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El señor GAZMURI.-
Señor Presidente , siempre es materia de controversia determinar cuánto puede subir el ingreso mínimo sin que se afecten los niveles de empleo.
Y digo "controversia" porque es bastante evidente que las causales estructurales y más de fondo de la cesantía no tienen que ver con el nivel salarial ni, en particular, con el sueldo mínimo, el cual, por lo demás, no lo percibe una mayoría de los trabajadores, como aquí se ha dicho, sino alrededor de 550 mil, sobre una masa laboral de más de 6 millones. Y se trata de los trabajadores con menos productividad.
Yo represento una Región donde, por desgracia, el salario mínimo todavía es muy común. En las zonas agrícolas del valle central cubre a un porcentaje bastante mayor de trabajadores que en el resto de la economía. Por lo tanto, la idea de que un reajuste elevado conspira necesariamente contra el empleo no tiene ningún fundamento empírico y es materia de una controversia teórica que no está resuelta. No hay ninguna fórmula mágica que indique esa relación.
En lo personal, creo que la dificultad para recuperar los niveles de empleo después de la crisis del 90 no guarda relación con la flexibilidad laboral, contrariamente a lo sostenido por muchos economistas neoliberales, sino con algunos factores más estructurales del tipo de desarrollo económico en que estamos inmersos.
Valoro la propuesta que se nos presenta, en primer lugar, porque el Gobierno tuvo flexibilidad en la discusión parlamentaria para mejorar su planteamiento inicial. Entramos ayer con 4 mil pesos de aumento (2,5 por ciento más) y salimos con 6 mil.
Por supuesto, no es el incremento que quería la Central Unitaria de Trabajadores. A mi juicio, en un período de contracción pedir 13 por ciento de incremento, sin duda, es poco prudente. Eso lo entienden incluso quienes propusieron aquella cifra. Es una vieja y sana costumbre sindical la del "tejo pasado". No la critico a priori.
Pero -reitero- valoro la flexibilidad que se tuvo.
Por otra parte, se escucharon en sectores del empresariado voces que llamaban a congelar el salario mínimo, las cuales reflejan la idea, a mi juicio profundamente equivocada y falsa, de que este instrumento -en Chile no es muy alto; supera en poco el promedio del ingreso mínimo de América Latina, pero tenemos una economía bastante más desarrollada que la de muchos países de la región- es causa de desempleo.
Yo no comparto esa percepción.
La desocupación actual no tiene que ver con la flexibilización laboral, sino básicamente con la crisis mundial. En mi Región, los altos índices de cesantía de los sectores más críticos (por ejemplo, la exportación de madera) no obedecen a las leyes laborales, sino a la contracción de la demanda estadounidense producto de la crisis subprime.
También valoro el aumento de la asignación familiar y del subsidio único familiar. Este último se incrementa en 13 por ciento. Con dicha alza estamos mejorando una prestación de mucha importancia en el presupuesto familiar de los sectores que reciben el beneficio, los cuales no están incorporados plenamente a la economía como aquellos que perciben ingresos menores a 170 mil pesos.
Finalmente, respecto del debate suscitado sobre la crisis, discrepo de quienes -en particular del señor Senador que me precedió en el uso de la palabra- han sostenido que el Gobierno no ha enfrentado la crisis. La Presidenta Bachelet ha sido enfática en esta materia.
Aquí el que más se equivocó al comienzo fue el Banco Central,...
El señor NARANJO .-
Así fue.
El señor GAZMURI.-
...no el Ejecutivo , pues adoptó medidas completamente descaminadas. Pero luego se llegó a una convergencia entre la política fiscal y la monetaria, como se observa hoy día.
Si algo reconoce el país, es que el Gobierno ha hecho esfuerzos mayores por que el peso de la crisis, a diferencia de otras ocasiones, no recaiga en los sectores más débiles. El conjunto de medidas que se han ido tomando demuestran que el Gobierno ha enfrentado la situación con prontitud. Como es evidente, no pudo evitar todos sus efectos, pero ha realizado esfuerzos fiscales considerables para intentar reactivar la economía, impulsando una fuerte inyección de inversión pública destinada a estimular el desarrollo de la pequeña y mediana empresas, la contratación de mano de obra juvenil, la implementación de programas de distinto tipo.
El proyecto que nos ocupa forma parte de esa política y...
El señor NOVOA ( Presidente ).-
Terminó su tiempo, señor Senador.
El señor GAZMURI.-
¿Me podría dar un minuto más, señor Presidente?
El señor NOVOA ( Presidente ).-
Ya le dimos uno adicional. Pero le concederé otro para que redondee su idea.
Continúe, Su Señoría.
El señor GAZMURI.-
Gracias, señor Presidente.
Decía que parte de esa política la estamos debatiendo en la presente sesión. Porque después del despacho de esta iniciativa vamos a aprobar -espero que por unanimidad- el proyecto que otorga el "bono de agosto", que sin duda representa un complemento significativo para una cantidad muy importante de familias en un mes donde el desempleo estacional tiende a subir. Y eso en mi Región es de mucha relevancia.
Por lo tanto, la iniciativa que nos ocupa y la que vendrá dan cuenta de una política que reafirma el hecho de que la crisis no la están pagando los sectores más débiles y desposeídos. La última gran crisis que afectó al país, la de 1983, sí fue asumida brutalmente por ellos.
Voto a favor.
Gracias por el tiempo adicional, señor Presidente.
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