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El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Según lo acordado por la Sala hace algunos momentos, corresponde tratar el proyecto, en segundo trámite constitucional, que modifica la ley Nº 20.066, de Violencia Intrafamiliar, y otros cuerpos legales para incluir el maltrato al adulto mayor en la legislación nacional, con informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
--Los antecedentes sobre los proyectos (4167-18, 4691-18, 5055-18, 5142-18 y 5376-18, refundidos) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyectos de ley:
En segundo trámite, sesión 3ª, en 18 de marzo de 2008.
Informe de Comisión:
Constitución, sesión 25ª, en 10 de junio de 2009.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Hago presente que tanto el Honorable señor Romero la semana antepasada como el Ministro señor Viera-Gallo hace unos instantes solicitaron encarecidamente que el Senado se aboque con cierta urgencia al tratamiento de esta iniciativa.
Hoy día un grupo de adultos mayores nos honra con su presencia en las tribunas.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario General).-
El objetivo principal del proyecto es incluir el maltrato a los adultos mayores entre las conductas sancionadas por la Ley de Violencia Intrafamiliar y facultar a los tribunales de familia para decretar como medida cautelar la internación de aquellos que se encuentren en situación de abandono.
La Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento discutió la iniciativa solo en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes (Senadores señores Chadwick, Espina, Gómez y Muñoz Aburto).
El texto pertinente se consigna en la segunda columna del boletín comparado respectivo.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
En discusión la idea de legislar.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor VIERA-GALLO ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
Señor Presidente , este es un proyecto muy sentido porque, desgraciadamente, existen prácticas abusivas, más comunes de lo que uno imagina, en contra de los adultos mayores. Sin embargo, la Ley de Violencia Intrafamiliar no las comprende.
Por ello, la iniciativa sugiere incluir, en el artículo 3º de dicho cuerpo legal -como Sus Señorías pueden apreciar en el informe comparado-, la expresión "los adultos mayores". La norma quedaría con la siguiente redacción: "El Estado adoptará políticas orientadas a prevenir la violencia intrafamiliar, en especial contra la mujer, los adultos mayores y los niños". Tales personas son las que, dentro del grupo familiar, pueden encontrarse en situación de mayor vulnerabilidad.
Se plantea la misma enmienda respecto de la definición de violencia intrafamiliar, en el artículo 5º de la citada ley, y de lo relativo a la función del tribunal respectivo.
En consecuencia, resulta muy importante la aprobación del proyecto en debate, porque no solo da una señal clara a la sociedad sobre la preocupación del Estado, del Gobierno y del Parlamento por el necesario respeto y la defensa de los derechos de los adultos mayores, sino que, además, incorpora una sanción eficaz contra quien abuse de la situación en que tales personas se encuentran y ocasione violencia física o psicológica sobre ellas.
La Comisión aprobó el proyecto en general, y me parece fundamental que la Sala lo despache en los mismos términos.
Gracias, señor Presidente.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica.
El señor PROKURICA.-
Señor Presidente , antes de discutir el fondo de algunos proyectos, se está haciendo común tener que recordar la Ley sobre Propiedad Intelectual. Deseo rescatar la autoría de una moción que fue presentada en 1997 por los entonces Diputados señores Bayo y Kuschel (actual Senador), con la adhesión de quien habla, y que apunta en la misma línea de la iniciativa que nos ocupa. Ese proyecto nunca se tramitó y, años más tarde, se formuló otro, que es el que analizamos hoy.
Lamentablemente, tal situación ocurre de manera permanente: el trabajo de algunos parlamentarios termina en la fotocopiadora de otros que tienen la posibilidad de hacer que se tramiten rápidamente las iniciativas.
En todo caso, hay que destacar la importancia del proyecto en debate y apoyarlo.
Chile, al igual que los países de nivel medio y alto de desarrollo, se encuentra inmerso en un proceso de envejecimiento paulatino pero sostenido de la población. En 1992, el 9,8 por ciento de nuestra población estaba compuesto por personas de 60 años y más, esto es, más de un millón. En 2005, dicho grupo alcanzó a 16 por ciento del total de la población, llegando a superar los tres millones de personas.
Si bien la prolongación de las expectativas de vida es un logro social, simultáneamente deben abordarse los problemas que plantea el fenómeno del envejecimiento. Un número creciente de adultos mayores enfrenta dificultades graves en los ámbitos de salud, vivienda, ingresos e integración social.
Un diagnóstico global de la realidad de la población chilena permite afirmar que, si bien aumentan las oportunidades para que cada vez más individuos lleguen a la tercera edad y vivan más años, la calidad de vida de muchos de ellos empeora a medida que se envejece.
Entre los elementos de ese deterioro se encuentra el ser víctima de violencia, situación menos conocida que la que afecta a menores y a mujeres. Es una realidad que se mantiene oculta bajo convencionalismos sociales y en la cual inciden delicados aspectos sociológicos y culturales.
El adulto mayor maltratado está angustiado, temeroso y deprimido. Muchas veces vive aterrorizado dentro de un espacio que debería ser de protección: el hogar. La autoestima ha sido también destruida en un largo proceso de envejecimiento, mediante descalificaciones, insultos, amenazas y recriminaciones. Cuando los golpes se presentan, el temor, la vergüenza, la culpa y la descalificación social otorgan el marco para que la violencia se viva como una situación sin salida.
Desde el punto de vista legal, hasta antes del proyecto en análisis y de la legislación relativa a violencia intrafamiliar, la violencia ejercida sobre cualquier persona constituye delito (artículos 395 y siguientes del Código Penal) y, aun más, tiene carácter agravado cuando recae en la persona de un ascendiente (artículo 400).
La mayor crítica a esa legislación radicaba en que no se sancionaba la violencia sicológica ejercida mediante maltrato verbal o por otros métodos, y en que no se agravaba la sanción cuando el ilícito se cometía sobre adultos mayores que no eran ascendientes.
Señor Presidente, apoyaremos la iniciativa en debate, porque existe un grupo de chilenos que, cuando llega a cierta edad, es maltratado, por quienes constituyen su grupo familiar o por terceros, y a veces en los servicios del Estado donde debe atenderse.
Un proyecto como este es necesario, y lo aprobaremos.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Letelier.
El señor LETELIER.-
Señor Presidente , valoro profundamente la iniciativa en análisis. Varios parlamentarios, en diferentes momentos, han manifestado la necesidad de incorporar en la Ley de Violencia Intrafamiliar una precisión respecto a las personas mayores.
Sobre el particular, quiero plantear mi primera inquietud. Y, por su intermedio, pido que el Ministro señor Viera-Gallo nos clarifique el punto.
¿Cuál es el concepto legal que se desea emplear en nuestro ordenamiento institucional: "persona mayor" o "adulto mayor"?
Señalo lo anterior por cuanto en la discusión jurídica ha habido una evolución, que de algún modo refleja la de la sociedad.
Veinte años atrás se hablaba de los "ancianos", a través del CONAPRAN. Después se hacía referencia a los "abuelitos". Luego, gracias a una mujer que quiero destacar, Marta Larraechea , quien durante el Gobierno de Eduardo Frei ayudó a organizar de forma muy especial a ese sector de nuestro país, se comenzó a usar la expresión "adultos mayores". Pero la evolución del concepto ha continuado. Hoy en el SENAMA y entre quienes se dedican a las políticas orientadas a este grupo humano se habla de "personas mayores". Ello, porque el término "adulto" en realidad se aplica a todos los mayores de edad.
¿En qué momento se es adulto mayor? Ello ha sido parte del debate, y lo debemos precisar. ¿Se tiene ese carácter a partir de la edad de jubilar? ¿Es adulto mayor la mujer a los 60 y el hombre a los 65? ¿Cuál es la definición jurídica? Creo que resulta muy importante aclarar este punto en la historia de la ley, porque dice relación al concepto que poseemos de una etapa de la vida.
En nuestro país, gracias a Dios, la gran mayoría de los adultos mayores son autovalentes. Se trata de personas que piden no ser tratadas como niños chicos, que se les reconozca su dignidad y que haya políticas públicas destinadas a ellos. Quienes no tienen la capacidad de valerse por sí mismos valoran mucho las políticas del Servicio Nacional del Adulto Mayor. Por ejemplo, el programa Vínculos, orientado a los adultos que han sido abandonados por sus familias, que no son tomados en cuenta, que a veces se les considera un estorbo, en el contexto de una mentalidad individualista que ha invadido nuestra sociedad en forma tan perniciosa.
Necesitamos definir bien no solo el concepto señalado, sino también otro aspecto con relación a la tipificación.
A partir de la modificación del artículo 92 de la ley que crea los tribunales de familia, esperamos que se reconozca como delito el maltrato reiterado contra una persona mayor, es decir, que sea sancionado. A mi juicio, debería existir un agravante. En este contexto se plantea el caso de los adultos mayores en situación de abandono. Respecto de ellos, la enmienda propuesta dispone que "el tribunal podrá," -este verbo es lo que me preocupa de la norma- "cumpliéndose los requisitos establecidos en los artículos 130 y siguientes del Código Sanitario, decretar la medida de internación allí prevista.".
Lo anterior implica un problema que no quiero dejar pasar, porque la idea es que aprobemos la iniciativa legal y asumamos sus consecuencias.
Los establecimientos de larga estadía en nuestro país -ellos se rigen por el Código Sanitario-, en verdad, dejan mucho que desear. ¡Mucho! Aún existe un problema de política pública respecto de estos recintos.
La disposición referida establece una facultad al tribunal ("podrá"). ¿Y qué pasa si el adulto mayor abandonado se encuentra en una situación de evidente maltrato, lo que debería ser tipificado como delito? ¿El tribunal "podrá" siempre decretar la medida pertinente o "deberá" hacerlo? ¿A costa de quién se llevaría acabo? Porque en tales casos, a mi juicio, existe responsabilidad de la familia.
El Código Civil obliga a los adultos mayores (o personas mayores o abuelos) a hacerse cargo del pago de pensiones de alimentos cuando sus hijos o hijas -normalmente los varones- no han cumplido con esa obligación.
Muchas veces los adultos mayores son objeto de apremio en tales casos. Pero, legalmente, no se establece una equivalencia con la situación de abandono en que se puedan encontrar, en orden a que los hijos se hagan cargo de ella.
Quiero dejar planteado el punto. Porque si se trata de modernizar el país, creo que, en esta materia, cuando un juez deba ordenar alguna medida de protección a favor de un adulto mayor, como la de internación -la única que consigna la iniciativa; no sé si hay otra anterior-, estimo que también correspondería avanzar en cuanto a determinar sobre quién debería recaer dicha responsabilidad.
Señor Presidente , este es un proyecto muy importante. Y quiero reiterar que el reconocimiento logrado en los últimos años respecto de las personas mayores -que constituye un gran paso, pues ha hecho visible el problema que les afecta- debería complementarse con la materialización de consejos regionales para seres humanos de avanzada edad.
Igualmente, hemos de preocuparnos del lenguaje.
Al parecer, el concepto "adulto mayor" no se halla definido en la ley. Sería conveniente precisarlo -sé que esta es la voluntad de quienes han estudiado la iniciativa-; pero entiendo que en la evolución de nuestras políticas públicas se tiende a hablar de "persona mayor".
Sería bueno que alguno de los miembros de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia u otro señor Senador que se halle interiorizado del asunto nos informara si existe ya tal definición.
Y la otra cuestión es -como dije- especificar quién ha de hacerse cargo de la situación de abandono de esas personas, ya que, por desgracia, carecemos de políticas públicas adecuadas. Este es, sin duda, el desafío que tenemos por delante.
Señor Presidente, votaré a favor del proyecto, porque representa un mínimo acto de justicia para con los adultos mayores.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Romero.
El señor ROMERO.-
Señor Presidente , la iniciativa tiene por finalidad establecer un criterio que, en mi opinión, faltaba dentro de nuestra legislación: el de ayudar a la persona de la tercera edad en situaciones tan aflictivas como las que ocurren frecuentemente en la vida cotidiana.
El tema no es menor, porque cada vez son más los seres humanos longevos debido a que las expectativas de vida en Chile son muy superiores a las que había tiempo atrás.
Mediante la presente normativa no solo estamos estableciendo un principio de justicia, sino, además, garantizando respeto a quienes han entregado su vida al servicio del país y de sus familias.
Tal vez no tendríamos que haberlo hecho, porque en una sociedad el respeto a los mayores debería fluir naturalmente de la cultura -en Oriente, eso es algo sagrado-; pero, desde la perspectiva de la realidad que enfrentan, resulta fundamental aprobar el proyecto, a fin de enfrentar el maltrato tanto físico como psicológico a que muchas veces se les somete.
En consecuencia, el término "maltrato" debe comprender no solo la violencia física sino también la psicológica. Porque a menudo los ancianos o las ancianas son objeto de desprecio o de trato vejatorio en el aspecto psicológico. Y, por ello, me parece importante dejar constancia en la historia fidedigna de la ley de que el vocablo "maltrato" incluye las conductas o acciones que atenten contra la dignidad de aquellos.
Señor Presidente, agradezco el hecho de que el proyecto en debate haya sido colocado en el lugar correcto de la tabla -en vez del séptimo en que se encontraba-, porque ello nos permite cumplir el compromiso contraído con representantes de ese sector.
Aprovecho la oportunidad para saludar a un grupo de adultos mayores de la Quinta Región que hoy nos acompañan.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Si el señor Ministro desea responder las consultas formuladas por el Senador señor Letelier, puede hacer uso de la palabra.
El señor VIERA-GALLO (Ministro Secretario General de la Presidencia).-
Señor Presidente, ante todo, debo manifestar que el concepto legal que se usa en nuestro ordenamiento es "adulto mayor". Por eso, la institución responsable de trabajar para ellos es el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA).
Obviamente, eso puede ir cambiando.
En segundo lugar, el momento en que se considera que alguien va a integrar ese grupo etario depende de distintas prácticas; pero en general es a los 60 años.
Por ejemplo, cuando una persona va al cine, en la boletería le preguntan si es adulto mayor. Si la respuesta es afirmativa, le hacen una rebaja en el valor de la entrada.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Pérez Varela.
El señor PÉREZ VARELA.-
Señor Presidente , el proyecto en análisis implica un avance significativo, pues entrega herramientas particularmente a los Tribunales de Familia, que conforman la institucionalidad que el país se ha dado para enfrentar con mayor eficacia los problemas de violencia intrafamiliar.
En la actualidad, esas instancias judiciales carecen de atribuciones para investigar las denuncias sobre abusos o maltrato de que en determinado instante pueden ser víctimas los que pertenecen al sector de la tercera edad. El concepto "adulto mayor" lo definió el Parlamento en la ley que creó el SENAMA.
Por lo tanto, creo que ese es el mandato más importante que consigna la iniciativa.
Asimismo, obliga al Estado a establecer todas las políticas necesarias sobre prevención y asistencia respecto de quienes integran dicho sector de la población.
Ese elemento no es menor. Se puede perfeccionar y mejorar la normativa; pero lo trascendental es que hoy día, de aprobarse el proyecto, se dará al Estado el mandato de fijar políticas de prevención y de asistencia respecto del adulto mayor. Hasta ahora, ese mandato a que se refiere la Ley sobre Violencia Intrafamiliar se dirige, básicamente, a la mujer y a los niños, y en otros cuerpos legales, a quienes sufren algún grado de discapacidad.
El adulto mayor, en cuanto tal, no cuenta con un reconocimiento legal para que el Estado, en el momento en que sufren algún grado de violencia física o psíquica actúe en esos dos ámbitos que son esenciales: la prevención y la asistencia.
En otro ámbito, basta leer el texto del inciso cuarto, nuevo, del artículo 92 para darse cuenta de que incorpora una disposición que al Senador señor Letelier preocupa, la cual, en mi opinión, resulta fundamental: el tribunal "podrá", frente a un caso específico, abordar por primera vez esa problemática.
Muchas veces los adultos mayores han recurrido a los Tribunales de Familia ante actos de violencia intrafamiliar física o psíquica por parte de sus hijos o de algún otro pariente, pero se han encontrado con que no tienen atribuciones para atenderlos.
La normativa propuesta concede a esos órganos de justicia las facultades pertinentes a través de diversas disposiciones que dicen relación a una equivalencia con la atención que hoy prestan a los actos de violencia intrafamiliar cometidos contra las mujeres y los niños y, eventualmente, contra personas discapacitadas.
Y digo que eso resulta fundamental porque actualmente nuestra institucionalidad no tiene capacidad de respuesta frente a un adulto mayor en situación de abandono.
Y me parece apropiado entregar tal facultad a la instancia judicial mencionada, por cuanto -de acuerdo al contexto en que se desarrolle el problema-, será ella la que, en determinado momento, verá si se cuenta con los recursos, las herramientas y la infraestructura para proteger a ese adulto mayor.
Por lo tanto, señor Presidente , el proyecto tiene suficiente mérito para ser aprobado ojalá en forma unánime, pues contiene lo siguiente:
1) Mandato al Estado de asistencia y prevención;
2) Facultades a los Tribunales de Familia, y
3) Reconocimiento de que el adulto mayor requiere de preocupación por parte del Estado.
Por lo tanto, en la discusión particular se podrá perfeccionar alguna norma al respecto, pero no se puede desconocer que el elemento central, lo grueso, ya está contenido en el articulado.
Por las razones expuestas, votaremos a favor de la iniciativa.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCÍA .-
Señor Presidente , sin duda el proyecto en debate, que modifica la Ley sobre Violencia Intrafamiliar e incorpora como delito y como una acción contraria a los derechos naturales de la persona humana la violencia en contra de los adultos mayores, merece todo nuestro respaldo.
Sin embargo, es importante tener presente lo dispuesto respecto del artículo 92, referente a las medidas cautelares. Señala que "Tratándose de adultos mayores en situación de abandono, el tribunal podrá, cumpliéndose los requisitos establecidos en los artículos 130 y siguientes del Código Sanitario, decretar la medida de internación allí prevista.".
Pues bien, cuando hablamos de las personas de la tercera edad en situación de abandono nos queda la impresión de que son todas las que se encuentran en situación de desamparo por parte de su familia o de la sociedad. Pero puede suceder que incluso no tengan parientes ni hijos; que los que tenían ya fallecieron; que los sobrinos vivan en distintas ciudades, y que realmente no haya quién se haga responsable de ellas.
En términos prácticos, ese adulto mayor está abandonado y simplemente pasará a integrar las listas de espera de muchas instituciones de beneficencia sin fines de lucro que acogen a ese grupo etario. Normalmente son atendidas por religiosas y reciben por sus servicios el monto de la pensión asistencial -hoy pensión básica solidaria-, es decir, 75 mil pesos.
Pero, ¿qué ocurre, señor Presidente y Honorables colegas? De acuerdo con las normas sanitarias, se les exige contar con médicos, enfermeras y auxiliares paramédicos que puedan atender a los adultos mayores que se encuentran postrados, lo que a un organismo sin fines de lucro implica 300 mil pesos mensuales. Pero, normalmente, reciben la cantidad antes señalada, correspondiente a la transferencia de la pensión básica solidaria, la que a partir del 1º de julio quedará en ese monto.
¿Cómo se cubre la diferencia entre los 75 mil y los 300 mil pesos? Se logra mediante colectas, campañas de recolección de alimentos no perecibles, entrega de leña por algunos agricultores cercanos y donaciones múltiples. Pero, por lo general, eso no alcanza para financiar adecuadamente el gasto de los ancianos en tales instituciones de beneficencia.
Por eso, si queremos que las personas de edad avanzada no queden abandonadas a su suerte, junto con exigir a las familias -cuando la tienen- que se hagan cargo de ellas, debemos patrocinar que el Estado fije una subvención para que estas instituciones puedan atender a los adultos de edad avanzada.
Señor Presidente , el artículo 130 del Código Sanitario dice: "El Director General de Salud , resolverá sobre la observación de los enfermos mentales, de los que presentan dependencias de drogas u otras substancias, de los alcohólicos y de las personas presuntivamente afectadas por estas alteraciones,¿". Pero el proyecto solo dispone la internación de los adultos mayores que sean enfermos mentales, o dependientes de las drogas o alcohólicos, y no a quienes no poseen familia o que teniéndola esta hace caso omiso de la situación en que se encuentra su pariente desvalido.
Por eso, si queremos ser rigurosos, serios y dar soluciones reales y concretas a problemas que también tienen el mismo carácter -uno de ellos es el de los adultos mayores abandonados-, debemos crear una subvención, a través del Servicio Nacional del Adulto Mayor, para que sean atendidos como Dios manda en hogares administrados -como he dicho- por instituciones de beneficencia sin fines de lucro. El no hacerlo significará que más de ellas irán cerrando sus puertas por no tener cómo cubrir la brecha presupuestaria entre los ingresos y los gastos efectivos. Y, por lo tanto, habrá menor capacidad para recibir a los mayores de sesenta años abandonados.
Creo que las disposiciones legales que vamos a aprobar esta tarde son útiles y constituyen un paso importante, pero no son del todo suficientes.
Reitero: si queremos atender la situación de los adultos mayores abandonados, es indispensable hacernos cargo de los hogares de ancianos dirigidos y administrados por instituciones de beneficencia.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Aburto.
El señor MUÑOZ ABURTO.-
Señor Presidente , la iniciativa en debate da cuenta de cómo ha ido evolucionando la percepción de la sociedad chilena respecto de la protección al adulto mayor.
La concepción que tenemos hoy -que se traduce en este y en otros proyectos que van incorporando a nuestra legislación nacional la protección de las personas mayores- es distinta a la existente en la década de los sesenta.
Simone de Beauvoir, la gran escritora francesa señalaba en uno de sus libros sobre la vejez que las sociedades primitivas respetaban más a las personas ancianas por su experiencia y sabiduría y que en las modernas eso no ocurría. Algo similar acontecía en esos años en nuestro país.
Para beneplácito de la sociedad y para felicidad de los adultos mayores, tal situación ha ido cambiando. En la actualidad, contamos con una red de protección a lo largo de todo el país que se preocupa de los adultos mayores; pero su acción resulta incompleta, en lo cual coincido con quienes me han precedido en el uso de la palabra.
Es efectivo que una red de hogares atiende a las personas de la tercera edad. Pero no me voy a referir a las instituciones sin fines de lucro, pues tal aspecto fue profusamente explicado por el Honorable señor García , sino a aquellas que sí persiguen fines de lucro y que no sé si cumplen -debieran hacerlo- las normas establecidas en el Código Sanitario.
Porque uno se encuentra con hogares de ancianos donde efectivamente la dignidad de las personas de la tercera edad es violentada por un trato que no se merecen quienes han dado mucho por el engrandecimiento de su familia y de nuestra patria.
Creo que el proyecto en análisis es un avance importante. Pero lo sería aún más si nos preocupáramos de lo que aquí se ha señalado: de los hogares que no persiguen fines de lucro y de los que, persiguiéndolos, no cumplen -algunos de ellos- con los requisitos mínimos exigidos por el Código Sanitario.
Como se mencionó con anterioridad, en la Comisión de Constitución se encuentra una iniciativa que consagra como agravante el abuso de fuerza cometido en contra de los adultos mayores. Este concepto no se incluye en el proyecto que nos ocupa, y espero que pueda ser incorporado mediante una indicación, porque implicaría un mejoramiento en lo referente a su resguardo.
Votaré a favor de la iniciativa, por cuanto significa un avance en la protección que la sociedad chilena está obligada a dar a quienes han engrandecido -como señalé anteriormente- a nuestra patria y a nuestros hogares.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Espina.
El señor ESPINA.-
Señor Presidente , la iniciativa en análisis establece diversas modificaciones que será necesario perfeccionar en la discusión en particular.
Desde luego, cabe recordar que el artículo 5° de la Ley de Violencia Intrafamiliar dispone lo siguiente:
"Será constitutivo de violencia intrafamiliar todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él; o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la línea recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual conviviente.
"También habrá violencia intrafamiliar cuando la conducta referida en el inciso precedente ocurra entre los padres de un hijo común, o recaiga sobre persona menor de edad o discapacitada que se encuentre bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo familiar.".
El proyecto en discusión precisa que, si un adulto mayor no está comprendido dentro de los grados de parentesco indicados precedentemente, pero pertenece al núcleo familiar, quedará cubierto por la Ley de Violencia Intrafamiliar.
No cabe la menor duda de que se trata de una disposición de toda justicia, ya que con bastante frecuencia se producen -más de lo imaginable, lamentablemente- abusos y maltratos respecto de muchos adultos mayores. Ello resulta aún más grave si se considera que en numerosas oportunidades, por su avanzado estado de edad, ellos no tienen formas de defenderse ni de denunciar. Y, por lo tanto, tales hechos quedan en la más absoluta impunidad.
Por ende, me parece muy positivo que se incorpore a esas personas.
Además, la iniciativa consagra una norma referida al incumplimiento de la obligación de denunciar.
Esta conducta se halla regulada por el artículo 177 del Código Procesal Penal, el cual prescribe que las personas obligadas a denunciar que no lo hagan incurrirán en el delito consignado en el artículo 494 del Código Penal, que es sancionado con pena de cárcel; y, posteriormente, establece una excepción cuando se trata de parientes cercanos a la víctima.
Por su parte, en el proyecto se dispone que esos familiares del adulto mayor objeto de abuso no estarán exentos de la obligación en cuestión.
Señor Presidente , esa norma, que parece razonable, requiere ser perfeccionada para que opere en la práctica; porque, de no ser así, podríamos estar legislando sobre la teoría.
Lo lógico es que, si una persona al cuidado de un adulto mayor -sea o no pariente- toma conocimiento de que este es víctima de un acto de violencia intrafamiliar, denuncie el hecho y pida inmediatamente amparo y protección para aquel a fin de terminar con tal abuso.
Luego se introduce otra enmienda, referida básicamente a la exención de responsabilidad penal para los parientes.
El artículo 489 del Código Penal dispone que están exentos de responsabilidad criminal y sujetos solo a la civil por los hurtos, defraudaciones o daños que recíprocamente se causaran los parientes consanguíneos legítimos en toda la línea recta; los parientes consanguíneos legítimos hasta el segundo grado inclusive de la línea colateral; los parientes afines; los padres y los hijos naturales, y los cónyuges.
Por su parte, el proyecto establece que tal excepción -lo dice en forma expresa- "no será aplicable cuando la víctima sea un adulto mayor.".
Desgraciadamente, se dan numerosos casos de personas menores, de parientes, quienes, aprovechándose de la edad y muchas veces de la discapacidad del adulto mayor, se apropian indebidamente de sus bienes y su patrimonio.
En consecuencia, es necesario perfeccionar esta excepción a la ley, porque implica restringir la regla general de que no existan denuncias por hechos criminales, salvo en el caso de responsabilidad civil -y lo pongo en idioma simple- entre parientes cercanos.
A este respecto, se consigna que, si un familiar cercano de algún adulto mayor comete delito (por ejemplo, se apropia de sus bienes), no quedará exento de responsabilidad criminal y deberá responder ante la justicia.
Señor Presidente , he querido hacer una descripción de las distintas materias que trata esta iniciativa porque, sin lugar a dudas, en lo conceptual, en su idea fuerza, en sus ideas matrices, constituye un muy buen proyecto.
Sin embargo, una cosa es lo que expresa la ley, y otra, lo que ocurre en la práctica. Y siento que la Ley de Violencia Intrafamiliar se topa con la realidad de que las medidas de resguardo y amparo que dicta un juez no siempre se pueden cumplir, debido a que ellas muchas veces no se respetan o a que no existen los centros de protección pertinentes.
Y, por lo tanto, en la discusión en particular se deberá emprender el esfuerzo de analizar cuáles son los obstáculos que se presentan hoy para que dicha legislación se aplique.
En reiteradas oportunidades aprobamos iniciativas que, al llevarlas a la práctica, no cumplen con su finalidad: proteger a las personas que sufren violencia intrafamiliar.
En consecuencia, es muy importante que, con motivo del segundo informe, concurran a la Comisión las autoridades policiales; los jueces, que disponen de experiencia en la aplicación de la ley N° 20.066; los representantes de distintas organizaciones y del SENAMA, a fin de que nos indiquen cuáles son las falencias que ella presenta. Porque una ley puede contener normas que en teoría funcionen bien pero que, al ponerse en ejecución, operan bastante mal.
Creo que la votación en general del proyecto -que en la Comisión de Constitución fue aprobado por unanimidad- nos impone un desafío y una obligación: indagar en qué aspecto la ley no funciona bien. Pues nos podemos llenar de normativas inspiradas en las mejores intenciones, pero que por asuntos de infraestructura, de recursos, no brindan una protección adecuada.
¿Cuántas veces hemos conocido casos de víctimas de violencia intrafamiliar que formulan denuncias ante los tribunales de familia y se les otorgan medidas de protección, las cuales posteriormente se vulneran y ocurre la desgracia de que terminan con lesiones gravísimas, daños graves o, simplemente, muertas?
Considero que esta es una buena oportunidad para analizar cómo opera la ley en la teoría y en la práctica. ¡El deber del legislador es hacer que aquella funcione bien en ambos ámbitos!
Por esa razón, en la Comisión de Constitución abriremos un debate a fin de saber dónde radican los problemas concretos en la aplicación de la Ley de Violencia Intrafamiliar. Ello, a los efectos de que no se creen expectativas que después no se cumplan.
Numerosa gente siente que esta ley, teóricamente, la ampara. Pero cuando acude a la policía, muchas veces se le dice que debe formular la denuncia en los tribunales de familia; acude a estas instancias, pero le dan hora para tiempo después porque se hallan saturados; le decretan una medida de protección, pero -según sabemos- esta no se aplica en la práctica porque no existe la institución adecuada para velar por su acatamiento.
Entonces, se crean expectativas de resguardo por parte del Estado que no se cumplen en la realidad. Y eso genera impotencia, indignación y frustración, sobre todo en quienes son víctimas de este tipo de delitos.
Por tales razones, señor Presidente , la materia que nos ocupa debe ir perfeccionándose. Corresponde a un área de la regulación de las relaciones entre las personas que ha manifestado un avance progresivo durante los últimos años. Pero debemos mantener siempre el cuidado de que los pasos que vayamos dando sean acompañados de resultados efectivos.
Conocemos demasiados casos de personas que recurrieron a los tribunales o a las propias policías pidiendo amparo ante situaciones de reiterada violencia intrafamiliar, que no se resolvieron en la práctica.
Y -reitero- eso produce frustración, impotencia y, en especial, la sensación de que las leyes no están remediando los problemas sociales, para lo cual fueron dictadas.
Por lo anterior, votaremos a favor de la idea de legislar de la iniciativa. Pero debo decir que esta nos impone la obligación de escarbar a fondo para saber dónde están las falencias, qué recursos se necesitan, qué medidas se deben adoptar y de qué manera hay que hacerlo, a los efectos de que la protección a las víctimas de violencia intrafamiliar sea una realidad y no solo una utopía.
Señor Presidente, insisto en que nos pronunciaremos a favor del proyecto en general, pero durante su tramitación en particular esperamos perfeccionarlo en el sentido que hemos indicado.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Por las mismas razones aducidas por el Senador señor Espina y dada la importancia de la iniciativa, vamos a fijar un plazo prudente para presentar indicaciones. Además, hay bastantes solicitudes de informes en Derecho.
Tiene la palabra el Honorable señor Ávila.
El señor ÁVILA.-
Señor Presidente, hay algo peor que "el pago de Chile": "el pago a los adultos mayores". El Estado y las propias familias, ya en el ocaso de la vida de dicho segmento de la sociedad, olvidan lo que este hizo por uno u otras.
Por desgracia, resulta frecuente conocer que en muchos hogares a las personas de la tercera edad se las mira más como a un estorbo que como a miembros legítimos del grupo familiar. En la medida en que aportan cierta cantidad de dinero al ingreso mensual reciben, y de mala manera, una consideración menguada. Pero si esa parte falla, se convierten derechamente en algo que impide la vida familiar normal.
Lo anterior, que forma parte de una cultura que es preciso superar, difícilmente se podrá resolver con una simple disposición legal. Sin embargo, el que se legisle acerca de la materia ya constituye un paso importante, sobre todo por el hecho de que el proyecto establece la figura de la "situación de riesgo", ante la cual el tribunal, con el solo mérito de la denuncia, deberá -no "podrá"- adoptar las medidas de protección o cautelares que correspondan.
Ojalá la necesaria conciencia, que debe partir en el grupo familiar y permear al conjunto de la sociedad y sus instituciones, se haga más sensible al drama de los adultos mayores. De hecho, es posible observar que hay políticas de Estado que han ido ganándole terreno al espíritu mezquino que por largo tiempo ha dominado respecto de aquellos. En efecto, existen planes de turismo que contemplan rebajas en pasajes, en alojamientos hoteleros, etcétera, y determinadas instituciones sociales organizan giras para las personas de la tercera edad.
Con todo, el problema fundamental -insisto- consiste en que no hay un concepto apropiado y justo sobre lo que representan los adultos mayores para la sociedad en su conjunto. Existen culturas que los enaltecen y los instalan en el sitial que merecen, por todo lo que entregaron a sus familias y a su comunidad. Pero nosotros estamos lejos de tomar conciencia en tal sentido.
Por ello, si bien cabe felicitarse porque al fin se legisla acerca de la materia, considero más importante que la sociedad cobre conciencia sobre el particular.
Así como se realizan muy malas campañas publicitarias con respecto a las drogas, y se gasta un dinero inútil en mensajes equivocados que apuntan en una dirección distinta de la apropiada, deberían invertirse recursos en campañas que enaltecieran al adulto mayor, como parte importantísima de la sociedad actual.
Las expectativas de vida en nuestro país crecen cada vez más. Pero el avance, el desarrollo de la ciencia en los sectores más pobres está convirtiéndose en un azote, en un martirio para aquellos a quienes se les hace vivir más allá de lo que antes podían.
Con algunos apoyos desde el punto de vista de la salud, mediante acceso a ciertos planes, etcétera, van encontrando respaldos institucionales que prolongan su existencia. Pero, si en el seno de sus familias no encuentran la debida correspondencia a este trato, se transformará en una penuria muy grande el seguir habitando en medio de la incomprensión, el rechazo y, a veces, hasta el martirio a que los somete gente con muy escasa conciencia, no solo social sino también de índole familiar y humana.
Obviamente, vamos a apoyar este proyecto en la instancia de discusión en que se encuentra, pero seguiremos insistiendo en que, si bien el Poder Legislativo realiza un aporte sustancial para avanzar en un caso tan sensible, el resto de las instituciones debe hacerse eco de tal propósito y prepararse para una nueva etapa en que el adulto mayor pase a ocupar el sitial que merece en nuestra sociedad.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Le informo a la Sala que todavía quedan cinco intervenciones. Como han podido apreciar los adultos mayores que nos acompañan, el proyecto en debate ha concitado mucho interés en los señores Senadores.
No sé si existe acuerdo para abrir la votación, respetando, ciertamente, los tiempos de quienes aún faltan por intervenir.
Recuerdo que la iniciativa que viene a continuación es de rango orgánico constitucional, por lo que para su aprobación requiere quórum especial.
El señor PROKURICA.-
No hay acuerdo.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Conforme.
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente , en primer lugar, quiero valorar este proyecto, pues -como otros- permite ir avanzando y evolucionando hacia la concreción de más derechos.
Sin embargo, no cabe duda de que la sociedad chilena tiene una deuda pendiente -como se señaló acá- en esta materia. Creo que el maltrato involucra a la sociedad en general, más que a grupos específicos, o a problemas de orden sanitario en los lugares donde viven los adultos mayores.
A mi juicio, existe maltrato por parte de la sociedad en general e insuficiente respeto a derechos fundamentales.
No obstante, uno podría enumerar muchas situaciones acerca de las cuales ha habido avances.
Deseo valorar, por ejemplo, los programas de turismo para la tercera edad. El SERNATUR ha realizado una gran tarea. Y son cosas positivas. Evidentemente, no todo es gris, sino que hay áreas luminosas.
Asimismo, existen programas de alimentación llevados a cabo a través del Ministerio de Salud, que son importantes sobre todo para personas de la tercera edad de menores ingresos, dado que reciben raciones adaptadas a sus necesidades.
Sin embargo, todavía está vigente la cotización de los jubilados del 7 por ciento en salud, que creo sería necesario eliminar.
--(Aplausos en tribunas).
Más aún, a los adultos mayores se les descuenta una parte de ese porcentaje para el pago de licencias médicas, las cuales ya no les corresponden. En efecto, están pagando por una prestación que no reciben. Y eso es, sin duda, tremendamente injusto, toda vez que se les exige pagar por algo que carece de contraprestación.
Ello tiene un ribete de identidad con la situación descrita.
En las visitas que realizo habitualmente a hospitales o consultorios he observado que los adultos mayores no poseen prioridad en materia de atención. La mayoría de ellos debe inscribirse en largas listas de espera -que demoran a veces hasta un año y medio- para ser atendidos por un especialista. Pobre del que deba operarse de una hernia, porque, a pesar de tener 80 o sobre 70 años, a lo mejor no lo conseguirá y, entonces, se dirá que tal persona falleció esperando ser intervenido.
Tales situaciones hablan un poco de la falta de sensibilidad existente sobre el particular.
Lo anterior se ve también en el sistema privado de salud. No se trata de un problema que ocurra solo en la atención pública. Las isapres han expulsado literalmente a las personas de la tercera edad. Si Sus Señorías observan el porcentaje de adultos mayores afiliados a esas instituciones notarán que es ínfimo, muy por debajo de la población que le correspondería. Ha habido una verdadera y sistemática expulsión de dicho segmento, porque efectivamente representa un mayor costo.
A mí me parece que gran parte de ellos requieren en un momento de la vida apoyo sicológico o de contención sicológica o siquiátrica. Pero eso es imposible hoy día.
Todas ellas son materias que deberíamos abordar.
Asimismo, desde el punto de vista laboral, muchos adultos mayores podrían llevar una vida mejor si existiera inserción laboral. Ha habido programas muy interesantes al respecto, como el de los profesores jubilados contratados para apoyar a niños con problemas, los cuales serían factibles de realizar en muchos otros ámbitos.
Creo que la sociedad chilena podría abrirse, por ejemplo, a propiciar el cuidado de niños en plazas por parte de adultos mayores. Es posible desarrollar una función social mediante la generación de ese tipo de empleos, a fin de darle sentido a la vida de muchos de ellos colaborando con la sociedad.
Nosotros deberíamos reconsiderar y poner en acción esa clase de programas. Porque valorizar a las personas de la tercera edad significa darle sentido a sus vidas, ya que todavía están en plenitud y poseen una biografía emocional y laboral posible de desarrollar, pero que se ven absolutamente truncadas por nuestra sociedad.
Otro asunto pendiente es el desarrollo de actividades físicas. No cabe ninguna duda de que la calidad de vida de un adulto mayor depende de la posibilidad de realizar alguna actividad física o recreacional. Eso evita la osteoporosis, las fracturas de caderas; disminuye los procesos de envejecimiento neuronal como los provocados por el Alzheimer y otros; impide los infartos cardiacos; reduce la probabilidad de contraer diabetes u otras enfermedades.
Sin embargo, en este país tales iniciativas no existen para los adultos mayores.
Señor Presidente , no obstante valorar este proyecto, lo único que pido es no pensar que con la aprobación de normativas tan simbólicas e importantes como la que nos ocupa, se resuelve la deuda de la sociedad chilena con los adultos mayores.
Creo que todavía, a pesar de que ha habido avances -dentro de los cuales reconozco algunos que han sido muy significativos-, debemos ir mucho más a fondo en la lucha por restablecer derechos, y que estos sean respetados en la sociedad chilena para todas las personas, en particular para quienes ya tienen más dificultad para valerse en la vida.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ominami.
El señor OMINAMI.-
Señor Presidente , sin duda, este proyecto constituye un avance. Dar protección legal a los adultos mayores, con todas las imperfecciones que pueda tener esta normativa -que espero puedan corregirse en el trámite en el Senado-, representa un avance significativo en nuestro país.
Soy de la opinión de que si existe un indicador para medir la calidad de los países, este se encontraría de manera muy directa vinculado con la forma en que estos tratan a sus adultos mayores. Esa es una referencia clarísima del mayor o menor grado de desarrollo de las naciones.
Y siento que nuestra condición de país subdesarrollado se nota demasiado en ese plano, sobre todo por la cantidad de adultos mayores que todavía viven en condiciones muy precarias, muchos de los cuales -como ellos mismos lo dicen- terminan solos, tristes y abandonados.
Esa es una realidad fuerte en los sectores populares de nuestra patria, incluso en los estratos medios.
El cómo enfrentar la vida en esa etapa es un tema no resuelto, de creciente importancia por una razón demográfica evidente: las personas estamos viviendo mucho más que hace 30 ó 40 años.
En todo caso, el que nos ocupa es un ámbito donde el país ha experimentado avances. Por ejemplo, el hecho de que exista un Servicio Nacional del Adulto Mayor así lo demuestra, aunque sea pequeño, modesto, pero con funcionarios que muestran pasión por el trabajo que realizan.
Debo señalar que tengo una muy buena opinión de la forma en que actúa dicho Servicio en esta Región. Es un ente activo, pone mucho entusiasmo, empeño, para sacar la tarea adelante con medios bastante reducidos.
Creo que representa un progreso la creación de un fondo especial concursable para los adultos mayores; la existencia -como se ha indicado aquí- de programas de vacaciones, de salidas fuera de sus ciudades. Para muchas personas de la tercera edad los programas del SERNATUR les han permitido conocer el mar, ir a Chiloé, visitar el norte de Chile.
Yo encuentro que eso está bien.
Creo, sin embargo, que tales programas todavía son pequeños. Los adultos mayores que consiguen integrarse a ellos son aún muy pocos en relación con el universo total.
Pero advierto que comienza a desarrollarse una política y que hay una preocupación al respecto. Ya no estamos en presencia de un Estado que simplemente se desentiende por completo de los adultos mayores.
También significa un adelanto lo que uno comienza a observar en política habitacional. Se empiezan a construir algunas casas en condominios especialmente habilitadas para adultos mayores, con la idea de que además puedan facilitar su convivencia.
Y eso igualmente me parece positivo.
Sin embargo, siento que todavía hay mucho terreno por avanzar.
Creo que el Senador señor García tiene mucha razón en su planteamiento en cuanto a los hogares de ancianos.
Esta es una Región donde viven muchos adultos mayores. La circunscripción que represento en el Parlamento -y que espero continuar representándola, sin perjuicio del sistema binominal (este es otro asunto)- tiene (el Senador señor Romero lo sabe muy bien) mucha población adulta mayor. Y ello, entre otras cosas, por una razón climática.
Quilpué, Villa Alemana, son ciudades donde viven muchos adultos mayores -varios de ellos nos acompañan acá-; también los hay en el valle del Aconcagua. Por lo tanto, se trata de una realidad particularmente importante.
Es del todo cierto lo que señala Su Señoría: son obras solidarias las que se encargan de mantener las casas de acogida para los adultos mayores. Y lo hacen en condiciones extremadamente precarias, porque el costo del cuidado mínimo que requiere una persona de la tercera edad es mucho mayor que la subvención que se les entrega a estas casas.
Desde ese punto de vista, me hago parte de lo señalado por el Senador señor García , en el sentido de que aquí existe una brecha que habría que ir disminuyendo.
Pero también agregaría otra cosa.
Siento que el Estado debiera plantearse derechamente la posibilidad de ir abriendo hogares para adultos mayores. No veo por qué esto tenga que ser única y exclusivamente una cuestión que quede librada a la caridad de las personas, a la caridad de obras sociales, a la caridad de las monjas o de otras instituciones; o se deba confiar en el mercado, en el caso de los sectores medios, para que sea este, transformando el cuidado de los adultos mayores en un negocio, el que resuelva el problema.
Me parece que, así como el Estado se preocupa -y lo ha hecho bien durante este período en particular- de tener salas cuna, jardines infantiles, debería interesarse también por crear en algunos lugares hogares para adultos mayores y no pretender que el problema o lo resuelva el mercado o, simplemente, la beneficencia.
En la línea de ir avanzando hacia una protección social duradera, estable, la posibilidad de contar con hogares directamente atendidos por el Estado es algo que, por lo demás, se hace en los países más desarrollados que el nuestro, donde existen sistemas de protección social también más avanzados que el que tenemos. En consecuencia, esta materia no debiera centrarse solo en disminuir la brecha existente entre las necesidades de los adultos mayores y las modestas subvenciones que se les entregan a aquellas personas que en la actualidad tienen hogares de acogida.
Una segunda cuestión dice relación a lo planteado por el Senador señor Girardi: el 7 por ciento.
Me parece una particular injusticia que una parte de ese porcentaje, el 2 por ciento, sea a fondo perdido. Es una tomadura de pelo cobrar por licencias médicas que, por definición, se les otorgan a los activos.
En ese plano, creo que el Estado de Chile está en deuda. Hemos planteado muchas veces esta materia. Pero me parece que por lo menos debiéramos comenzar por la eliminación de la parte del 7 por ciento correspondiente a licencias médicas, porque es un descuento que no tiene la más mínima justificación, toda vez que no existe ninguna contraprestación alternativa.
Y, en tercer lugar, quiero señalar dos cosas.
En materia de inserción laboral, visto desde una doble perspectiva, de las naciones que conozco relativamente bien, probablemente Japón es una de las que mejor trata a los ancianos. Es un país extraordinariamente respetuoso de ellos. Y algo que allí funciona -y lo hace bien- es una suerte de "servicio civil" de los adultos mayores, en donde se les da la posibilidad de aportar con sus conocimientos.
En Chile existe el servicio civil para jóvenes profesionales. Creo que perfectamente podríamos pensar en uno para adultos mayores, en que puedan entregar sus competencias, su experiencia, su sabiduría.
Y, en el otro extremo, en el caso de los jóvenes por ejemplo, me llama la atención la enorme dificultad que hemos tenido para ir mejorando la calidad de las políticas de empleo, en particular de los programas.
Tenemos programas de empleo que significan transferir ingresos -y en buena hora- a las personas, pero muchas veces con una productividad cercana a cero. Son empleos que en muchos casos casi consisten en abrir un hoyo en la mañana y taparlo por la tarde.
Siento que es posible mejorar sustancialmente la productividad de esos empleos. Y un ámbito en donde esto se puede llevar a cabo tiene que ver con el cuidado de los adultos mayores. Lo he visto en las calles de Quilpué, de Villa Alemana, en estos días de lluvia torrencial. La gente queda aislada. Y a un adulto mayor le ocurre que puede perder una hora a un especialista -que le ha costado meses conseguir- porque no logra salir de su casa. No posee un auto que lo traslade. Entonces, perfectamente podría haber un sistema de atención, de cuidado a los adultos mayores, donde, por ejemplo, jóvenes que se desplazaran en vehículos utilitarios fueran a buscarlos para que pudieran concurrir a sus controles médicos y romper así con su aislamiento. Ahí podríamos estar generando trabajo y, a su vez, resolviendo una necesidad social.
Para ello resulta muy importante tener buena voluntad, imaginación y convicción en este ámbito.
En todo caso, voto favorablemente el proyecto.
También deseo valorar el hecho de que él tuvo su origen en cuatro mociones, donde las dos primeras básicamente fueron de Diputados de la Oposición. Creo que hay que "dar al César lo que es del César" y felicitar a todos los Diputados que estuvieron trabajando en ellas. Entiendo que el Senador señor Pérez firmó una de las mociones cuando era Diputado , lo que demuestra que esta iniciativa lleva ya bastante tiempo en el Parlamento.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Frei.
El señor FREI (don Eduardo).-
Señor Presidente , me alegra mucho la discusión del proyecto, y a pesar de que -como señaló el Senador señor Ominami - se ha demorado un poco en su tramitación, espero que sigamos avanzando.
Y digo que me alegra porque, cuando debatimos sobre la modificación a la normativa sobre Violencia Intrafamiliar, estamos refiriéndonos a una ley que se creó en nuestro Gobierno, que incluyó también el maltrato infantil.
Hablamos de los tribunales de familia, y estos se iniciaron también en mi Gobierno.
En esa época se hizo un trabajo importante para, no solo acoger a las víctimas de violencia intrafamiliar, sino también a las familias. Porque -tal como se ha dicho acá- se trata de un problema bastante generalizado.
Entre paréntesis, de acuerdo con los últimos datos que he conocido, los grados de violencia intrafamiliar en Chile superan muy por largo todas las cifras de América Latina. El nuestro es uno de los países del mundo donde hay mayor agresión intrafamiliar. Y eso tiene que ver con materias de seguridad y con una serie de otras cuestiones que no es el momento de tocar hoy día.
Debo recordar, por último, que el Servicio Nacional del Adulto Mayor, también se creó durante mi Gobierno.
Hasta 1994 no existía ninguna política de Estado hacia los adultos mayores, no había instituciones, nada.
La señora MATTHEI .- ¡Cómo que no! ¿Y mi mamá qué hizo?
El señor FREI (don Eduardo).- Desde el punto de vista del Estado, no de instituciones, señora Senadora.
Ahora, se ha hablado de los programas de turismo; de los pasajes rebajados en el Metro; de la alimentación y vacunación para el adulto mayor; del bono de invierno; de la Casa del Adulto Mayor, casas de acogida y construcciones de vivienda. Y todos estos programas se iniciaron en mi Gobierno.
Entonces, como dijo un señor: "Hechos y no palabras".
¡Y a partir del próximo año comenzaremos a trabajar en el 7 por ciento!
Voto a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Orpis.
El señor ORPIS.-
Señor Presidente , Honorable Senado, reconociendo que lo más probable es que existan muchas deudas con los adultos mayores y con la tercera edad, en esta materia tengo una visión distinta y que no se le ha dado suficiente énfasis en el debate.
Creo que pasamos de una etapa en la que el adulto mayor era mirado muchas veces como una carga a una en donde necesitaremos de muchos de ellos, pero como una cuestión real dentro de la sociedad.
Hoy, mientras las tasas de natalidad son negativas, las expectativas de vida de la población han aumentado. Por tanto, junto con los viajes turísticos, las casas de acogida, etcétera, lo más importante en la perspectiva de ir incorporando a nuestra comunidad a los adultos mayores, quienes cada vez alcanzan más edad, es prepararlos para enfrentar los cambios ocurridos en la sociedad. Sería tremendamente valioso, por ejemplo, que asistieran a cursos intensivos de Internet, de computación, con el objeto de integrarlos. Porque -repito-, considerando las bajas en las tasas de natalidad y el aumento de las expectativas de vida, es evidente que las personas de la tercera edad van a tener un espacio real y que, como sociedad, las vamos a necesitar muchísimo.
Ese punto de vista debería estar cada día más presente en las políticas públicas, de manera que respecto a los adultos mayores hubiera no solo un enfoque asistencialista, sino también uno que les permitiera integrarse y ser un aporte a la comunidad.
Eso, como cuestión general, señor Presidente.
Ahora, tocante al proyecto en debate, comparto lo planteado por el Senador señor García . Pero yo voy más lejos: creo que está desfinanciado. Y explicaré por qué.
Dentro de las medidas cautelares, se agrega ahora la facultad del tribunal para internar en distintas instituciones a un adulto mayor en situación de abandono. Con qué recursos, me pregunto yo.
Por eso, estimo que esta iniciativa debe pasar además por la Comisión de Hacienda. Porque -insisto-, ¿con qué medios se financiará la internación de un adulto mayor abandonado determinada por un juez?
En segundo lugar, el Senador señor García también tiene razón en cuanto a qué va a suceder en la práctica con la definición de "adultos mayores en situación de abandono". En efecto, como la redacción propuesta hace referencia al artículo 130 del Código Sanitario, solo podrían ser internados aquellos que fueran enfermos mentales, dependientes de drogas u otras sustancias, alcohólicos o presuntivamente afectados por estas alteraciones. Nada más que esos.
Por ello, con los Honorables señores García y Romero vamos a presentar una indicación para eliminar la referencia al mencionado artículo, a fin de que todo adulto mayor abandonado, independiente de cuál sea la causa de su abandono, pueda ser derivado por el tribunal a distintas instituciones.
En todo caso, insisto en que, aparte ampliar aquel concepto, la iniciativa debe tener financiamiento. Porque si el día de mañana un juez se encuentra con que debe adoptar la medida de internación de un adulto mayor -como toda medida cautelar, es prorrogable hasta por un año-, ¿con qué recursos podrá llevarla a cabo?
En consecuencia, señor Presidente, quiero dejar planteado lo siguiente: primero, que el proyecto requiere financiamiento, y segundo, que además debe pasar por la Comisión de Hacienda.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.
El señor GÓMEZ.-
Señor Presidente , sobre la consulta que hizo el Senador señor Letelier respecto a quiénes deben ser considerados adultos mayores, quiero destacar que la ley N° 19.828, que crea el SENAMA, establece en su artículo 1°, inciso final, que, "Para todos los efectos legales, llámase adulto mayor a toda persona que ha cumplido sesenta años". O sea, el concepto se halla plenamente definido en la ley, de modo que no hay discusión sobre el punto.
Ahora, cuando se discuten proyectos de este tipo se tiende a buscar una solución global. Pero la verdad es que esa misma ley, aprobada aquí, en el Parlamento, en septiembre del año 2002, impone a aquel Servicio ciertas obligaciones. Y dice: "velará por la plena integración del adulto mayor a la sociedad, su protección ante el abandono e indigencia, y el ejercicio de los derechos que la Constitución de la República y las leyes le reconocen.".
Por lo tanto, en la actualidad ya hay un órgano encargado de la materia, que cuenta con un Consejo Consultivo, un fondo concursable y una serie de fórmulas para actuar respecto del adulto mayor.
Por supuesto, todos estamos de acuerdo en que no es la solución definitiva. Hay muchas cosas más que se debieran hacer. Pero lo que quiero subrayar es que la institucionalidad existe.
A la Comisión de Constitución concurrió la Directora del SENAMA , doña Paula Forttes , quien dio a conocer algunos antecedentes dignos de destacar.
En mi opinión, el proyecto que hoy discutimos es muy importante en lo que significa la protección jurídica al adulto mayor. Y su connotación no es otra que la de que en la Ley de Violencia Intrafamiliar se lo considere sujeto vulnerable especial.
¿Y por qué digo que esta iniciativa es relevante?
Me explico.
Hasta hace algún tiempo, todos sabíamos que, ante una denuncia por maltrato o violencia intrafamiliar de un hombre contra su cónyuge, había una respuesta del organismo donde se estampaba: se sindicaba como hechor al marido y, por tanto, existía el derecho (estoy hablando de no más de diez años atrás).
Pues bien, la situación se fue revirtiendo a medida que se generaban leyes protectivas y se creaba en la opinión pública la conciencia de que era necesario resguardar a los niños y a las mujeres en general.
Y lo que ocurre hoy con este proyecto es que se procura instalar en el debate a los adultos mayores para incorporarlos en la legislación sobre Violencia Intrafamiliar.
¿Por qué lo digo, señor Presidente ? Porque la Directora del SENAMA señaló en la Comisión que, según datos de Carabineros, en el año 2006 el número de denuncias por violencia intrafamiliar fue el siguiente: de mujeres menores de 60 años, 27 mil 307; de hombres menores de 60 años, 3 mil 244; de menores, 1.008; y de adultos mayores, ¡solo 395!, en circunstancias de que las encuestas han establecido que la cantidad de hechos de violencia intrafamiliar hacia este último grupo etario es bastante más alta.
Lo que hace este proyecto, en definitiva, es consagrar el importantísimo criterio de que habrá violencia intrafamiliar cuando las acciones violentas recaigan sobre menores de edad, adultos mayores o discapacitados.
En el mismo sentido, se regula lo concerniente a la situación de riesgo y, además, se plantean diversas y muy relevantes medidas protectivas.
Este proyecto, sin duda, no va a solucionar el problema global del adulto mayor -para eso ya existe un Servicio y para eso debieran destinarse, a lo mejor, muchos más recursos y adoptarse determinaciones bastante más directas-, pero tiene la virtud -la misma que tuvo la Ley de Violencia Intrafamiliar en relación con las mujeres- de poner el tema en el tapete público y, por supuesto, aumentar la capacidad de acción del Ministerio Público y de las demás instancias.
Desde ese punto de vista, la iniciativa cumple una función muy importante. Y, como aborda un aspecto bastante puntual, el plazo para la presentación de indicaciones debería ser muy corto, en forma de despacharla prontamente.
Nosotros votaremos a favor, señor Presidente .
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
A continuación, tiene la palabra el Honorable señor Arancibia.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente , la verdad es que no sé si podré votar este proyecto, porque soy adulto mayor y, ciertamente, me interesa que los demás lo aprueben para asegurarme de que cuando llegue a mi casa en la tarde ¡no abusen de mí!
Como dice el Senador Longueira, ¡me interesa que dejen de abusar de mí!
Sin embargo, pese a que finalmente pueda terminar no votando, deseo hacer algunos comentarios.
Primero, quiero efectuar una referencia al tremendo avance que ha habido en materia de estatus, vida, situación de los adultos mayores. No hacerlo sería imperdonable.
Al respecto, reconozco lo que el ahora Senador Frei llevó a cabo durante su Gobierno, en los términos en que Su Señoría lo expuso hace un rato.
Empero, no puedo dejar de hacer mención de un reclamo de la Senadora señora Matthei -lo escuché a la pasada- sobre la falta de reconocimiento a lo que realizó su madre durante un montón de años, en los cuales una institución del Estado les dio un trato preferente y especial a los adultos mayores, sector que empezó a tomar conciencia de ello.
Así que esto no parte el año 90 ni el 94. Para mí, por lo menos, con la experiencia de vida que tengo, se remonta a un poco antes.
Y yo quiero reconocerles a todos los actores el aporte que les han hecho a los adultos mayores, a quienes tienen hoy día presenciando esta sesión del Senado con una actitud que no existía antes. Ahora están vivos, participan, se hallan presentes, aplauden, gritan, reclaman. Aquí, en mi Región, van a la Universidad del Adulto Mayor. Realizan cursos importantísimos. Tienen escuelas de balé, hacen gimnasia, viajan.
Cuando comparo esa situación -ahora la observo en todas partes, y me llena de orgullo, pues se trata de personas vivas, potentes, a las cuales trato de imitar en mis actividades- con la de las abuelas de antes -por ejemplo, con la de una de mis abuelitas: en Quillota, rezando el rosario a las 8 de la noche (tenía un par de moñitos; era el peinado de la época), junto a dos hijas que la acompañaban devotamente-, no puedo menos que concluir que este país ha cambiado brutalmente
El señor ÁVILA .-
Desde luego, ¡desaparecieron los moñitos!
El señor ARANCIBIA.-
Desaparecieron los moñitos. Los de mi abuela ¡hace rato! Pero han aparecido otras cosas.
En todo caso, tengo el recuerdo de esa abuela -cariñosa, estupenda, católica- rezando el rosario. Y cuando observo a las abuelas de ahora -mi mujer entre ellas-, "na´que ver".
Entonces -repito-, este país es otro. Tenemos una sociedad distinta. Y la hemos ido construyendo entre todos y gracias a todos, no a uno en particular.
Ahora, dentro de las buenas ideas planteadas esta tarde aquí, en la Sala, considero que lo del 7 por ciento es de una justicia absoluta. Se trata de un punto que debiera hallarse en la agenda de cualquier candidato que pretenda ser Presidente de Chile. Y me parece que de alguna manera ha entrado.
Estimo, también, que podríamos poner el término del pago de contribuciones, a los fines de que los adultos mayores -me cuento entre ellos- tengan más recursos para definir a qué establecimiento irse. O sea, en vez de los hogares asistencialistas donde el Estado hace todo el gasto, que la persona disponga de más dinero para escoger aquel donde vivirá, acompañada, y aportar a su mantenimiento. Esto, en mi concepto, es importante, pues dignifica a quien hace uso del respectivo hogar.
Se trata de un punto por tener en cuenta.
Para consideración de mis camaradas, dejo expuesto lo del 7 por ciento -varios Senadores lo han planteado aquí- y el término del pago de contribuciones, para que quien tenga una propiedad pequeña pueda arrendarla e irse a vivir en un hogar a cuyo mantenimiento contribuirá y donde se le atenderá dignamente.
Pero volvamos a la Ley de Violencia Intrafamiliar, que es donde aparece la materia en comento.
Me alegra que el proyecto en debate sea un buen avance sobre el particular. Sin embargo, no creo que cambie mucho las cosas. Porque la brutalidad de la violencia intrafamiliar pareciera hallarse en todas partes. Está dentro de la cultura de algunos personajes que abusan de un ser más débil: les pegan a la mujer, a los hijos, a los parientes ancianos.
¡No existe ley con la que podamos resolver ese problema!
Ojalá seamos capaces de imitar lo que nos muestran todos los días nuestras etnias. Y, al respecto, haré un comentario en particular.
Todos los años viajo a Isla de Pascua, que pertenece a mi circunscripción. Y cuando vuelvo le digo a todo el mundo cuán impresionado quedo con el respeto, cariño y cuidado que se tiene allí para con los adultos mayores, quienes conforman el Consejo de Ancianos y, cuando hay ceremonias, son ubicados en un lugar especial; y si llueve, corren para protegerlos con paraguas.
¡Esa es nuestra etnia rapa nui!
Algo parecido ocurre con los mapuches y las etnias del norte, donde la edad, la experiencia, la sabiduría, el conocimiento merecen un respeto especial, distinto del nuestro, que hemos ido desarrollando en nuestra cultura cristiana occidental, capitalina, centralista y que nos lleva a cometer los abusos en comento.
Estamos ante un problema que no vamos a resolver por ley, sino educando, orientando; quebrándole las manos a quien las levante para pegarle a una mujer; quebrándole las manos y los pies -me estoy poniendo dramático- a aquel que golpee a un anciano.
La verdad, señor Presidente, es que la ley no basta. Debemos tener nosotros una actitud de respeto, de reprobación total a la violencia intrafamiliar, incluida la que se ejerce contra la gente de mayor edad.
Solo de ese modo podremos avanzar algo. Y -repito- ojalá observemos e imitemos a nuestras etnias originarias, que en esta materia nos dan lecciones.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , me alegra mucho que un debate como este haya sido largo, con el deseo de buscar soluciones y hacer un análisis crítico y, eventualmente, más profundo que lo que suelen ser algunas de nuestras discusiones cuando se otorgan ventajas a algunas personas.
Primero que todo, creo que debemos retroceder para saber que cuanto está sucediendo con nuestros adultos mayores, especialmente en materia de violencia, es lo que acontece con la sociedad en su conjunto.
Hoy día existe un estado de violencia en todas las culturas occidentales. Y también, por desgracia, en las orientales que en su tiempo fueron capaces de darnos una suerte de sensación de paz, de reflexión y de no violencia. Pienso que algunos de sus grandes líderes sufrirían mucho si vieran cómo hoy la no violencia pasa a ser más bien un análisis torpe o de personas que no tienen noción clara sobre el contenido de sus ideas. Pareciera que la violencia, la dureza en las expresiones y -de ahí en adelante- el vencer más que el convencer -como diría Unamuno- se hallan fuera de la realidad.
Y aquí quiero plantear de inmediato lo que muchos hemos sostenido desde hace 10 a 12 años.
Debemos introducir en la educación los signos de los derechos humanos y de la no violencia, y asimismo, incorporar necesariamente en la enseñanza familiar y de los colegios -dentro del marco de su proyecto educativo-, incluidos los establecimientos públicos, con presencia de padres y apoderados, lo que se llama "enseñanza sexual", por la íntima ligazón que, conforme a las normas clásicas de Freud, existe entre sexualidad y violencia.
Eso es lo primero, señor Presidente.
Pasado aquello, lo que se requiere es cambio. Y para el cambio hemos propuesto cuatro cosas muy precisas.
Primero, lo que ya señalé en términos de educación.
Segundo, la necesidad de estructurar un acuerdo para terminar con la televisión chatarra. En España, por ejemplo, han actuado en conjunto los canales y el Estado, en una suerte de autocensura que no provino de este último, sino de las mismas estaciones televisivas, que se dieron cuenta de que estaban destruyendo a la juventud.
Tercero, que de una vez por todas se entienda que la educación de los jóvenes de hoy es nuestra capacidad para evitar la violencia de los mayores sobre ellos y sobre los adultos mayores.
Y cuarto, que entendamos que el ciclo vital del hombre y la mujer comienza tres, cuatro, seis meses antes del parto y termina con la muerte, y que sobre tales aspectos hay que incidir para que la violencia no sea la marca fetal con que nacen los jóvenes.
Aprovecho la oportunidad, señor Presidente -y ya que se encuentran presentes Ministros-, para pedir que se dirija, en mi nombre, una nota al titular de Hacienda a fin de que nos explique tan solo por qué no quiere que se otorgue un permiso más prolongado de lactancia materna.
Algunos de los señores Senadores tampoco están de acuerdo con ello -cada uno con su gusto-, pero que al menos ese Secretario de Estado , señalado por el propio Gobierno como opositor a la medida, tenga con la Sala la deferencia de exponer el motivo de su posición. Está en su derecho al basarse en determinadas razones para tal efecto. Constituye otra visión. El parecer de un economista que encabeza el Ministerio de Hacienda de un Gobierno y el de un parlamentario médico son distintos. Pero la debida relación entre los Poderes indica que al preguntarle tiene que responderme.
Me alegro muchísimo de que el respaldo al proyecto provenga de todos los sectores, señor Presidente . Sin embargo, se han expuesto planteamientos bastante interesantes. ¿Cuándo se es "adulto mayor"? ¿Cuándo se es "abandonado"? ¿Cuándo se debe recibir la respuesta que queremos que dé el Estado?
No tengo una explicación clara para esas interrogantes, pero me parece que existe una contestación desde los tiempos en que estudiábamos el fenómeno de la senilidad, la cual corresponde, a la luz de los textos de hoy, a lo que se podría llamar "etapa del adulto mayor". En mi opinión, es necesario introducir al menos el factor sanitario.
Como será preciso definir quién debe recibir los beneficios, que se incrementarán cada vez más, al igual que el costo de mantener la salud -y las personas van a ser cada vez más despreciadas por ello, sobre todo en un país donde seguimos siendo más economistas que humanistas-, en ese momento habrá que introducir un factor muy simple, como le decía a mi queridísimo amigo el Ministro señor Viera-Gallo , que entiendo que ya lo sabe y por eso no me escucha.
El señor VIERA-GALLO ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
Le estoy prestando mucha atención, señor Senador.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Me refiero a lo que se hacía muchos años atrás: catalogar de una forma médica al adulto mayor abandonado y necesitado. Entonces, en un nivel de salud determinado -ministerial, previsional- se podrá decir: "Esta persona presenta tales necesidades y, por lo tanto, la manera de protegerla es distinta de la que requiere esta otra.".
Porque las condiciones de los individuos pueden diferir a pesar de tener la misma edad y, por lo tanto, las necesidades ser distintas. El caso más categórico -y esto tiene que ver también con la educación- es el de Juan Pablo II, quien dio lugar a una comparación, al asumir el Papado, con su hermano.
Por eso, señor Presidente, intentaremos aportar esta perspectiva en el momento de la discusión particular del proyecto.
No quisiera concluir sin señalar dos puntos más.
En primer lugar, tengo la sensación de que debemos despachar una ley, no solo normativa, sino también mandante respecto de lo que se requiere para mantener a los adultos mayores, a quienes vamos a necesitar en mucho mayor medida, como alguien señaló, si seguimos con un crecimiento negativo de la natalidad, el cual llevará a que generaciones más jóvenes deban confiarles ciertas tareas en un momento determinado.
Y ello no solo debiera hacerse porque es bueno para el país: el adulto mayor vive mejor cuando tiene una labor que hacer. Si queremos cambiar la educación chilena, podemos derivar más hacia ella a los jóvenes y dejar a estas otras personas, como sucede en Europa y en otras partes, en tareas para las cuales no se necesita tener poca edad y que aumentan su calidad de vida.
En segundo término, debe buscarse al máximo la posibilidad de que el adulto mayor esté con su familia. No es lo mismo, para el desarrollo de la vejez, vivir en una casa de acogimiento o de reposo, por muy buena que sea, que hacerlo en familia. Hoy día, querámoslo o no, la sensación de que el viejo debe estar en otra parte contradice precisamente las costumbres ancestrales nuestras que mencionaba el Senador señor Arancibia y que nosotros deberíamos reponer no solo como un mecanismo de ley, sino también de carácter pedagógico.
Porque, a mi juicio, una de las labores que el Senado tiene que desempeñar es una didáctica permanente en variados aspectos de las materias que conoce. Entre otras cosas, la ley manda, en efecto. Pero el debate público, la capacidad de llegar a todos los lugares de una forma clara, es también lo que permite decir que esta Corporación lleva a cabo la pedagogía que es tal vez lo más propio de un foro que exhibe una juventud creciente, mas en el cual se mantienen la influencia y el valor de la experiencia.
Por eso, señor Presidente , voy a votar con mucho agrado a favor de la idea de legislar. Hago la salvedad de que pido que se oficie, en mi nombre, acerca de una cuestión que ya se ha mencionado y que no es novedosa, pues la planteamos hace siete años. Abrigo el temor de llegar a creer que somos todos muy torpes si no podemos convencer a quien corresponde de que no se le puede estar cobrando 7 por ciento a alguien que nunca más tendrá que pagar. De esa cifra, 5 por ciento es para salud, en circunstancias de que, de acuerdo a las normas que hemos aprobado, la atención es gratis para todo aquel que sea de una determinada condición social. Al Gobierno -que es el mío y al cual respaldo- se le ha pedido hasta la saciedad que entienda que no puede imponerles un porcentaje a quienes nunca van a tener que pagar. Debe entenderse que se les está cobrando lo que por otras leyes es incobrable.
Pero, además, se exige 2 por ciento a personas que nunca más van a ser contratadas y que, por lo tanto, jamás van a obtener una licencia médica. Y, siendo así...
El señor PROKURICA.-
¡No es justo que se les siga cobrando!
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
...no debieran estar contribuyendo con ese porcentaje.
Lo anterior es una aberración tal que, si algún abogado se interesara, podría presentar una demanda que lograse bastante buena acogida en los tribunales.
En consecuencia, señor Presidente , hago hincapié en este punto de una manera lo más serena posible, pero con bastante hastío, porque no se pueden seguir entregando beneficios a los adultos mayores -asistencia, bonos, todo lo que merecen- y, al mismo tiempo, restándoles sus derechos. Prefiero el cumplimiento de estos a las asistencialidades. Por lo menos esa es mi visión de cómo deben hacerse las cosas en la sociedad.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Navarro, último orador inscrito.
El señor NAVARRO.-
Señor Presidente , el aumento de personas de la tercera edad ha sido considerado un terremoto demográfico en todo el mundo. Se prevé que el porcentaje de individuos de 60 años o más se duplicará con creces y pasará de 10 a 22 por ciento entre 2000 y 2050, año en el que igualará al de niños de 0 a 14 años. Es decir, la población adulta mayor será exactamente equivalente a la de dichos menores.
Se estima que para 2050 el porcentaje de personas de la tercera edad aumentará de 8 a 21 por ciento, mientras que el de niños bajará de 33 a 20 por ciento. O sea, avanzamos hacia una sociedad en la cual los adultos jugarán un rol muy importante.
La geriatría deberá ser incorporada de manera decisiva, como también la ergonomía, en el diseño de las ciudades, de los edificios, de todos los útiles con que la sociedad se maneja. Ello se extenderá no solo a la recreación, sino también al diario vivir.
En menos de tres decenios, las tres cuartas partes de las personas de edad, en todo el mundo, vivirán en países en desarrollo. Es decir, ello asimismo comprenderá a las naciones pobres.
Cuando tuve la posibilidad de viajar a China, señor Presidente , una de las cosas que me sorprendieron en la cultura oriental fue que ya a las 6 de la mañana miles y miles de adultos mayores practicaban ejercicios masivamente en todas las plazas públicas de Beijing. Y, durante la tarde, en esos mismos lugares ya no hacían gimnasia, sino que bailaban. El Estado proveía de parlantes y profesores. Y uno observaba, cuando iba raudo a las reuniones políticas y ejecutivas, cómo los ancianos, que en China abundan, bailaban sin ningún tipo de pudor y ocupaban los espacios públicos. Y en las esquinas, con un pañuelo amarillo amarrado a uno de sus brazos, ayudaban a controlar el tránsito de las bicicletas.
Asimismo, en Shangai, los adultos mayores cooperaban con la limpieza de la ciudad y, portando un papelillo que constituía un parte, conminaban a quienes botaban papeles al suelo a recogerlos. Si no lo hacían, se aplicaba una multa.
Es decir, eran personas integradas plenamente al ordenamiento cívico y, lejos de ser abandonados o remitidos a quehaceres secundarios, sus funciones eran altamente valoradas y respetadas por la juventud y los adultos.
A mi juicio, el proyecto es un avance.
Considero indispensable preparar en la materia al personal de Carabineros, tal como ocurrió en el caso de la violencia contra el sexo femenino, porque, en definitiva, ahora se trata de un sujeto diferente al del maltrato que ya se encuentra tipificado, referido al niño y la mujer.
Se debe educar a la policía -en especial, a los funcionarios que estarán a cargo de recoger las denuncias- acerca de cómo atender a los adultos mayores, cómo entenderlos, cómo acogerlos. El trato con ellos es más difícil, más lento y requiere capacidades adicionales.
Del mismo modo como la experiencia negativa en las denuncias de violencia intrafamiliar contra las mujeres obligó a Carabineros a realizar una preparación de su personal, será preciso hacer algo análogo para que la ley en proyecto se cumpla y la atención que se brinde sea la más adecuada.
El Senador que habla es partidario de que la Asamblea General de las Naciones Unidas o el Consejo de Derechos Humanos de dicho organismo establezcan una Declaración Internacional de Derechos Humanos de las Personas de la Tercera Edad.
Tal como existe una Declaración de los Derechos del Niño, me parece que ha llegado el momento de que la ONU contemple la Declaración Universal de los Derechos del Adulto Mayor. No veo por qué podría registrarse una discriminación entre los derechos del primero, mundialmente conocidos, y los del último.
Hace algunos años aprobamos un proyecto de acuerdo, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, para proponerle al Gobierno que promoviera dicha idea ante las Naciones Unidas.
Y es algo que hemos conversado más de una vez con Paula Forttes, Directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA).
Creo que es necesario que Chile se sume, en este contexto, a un clamor universal de protección.
En 2006 se formularon 31 mil 954 denuncias, contabilizándose 2 millones 100 mil 378 adultos mayores. Es una cantidad grande.
Cuando se ingresa a la sala de estar de un servicio público, la verdad es que no se encuentran consideraciones de ningún tipo para la atención de los adultos mayores. No tenemos una cultura sobre el particular. Y nos ha costado mucho implementarla respecto de aquellos que padecen de una condición especial o una discapacidad. Culturizar a nuestra sociedad, especialmente a los niños, en el respeto a los adultos mayores forma parte también del desafío educativo. De nada vale llevar al tribunal a un adulto o un niño maltratadores de un adulto mayor si en la educación no se enseña a respetarlo.
Recuerdo que el silabario en que aparecía la lección "El Ojo" -tal vez algunos señores Senadores también aprendieron a leer en ese texto- contenía un relato acerca de un anciano que se volvía niño. Con el tiempo, y después de leerlo¿
El señor ROMERO .-
El silabario Matte
El señor NAVARRO.-
Así es. Estudié en una escuela Matte.
Decía que, con el tiempo, descubrí que ese cuento se refería al retroceso provocado por el alzhéimer. Y, a propósito de ello, se nos inculcaba el respeto hacia los ancianos.
Extraño en la educación actual esa enseñanza, más aún cuando los alumnos proceden de manera violenta contra los profesores. ¡Si no respetan a sus maestros, menos lo harán con los adultos mayores! Es preciso poner mayor énfasis, en la educación, en relación con ese aspecto.
El señor PROKURICA .-
Así es.
El señor NAVARRO.-
En América Latina, el maltrato hacia los ancianos alcanza a 30 por ciento. En Chile no se cuenta con cifras al respecto. El SENAMA debiera llevarlas.
Y, a propósito de la iniciativa que nos ocupa, las estadísticas respecto de las denuncias deberían ser parte de la evaluación de cómo se está cumpliendo el derecho de los adultos mayores a no ser objeto de violencia.
En lo atinente a la propiedad, 77 por ciento de aquellos que han denunciado son maltratados en su patrimonio. ¡Otras personas se quedan con sus casas y demás bienes!
Echo de menos también el castigo a la violencia patrimonial que tiene lugar cuando los hijos en una condición económica pudiente abandonan a sus padres y los entregan al Estado. Conozco muchos de esos casos, que han llegado no solo a mi oficina de Senador, sino que también me expusieron cuando fui Diputado . ¿Qué se hace en esa situación? ¡Y ni siquiera llevan a la persona a un hogar de ancianos: dejan que el Estado u otros se hagan cargo de ella!
Pienso que esa conducta debiera significar una sanción y que debiera existir la obligación, a todo evento, de no abandonar a los padres cuando se posee una condición económica que permite asistirlos. Y si ello ocurre, debe aplicarse -repito- un castigo.
La no exención de responsabilidad criminal que se contempla, respecto de hurtos, defraudaciones o daños, me parece adecuada, ya que se dispone que ello tendrá lugar cuando la víctima sea un adulto mayor y quienes realicen la acción sean parientes consanguíneos o cónyuges. Es decir, a todo evento existirá una sanción criminal, no solamente civil.
Conforme a la ley sumeria, así como un hijo podía decir: "Tú no eres mi padre", este también podía replicarle: "Tú no eres mi hijo". Lo que aquí se requiere no es aplicar ese criterio de evitación o rechazo mutuos, sino uno de reencuentro mutuo.
Estamos analizando un proyecto que para su buen funcionamiento demanda la especialidad de las policías, mucha educación, una mayor comprensión del fenómeno del adulto mayor y una vocación de la sociedad en su conjunto.
Espero que el Senado pueda dedicar próximamente una sesión especial a tratar el tema del adulto mayor como un terremoto demográfico, pero también por su implicancia en lo social. Si, en definitiva, el conjunto de iniciativas que analizamos a diario no contemplan la excepcionalidad de esas personas y cada vez que votamos una normativa que obliga al Estado en la medida en que se establecen condiciones, beneficios, restricciones o subsidios no consideramos a dicho sector, estamos pensando en una sociedad que ya no existe, que era de jóvenes y en la cual ostentaban superemacía los menores de cuarenta años.
En ese sentido, se requiere una visión permanente. Para ello está el SENAMA. Pero, además, se necesita mucha educación.
Votaré a favor, señor Presidente , del proyecto, que castiga la violencia en contra de la tercera edad. Pero advierto que este no resulta suficiente -sería un error creer que lo es-, pues se requiere una política más integral en la materia.
Algunos Senadores, como el señor Orpis , han formulado propuestas. Debemos aprobar la iniciativa en comento, pero también recoger las ideas que signifiquen un avance más global en la protección de los adultos mayores.
He dicho.
¡Patagonia sin represas!
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
En votación la idea de legislar.
--(Durante la votación).
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, dejo constancia de mi voto favorable al proyecto, que, sin duda, reviste importancia en la medida en que releva uno de los aspectos de la problemática del adulto mayor y corrige la Ley de Violencia Intrafamiliar.
Resulta claro que la sociedad chilena incuba una dosis de violencia muy fuerte, la que se da, por desgracia, en el seno de la familia, lugar que se supone debe ser una instancia de encuentro, no de golpes. Y, lamentablemente, la violencia también es ejercida contra los adultos mayores. Conocemos muchísimos testimonios al respecto.
Sin duda, la causa de fondo es cultural, pero la ley ayuda. La ley ayuda a tener conciencia de los derechos, la ley ayuda a efectuar denuncias, la ley ayuda a establecer sanciones, la ley ayuda a fortalecer la dignidad de las personas maltratadas.
Con lo anterior, no quiero decir que la Ley de Violencia Intrafamiliar haya terminado con dicho fenómeno en Chile. Este seguramente nos acompaña desde siempre como sociedad. Sin embargo, tal normativa por lo menos ha servido para afirmar la dignificación de muchas mujeres, que ya no se encuentran en condiciones de tolerar lo que antes era oculto y, por tanto, casi privado. En consecuencia, me sumo con entusiasmo a esta dimensión de la ley.
Además, los adultos mayores, en la medida en que se organicen y establezcan redes de solidaridad y conforme se desarrollen políticas públicas para protegerlos e incorporarlos como un elemento central de la vida social, podrán aprovechar muy bien la normativa en análisis.
Me alegro de que se vaya construyendo un acuerdo nacional muy amplio, que comparto, en orden a que es preciso profundizar las políticas de apoyo al adulto mayor, incluyendo las reivindicaciones más inmediatas y urgentes, como lo relativo a la eliminación del 7 por ciento que se les descuenta a los pensionados por concepto de salud. Este debate, sin duda, ayuda a fortalecer la conciencia sobre la necesidad de políticas de Estado más activas que profundicen lo que se ha hecho en estos años para elevar la condición de un porcentaje tan importantes de nuestros compatriotas.
Voto a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (28 votos afirmativos).
Votaron las señoras Alvear y Matthei y los señores Ávila, Bianchi, Cantero, Coloma, Espina, Flores, Frei, García, Gazmuri, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Larraín, Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Núñez, Ominami, Orpis, Pérez Varela, Prokurica, Romero, Ruiz-Esquide, Sabag y Vásquez.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Se debe fijar plazo para presentar indicaciones.
Tiene la palabra el Senador señor Orpis.
El señor ORPIS.-
Señor Presidente , tal como señalé en mi intervención, creo que el proyecto está desfinanciado. Por ende, debe ser analizado también por la Comisión de Hacienda.
Sobre el particular, cabe mencionar un precedente para que quede consignado en la Versión Oficial. Cuando en la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente se entregó al juez la facultad para derivar a rehabilitación a una persona adicta, se levantó una oferta de instituciones a fin de que el magistrado pudiera hacerlo. En el inciso cuarto del artículo 92 propuesto en el proyecto que nos ocupa eso no ocurre.
Por lo tanto, después de que la Comisión de Constitución revise lo atinente al procedimiento, la iniciativa debiera pasar a la de Hacienda, con el objeto de que se verifique si se contará con los recursos para que los tribunales puedan decretar la internación en las instituciones pertinentes de los adultos mayores abandonados.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor VIERA-GALLO ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
Señor Presidente , quiero agradecer la unanimidad de la Sala al aprobar el proyecto que presentamos, reconocer lo hecho en esta materia por los parlamentarios de todos los partidos y reiterar lo manifestado por el Senador señor Frei respecto de la labor desarrollada en estos años en beneficio del adulto mayor. Se sigue trabajando muy arduamente en tal sentido.
Es verdad que queda harto por hacer, pero debemos admitir que se ha avanzado mucho.
Por otro lado, pido al Senado que fije un plazo breve para formular indicaciones, porque, si hay quienes no pueden esperar, esos son los adultos mayores.
Finalmente, por desgracia, debo contradecir al Senador señor Orpis . Como se busca despachar la iniciativa en análisis lo antes posible, se incorporarán los fondos adicionales que Su Señoría reclama, si fuera necesario, en el próximo proyecto de Ley de Presupuestos. A partir de septiembre, tendrá la ocasión de discutir los recursos de que dispondrá el próximo Gobierno.
Gracias, señor Presidente.
--(Aplausos en tribunas).
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
El Senador señor Orpis ha solicitado que la iniciativa también sea analizada por la Comisión de Hacienda.
Si le parece a la Sala
El señor ORPIS.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor ORPIS.-
Señor Presidente , lamento rebatir al Ministro , pero él no ha entregado ninguna garantía que permita asegurar los recursos para que un juzgado pueda derivar a una institución a un adulto mayor abandonado. No es posible otorgar una facultad a un tribunal sin señalar con qué fondos contará para tal fin.
En consecuencia, reafirmo mi petición en orden a que el proyecto pase a la Comisión de Hacienda.
Además, carecemos de atribución para determinar recursos en la Ley de Presupuestos.
Si no tenemos ninguna garantía del Estado en cuanto a que esos fondos estarán, la iniciativa está desfinanciada.
El señor GÓMEZ.-
Pido la palabra.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
La tiene, señor Senador.
El señor GÓMEZ.-
Señor Presidente, quizá se pueda buscar una fórmula alternativa. Por ejemplo, que el Ejecutivo se comprometa, en la propia Comisión de Constitución, a presentar el financiamiento pertinente. Así, no se agrega otro trámite, que demorará el despacho del proyecto.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , la ley dispone que, cuando hay gasto público, el proyecto debe pasar por la Comisión de Hacienda. Eso es así. En el órgano técnico nos comprometemos a despachar en forma bastante rápida la iniciativa. No hay ningún problema en ello.
No es posible establecer una facultad a los jueces si no existe el financiamiento respectivo. Y para indicarlo, la Comisión de Hacienda debe realizar el análisis pertinente. Tal decisión no está sujeta a votación. De esa manera se encuentra escrito en la Ley Orgánica Constitucional del Congreso.
El señor PROKURICA .-
Así es.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor VIERA-GALLO ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
Señor Presidente , el dilema es bien simple: ¿se quiere que haya ley o no se quiere?
Cuando se dispone que "el tribunal podrá", no se está diciendo que se debe gastar más plata. Es factible que el juez actúe usando los recursos disponibles o tal vez no. Eso se sabrá en la Ley de Presupuestos del próximo año.
Hoy vivimos una restricción fiscal. La Senadora señora Matthei la conoce perfectamente, y podrá comprender la enorme dificultad que significa que el Ministro de Hacienda venga y señale: "Para que la iniciativa se encuentre en un estado perfecto, necesitamos equis suma".
La normativa que nos ocupa surgió de la idea de considerar a los adultos mayores posibles víctimas de la violencia. Tal compromiso del Estado supone ciertas acciones públicas, que pueden encontrarse financiadas. Si no lo estuvieran, ello se resolverá en el proyecto de Ley de Presupuestos, que será analizado por los miembros de la Comisión de Hacienda. Sin embargo, si la presente iniciativa pasa a dicho órgano técnico -no creo que exista un deber constitucional al respecto-, les puedo asegurar que allí estará mucho tiempo.
El señor ORPIS.-
Depende de la urgencia.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Existe la voluntad de recoger las opiniones de los distintos señores Senadores. Siendo prudentes con el tiempo, daré la palabra a los cuatro inscritos, luego de lo cual se llevará a cabo la votación.
Tiene la palabra el Honorable señor Espina.
El señor ESPINA.-
Señor Presidente , le encuentro toda la razón a la Honorable señora Matthei . Su planteamiento coincide con algo que, en su momento, dijo la Senadora señora Alvear en la Comisión de Constitución, en cuanto a que en el Parlamento hemos aprobado leyes que no van acompañadas de la seguridad que implica el financiamiento respectivo.
Por ejemplo, hace un tiempo se dictó la Ley sobre Responsabilidad Penal de los Adolescentes. En sesiones anteriores yo di una cuenta acabada de lo que había visto en la práctica sobre la forma en que se aplica. ¡Se halla absolutamente desfinanciada! Prueba de ello es que en centros de internación donde hay 220 menores solo existen 30 cupos -¡treinta cupos!- para rehabilitación por adicción a drogas o alcohol.
Entonces, ¡tengamos un mínimo sentido de responsabilidad!
A los miembros de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento nos corresponde estudiar el proyecto en debate desde el punto de vista de la especialidad que nos compete. Pero, para el análisis del financiamiento respectivo, lo lógico es que pase a la Comisión de Hacienda.
Por lo tanto, me parece ofensivo que el señor Ministro -lo digo con el mayor respeto y afecto que le tengo- sostenga que en ese órgano técnico la iniciativa va a quedar muerta. ¡Lo único que debe hacer el Gobierno es explicarles a los integrantes de dicha Comisión cómo la va a financiar!
Con relación a la Ley de Violencia Intrafamiliar, sugiero a los colegas que por favor hablen con los jueces. ¡Estos no decretan medidas de protección porque no tienen dónde mandar a las personas! ¡No tienen dónde!
En el caso que nos ocupa, señor Presidente , me parece esencial asegurar el financiamiento para que la normativa en proyecto pueda operar. De lo contrario, estaremos sembrando expectativas que después no se cumplirán y, por ende, descrédito respecto del proceso de formación de la ley.
En consecuencia, comparto lo expresado por los Senadores señora Matthei y señor Orpis.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Vásquez.
El señor VÁSQUEZ.-
Señor Presidente , nosotros, como Sala del Senado, tenemos la obligación de ser efectivos y eficientes. Digo esto porque, de seguirse el criterio recién señalado de manera estricta, habría que parar la tramitación de todos los proyectos que contemplen tipos delictuales. Porque cada vez que se configure uno nuevo se discutirá la posibilidad de internar más procesados, más formalizados o, posteriormente, más condenados, y se preguntará cómo aplicar las disposiciones pertinentes si no se cuenta con financiamiento. Por tanto -no quiero alargar la discusión-, con dicho argumento, quedarían paralizadas varias iniciativa legales.
Si existe un compromiso efectivo del Gobierno de que los recursos se entregarán vía Ley de Presupuestos, por haberse establecido la obligación de internar a los adultos mayores en caso de abandono, me parece que eso basta y sobra para solucionar el problema.
Concuerdo en que se debe fijar un breve plazo para formular indicaciones, señor Presidente.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente , hemos aprobado el proyecto en general con mucho agrado y cariño, porque sabemos que favorece a nuestros adultos mayores, a quienes en verdad apreciamos, motivo por el cual les hemos ido otorgando permanentemente distintos beneficios a través de diversas leyes.
Hay un aspecto en el que discrepo del Ministro señor Viera-Gallo , a quien respeto y quiero mucho: en que la iniciativa va a morir si se remite a la Comisión de Hacienda. Muy por el contrario, creo que todos sus miembros procuraremos despacharla lo más rápido posible.
Al parecer, él tiene miedo no de los Senadores sino del Ministro de Hacienda. Pero, si aquel Secretario de Estado no ha sido capaz de doblarle la mano a su colega, nosotros lo haremos aquí, porque deseamos que la ley en proyecto se despache y cuente con los recursos correspondientes, a fin de que sea útil y operativa.
Tranquilo, señor Ministro . Nosotros conseguiremos el financiamiento que muchas veces usted u otras autoridades de Gobierno no han podido obtener.
Señor Presidente , reitero que aprobamos la idea de legislar con mucho agrado. Y espero que el proyecto vaya a la Comisión de Hacienda, donde lo analizaremos con mucho cariño y rápidamente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente , si la ley permite al juez ordenar una medida cautelar pero no le da financiamiento para ello, después la sociedad reaccionará contra él. La gente leerá la legislación y dirá: "¡Pero cómo este juez no ha decretado la medida cautelar cuando en este caso es obvio que debe hacerlo!".
¿Y cómo explica el magistrado que, a pesar de que la ley lo autoriza en tal sentido, se encuentra imposibilitado para actuar porque no existe financiamiento?
Señor Presidente, es muy grave legislar de esa manera. Estamos lavándonos las manos y satisfaciendo nuestra conciencia haciendo como que solucionamos un problema.
El señor PROKURICA .-
¡Así es!
La señora MATTHEI.-
Porque eso es: "estamos haciendo como que resolvemos".
Pero el costo ante la sociedad lo pagarán los jueces: se dirá que no sirven; que son esto o lo otro. O sea, nuevamente se les echará la culpa a ellos.
Como dije, la gente, tras leer la ley, dirá: "¡Pero cómo el juez no decretó la medida cautelar!".
Entonces, yo por lo menos no estoy dispuesta a votar afirmativamente disposiciones que sé que después no se podrán aplicar y que, además, redundarán en un menoscabo de la apreciación que la opinión pública tiene de los magistrados.
En consecuencia, seamos serios. Necesitamos saber más o menos cuántos cupos se requerirán en total y en cada Región; cuánto cuesta la medida cautelar propuesta; quiénes otorgarán los recursos, en fin.
Toda esa información debe estar sobre la mesa, señor Presidente , porque, si no, la iniciativa será un chiste que resultará muy caro para la imagen que la ciudadanía posee del Poder Judicial .
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
¿Habría acuerdo en la Sala para que el proyecto vaya a la Comisión de Hacienda?
El señor PROKURICA.-
Pido la palabra.
El señor ORPIS.-
Votemos.
El señor NÚÑEZ.-
Sí, votemos.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica.
El señor PROKURICA.-
Señor Presidente , sugiero una fórmula intermedia: que la iniciativa se remita a la Comisión de Hacienda, pero que el trámite quede terminado en una o dos sesiones; de manera que no se produzca el retraso a que aludió el señor Ministro .
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Nadie puede asegurar que se generará tal demora. Lo más probable es que ello no ocurra.
Se va a votar si el proyecto se remite o no a la Comisión de Hacienda.
El señor LARRAÍN .-
Durante la discusión particular.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Exactamente: en el trámite de la discusión particular.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
Señores Senadores, la iniciativa fue aprobada en general.
Corresponde fijar plazo para presentar indicaciones y decidir si, además de ir a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, pasa a la de Hacienda, en su caso.
El señor NÚÑEZ.-
Reglamentariamente, eso es poco claro.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Núñez .
El señor NÚÑEZ .-
Señor Presidente , propongo establecer primero el plazo para presentar indicaciones al proyecto que aprobamos en general y que, luego de que la Comisión de Constitución analice cada una de las indicaciones planteadas, se remita a la de Hacienda.
De no ser así, no sabríamos sobre qué texto formular las indicaciones.
El señor ORPIS .-
Que pase primero a la Comisión de Constitución y después a la de Hacienda.
El señor NÚÑEZ .-
Por eso sugiero que determinemos de inmediato la fecha tope para formular indicaciones.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
El Reglamento establece claramente que debe pasar a una Comisión y luego, a la otra.
Con relación a la presentación de indicaciones, hay varios requerimientos, de informes en Derecho y otros, que piden un plazo razonable, no tan corto. Y existe acuerdo en la Sala en orden a perfeccionar la iniciativa.
Entonces, busquemos una fecha prudente. En esto no hay ningún problema, ya que existe la voluntad de contribuir a mejorar el articulado. ¿Les parece a Sus Señorías el 27 de julio?
El señor VIERA-GALLO ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
¡Mucho!
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Entonces, el 15 de julio.
¿Habría acuerdo?
El señor PROKURICA .-
Sí.
La señora MATTHEI .-
Perfecto.
--Se fija plazo para formular indicaciones hasta el 15 de julio, a las 12.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).- Enseguida, se va a votar si el proyecto pasa o no a la Comisión de Hacienda, en la forma señalada.
En votación.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).- Terminada la votación.
--Se acuerda enviar el proyecto a la Comisión de Hacienda (13 votos a favor, 6 en contra y 3 abstenciones).
Votaron por la afirmativa la señora Matthei y los señores Bianchi, Cantero, Espina, Flores, García, Horvath, Kuschel, Larraín, Orpis, Prokurica, Romero y Sabag.
Votaron por la negativa los señores Gazmuri, Girardi, Gómez, Muñoz Aburto, Ominami y Vásquez.
Se abstuvieron los señores Ávila, Navarro y Núñez.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Hemos solicitado a la Comisión de Hacienda que proceda con la máxima celeridad en el trámite del proyecto.
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