ingreso total.
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Ese tipo de injusticias ya no existe. Hoy, por lo menos, hemos transparentado esas situaciones.
Sigo creyendo que el sueldo mínimo ha sido esencial en la lucha contra la pobreza. Para mí, este argumento es esencial y, por eso, defenderemos nuestra postura en orden a poder subirlo en forma razonable.
Aquí nadie está planteando cifras disparatadas sino realizando la combinación de criterios que ya hemos explicado. Desafortunadamente, el Gobierno parece no querer escuchar.
Entonces, lamento una vez más que no logremos acuerdo, pese a creer que existen motivos de sobra que lo justifican.
Por cierto, señor Presidente , no abrigo duda alguna de que si la iniciativa se rechazara se formaría una Comisión Mixta, donde evidentemente habría un piso de 172 mil pesos, porque nadie aprobaría una cantidad menor.
Por lo tanto, que no se diga -lo hemos escuchado hoy en la Sala- que nosotros incluso vamos a impedir el aumento del ingreso mínimo a 172 mil pesos, porque ello significaría falsear absolutamente los hechos. Y Sus Señorías saben que ello es así.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Espina.
El señor ESPINA.-
Señor Presidente , por lo que acaba de señalar la Senadora Allende, entiendo que en una eventual Comisión Mixta ella se pronunciaría a favor del salario mínimo de 172 mil pesos, que es el monto propuesto por el Gobierno.
Si estuviera equivocado, retiraría lo dicho.
La señora ALLENDE .-
Así es.
El señor ESPINA.-
Señor Presidente , francamente, en este tipo de debate uno se da cuenta qué tipo de oposición enfrentará la Administración del Presidente Piñera. Y yo, al menos, he venido insistiendo en que dentro de la Concertación hay, desde hace mucho tiempo, una discusión entre quienes desean realizar una oposición legítima, clara, pero constructiva y responsable, procurando siempre generar entendimientos y acuerdos; y aquellos que quieren negar la sal y el agua al Gobierno.
Estoy realmente sorprendido de cómo la tesis de los partidarios de negar la sal y el agua, más allá de los buenos modos o de las buenas palabras, se está imponiendo cada vez más.
Por eso, me parece notable la actitud del Senador señor Sabag . Y lo felicito: Su Señoría no ha abandonado su rol opositor. Incluso, lo ha mantenido en el debate de diversas materias en el Parlamento. Pero, en la discusión de un asunto tan sensible e importante como el ingreso mínimo mensual ha hecho una exposición en la cual muchos de nosotros nos sentimos representados, por la valentía, el coraje y la claridad de sus conceptos.
Creo que al final de este debate la opinión pública habrá de emitir un juicio. Y no hay que temer -no constituye un chantaje ni una amenaza- a que se sostenga que, en política, cuando uno vota de una manera u otra asume su propia responsabilidad.
Si algunos piensan que en la Comisión Mixta el Gobierno va a cambiar y a regatear unos pesos más o unos pesos menos, significa que no lo conocen, como tampoco al Ministro de Hacienda .
Dicho Secretario de Estado hizo un gran esfuerzo en la Cámara de Diputados para elevar el ingreso mínimo de 170 mil a 172 mil pesos, monto máximo que podía ofrecer, de manera seria y responsable, para evitar que su reajuste produjera dos efectos que serían extraordinariamente graves para el país: primero, que afectara el compromiso que el Presidente contrajo con todos los chilenos -no asumido nunca antes por otro Mandatario- de crear un millón de empleos en el período 2010-2014; y segundo, que impidiera potenciar a la pequeña empresa, que genera el mayor número de puestos de trabajo a nivel nacional.
Algunos preguntan por qué no se sube más el salario mínimo. Me gustaría saber cuántos de los Senadores que realizan ese planteamiento, el día de mañana, si no se consigue aumentar el número de empleos que se requieren -sobre todo en Regiones como la que yo represento, donde se registra la cesantía más alta de Chile- asumirían su responsabilidad ante la ciudadanía por el hecho de que el Gobierno hubiese actuado en forma irresponsable al elevar el salario mínimo más de lo realmente posible.
Señor Presidente , frente a las explicaciones del Ministro de Hacienda , tanto en la reunión de Comités -a la que concurrió también la titular del Trabajo- como en la Sala, no he escuchado ningún argumento de fondo -lo digo con gran respeto, pero con claridad- de parte de los Senadores de la Concertación que justifique el porqué se oponen a un reajuste real de 2,7 por ciento, superior al promedio de 2,2 por ciento en que ellos incrementaron el ingreso mínimo durante diez años de Gobierno, y cuatro veces más alto que el que fijaron en 2009, que fue exactamente de 0,7 por ciento.
Es decir, cuando gobernaba la Concertación no valían los actuales razonamientos de Sus Señorías en cuanto a la necesidad de aumentar el salario mínimo más de lo conveniente. Entonces defendían el 0,7 por ciento, cuatro veces inferior -como expresaron, entre otros, la Senadora Matthei y el colega García - al aumento que hoy propone el Ejecutivo , en un período en que debe enfrentar una tragedia como la del terremoto, a raíz del cual más de 50 mil personas perdieron su fuente de trabajo, por lo que su primera obligación es generar empleo.
Es evidente que, en la medida que el salario mínimo aumente más, el pequeño empresario tendrá mayores dificultades para contratar a una persona. Si ya en muchas Regiones devastadas por el terremoto le es difícil pagar el actual ingreso mínimo -lo señaló el Senador Navarro, quien describió de modo muy claro la realidad de su Región-, ¡imaginen Sus Señorías el problema que se le crearía si se fijara un monto más alto que el que efectivamente puede pagar!
Señor Presidente , espero que se exprese la opinión de los Senadores de la Concertación que no son partidarios de la tesis de negar la sal y el agua al Gobierno. Ellos saben que, en el fondo, el subir más el salario mínimo produciría un efecto negativo para la economía. A todos nos gustaría un monto más alto. Pero quienes integramos esta Corporación y cumplimos una labor responsable, somos conscientes de que en las leyes en proyecto -los ahora opositores estuvieron 20 años en el poder y sin duda comparten este juicio- uno no puede ofrecer ni hacer más si está seguro de que en un tiempo posterior aquello va a traer nefastas consecuencias para el país.
Estimo que los argumentos entregados tanto por el Ministro cuanto por los miembros de la Comisión de Hacienda y otros colegas han sido muy explícitos. Nadie todavía los ha podido rebatir, salvo señalar que en la Cámara de Diputados la propuesta original del Ejecutivo solo se incrementó en 2 mil pesos.
Ese es el peor de los razonamientos. Porque es lógico que un Secretario de Estado intente realizar el máximo esfuerzo, aun a riesgo de pasar el límite, cuando está en un debate legislativo. Pero no demostraría seriedad si ofreciera aumentar de 2 mil a 4 mil pesos dicho ingreso en la Comisión Mixta. Eso implicaría, simplemente, no hacer lo que le corresponde al Ejecutivo y en especial al titular de Hacienda : pensar en las personas que hoy carecen de empleo y necesitan tenerlo.
Resulta indudable, señor Presidente, que el presente debate sirve para ir perfilando, ya a cuatro meses de la nueva Administración, el estilo de oposición que vamos a recibir.
Comprendo que analicemos a fondo distintas materias; pero considero que en un asunto tan sensible para la opinión pública, en que mucha gente puede decir: "Bueno, el aumento de 170 mil a 172 mil significa que me quieren pagar 2 mil pesos más", nosotros debemos actuar con total responsabilidad.
Así ha procedido el Gobierno. Y el Ministro ha dialogado. Sostener que no lo ha hecho implica faltar a la verdad: hoy se reunió por más de 40 minutos con los Comités y contestó todas las preguntas que se le formularon.
Señor Presidente , quiero aclarar un tema adicional.
No es efectivo que al Ministro se le haya olvidado el reajuste de la asignación familiar y del subsidio único familiar -lo explicó meridianamente-: se pretendía incorporar ambos puntos en el sueldo ético familiar. Pero consideró razonable incluirlo ahora en el proyecto y se allanó a ello.
Entonces, señor Presidente , la Concertación tiene que asumir su responsabilidad política, pues el salario mínimo no se va a elevar. Y, si sus Senadores votan en contra del proyecto, 700 mil chilenos, en forma directa, y una cantidad similar de modo indirecto, se quedarán sin reajuste.
Y eso ocurriría por primera vez desde el retorno a la democracia, ya que lamentablemente se ha impuesto una manera de hacer Oposición. Por eso, espero que algunos señores Senadores reflexionen -porque los conozco- y actúen con la responsabilidad que el momento y las circunstancias requieren.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Escalona.
El señor ESCALONA.-
Señor Presidente , coincido con el Senador señor Longueira en cuanto a que la sustancia del debate no ha sido económica, sino política, salvo la manifiesta distorsión en los argumentos del Honorable señor Espina acerca del subsidio único familiar y de la asignación familiar.
El señor Ministro de Hacienda tuvo la valentía y la claridad de explicar que el error en que se incurrió obedecía al cambio de guarismos y que, por ende, tal problema técnico debía ser resuelto por el Gobierno. Por eso valoramos que, junto con repararlo, se vaya a aplicar el mismo porcentaje de reajuste. De lo contrario, una parte muy importante de las personas que van a recibir el ingreso mínimo de 172 mil pesos perderían sus asignaciones familiares si el tope para dicho beneficio hubiera permanecido en 170 mil pesos.
En consecuencia, no es la Concertación la que está falseando los hechos. El problema obedece estrictamente a que la decisión tomada por el Ejecutivo de elevar el salario mínimo de 170 mil a 172 mil pesos hacía indispensable modificar los montos del subsidio único familiar y de la asignación familiar.
Por eso, reiterando que aprecio el hecho de que el señor Ministro haya incluido un reajuste en esos rubros -y para cerrar el paréntesis-, me parece que aquí se ha registrado una discusión de tipo político. Y coincido en eso con el Senador señor Longueira . Sin embargo, discrepo con él en su intención de separar las cosas entre el bien y el mal, entre los buenos y los malos, entre los que siempre tienen la razón y los que se equivocan.
Recuerdo nítidamente el debate del proyecto sobre salario mínimo llevado a cabo el 2008, el cual se dio bajo el impacto de las declaraciones de monseñor Goic acerca del ingreso ético.
Y debo destacar que cuando llegó al Parlamento la propuesta del Ejecutivo , el Honorable señor Longueira , sin ser miembro de la Comisión de Hacienda, concurrió a la discusión de la iniciativa y planteó la necesidad de instalar en el país un salario ético. Y no creo que a ese respecto me pueda desmentir la Senadora señora Matthei -quien ahora se halla presente en la Sala-, cuando ella, públicamente, a través de los medios de comunicación, contradijo a su colega de bancada en relación con este punto.
La señora MATTHEI .-
Así es.
El señor ESCALONA.-
Por lo tanto, señor Presidente , el camino de la política es lo suficientemente largo y extenso como para que alguien se pueda presentar como impoluto, infalible, libre de cometer un error, pues, como se trata de una actividad social llevada a cabo por humanos, gente de carne y hueso, suele ocurrir que en algunas oportunidades uno tiene la razón y en otras comete errores.
Por eso, lamento que este asunto se haya planteado como una desafortunada cuestión de "unas lucas más o unas lucas menos", y que no fuese analizado en serio, con rigor, porque detrás de esa manera de ver las cosas subyace una distancia bastante pequeña para alcanzar un acuerdo.
Seamos claros: la diferencia para llegar a un consenso se dio entre 172 mil y 174 mil pesos.
Por lo tanto, deploro que el Congreso Nacional, particularmente el Senado, y el Gobierno de Chile, representado por el señor Ministro de Hacienda , no tuvieran la capacidad de llegar a acuerdo, por cuanto esas dos luquitas, que aquí se han subvalorado, se han tratado de menoscabar y de presentar como algo extravagante, representaban una distancia mínima que, en mi opinión, se pudo haber salvado.
Y, por ende, el Gobierno del Presidente Piñera se ha privado de un éxito político: que su primer proyecto sobre reajuste del salario mínimo fuese aprobado por unanimidad.
No somos los que pertenecemos a la Concertación los perdedores en esta materia. Algunos Senadores de Gobierno están muy obcecados con este punto, siempre pensando en cómo derrotar a nuestro conglomerado político.
¡Y ahí está su profundo error!
El punto es cómo su Gobierno gana, porque nosotros ahora somos de la Oposición. Ellos, por la herencia recibida hace cuatro meses, creen todavía que están en la Oposición.
¡No se trata de que nos derroten a nosotros, sino de que ustedes deben gobernar!
Y, como muy bien explicó la Senadora señora Alvear en un debate efectuado anteriormente, para gobernar hay que tener la capacidad de conversar con la Oposición y de llegar a acuerdos, aunque sea incómodo o molesto; aunque desagrade a quienes dirigen el país o nosotros seamos antipáticos o no les caigamos bien.
¡Esos son datos de la realidad!
Los Ministros de los Gobiernos de la Concertación en reiteradas oportunidades concurrieron al Parlamento -ahora lo puedo confidenciar- sabiendo que muchos Senadores del frente no les caían bien. Y en nuestras conversaciones privadas con dichos personeros podíamos decir muchas cosas acerca de nuestros honorables interlocutores. Sin embargo, esos Ministros de Estado hacían todos los esfuerzos posibles para llegar a acuerdos.
¡Tanto se habla del proyecto de reconstrucción! Nosotros presentamos 63 indicaciones, y ninguna fue recogida. ¡Ninguna!
Y el señor Golborne ha hecho de nuestra ausencia de propuestas -entre comillas- un tema público, faltando completamente a la verdad. ¡Ni siquiera se ha dado el trabajo de estudiar las indicaciones que formulamos en la Comisión de Hacienda! De lo contrario, no haría sus temerarias declaraciones públicas.
¡Y, así, podría enumerar tantas otras cosas!
La señora ALLENDE .-
¿Y los Subsecretarios?
El señor ESCALONA.-
¡Para qué hablar de los Subsecretarios que, pasando más allá de su responsabilidad administrativa, como autoridades que son, cometen enormes despropósitos en su trato con la Oposición!
La vocera de Gobierno - Ministro Larraín , se lo digo con mucha franqueza- se ha puesto delante de una mediagua en malas condiciones, afirmando que la Concertación está negando al Gobierno las platas para la reconstrucción. ¡Y ello por un punto de desacuerdo que el Ministro de Hacienda sabe perfectamente cuál es: el artículo sobre el royalty!
Nosotros no seríamos capaces de aprovechar el estado de pobreza de esas familias colocándonos delante de mediaguas, para decir que se nos están negando los recursos para la reconstrucción. ¿No se sería un abuso mediático de tal situación? ¿Es ese el camino de entendimiento que buscan con la Oposición, para que ustedes puedan gobernar en buenas condiciones durante los cuatro años que tienen la responsabilidad de dirigir el país?
Entonces, estimados amigos de Gobierno, no equivoquen estratégicamente el camino. El timón de la marcha del Estado está en vuestras manos y sería deseable, para eso, que se entendieran con nosotros, aunque les caigamos mal.
La señora MATTHEI.-
¡No nos caen mal; menos el señor Senador!
El señor ESCALONA.-
Ahora bien, según se ha mencionado, el Ejecutivo presentó una indicación para reparar el grave error relativo al subsidio único familiar y a las asignaciones familiares.
Nosotros no votaremos en contra del proyecto, pero queremos que esos elementos se incorporen. De no hacerlo, sería inviable corregir la equivocación, quedando los trabajadores sin reajuste del subsidio único familiar y de la asignación familiar.
Por lo tanto, nosotros no somos como piensan los sectores oficialistas ni queremos hacer oposición para destruir lo que son.
¡Si la historia de la humanidad es tan larga!
Las grandes corrientes de pensamiento no se pueden eliminar ni destruir.
La señora MATTHEI .-
Así es.
El señor ESCALONA.-
¡Eso lo intentó la dictadura de Pinochet y no lo consiguió!
Esta semana se cumplen 25 años desde que mis amigos Exequiel Ponce , Carlos Lorca Tobar y Ricardo Lagos Salinas fueron detenidos y desaparecidos, sin que nunca más se supiera de ellos. Y yo, como socialista, estoy aquí, a mucha honra, y mi partido vive hoy, a pesar de todo.
Así que las grandes corrientes de pensamiento no se van a eliminar por un acto administrativo.
Nosotros no los queremos destruir a ustedes. Al contrario. Sin embargo, la responsabilidad de la marcha del Estado se encuentra en vuestras manos. Y, desde ese punto de vista, lamento la tremenda incapacidad que hasta ahora ha tenido el Ejecutivo , que es responsabilidad de ustedes, para llegar a acuerdo con nosotros, que hoy somos Oposición. Pero no se preocupen. Nosotros vamos a facilitar la aprobación del proyecto, porque pensamos en los millones de chilenos y chilenas que se verán favorecidos con él.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Navarro.
El señor NAVARRO.-
Señor Presidente , quienes tenemos más de un período parlamentario hemos dicho y reiterado que esta discusión nos lleva a la ignominia, porque nos obliga a votar a favor de algo que no compartimos. Resulta extraordinariamente difícil señalar a los trabajadores que ganan el sueldo mínimo que no nos gusta lo que estamos aprobando, pero que, si no lo aceptamos, se quedarán con lo anterior, o sea, sin alza.
Claramente este debate no debiera realizarse en el Parlamento. Lo hemos dicho y reiterado muchas veces. Integré durante doce años la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados. Y discutimos el sueldo mínimo, cuando la única posibilidad del Congreso es decir "sí" o "sí", porque, si decimos "no", no hay aumento. Se trata de un ejercicio hasta inmoral, porque, en definitiva, no existe otra opción.
Si hubiera una posibilidad real de discutir, Ministro , sobre el alza, sobre la propuesta del Gobierno, uno manifestaría: "debatamos, porque podemos modificar el monto". Pero este es un ejercicio en que, de entrada, se sabe que ganó el Ministro de Hacienda . Porque votar en contra significa decir que hay cero por ciento de reajuste. Y eso es más incomprensible que señalar que hay un pequeño aumento.
Por lo tanto, nos sometemos a un ejercicio de perdedores, pues, más allá de los discursos -todos quieren incrementar el sueldo mínimo-, algunos se abstendrán, otros votarán a favor, otros en contra. Pero lo cierto es que si se vota en contra o a favor da exactamente lo mismo: el monto propuesto no va a subir. Y aunque ganara el rechazo, si toda la Sala se pronunciara en contra, tampoco aumentaría. Si toda la Sala votara a favor, se incrementaría exactamente en los términos planteados por el Gobierno y que ha sido ampliamente rechazado en los discursos. Y creo que en definitiva -reitero- se va a aprobar ese monto.
Casi un millón de chilenos vive del sueldo mínimo. Algunos sostienen que esta cifra puede ser un poco menor. En verdad, se trata de mucha gente, de muchos trabajadores. Es un número que nunca hemos logrado dilucidar.
Por cierto, el valor del ingreso mínimo es un piso para quienes no poseen capacidad de negociar. En Chile negocia solo el 6 por ciento de los trabajadores; el resto, el 94 por ciento, no tiene capacidad de negociación colectiva. Y esto último contribuye a que se mantengan las llamadas "asimetrías" entre los poderosos y los débiles. Porque hay asimetrías entre trabajadores y empresarios y entre empresarios y trabajadores. No es lo mismo. Por eso si aquí, en el Senado, hay que tomar una definición, esta debe ser -siempre lo digo-, a favor de los más débiles, a favor de los trabajadores.
Uno podría señalar: " Ministro , es cierto que no es posible subir más, porque usted manda". Pero sucede que el Centro de Estudios Públicos -el mismo de las encuestas, que las ha llevado a un cierto nivel de endiosamiento- manifiesta que aumentar el sueldo mínimo equivale a bajar el empleo.
Quiero expresar que las 48 horas de discusión legislativa de las que estamos disponiendo para analizar este proyecto no tienen lógica alguna si queremos debatir de verdad el tema del ingreso mínimo. Hemos pasado meses y años discutiendo iniciativas importantes; 16 años la del bosque nativo, por ejemplo. Y si la lógica nos señala que el sueldo mínimo es relevante, ético, moral y la Iglesia ha hecho un llamado a que lo aprobemos, debatirlo en 48 horas resulta inmoral.
Porque si se dice que al Parlamento realmente le importa discutir acerca del sueldo mínimo, no lo podemos hacer en dos días. En dicho lapso se lleva a cabo un debate apresurado, en el que algunos solo buscan fijar posiciones para ganar votos; otros no. Y, efectivamente, en ese plazo únicamente se alcanzan a fijar posiciones.
Sería bueno contar con un consejo consultivo o asesor permanente, a fin de que el sueldo mínimo no se discutiera en 48 horas, o al menos que hubiera una Comisión que comenzara su labor con bastante anticipación (tres meses), para permitir que los trabajadores, el Gobierno y el Parlamento debatieran con tiempo y no en solo 48 horas.
Y, en realidad, la consideración del ingreso mínimo como una forma de favorecer a los trabajadores se une a otras materias que también me gustaría discutir, como el IVA al pan, a la leche, al transporte. Los trabajadores gastan 17 por ciento de su sueldo mínimo en pagar micro, en pagar locomoción, y 11 por ciento en la compra del pan. El impuesto al valor agregado tiene una incidencia terrible en el ingreso mínimo.
Ha habido una negativa permanente a debatir acerca del IVA, aunque es un tributo regresivo. Se adoptó en 1937 y nunca se ha querido establecerlo en forma diferenciada. Puede que haya razones valederas para ello. Pero los ricos no pagan IVA, sino los pobres, los trabajadores que perciben el sueldo mínimo. Y cada vez que lo hacen su ingreso disminuye.
El Centro de Estudios Públicos afirma que "la tasa de empleo de los hombres que en 1993 promediaba 73 por ciento el año pasado sólo alcanzó a un 67 por ciento". En efecto, se ha registrado un aumento del desempleo de manera permanente desde 1997. Y, claramente, lo que nos debiera interesar es que haya más ocupación.
La tesis que se discute es que el salario mínimo busca establecer un nivel básico respecto del ingreso de los trabajadores sin que esto afecte el empleo.
Según el CEP, alrededor de 46 mil jóvenes perdieron su trabajo por el alza de dicho salario. Se sostiene: se incrementan los sueldos, cae el empleo, particularmente en los más jóvenes. Y pareciera ser cierto.
Prosigue el estudio: "Ésta es una cota mínima de pérdida de empleos (...) Nuevas alzas del salario mínimo pueden llevar a nuevas pérdidas de empleo. De hecho si este sube un 5 por ciento otros ocho mil 500 jóvenes podrían perder su empleo".
Pareciera ser profético. Pero se trata de los economistas del CEP, específicamente de Harald Beyer.
Manuel Riesco dice otra cosa. Y este es el debate entre los economistas. Él asevera que salarios y empleo, hipotéticamente, bajo ciertas condiciones estrambóticas, podrían llegar a moverse en sentido contrario. Si fuera cierto que si bajan los salarios sube el empleo, o al revés, si aumentan los salarios disminuye el empleo, Pinochet hubiera resuelto el tema, porque redujo a la mitad los salarios y llegamos a 30 por ciento de desempleo. Bajaron y bajaron los salarios y aumentó igual la cesantía, y nos mantuvimos en cerca de 30 por ciento de desocupación en la década de los ochenta.
Riesco afirma: "Cuando los salarios crecen aumenta el empleo; cuando sube el empleo mejoran los salarios. En raras ocasiones que bajan los salarios reales, al mismo tiempo se reduce el número de ocupados. Solo cuando el empleo disminuye mucho es que llegan a reducirse los salarios reales".
No hay por donde -dice Riesco-, pues ambos se mueven al unísono, siempre.
El estudio de Beyer muestra el desempleo juvenil. Y todos sabemos por qué este se produce: por falta de capacitación.
En consecuencia, lo que hay que dilucidar entre los economistas es si efectivamente estamos dispuestos a hacer creer que el aumento del salario mínimo afectará o no el empleo.
Ese es el debate: si afecta o no.
Y Riesco sostiene algo simple. Efectivamente, la crisis se produce porque hay poco activo y baja demanda. No hay a quién venderle. Y si no existe circulante, si la gente gana poco, no compra. Y si no compra, no se produce. Y, por tanto, si tiene más plata para comprar, efectivamente lo que hace es generar mayor demanda y mayor producción de bienes.
Las conclusiones del CEP son de película. Como aquí han dicho algunos colegas, la economía es compleja. ¡Y vaya que lo es!
El Centro de Estudios Públicos concluye: "El salario mínimo mirado en valor absoluto es ciertamente bajo. Si un hogar de tres personas recibiera solamente este ingreso caería debajo de la línea actual de pobreza. Resulta, entonces, tentador usar este salario mínimo como instrumento redistributivo. Sin embargo, habida cuenta de la realidad salarial del país, no se puede considerar que este salario sea bajo. De hecho, respecto de la mediana salarial del país, nuestro salario mínimo es de los más altos del mundo".
Eso es lo que señala el CEP: tenemos un salario mínimo altísimo.
También expresa en sus conclusiones: "La OECD en su revisión del mercado laboral y de las posibilidades sociales nacionales, argumentó que había poco espacio para seguir subiendo el salario mínimo".
Entonces, si no podemos hacer redistribución con el salario mínimo, porque aceptamos que afectará el empleo, ¿cómo logramos redistribuir el ingreso? Porque al final del día lo que importa es si hay o no más recursos para que los trabajadores ganen más. Si laboraran más y produjeran más, debieran ganar más. Como no negocian colectivamente, no siempre ganan más cuando trabajan más.
Por consiguiente, ¿cómo redistribuimos? ¿Cómo hacemos para que el 10 por ciento de este país que se gana el 50 por ciento del PIB redistribuya? ¿Cómo los poderosos que acumularon riquezas durante los cuatro Gobiernos de la Concertación logran redistribuir algo?
El salario mínimo -sostiene el CEP- no es una posibilidad.
Yo siento que explicarle a una fuerza laboral de casi 5 millones y medio de trabajadores que el salario mínimo que vamos a aprobar es lo máximo que podemos dar -7 mil pesos más- es una tarea muy difícil.
La pregunta, entonces, para la Derecha, para el Ministro de Economía , para el Ministro de Hacienda , es cómo podemos subir el salario mínimo sin afectar el empleo; y, si en verdad no se trata de un mecanismo redistributivo, qué hacemos para brindar mejores condiciones.
¿Hay alternativas para redistribuir riqueza que no sea el ingreso mínimo? Y ahí, por cierto, nos vamos al tema de los impuestos. ¿Cómo redistribuimos riqueza? Algunos sostienen que con crecimiento. Otros señalan que cuando cobramos más tributos también podemos hacer más trabajo en lo social.
Pero eso no lo vamos a resolver en 48 horas. Creo que resulta absurdo mantener este debate en dos días. Me parece que es la última vez que debiéramos hacerlo. El colega Longueira señalaba: "Llevo 21 años discutiendo este mismo asunto y no logramos avanzar".
Señor Presidente , la pregunta es cómo redistribuimos si no queremos aumentar el salario mínimo; cómo logramos tasas impositivas que permitan crecer adecuadamente, pero también que la gente que trabaja más gane más. Hoy día eso no ocurre con los trabajadores.
Ojalá pudiera hacerse realidad lo que dijo el padre Hurtado: "Hay que dar hasta que duela". Pero algunos se meten las manos a los bolsillos y les duele de inmediato, antes de sacarlas.
Uno desea que haya más solidaridad, mayor redistribución. O, si no, los trabajadores se van a movilizar. El único mecanismo histórico para contar con mejores sueldos es la movilización social.
Señor Presidente , el salario mínimo que vamos a aprobar es indigno e inmoral. Yo votaré para que pueda constituirse una Comisión Mixta, si es que el Ministro desea dialogar. Pero si la Concertación no cuenta con los votos, acogeré la propuesta del Gobierno, porque creo que dilatar esto en definitiva no le hace bien a nadie. No lograremos subir el monto del ingreso mínimo, pues nunca ha sido posible incrementarlo más allá de lo propuesto por los diferentes Gobiernos: antes, por los de la Concertación; hoy, por uno de Derecha.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
La mesa le concede un minuto adicional.
El señor NAVARRO.-
Gracias, señor Presidente.
La Concertación ha señalado que se abstendrá respecto de algunos artículos. Y yo he dicho que si ella cuenta con los votos necesarios para provocar un espacio más, para generar una Comisión Mixta y así continuar conversando, perfecto. Pero, si no los tiene, me parece que se debe aprobar el proyecto ahora y despacharlo de una vez, a fin de no seguir angustiosamente un debate que, por desgracia, durante años y años no nos ha conducido a nada.
Así que, si no existen los votos para ir a Comisión Mixta, acogeré la iniciativa, por cuanto considero que es lo único que nos queda por hacer.
¡Patagonia sin represas, señor Presidente!
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Señor Presidente , me alegro mucho de que en los últimos minutos el debate haya sido bastante más serio, sereno, tranquilo, sin exceso de parafernalia y, principalmente, sin exceso de calificaciones o descalificaciones.
Primero que todo, deseo manifestar que esta no es la primera vez -ni será la última, por supuesto- que discutimos y votamos el famoso salario mínimo.
Ahora bien, cuando se discute si se otorgarán mil pesos más o mil pesos menos -vale decir, 20 ó 30 mil pesos al año, aproximadamente una cantidad mensual no superior a lo que cuesta un buen sándwich o dos cajetillas de cigarros, porque eso es lo que en definitiva estamos debatiendo-, creo que el punto no radica en saber si con ello se está destruyendo la economía chilena.
Frente a este debate, debo decir, con toda franqueza, que mi problema es el siguiente.
Yo aprendí desde muy joven que la economía era para el hombre y no el hombre para la economía. Por lo tanto, aquí no estamos analizando si acaso es posible o no entregar mil pesos más o mil pesos menos, pues los argumentos técnicos pueden ser proporcionados de distinta forma y, en verdad, justificarse todos ellos.
El Presidente de la República , a quien mucho respeto en su magistratura, profirió una frase que es real: "Las estadísticas sirven para iluminarse, alumbrarse, y también para afirmarse en lo que uno quiere decir".
El problema es que el asunto hay que mirarlo en su conjunto.
Cuando uno observa que en el país existe tal cantidad de riqueza y que las diferencias son tan enormes -esto lo señalé en días pasados-, se pregunta cómo es posible que se esté una tarde entera pensando en si mil pesos para una persona o una familia de cuatro o cinco miembros podrían significar el descalabro de la economía chilena.
¿Alguien podría estimar que mil pesos destruirían una pyme? Es factible. Acepto el argumento. Entonces, tomemos la resolución -no la de don Otto- de seguir manteniendo los mil pesos aun cuando con ello no avancemos en nada respecto de lo mínimo que necesita una persona para comer razonablemente.
¿Alguien podría pensar que a las empresas forestales, que tienen un altísimo nivel de ingresos -cuatro, cinco, seis o siete de ellas son dueñas del 60 por ciento de los bosques y sus utilidades son enormes-, aquella cantidad les generará una dificultad económica? Si me dicen que no -seguramente, es lo que me va a contestar el señor Ministro , con toda razón-, entonces hagamos lo lógico: separemos a las que pueden pagar mil pesos de aquellas a las cuales no les es posible hacerlo.
Se me ha hecho ver que sería un lío fiscalizar eso. Tal vez tengan razón, pues, si no hemos sido capaces de fiscalizar a los bancos, que ganan tanto, a lo mejor se nos presenta algún problema con las empresas forestales.
Los democratacristianos no pensamos así, señor Presidente , sobre todo los que no tenemos empresas forestales.
Por lo tanto, quiero ser muy claro en señalar que este es un tema ético: político-ético.
¡A mí me da vergüenza tener que seguir discutiendo si se otorgarán a las familias mil pesos más o mil pesos menos cuando en Chile hay quienes ganan una enorme cantidad de dinero!
La cifra que proporcionaré la he calculado mil veces, y también lo hizo hoy día la Comisión de Hacienda: ¡2 mil 116 años tardaría alguien con salario mínimo en obtener lo que ahora ganan las personas que tienen más dinero en Chile!
¿Y en ese cuadro estamos mezquinando mil pesos?
Yo respeto mucho al señor Ministro, como también a todos los Secretarios de Estado y Senadores de la Alianza.
La señora PÉREZ ( doña Lily ).-
¡Y Senadoras!
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
¡No! ¡A ellas no las respeto: las quiero...!
Señor Presidente, la verdad es que el segundo tema que se debe tocar aquí es la forma en que estamos discutiendo.
Pocos Senadores hay a los cuales aprecie tanto -con el respeto de los demás- que a mi queridísimo amigo el señor Pablo Longueira . Pero miren lo que ha expresado aquí: "Todos somos unos pequeños de mente". Ni siquiera nos calificó de "dementes", porque para ser loco hay que tener inteligencia.
Nos dijo de todo: que estamos permanentemente mirando solo lo pequeño, que no queremos al país, que no queremos a nadie. ¡Pero quién le dio autoridad para que nos calificara así, con todo lo que lo quiero! ¡Ni que fuera el protagonista de la película "Todopoderoso", quien podía manifestar lo que quería!
El problema, señor Ministro -y se lo he dicho varias veces acá, en privado-, es que el Gobierno ha equivocado la manera de relacionarse con el resto del mundo. Parten de la base de que la razón está solo en ellos. Y si hay algo que echa a perder a los Gobiernos -nosotros lo sufrimos también- es la soberbia o la falta de ética en el comportamiento.
Pero que ninguno de los señores Senadores -¡por favor, se los ruego!- nos califique de esa manera, porque yo no tengo negocios con el Estado, ni ninguno de los parlamentarios de la Concertación que están en esta Sala tiene conflictos de intereses con aquel.
Y no se preocupen más -¡por amor de Dios!- de cómo vamos a tener que explicar las cosas. ¡Si las explicamos perfectamente bien diciendo la verdad!
Yo voy a votar este proyecto, como lo he hecho siempre con todos los que reajustan el monto del ingreso mínimo, desde que soy Senador y antes Diputado , buscando algo esencial: que la recuperación de los salarios de los trabajadores sea superior al alza de la inflación. Y también he planteado sistemáticamente que estos deben guardar relación con las utilidades de las empresas. Digo esto porque aquí hay cosas que ya parecieran ser históricas y no se pueden tocar. Y hablar de ello, claro, significa estar obsoleto o recurrir a un testimonio del pasado.
La Iglesia Católica y la Democracia Cristiana han postulado desde hace muchos años que la consideración hacia los trabajadores es la manera de construir una empresa sana, que se sostenga con los años, porque todos los estudios demuestran que las personas que están contentas rinden más.
Ni siquiera por caridad estamos pidiendo eso. Y los que defienden a los grandes empresarios deberían ser consecuentes. Desde los tiempos del algodón en Estados Unidos que se entiende que los trabajadores son más productivos cuando viven mejor.
¿O acaso creen que alguien se sentirá satisfecho con mil pesos más?
Se nos ha anunciado que vamos a tener en contra a los trabajadores. No se preocupen. Tienen toda la capacidad publicitaria del Gobierno y de los medios de comunicación para sacarnos el alma si quieren. Y ya empezaron a hacerlo. Nosotros nos encargaremos de eso. ¡Ustedes, señores Senadores -se los digo con todo respeto-, encárguense de justificar lo injustificable!
Y una última cosa, señor Presidente.
Creo que todavía es posible llegar a un acuerdo; lo he manifestado reiteradamente al señor Ministro y entre nosotros.
Pero también tengamos cuidado con ciertas conductas.
No nos pueden pedir que los ayudemos. Además, no hemos rechazado nada que no sea legítimo rechazar.
Que un Presidente de la República hace 24 horas haya llamado a zafarrancho de combate para perseguir lo ocurrido en gobiernos anteriores, no se había hecho tampoco.
Dije denantes, y lo reitero en la Sala, que mientras se tengan conflictos de interés no vamos a apoyar lo que nos parezca éticamente inadecuado. No obstante, estamos dispuestos a alcanzar todos los acuerdos posibles. Y le digo aquí al Ministro , sin soberbia -a estas alturas de mi vida no la necesito para convencer o no a alguien- ni nada, que estudiemos algunas fórmulas distintas; que estudiemos la posibilidad de dividir las empresas; que estudiemos la factibilidad de corregir el salario familiar.
Termino en treinta segundos.
¿Sabe lo que me preocupa, en el fondo, señor Presidente ? Estando yo presente en una reunión de una comisión de Gobierno -y lo que me inquieta es la mentalidad con que se trabaja-, señalé que nos interesaba el nacimiento de una mayor cantidad de niños y que para eso el postnatal era bueno, porque se produce una situación de carácter geopolítico al disminuir el crecimiento de la población. ¿Saben qué respondió una distinguida integrante de esa comisión? Que eso no importaba, pues lo relevante era que el producto interno bruto se dividiera entre menos personas. Por lo tanto, con menores nacimientos habría una mejor distribución del PIB.
El señor Ministro , justificadamente, pone cara de "no puede ser verdad". Pero fue así; puedo darle después el nombre de la persona, el lugar, la hora y el tamaño de lo declarado.
Mi inquietud apunta a que tal criterio está imperando hoy entre quienes nos imputan no estar abiertos a algo.
Le reitero, señor Presidente , que los democratacristianos nos miramos en los mil pesos que cada chileno necesita más y no en las grandes forestales, ni en ninguna otra empresa que gane mucho.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.
El señor LETELIER.-
Señor Presidente , estimados colegas, al escuchar a ciertos Senadores de las bancas de enfrente, en donde se dejó de debatir ideas, llama la atención el lenguaje confrontacional extremo de algunos que hablan de negar la sal y el agua, en circunstancias de que ningún proyecto presentado por el Gobierno durante estos meses fue rechazado, ¡ninguno!; de que se ha buscado colaborar constantemente en diferentes debates, no solo legislativos, sino también de interés nacional, de otros horizontes.
Ese tipo de discursos son tremendamente inadecuados.
Tengo la percepción, señor Presidente , de que con el Ministro de Hacienda tenemos una diferencia muy profunda sobre cómo valoramos los acuerdos y cómo entendemos el proceso de su construcción.
Algunos sentimos que el clima generado, que esta coyuntura de confrontación -promovida, sobre todo, por el Gobierno en diversos temas- no ayuda.
Pero quiero ir al fondo del debate.
No compartimos ciertas tesis económicas que se dejan entrever en esta discusión.
No está demostrada la relación tan lineal, como lo ha planteado una distinguida Senadora, entre sueldo mínimo y desempleo; no existe una comprobación fehaciente de que sea así. Es más: en momentos que el sueldo mínimo ha subido se ha producido un proceso de creación de empleos muy grande. Y este año, a pesar de que la tasa de crecimiento va a estar muy por debajo de lo expresado por el Gobierno, la generación de empleo no se va a ver afectada por este aumento del ingreso mínimo.
Como dije, no hay una relación lineal.
En segundo lugar, a veces se falta a la rigurosidad del debate cuando se señala qué sectores de la economía perciben el ingreso mínimo. Es cierto que en algunas mipymes se recibe. Pero el principal sector de la economía en que se gana el salario mínimo es el agrícola a través de la agricultura de exportación: packings, huertos, podadores, temporeras! Y en ese rubro, ni el volumen de exportación ni los precios de los productos exportados han caído.
Disculpen, aquí a veces se hace un análisis que deberíamos profundizar mejor para conocer el impacto real del sueldo mínimo en la economía. Porque, como bien dijo el distinguido Senador Larraín , los datos que existen en el Instituto Nacional de Estadísticas resultan insuficientes para efectuar un debate serio sobre empleo; no hay información seria para realizar una discusión profunda.
Pero aquí se ha producido un debate que me parece de fondo.
No se trata solo de la posibilidad de construir acuerdos. Yo considero, al igual que la Concertación, que el Ejecutivo, desde que comenzó a gobernar, no ha tenido voluntad para construir acuerdos con la Oposición.
El aumento aprobado en la Cámara Baja fue porque se desmarcó un Diputado de Gobierno y no porque se llegó a acuerdo con la Concertación; fue porque perdieron momentáneamente la cantidad de votos propios que necesitaban para impulsar su proyecto y no porque hubo un diálogo con nosotros.
Mil pesos, por cierto, es mucho para una familia. Aquella que percibe un sueldo mínimo, durante un mes, no gasta menos de 7 mil pesos en transporte; en el mismo período gasta 21 mil pesos en consumo de un kilo de pan diario. ¿Significan algo mil pesos para una persona que vive de un sueldo mínimo? ¡Vaya que son importantes!
El país no quebrará si se entregan mil pesos más de reajuste, si lo hacemos en torno a un debate de criterios.
Mi objeción a la propuesta del Ejecutivo radica en que no comparto sus criterios, ni políticos ni técnicos. En cuanto a inflación proyectada, más productividad pasada, más equidad -los tres componentes que deberían considerarse en un reajuste del sueldo mínimo-, a juicio de muchos de nosotros, en esta ocasión han quedado cortos, muy cortos.
Dicen que hablan con la CUT. ¡Que lo hagan también con el Parlamento! Sería óptimo que se estableciera por ley un mecanismo de reajuste -al igual que en el sector público- plurianual, pero con parámetros y criterios que no cambien antojadizamente.
De pronto, parecía que el debate técnico valía mucho, hasta que faltó el voto del Diputado Arenas en la Cámara Baja. Entonces, se dejó de lado lo técnico y hubo un vuelco a lo político.
Lo que echamos de menos algunos es la voluntad política de construir consensos. Porque un acuerdo sobre aumento del sueldo mínimo vale mucho como señal para la economía. Hasta ahora, el Ejecutivo no ha querido enviar esa señal. Lo consideramos malo y, por momentos, inconducente.
Lamentamos mucho esta discrepancia sobre el impacto del sueldo mínimo en el crecimiento económico. Tenemos diagnósticos diferentes, opiniones distintas, aunque legítimas.
Algunos no nos quedamos apegados a la economía neoclásica, que postula una relación directa entre sueldo mínimo y empleo. ¡Por favor! ¡Eso no está demostrado en ningún lado! Se trata de una visión respetable de algunos colegas, pero no está confirmada científicamente.
Quiero plantear el tema de que cuando se habla de sueldo ético, lo que entienden los chilenos es "más plata en el bolsillo", no "más transferencia del Estado". Esto último contendrá la propuesta que se nos va a entregar. Si existe mayor transferencia del Estado a los más pobres, lo que hace indirectamente la economía en su conjunto es subsidiar a aquellos sectores que pagan malos sueldos.
Es la discusión que nos van a invitar a realizar.
Y lo que está presente en el debate es el tipo de modelo económico existente. Es decir, si queremos hacer una discusión sobre esta materia y dejar de ser un país que exporta mucho porque tenemos bajos sueldos.
Porque lo que Chile tiene no es solo buen clima, agua limpia, extensas tierras y grandes minerales, sino que además posee, en términos promedios, una distribución de ingresos horrible. ¡Horrible! Y buena parte de nuestras exportaciones son posibles debido a los bajos salarios que perciben muchos chilenos.
Cuando se habla de sueldo ético, algunos entendemos que eso se conquista con plata en el bolsillo: aumentando el sueldo mínimo, mejorando la capacidad de negociación colectiva y no con transferencia del Estado, que es producto de la inequidad, pero no debe ser la meta.
En eso tenemos una visión distinta, señor Presidente .
Por eso, no compartimos desde un punto de vista técnico la proposición del Ejecutivo, y carecemos de facultades para cambiarla porque es de iniciativa exclusiva de este.
El discurso que se ha hecho, en el sentido de que si no votamos va a quedar igual el sueldo actual, es una mentira. No tiene otra finalidad que contentarse con un argumento falaz y vacuo.
Nuestro deseo es llevar a cabo un debate político sobre los criterios que el Gobierno tiene respecto del primer reajuste del salario mínimo mensual. Lamentablemente, no se ha construido acuerdos ni compartido criterios.
Eso es lo que sentimos.
Señor Presidente , nosotros vamos a pedir votación separada del inciso primero del artículo 1º.
Por cierto, haremos presente nuestra voluntad de que exista una ley sobre la materia, porque no somos, como cree el amigo del Presidente de la República, que dice ser tan cercano a él, los que estamos negando la sal y el agua.
¡Basta ya de esa retórica! En realidad, no contribuye en lo más mínimo a un buen clima.
Vamos a rechazar el informe de la Comisión de Hacienda, porque se ha presentado una indicación que corrige un tema que de por sí debía haberse incluido. A nuestro juicio, se cometió un error al no formularla. A menos que haya sido el resultado de una estrategia de negociación -si fue eso lo que se quiso hacer; espero que no-, lo que habría sido bastante lamentable. Entendemos que es un error que se procura corregir. En todo caso, es algo que hemos planteado.
Reitero que nosotros vamos a rechazar el informe de la Comisión de Hacienda y, para que haya norma, solicitaremos votación separada del inciso primero del artículo 1º.
Nunca hemos dicho que vamos a rechazar el proyecto. Hemos sostenido que no compartimos la propuesta del Ejecutivo ; que esperábamos cierta flexibilidad y voluntad de diálogo sobre la materia; que no vamos a dar un acuerdo pleno a lo que se está planteando, porque no concordamos con los criterios que existen sobre inflación, productividad y equidad.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene un minuto más, señor Senador.
El señor LETELIER.-
Esperábamos que en este proyecto se hubiese cumplido ese acuerdo. Y no perdemos la esperanza de que en los debates futuros ello pueda concretarse, porque esta semana ha estado llena de discusiones complejas.
Si quisiéramos ser obstáculo, repetiríamos lo que están haciendo algunos Diputados de Gobierno en la Sala del frente. Claro que podríamos hacerlo y con bastante más facilidad que en esta iniciativa.
Señor Presidente , quiero hacer un llamado a quienes les corresponde crear un clima constructivo a que se abran al diálogo, a debatir, porque no lo hacen.
Lamento la percepción que existe -y con esto termino- en cuanto a que algunos piensan que nuestro voto se compra o se adquiere y que eso ayuda. No facilita las cosas. Lo que ayuda es la construcción de acuerdos sólidos en proyectos importantes como el que nos ocupa.
He dicho.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
No hay más oradores inscritos.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
El señor Presidente pone en votación el informe de la Comisión que propone rechazar el proyecto. En consecuencia, quienes estén por aprobar en general la iniciativa deben votar que no.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Para los efectos de la votación, cabe señalar que el informe de la Comisión de Hacienda rechaza, por 3 votos contra 2, la propuesta que hizo el Gobierno.
Por lo tanto, hay que proceder a rechazar el informe, abstenerse o aprobarlo.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor LONGUEIRA.-
¿Hay pareos, señor Presidente?
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Muchos.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).- En este momento rigen los siguientes pareos: Senadores señores Pizarro y Novoa; Senadores señores Frei (don Eduardo) y Bianchi; Senadores señores Pérez Varela y Ruiz-Esquide; Senadores señores Walker (don Ignacio) y Allamand; Senadores señores Coloma y Rossi; Senadores señores Chadwick y Zaldívar (don Andrés), y Senadores señora Alvear y señor Prokurica.
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GIRARDI.-
Yo, señor Presidente.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Cómo vota Su Señoría?
El señor GIRARDI.-
Que no.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Entonces, se agregará el voto negativo del Senador señor Girardi y se dejará constancia de ello tanto en el Acta como en la Versión Oficial.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Terminada la votación.
--Se rechaza el informe de la Comisión de Hacienda (20 votos en contra y 4 abstenciones), y queda aprobado en general el proyecto.
Votaron por la negativa las señoras Allende, Matthei, Pérez (doña Lily) y los señores Cantero, Chahuán, Espina, García, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Larraín, Letelier, Longueira, Navarro, Orpis, Quintana, Sabag, Tuma y Walker (don Patricio).
Se abstuvieron la señora Rincón y los señores Escalona, Lagos y Muñoz Aburto.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
El Honorable señor Letelier ha solicitado votar separadamente el inciso primero del artículo 1º, que dice lo siguiente:
"Elévase, a contar del 1 de julio de 2010, de $165.000 a $172.000 el monto del ingreso mínimo mensual para los trabajadores mayores de 18 años de edad y hasta de 65 años de edad."
En votación.
Votar "sí" significa aprobar el inciso primero; y "no", rechazarlo.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Señores Senadores, debo hacer una aclaración.
Dado que estoy dirigiendo la sesión, emití mi pronunciamiento desde el puesto del Presidente . Por tanto, en el registro de la votación no apareceré yo, sino el Senador señor Pizarro.
Obviamente, la Secretaría hará la corrección respectiva.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Reitero: ¿algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Terminada la votación.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Resultado de la votación: por aprobar el inciso primero del artículo 1º, 12 votos; 12 abstenciones, y 7 pareos.
Votaron por la afirmativa las señoras Matthei y Pérez (doña Lily) y los señores Cantero, Chahuán, Espina, García, Horvath, Kuschel, Larraín, Longueira, Orpis y Sabag.
Se abstuvieron las señoras Allende y Rincón y los señores Escalona, Girardi, Gómez, Lagos, Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Quintana, Tuma y Walker (don Patricio).
No votaron, por estar pareados, los señores Senadores individualizados por el señor Secretario General.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Las abstenciones influyen en el resultado. Por tanto, debe repetirse la votación.
En votación.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueba el inciso primero del artículo 1º (13 votos a favor, 11 abstenciones y 7 pareos).
Votaron por la afirmativa las señoras Matthei y Pérez (doña Lily) y los señores Cantero, Chahuán, Espina, García, Horvath, Kuschel, Larraín, Longueira, Navarro, Orpis y Sabag.
Se abstuvieron las señoras Allende y Rincón y los señores Escalona, Girardi, Gómez, Lagos, Letelier, Muñoz Aburto, Quintana, Tuma y Walker (don Patricio).
No votaron, por estar pareados, los señores Senadores ya individualizados por el señor Secretario General.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Corresponde tratar ahora los incisos segundo y tercero del artículo 1º.
Las referidas normas dicen:
"Elévase, a contar del 1 de julio de 2010, de $123.176 a $128.402 el monto del ingreso mínimo mensual para los trabajadores mayores de 65 años de edad y para los trabajadores menores de 18 años de edad.
"Elévase, a contar del 1 de julio de 2010, el monto del ingreso mínimo mensual que se emplea para fines no remuneracionales, de $106.435 a $110.950.".
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
¿Hay acuerdo para aprobar tales incisos con la misma votación anterior?
La señora RINCÓN.-
Mejor votemos.
El se��or GÓMEZ (Vicepresidente).-
En votación los dos incisos.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor NAVARRO.-
Tengo un problema en el sistema computacional, señor Presidente. En todo caso, voto a favor.
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Se computará el pronunciamiento afirmativo de Su Señoría.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Insisto: ¿algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueban los incisos segundo y tercero del artículo 1º (21 votos a favor, una abstención y 7 pareos).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Matthei, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Cantero, Chahuán, Espina, García, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Lagos, Larraín, Longueira, Navarro, Orpis, Quintana, Sabag, Tuma y Walker (don Patricio).
Se abstuvo el señor Escalona.
No votaron, por estar pareados, los señores Senadores ya individualizados por el señor Secretario General.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Corresponde analizar la indicación del Ejecutivo consistente en agregar, a continuación del artículo 1º, los siguientes artículos 2º, 3º y 4º, nuevos:
"Artículo 2º.- A contar del primer día del mes siguiente de la publicación de esta ley, las asignaciones familiar y maternal del Sistema Único de Prestaciones Familiares, reguladas por el decreto con fuerza de ley Nº 150, de 1982, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, tendrán los siguientes valores, según el ingreso mensual del beneficiario:
"-De $6.776.- por carga, para aquellos beneficiarios cuyo ingreso mensual no exceda de $177.212.-;
"-De $4.902.- por carga, para aquellos beneficiarios cuyo ingreso mensual supere los $177.212.- y no exceda los $298.028.-;
"-De $1.549.- por carga, para aquellos beneficiarios cuyo ingreso mensual supere los $298.028.- y no exceda los $464.823.-, y
"Las personas que tengan acreditadas o que acrediten cargas familiares y cuyo ingreso mensual sea superior a $464.823.- no tendrán derecho a las asignaciones aludidas en este artículo.
"Sin perjuicio de lo anterior, mantendrán su plena vigencia los contratos, convenios u otros instrumentos que establezcan beneficios para estos trabajadores.
"Dichos afiliados y sus respectivos causantes mantendrán su calidad de tales para los demás efectos que en derecho correspondan.".
"Artículo 3°.- Fíjase en $6.776.- a contar del primer día del mes siguiente de la publicación de la presente ley, el valor del subsidio familiar establecido en el artículo 1º de la ley Nº 18.020.".
"Artículo 4°.- El mayor gasto que represente durante el año 2010 la aplicación de los artículos 2° y 3° de la presente ley, se financiará con cargo al presupuesto vigente de las respectivas instituciones del sector público y en lo que faltare, con los recursos del Tesoro Público.".
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
¿Le parece a la Sala votar juntos los tres artículos?
Acordado.
En votación.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ ( Vicepresidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueban los artículos 2º, 3º y 4º, nuevos, propuestos por el Ejecutivo (22 votos a favor y 7 pareos), y el proyecto queda despachado en este trámite.
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Matthei, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Cantero, Chahuán, Escalona, Espina, García, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Lagos, Larraín, Longueira, Navarro, Orpis, Quintana, Sabag, Tuma y Walker (don Patricio).
No votaron, por estar pareados, los señores Senadores ya individualizados por el señor Secretario General.
--(Aplausos en la Sala).
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).-
Luego de los aplausos, incluidos los del Ministro Larroulet, solo queda tramitar las solicitudes de oficios y dar por concluida la sesión.
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