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- rdf:value = " El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , en la sesión pasada que se trató el proyecto anuncié que me abstendría, no por considerar que no obedece a una buena intención, sino porque no quiero sumarme a una situación que estamos viviendo en el ámbito que nos ocupa.
En lo relativo a la enseñanza superior, en efecto, prácticamente no hemos avanzado nada en la creación de un tipo de educación pública que responda a la realidad socioeconómica de la familia chilena; en la estructuración de un sistema coherente de lo que entendemos por responsabilidad del Estado en relación con las instituciones del sector, en las que se puede hacer factible o no el ingreso de jóvenes de los sectores sociales más débiles en lo económico, pero que reúnen las condiciones intelectuales para poder aspirar a una carrera universitaria.
En esa oportunidad también expresé que, desde 1990 a la fecha, habiendo transcurrido casi 20 años. la educación superior, salvo algunas leyes tipo parche que hemos aprobado para salir del paso frente a determinadas situaciones, no ha sido objeto del desarrollo de una estructura que -insisto- vuelva a responder a los padrones de responsabilidad estatal, para hacer factible la posibilidad de que todos tengan derecho a acceder, como ocurría en el pasado, a este tipo de estudios.
Sé que me van a preguntar cuántos ingresaban antes a las universidades. Está bien. Se trataba de etapas diferentes. Durante muchos años, Chile vivió un proceso de alfabetización. Y fue una de las tareas que debieron enfrentar diferentes gobiernos. Ello se hizo con éxito, hasta llegar hoy, si no me equivoco, a un promedio de 4 a 5 por ciento de analfabetos. O sea, en el concierto de América Latina dimos pasos muy grandes en la materia.
En el caso de la educación superior, se han creado 512 representaciones o "sucursales" de universidades. Porque las 16 estatales y las otras de la Universidad Católica integrantes del Consejo de Rectores han generado un promedio de cuatro o cinco planteles en diferentes partes del país. Usando un término que tal vez no sea el mejor, han establecido "sucursales" -repito-, para el efecto económico de poder financiarse, como decía el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra.
El déficit de las universidades es tremendo. Se trata de miles de millones de pesos que algunas de ellas, de una u otra manera, van paliando mediante una especie de bicicleta, para lo cual pagan una cantidad determinada y logran un cierto efecto en otro lado. Por eso, no se lleva a cabo ni innovación ni extensión, aspectos fundamentales para formar profesionales de alta calidad, especialmente en un siglo como el que estamos viviendo, en que se requiere una capacitación realmente completa para los efectos de que nuestras relaciones internacionales también puedan tener éxito.
Entonces, señor Presidente , cuando veo -es algo que se ha manifestado en los últimos días- que 50 por ciento de los jóvenes que ingresan a las universidades públicas no terminan la carrera, pienso que alguien tiene que enfrentar esa realidad y plantear una posibilidad de solución. Es un perjuicio inmenso para las familias de los trabajadores, así como también una pérdida de recursos estatales.
Como me quedan solo algunos segundos, termino dando las gracias a mis Honorables colegas por el interés demostrado en mi intervención.
Muchas gracias.
"
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