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El señor ÁLVAREZ (Presidente).- Tiene la palabra el diputado Edmundo Eluchans.
El señor ELUCHANS.- Señor Presidente , junto a los diputados Jorge Burgos , Juan Bustos , Alberto Cardemil y Guillermo Ceroni , me correspondió el privilegio de ser patrocinante de este proyecto. Por ello, soy un ferviente partidario de él y concurriré con mi voto favorable.
Quiero insistir en las razones por las cuales apoyaré este proyecto.
Creemos que una iniciativa como ésta contribuirá al perfeccionamiento de nuestro sistema democrático y al engrandecimiento de la política. Asimismo, permitiría una mejor renovación de personas y consecuencialmente de ideas. Todo eso tiende a mejorar la política, a que esté más vigente y a que haya más interesados en participar en ella.
Soy completamente contrario a los políticos profesionales y a aquellos que hacen del ser parlamentario un oficio. Creo que eso no es conveniente para el Congreso Nacional, ni para nuestro sistema democrático, ni para el país.
En mi calidad de patrocinante del proyecto, quiero hacerme cargo de algunos de los argumentos usados en contra.
En primer lugar, quiero decir, con todo respeto, a la diputada Isabel Allende y a los diputados Carlos Montes y Antonio Leal , que no subestimen en este caso nuestra capacidad de darnos cuenta de la realidad social y política. Qué significa. No hemos dicho ni consideramos que ésta sea la razón del desprestigio de la política ni, por lo tanto, que la iniciativa en discusión sea la solución. Sólo creemos que aquí hay un problema y podemos contribuir a resolverlo. Nos parece que este proyecto va en la dirección correcta y que estamos dando un paso. Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Si esperamos que vengan todos los cambios que estimamos necesarios, probablemente nunca vamos a dar pasos en la dirección correcta para avanzar. Es muy probable que surjan discrepancias sobre cuáles deberían ser los pasos siguientes. Pero si hay mayoría en esto, hoy podemos dar un paso.
En segundo lugar, hay otros que han planteado una motivación publicitaria, un aprovechamiento. Realmente, lamento lo expresado y ni siquiera quiero detenerme un minuto en ese punto, porque creo que no vale la pena.
Pero hay otros parlamentarios -uno ya lo dijo en la sesión de diciembre de 2007 y lo repitió esta mañana- que han señalado que este proyecto es inconstitucional. Sí señor, eso se ha dicho. En verdad, hay quienes sostienen la tesis de que hay normas esenciales de la Constitución que son inmodificables. Tesis respetable, pero que no compartimos. Sin embargo, nunca alguien que tenga conocimientos básicos sobre derecho constitucional ha pretendido establecer que si existe la teoría de que hay proyectos que pueden ser inconstitucionales, ésta se pueda aplicar a las normas que regulan los períodos parlamentarios.
Otro argumento que se ha usado mucho es que la Constitución no debería regular estas materias y que es la ciudadanía, a través de su voto, la que debe expresar su deseo o rechazo de que un parlamentario continúe o no en el cargo. Creemos que eso no es suficiente para desestimar nuestra propuesta porque, si bien es cierto, como lo dice por lo demás la propia Constitución, la soberanía reside en la nación, la misma Carta Magna se encarga de señalar que a ella y a la ley le corresponde regular el funcionamiento de un sistema electoral público y no se divisa razón alguna para que la Constitución -que establece en su artículo 25 que el Presidente de la República no podrá ser reelegido para el período siguiente- no pueda reglamentar la duración de los cambios parlamentarios y la reelección.
Así como la Constitución y la ley determinan los tiempos de duración de los cambios parlamentarios, las inhabilidades y las incompatibilidades que les afectan, las causales de cesación en el cargo, la exigencia de tener o no residencia en la región, puede también establecer un límite a los períodos de reelección.
La ley, en aras del perfeccionamiento de nuestro sistema democrático, puede consagrar ciertas restricciones sin que ello afecte la esencia de nuestras instituciones. Pretender que la legislación no puede introducir limitaciones o regulaciones en nuestro sistema eleccionario, podría llevarnos al absurdo de sostener que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, lo que es contrario a nuestra historia republicana. Además, se contradice con la letra y el espíritu de nuestro ordenamiento jurídico constitucional, que precisamente entrega a la ley la tarea de regular la forma en que las autoridades, como depositarias de la confianza ciudadana, ejercen sus funciones. Lo contrario equivaldría a propiciar que sólo una democracia directa, en que todo lo decide directamente el pueblo, es el único régimen democrático legítimo, lo que no sólo es contrario a nuestro ordenamiento, sino, además, a la experiencia universal que enseña que la democracia directa, finalmente, no es democracia.
Por otra parte, aquí se ha usado un tono descalificatorio y beligerante, que no parece ser el más adecuando en una discusión de esta naturaleza. Se ha dicho que los mocionantes pretenderíamos que aquí sólo esté presente la elite, con títulos universitarios obtenidos en el extranjero. No hay tal, no se trata de eso; lo que hemos expresado es que queremos que llegue gente valiosa. Con ello no afirmamos que quienes están aquí no lo sean; pero, en el país, hay muchísimas personas valiosas, millones de chilenos, que podrían integrar el Congreso Nacional y constituir un verdadero aporte al perfeccionamiento de nuestra democracia, que no han llegado debido a las trabas que impone el sistema imperante. A eso apunta este proyecto, a dar un paso, a avanzar algo, a tratar de mejorar las cosas.
Antes de concluir mi intervención, quiero hacer algunos breves comentarios.
En primer lugar, quiero referirme al momento político que estamos viviendo. Es indispensable que nosotros, es decir, la Cámara política del país, dé una señal potente, en cuanto a que queremos que la ciudadanía valore y respete el trabajo que realizamos.
En segundo lugar, quiero decirles a los numerosos diputados presentes que llevan muchos períodos, que este proyecto no va en su contra; respetamos que hayan sido diputados durante tantos años porque muchos han hecho grandes aportes. La norma transitoria del proyecto establece que partimos de cero y entendemos que la reforma constitucional se va a aplicar en ese sentido.
En tercer lugar, quiero hacer un reconocimiento a los numerosos parlamentarios que, durante los últimos veinte años, presentaron proyectos similares. Para la historia de esta reforma constitucional, todas esas mociones están recogidas con nombres y fechas de todos y cada uno de sus autores.
Por último, quiero entregar un especial agradecimiento a los diputados Burgos , Bustos , Cardemil y Ceroni .
Por último, invito a todos los diputados presentes -tenemos hoy una posibilidad histórica- a aprobar este proyecto de reforma constitucional, porque con ello daremos una muestra de grandeza de la Cámara de Diputados.
He dicho.
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