-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/640670/seccion/akn640670-po1-ds9-ds16
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2228
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2228
- rdf:value = " El señor SÚNICO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Alberto Robles.
El señor ROBLES.-
Señor Presidente , reconozco el avance de este proyecto que modifica la ley orgánica del Congreso Nacional y entiendo que constituye un paso, pero me habría gustado que hubiera sido mucho más grande, porque el Congreso Nacional debe profesionalizarse mucho más; asimismo, los parlamentarios deberíamos tener asesores directos para desempeñarnos en las Comisiones.
De una u otra manera, al Congreso Nacional le falta bastante para asemejarse a alguno de los países desarrollados, en los cuales los parlamentarios tienen a su disposición funcionarios contratados por el mismo Congreso, de acuerdo con un régimen que les brinda estabilidad funcionaria, lo que permite hacer bien la tarea desde el punto de vista político.
Hay dos temas que quedaron bastante poco reflejados en los cambios constitucionales. Durante mucho tiempo uno de ellos me ha motivado a reclamar en esta Corporación las urgencias a los proyectos que hace presente el Ejecutivo.
La Constitución de 1925 otorgaba ciertas facultades al Congreso Nacional para determinar las urgencias que planteaba el Ejecutivo . No soy abogado, pero en términos de estricta lógica, muchas veces he peleado con el ministro Viera-Gallo por la calificación de las urgencias que hace el Ejecutivo a proyectos que son sumamente trascendentes, no obstante lo cual llegan a la Corporación y ningún diputado puede formular indicación, simplemente por haberse hecho presente urgencia suma. A mi juicio, el Ejecutivo las usa para soslayar algunas discusiones que deberíamos llevar a cabo los representantes del pueblo en esta Sala; nos obligan a aprobar o rechazar una iniciativa que muchas veces es perfectible, cuyos artículos producen distintas visiones que los diputados podemos plantear para mejorarla.
No haber profundizado en las urgencias que hace presente el Ejecutivo , no haber mirado ni considerado -tal vez- la posibilidad de reponer la norma de la Constitución de 1925, que era un poco más parlamentaria que la actual, me parece un error de la Comisión Mixta. Creo que ésa era la instancia para haber tratado el tema porque es una herramienta que usa el Ejecutivo , cualquiera que sea, hoy es mi Gobierno, mañana puede ser otro, sin embargo, desde el punto de vista de la representación, los parlamentarios no estamos para decorar la Sala ni para calentar el asiento, sino que para entregar nuestra visión respecto de los distintos temas que interesan a la población, y las urgencias, tal como están consagradas en la Constitución, no lo permiten.
La Constitución de 1925 establecía que los parlamentarios, al menos podían hacer presente, a través de la Mesa, su parecer, su disgusto, su posición negativa para algunas urgencias.
La reforma constitucional nada propuso al respecto y vamos a mantener el esquema vigente, que no me parece adecuado. No es posible, por ejemplo, que proyectos tan importantes como el que aborda la educación, el que crea el Ministerio del Medio Ambiente y otros sean calificados con urgencia suma, sin posibilidad de que ningún parlamentario pueda presentar indicaciones. Sorprendería saber las iniciativas que llegaron con esa urgencia a la Sala de la Cámara de Diputados.
Otra falencia tiene que ver con la administración. Sigo sosteniendo que los diputados deberíamos contar con personal que posea el mismo estatus jurídico que el resto del personal de la Cámara de Diputados; es decir, las mismas atribuciones, responsabilidades, garantías y también iguales deberes, porque hoy día, al ser funcionarios nuestros, dejan de tener las garantías que tienen los otros, y se rigen por el Código del Trabajo, con remuneraciones distintas una secretaria de otra, de acuerdo con la disponibilidad o la visión que se tenga del pago de sus remuneraciones.
Al respecto, debería plantearse una reforma importante, distinta, que permita, de una vez por todas, que la Cámara se profesionalice y actúe de acuerdo con lo que permite el siglo XXI.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/640670/seccion/akn640670-po1-ds9
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/640670