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El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL.- Señor Presidente , soy coautor de esta iniciativa y voy a votarla a favor, porque, si bien no es la panacea universal para represtigiar la política chilena, es una corrección saludable que va en la dirección correcta.
El colega Venegas , por quien tengo especial aprecio, por la pasión con la que pronunció su discurso, habló de una hipocresía y mascarada. Nada de eso hay en el proyecto. Él podrá estar de acuerdo o no con la iniciativa, pero no hay nada que permita calificarlo así. Es una corrección de nuestro sistema institucional que, racionalmente, los autores estimamos correcta y vamos a dar los argumentos para ello.
Son curiosos los argumentos entregados en este interesante debate, muy importante para la Cámara de Diputados, porque estamos hablando de nuestra función. Se dice que esto no va a servir para nada y que hay que ir a la gran reforma constitucional. El candidato presidencial de la Concertación ha dicho que hay que convocar a una comisión constituyente para dar vuelta abajo la Constitución, de la manera boliviana, de la manera venezolana, de la manera ecuatoriana, de la manera que nos están proponiendo algunos países sudamericanos. Obviamente, ése no es el camino. Quedar sin Constitución al inicio del siglo XXI, sería un tremendo peligro para el país. Siempre habrá que revisarla y corregirla, pero el camino para represtigiar la política no es cambiarla.
Por supuesto, habrá que considerar reformas como el voto de los chilenos en el extranjero, pero con la certeza que han tenido siempre nuestros procesos electorales. Ése es el tema y daremos con la fórmula para hacerlo.
También la inscripción automática y voto voluntario y la modernización de los sistemas electorales, manteniendo la certeza en las elecciones, pero ese no es el tema ahora.
Cambio del sistema binominal. ¡Por Dios que suena a majadería este argumento!
Tengo aquí -varios diputados los han mostrado- los antecedentes oficiales de la Cámara de Diputados. Es la última elección. La Concertación sacó el 51 por ciento de los votos y eligió el 54 por ciento de los diputados. Si hay una fuerza que está representada, gracias al sistema binominal, es la Concertación. La Alianza sacó el 38 por ciento de los votos, esto es 54 diputados. O sea, cerca del 45 por ciento de los electos.
Respecto de los senadores, donde funciona la ley de los grandes números, es más perfecta la representatividad del sistema, pues la Concertación sacó el 51,31 por ciento de los votos y eligió 11 de 20 senadores. Es decir, el 55 por ciento de los electos. En tanto, la Alianza obtuvo el 34,30 por ciento de los votos y eligió 8 senadores. Es decir, cerca del 40 por ciento de los electos.
En consecuencia, todos los sistemas tienen defectos y ventajas. Por eso, dejemos, de una vez por todas, esta especie de anatema que se lanza contra el sistema binominal, en el sentido de que no es representativo, porque lo es bastante más que otros.
Estamos planteando una solución sensata, que avance en los temas que complican y cuestionan la función parlamentaria.
Hoy tenemos, al menos, cinco temas en el debate, no los eludamos.
En primer lugar, dedicación exclusiva a nuestro cargo o podemos desempeñar otros. Hay argumentos a favor y en contra de ambas posturas. Muchos dicen que la función parlamentaria sería más rica si uno pudiera dedicarse a una actividad profesional, docente, desde luego, o ser dirigente social; otros sostienen la dedicación exclusiva. En esta propuesta tenemos una solución, que ya daré a conocer.
En segundo lugar, profesionalización versus participación esporádica en la política. Hay muchos que sostienen que la política moderna necesita de profesionales, y otros que hay que entrar y salir, porque eso la hace más rica. En realidad, es un tema súper debatible, pero que vamos a tener que resolver. En esta propuesta hay una solución. En tercer lugar, función representativa de los diputados o una exclusivamente fiscalizadora o legislativa. Casi el 80 por ciento de nuestro tiempo, sobre todo en período de elecciones, lo dedicamos a representar a nuestros electores. Ni en la Constitución ni en la ley orgánica se recoge esta función representativa. Es fundamental entender que tenemos que solucionar tal dilema mediante fórmulas adecuadas.
En cuarto lugar, las barreras de entrada a la política. Hay una gran crítica. Se dice que el diputado tiene una ventaja cuando va a la reelección, porque al que está desafiando, al incumbente, como lo llaman ahora, se le presentan barreras de entrada muy altas. Es un cuestión que también tenemos que solucionar.
Por último, reelección versus eficacia.
Hay muchos diputados que dicen que la prohibición para ser reeligido atenta contra la eficacia, porque el diputado que no va a la reelección se puede sentir desmotivado o alejado de los problemas de su distrito.
Son todos temas efectivos y discutibles. No hay fórmulas exactas para enfrentarlos. Democracias muy viejas mantienen la reelección, como Estados Unidos y Gran Bretaña. Otras, modernas, que han querido redemocratizar, establecieron la no reelección, como Méjico, y de alguna manera han fracasado.
Todo es cierto, pero tenemos que enfocar el problema y resolverlo, y eso hacemos con este proyecto. Hemos presentado una moción sensata. Entre dedicación exclusiva y simultaneidad, mientras sea diputado , dedicación exclusiva.
Entre profesionalización versus afición, al menos mientras se es diputado , tender a la profesionalización de la actividad.
Planteamos una función representativa, al menos durante el período en que se es diputado , y también después, cuando se es candidato a la reelección.
Para no caer en el cuestionamiento de la eficacia, planteamos que el diputado , en el último período, no postule a la reelección, conforme con la fórmula del proyecto.
Por último, como argumento central, propongo, desde la Cámara de Diputados, de manera práctica -no hagamos grandes abstracciones-, frente a la crítica relacionada con las barreras de entrada, que la reelección sea limitada. No prohibimos la reelección, sino que la acotamos. Un par de períodos y el siguiente no.
Con ello pretendemos hacer un aporte al sistema político. Por supuesto que no lo vamos a mejorar con esta iniciativa, pero vamos a ayudar a lograr ese objetivo.
Estoy persuadido de ello, por lo cual mi voto será favorable al proyecto.
He dicho.
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