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- rdf:value = " El señor NARANJO.-
Señor Presidente , si bien la mayoría de los Senadores del Partido Socialista votarán a favor de la letra c), el que habla expresará una opinión discrepante. Y respeto profundamente la decisión de ellos.
Porque, en el fondo, lo que estamos discutiendo hoy dice relación a qué órgano es más competente para nombrar a los directores. Y los argumentos que se han escuchado de parte de quienes sostienen que la Alta Dirección Pública es la más adecuada para ello me parecen, en algunos casos, incluso ofensivos para esta Corporación, ya que tratan de descalificarnos señalando que no poseeríamos capacidad ni condiciones para hacerlo, pues nos dejaríamos llevar por el apasionamiento político.
Creo que ninguno de mis Honorables colegas presentes, independiente de su posición, es un irresponsable.
Justamente porque CODELCO es la empresa más importante del país, no quiero, como Senador de la República , delegar una atribución que estimo que debe corresponder a esta rama del Congreso.
¿Por qué no habría de ser así? ¿Qué impide que participe para tal efecto nuestra Corporación, que sí tiene capacidad y condiciones, y cuya competencia para designar a los miembros del Tribunal Constitucional, a los directores del Banco Central, a los Ministros de la Corte Suprema , a los directores de Televisión Nacional, nadie discute? En las intervenciones que se registran con ocasión de tales nombramientos, los mismos que hoy formulan el reparo juzgan que en buena hora el Senado se halla facultado para pronunciarse sobre el particular. ¿Y por qué no en el presente caso?
En la última encíclica, Caridad en la verdad (Caritas in veritate), el Papa Benedicto XVI nos recordaba, a raíz de la crisis que vivió el sistema económico, algo que el Papa Paulo VI mencionaba en Populorum progressio como uno de los grandes peligros de la sociedad: la ideologización de la tecnocracia, es decir, cómo la ideología de esta última podía llevar al fracaso de los modelos económicos imperantes. Y pienso que, de alguna forma, la crisis actual tiene algo que ver con eso, en el sentido de que se cree que los tecnócratas son los únicos capaces de tomar decisiones, los únicos con condiciones, y al resto se le mira con menosprecio. ¡Y mire a lo que ellos nos han llevado, señor Presidente!
Entonces, no estoy por quitarme facultades. Si las tenemos respecto de otros ámbitos tan importantes como el que nos ocupa, creo que nos encontramos en condiciones de contribuir, de hacerlo de manera prudente, ponderada. Y estimo que si llegaran nombres, al tenor de lo propuesto en la indicación que respaldé, elegiríamos a los mejores. ¡Por cierto que sí!
Pero ¿por qué nos asustamos? ¿Por qué concluimos que se politizaría CODELCO al contar con una atribución?
Digámoslo con claridad: al encontrarnos empatados en la Alta Dirección Pública, ¿alguien puede abrigar alguna duda de que los directores serán elegidos "dos para ti, dos para mí"?
¡Si eso mismo podemos hacerlo nosotros! ¿Por qué vamos a delegar tal facultad en otras personas que exhiben una condición menor dentro de la estructura política? ¿Por qué habríamos de proceder en esa forma si nosotros podríamos ejercerla mucho mejor? Pero no.
Escuché al Ministro de Minería y, en verdad, me pareció ofensivo su discurso, en el cual planteó algo así como: "Estos señores del Senado, no. Van a caer en cuestiones políticas. Necesitamos tecnócratas ciento por ciento". Y me acordaba justamente de la referencia contenida en la encíclica Caridad en la verdad: ¡Cuidado con la ideología de la tecnocracia, que es la que ha llevado muchas veces a las crisis económicas en el mundo! Y lo decía Paulo VI en Populorum progressio, allá por los años sesenta.
En la antigua República, esta Corporación nombraba a los embajadores; se pronunciaba sobre los ascensos de los generales. ¡Si tenía muchas facultades! ¡Era muy importante! Y nosotros le quitamos valor a ser Senador cuando delegamos facultades que debieran ser nuestras en personas de menor categoría dentro de la estructura política.
Por consiguiente, votaré en contra de lo propuesto por la Comisión. Y soy absolutamente partidario de que esta rama del Congreso tenga injerencia en la nominación de los directores.
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