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- rdf:value = " El señor GIRARDI.-
Señor Presidente, no cabe duda de la necesidad de modernizar CODELCO y prepararla para que sea una empresa viable en el siglo XXI; o sea, en el mundo que viene. Pero, lamentablemente, algunos aspectos fundamentales no se han discutido en la iniciativa en debate, lo que deja de garantizar que ella aspire a ser de clase mundial.
No se trata solo de un problema de gobierno corporativo -pese a que comparto en parte los planteamientos formulados aquí-, pues, mientras tengamos amarrada la institución -que quiere ser de clase mundial-, a la Ley Reservada del Cobre, conforme a la cual el 10 por ciento de las ventas del cobre se destinan a gasto militar, continuará siendo parte de anacronismos difícilmente comprensibles y que constituyen una verdadera ancla para que pueda cumplir con el desafío de ser una entidad de carácter global.
Por desgracia, el Ejecutivo no ha resuelto el problema, el que, de una vez por todas, debiera transparentar con coraje y decisión. Tengo la sensación de que este es un debate que siempre se va postergando y de que no se asume como parte del proceso democratizador del país, de la institucionalización y de la integración latinoamericana.
Considero absolutamente comprensible la molestia de nuestros vecinos por la existencia de instrumentos como este, el que, en mi opinión, es un lastre inesquivable para CODELCO, que no le permitirá vertebrarse hacia el futuro con la fuerza necesaria ni con las opciones de modernización que se requieren.
Por otro lado, me parece que CODELCO está atada de manos y pies. Nosotros necesitamos una institución que pueda invertir fuera de Chile y potenciar justamente el capital acumulado en experiencia, inteligencia e investigación en un desarrollo útil, para que efectivamente se globalice. Sin embargo, nos encontramos con una empresa provinciana, anclada y atada a nuestra realidad, que carece de los instrumentos -particularmente, los de inversión- para que pueda llegar a ser nuevamente una empresa global, de clase mundial, que lleve la experiencia de sus trabajadores y trabajadoras a otras latitudes del planeta.
En mi opinión, el actual constituye un contrasentido absoluto. Aquí no hay procesos parciales y compartimentalizados de modernización. Se trata de fenómenos complejos. Se debe modernizar todo, porque en los actuales procedimientos no hay jerarquía. Y creo que lo que hemos dejado pendiente, lamentablemente, va a inhabilitar a que operen otros instrumentos. Y esto no funciona por partes, sino que es un proceso sistémico.
Siempre he dicho que una empresa es como el cuerpo humano: cuando no todos los sistemas funcionan bien, el organismo fracasa, falla. Y lo que pasa con CODELCO es que tiene nuevamente una visión compartimentalizada que no está efectuando la apuesta que nosotros debiéramos hacer.
Hemos presentado indicaciones justamente para dar mayor preponderancia a los trabajadores de la institución, los cuales constituyen un activo y un capital que, a nuestro entender, debe representar de mejor manera.
Lamento que esta empresa tenga prácticas que son absolutamente del pasado. A nivel nacional es una de las más contaminantes del planeta y ni siquiera cumple con los estándares sanitarios mínimos vigentes. En todas las fiscalizaciones de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, CODELCO figura como una de las empresas que más colabora en deteriorar la vida de las personas. No tiene compromiso con el tratamiento de las aguas ni con las energías renovables. Es una institución ciega respecto del futuro.
Como hecho puntual, debo señalar que CODELCO, en una zona de mi circunscripción que está en la frontera con la Sexta Región, hace algún tiempo, generó un verdadero desastre ambiental. Y, en vez de resolver el problema de un tranque que estaba permeando y que contaminó un vasto lugar de la Región Metropolitana y de la Sexta Región, en las cuales hay pequeños agricultores, su única opción de decisión fue aumentar la carga del tranque para incrementar aun más el riesgo.
Pero lo más grave es que, para no cumplir las normas que deben respetar todas las empresas chilenas, se hizo un traje a la medida. Logró modificar la ley y el reglamento con la complicidad de las autoridades ambientales, las que miraron para el techo. Porque en esto prima la lógica economicista.
Incluso esta empresa del Estado se hizo un traje a la medida con una norma especial que solo ella debe cumplir, pues el resto de sus congéneres, tanto privadas como públicas, tienen que observar estándares más exigentes. Para esa CODELCO, no podemos prestar más apoyo. Y, si queremos cambios, debemos efectuarlos en serio.
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