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El señor OMINAMI.-
Señor Presidente, para comenzar, valoro el hecho de que estemos discutiendo acá sobre este tema.
Se trata de modificar el estatuto que rige a la principal empresa productora de cobre en el mundo, a la más importante empresa chilena, a la columna vertebral de las finanzas públicas, y que se promulgó, en las condiciones que todos podrán imaginar, en 1976.
En consecuencia, y creo que es bien importante tenerlo presente, estamos en busca de mejorar una normativa que tiene 33 años. Y probablemente lo que el Congreso resuelva durante este período se convierta en el estatuto de CODELCO por mucho tiempo más.
Por consiguiente, no me parece que deba legislarse bajo presión, con urgencias que, por lo demás, no tienen fundamento.
Decir que es preciso resolver rápido lo relativo al gobierno corporativo de CODELCO para que Chile pueda garantizar su ingreso al Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico no es efectivo.
Si a algo esta condicionado nuestro ingreso a la OCDE -y el Ministro de Hacienda lo sabe- es a la aprobación de otro proyecto, que establece normas que permiten el acceso a la información bancaria por parte de la autoridad tributaria. Y allí se verá qué ocurre.
Desde el punto de vista de la OCDE, basta con que exista acuerdo en el Parlamento para sacar a los Ministros de los directorios de las empresas públicas y con el avance de este proyecto en su tramitación en la Cámara de Diputados para que Chile pueda presentar su caso al análisis que en diciembre del presente año realizará la referida Organización respecto a nuestra solicitud de admisión.
Pero, aunque así fuera, no se puede pretender que el futuro de una empresa tan importante como CODELCO se resuelva en algunos días, máxime si el estatuto que hay que reformar tiene ya 33 años.
Considero que existen avances en esta iniciativa; aquí se han mencionado. Por ejemplo, que se determine el carácter nacional y no puramente gubernamental de CODELCO; que se establezcan directores independientes que puedan representar la pluralidad del país; que se saque del Directorio a los Ministros de Estado, porque resulta evidente que no se encuentran en condiciones de ejercer plenamente como directores.
Sin embargo, digamos las cosas como son: este proyecto no va a resolver ninguno de los principales problemas de CODELCO. Así de claro. Desde ese punto de vista, no creo que la alternativa sea simplemente tomarse una vez más este trago amargo viendo cada cual cómo lo puede digerir.
Aquí, o somos capaces de legislar bien, o lisa y llanamente, en virtud de otras consideraciones, dictamos una legislación que, por último, no solucionará las dificultades esenciales de la empresa en comento.
Quiero señalar fuerte y claramente los dos problemas básicos de la Corporación Nacional del Cobre.
Hoy día, CODELCO es la principal empresa productora de cobre del mundo. Pero su posición se halla seriamente amenazada. En cualquier momento, producto de fusiones entre otras empresas, de una parálisis o de la subinversión que ya la afecta, puede perder esa condición de liderazgo.
En segundo lugar, se ha planteado un debate importante. Y el Senador Gazmuri se refirió ayer a cómo en la comunidad nacional se hicieron manifestaciones, a mi juicio muy significativas, en cuanto a la necesidad de mantener a CODELCO como empresa cien por ciento pública.
Yo comparto esas manifestaciones. Empero, debo decir que este proyecto de ningún modo asegura que aquella Corporación se pueda mantener como empresa cien por ciento pública durante los próximos años.
Esa es la verdad. Y el Senador Vásquez dio buenas razones sobre el punto.
Hay distintas maneras, señor Presidente , de privatizar CODELCO. Una de ellas, quizás la más efectiva, es la más sibilina: la subinversión, vía que se utilizó durante el Régimen militar con la Empresa Nacional de Minería, a la que, simplemente, le retiraron en forma sistemática el cien por ciento de las utilidades. O sea, hacer con esa Corporación lo que no se puede realizar con ninguna sociedad anónima regida por el estatuto de las sociedades anónimas abiertas, como muy bien lo indicó el colega Vásquez.
CODELCO tiene problemas hoy día. No dispongo de tiempo para entrar en los detalles. Sencillamente, mencionaré algunos.
Hay falta de eficiencia; existen verticalismos que inmovilizan la participación y el aporte creativo de los trabajadores; se registran serias dificultades de estancamiento en su estrategia internacional; ha habido problemas en la participación en operaciones de fusión. Habría sido muy importante, señor Presidente , que CODELCO dispusiera de mayor margen de maniobra. También, que hubiera podido comprarle a Exxon la mina Disputada de Las Condes ; con ello habríamos tenido ya, en el país y en la región, el mineral más grande del mundo. Por "maní" -40 a 50 millones de dólares-, esa operación fracasó. Y la pérdida para CODELCO fue gigantesca.
Asimismo, existen dificultades -todos lo sabemos- por el aumento de los costos operacionales; hay envejecimiento de los yacimientos; se han registrado excesos en los procesos de externalización.
Sería largo detallar la lista de problemas que enfrenta nuestra Corporación del Cobre.
En tal sentido, señor Presidente , creo que aquí se está eludiendo el debate de fondo. Este es sumamente simple. Consiste en determinar qué es CODELCO: si será un servicio público o una empresa con un buen gobierno corporativo y un buen directorio, sometida a un sistema de fiscalización eficiente, pero con los instrumentos de los cuales dispone cualquier empresa para poder competir en un mundo extraordinariamente complejo y donde la competencia es en extremo ardua.
Tengo la convicción, señor Presidente, de que el proyecto que nos ocupa no resuelve el problema. Y quiero explicarme.
En primer lugar, no podrá competir exitosamente en el mundo una empresa sometida a cuatro o cinco tipos de fiscalización distintos. Eso no existe. CODELCO no compite con empresas sujetas a esa multiplicidad de mecanismos fiscalizadores.
Lo decía el colega Orpis. Y veo que la Senadora Matthei me hace una sonrisa que, entiendo, es de asentimiento a lo que estoy diciendo. El señor ÁVILA .-
¡Nos salvamos!
El señor OMINAMI.-
No existe en el mundo una empresa que pueda ser número uno si se halla sometida a la fiscalización de la Cámara de Diputados, a la fiscalización de COCHILCO, a la fiscalización de la Contraloría y, en virtud de la ley en proyecto -me parece bien-, a la fiscalización de la Superintendencia de Valores y Seguros.
El señor ORPIS .-
¡Faltó la Cámara de Diputados!
El señor OMINAMI.-
La nombré en primer lugar.
¿Qué sucede con un gobierno de clase mundial? Una cosa elemental: un buen directorio con un buen sistema de fiscalización. Pero un solo sistema, no cuatro.
Me parece muy relevante que la Cámara de Diputados disponga de facultades fiscalizadoras, pero no en esta materia.
He visto con mis propios ojos varios de los oficios de fiscalización solicitados a través de la Cámara Baja. ¡Son simplemente indignos! Porque, mediante ellos, en muchos casos se solicita información cuya entrega hace daño a CODELCO, información que de una manera u otra termina en manos de la competencia. Y eso no es correcto.
El proyecto original del Ejecutivo no hacía referencia a la facultad de la Cámara de Diputados. Y me parece bien. Las facultades fiscalizadoras de esa rama del Parlamento emanan de la Constitución.
En mi concepto, habría que efectuar el debate respecto a cuál es el ámbito de la fiscalización, pues la Cámara Baja dispone de facultades fiscalizadoras en cuanto a los actos de gobierno.
Empero, los de CODELCO no son actos de gobierno. Si lo fueran, estaríamos diciendo que es un servicio público. Y si sostenemos que es un servicio público, estamos matando a dicha Corporación.
Esa es la cuestión.
Sin embargo, tal discusión no está.
Ayer se quería -creo que el Gobierno lo solicitó; y lo lamento- que despacháramos rápidamente este proyecto. Y se inició su discusión sin que estuviera en tabla: ¡acuerdo unánime de Comités!
Ello no me parece correcto, señor Presidente. Y protesto por esa forma de enfrentar el debate. No es la buena discusión. CODELCO merece un mejor trato, pues constituye la espina dorsal, la columna vertebral de nuestras finanzas públicas.
A mi entender, las materias vinculadas con fiscalización deben ser resueltas de otro modo.
Planteamos una indicación -espero renovarla- para eliminar la referencia (redundante, por lo demás) a las facultades fiscalizadoras de la Cámara de Diputados. Porque no nos parece correcto lo que hace en el ejercicio de ellas.
Pero eso no es lo único, señor Presidente.
La iniciativa que nos ocupa no altera algo que ha sido recurrente en la Concertación y también, hoy día, en las propias Fuerzas Armadas: cómo decirle al mundo que tendremos un buen gobierno corporativo en una empresa que debe entregar el 10 por ciento de sus ventas a las Instituciones Castrenses.
Francamente, lamento que un Gobierno de la Concertación no sea capaz de enfrentar aquello.
Me dicen: "Más adelante habrá un compromiso para enfrentarlo". ¿Cuándo? ¿En octubre? ¿En noviembre?
Por desgracia, no se encuentra en la Sala la Senadora Alvear, quien también ha insistido fuertemente en este punto.
Eso no es un buen gobierno corporativo, señor Presidente.
Las Fuerzas Armadas no necesitan un presupuesto de ese tipo, sino -y este es mi tercer punto- exactamente lo mismo que CODELCO: una planificación presupuestaria plurianual; un horizonte para desarrollar sus inversiones, sus equipamientos, en el mediano y largo plazos.
Lo que podíamos haber hecho era garantizar un adecuado plan de negocios para dicha Corporación. Pero, por desgracia, aquí eso no se garantiza.
Francamente, lamento que sea bajo un Ministro del Partido Radical, colectividad que ha hecho del servicio público la defensa del patrimonio fiscal, que se presente este proyecto.
La iniciativa en debate -reitero- no va a solucionar los problemas de gobierno corporativo de CODELCO, ni menos aún garantizará que esta Corporación continúe siendo cien por ciento pública durante los próximos años. Basta con que una Administración quiera incentivar un proceso de privatización para que así ocurra.
Sebastián Piñera dijo -y valoro su franqueza- que él es partidario de que 20 por ciento del capital de la Corporación del Cobre pueda ser ingresado a través de los fondos previsionales.
Esa es una propuesta. Y, para facilitarla, qué se debe hacer: desinvertir en CODELCO.
Se ha logrado un pequeño avance en la discusión. Se presentó una indicación al artículo 6°. Pero esta no establece el más mínimo compromiso. Lo que se dice en ella es que el cien por ciento de las utilidades de CODELCO debe volver al patrimonio público.
El señor GAZMURI .-
¡No!
El señor OMINAMI.-
Así está expresado.
El señor GAZMURI.-
Lea la norma. Antes decía "cien por ciento", no ahora.
El señor OMINAMI.-
Por favor, señor Presidente, descuénteme el tiempo.
Reitero que se trata de un pequeño avance. Pero no hay ninguna garantía.
Nosotros señalamos algo que yo desearía que el Ejecutivo reflexionara y considerara: si CODELCO va a tener un Directorio de verdad, que al menos se halle facultada para proponerle al Gobierno la posibilidad de capitalizar 20 por ciento de las utilidades de cada año al objeto de financiar un adecuado programa de inversiones.
Eso se plantea en una indicación. Ciertamente, no es admisible, pero sí razonable, correcta.
Yo pediría que pudiéramos realizar esa discusión.
Están, en consecuencia, las siguientes materias: la naturaleza de CODELCO (si será servicio público o empresa); la fiscalización vinculada a tal naturaleza; el 10 por ciento de las Fuerzas Armadas; el plan de negocios.
Pero existe otro aspecto: me señalan que este proyecto no se debe discutir mucho porque hay un acuerdo.
Lo digo francamente: no sé entre quiénes. Por lo menos, yo no soy parte de él.
Además, creo que es un acuerdo con algo vergonzoso para el Senado, pues esta Cámara está abdicando de una facultad que debería tener.
Así como finalmente aprobamos aquí a los integrantes del Directorio de Televisión Nacional y a los del Consejo del Banco Central, deberíamos, si queremos que todos los chilenos respalden a CODELCO, aprobar en esta Alta Corporación a sus directores.
¡Cómo me van a decir que la Alta Dirección Pública, constituida por cinco personas, que responde también a equilibrios políticos -dos de sus integrantes son destacadas militantes de la Oposición-, es más representativa que el Senado de la República!
Sinceramente, no lo entiendo.
Algunos colegas me han señalado su absoluta disponibilidad para avanzar en aquella dirección, pero que no pueden hacerlo por el acuerdo político existente.
Yo pregunto: ¿acuerdo político entre quiénes y para qué?
Última consideración, señor Presidente, en los 20 segundos que me restan.
Se aumentan los miembros del Directorio, de 7 a 9, y se saca a los Ministros de Estado. Me parece bien. Pero no me parece bien incrementar el número de directores y disminuir la representación de los trabajadores, porque con ello se menoscaba la participación laboral en aquella instancia.
Por tales razones, señor Presidente , invito al Senado a debatir en serio y no a hacer una discusión exprés, pues CODELCO merece un mejor trato.
He dicho.
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- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/640692
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