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El señor ÁVILA.-
Señor Presidente , en un primer momento, la discusión del proyecto discurrió por el cauce estrecho que impone la coyuntura. Esto da lugar a una mirada parcial, como todas las que se han hecho a lo largo de los últimos años respecto de las universidades públicas en general y, en particular, de la de Chile.
Luego, el debate tomó el rumbo apropiado, esto es, abordó los asuntos de fondo que continúan pendientes.
A estas alturas, a uno le cuesta entender cómo es posible que la Universidad de Chile, la Casa de Bello, el lugar histórico donde se han formado tantas generaciones de profesionales, haya sido abandonada por el Estado y arrojada en brazos del mercado.
¿Qué ha deparado esa forma lamentable de ir dejando de lado al principal centro de estudios superiores del país?
El tríptico misional quedó reducido a una sola pata: la docencia. Es la única manera que tiene la Universidad de Chile de sobrevivir dentro de una competencia con los establecimientos privados, los cuales solo se han dedicado a invertir lo mínimo para atraer estudiantes y así cobrar los aranceles respectivos.
En lo concerniente a la investigación y la extensión, la Casa de Bello ha sido perjudicada de manera notable. Y con ese déficit, considero que pierde el país en su conjunto.
Las tareas esenciales de una universidad pública no están siendo cubiertas como corresponde.
Entonces, lo procedente, aun cuando sea muy tarde, es que, de una vez por todas, se decida qué queremos de las universidades públicas. Si las vamos a mantener sobreviviendo malamente en una competencia desleal con las privadas, los grandes perjudicados serán los alumnos que acudan a las aulas de las primeras. Y el nivel mostrado para impartir la docencia decaerá como consecuencia de la imposibilidad de mantener en sus aulas a los profesores que han dado brillo a la cátedra durante mucho tiempo.
El proyecto que hoy discutimos pretende descongestionar a las universidades de aquellos funcionarios que, habiendo cumplido un ciclo de vida, no dan el paso hacia la jubilación, por cuanto esta ha dejado de ser un horizonte atractivo de descanso para convertirse en algo así como un purgatorio. La iniciativa en debate no resolverá problemas, sino que va a crear muchos más respecto de los cuales la gente intenta escapar.
El Honorable señor Muñoz Barra planteó una idea que de inmediato suscitó reprobaciones, como pudimos advertir, por un hecho muy simple¿
El señor NOVOA ( Presidente ).-
Terminó su tiempo, señor Senador.
La Mesa le concederá un minuto.
El señor ÁVILA.-
Gracias, señor Presidente.
Decía que dicha intervención suscitó reprobaciones de las tribunas por el simple hecho de que la propuesta de ese Senador desnaturaliza por entero la esencia y el fin del proyecto.
Se trata de dar tiraje a la chimenea; pero, si se dejan los leños ya quemados dentro de ella, se llenará de humo y lo único que ocurrirá entonces es que se estornude sin pausa.
Admito que se trata de una iniciativa parcial que no toca cuestiones de fondo, pero resulta indispensable para aliviar, al menos, uno de los grandes problemas que confrontan la universidad y numerosas personas que merecen contar con la posibilidad de retirarse de las labores que ejercen en el campo universitario.
Como se me acabó el tiempo, voto a favor.
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