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- rdf:value = " ADECUACIÓN DE LEY Nº 19.132, SOBRE TELEVISIÓN NACIONAL, A CAMBIOS SOCIALES Y TECNOLÓGICOS. Primer trámite constitucional.El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en primer trámite constitucional, iniciado en mensaje, que modifica la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile.
Diputado informante de la Comisión de Ciencia y Tecnología es el señor Andrés Egaña.
Antecedentes:
-Mensaje, boletín N° 6191-19, sesión 97ª, en 6 de noviembre de 2008. Documentos de la Cuenta N° 1.
-Primer informe de la Comisión de Ciencia y Tecnología, sesión 20ª, en 28 de abril de 2009. Documentos de la Cuenta N° 20.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor EGAÑA.- Señor Presidente , en nombre de la Comisión de Ciencia y Tecnología paso a informar sobre el proyecto de ley, en primer trámite constitucional y primero reglamentario, iniciado en mensaje de su excelencia la Presidenta de la República , que modifica la ley Nº 19.132, sobre Televisión Nacional de Chile.
Cabe mencionar que su excelencia la Presidenta de la República hizo presente la urgencia con calificación de suma para el despacho, en todos sus trámites constitucionales, de este proyecto. Hoy, nuevamente lo ha calificado con suma urgencia, a pesar de que había retirado dicha calificación.
A las sesiones que la Comisión destinó al estudio de la referida iniciativa legal asistieron el ministro secretario general de la Presidencia , señor José Antonio Viera-Gallo ; el ex ministro secretario general de Gobierno , señor Francisco Vidal ; el ministro de Transportes y Telecomunicaciones , señor René Cortazar ; el subsecretario general de Gobierno , señor Neftalí Carabantes , y los asesores de dicha secretaría de Estado, señor Jorge Olave y señora Daniella Tudela .
Antecedentes Generales
Consideraciones preliminares.
El proyecto de ley contenido en el mensaje Nº 943-356 tiene como objetivo modificar la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile, norma que la ha regido desde 1990 a la fecha. Ante el advenimiento de la televisión digital terrestre, el proyecto de ley busca adaptar a TVN a los nuevos requerimientos sociales y tecnológicos de la televisión.
Antecedentes históricos.
La televisión eléctrica y analógica que conocemos, es decir, la transmisión de audio e imágenes a través del espectro radioeléctrico, comienza como tal en los años treinta, luego de una disputa de desarrollos tecnológicos entre varias compañías de Inglaterra, Estados Unidos de América y otros países europeos, desde finales del siglo XIX.
Como hitos importantes hay que mencionar que la empresa General Electric comienza a realizar emisiones irregulares en 1928. En 1936, la BBC -que hacía emisiones experimentales desde 1929- comienza a transmitir regularmente dentro de Londres y, en Estados Unidos de América, la NBC comienza las primeras emisiones regulares en 1939.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, la televisión se masifica y se consolida como medio de comunicación masiva. En los años sesenta se desarrolla la televisión en colores, bajo una tecnología que no cambiará mayormente hasta la llegada de las señales digitales, en la década de los noventa.
Considerando la propiedad y sus contenidos, la televisión se ha desarrollado entre el modelo británico, de carácter estatal, público y planificado, y el modelo norteamericano, de carácter privado y comercial, sin más planificación que la competencia entre las emisoras. Cabe destacar que en Estados Unidos de América también existe una televisión pública, pero no tiene la importancia que este tipo de televisión tiene en otros países.
El poder de la televisión ha sido ampliamente conocido desde sus inicios, en especial en el campo de la influencia social y política.
La televisión en Chile.
1. De 1970 a 1980.
Las primeras emisiones de televisión en Chile comienzan de forma experimental en la Universidad Católica de Valparaíso, en 1957. Prontamente se le unen otras universidades que comienzan a experimentar con la televisión, con lo que se empieza a articular en Chile un sistema de televisión de carácter universitario y estatal, es decir, son las universidades las que comienzan el desarrollo de capacidades sobre este nuevo medio de comunicación. En 1964 se les suma la empresa Televisión Nacional de Chile, formada por las empresas estatales Chile Films, Corfo y Entel .
En 1970, la ley Nº 17.377, orgánica de Televisión, consolida este modelo estatal-universitario de televisión, a través de tres pasos fundamentales: refunda Televisión Nacional de Chile, crea el Consejo Nacional de Televisión y determina que sólo podrán “establecer, operar y explotar canales de televisión en el territorio nacional” Televisión Nacional de Chile y las universidades de Chile, Católica de Chile y Católica de Valparaíso.
De esta forma, la primera ley de televisión puso un marco normativo muy cercano al modelo europeo, pero con una variación local: se dejó a las universidades la creación de los contenidos y la gestión de los canales. Igualmente, esa ley dejó en manos del Consejo Nacional de Televisión todo lo relativo a la fiscalización de los canales, alejando de esta función al Poder Ejecutivo .
Además, la primera ley de televisión de nuestro país contemplaba una serie de argumentaciones relativas a la influencia política y social de este medio de comunicación en la sociedad. En ese contexto, es pertinente citar lo señalado en la moción que da inicio a la citada ley, presentada el 2 de diciembre de 1969, por los diputados señores Castilla , Monares , Tudela , Pareto , Giannini , Carrasco y Pérez , a saber: “se ha excluido expresamente la posibilidad de que se establezcan canales de televisión comercial por las desventajas que este sistema ofrece a los fines sociales y culturales que se han tenido en mira, por su impacto deformador en la vida social del país al perseguirse de manera abierta o encubierta, pero inevitable, como se ha demostrado en los países donde existe, la comercialización completa del medio”.
2. De 1980 a 1991.
La nueva Constitución, aprobada en 1980, modificó los preceptos relativos al manejo de los canales de televisión abierta, ampliando los titulares que podían tener canales de televisión a los privados. Sin embargo, este cambio no tuvo mayor efecto hasta casi diez años después, ya que la ley anterior -la Nº 17.377, de 1970- siguió vigente hasta 1989, año en que fue derogada y sustituida por la ley Nº 18.838.
3. De 1991 a la actualidad.
Una vez recuperada la normalidad democrática, dos leyes -la Nº 19.131, de 1992, que modifica nuevamente el Consejo Nacional de Televisión, Cntv, y la Nº 19.132, que modifica a Televisión Nacional de Chile- pasan a regular la televisión chilena de libre recepción, hasta la actualidad.
El proyecto que se discute actualmente en la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados modifica y moderniza la ley Nº 19.132, de forma tal que Televisión Nacional de Chile pueda adaptarse a las nuevas tecnologías audiovisuales, que hoy son la corriente principal. Estas nuevas tecnologías permiten ampliar los contenidos -de una programación a varias por canal-, su calidad técnica, los productos asociados a un programa y la manera de interactuar entre diferentes formatos tecnológicos asociados a la televisión.
En particular, el proyecto trata sobre el giro de la empresa, ampliando sus facultades de forma tal que tenga las mismas posibilidades que su competencia. También trata sobre la función pública de TVN, modificando los mandatos que, como televisión pública, debe cumplir en su programación. El nuevo proyecto establece, además, una nueva estructura y funciones de su Consejo Directivo y de su director, y modifica en parte su financiamiento.
Tal como explica la Presidenta de la República en los fundamentos del mensaje, el objeto último de este proyecto es “profundizar el rol de Televisión Nacional de Chile en su misión de televisión pública, consistente fundamentalmente en promover la diversidad, el desarrollo cultural y regional, la integración nacional e internacional, y la educación cívica de la población”.
Consideraciones generales.
La presente iniciativa tiene por objeto reforzar las exigencias de neutralidad, transparencia y calidad de las transmisiones de Televisión Nacional de Chile. Asimismo, propone una regulación que supere las disposiciones obsoletas y asegure la eficacia de la gestión de dicha empresa, así como la satisfacción del bien común.
Al respecto, el propio mensaje señala que la ley Nº 19.132, publicada el 8 de enero de 1992, ya ha cumplido su etapa. Surgió en un momento político con características muy especiales: el término del gobierno militar, el inicio de la democracia y el incremento sin precedentes en el consumo masivo de medios audiovisuales.
Por otra parte, a escala humana, nuestra sociedad ha experimentado profundas transformaciones políticas y económicas en estos últimos años, y las aspiraciones de cada ciudadano se dirigen legítimamente hacia una satisfacción de mayor calidad de sus anhelos de carácter material y espiritual, y de entretención, información y educación.
En términos más específicos, con esta propuesta el Ejecutivo busca profundizar el rol de Televisión Nacional de Chile en su misión de televisión pública, que consiste fundamentalmente en promover la diversidad, el desarrollo cultural y regional, la integración nacional e internacional, y la educación cívica de la población. Esta misión tiene como expresión concreta la creación, producción y emisión de programas audiovisuales regionales y nacionales atractivos, cuyos contenidos apunten al cumplimiento de su cometido público, ante un universo lo más amplio posible de telespectadores.
Asimismo, la iniciativa en informe modifica la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile, ampliando el giro de la empresa, definido en su artículo 2º, para permitirle, por una parte, participar en el nuevo escenario que plantea la adopción de la televisión digital y, por otra, desarrollar actividades -como ya se ha dicho- vinculadas estrechamente a la producción y transmisión de programas de televisión, tales como la producción cinematográfica, la radiodifusión, Internet y la producción discográfica. Sus contenidos pueden resumirse en los siguientes objetivos:
-Misión pública y pluralismo.
Se modifica el artículo 3º, con el objeto de hacer expresa la vinculación de Televisión Nacional con el desarrollo del bien común.
-Eliminar exclusión.
Para el cumplimiento de las finalidades señaladas se destinan numerosas disposiciones para fortalecer la función del Directorio.
En primer lugar, se modifica el actual artículo 4º, con el objeto de aumentar de seis a ocho los miembros que son designados con acuerdo del Senado.
-Fortalecimiento del Directorio.
Se quita el carácter secreto a la sesión en que el Senado los designa, a la vez que se hace expresa la necesidad del compromiso con el pluralismo y la misión pública de Televisión Nacional de quienes sean elegidos.
Conjuntamente con este aumento del número de miembros del Directorio, se aumentan las mayorías calificadas que exigen hoy las normas, de modo de no alterar las mayorías exigidas.
En segundo término, se hacen más rigurosas las normas en materia de designación y de incompatibilidades de los directores. Así, se agregan disposiciones con el objeto de aumentar los requisitos para ser director. A los relacionados con tener relevantes méritos personales y profesionales, se agrega, por una parte, un compromiso con el pluralismo y la televisión pública de Televisión Nacional, y, por otra, cumplir una serie de otras exigencias, como no haber sido condenado ni encontrarse acusado por delito que merezca pena aflictiva y/o inhabilidad perpetua para desempeñar cargos u oficios públicos, no haber sido declarado fallido y poseer antecedentes comerciales y tributarios intachables.
En materia de incompatibilidades, se elimina completamente el conflicto de interés de funcionarios superiores del Poder Ejecutivo , ciertas autoridades elegidas por votación popular y los candidatos a tales cargos, pues no podrán ser directores. Asimismo, se establece que los directores no pueden tener ninguna relación económica, directa o indirecta, con la empresa distinta de su remuneración como director.
En tercer lugar, se simplifican las disposiciones en materia de inhabilidades. De acuerdo al artículo 6º que se propone, todo hecho que le reste imparcialidad a un director debe ser comunicado, bajo la sanción de ser removido de su cargo.
En cuarto término, el aumento de funciones y responsabilidades de los directores y del presidente va acompañado de un aumento en sus remuneraciones, que será equivalente a las remuneraciones usuales de la plaza. La dieta será establecida anualmente mediante decreto supremo, previa proposición de una comisión integrada por tres personas que hayan desempeñado el cargo de presidente del Directorio o director ejecutivo de la empresa.
En quinto lugar, con el objeto de hacer más expeditas las funciones del Consejo, se autoriza la ejecución anticipada de sus acuerdos, postergando la aprobación del acta respectiva.
Finalmente, se dispone la comparecencia, dos veces al año, del Directorio de TVN al Senado para dar cuenta pública de su gestión y del cumplimiento de las tareas que la ley le encomienda.
Una de las modificaciones más importantes, mediante la cual se verifica realmente el compromiso de Televisión Nacional de Chile con el bien común, se relaciona con las nuevas funciones y atribuciones que se le otorgan al Consejo Directivo.
En primer lugar, se deja expresado claramente que corresponde a él supervisar el cumplimiento cabal de las finalidades de Televisión Nacional de Chile, especialmente en relación con la satisfacción del interés general y público.
En segundo término, se precisa claramente su control sobre la programación, que deberá aprobar cuatrimestralmente, y sobre el director ejecutivo, quien ejecutará sus directrices.
-Financiamiento.
Se modifican ciertas rigideces en su financiamiento. Por una parte, se ha dispuesto expresamente el deber de Televisión Nacional de participar en los concursos públicos que estén destinados justamente a promover las mismas finalidades del canal: el bien común. Por otra, se ha dispuesto la posibilidad de solicitar y recibir recursos fiscales y de instituciones públicas facultadas para promover, a través de financiamiento, iniciativas al respecto.
Asimismo, se permite que la empresa pueda comprometer la contratación de créditos, previa autorización del Ministerio de Hacienda.
-Gratuidad.
Actualmente, se prohíbe transferir gratuitamente o a precios inferiores a los de mercado espacio televisivo al Estado. La única excepción consiste en las campañas de interés público, siempre que todos los demás canales transmitan idéntica campaña.
En su reemplazo, se propone una regla que permita que todos los partícipes puedan actuar libremente, de modo que el Gobierno se encuentre en la obligación de ofrecer la campaña a todos los canales, pero sólo quedan con la obligación de transmitir los que la aceptaren. En tal caso, Televisión Nacional de Chile podrá cumplir tales tareas gratuitamente.
En cuanto a los artículos calificados como normas orgánicas constitucionales o de quórum calificado, se ha pedido la opinión de la Mesa respecto de dos disposiciones, que consideramos de quórum calificado.
Personas recibidas por la Comisión.
En el marco de la discusión general del proyecto en informe, como, asimismo, del que permite la introducción de la televisión terrestre, la Comisión recibió al ministro secretario general de la Presidencia , don José Antonio Viera-Gallo Quesney ; al ex ministro secretario general de Gobierno don Francisco Vidal Salinas ; al ministro de Transportes y Telecomunicaciones, don René Cortázar Sánz ; al subsecretario general de Gobierno , don Neftalí Carabantes Hernández ; a los señores Patricio del Sol Guzmán y Sergio Cavagnaro Santa María, de la Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile -Canal 13-; al señor Jorge Navarrete Martínez , presidente del Consejo Nacional de Televisión ; a los señores Mario Papi Beyer y Daniel Fernández Koprich , de Televisión Nacional de Chile; al señor Bernardo Donoso Riveros , presidente de la Asociación Nacional de Televisión; al señor Mario Arana Abarca , de la Asociación Regional de Canales de Televisión del Biobío; a la señora Manuela Gumucio Rivas , directora general del Observatorio de Medios; al señor Fernando Agüero Garcés , presidente del Colegio de Ingenieros de Chile ; al señor Lucas Sierra Iribarren , abogado; al señor Sergio Godoy Etcheberry , investigador de la Universidad Católica de Chile; al señor Alfredo Jocelyn-Holt , historiador; al señor Ricarte Soto , periodista; al señor Sebastián Soto , abogado del Instituto Libertad y Desarrollo; al señor Leonardo Estrade-Brancoli , asesor legislativo, y a los señores Roque Mella , Juan Cardemil y Jorge Arellano Soto , dirigentes de los sindicatos de trabajadores de Televisión Nacional de Chile, todos los cuales entregaron valiosos aportes y antecedentes que se encuentran a disposición de los colegas.
Por razones de tiempo, no voy a detallar ni a leer las importantes opiniones y antecedentes que cada una de las personas invitadas dio a conocer a la Comisión, las que se encuentran en el informe que los parlamentarios tienen en sus manos.
No voy a detallar cada una de las intervenciones que hubo en la discusión particular, pero hubo algunas indicaciones del Ejecutivo aprobadas y que considero interesantes.
En la letra c) del numeral 2) del artículo único del proyecto, en lo que respecta a promover los derechos de los pueblos originarios y especialmente el respeto de su identidad social y cultural, sus costumbres, tradiciones e instituciones, el Ejecutivo formuló una indicación para reemplazarla por la siguiente:
“c) Promover el pluralismo, reconociendo la diversidad cultural, étnica, ideológica y religiosa, entre otras, especialmente los derechos de los pueblos originarios, como en general de todo grupo, tradición o cultura que con su particular forma de plantearse frente a la realidad, enriquezca los valores nacionales, la visión que cada ciudadano tiene de su país, y aquella que proyecta Chile dentro del continente y dentro de la comunidad internacional”.
Puesta en votación la indicación, fue aprobada por 5 votos a favor, 4 en contra y ninguna abstención.
Respecto de este punto hubo gran discusión.
Mediante la letra b) del numeral 3) del artículo único se pretendía aumentar de seis a ocho el número de directores designados por el Presidente de la República .
Sin embargo, por medio de indicación se suprimió dicho límite.
Además, fueron aprobadas por la Comisión las indicaciones del Ejecutivo que se refieren al financiamiento, la que libera y da ciertas atribuciones a Televisión Nacional de Chile y la relacionada con la gratuidad para realizar campañas promocionales.
Asimismo, el Presidente de la Comisión , diputado señor Darío Paya , consideró inadmisibles las siguientes indicaciones:
1. De los diputados señores Farías , Meza y Valenzuela para reemplazar el inciso primero del artículo 26 de la ley Nº 19.132, por el siguiente:
“Las utilidades anuales que obtenga Televisión Nacional de Chile se traspasarán a rentas generales de la Nación, salvo que su Directorio, con el voto favorable de no menos de cinco de sus miembros, acuerde retener todo o parte de ellas, como reserva de capital. En todo caso, un cinco por ciento de los ingresos brutos facturados deberán ser donados anualmente al Fondo de Fomento Audiovisual, de acuerdo a la ley Nº19.981, artículo 8º, letra c), sin requerir de aprobación del Directorio”.
2. Del diputado señor Esteban Valenzuela para agregar en el inciso primero del artículo 26 de la ley Nº 19.132, luego del punto aparte, que pasa a ser seguido, la siguiente frase:
“En todo caso, un 20 por ciento de las utilidades deberán ser donadas anualmente al Fondo de Fomento Audiovisual de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 8º c) de la ley Nº 19.981, sin requerir de aprobación del Directorio.”
3. De los diputados señores Farías, Meza y Valenzuela para modificar el artículo 26 en la siguiente forma:
a) Intercálese el siguiente inciso segundo nuevo, pasando el actual a ser inciso tercero:
“Asimismo, el directorio podrá acordar retener parte de las utilidades anuales que se obtengan a efectos de ejecutar proyectos tendientes a dar cumplimiento a la misión de la empresa conforme a lo prescrito en el artículo 3º de la ley.”
b) En el inciso segundo, que pasó a ser tercero, a continuación del punto final, agréguese la siguiente frase: “, sin perjuicio de incluir en el informe al Senado previsto en el artículo 4), letra d), los antecedentes referidos a los proyectos asociados a la inversión de estos recursos”, antecedida de una coma.
Como consecuencia de todo lo expuesto y por las consideraciones que constan en el referido informe, la Comisión de Ciencia y Tecnología recomienda a la Sala la aprobación del proyecto.
Acordado en sesiones de fechas 12 y 17 de noviembre y 1º, 3, 10 y 15 de diciembre de 2008; 5, 7, 12, 14, 19 y 21 de enero; 4, 10 y 11 de marzo, y 1º, 8 y 15 de abril de 2009, con asistencia de los diputados señores Bertolino , Egaña, Farías , González , Martínez , Meza , Montes , Moreira , Paya ; Sepúlveda, don Roberto ; Súnico , Valenzuela y Walker .
Asimismo, asistieron a dichas sesiones los diputados señores Becker , Bobadilla , Correa, Enríquez-Ominami , García , Jarpa , Schilling y Núñez .
Es todo cuanto puedo informar.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).-
En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra la diputada señora María Antonieta Saa.
La señora SAA (doña María Antonieta).-
Señor Presidente , este proyecto constituye un gran avance para Televisión Nacional, que aun cuando es una televisión pública, funciona como privada. A través de esta iniciativa -tal como señaló el diputado informante - se le entregan al directorio atribuciones muy positivas para hacer realidad este avance.
Quiero hacer presente que voy a reponer en la Sala dos indicaciones que fueron rechazadas en la Comisión, para lo cual cuento con la firma de más de cincuenta diputados.
En el artículo 3º se establecen los principios contemplados para Televisión Nacional.
La primera indicación es para intercalar en el artículo 3º propuesto en el numeral 2) del proyecto, la siguiente letra c):
“c) Promover la igualdad de derechos entre mujeres y hombres procurando una cultura de no discriminación entre los sexos, evitando mostrar que ciertas actividades son exclusivamente para hombres y otras para mujeres, como asimismo evitar proferir expresiones sexistas o incluir estereotipos ofensivos.”
Estos principios están presentes en toda la televisión mundial y deben quedar explícitos en la iniciativa legal en estudio.
La opinión mayoritaria en la Comisión fue que esto está establecido en la Constitución; no obstante, no hicieron el mismo reparo, por ejemplo, para promover los derechos de los pueblos originarios respecto de su identidad social, o generar condiciones para la integración regional e internacional de Chile, fomentar el pluralismo y el desarrollo cultural, promover y respetar los valores democráticos, aspectos que también están establecidos en nuestra Constitución.
Es muy importante que se hagan explícitos estos valores, porque la televisión es un arma muy poderosa, que influye sobre todo en niños y jóvenes en materia de valores y principios.
El Consejo Nacional de Televisión ha realizado estudios -se pueden encontrar en su página web- que reafirman lo señalado, en los que se señala que al analizar cómo percibe la población la imagen femenina retratada en la televisión, se concluye que los telespectadores distinguen dos estereotipos de mujeres: unas, las de la farándula las otras, las de la prensa. Las de la farándula, sólo se basan en la explotación de su cuerpo; sólo representan la mitad de una mujer, porque no va unido al espíritu. Son valoradas negativamente, ya que son percibidas como vedettes de pantalla que profitan de su cuerpo como principal instrumento de trabajo y percibidas como indiscretas y confrontacionales. A la inversa, las mujeres de prensa son vistas como inteligentes, serias y sin necesidad de exponer en la pantalla su vida personal.
Esta fuerte dicotomía de la imagen de la mujer proyectada en determinados rubros programáticos de la televisión conlleva a una profunda desvalorización de las mujeres, lo que se podría constituir en una fuente de discriminación en contra de ellas. Ejemplos de estos programas hay muchos. Tenemos programas juveniles como Rojo; además, programas estelares, los que en algunos puntos específicos han propendido a la violencia en contra de la mujer, donde se sobredimensiona su rol sexy e incluso en algunas coreografías se propende a la violencia.
En cuanto a las telenovelas chilenas, ha habido un gran avance, porque muestran mujeres reales, completas; sólo en algunos casos se crean estereotipos que dañan la imagen de las mujeres reales. Las mujeres de la televisión se constituyen en modelos, y esto es relevante porque, según un estudio del mismo Consejo Nacional de Televisión, el 82 por ciento de las mujeres y el 76 por ciento de los hombres ven televisión a diario, siendo los peak de sintonía entre las 20 y las 23 horas, horario en el cual se transmite la mayor parte de estos programas. Cabe agregar que resulta particularmente preocupante que en este horario, especialmente después de las 22 horas, entre los televidentes haya niñas, niños y adolescentes.
En el ámbito de la televisión, normalmente se argumenta que ésta transmite los programas que la gente quiere ver; sin embargo, un estudio realizado por el Consejo Nacional de Televisión sobre el grado de satisfacción de los televidentes por la programación ofrecida por la televisión abierta, demuestra que se siente satisfecho sólo el 41 por ciento de las dueñas de casa, el 38 por ciento de las mujeres que trabajan fuera del hogar y el 40 por ciento de los hombres. Esto permite aventurar que la alta sintonía que existe en ese horario, superior al 80 por ciento, se debe a causas distintas del interés que pudiera existir por la programación. Lo importante es que estos principios queden establecidos en el artículo 3º.
La segunda indicación tiene por objeto dejar establecido que los miembros del directorio deben velar por la aplicación de los principios señalados en el artículo 3º. Con tal objeto, propusimos agregar en el inciso séptimo del artículo 4º, luego de la palabra “años”, la siguiente frase: “y deberán cada uno de ellos velar por los principios señalados en el artículo 3º”. Es decir, las programaciones no deben dañar los principios democráticos ni discriminar a los pueblos originarios y sí velar por la igualdad de los sexos.
Como digo, estas indicaciones están respaldadas por 52 señoras diputadas y señores diputados, razón por la cual espero que sean aprobadas por la Sala.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).-
Tiene la palabra el diputado señor Darío Paya.
El señor PAYA.-
Señor Presidente , quiero que me aclare un punto reglamentario.
Entiendo que este proyecto tiene calificación de “suma” urgencia y, por lo tanto, hay un límite de tiempo para las intervenciones de los diputados. Quiero pedirle que me aclare cuál es ese límite.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).-
Así es, señor diputado. El límite es de diez minutos.
El señor PAYA.-
Gracias, señor Presidente.
Creo que resulta apropiado empezar refiriéndose a este aspecto reglamentario.
Este proyecto ha sido calificado por el Ejecutivo con “suma” urgencia. Veo que, de pronto, al Gobierno le vino el apuro. ¿Por qué? ¿Porque se trata de algo urgente? ¿O acaso es, simplemente, muñequeo político, por cierto, dentro de las reglas del juego; pero, al fin y al cabo, muñequeo? Aquí encontramos ambas cosas y quiero explicarlo en detalle.
Resulta incomprensible que, después de haber tenido años para avanzar en la materia, se pretenda que votemos en una sesión este proyecto tan importante, que regirá el futuro de Televisión Nacional, o de la televisión pública, como prefieren decir con tanto entusiasmo algunos colegas parlamentarios. Se pretende que votemos en general y en particular, todo muy rápido, en una sesión, sin que nos enredemos mucho en los detalles.
Nosotros pensamos que vale la pena detenerse en los detalles de este proyecto, y si no existe disposición del Ejecutivo para hacerlo, lo vamos a rechazar en general. No nos vamos a quedar sin discutir los detalles porque es, precisamente, la discusión que queremos tener. Como digo, en ese caso, lo vamos a rechazar en general, y la Concertación y el Gobierno tendrán que hacerse cargo de que el futuro de la televisión pública, como les gusta decir, se lleve adelante en el marco de una ley apoyada sólo por un sector.
¿Por qué digo esto? En rigor, este proyecto requería un artículo respecto del cual todos estábamos conscientes de que era necesario para avanzar en la materia. Por un tecnicismo legal, se necesita un artículo para implementar la televisión digital en nuestro país. Es algo en que estamos entrampados porque el freno de mano en esta materia lo tiene el Ejecutivo ; si no fuera facultad exclusiva de éste determinar qué norma establecerá para la transmisión de televisión digital, hace muchos años -probablemente, una década- que tendríamos televisión digital terrestre en Chile. Pero no es así porque, en esta materia, la Concertación avanza a la misma velocidad que el Transantiago. Hace años que esperamos que esto se materialice.
Efectivamente, en la ley que creó Televisión Nacional de Chile hay una norma que, de alguna forma, la restringe en este sentido; de manera que todos estábamos de acuerdo en que había que efectuar una modificación explícita de la ley para que no quedara duda alguna de que, en el nuevo escenario de la televisión digital, Televisión Nacional iba a poder competir con el resto de los canales en igualdad de condiciones, sin quedar metida en una camisa de fuerza que le impidiera lograr tal objetivo.
Ése es el artículo que se requiere en forma urgente. Lo que la Concertación pretende hacer respecto del resto del proyecto es, básicamente, construir un modelo de televisión pública susceptible de todas las formas de intervención y control por parte de la clase política, lo que la convertiría, como ocurre en muchos lugares del planeta, en una televisión de segunda categoría, con ratings de decimonovena categoría.
Entonces, cabe preguntarse, ¿qué ha funcionado mal en Televisión Nacional de Chile? ¿Qué es lo que no les ha gustado de ella, desde 1992 a la fecha? Que no hay contenidos nacionales. Desde ya, puedo decirles que este proyecto de ley la obliga a emitir contenidos de producción nacional inferiores a los que, en la práctica y desde hace mucho tiempo, viene exhibiendo. Entonces, no está ahí el problema; no se trata de que a Televisión Nacional se le esté pidiendo que haga algo por la industria audiovisual chilena que hoy no hace, porque actualmente está realizando más de lo que esta iniciativa le exige. De manera que el problema no radica ahí.
¿Acaso el Gobierno tiene problemas de pluralismo en Televisión Nacional? Objetivamente hablando, hay un problema: entre los actores políticos conocidos, el problema lo tiene el Partido Comunista; pero no con el directorio del canal, sino con la institucionalidad existente, porque históricamente se ha negado a incorporarse a coaliciones mayores. Por eso, no está presente ni siquiera en el Congreso Nacional. Pero es un objetivo declarado del Gobierno de la Concertación solucionar el problema, incluyéndolo en el directorio de Televisión Nacional.
En segundo lugar, rompen con todas las normas que hoy garantizan que Televisión Nacional opere en igualdad de condiciones que el resto de los canales nacionales, básicamente, abriéndole espacios, por varias vías, a financiamiento cruzado del sector público. Se termina con una forma de autofinanciamiento que ha operado bien; Televisión Nacional no ha tenido problemas económicos. Y aquí hay que reconocer la gestión realizada por las personas que han estado a cargo del canal, porque han sabido cumplir un rol diferenciador, con contenidos nacionales y locales, haciendo esfuerzos por dar espacio a la programación de las regiones, lo que le ha permitido financiarse y obtener, incluso, utilidades que se depositan generosamente en el Ministerio de Hacienda, una vez al año, que después se pide de vuelta para seguir haciendo televisión. ¿Por qué quieren romper con eso?
Nuestra preocupación no se origina en una sensibilidad fiscal conservadora exacerbada; en esta discusión no estamos preocupados del erario nacional, aunque es muy sano hacerlo cada vez que tratamos un proyecto de la Concertación. Pero ése no es el problema. Cuando se habla del autofinanciamiento de Televisión Nacional, no se está pidiendo sólo que se cumpla con normas fiscales. En el autofinanciamiento de TVN hay una garantía al pluralismo en una dimensión que tiende a no importarle a la clase política. Es muy grave que la única visión que se tenga del pluralismo se agote dentro de los márgenes de la clase política. Al parecer, algunos entienden que si están representados todos los partidos, hay pluralismo, y si falta uno, no lo hay. Pero se olvidan que la clase política y la actividad política son una parte de la vida del país, de la sociedad, no todo.
A través de las normas de autofinanciamiento que hoy existen en la ley, que la Concertación y el Ejecutivo quieren eliminar, TVN deposita a los pies del sector público, de la clase política -no sólo de la Concertación, sino de todos en conjunto- esa garantía de pluralidad. Creemos que las modificaciones al respecto constituyen un error.
¿Qué se busca: televisión para los partidos o televisión pública? ¿Un canal al que se le pongan exigencias mayores a las que tiene?
Eso está en el trasfondo de las normas que se eliminan y se proponen en esta iniciativa, que rompen la cancha pareja. Todos coincidíamos en la necesidad de introducir un cambio a la ley actual para que Televisión Nacional no quedara en desventaja; sin embargo, con este proyecto se terminará con una cancha inclinada al revés, porque ese canal pasará a tener ventajas inconsistentes e insostenibles en el modelo institucional vigente. Al Estado se le exige actuar en todos los ámbitos en igualdad de condiciones con los particulares. Sin embargo, aquí a Televisión Nacional le queremos meter un chorro de recursos, pero no en forma gratuita, porque los mismos que ponen las “lucas”, quieren poner la música.
Pido que no se sorprendan quienes nos están viendo por televisión, pero se dice que una de las obligaciones de Televisión Nacional de aquí en adelante será transmitir las sesiones de ambas ramas del Congreso Nacional 24 horas al día. No conozco un ejemplo más grotesco de pretensión de apoderarse de un canal de televisión, con el pretexto de que es público y de todos los chilenos, para que pase a ser de los partidos políticos.
Tenemos muchos comentarios sobre las normas en particular, pero el Ejecutivo no quiere esa discusión. Nos quiere obligar a votar el proyecto en forma rápida, para que se vaya al Senado.
Por lo tanto, si no existe disposición para que el proyecto vuelva a Comisión, lo vamos a rechazar en general.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.-
Señor Presidente , me llama la atención la existencia de visiones tan distintas, algunas incluso atrevidas, que hablan de que se quiere una televisión para grupos determinados. No creo que sea así.
Escuché con mucha atención y agrado la intervención del colega Andrés Egaña .
Me doy cuenta de que en relación con la materia en estudio existen visiones muy diferentes. Mi atención estaba centrada en los aspectos interesantes del proyecto, pero ahora estoy un poco confundido. Por lo tanto, al parecer tendremos que estudiarlo con más profundidad. Sin embargo, no creo que deba ser rechazado, pues es un aporte, un avance. El rol de la televisión pública no se limita a la entrega de información. Debe nutrirse y fomentar manifestaciones culturales, especialmente locales, recibiéndolas e incentivándolas, lo que hoy hace, pero en forma muy escasa.
Esperamos que se cumpla el objetivo acerca de nuestros pueblos originarios, que tienen aquí una oportunidad, y lleguen a ser reconocidos, tal como ocurre en Nueva Zelanda. Al respecto, me impuse de la prioridad que tiene el pueblo maorí en los programas culturales e informativos de la televisión local. Gozan de idéntico reconocimiento cultural y social que la población blanca. En tal sentido, la televisión pública en Chile tiene mucho que decir.
Por eso, permítanme referirme a la realidad que se vive en el distrito que represento, que se reproduce con sus particulares bemoles en distintas comunas del país. Me refiero al fenómeno multicultural, propio de la existencia de pueblos originarios como el aimara, el rapa nui, el quechua, el atacameño, etcétera.
En la comuna de Panguipulli, un tercio de la población pertenece a la etnia mapuche-huilliche. Son casi diez mil almas que necesitan mayor preocupación. Este proyecto les puede dar un enorme incentivo a sus vidas. La adopción del formato digital y las nuevas formas de transmitir permitirán, sin duda, emitir programas de la realidad local o regional y en las lenguas propias de cada pueblo.
Me gustaría saber si mis colegas han escuchado discursos de loncos, de jefes de comunidades de los pueblos originarios, en este caso de la etnia mapuche-huilliche. Es muy novedoso y enriquecedor para quienes de alguna forma nos preocupamos de las culturas ancestrales. Da gusto escuchar lo que dicen en su lengua. Reconocen lo que son y lo que anhelan ser, ante gente a la que todavía le cuesta entender que existe no sólo una etnia, sino un pueblo originario.
Este proyecto les entregará muchas formas para manifestarse y lograr una efectiva inserción en la sociedad mediante el conocimiento mutuo y respetuoso.
Me llama la atención la autorización que se da al canal estatal para la contratación de créditos, previa autorización del Ministerio de Hacienda -no del directorio-, situación que hoy está prohibida. No me parece algo ajeno, extraño o fuera de foco. En todo caso, esta modificación viene a compatibilizar el sistema de conformidad con las reglas aplicables al resto de las empresas públicas, cosa que no tenía Televisión Nacional.
Esto es lo que he podido rescatar de un proyecto cuyo debate ha sido bastante intenso y trabajado. No puedo opinar de las cosas negativas que he escuchado de él. Al contrario, me interesa su aprobación, que se rescate lo cultural, que se avance, aunque a veces decimos que la televisión tiene la culpa de tantas situaciones difíciles que vive la juventud. Es una forma de insertarnos en otros programas novedosos, interesantes y de provecho para la formación de la sociedad en que vivimos.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Mario Bertolino.
El señor BERTOLINO.-
Señor Presidente , el tema que nos convoca es analizar el informe de la Comisión de Ciencia y Tecnología, recaído en el proyecto de ley, en primer trámite constitucional, originado en mensaje de su excelencia la Presidenta de la República , que modifica la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile.
El objetivo original de la iniciativa era profundizar el rol público de Televisión Nacional. Por eso, gran parte de la Comisión la miró con simpatía.
Si los colegas analizan el informe de la Comisión de Ciencia y Tecnología, podrán apreciar la enorme cantidad de indicaciones presentadas por el Ejecutivo al proyecto que, reitero, tuvo su origen en mensaje de la jefa de Estado. Eso nos hace prender una luz de alarma, al menos amarilla.
¿Por qué el Ejecutivo envía a tramitación un proyecto que, después, él cambia profundamente?
En la medida en que se avanzó en la discusión del proyecto, comenzaron a aparecer votos en contra a las indicaciones propuestas por el Ejecutivo.
Deseo dejar constancia de un hecho por ser de la mayor relevancia para quien habla: la Secretaría de la Comisión señala en su informe que los artículos del proyecto no revisten carácter de normas orgánicas constitucionales ni de quórum calificado.
Al respecto, tengo otra opinión. Por tanto, solicito a la Mesa un pronunciamiento, dado que, a mi juicio, al menos tres artículos respaldan mi posición: el numeral 1) del artículo único modifica el artículo 2º de la ley N° 19.132, con el objeto de ampliar el giro de la empresa del Estado denominada Televisión Nacional para que pueda transportar señales de televisión digital. Eso, implica el desarrollo de nuevas actividades empresariales. Por ende, dicha norma requiere un quórum similar al que se necesita para crear una empresa del Estado, de acuerdo con lo establecido en el inciso segundo del número 21º del artículo 19 de la Constitución Política de la República.
Por otra parte, mediante el número 11) del artículo único se agregan tres incisos al artículo 24 vigente, el segundo de los cuales, a mi juicio, requiere quórum calificado, de acuerdo con lo establecido en inciso final numeral 21º del artículo 19 de la Constitución, pues habilita a una empresa estatal para recibir recursos fiscales a fin de cumplir sus fines relativos al bien común, fines que no tienen las empresas del sector privado. Se trata, entonces, de una norma de excepción para una empresa del Estado respecto de la legislación común aplicable a los particulares.
El numeral 12) del proyecto reemplaza -en la práctica, deroga- el artículo 25 vigente, que es de quórum calificado, de acuerdo con lo preceptuado el inciso final numeral Nº 21º del artículo 19 de la Constitución, en la medida en que establece la prohibición absoluta a Televisión Nacional de comprometer el crédito público y obtener financiamientos, créditos, aportes, subsidios, finanzas o garantías del Estado o de cualesquiera de sus organismos, entidades o empresas.
Resulta que con la modificación de este artículo se pretende hacer todo lo contrario.
¿Por qué se modificó el articulado y el Ejecutivo fue presentando indicación tras indicación? Porque se dieron cuenta de que se trataba de la mejor forma de intervenir, es decir, de hacer una intervención vía televisión, porque ésta penetra.
Desde mi punto de vista, debe considerarse que el modelo actual, que regula la ley Nº 19.132, establece como principios fundamentales los siguientes: primero, la igualdad de trato, sometiendo a Televisión Nacional, en este caso, a las mismas regulaciones que a los actores privados del sistema de televisión.
Segundo, la neutralidad de contenidos, es decir, no exigir a Televisión Nacional que cumpla directrices de programación más allá de las que debe cumplir para el correcto funcionamiento a que están obligados todos los concesionarios de televisión.
Por último, la autonomía de financiamiento, prohibiéndose a Televisión Nacional comprometer el crédito público y recibir cualquier tipo de financiamiento del Estado. Sin embargo, acá se pretende que cualquier repartición del Estado pueda pasar platita a Televisión Nacional.
Si se modifica este modelo, se alterará sustantivamente el sistema de financiamiento de la televisión pública y se suprimirá la prohibición absoluta que ha tenido Televisión Nacional de comprometer el crédito público. O sea, el proyecto no considera para nada la gestión y la eficiencia. Por lo tanto, se puede caer en una situación de ineficiencia que no quiero imaginar.
Los incisos que se agregan al artículo 24 permiten a Televisión Nacional contratar créditos, previa autorización del Ministerio de Hacienda, y recibir recursos fiscales desde instituciones públicas. O sea, cada uno podría negociar con ellos lo que quisiera.
El artículo 3º se refiere al rol diferenciador de Televisión Nacional . Al respecto, en su letra c) señala: “Promover el pluralismo, reconociendo la diversidad cultural, étnica, ideológica y religiosa, entre otras, especialmente los derechos de los pueblos originarios, como en general de todo grupo, ...”. ¡Ojo! Todos estamos de acuerdo en que debe haber pluralismo; pero en dicha norma se habla “de todo grupo, tradición o cultura que con su particular forma de plantearse frente a la realidad, enriquezca los valores nacionales” ¿Qué quiere decir “todo grupo”? O sea, ¿cualquier grupo puede considerarse un aporte a la visión que cada ciudadano tiene de su país -lo que puede ser legítimo- y, por lo tanto, plantear exigencias a Televisión Nacional para ser incluido en su parrilla programática, con sus visiones y su particular forma de plantearse frente a la realidad? ¿Quién les podrá decir que no si la ley en tramitación habla de “todo grupo”?
Entonces, todo comenzó como una buena idea, que consistía en permitir a Televisión Nacional transportar señales de televisión digital, pero en el camino a alguien se le abrió el apetito y quiso desnaturalizar el proyecto produciendo una serie de inequidades y consecuencias.
Eso no es lo que quien habla y la Alianza esperamos para la televisión pública, aun más cuando hemos visto conductas de intervencionismo en otros niveles. No quiero imaginar lo que ocurrirá si el intervencionismo llega a la televisión pública.
Por eso, independientemente de la decisión que adopte la Mesa, solicito votación separada de la letra c) del artículo 3°, incorporada por el numeral 2); de los dos primeros incisos del numeral 11) y del numeral 12).
Nuestra posición debe apuntar al rechazo de este proyecto de ley, por haberse desnaturalizado lo que se pretendió en un principio.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Francisco Encina.
El señor ENCINA.- Señor Presidente, en principio, nuestra bancada no se opone a que el proyecto vuelva a Comisión, siempre y cuando en forma previa se establezca un plazo, a fin de despejar las dudas de las diferentes bancadas.
Este proyecto surge como una solución a la tarea de modernización de las comunicaciones en Chile y a la incorporación de la televisión digital terrestre, materia esta última que se relaciona no sólo con la norma que el Ejecutivo decidirá aplicar en Chile.
Debemos distinguir entre la adopción de una norma y la televisión digital. Esta materia se encuentra muy bien desarrollada en el proyecto que discutimos en la Comisión de Ciencia y Tecnología relacionado con la televisión digital.
Con todo, existe un problema de fondo que debe ser discutido, por cuanto se ha incurrido en tergiversaciones. El propósito del proyecto en estudio es que Televisión Nacional de Chile, canal público y pluralista, esté en igualdad de condiciones con los canales privados. Aquí no se busca dejar al resto de los canales en desventaja. El problema es inverso: al establecer normas de transmisión para la televisión digital terrestre, el canal nacional no podría competir con el resto de los canales existentes.
Como todos saben, la gran mayoría de los países posee una televisión pública pluralista y que expresa, dentro de su directorio o del organismo que la dirige, a todas las fuerzas políticas o culturales. Ése es el objetivo del proyecto.
En cuanto al financiamiento, no existe la posibilidad de que una institución pública contrate un programa en Televisión Nacional; en cambio, sí lo pueden hacer en canales privados.
El concepto según el cual no debe existir televisión pública debe ser debatido, pues se trata de un tema de gran importancia. La pregunta es qué televisión pública queremos tener. Por otro lado, las objeciones planteadas por algunos diputados no son efectivas. En un reportaje publicado la semana pasada se informaba sobre el tiempo que ocupan los canales de televisión en divulgar las actividades de los candidatos presidenciales. En todos los canales el candidato de la Alianza ocupa más minutos. No digo que ello sea nefasto para el sistema político, sino que normalmente el canal nacional trata de equilibrar las noticias vinculadas con uno u otro candidato.
Repito, rescato del proyecto la necesidad de contar con un canal público pluralista y que exprese la diversidad no tan sólo política, sino cultural y de las minorías que existen en el país. Es lo que todos queremos. Eso se logra con el proyecto en estudio. Hoy, Televisión Nacional de Chile se encuentra metida en una camisa de fuerza. Todos los chilenos aspiramos a que el canal que comunica a todos los habitantes del país también nos represente a todos.
Estoy en absoluto desacuerdo con los diputados de la Alianza que han planteado reparos. Sin embargo, creo que es importante examinar nuevamente el proyecto en la Comisión técnica pero durante un plazo determinado. Existen puntos donde hay discrepancia, los que deberán resolverse en el transcurso del debate. Si ello no ocurre, deben votarse. Cualquiera sea la posición de quienes lo hagan, deberán sustentarla ante la ciudadanía. Hoy, la competencia es desigual, pues favorece a la televisión privada.
Otro punto se relaciona con el proyecto que fija las características de la televisión digital en Chile, que deberemos examinar en una próxima sesión. Un aspecto a analizar es el espectro utilizado por cada canal. Como se sabe, se trata de un bien público y cada uno de ellos ocupa espacio suficiente como para que transmitan tres o cuatro canales. Por lo tanto, los canales de televisión existentes, ¿seguirán ocupando el mismo espectro o éste se repartirá entre más señales? Es un tema de fondo que es necesario debatir.
Existe necesidad de dar mayor profundidad al análisis y discusión del proyecto. Aquí esta en juego la televisión pública, que debe ser pluralista y expresar la diversidad existente en el país. Es necesario contar con un canal para todos los chilenos. Las otras señales son manejadas desde un punto de vista comercial, lo cual es legítimo; sin embargo, siguen una línea editorial que no representa a todos los chilenos.
Repito, me parece positivo que el proyecto vuelva a la comisión respectiva. De ese modo, daremos pie para someterlo a una segunda discusión y fijaremos un plazo prudencial para votarlo. Se trata de una iniciativa trascendental en el ámbito de las comunicaciones, porque apunta no a un problema menor, sino a determinar el futuro de la televisión en Chile.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Patricio Walker.
El señor WALKER.-
Señor Presidente, el proyecto de ley en debate contiene elementos muy interesantes y otros perfectibles.
Primero, resulta fundamental fortalecer la misión de Televisión Nacional de Chile. Todos reclamamos por el exceso de programas de farándula, realities y programación chatarra. Sin embargo, ello ocurre por la necesidad de autofinanciación de la señal estatal.
El hecho de que exista una BBC en Inglaterra o canales públicos en España o en Francia, no es casualidad: esos países tomaron consciencia de que la televisión tiene una influencia decisiva en la gente. Por lo tanto, si queremos más cultura, más educación cívica, más medio ambiente y menos programación chatarra, debemos permitir que Televisión Nacional de Chile cuente con recursos para cumplir su misión. Ése es el objetivo del otorgamiento de préstamos y aportes del Estado. Por ejemplo, ¿por qué el Conace no puede exhibir programas para prevenir el consumo de drogas a través de Televisión Nacional? ¿No es importante esa materia?
Aquí se ha dicho que habrá intervencionismo del Estado. ¡No existe una sola norma que permita afirmar eso! ¡Es cuestión de revisar el proyecto!
Por otra parte, se mantiene el carácter pluralista del directorio. Incluso, el Gobierno quería aumentar de seis a ocho el número de directores designados por el Presidente de la República , con acuerdo del Senado. Quien habla votó en contra de esa idea, pues no tiene sentido. El pluralismo se garantiza con el directorio. Por ello, no entiendo por qué se piensa que será una herramienta para facilitar el intervencionismo electoral.
En la discusión que tuvo lugar en la Comisión a propósito del proyecto de televisión digital, personeros de Canal 13 señalaron que les gustaría transmitir más programas culturales o de mayor calidad. Sin embargo, manifestaron que no siempre pueden lograr ese objetivo debido a que la estación debe autofinanciarse. Nos pidieron que en el proyecto sobre televisión digital se incorporen normas que permitan a ese canal tener la posibilidad de acceder a subsidios del Estado. Por ello, para mejorar la calidad de la televisión, es absolutamente imprescindible que el Estado suministre recursos.
Todos nos lamentamos del abuso a menores y del hecho de que niños abusen de otros niños. Pues bien, los contenidos transmitidos por la televisión incentivan ese tipo de conductas. Por ello, no puedo entender que algunos consideren el proyecto como un mecanismo de intervención por parte del Estado.
En cuanto a los contenidos nacionales, tiene razón el diputado señor Paya : Televisión Nacional produce más del 40 por ciento de ellos. ¡Qué bueno! El proyecto es un piso, no una soga al cuello a la estación estatal.
El Gobierno propuso aumentar a ocho el número de directores designados por el Presidente de la República , con acuerdo del Senado. Quien habla votó en contra de esa disposición. A mi juicio, el pluralismo no debe basarse en el cuoteo político. Por eso, presentamos una indicación, que se aprobó, que establece que los directores deben cumplir determinados requisitos. Por ejemplo, se estableció que el directorio debe estar integrado por un ex rector de una universidad regional, un ex ejecutivo de alguna empresa de servicios audiovisuales y un premio nacional de ciencias o artes. Es decir, se integran elementos distintos a los políticos, a fin de que efectúen su aporte al directorio.
El proyecto también fortalece el tema relativo a las regiones. Televisión Nacional cuenta con redes regionales, las que son esenciales para mantener la identidad local. También se fortalece la señal pública internacional del canal estatal. En el fondo, se trata de fomentar el formato múltiplex. Hay muchos chilenos que viven en el extranjero -lamentablemente, todavía no pueden votar- que a partir de la aprobación de las medidas contenidas en la iniciativa, tendrán acceso garantizado a la señal de Televisión Nacional. Obviamente, se trata de un tema fundamental.
Se ha planteado que esté obligada a aportar una señal del canal del Congreso Nacional para promover la educación cívica. Hoy, la gente no distingue entre un diputado , un intendente y un alcalde. Por eso se pensó, dentro de la lógica de la misión pública, que pueda aportar una señal del Congreso Nacional. Pero reconozco que eso es pedirle mucho a Televisión Nacional.
Pedí votación separada de esa norma para pronunciarme en contra, de manera que no esté obligada a transmitir sesiones del Congreso Nacional; pero hay que buscar alguna fórmula, a fin de que exista educación cívica. Nuestro canal ha hecho grandes esfuerzos, ha mejorado mucho, pero su cobertura es muy inferior a la de Televisión Nacional. Reitero, hay que buscar una fórmula -tal vez, no es la que aprobamos; por eso estoy dispuesto a rechazarla- para que de acuerdo con la lógica de la misión de Televisión Nacional, haya educación cívica.
En un análisis particular, también hay que destacar en el artículo 1º la flexibilidad necesaria para enfrentar el nuevo escenario digital. Por eso, se autoriza a Televisión Nacional a producir imágenes audiovisuales en un sentido amplio, porque antes se hacía en forma muy distinta a la de ahora. Eso se permite para que sea competitiva con los otros canales. Recordemos que la tecnología ha cambiado mucho.
El artículo 3º, en la lógica del bien común, promueve claramente la diversidad cultural, el pluralismo, los valores y derechos fundamentales; los derechos humanos. Antes pensábamos que los derechos humanos eran parte del paisaje del país. De repente se empezaron a violar y nadie ni siquiera lo había imaginó. Es importante que cumpla con esa misión, con las regiones, con el 40 por ciento de la industria nacional y la señal internacional.
También se elimina el secretismo de las sesiones del directorio de Televisión Nacional, lo cual es muy relevante.
No quiero seguir hablando de detalles, pero cuando en 1992 se discutió esta normativa, estábamos en la lógica de la transición, en que había muchos temores respecto de lo que podía hacer un régimen democrático con Televisión Nacional. Se ha demostrado que Televisión Nacional es ecuánime y equitativa. Se llegó al extremo -absurdo, a mi juicio- de que en algún minuto se cronometraba el tiempo que aparecían personeros de cada partido en los noticieros. Digo absurdo, porque no es la única forma de expresar la diversidad. No había un criterio cualitativo; solamente cuantitativo. Pero, ese absurdo se cometió. Hoy, hay directores que están permanentemente garantizando o jugándose por garantizar el pluralismo. Entonces, con el directorio que se desea mantener -incluso, aprobamos seis y no ocho, para eliminar algunos fantasmas de diputados de la Alianza- y con la incorporación de criterios cualitativos y de meritocracia en relación con los directores, no puedo entender cómo se dice acá que se está legislando para que haya intervención de los gobiernos en Televisión Nacional. Eso no está en el proyecto.
Se mantiene la norma por la cual el Ministerio de Hacienda puede autorizar por decreto que las utilidades se reinviertan en Televisión Nacional. En alguna oportunidad, el ministro dijo que eso estaba bien, pero con el compromiso de que haya más cultura. Eso no es intervencionismo, sino mejorar la calidad. Cuando uno, que tiene el privilegio de tener cable en su casa, ve, por ejemplo, la televisión española, la BBC, los programas de Francia, se da cuenta de que hay calidad, cultura; que no todo el día hay farándula o mujeres semipiluchas, como se muestran en Chile, porque, además, somos cínicos hasta para eso. Me cansa tener que optar entre un reality y otro. ¿Por qué no tener televisión de mejor calidad? No se tiene por el autofinanciamiento. Entonces, demos recursos a la televisión pública para que cumpla con su misión, si no es así, después no reclamemos que es de mala calidad.
Por eso, llamo a aprobar este proyecto -hay muchos fantasmas que se han tratado de crear- y rechacemos lo que está mal. Por ejemplo, lo relacionado con la señal del Congreso; pero, ¡por favor!, no es cierto que acá se quiera crear un aparato al servicio de los gobiernos de turno para intervenir. Eso no está en el proyecto de ley que aprobamos.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).-
De acuerdo con el artículo 81 del Reglamento, tiene la palabra la señora ministra.
La señora TOHÁ (ministra secretaria general de Gobierno).-
Señor Presidente , el sentido de este proyecto de ley es preparar a Televisión Nacional para los cambios y desafíos que implicará la digitalización de la televisión chilena. Para ello se le entregan atribuciones más completas a fin de aprovechar las posibilidades que la nueva tecnología otorga, pero también se analizó que el acceso a una señal digital va a permitir a Televisión Nacional diversificar su trabajo, multiplicar la forma en que realiza su misión pública y tener más señales. Por eso, nos pareció importante que en ese tránsito a un crecimiento -lo mismo les va a suceder a todos los otros canales con la digitalización- era necesario que dicha misión fuera mucho más explícita y precisa, y que la sociedad pudiera pedir una rendición de cuentas respecto a cómo se había llevado a cabo.
Para eso se desarrolla con más detalle la conceptualización de esta misión pública, la que consiste en divulgar los valores de la sociedad chilena; en promover la identidad de las regiones; en respetar las culturas originarias, los valores culturales, la calidad, etcétera. Junto con ello, se genera un mecanismo para que Televisión Nacional, año a año, concurra al Congreso a dar cuenta de cómo cumplió con estos objetivos.
Esto es muy importante, porque Televisión Nacional tiene una misión pública y debe autofinanciarse. Es nítido y claro para todos cuando se financia o no se financia. Pero, cuánto se cumplió de esa misión pública, también tiene que ser nítido y claro. Alguien debe decir que está cumplida que falta reforzar alguna materia o que hubo falencias en otra. La propuesta original del Ejecutivo que planteaba una rendición semestral, se modificó en el Senado por una rendición anual, pero ante una comisión de ambas Cámaras.
Asimismo, con el proyecto se pretenden generar mejores condiciones para Televisión Nacional en esta nueva etapa en que el mundo de la televisión se va a ampliar, a crecer, van a ingresar nuevos actores y los que existen van a tener más posibilidades, podrán diversificarse.
Ante una misión pública reforzada se generan medidas bastante específicas en el ámbito del financiamiento que, lejos de lo que aquí se ha planteado, en cuanto a que el Gobierno pueda meterse a través del financiamiento condicionado, son cosas muy puntuales, manteniendo la lógica de un canal que debe autofinanciarse.
En primer lugar, se dan mayores facilidades para que pueda acceder al crédito y, en segundo lugar, se precisa que Televisión Nacional pueda hacer lo mismo que los canales privados: acceder a fondos que manejen instituciones públicas para promover iniciativas de interés común. Hoy, cualquier canal privado puede suscribir un convenio con el Ministerio de Agricultura, por ejemplo, para promover nuevas tecnologías en el agro. Con la norma que se incorporó al proyecto queremos que Televisión Nacional también pueda hacerlo; que su característica de ser autofinanciada no signifique una limitación en la realización de cosas que los privados pueden hacer.
La idea de que el canal del Congreso sea transmitido por Televisión Nacional es una iniciativa parlamentaria, no formaba parte del proyecto original del Ejecutivo. El concepto de garantizar que la señal del Congreso sea difundida y llegue a toda la población de manera gratuita es positivo, pero eso hay que resolverlo a través de la nueva normativa de la televisión digital, del espectro que se va a reservar para señales regionales, comunitarias y culturales, porque en ese espacio debería tener una señal garantizada.
No nos parece que imponer esta obligación a Televisión Nacional sea lo mejor. El Congreso tendrá que acceder a una señal en el nuevo espectro que se va a crear, y tiene todas las condiciones, requisitos y fundamentos para que así sea.
Por lo tanto, no es necesario incorporar esa indicación en este proyecto.
La indicación que comentó la diputada señora Saa y que es respaldada por los Comités de las dos coaliciones, es positiva toda vez que a los valores y principios que sustentan la misión pública de Televisión Nacional se incorporan la igualdad de género, la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, el uso no digno del cuerpo de la mujer en los medios de comunicación, etcétera.
Al Ejecutivo le apura sacar adelante este proyecto, no porque estemos “macuqueando”, sino porque es parte de una agenda legislativa amplia, que contempla proyectos como el de la futura ley de la televisión digital, que cambiará el rostro de nuestro sistema televisivo. Precisamente, ese proyecto es el que queremos que la Cámara discuta de manera prioritaria en el próximo período y que el que nos convoca siga su tramitación en el Senado.
Por eso, lejos de “macuquear”, hemos recogido las modificaciones que se hicieron en la Comisión. No pretendemos insistir en los temas originales que contenía el proyecto, sino que queremos que se despache y siga su tramitación en el Senado, para así concentrarnos en la televisión digital.
Por ello, y después de escuchar a esta Sala, retiramos la urgencia al proyecto para que vuelva a Comisión, en el entendido que todos queremos avanzar en la agenda y tramitar cuanto antes el proyecto sobre televisión digital, que definirá el nuevo marco regulatorio de la televisión chilena determinado por el acceso a la tecnología digital.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).-
El Gobierno ha retirado la urgencia al proyecto en debate.
En tal virtud, solicito el acuerdo de la Sala para no votarlo hoy día y remitirlo nuevamente a la Comisión de Ciencia y Tecnología para un nuevo informe que, entre otras materias, resuelva las inquietudes planteadas durante el debate sobre el carácter orgánico constitucional de algunas disposiciones y si contiene artículos que deben ser conocidos por la Comisión de Hacienda. Para cumplir ese cometido tendrá hasta la tercera semana de junio.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
Por último, tiene la palabra el diputado señor Andrés Jaime Egaña.
El señor EGAÑA.-
Señor Presidente , me alegra mucho que el Ejecutivo haya recogido las inquietudes planteadas y retirado la suma urgencia al proyecto, toda vez que tal calificación no se condice con la importancia de una legislación que va a definir el futuro de los próximos cincuenta años de la televisión chilena.
A propósito, somos conocedores de algunas promesas. El año pasado la Presidenta de la República anunció, en un gran acto en La Moneda, que pronto definiría la norma técnica para la televisión digital; incluso entregó un documento sobre la materia. Sin embargo, a la fecha nada ha ocurrido. A cambio, nos envía dos mensajes, uno sobre la adecuación de Televisión Nacional de Chile y otro que reforma el Consejo Nacional de Televisión. Al respecto, el ministro Viera-Gallo nos pidió que discutiéramos ambos proyectos, independiente del que iba a definir la norma, toda vez que el tema era neutro. En parte, puede tener razón, pero seguir postergando la definición puede no ser una buena señal para quienes participan en esta actividad.
Recuerdo que la última vez que el Congreso trató el tema de la televisión fue cuando la Cámara de Diputados formó una Comisión investigadora para analizar si la televisión de la época -me refiero al año 1998, hace más de 10 años- era chabacana o no.
A los señores diputados y a las señoras diputadas les recomiendo que pidan el informe que emitió esa Comisión, que lean sus conclusiones y propuestas. Digo que lo pidan, porque ese informe nunca llegó a la Sala y duerme, como tantas otras cosas, en esta Corporación.
No era conveniente que esta Cámara discutiera un tema tan importante y fundamental para el futuro de las telecomunicaciones en tan poco tiempo.
Con esa calificación de la urgencia, la Cámara no estaba quedando bien, porque la gran mayoría de los invitados que tuvimos en la Comisión, si están siguiendo este debate por televisión, no entendería que nos restáramos a la discusión. Por eso, me alegro de que el Gobierno haya retirado la urgencia.
Se ha dicho en esta Sala que el proyecto pretende que Televisión Nacional de Chile compita en igualdad de condiciones con la televisión privada. ¡Pero si eso es lo que hace actualmente! Incluso va mucho más allá de lo que hacen los canales privados para financiarse.
Recuerden que Televisión Nacional solicitó autorización a la Subtel para transmitir un partido de fútbol en alta definición, porque tecnológicamente estaba preparada. La Subtel no la autorizó porque la transmisión -supongo yo, no tengo la verificación- se haría con la norma norteamericana, lo que podría sentar un precedente y ser una potente señal en la definición de la futura norma. Es decir, Televisión Nacional de Chile -y los miembros de la Comisión de Ciencia y Tecnología lo pudimos constatar cuando fuimos invitados al canal- cuenta con alta definición para transmitir en televisión digital.
Por lo tanto, esto de la igualdad de condiciones no tendría sustento, porque Televisión Nacional tiene tecnología de la que los otros canales carecen.
También se sostiene que Televisión Nacional de Chile no recibe aportes de los organismos estatales, cuando realiza algunos servicios. Que lo desmienta el ministro Viera-Gallo , pero los servicios que Televisión Nacional presta al Gobierno, cadenas nacionales u otros, no son gratis.
También reconozco, como se ha expresado en esta Sala, que Televisión Nacional compite con muy buen resultado en audiencia, amén de lograr mantener una cantidad importante de buenos profesionales. Es un ejemplo como empresa televisiva.
Es indudable que se pueden hacer correcciones, pero no vayamos por esta vía, porque con tanto cambio podríamos no lograr el consenso que se necesita para que Televisión Nacional de Chile asuma como corresponda la televisión digital.
Repito, me alegra que el Ejecutivo haya acogido nuestra inquietud para perfeccionar un proyecto complejo y que se relaciona con los próximos cincuenta años de televisión digital en Chile.
He dicho.
"
- rdf:value = " ADECUACIÓN DE LEY Nº 19.132, SOBRE TELEVISIÓN NACIONAL, A CAMBIOS SOCIALES Y TECNOLÓGICOS. Primer trámite constitucional.El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en primer trámite constitucional, iniciado en mensaje, que modifica la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile.
Diputado informante de la Comisión de Ciencia y Tecnología es el señor Andrés Egaña.
Antecedentes:
-Mensaje, boletín N° 6191-19, sesión 97ª, en 6 de noviembre de 2008. Documentos de la Cuenta N° 1.
-Primer informe de la Comisión de Ciencia y Tecnología, sesión 20ª, en 28 de abril de 2009. Documentos de la Cuenta N° 20.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado informante.
El señor EGAÑA.- Señor Presidente , en nombre de la Comisión de Ciencia y Tecnología paso a informar sobre el proyecto de ley, en primer trámite constitucional y primero reglamentario, iniciado en mensaje de su excelencia la Presidenta de la República , que modifica la ley Nº 19.132, sobre Televisión Nacional de Chile.
Cabe mencionar que su excelencia la Presidenta de la República hizo presente la urgencia con calificación de suma para el despacho, en todos sus trámites constitucionales, de este proyecto. Hoy, nuevamente lo ha calificado con suma urgencia, a pesar de que había retirado dicha calificación.
A las sesiones que la Comisión destinó al estudio de la referida iniciativa legal asistieron el ministro secretario general de la Presidencia , señor José Antonio Viera-Gallo ; el ex ministro secretario general de Gobierno , señor Francisco Vidal ; el ministro de Transportes y Telecomunicaciones , señor René Cortazar ; el subsecretario general de Gobierno , señor Neftalí Carabantes , y los asesores de dicha secretaría de Estado, señor Jorge Olave y señora Daniella Tudela .
Antecedentes Generales
Consideraciones preliminares.
El proyecto de ley contenido en el mensaje Nº 943-356 tiene como objetivo modificar la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile, norma que la ha regido desde 1990 a la fecha. Ante el advenimiento de la televisión digital terrestre, el proyecto de ley busca adaptar a TVN a los nuevos requerimientos sociales y tecnológicos de la televisión.
Antecedentes históricos.
La televisión eléctrica y analógica que conocemos, es decir, la transmisión de audio e imágenes a través del espectro radioeléctrico, comienza como tal en los años treinta, luego de una disputa de desarrollos tecnológicos entre varias compañías de Inglaterra, Estados Unidos de América y otros países europeos, desde finales del siglo XIX.
Como hitos importantes hay que mencionar que la empresa General Electric comienza a realizar emisiones irregulares en 1928. En 1936, la BBC -que hacía emisiones experimentales desde 1929- comienza a transmitir regularmente dentro de Londres y, en Estados Unidos de América, la NBC comienza las primeras emisiones regulares en 1939.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, la televisión se masifica y se consolida como medio de comunicación masiva. En los años sesenta se desarrolla la televisión en colores, bajo una tecnología que no cambiará mayormente hasta la llegada de las señales digitales, en la década de los noventa.
Considerando la propiedad y sus contenidos, la televisión se ha desarrollado entre el modelo británico, de carácter estatal, público y planificado, y el modelo norteamericano, de carácter privado y comercial, sin más planificación que la competencia entre las emisoras. Cabe destacar que en Estados Unidos de América también existe una televisión pública, pero no tiene la importancia que este tipo de televisión tiene en otros países.
El poder de la televisión ha sido ampliamente conocido desde sus inicios, en especial en el campo de la influencia social y política.
La televisión en Chile.
1. De 1970 a 1980.
Las primeras emisiones de televisión en Chile comienzan de forma experimental en la Universidad Católica de Valparaíso, en 1957. Prontamente se le unen otras universidades que comienzan a experimentar con la televisión, con lo que se empieza a articular en Chile un sistema de televisión de carácter universitario y estatal, es decir, son las universidades las que comienzan el desarrollo de capacidades sobre este nuevo medio de comunicación. En 1964 se les suma la empresa Televisión Nacional de Chile, formada por las empresas estatales Chile Films, Corfo y Entel .
En 1970, la ley Nº 17.377, orgánica de Televisión, consolida este modelo estatal-universitario de televisión, a través de tres pasos fundamentales: refunda Televisión Nacional de Chile, crea el Consejo Nacional de Televisión y determina que sólo podrán “establecer, operar y explotar canales de televisión en el territorio nacional” Televisión Nacional de Chile y las universidades de Chile, Católica de Chile y Católica de Valparaíso.
De esta forma, la primera ley de televisión puso un marco normativo muy cercano al modelo europeo, pero con una variación local: se dejó a las universidades la creación de los contenidos y la gestión de los canales. Igualmente, esa ley dejó en manos del Consejo Nacional de Televisión todo lo relativo a la fiscalización de los canales, alejando de esta función al Poder Ejecutivo .
Además, la primera ley de televisión de nuestro país contemplaba una serie de argumentaciones relativas a la influencia política y social de este medio de comunicación en la sociedad. En ese contexto, es pertinente citar lo señalado en la moción que da inicio a la citada ley, presentada el 2 de diciembre de 1969, por los diputados señores Castilla , Monares , Tudela , Pareto , Giannini , Carrasco y Pérez , a saber: “se ha excluido expresamente la posibilidad de que se establezcan canales de televisión comercial por las desventajas que este sistema ofrece a los fines sociales y culturales que se han tenido en mira, por su impacto deformador en la vida social del país al perseguirse de manera abierta o encubierta, pero inevitable, como se ha demostrado en los países donde existe, la comercialización completa del medio”.
2. De 1980 a 1991.
La nueva Constitución, aprobada en 1980, modificó los preceptos relativos al manejo de los canales de televisión abierta, ampliando los titulares que podían tener canales de televisión a los privados. Sin embargo, este cambio no tuvo mayor efecto hasta casi diez años después, ya que la ley anterior -la Nº 17.377, de 1970- siguió vigente hasta 1989, año en que fue derogada y sustituida por la ley Nº 18.838.
3. De 1991 a la actualidad.
Una vez recuperada la normalidad democrática, dos leyes -la Nº 19.131, de 1992, que modifica nuevamente el Consejo Nacional de Televisión, Cntv, y la Nº 19.132, que modifica a Televisión Nacional de Chile- pasan a regular la televisión chilena de libre recepción, hasta la actualidad.
El proyecto que se discute actualmente en la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados modifica y moderniza la ley Nº 19.132, de forma tal que Televisión Nacional de Chile pueda adaptarse a las nuevas tecnologías audiovisuales, que hoy son la corriente principal. Estas nuevas tecnologías permiten ampliar los contenidos -de una programación a varias por canal-, su calidad técnica, los productos asociados a un programa y la manera de interactuar entre diferentes formatos tecnológicos asociados a la televisión.
En particular, el proyecto trata sobre el giro de la empresa, ampliando sus facultades de forma tal que tenga las mismas posibilidades que su competencia. También trata sobre la función pública de TVN, modificando los mandatos que, como televisión pública, debe cumplir en su programación. El nuevo proyecto establece, además, una nueva estructura y funciones de su Consejo Directivo y de su director, y modifica en parte su financiamiento.
Tal como explica la Presidenta de la República en los fundamentos del mensaje, el objeto último de este proyecto es “profundizar el rol de Televisión Nacional de Chile en su misión de televisión pública, consistente fundamentalmente en promover la diversidad, el desarrollo cultural y regional, la integración nacional e internacional, y la educación cívica de la población”.
Consideraciones generales.
La presente iniciativa tiene por objeto reforzar las exigencias de neutralidad, transparencia y calidad de las transmisiones de Televisión Nacional de Chile. Asimismo, propone una regulación que supere las disposiciones obsoletas y asegure la eficacia de la gestión de dicha empresa, así como la satisfacción del bien común.
Al respecto, el propio mensaje señala que la ley Nº 19.132, publicada el 8 de enero de 1992, ya ha cumplido su etapa. Surgió en un momento político con características muy especiales: el término del gobierno militar, el inicio de la democracia y el incremento sin precedentes en el consumo masivo de medios audiovisuales.
Por otra parte, a escala humana, nuestra sociedad ha experimentado profundas transformaciones políticas y económicas en estos últimos años, y las aspiraciones de cada ciudadano se dirigen legítimamente hacia una satisfacción de mayor calidad de sus anhelos de carácter material y espiritual, y de entretención, información y educación.
En términos más específicos, con esta propuesta el Ejecutivo busca profundizar el rol de Televisión Nacional de Chile en su misión de televisión pública, que consiste fundamentalmente en promover la diversidad, el desarrollo cultural y regional, la integración nacional e internacional, y la educación cívica de la población. Esta misión tiene como expresión concreta la creación, producción y emisión de programas audiovisuales regionales y nacionales atractivos, cuyos contenidos apunten al cumplimiento de su cometido público, ante un universo lo más amplio posible de telespectadores.
Asimismo, la iniciativa en informe modifica la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile, ampliando el giro de la empresa, definido en su artículo 2º, para permitirle, por una parte, participar en el nuevo escenario que plantea la adopción de la televisión digital y, por otra, desarrollar actividades -como ya se ha dicho- vinculadas estrechamente a la producción y transmisión de programas de televisión, tales como la producción cinematográfica, la radiodifusión, Internet y la producción discográfica. Sus contenidos pueden resumirse en los siguientes objetivos:
-Misión pública y pluralismo.
Se modifica el artículo 3º, con el objeto de hacer expresa la vinculación de Televisión Nacional con el desarrollo del bien común.
-Eliminar exclusión.
Para el cumplimiento de las finalidades señaladas se destinan numerosas disposiciones para fortalecer la función del Directorio.
En primer lugar, se modifica el actual artículo 4º, con el objeto de aumentar de seis a ocho los miembros que son designados con acuerdo del Senado.
-Fortalecimiento del Directorio.
Se quita el carácter secreto a la sesión en que el Senado los designa, a la vez que se hace expresa la necesidad del compromiso con el pluralismo y la misión pública de Televisión Nacional de quienes sean elegidos.
Conjuntamente con este aumento del número de miembros del Directorio, se aumentan las mayorías calificadas que exigen hoy las normas, de modo de no alterar las mayorías exigidas.
En segundo término, se hacen más rigurosas las normas en materia de designación y de incompatibilidades de los directores. Así, se agregan disposiciones con el objeto de aumentar los requisitos para ser director. A los relacionados con tener relevantes méritos personales y profesionales, se agrega, por una parte, un compromiso con el pluralismo y la televisión pública de Televisión Nacional, y, por otra, cumplir una serie de otras exigencias, como no haber sido condenado ni encontrarse acusado por delito que merezca pena aflictiva y/o inhabilidad perpetua para desempeñar cargos u oficios públicos, no haber sido declarado fallido y poseer antecedentes comerciales y tributarios intachables.
En materia de incompatibilidades, se elimina completamente el conflicto de interés de funcionarios superiores del Poder Ejecutivo , ciertas autoridades elegidas por votación popular y los candidatos a tales cargos, pues no podrán ser directores. Asimismo, se establece que los directores no pueden tener ninguna relación económica, directa o indirecta, con la empresa distinta de su remuneración como director.
En tercer lugar, se simplifican las disposiciones en materia de inhabilidades. De acuerdo al artículo 6º que se propone, todo hecho que le reste imparcialidad a un director debe ser comunicado, bajo la sanción de ser removido de su cargo.
En cuarto término, el aumento de funciones y responsabilidades de los directores y del presidente va acompañado de un aumento en sus remuneraciones, que será equivalente a las remuneraciones usuales de la plaza. La dieta será establecida anualmente mediante decreto supremo, previa proposición de una comisión integrada por tres personas que hayan desempeñado el cargo de presidente del Directorio o director ejecutivo de la empresa.
En quinto lugar, con el objeto de hacer más expeditas las funciones del Consejo, se autoriza la ejecución anticipada de sus acuerdos, postergando la aprobación del acta respectiva.
Finalmente, se dispone la comparecencia, dos veces al año, del Directorio de TVN al Senado para dar cuenta pública de su gestión y del cumplimiento de las tareas que la ley le encomienda.
Una de las modificaciones más importantes, mediante la cual se verifica realmente el compromiso de Televisión Nacional de Chile con el bien común, se relaciona con las nuevas funciones y atribuciones que se le otorgan al Consejo Directivo.
En primer lugar, se deja expresado claramente que corresponde a él supervisar el cumplimiento cabal de las finalidades de Televisión Nacional de Chile, especialmente en relación con la satisfacción del interés general y público.
En segundo término, se precisa claramente su control sobre la programación, que deberá aprobar cuatrimestralmente, y sobre el director ejecutivo, quien ejecutará sus directrices.
-Financiamiento.
Se modifican ciertas rigideces en su financiamiento. Por una parte, se ha dispuesto expresamente el deber de Televisión Nacional de participar en los concursos públicos que estén destinados justamente a promover las mismas finalidades del canal: el bien común. Por otra, se ha dispuesto la posibilidad de solicitar y recibir recursos fiscales y de instituciones públicas facultadas para promover, a través de financiamiento, iniciativas al respecto.
Asimismo, se permite que la empresa pueda comprometer la contratación de créditos, previa autorización del Ministerio de Hacienda.
-Gratuidad.
Actualmente, se prohíbe transferir gratuitamente o a precios inferiores a los de mercado espacio televisivo al Estado. La única excepción consiste en las campañas de interés público, siempre que todos los demás canales transmitan idéntica campaña.
En su reemplazo, se propone una regla que permita que todos los partícipes puedan actuar libremente, de modo que el Gobierno se encuentre en la obligación de ofrecer la campaña a todos los canales, pero sólo quedan con la obligación de transmitir los que la aceptaren. En tal caso, Televisión Nacional de Chile podrá cumplir tales tareas gratuitamente.
En cuanto a los artículos calificados como normas orgánicas constitucionales o de quórum calificado, se ha pedido la opinión de la Mesa respecto de dos disposiciones, que consideramos de quórum calificado.
Personas recibidas por la Comisión.
En el marco de la discusión general del proyecto en informe, como, asimismo, del que permite la introducción de la televisión terrestre, la Comisión recibió al ministro secretario general de la Presidencia , don José Antonio Viera-Gallo Quesney ; al ex ministro secretario general de Gobierno don Francisco Vidal Salinas ; al ministro de Transportes y Telecomunicaciones, don René Cortázar Sánz ; al subsecretario general de Gobierno , don Neftalí Carabantes Hernández ; a los señores Patricio del Sol Guzmán y Sergio Cavagnaro Santa María, de la Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile -Canal 13-; al señor Jorge Navarrete Martínez , presidente del Consejo Nacional de Televisión ; a los señores Mario Papi Beyer y Daniel Fernández Koprich , de Televisión Nacional de Chile; al señor Bernardo Donoso Riveros , presidente de la Asociación Nacional de Televisión; al señor Mario Arana Abarca , de la Asociación Regional de Canales de Televisión del Biobío; a la señora Manuela Gumucio Rivas , directora general del Observatorio de Medios; al señor Fernando Agüero Garcés , presidente del Colegio de Ingenieros de Chile ; al señor Lucas Sierra Iribarren , abogado; al señor Sergio Godoy Etcheberry , investigador de la Universidad Católica de Chile; al señor Alfredo Jocelyn-Holt , historiador; al señor Ricarte Soto , periodista; al señor Sebastián Soto , abogado del Instituto Libertad y Desarrollo; al señor Leonardo Estrade-Brancoli , asesor legislativo, y a los señores Roque Mella , Juan Cardemil y Jorge Arellano Soto , dirigentes de los sindicatos de trabajadores de Televisión Nacional de Chile, todos los cuales entregaron valiosos aportes y antecedentes que se encuentran a disposición de los colegas.
Por razones de tiempo, no voy a detallar ni a leer las importantes opiniones y antecedentes que cada una de las personas invitadas dio a conocer a la Comisión, las que se encuentran en el informe que los parlamentarios tienen en sus manos.
No voy a detallar cada una de las intervenciones que hubo en la discusión particular, pero hubo algunas indicaciones del Ejecutivo aprobadas y que considero interesantes.
En la letra c) del numeral 2) del artículo único del proyecto, en lo que respecta a promover los derechos de los pueblos originarios y especialmente el respeto de su identidad social y cultural, sus costumbres, tradiciones e instituciones, el Ejecutivo formuló una indicación para reemplazarla por la siguiente:
“c) Promover el pluralismo, reconociendo la diversidad cultural, étnica, ideológica y religiosa, entre otras, especialmente los derechos de los pueblos originarios, como en general de todo grupo, tradición o cultura que con su particular forma de plantearse frente a la realidad, enriquezca los valores nacionales, la visión que cada ciudadano tiene de su país, y aquella que proyecta Chile dentro del continente y dentro de la comunidad internacional”.
Puesta en votación la indicación, fue aprobada por 5 votos a favor, 4 en contra y ninguna abstención.
Respecto de este punto hubo gran discusión.
Mediante la letra b) del numeral 3) del artículo único se pretendía aumentar de seis a ocho el número de directores designados por el Presidente de la República .
Sin embargo, por medio de indicación se suprimió dicho límite.
Además, fueron aprobadas por la Comisión las indicaciones del Ejecutivo que se refieren al financiamiento, la que libera y da ciertas atribuciones a Televisión Nacional de Chile y la relacionada con la gratuidad para realizar campañas promocionales.
Asimismo, el Presidente de la Comisión , diputado señor Darío Paya , consideró inadmisibles las siguientes indicaciones:
1. De los diputados señores Farías , Meza y Valenzuela para reemplazar el inciso primero del artículo 26 de la ley Nº 19.132, por el siguiente:
“Las utilidades anuales que obtenga Televisión Nacional de Chile se traspasarán a rentas generales de la Nación, salvo que su Directorio, con el voto favorable de no menos de cinco de sus miembros, acuerde retener todo o parte de ellas, como reserva de capital. En todo caso, un cinco por ciento de los ingresos brutos facturados deberán ser donados anualmente al Fondo de Fomento Audiovisual, de acuerdo a la ley Nº19.981, artículo 8º, letra c), sin requerir de aprobación del Directorio”.
2. Del diputado señor Esteban Valenzuela para agregar en el inciso primero del artículo 26 de la ley Nº 19.132, luego del punto aparte, que pasa a ser seguido, la siguiente frase:
“En todo caso, un 20 por ciento de las utilidades deberán ser donadas anualmente al Fondo de Fomento Audiovisual de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 8º c) de la ley Nº 19.981, sin requerir de aprobación del Directorio.”
3. De los diputados señores Farías, Meza y Valenzuela para modificar el artículo 26 en la siguiente forma:
a) Intercálese el siguiente inciso segundo nuevo, pasando el actual a ser inciso tercero:
“Asimismo, el directorio podrá acordar retener parte de las utilidades anuales que se obtengan a efectos de ejecutar proyectos tendientes a dar cumplimiento a la misión de la empresa conforme a lo prescrito en el artículo 3º de la ley.”
b) En el inciso segundo, que pasó a ser tercero, a continuación del punto final, agréguese la siguiente frase: “, sin perjuicio de incluir en el informe al Senado previsto en el artículo 4), letra d), los antecedentes referidos a los proyectos asociados a la inversión de estos recursos”, antecedida de una coma.
Como consecuencia de todo lo expuesto y por las consideraciones que constan en el referido informe, la Comisión de Ciencia y Tecnología recomienda a la Sala la aprobación del proyecto.
Acordado en sesiones de fechas 12 y 17 de noviembre y 1º, 3, 10 y 15 de diciembre de 2008; 5, 7, 12, 14, 19 y 21 de enero; 4, 10 y 11 de marzo, y 1º, 8 y 15 de abril de 2009, con asistencia de los diputados señores Bertolino , Egaña, Farías , González , Martínez , Meza , Montes , Moreira , Paya ; Sepúlveda, don Roberto ; Súnico , Valenzuela y Walker .
Asimismo, asistieron a dichas sesiones los diputados señores Becker , Bobadilla , Correa, Enríquez-Ominami , García , Jarpa , Schilling y Núñez .
Es todo cuanto puedo informar.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).- En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra la diputada señora María Antonieta Saa.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Señor Presidente , este proyecto constituye un gran avance para Televisión Nacional, que aun cuando es una televisión pública, funciona como privada. A través de esta iniciativa -tal como señaló el diputado informante - se le entregan al directorio atribuciones muy positivas para hacer realidad este avance.
Quiero hacer presente que voy a reponer en la Sala dos indicaciones que fueron rechazadas en la Comisión, para lo cual cuento con la firma de más de cincuenta diputados.
En el artículo 3º se establecen los principios contemplados para Televisión Nacional.
La primera indicación es para intercalar en el artículo 3º propuesto en el numeral 2) del proyecto, la siguiente letra c):
“c) Promover la igualdad de derechos entre mujeres y hombres procurando una cultura de no discriminación entre los sexos, evitando mostrar que ciertas actividades son exclusivamente para hombres y otras para mujeres, como asimismo evitar proferir expresiones sexistas o incluir estereotipos ofensivos.”
Estos principios están presentes en toda la televisión mundial y deben quedar explícitos en la iniciativa legal en estudio.
La opinión mayoritaria en la Comisión fue que esto está establecido en la Constitución; no obstante, no hicieron el mismo reparo, por ejemplo, para promover los derechos de los pueblos originarios respecto de su identidad social, o generar condiciones para la integración regional e internacional de Chile, fomentar el pluralismo y el desarrollo cultural, promover y respetar los valores democráticos, aspectos que también están establecidos en nuestra Constitución.
Es muy importante que se hagan explícitos estos valores, porque la televisión es un arma muy poderosa, que influye sobre todo en niños y jóvenes en materia de valores y principios.
El Consejo Nacional de Televisión ha realizado estudios -se pueden encontrar en su página web- que reafirman lo señalado, en los que se señala que al analizar cómo percibe la población la imagen femenina retratada en la televisión, se concluye que los telespectadores distinguen dos estereotipos de mujeres: unas, las de la farándula las otras, las de la prensa. Las de la farándula, sólo se basan en la explotación de su cuerpo; sólo representan la mitad de una mujer, porque no va unido al espíritu. Son valoradas negativamente, ya que son percibidas como vedettes de pantalla que profitan de su cuerpo como principal instrumento de trabajo y percibidas como indiscretas y confrontacionales. A la inversa, las mujeres de prensa son vistas como inteligentes, serias y sin necesidad de exponer en la pantalla su vida personal.
Esta fuerte dicotomía de la imagen de la mujer proyectada en determinados rubros programáticos de la televisión conlleva a una profunda desvalorización de las mujeres, lo que se podría constituir en una fuente de discriminación en contra de ellas. Ejemplos de estos programas hay muchos. Tenemos programas juveniles como Rojo; además, programas estelares, los que en algunos puntos específicos han propendido a la violencia en contra de la mujer, donde se sobredimensiona su rol sexy e incluso en algunas coreografías se propende a la violencia.
En cuanto a las telenovelas chilenas, ha habido un gran avance, porque muestran mujeres reales, completas; sólo en algunos casos se crean estereotipos que dañan la imagen de las mujeres reales. Las mujeres de la televisión se constituyen en modelos, y esto es relevante porque, según un estudio del mismo Consejo Nacional de Televisión, el 82 por ciento de las mujeres y el 76 por ciento de los hombres ven televisión a diario, siendo los peak de sintonía entre las 20 y las 23 horas, horario en el cual se transmite la mayor parte de estos programas. Cabe agregar que resulta particularmente preocupante que en este horario, especialmente después de las 22 horas, entre los televidentes haya niñas, niños y adolescentes.
En el ámbito de la televisión, normalmente se argumenta que ésta transmite los programas que la gente quiere ver; sin embargo, un estudio realizado por el Consejo Nacional de Televisión sobre el grado de satisfacción de los televidentes por la programación ofrecida por la televisión abierta, demuestra que se siente satisfecho sólo el 41 por ciento de las dueñas de casa, el 38 por ciento de las mujeres que trabajan fuera del hogar y el 40 por ciento de los hombres. Esto permite aventurar que la alta sintonía que existe en ese horario, superior al 80 por ciento, se debe a causas distintas del interés que pudiera existir por la programación. Lo importante es que estos principios queden establecidos en el artículo 3º.
La segunda indicación tiene por objeto dejar establecido que los miembros del directorio deben velar por la aplicación de los principios señalados en el artículo 3º. Con tal objeto, propusimos agregar en el inciso séptimo del artículo 4º, luego de la palabra “años”, la siguiente frase: “y deberán cada uno de ellos velar por los principios señalados en el artículo 3º”. Es decir, las programaciones no deben dañar los principios democráticos ni discriminar a los pueblos originarios y sí velar por la igualdad de los sexos.
Como digo, estas indicaciones están respaldadas por 52 señoras diputadas y señores diputados, razón por la cual espero que sean aprobadas por la Sala.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Darío Paya.
El señor PAYA.- Señor Presidente , quiero que me aclare un punto reglamentario.
Entiendo que este proyecto tiene calificación de “suma” urgencia y, por lo tanto, hay un límite de tiempo para las intervenciones de los diputados. Quiero pedirle que me aclare cuál es ese límite.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).- Así es, señor diputado . El límite es de diez minutos.
El señor PAYA.- Gracias, señor Presidente.
Creo que resulta apropiado empezar refiriéndose a este aspecto reglamentario.
Este proyecto ha sido calificado por el Ejecutivo con “suma” urgencia. Veo que, de pronto, al Gobierno le vino el apuro. ¿Por qué? ¿Porque se trata de algo urgente? ¿O acaso es, simplemente, muñequeo político, por cierto, dentro de las reglas del juego; pero, al fin y al cabo, muñequeo? Aquí encontramos ambas cosas y quiero explicarlo en detalle.
Resulta incomprensible que, después de haber tenido años para avanzar en la materia, se pretenda que votemos en una sesión este proyecto tan importante, que regirá el futuro de Televisión Nacional, o de la televisión pública, como prefieren decir con tanto entusiasmo algunos colegas parlamentarios. Se pretende que votemos en general y en particular, todo muy rápido, en una sesión, sin que nos enredemos mucho en los detalles.
Nosotros pensamos que vale la pena detenerse en los detalles de este proyecto, y si no existe disposición del Ejecutivo para hacerlo, lo vamos a rechazar en general. No nos vamos a quedar sin discutir los detalles porque es, precisamente, la discusión que queremos tener. Como digo, en ese caso, lo vamos a rechazar en general, y la Concertación y el Gobierno tendrán que hacerse cargo de que el futuro de la televisión pública, como les gusta decir, se lleve adelante en el marco de una ley apoyada sólo por un sector.
¿Por qué digo esto? En rigor, este proyecto requería un artículo respecto del cual todos estábamos conscientes de que era necesario para avanzar en la materia. Por un tecnicismo legal, se necesita un artículo para implementar la televisión digital en nuestro país. Es algo en que estamos entrampados porque el freno de mano en esta materia lo tiene el Ejecutivo ; si no fuera facultad exclusiva de éste determinar qué norma establecerá para la transmisión de televisión digital, hace muchos años -probablemente, una década- que tendríamos televisión digital terrestre en Chile. Pero no es así porque, en esta materia, la Concertación avanza a la misma velocidad que el Transantiago. Hace años que esperamos que esto se materialice.
Efectivamente, en la ley que creó Televisión Nacional de Chile hay una norma que, de alguna forma, la restringe en este sentido; de manera que todos estábamos de acuerdo en que había que efectuar una modificación explícita de la ley para que no quedara duda alguna de que, en el nuevo escenario de la televisión digital, Televisión Nacional iba a poder competir con el resto de los canales en igualdad de condiciones, sin quedar metida en una camisa de fuerza que le impidiera lograr tal objetivo.
Ése es el artículo que se requiere en forma urgente. Lo que la Concertación pretende hacer respecto del resto del proyecto es, básicamente, construir un modelo de televisión pública susceptible de todas las formas de intervención y control por parte de la clase política, lo que la convertiría, como ocurre en muchos lugares del planeta, en una televisión de segunda categoría, con ratings de decimonovena categoría.
Entonces, cabe preguntarse, ¿qué ha funcionado mal en Televisión Nacional de Chile? ¿Qué es lo que no les ha gustado de ella, desde 1992 a la fecha? Que no hay contenidos nacionales. Desde ya, puedo decirles que este proyecto de ley la obliga a emitir contenidos de producción nacional inferiores a los que, en la práctica y desde hace mucho tiempo, viene exhibiendo. Entonces, no está ahí el problema; no se trata de que a Televisión Nacional se le esté pidiendo que haga algo por la industria audiovisual chilena que hoy no hace, porque actualmente está realizando más de lo que esta iniciativa le exige. De manera que el problema no radica ahí.
¿Acaso el Gobierno tiene problemas de pluralismo en Televisión Nacional? Objetivamente hablando, hay un problema: entre los actores políticos conocidos, el problema lo tiene el Partido Comunista; pero no con el directorio del canal, sino con la institucionalidad existente, porque históricamente se ha negado a incorporarse a coaliciones mayores. Por eso, no está presente ni siquiera en el Congreso Nacional. Pero es un objetivo declarado del Gobierno de la Concertación solucionar el problema, incluyéndolo en el directorio de Televisión Nacional.
En segundo lugar, rompen con todas las normas que hoy garantizan que Televisión Nacional opere en igualdad de condiciones que el resto de los canales nacionales, básicamente, abriéndole espacios, por varias vías, a financiamiento cruzado del sector público. Se termina con una forma de autofinanciamiento que ha operado bien; Televisión Nacional no ha tenido problemas económicos. Y aquí hay que reconocer la gestión realizada por las personas que han estado a cargo del canal, porque han sabido cumplir un rol diferenciador, con contenidos nacionales y locales, haciendo esfuerzos por dar espacio a la programación de las regiones, lo que le ha permitido financiarse y obtener, incluso, utilidades que se depositan generosamente en el Ministerio de Hacienda, una vez al año, que después se pide de vuelta para seguir haciendo televisión. ¿Por qué quieren romper con eso?
Nuestra preocupación no se origina en una sensibilidad fiscal conservadora exacerbada; en esta discusión no estamos preocupados del erario nacional, aunque es muy sano hacerlo cada vez que tratamos un proyecto de la Concertación. Pero ése no es el problema. Cuando se habla del autofinanciamiento de Televisión Nacional, no se está pidiendo sólo que se cumpla con normas fiscales. En el autofinanciamiento de TVN hay una garantía al pluralismo en una dimensión que tiende a no importarle a la clase política. Es muy grave que la única visión que se tenga del pluralismo se agote dentro de los márgenes de la clase política. Al parecer, algunos entienden que si están representados todos los partidos, hay pluralismo, y si falta uno, no lo hay. Pero se olvidan que la clase política y la actividad política son una parte de la vida del país, de la sociedad, no todo.
A través de las normas de autofinanciamiento que hoy existen en la ley, que la Concertación y el Ejecutivo quieren eliminar, TVN deposita a los pies del sector público, de la clase política -no sólo de la Concertación, sino de todos en conjunto- esa garantía de pluralidad. Creemos que las modificaciones al respecto constituyen un error.
¿Qué se busca: televisión para los partidos o televisión pública? ¿Un canal al que se le pongan exigencias mayores a las que tiene?
Eso está en el trasfondo de las normas que se eliminan y se proponen en esta iniciativa, que rompen la cancha pareja. Todos coincidíamos en la necesidad de introducir un cambio a la ley actual para que Televisión Nacional no quedara en desventaja; sin embargo, con este proyecto se terminará con una cancha inclinada al revés, porque ese canal pasará a tener ventajas inconsistentes e insostenibles en el modelo institucional vigente. Al Estado se le exige actuar en todos los ámbitos en igualdad de condiciones con los particulares. Sin embargo, aquí a Televisión Nacional le queremos meter un chorro de recursos, pero no en forma gratuita, porque los mismos que ponen las “lucas”, quieren poner la música.
Pido que no se sorprendan quienes nos están viendo por televisión, pero se dice que una de las obligaciones de Televisión Nacional de aquí en adelante será transmitir las sesiones de ambas ramas del Congreso Nacional 24 horas al día. No conozco un ejemplo más grotesco de pretensión de apoderarse de un canal de televisión, con el pretexto de que es público y de todos los chilenos, para que pase a ser de los partidos políticos.
Tenemos muchos comentarios sobre las normas en particular, pero el Ejecutivo no quiere esa discusión. Nos quiere obligar a votar el proyecto en forma rápida, para que se vaya al Senado.
Por lo tanto, si no existe disposición para que el proyecto vuelva a Comisión, lo vamos a rechazar en general.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.- Señor Presidente , me llama la atención la existencia de visiones tan distintas, algunas incluso atrevidas, que hablan de que se quiere una televisión para grupos determinados. No creo que sea así.
Escuché con mucha atención y agrado la intervención del colega Andrés Egaña .
Me doy cuenta de que en relación con la materia en estudio existen visiones muy diferentes. Mi atención estaba centrada en los aspectos interesantes del proyecto, pero ahora estoy un poco confundido. Por lo tanto, al parecer tendremos que estudiarlo con más profundidad. Sin embargo, no creo que deba ser rechazado, pues es un aporte, un avance. El rol de la televisión pública no se limita a la entrega de información. Debe nutrirse y fomentar manifestaciones culturales, especialmente locales, recibiéndolas e incentivándolas, lo que hoy hace, pero en forma muy escasa.
Esperamos que se cumpla el objetivo acerca de nuestros pueblos originarios, que tienen aquí una oportunidad, y lleguen a ser reconocidos, tal como ocurre en Nueva Zelanda. Al respecto, me impuse de la prioridad que tiene el pueblo maorí en los programas culturales e informativos de la televisión local. Gozan de idéntico reconocimiento cultural y social que la población blanca. En tal sentido, la televisión pública en Chile tiene mucho que decir.
Por eso, permítanme referirme a la realidad que se vive en el distrito que represento, que se reproduce con sus particulares bemoles en distintas comunas del país. Me refiero al fenómeno multicultural, propio de la existencia de pueblos originarios como el aimara, el rapa nui, el quechua, el atacameño, etcétera.
En la comuna de Panguipulli, un tercio de la población pertenece a la etnia mapuche-huilliche. Son casi diez mil almas que necesitan mayor preocupación. Este proyecto les puede dar un enorme incentivo a sus vidas. La adopción del formato digital y las nuevas formas de transmitir permitirán, sin duda, emitir programas de la realidad local o regional y en las lenguas propias de cada pueblo.
Me gustaría saber si mis colegas han escuchado discursos de loncos, de jefes de comunidades de los pueblos originarios, en este caso de la etnia mapuche-huilliche. Es muy novedoso y enriquecedor para quienes de alguna forma nos preocupamos de las culturas ancestrales. Da gusto escuchar lo que dicen en su lengua. Reconocen lo que son y lo que anhelan ser, ante gente a la que todavía le cuesta entender que existe no sólo una etnia, sino un pueblo originario.
Este proyecto les entregará muchas formas para manifestarse y lograr una efectiva inserción en la sociedad mediante el conocimiento mutuo y respetuoso.
Me llama la atención la autorización que se da al canal estatal para la contratación de créditos, previa autorización del Ministerio de Hacienda -no del directorio-, situación que hoy está prohibida. No me parece algo ajeno, extraño o fuera de foco. En todo caso, esta modificación viene a compatibilizar el sistema de conformidad con las reglas aplicables al resto de las empresas públicas, cosa que no tenía Televisión Nacional.
Esto es lo que he podido rescatar de un proyecto cuyo debate ha sido bastante intenso y trabajado. No puedo opinar de las cosas negativas que he escuchado de él. Al contrario, me interesa su aprobación, que se rescate lo cultural, que se avance, aunque a veces decimos que la televisión tiene la culpa de tantas situaciones difíciles que vive la juventud. Es una forma de insertarnos en otros programas novedosos, interesantes y de provecho para la formación de la sociedad en que vivimos.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Mario Bertolino.
El señor BERTOLINO.- Señor Presidente , el tema que nos convoca es analizar el informe de la Comisión de Ciencia y Tecnología, recaído en el proyecto de ley, en primer trámite constitucional, originado en mensaje de su excelencia la Presidenta de la República , que modifica la ley Nº 19.132, de Televisión Nacional de Chile.
El objetivo original de la iniciativa era profundizar el rol público de Televisión Nacional. Por eso, gran parte de la Comisión la miró con simpatía.
Si los colegas analizan el informe de la Comisión de Ciencia y Tecnología, podrán apreciar la enorme cantidad de indicaciones presentadas por el Ejecutivo al proyecto que, reitero, tuvo su origen en mensaje de la jefa de Estado. Eso nos hace prender una luz de alarma, al menos amarilla.
¿Por qué el Ejecutivo envía a tramitación un proyecto que, después, él cambia profundamente?
En la medida en que se avanzó en la discusión del proyecto, comenzaron a aparecer votos en contra a las indicaciones propuestas por el Ejecutivo.
Deseo dejar constancia de un hecho por ser de la mayor relevancia para quien habla: la Secretaría de la Comisión señala en su informe que los artículos del proyecto no revisten carácter de normas orgánicas constitucionales ni de quórum calificado.
Al respecto, tengo otra opinión. Por tanto, solicito a la Mesa un pronunciamiento, dado que, a mi juicio, al menos tres artículos respaldan mi posición: el numeral 1) del artículo único modifica el artículo 2º de la ley N° 19.132, con el objeto de ampliar el giro de la empresa del Estado denominada Televisión Nacional para que pueda transportar señales de televisión digital. Eso, implica el desarrollo de nuevas actividades empresariales. Por ende, dicha norma requiere un quórum similar al que se necesita para crear una empresa del Estado, de acuerdo con lo establecido en el inciso segundo del número 21º del artículo 19 de la Constitución Política de la República.
Por otra parte, mediante el número 11) del artículo único se agregan tres incisos al artículo 24 vigente, el segundo de los cuales, a mi juicio, requiere quórum calificado, de acuerdo con lo establecido en inciso final numeral 21º del artículo 19 de la Constitución, pues habilita a una empresa estatal para recibir recursos fiscales a fin de cumplir sus fines relativos al bien común, fines que no tienen las empresas del sector privado. Se trata, entonces, de una norma de excepción para una empresa del Estado respecto de la legislación común aplicable a los particulares.
El numeral 12) del proyecto reemplaza -en la práctica, deroga- el artículo 25 vigente, que es de quórum calificado, de acuerdo con lo preceptuado el inciso final numeral Nº 21º del artículo 19 de la Constitución, en la medida en que establece la prohibición absoluta a Televisión Nacional de comprometer el crédito público y obtener financiamientos, créditos, aportes, subsidios, finanzas o garantías del Estado o de cualesquiera de sus organismos, entidades o empresas.
Resulta que con la modificación de este artículo se pretende hacer todo lo contrario.
¿Por qué se modificó el articulado y el Ejecutivo fue presentando indicación tras indicación? Porque se dieron cuenta de que se trataba de la mejor forma de intervenir, es decir, de hacer una intervención vía televisión, porque ésta penetra.
Desde mi punto de vista, debe considerarse que el modelo actual, que regula la ley Nº 19.132, establece como principios fundamentales los siguientes: primero, la igualdad de trato, sometiendo a Televisión Nacional, en este caso, a las mismas regulaciones que a los actores privados del sistema de televisión.
Segundo, la neutralidad de contenidos, es decir, no exigir a Televisión Nacional que cumpla directrices de programación más allá de las que debe cumplir para el correcto funcionamiento a que están obligados todos los concesionarios de televisión.
Por último, la autonomía de financiamiento, prohibiéndose a Televisión Nacional comprometer el crédito público y recibir cualquier tipo de financiamiento del Estado. Sin embargo, acá se pretende que cualquier repartición del Estado pueda pasar platita a Televisión Nacional.
Si se modifica este modelo, se alterará sustantivamente el sistema de financiamiento de la televisión pública y se suprimirá la prohibición absoluta que ha tenido Televisión Nacional de comprometer el crédito público. O sea, el proyecto no considera para nada la gestión y la eficiencia. Por lo tanto, se puede caer en una situación de ineficiencia que no quiero imaginar.
Los incisos que se agregan al artículo 24 permiten a Televisión Nacional contratar créditos, previa autorización del Ministerio de Hacienda, y recibir recursos fiscales desde instituciones públicas. O sea, cada uno podría negociar con ellos lo que quisiera.
El artículo 3º se refiere al rol diferenciador de Televisión Nacional . Al respecto, en su letra c) señala: “Promover el pluralismo, reconociendo la diversidad cultural, étnica, ideológica y religiosa, entre otras, especialmente los derechos de los pueblos originarios, como en general de todo grupo, ...”. ¡Ojo! Todos estamos de acuerdo en que debe haber pluralismo; pero en dicha norma se habla “de todo grupo, tradición o cultura que con su particular forma de plantearse frente a la realidad, enriquezca los valores nacionales” ¿Qué quiere decir “todo grupo”? O sea, ¿cualquier grupo puede considerarse un aporte a la visión que cada ciudadano tiene de su país -lo que puede ser legítimo- y, por lo tanto, plantear exigencias a Televisión Nacional para ser incluido en su parrilla programática, con sus visiones y su particular forma de plantearse frente a la realidad? ¿Quién les podrá decir que no si la ley en tramitación habla de “todo grupo”?
Entonces, todo comenzó como una buena idea, que consistía en permitir a Televisión Nacional transportar señales de televisión digital, pero en el camino a alguien se le abrió el apetito y quiso desnaturalizar el proyecto produciendo una serie de inequidades y consecuencias.
Eso no es lo que quien habla y la Alianza esperamos para la televisión pública, aun más cuando hemos visto conductas de intervencionismo en otros niveles. No quiero imaginar lo que ocurrirá si el intervencionismo llega a la televisión pública.
Por eso, independientemente de la decisión que adopte la Mesa, solicito votación separada de la letra c) del artículo 3°, incorporada por el numeral 2); de los dos primeros incisos del numeral 11) y del numeral 12).
Nuestra posición debe apuntar al rechazo de este proyecto de ley, por haberse desnaturalizado lo que se pretendió en un principio.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Francisco Encina.
El señor ENCINA.- Señor Presidente, en principio, nuestra bancada no se opone a que el proyecto vuelva a Comisión, siempre y cuando en forma previa se establezca un plazo, a fin de despejar las dudas de las diferentes bancadas.
Este proyecto surge como una solución a la tarea de modernización de las comunicaciones en Chile y a la incorporación de la televisión digital terrestre, materia esta última que se relaciona no sólo con la norma que el Ejecutivo decidirá aplicar en Chile.
Debemos distinguir entre la adopción de una norma y la televisión digital. Esta materia se encuentra muy bien desarrollada en el proyecto que discutimos en la Comisión de Ciencia y Tecnología relacionado con la televisión digital.
Con todo, existe un problema de fondo que debe ser discutido, por cuanto se ha incurrido en tergiversaciones. El propósito del proyecto en estudio es que Televisión Nacional de Chile, canal público y pluralista, esté en igualdad de condiciones con los canales privados. Aquí no se busca dejar al resto de los canales en desventaja. El problema es inverso: al establecer normas de transmisión para la televisión digital terrestre, el canal nacional no podría competir con el resto de los canales existentes.
Como todos saben, la gran mayoría de los países posee una televisión pública pluralista y que expresa, dentro de su directorio o del organismo que la dirige, a todas las fuerzas políticas o culturales. Ése es el objetivo del proyecto.
En cuanto al financiamiento, no existe la posibilidad de que una institución pública contrate un programa en Televisión Nacional; en cambio, sí lo pueden hacer en canales privados.
El concepto según el cual no debe existir televisión pública debe ser debatido, pues se trata de un tema de gran importancia. La pregunta es qué televisión pública queremos tener. Por otro lado, las objeciones planteadas por algunos diputados no son efectivas. En un reportaje publicado la semana pasada se informaba sobre el tiempo que ocupan los canales de televisión en divulgar las actividades de los candidatos presidenciales. En todos los canales el candidato de la Alianza ocupa más minutos. No digo que ello sea nefasto para el sistema político, sino que normalmente el canal nacional trata de equilibrar las noticias vinculadas con uno u otro candidato.
Repito, rescato del proyecto la necesidad de contar con un canal público pluralista y que exprese la diversidad no tan sólo política, sino cultural y de las minorías que existen en el país. Es lo que todos queremos. Eso se logra con el proyecto en estudio. Hoy, Televisión Nacional de Chile se encuentra metida en una camisa de fuerza. Todos los chilenos aspiramos a que el canal que comunica a todos los habitantes del país también nos represente a todos.
Estoy en absoluto desacuerdo con los diputados de la Alianza que han planteado reparos. Sin embargo, creo que es importante examinar nuevamente el proyecto en la Comisión técnica pero durante un plazo determinado. Existen puntos donde hay discrepancia, los que deberán resolverse en el transcurso del debate. Si ello no ocurre, deben votarse. Cualquiera sea la posición de quienes lo hagan, deberán sustentarla ante la ciudadanía. Hoy, la competencia es desigual, pues favorece a la televisión privada.
Otro punto se relaciona con el proyecto que fija las características de la televisión digital en Chile, que deberemos examinar en una próxima sesión. Un aspecto a analizar es el espectro utilizado por cada canal. Como se sabe, se trata de un bien público y cada uno de ellos ocupa espacio suficiente como para que transmitan tres o cuatro canales. Por lo tanto, los canales de televisión existentes, ¿seguirán ocupando el mismo espectro o éste se repartirá entre más señales? Es un tema de fondo que es necesario debatir.
Existe necesidad de dar mayor profundidad al análisis y discusión del proyecto. Aquí esta en juego la televisión pública, que debe ser pluralista y expresar la diversidad existente en el país. Es necesario contar con un canal para todos los chilenos. Las otras señales son manejadas desde un punto de vista comercial, lo cual es legítimo; sin embargo, siguen una línea editorial que no representa a todos los chilenos.
Repito, me parece positivo que el proyecto vuelva a la comisión respectiva. De ese modo, daremos pie para someterlo a una segunda discusión y fijaremos un plazo prudencial para votarlo. Se trata de una iniciativa trascendental en el ámbito de las comunicaciones, porque apunta no a un problema menor, sino a determinar el futuro de la televisión en Chile.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Patricio Walker.
El señor WALKER.- Señor Presidente, el proyecto de ley en debate contiene elementos muy interesantes y otros perfectibles.
Primero, resulta fundamental fortalecer la misión de Televisión Nacional de Chile. Todos reclamamos por el exceso de programas de farándula, realities y programación chatarra. Sin embargo, ello ocurre por la necesidad de autofinanciación de la señal estatal.
El hecho de que exista una BBC en Inglaterra o canales públicos en España o en Francia, no es casualidad: esos países tomaron consciencia de que la televisión tiene una influencia decisiva en la gente. Por lo tanto, si queremos más cultura, más educación cívica, más medio ambiente y menos programación chatarra, debemos permitir que Televisión Nacional de Chile cuente con recursos para cumplir su misión. Ése es el objetivo del otorgamiento de préstamos y aportes del Estado. Por ejemplo, ¿por qué el Conace no puede exhibir programas para prevenir el consumo de drogas a través de Televisión Nacional? ¿No es importante esa materia?
Aquí se ha dicho que habrá intervencionismo del Estado. ¡No existe una sola norma que permita afirmar eso! ¡Es cuestión de revisar el proyecto!
Por otra parte, se mantiene el carácter pluralista del directorio. Incluso, el Gobierno quería aumentar de seis a ocho el número de directores designados por el Presidente de la República , con acuerdo del Senado. Quien habla votó en contra de esa idea, pues no tiene sentido. El pluralismo se garantiza con el directorio. Por ello, no entiendo por qué se piensa que será una herramienta para facilitar el intervencionismo electoral.
En la discusión que tuvo lugar en la Comisión a propósito del proyecto de televisión digital, personeros de Canal 13 señalaron que les gustaría transmitir más programas culturales o de mayor calidad. Sin embargo, manifestaron que no siempre pueden lograr ese objetivo debido a que la estación debe autofinanciarse. Nos pidieron que en el proyecto sobre televisión digital se incorporen normas que permitan a ese canal tener la posibilidad de acceder a subsidios del Estado. Por ello, para mejorar la calidad de la televisión, es absolutamente imprescindible que el Estado suministre recursos.
Todos nos lamentamos del abuso a menores y del hecho de que niños abusen de otros niños. Pues bien, los contenidos transmitidos por la televisión incentivan ese tipo de conductas. Por ello, no puedo entender que algunos consideren el proyecto como un mecanismo de intervención por parte del Estado.
En cuanto a los contenidos nacionales, tiene razón el diputado señor Paya : Televisión Nacional produce más del 40 por ciento de ellos. ¡Qué bueno! El proyecto es un piso, no una soga al cuello a la estación estatal.
El Gobierno propuso aumentar a ocho el número de directores designados por el Presidente de la República , con acuerdo del Senado. Quien habla votó en contra de esa disposición. A mi juicio, el pluralismo no debe basarse en el cuoteo político. Por eso, presentamos una indicación, que se aprobó, que establece que los directores deben cumplir determinados requisitos. Por ejemplo, se estableció que el directorio debe estar integrado por un ex rector de una universidad regional, un ex ejecutivo de alguna empresa de servicios audiovisuales y un premio nacional de ciencias o artes. Es decir, se integran elementos distintos a los políticos, a fin de que efectúen su aporte al directorio.
El proyecto también fortalece el tema relativo a las regiones. Televisión Nacional cuenta con redes regionales, las que son esenciales para mantener la identidad local. También se fortalece la señal pública internacional del canal estatal. En el fondo, se trata de fomentar el formato múltiplex. Hay muchos chilenos que viven en el extranjero -lamentablemente, todavía no pueden votar- que a partir de la aprobación de las medidas contenidas en la iniciativa, tendrán acceso garantizado a la señal de Televisión Nacional. Obviamente, se trata de un tema fundamental.
Se ha planteado que esté obligada a aportar una señal del canal del Congreso Nacional para promover la educación cívica. Hoy, la gente no distingue entre un diputado , un intendente y un alcalde. Por eso se pensó, dentro de la lógica de la misión pública, que pueda aportar una señal del Congreso Nacional. Pero reconozco que eso es pedirle mucho a Televisión Nacional.
Pedí votación separada de esa norma para pronunciarme en contra, de manera que no esté obligada a transmitir sesiones del Congreso Nacional; pero hay que buscar alguna fórmula, a fin de que exista educación cívica. Nuestro canal ha hecho grandes esfuerzos, ha mejorado mucho, pero su cobertura es muy inferior a la de Televisión Nacional. Reitero, hay que buscar una fórmula -tal vez, no es la que aprobamos; por eso estoy dispuesto a rechazarla- para que de acuerdo con la lógica de la misión de Televisión Nacional, haya educación cívica.
En un análisis particular, también hay que destacar en el artículo 1º la flexibilidad necesaria para enfrentar el nuevo escenario digital. Por eso, se autoriza a Televisión Nacional a producir imágenes audiovisuales en un sentido amplio, porque antes se hacía en forma muy distinta a la de ahora. Eso se permite para que sea competitiva con los otros canales. Recordemos que la tecnología ha cambiado mucho.
El artículo 3º, en la lógica del bien común, promueve claramente la diversidad cultural, el pluralismo, los valores y derechos fundamentales; los derechos humanos. Antes pensábamos que los derechos humanos eran parte del paisaje del país. De repente se empezaron a violar y nadie ni siquiera lo había imaginó. Es importante que cumpla con esa misión, con las regiones, con el 40 por ciento de la industria nacional y la señal internacional.
También se elimina el secretismo de las sesiones del directorio de Televisión Nacional, lo cual es muy relevante.
No quiero seguir hablando de detalles, pero cuando en 1992 se discutió esta normativa, estábamos en la lógica de la transición, en que había muchos temores respecto de lo que podía hacer un régimen democrático con Televisión Nacional. Se ha demostrado que Televisión Nacional es ecuánime y equitativa. Se llegó al extremo -absurdo, a mi juicio- de que en algún minuto se cronometraba el tiempo que aparecían personeros de cada partido en los noticieros. Digo absurdo, porque no es la única forma de expresar la diversidad. No había un criterio cualitativo; solamente cuantitativo. Pero, ese absurdo se cometió. Hoy, hay directores que están permanentemente garantizando o jugándose por garantizar el pluralismo. Entonces, con el directorio que se desea mantener -incluso, aprobamos seis y no ocho, para eliminar algunos fantasmas de diputados de la Alianza- y con la incorporación de criterios cualitativos y de meritocracia en relación con los directores, no puedo entender cómo se dice acá que se está legislando para que haya intervención de los gobiernos en Televisión Nacional. Eso no está en el proyecto.
Se mantiene la norma por la cual el Ministerio de Hacienda puede autorizar por decreto que las utilidades se reinviertan en Televisión Nacional. En alguna oportunidad, el ministro dijo que eso estaba bien, pero con el compromiso de que haya más cultura. Eso no es intervencionismo, sino mejorar la calidad. Cuando uno, que tiene el privilegio de tener cable en su casa, ve, por ejemplo, la televisión española, la BBC, los programas de Francia, se da cuenta de que hay calidad, cultura; que no todo el día hay farándula o mujeres semipiluchas, como se muestran en Chile, porque, además, somos cínicos hasta para eso. Me cansa tener que optar entre un reality y otro. ¿Por qué no tener televisión de mejor calidad? No se tiene por el autofinanciamiento. Entonces, demos recursos a la televisión pública para que cumpla con su misión, si no es así, después no reclamemos que es de mala calidad.
Por eso, llamo a aprobar este proyecto -hay muchos fantasmas que se han tratado de crear- y rechacemos lo que está mal. Por ejemplo, lo relacionado con la señal del Congreso; pero, ¡por favor!, no es cierto que acá se quiera crear un aparato al servicio de los gobiernos de turno para intervenir. Eso no está en el proyecto de ley que aprobamos.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ ( Presidente ).- De acuerdo con el artículo 81 del Reglamento, tiene la palabra la señora ministra.
La señora TOHÁ (ministra secretaria general de Gobierno).- Señor Presidente , el sentido de este proyecto de ley es preparar a Televisión Nacional para los cambios y desafíos que implicará la digitalización de la televisión chilena. Para ello se le entregan atribuciones más completas a fin de aprovechar las posibilidades que la nueva tecnología otorga, pero también se analizó que el acceso a una señal digital va a permitir a Televisión Nacional diversificar su trabajo, multiplicar la forma en que realiza su misión pública y tener más señales. Por eso, nos pareció importante que en ese tránsito a un crecimiento -lo mismo les va a suceder a todos los otros canales con la digitalización- era necesario que dicha misión fuera mucho más explícita y precisa, y que la sociedad pudiera pedir una rendición de cuentas respecto a cómo se había llevado a cabo.
Para eso se desarrolla con más detalle la conceptualización de esta misión pública, la que consiste en divulgar los valores de la sociedad chilena; en promover la identidad de las regiones; en respetar las culturas originarias, los valores culturales, la calidad, etcétera. Junto con ello, se genera un mecanismo para que Televisión Nacional, año a año, concurra al Congreso a dar cuenta de cómo cumplió con estos objetivos.
Esto es muy importante, porque Televisión Nacional tiene una misión pública y debe autofinanciarse. Es nítido y claro para todos cuando se financia o no se financia. Pero, cuánto se cumplió de esa misión pública, también tiene que ser nítido y claro. Alguien debe decir que está cumplida que falta reforzar alguna materia o que hubo falencias en otra. La propuesta original del Ejecutivo que planteaba una rendición semestral, se modificó en el Senado por una rendición anual, pero ante una comisión de ambas Cámaras.
Asimismo, con el proyecto se pretenden generar mejores condiciones para Televisión Nacional en esta nueva etapa en que el mundo de la televisión se va a ampliar, a crecer, van a ingresar nuevos actores y los que existen van a tener más posibilidades, podrán diversificarse.
Ante una misión pública reforzada se generan medidas bastante específicas en el ámbito del financiamiento que, lejos de lo que aquí se ha planteado, en cuanto a que el Gobierno pueda meterse a través del financiamiento condicionado, son cosas muy puntuales, manteniendo la lógica de un canal que debe autofinanciarse.
En primer lugar, se dan mayores facilidades para que pueda acceder al crédito y, en segundo lugar, se precisa que Televisión Nacional pueda hacer lo mismo que los canales privados: acceder a fondos que manejen instituciones públicas para promover iniciativas de interés común. Hoy, cualquier canal privado puede suscribir un convenio con el Ministerio de Agricultura, por ejemplo, para promover nuevas tecnologías en el agro. Con la norma que se incorporó al proyecto queremos que Televisión Nacional también pueda hacerlo; que su característica de ser autofinanciada no signifique una limitación en la realización de cosas que los privados pueden hacer.
La idea de que el canal del Congreso sea transmitido por Televisión Nacional es una iniciativa parlamentaria, no formaba parte del proyecto original del Ejecutivo. El concepto de garantizar que la señal del Congreso sea difundida y llegue a toda la población de manera gratuita es positivo, pero eso hay que resolverlo a través de la nueva normativa de la televisión digital, del espectro que se va a reservar para señales regionales, comunitarias y culturales, porque en ese espacio debería tener una señal garantizada.
No nos parece que imponer esta obligación a Televisión Nacional sea lo mejor. El Congreso tendrá que acceder a una señal en el nuevo espectro que se va a crear, y tiene todas las condiciones, requisitos y fundamentos para que así sea.
Por lo tanto, no es necesario incorporar esa indicación en este proyecto.
La indicación que comentó la diputada señora Saa y que es respaldada por los Comités de las dos coaliciones, es positiva toda vez que a los valores y principios que sustentan la misión pública de Televisión Nacional se incorporan la igualdad de género, la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, el uso no digno del cuerpo de la mujer en los medios de comunicación, etcétera.
Al Ejecutivo le apura sacar adelante este proyecto, no porque estemos “macuqueando”, sino porque es parte de una agenda legislativa amplia, que contempla proyectos como el de la futura ley de la televisión digital, que cambiará el rostro de nuestro sistema televisivo. Precisamente, ese proyecto es el que queremos que la Cámara discuta de manera prioritaria en el próximo período y que el que nos convoca siga su tramitación en el Senado.
Por eso, lejos de “macuquear”, hemos recogido las modificaciones que se hicieron en la Comisión. No pretendemos insistir en los temas originales que contenía el proyecto, sino que queremos que se despache y siga su tramitación en el Senado, para así concentrarnos en la televisión digital.
Por ello, y después de escuchar a esta Sala, retiramos la urgencia al proyecto para que vuelva a Comisión, en el entendido que todos queremos avanzar en la agenda y tramitar cuanto antes el proyecto sobre televisión digital, que definirá el nuevo marco regulatorio de la televisión chilena determinado por el acceso a la tecnología digital.
He dicho.
El señor ÁLVAREZ (Presidente).- El Gobierno ha retirado la urgencia al proyecto en debate.
En tal virtud, solicito el acuerdo de la Sala para no votarlo hoy día y remitirlo nuevamente a la Comisión de Ciencia y Tecnología para un nuevo informe que, entre otras materias, resuelva las inquietudes planteadas durante el debate sobre el carácter orgánico constitucional de algunas disposiciones y si contiene artículos que deben ser conocidos por la Comisión de Hacienda. Para cumplir ese cometido tendrá hasta la tercera semana de junio.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
Por último, tiene la palabra el diputado señor Andrés Jaime Egaña.
El señor EGAÑA.- Señor Presidente , me alegra mucho que el Ejecutivo haya recogido las inquietudes planteadas y retirado la suma urgencia al proyecto, toda vez que tal calificación no se condice con la importancia de una legislación que va a definir el futuro de los próximos cincuenta años de la televisión chilena.
A propósito, somos conocedores de algunas promesas. El año pasado la Presidenta de la República anunció, en un gran acto en La Moneda, que pronto definiría la norma técnica para la televisión digital; incluso entregó un documento sobre la materia. Sin embargo, a la fecha nada ha ocurrido. A cambio, nos envía dos mensajes, uno sobre la adecuación de Televisión Nacional de Chile y otro que reforma el Consejo Nacional de Televisión. Al respecto, el ministro Viera-Gallo nos pidió que discutiéramos ambos proyectos, independiente del que iba a definir la norma, toda vez que el tema era neutro. En parte, puede tener razón, pero seguir postergando la definición puede no ser una buena señal para quienes participan en esta actividad.
Recuerdo que la última vez que el Congreso trató el tema de la televisión fue cuando la Cámara de Diputados formó una Comisión investigadora para analizar si la televisión de la época -me refiero al año 1998, hace más de 10 años- era chabacana o no.
A los señores diputados y a las señoras diputadas les recomiendo que pidan el informe que emitió esa Comisión, que lean sus conclusiones y propuestas. Digo que lo pidan, porque ese informe nunca llegó a la Sala y duerme, como tantas otras cosas, en esta Corporación.
No era conveniente que esta Cámara discutiera un tema tan importante y fundamental para el futuro de las telecomunicaciones en tan poco tiempo.
Con esa calificación de la urgencia, la Cámara no estaba quedando bien, porque la gran mayoría de los invitados que tuvimos en la Comisión, si están siguiendo este debate por televisión, no entendería que nos restáramos a la discusión. Por eso, me alegro de que el Gobierno haya retirado la urgencia.
Se ha dicho en esta Sala que el proyecto pretende que Televisión Nacional de Chile compita en igualdad de condiciones con la televisión privada. ¡Pero si eso es lo que hace actualmente! Incluso va mucho más allá de lo que hacen los canales privados para financiarse.
Recuerden que Televisión Nacional solicitó autorización a la Subtel para transmitir un partido de fútbol en alta definición, porque tecnológicamente estaba preparada. La Subtel no la autorizó porque la transmisión -supongo yo, no tengo la verificación- se haría con la norma norteamericana, lo que podría sentar un precedente y ser una potente señal en la definición de la futura norma. Es decir, Televisión Nacional de Chile -y los miembros de la Comisión de Ciencia y Tecnología lo pudimos constatar cuando fuimos invitados al canal- cuenta con alta definición para transmitir en televisión digital.
Por lo tanto, esto de la igualdad de condiciones no tendría sustento, porque Televisión Nacional tiene tecnología de la que los otros canales carecen.
También se sostiene que Televisión Nacional de Chile no recibe aportes de los organismos estatales, cuando realiza algunos servicios. Que lo desmienta el ministro Viera-Gallo , pero los servicios que Televisión Nacional presta al Gobierno, cadenas nacionales u otros, no son gratis.
También reconozco, como se ha expresado en esta Sala, que Televisión Nacional compite con muy buen resultado en audiencia, amén de lograr mantener una cantidad importante de buenos profesionales. Es un ejemplo como empresa televisiva.
Es indudable que se pueden hacer correcciones, pero no vayamos por esta vía, porque con tanto cambio podríamos no lograr el consenso que se necesita para que Televisión Nacional de Chile asuma como corresponda la televisión digital.
Repito, me alegra que el Ejecutivo haya acogido nuestra inquietud para perfeccionar un proyecto complejo y que se relaciona con los próximos cincuenta años de televisión digital en Chile.
He dicho.
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