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El señor NOVOA ( Presidente ).-
Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que crea el Ministerio de Energía e introduce modificaciones al decreto ley N° 2.224, de 1978, y a otros cuerpos legales, con informe de la Comisión de Minería y Energía y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (5766-08) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 84ª, en 13 de enero de 2009.
Informe de Comisión:
Minería y Energía, sesión 22ª, en 2 de junio de 2009.
El señor NOVOA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
El principal objetivo de la iniciativa es crear el Ministerio de Energía, que tendrá a su cargo la rectoría del sector energía en el país y las competencias en gestión de las concesiones geotérmicas; en la determinación de los precios de paridad contenidos en los fondos de estabilización del petróleo, y en las concesiones, sistemas de transporte y explotación de los servicios eléctricos.
La Comisión de Minería y Energía discutió este proyecto solamente en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes: Senadores señores Orpis, Núñez y Prokurica. El texto pertinente -que es el mismo despachado por la Honorable Cámara de Diputados- se transcribe en el comparado que Sus Señorías tienen en los pupitres.
Cabe señalar que esta iniciativa, de aprobarse en general, durante su discusión particular también deberá ser analizada por la Comisión de Hacienda.
El señor NOVOA (Presidente).-
En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra el Honorable señor Prokurica.
El señor PROKURICA.-
Señor Presidente, en la actualidad, la organización y competencias en el sector público de entidades relacionadas con la energía están cruzadas por distintos organismos, tales como el Ministerio de Minería; el Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción; la Comisión Nacional de Energía (CNE); la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC); la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN). Estas entidades, en ocasiones, actúan conjunta o separadamente con la consiguiente colisión de facultades.
La energía, dada la realidad de la vida moderna, es un factor crítico para la vida económica del país. Ella, junto con constituir un bien cuyo consumo se halla directamente relacionado con la calidad de vida de la población, constituye un insumo esencial para la producción manufacturera, la agricultura, la minería y gran parte de los servicios que utilizamos. En efecto, la energía es fundamental para el transporte, la calefacción y refrigeración de nuestros hogares, el funcionamiento de las fábricas, las explotaciones agrícolas y mineras y las oficinas.
En las últimas décadas muchos países del mundo, incluido Chile, han optado por modelos económicos más abiertos, donde el sector privado ha ido ganando una participación importante en la provisión de servicios básicos, como el energético, y el Estado ha determinado intervenir principalmente a través de la regulación de esos mercados, corrigiendo las fallas que se producen en su funcionamiento.
Para cumplir con dicho propósito, se han creado estructuras especializadas encargadas de formular políticas de desarrollo para el sector y de ejercer la regulación, tratando de optimizar así la competencia y la entrega de servicios del sector privado, beneficiando con esto a los ciudadanos.
La rapidez con que han sucedido estos cambios ha requerido que el diseño de la institucionalidad existente se adapte a la realidad del sistema económico específico en el cual opera, lo que en la práctica no siempre ha ocurrido.
El cambio de las organizaciones y las competencias que estas desarrollan son un elemento clave cuando una institucionalidad no es coherente con el entorno en que se desenvuelve su accionar, sea este interior o exterior.
En la primera década del siglo se ha instalado en la agenda de todos los Gobiernos el asunto energético como uno de los temas principales para enfrentar en la acción gubernativa. Chile no está ajeno a dicho fenómeno, especialmente por ser un país con un sostenido crecimiento económico, que demanda de manera paralela más energía, como también por ser altamente dependiente del extranjero en la estructura de su matriz energética.
Los principales objetivos que busca este proyecto de ley son los siguientes: modificar la actual institucionalidad en el sector eléctrico, a fin de facilitar una mirada integral de este para unificar las decisiones en políticas públicas; fortalecer una visión internacional del tema energético; mejorar la coordinación a objeto de anticipar problemas y soluciones; diseñar instrumentos que favorezcan la diversificación de la matriz energética; cumplir propósitos de eficiencia energética; definir y cumplir objetivos en materia de energización rural; fortalecer la capacidad regulatoria técnico-económica, para cumplir y garantizar estándares internacionales que transparenten y estabilicen al sector privado; asegurar un desarrollo energético dinámico y ambientalmente sustentable, y por último, mantener ciertas características de la institucionalidad actual.
La iniciativa en estudio, señor Presidente , crea el Ministerio de Energía y la Subsecretaría de Energía. Su dirección superior corresponderá al Ministro de Energía , mientras que la administración interna y la coordinación de los servicios públicos sectoriales serán responsabilidades del Subsecretario de Energía .
Segundo, crea Secretarías Regionales Ministeriales, que representarán territorialmente a dicha Secretaría de Estado en el país, pero sin especificar el número de aquellas.
Tercero, dispone que la Comisión Nacional de Energía (CNE), que es un organismo que existe hoy día, será un servicio público descentralizado cuya administración corresponderá al Secretario Ejecutivo , quien será elegido, por primera vez, de acuerdo con el Sistema de Alta Dirección Pública.
Cuarto, suprime el Consejo de Ministros de la Comisión Nacional de Energía.
Quinto, reduce atribuciones de esa institución.
Sexto, estipula que la CNE quedará circunscrita a la regulación (en materia de precios y tarifas) y formulación de normas técnicas de calidad y seguridad de servicio.
Séptimo, la Comisión Nacional de Energía, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) y la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) quedan dependientes del Ministerio de Energía y coordinadas por la Subsecretaría de Energía.
Octavo, dispone que los precios y tarifas los establecerá el Ministerio de Energía en conjunto con el de Economía, y los Contratos Especiales de Operación (CEOPs) se harán en conjunto con el de Minería.
Noveno, crea un organismo público-privado a cargo de la eficiencia energética, denominado "Agencia de Eficiencia Energética".
Y, décimo, el proyecto consigna que dicho Ministerio contará con nuevas áreas funcionales: mercado energético, energías renovables, eficiencia energética, desarrollo sustentable y medio ambiente, energización rural y social, estudios y desarrollo energéticos.
Además, y como efecto de la creación de dicha Secretaría de Estado, se trasladan a esta ciertas competencias radicadas actualmente en otros ministerios.
Por ejemplo, de Minería son traspasadas las facultades establecidas en la Ley de Concesiones Geotérmicas; la determinación de los precios de paridad contenidos en los fondos de estabilización de precios del petróleo (leyes N°s. 19.030 y 20.063, respectivamente), y otras competencias en materia nuclear.
De Economía se traspasan todas las competencias relativas a gas y electricidad, como las concesiones, sistemas de transporte, explotación de servicios eléctricos, salvo la determinación de los precios de los servicios eléctricos, lo que se hará de forma conjunta, según se ha señalado.
Y, finalmente, para establecer canales de comunicación entre medioambiente y energía se incorpora al Ministro de Energía en el Consejo Directivo de la Comisión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) y a los Seremis de Energía en las distintas Comisiones Regionales (COREMAS).
Desde ya, señor Presidente , manifiesto mi intención de votar a favor de la creación del Ministerio de Energía.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Horvath.
El señor HORVATH.-
En primer lugar, señor Presidente, me parece conveniente y oportuno separar Minería de Energía, porque día a día han ido quedando demostradas la autonomía e importancia de este último sector.
De hecho, comentábamos con el señor Presidente de la Comisión de Minería y Energía que hasta hace algunas décadas los indicadores de calidad de vida y bienestar se vinculaban con los niveles de consumo de energía. Sin embargo, a partir de la conciencia ambiental y de la consiguiente reducción del uso de combustibles fósiles y la contaminación asociada con estos, ahora está teniendo creciente relevancia la eficiencia, el ahorro y la generación mediante diversas energías renovables no convencionales, las cuales, potencialmente, en nuestro país resultan, por así decirlo, envidiables.
Hoy en día, los mecanismos contemplados en el Presupuesto para fomentar este tipo de actividades, tanto en lo relativo al uso de energías renovables como al fortalecimiento del ahorro, la eficiencia y el buen uso energético, operan a través de otros organismos del Estado -CORFO, Ministerio de Vivienda, en fin-, cuando lo lógico sería que esta materia quedara aunada en una sola entidad gubernamental.
Del mismo modo, la forma de asignar los subsidios al consumo eléctrico -asunto que después habrá que analizar en la discusión particular de la iniciativa y en la propia ley que los rige- debiera ser similar, en cuanto a vulnerabilidad social, a la modalidad aplicada en otros servicios básicos, como el agua potable, para que no dependan solamente del alza de los costos del suministro por determinados períodos de tiempo.
Asimismo, se debiera asegurar el suministro de energía eléctrica -cuestión particularmente sensible en nuestro país- a costos razonables, sin que ello signifique el deterioro de ecosistemas vulnerables. Esto último es lo que hoy en día ocurre por falta de planificación territorial. Porque, en el fondo, las plantas se están ubicando cerca de las desembocaduras de los ríos y en humedales, lo que está generando un problema y un pasivo ambiental mayor incluso al beneficio de entrega de energía.
Sé que no es el momento, pero en algún minuto de la discusión en particular habrá que analizar la conformación del Centro de Despacho Económico de Carga, por cuanto debiera incluir también, necesariamente, a los consumidores, a fin de hacer más eficiente y más equitativo el sistema.
Asimismo, echamos de menos en el proyecto -esperamos tenerlo en algún minuto a disposición- un organigrama del nuevo Ministerio, donde se definan claramente por ley las plantas de quienes lo van a integrar. Ello, con el objeto de que en el proceso se reconozca a las personas que se traspasarán, sin que sea necesario que pasen por la Alta Dirección Pública para ocupar los nuevos cargos, porque eso también nos merece reparos.
No obstante lo anterior, señor Presidente , consideramos oportuna y necesaria la iniciativa y la apoyamos plenamente.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.
El señor BIANCHI.-
Señor Presidente , coincido absolutamente con lo señalado por los dos señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra.
Hoy día concurrieron a la Comisión de Minería y Energía el gerente general y el gerente de operaciones de la Empresa Nacional del Petróleo. Ellos, entre otras cosas, nos informaron sobre algunos proyectos de la ENAP que han fracasado, pero también nos dieron noticias bastantes alentadoras con respecto a lo que podría llegar a significar la planta de gas natural licuado en Quintero, con diez millones de metros cúbicos de ese combustible, la que, en algún momento, podría dar solución casi a la totalidad de la demanda del país.
En cuanto a la iniciativa que nos ocupa, el hecho de que se separe Minería y Energía, es, sin duda alguna, un anhelo de muchos.
En términos generales, el Estado de Chile no tuvo durante los últimos años una política energética. Y hay que reconocer que la llegada del señor Marcelo Tokman a la Presidencia de la Comisión Nacional de Energía -lo he señalado públicamente en otros lugares- le dio una dinámica distinta a dicho organismo, de la cual nuestro país carecía sobre el particular. En efecto, mientras hablábamos de crecimiento, este no se asociaba al ámbito energético.
Voy a respaldar la creación del Ministerio de Energía, aun cuando tenía algunas dudas.
Sin embargo, quiero pedirle encarecidamente al señor Ministro , aprovechando su presencia aquí, que cuando presentemos las indicaciones correspondientes exista la voluntad de acoger las que considere viables, a fin de contribuir al perfeccionamiento de la entidad que se crea.
El proyecto en análisis es necesario. Nosotros no teníamos esta mirada del Chile de los próximos 30 a 50 años. Y querámoslo o no, ello "sí o sí" va de la mano con el tema energético.
A mí me alegra mucho la creación de este Ministerio. No tengo duda alguna de que generará una dinámica distinta.
En su momento le presentamos a la Presidenta de la República un proyecto de ley donde se pretendía descentralizar la generación de energía, aprovechando la particularidad de cada Región. En el caso de la zona sur: eólica, mareomotriz; en el norte: geotermia, solar, etcétera. Distintas energías que pueden ser perfectamente aplicables a lo largo de nuestro país.
Con tal objeto, el nuevo Ministerio podría gestionar esta materia con los futuros gobiernos regionales, para descentralizar la generación en el ámbito energético.
Y también debemos comenzar a hablar de la energía nuclear. Chile ha evitado esta discusión. Se sabe que es una cuestión altamente sensible, pero en algún momento de la vida será preciso iniciar el debate de una materia tan relevante como esta, en el marco del futuro desarrollo del país.
En consecuencia, apoyo la iniciativa en examen, coincido con los señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra y espero la voluntad del Ejecutivo para acoger las indicaciones que haremos llegar en el momento preciso.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Orpis.
El señor ORPIS.-
Señor Presidente, Honorables colegas, al igual como han expresado los señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra, voy a concurrir con mi voto favorable al presente proyecto de ley.
Sin embargo, deseo formular algunas observaciones que, básicamente, apuntan al debate en particular.
En primer lugar, creo que es bueno hacer un balance en materia energética en el país.
En la última década hemos experimentado tres crisis. Y la última de ellas nos significó reemplazar el gas argentino. Pero Chile hizo una pésima apuesta en esa materia, porque lo sustituyó, en la búsqueda de una fuente barata de energía, mayoritariamente por carbón, que es la energía más contaminante.
Considero que hay una muy mala resolución al respecto.
Uno esperaría definiciones importantes, tal como lo ha señalado el Senador señor Bianchi : ¿qué ocurre con la energía nuclear?, ¿qué ha sucedido particularmente con las grandes centrales hidroeléctricas aún pendientes? Porque al ascender en estatus la cuestión energética, este tipo de decisiones se deberían tomar con mucha mayor claridad y resolución.
En segundo término, señor Presidente , es preciso analizar a fondo la Agencia Chilena de Eficiencia Energética. Y quiero dejarlo establecido para la discusión en particular.
Nos ha tocado ver en países desarrollados experiencias donde se unen los sectores público y privado para abordar ciertos temas vinculados con eficiencia, y se van apalancando recursos provenientes de ambas esferas.
No obstante, hay que tomar todos los resguardos para que la Agencia no se transforme en una entidad burocrática, que se llene de personas y, en definitiva, no se cumpla el objetivo.
Quiero hacer esa prevención -repito- para efectos de la discusión en particular.
Y respecto de la Comisión Nacional de Energía, tengo muy vivo el recuerdo de cuando MIDEPLAN era ODEPLAN. Se trataba simplemente de una oficina, pero hizo una de las mejores políticas públicas en materia de pobreza. Luego se transformó en Ministerio, y toda su capacidad creativa desapareció. Así, hoy día existen muy pocas entidades dedicadas a pensar políticas públicas destinadas a combatir la pobreza.
La Comisión Nacional de Energía ha sido un organismo eminentemente técnico. Y hay temor -estudiaremos a fondo el punto en la discusión particular- en cuanto a que el nuevo Ministerio signifique una nueva burocracia que termine neutralizando todo lo realizado por aquella institución en el ámbito energético.
Hechas esas prevenciones, señor Presidente, anuncio que votaremos a favor de la creación del Ministerio de Energía.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.
El señor SABAG.-
Señor Presidente, no cabe duda de que el proyecto en estudio, que crea el Ministerio de Energía con el objeto de delimitar funciones y facilitar la elaboración de políticas públicas de largo plazo a través de una visión integral del problema energético, se justifica plenamente, porque para incorporar a todos los sectores al desarrollo y al bienestar del país se requiere energía eléctrica.
Le hemos dado electricidad a casi 100 por ciento de los campesinos. Hemos llevado agua potable a cerca de 98 por ciento del sector rural. Y para eso se necesita energía eléctrica.
Los pueblos progresan, se iluminan, precisan energía eléctrica. El país crece, aparecen nuevas industrias en el campo y en la ciudad: más requerimiento de energía eléctrica. El sector minero también la demanda.
Cuando Chile crecía al 6 por ciento, el consumo de energía eléctrica oscilaba entre 9 y 10 por ciento.
Por eso, el mejor índice de progreso de un país es el alto consumo de energía eléctrica.
Sin embargo, en ese aspecto nos hemos ido quedando atrás. Tuvimos un veranito de San Juan , y todos estábamos muy contentos, pues ganábamos mucha plata con lo barato del gas argentino. ¿Cuánto nos duró? Tres o cuatro años. Nos cortaron el suministro de un momento a otro, y ello nos obligó a realizar fuertes inversiones en plantas regasificadoras, con el objeto de poder traer gas natural licuado. Las construcciones se hallan a punto de culminar. Es el caso de la de Quintero, que esperamos se encuentre en plena operación de aquí a fin de mes o en los primeros días de julio.
Además, ya se están haciendo las gestiones para trasladar dicho combustible a las ciudades más importantes del país -como Concepción- por ferrocarril.
Se necesita el Ministerio de Energía para concentrar todas las fuerzas y flexibilizar muchas normas que entorpecen el desarrollo de ese tipo de proyectos.
Hay que ir terminando con una serie de situaciones -están aquí varios colegas que pertenecen a la Comisión de Minería y Energía-, porque existe una suerte de corrupción que se debe combatir.
Por ejemplo, se va a instalar una planta hidroeléctrica, pero, cuando ya está todo listo, aparece un señor que, sobándose las manos, dice: "Hay un pequeño problemita aquí". "¡Pero qué problema, si tengo todas mis cosas en orden: aprobación por la Comisión Nacional del Medio Ambiente, por las municipalidades, por todos!". "Sí. Pero yo tengo derechos sobre una mina ubicada justo aquí!". "¿Cómo? ¡Qué mina!". "No se ponga nervioso: con 500 millones, 800 millones o 1.000 millones nos podemos arreglar".
¡Por favor! ¡Eso es corrupción!
¡Tenemos que acabar con tales prácticas!
¿Pero quién le coloca el cascabel al gato?
Nosotros estamos permitiendo que inescrupulosos se enriquezcan indebidamente, tal como ocurría hace algún tiempo con los derechos de agua: luego de otorgados, al momento de instalarse una mina de cobre, por ejemplo, aparecía el dueño de ellos y les decía a los propietarios del yacimiento que no debían preocuparse por la falta del vital elemento, pues por 100 millones de dólares les podía dar todo el que quisieran.
¡Eso es enriquecimiento ilícito!
Entonces, debemos ejercer control y procurar que las cosas sean claras y transparentes, a fin de que quien venga a invertir aquí encuentre todas las facilidades para concretar su negocio, obtenga ganancias legítimas y genere los recursos que el país tanto precisa.
Por eso, se deben explorar otras fuentes de energía. No tenemos muchas; pero si sabemos usarlas podremos autoabastecernos de energía eléctrica.
Hay que examinar la energía mareomotriz. También, la eólica. Respecto de esta, ya se han instalado con bastante éxito algunas plantas en el norte y en grandes ciudades, como Punta Arenas, y Regiones, como la Octava.
También está la energía geotérmica. Ayer leía en la prensa que se van a concesionar miles de hectáreas para explorarla.
Todo eso me parece muy bien. Empero, debe haber control y coordinación por parte de un Ministerio encargado del problema energético.
Están igualmente la energía magmática y la del carbón.
Siempre se habla de lo mucho que contamina el carbón; esa es la impresión de todos.
Pues bien, en mi Región se están instalando en estos momentos cuatro grandes plantas termoeléctricas a carbón, de 750 megavatios cada una. Y todo el mundo protesta por la contaminación que provocarán. Sin embargo, ella será mínima, pues se utilizará la más alta tecnología disponible.
Ahí necesitamos al Ministerio de Energía, para que su voz autorizada diga que esas centrales no contaminarán.
Ahora, si las autoridades, a través de los organismos estatales competentes, han permitido su construcción, es porque reportarán beneficios para el país y no causarán daño a los seres humanos, que es lo que más nos importa.
Esperamos, de otro lado, que las plantas de energía eléctrica a petróleo o a gas natural, con la llegada del gas licuado, funcionen con mayor seguridad en el plano de la contaminación.
Sin duda, señor Presidente , la mayor energía de que disponemos es la hidroeléctrica, que es la más limpia, la menos contaminante de todas. El gasto inicial puede resultar elevado, pero con posterioridad el costo de producción es mínimo.
A eso debemos apuntar. Hay que mirar el interés nacional por sobre los intereses particulares: qué es bueno para el país. El Ministerio siempre debe tener presente eso y señalarlo con energía y valentía. Porque muchas veces grupos de presión que disponen de bastante plata empiezan a crear ambiente manifestando que determinada energía es mala por un motivo u otro, con lo cual impiden la realización de grandes obras de beneficio para Chile.
Últimamente han llegado a nuestro país muchos empresarios de Italia, Alemania y Francia con bastante experiencia en la generación de energía eléctrica a través de centrales de pasada. Sin embargo, nos encontramos con que bastan los intereses creados de una empresa, de una persona, de un grupo o de alguna asociación para obstaculizar la instalación de ese tipo de centrales, que no le causan daño a nadie.
Se deben obviar tales impedimentos. No puede permitirse que ocurra lo mismo que con aquellos que dicen tener concesiones mineras.
En Italia no existe ninguna central con la potencia de Ralco o El Toro, pero hay miles centrales de pasada de 10, 15 ó 20 megavatios, gracias al aprovechamiento integral de las aguas. Los fines de semana largos paran todas ellas y quedan solo las que utilizan energía atómica, que, debido a su funcionamiento continuo, hacen más barata la generación eléctrica, con las combinaciones adecuadas.
¡Cuántas centrales de pasada podríamos tener en nuestro país! Pero por intereses creados, incluso de empresas monopólicas, se impide su construcción mediante la interposición de recursos.
Espero que el Ministerio en creación saque adelante aquello y pueda decir: "Esto es necesario, es bueno para el país". Porque una central de pasada de 15 a 20 megavatios es suficiente para abastecer a un pueblo entero y a un costo mucho más barato.
Por eso, aprobaré con agrado el proyecto en debate. Pero quiero que las autoridades dirijan la nueva Secretaría de Estado con liderazgo, decisión y claridad, pues solo de esa forma lograremos el tan necesario autoabastecimiento de energía eléctrica.
Chile, a pesar del bajón que ha experimentado por la crisis mundial, continuará progresando, va a alcanzar los mismos niveles de crecimiento que tenía antes. Pero para eso precisa seguridad en cuanto a disponer de energía eléctrica.
He dicho.
El señor NOVOA ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente, no siempre valoramos lo que hacemos. La Comisión de Minería y Energía, independiente de quienes la hayan dirigido en los últimos años, ha tenido la posibilidad de discutir bastante a fondo la política energética del país. Y hemos avanzado notablemente -junto con el Ejecutivo , por cierto- en cuestiones que en el pasado fueron muy difíciles de establecer.
Por ejemplo, el asunto tarifario, que dio origen a la Ley Corta II, la cual franqueó la posibilidad de que en Chile volvieran a generarse las condiciones para una mayor inversión en el área energética.
Dicha legislación, sin duda, constituyó un avance sustantivo. Y, aun cuando a algunos pueda no gustarles por el hecho de que abrió un mercado en torno al cual se fijan las condiciones para determinar los precios de nudo -aspecto que mayormente preocupaba al sector interesado en la inversión-, lo importante es que hoy tenemos en nuestro país más inversión que en el pasado.
En materia energética estamos en condiciones de ser vanguardia en aspectos jurídicos con relación a países latinoamericanos que todavía no han sido capaces de concebir un cuerpo legal suficientemente moderno, ágil y operativo como el nuestro.
Por otra parte, la Comisión de Minería y Energía del Senado ha sido capaz de mantener un diálogo permanente con el Ejecutivo y con diversas entidades, incluso privadas -también con sectores académicos-, acerca de los desafíos energéticos de Chile y el resto del mundo.
El problema energético no es solo de nuestra nación. Se trata de una cuestión fundamental que está enfrentando la Humanidad. Y es altamente probable -según algunos- que cuando se agote el petróleo ella no haya sido capaz de generar alternativas.
La civilización del petróleo -muchas veces escuchamos al Senador Girardi decirlo- no va a dar curso a otra civilización, aunque existen antecedentes suficientes para pensar que en el futuro ese combustible será reemplazado necesariamente por el hidrógeno.
Considero muy relevante, al mismo tiempo, que se sepa que la Comisión de Energía del Senado tiene claro, por todos los debates y análisis que hemos hecho, que entre 2020 y 2022 la demanda energética de Chile va a crecer en cien por ciento y que es altamente probable, por tanto, que no contemos aún con los recursos indispensables para satisfacerla.
Si no los tuviéramos, habría una situación bastante delicada para nuestro desarrollo económico, y particularmente para sectores esenciales del país.
El sector minero, por ejemplo -varios Senadores lo representamos en esta Alta Corporación-, se verá seriamente afectado si no resolvemos de manera clara y con visión estratégica el problema energético y el problema del agua.
Si no solucionamos ambos problemas, una de las fuentes de mayores ingresos del país y que le generan las condiciones necesarias para su desarrollo más acelerado se va a ver ostensiblemente perjudicada.
Creo, pues, que se justifica en forma plena, por esas y otras razones, la creación del Ministerio de Energía, fundamentalmente porque está dentro del plan de modernización, de generación de posibilidades para que haya instituciones estatales en condiciones de enfrentar los desafíos que tenemos en dicho ámbito.
Señor Presidente, es bueno que se sepa que todos aprobamos en el Parlamento una ley que a lo mejor quedará obsoleta en un plazo corto: la que estimula el uso de energías renovables no convencionales.
Yo expresé en esta Sala que estimaba un poquito conservadora la idea de tener en nuestra matriz energética, al año 2024, solo 10 por ciento -si no me equivoco- de energías renovables no convencionales.
La experiencia que estamos viviendo es distinta.
La Comisión de Minería y Energía acaba de viajar a Lardarello (su Presidente , el Honorable señor Prokurica, no pudo hacerlo). Y también han estado allí el señor Ministro y diversos Senadores.
Lardarello, pequeña comunidad situada al norte de Roma, genera, nada menos que con energía geotérmica, alrededor de 600 megavatios. Y lo viene haciendo desde hace más de 100 años.
En nuestro país tenemos un enorme potencial en ese plano. Felizmente, se están efectuando exploraciones, con posibilidades de éxito, en el norte. En el centro hay lugares donde hacen lo propio empresas tanto estatales como privadas. Y en el sur existen enormes yacimientos que perfectamente podrían servirnos para generar energía a través de la geotermia, una de las maneras más eficaces para disminuir el CO2 de la atmósfera, que está calentando el planeta en forma muy preocupante.
La Comisión de Minería y Energía y la Sala tuvieron la posibilidad de debatir uno de los programas más exitosos de Chile en esta materia: el Programa País de Eficiencia Energética.
En cierto momento tomamos la determinación de apagar las luces en el Senado; no sé si cumplimos o no, pero entiendo que sí, que alguna vez se apagaron todas. Pero el día en que implementemos un programa de tal naturaleza en el país vamos a tener una fuente energética alternativa.
Ahora bien, un debate necesario -la Comisión de Minería lo ha enfrentado con el Ejecutivo - es el de la energía nuclear (lo planteó otro Senador). Es bueno que se abra la discusión, ojalá sin cortapisas y sin prenociones sobre el particular.
Durante nuestra visita a Europa fuimos informados de que Italia, una de las naciones que no se hallaban dispuestas a cambiar su política en la materia, está llana a modificarla, pues el problema de ese continente en general no puede ser resuelto con la energía convencional utilizada normalmente.
Ojalá el Ministerio en creación, con la estructura que se le dé, tenga la mayor flexibilidad posible.
El problema energético no está acabado. Y se requiere una institucionalidad suficientemente flexible, con las más altas capacidades técnicas, para poder enfrentar los desafíos que presenta.
Espero que la nueva Secretaría de Estado vea pronto la luz, porque de esa manera estaremos dando un paso muy significativo para hacer frente a uno de los mayores retos de Chile: el energético.
Votaré a favor, señor Presidente .
El señor NOVOA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor TOKMAN ( Ministro Presidente de la Comisión Nacional de Energía ).-
Señor Presidente , quiero agradecer todas las opiniones entregadas sobre la materia en debate. Y aprovecho la ocasión para agradecer también las discusiones habidas y el que hayamos podido sacar adelante diversos proyectos en la Comisión de Minería y Energía.
Sin meterme en el detalle de la iniciativa en debate, deseo compartir con Sus Señorías lo que ha sido la mayor lección que hemos aprendido al enfrentar la crisis que nos ha tocado vivir en el sector energético.
Me explico.
Cuando el país y el Gobierno se preocupan del problema energético exclusivamente al hallarse en medio de una crisis y una vez superada se olvidan de él, esa es la mejor forma de garantizar que en los próximos años van a enfrentar otra.
Más allá de cuanto se ha hecho para evitar que la crisis actual haya significado racionamiento eléctrico, la principal lección aprendida es que necesitamos que el esfuerzo que hemos desplegado todos -Gobierno, Parlamento, empresas- se mantenga en el tiempo. Es decir, que tengamos una mirada de largo plazo; que, una vez superada la crisis, sigamos trabajando en los asuntos de energías renovables, de eficiencia energética, de incorporación de energía nuclear, si decidimos hacerlo. En otras palabras, que toda la agenda de preocupación por las cuestiones energéticas se mantenga más allá de la crisis.
Eso no ha ocurrido en nuestra historia. Y no ha ocurrido porque institucionalmente no estábamos preparados para enfrentar los desafíos del área energética con una mirada coherente, una mirada integral, una mirada de largo plazo.
No existe una autoridad única encargada en forma permanente de los asuntos energéticos. Y cuando la hay, tiene la responsabilidad pero no las atribuciones, porque se hallan repartidas en distintos entes.
Las agencias o los servicios que intervienen dependen de distintos Ministerios, con lo cual no se cuenta con una mirada integrada.
Tenemos una Comisión Nacional de Energía respecto de la cual no tiene por qué preocuparse el Senador señor Orpis . Nos encontramos totalmente convencidos de su excelencia y queremos mantenerla, por lo cual la someteremos al sistema de Alta Dirección Pública. Pero su foco ha sido siempre regulatorio, no de formulación de políticas, no de mirada prospectiva de largo plazo y de anticipación de dificultades.
Entonces, si no modificamos el cuadro institucional de manera tal de asegurar que se mantendrán los esfuerzos que estamos realizando hasta el momento, ello garantiza que se repetirán, dentro de un par de años, crisis como las que hemos vivido en las últimas décadas. Por ello, existe consenso tanto en el Ejecutivo como en el Parlamento acerca de la necesidad de reformar la institucionalidad, a fin de afianzar una mirada de largo plazo en lo relativo a la cuestión energética.
Quisiera aprovechar la oportunidad para leer citas de lo señalado por expertos internacionales a quienes hemos invitado a analizar nuestra situación en ese ámbito.
Especialistas de la Agencia Internacional de Energía que vinieron a efectuar un estudio al respecto expresan que "El modelo de organización actual del sector revela espacios de mejora que incluyen la dificultad para obtener una visión integral del sector, dada la multiplicidad de organismos, la inconsistencia entre responsabilidades y atribuciones, un acercamiento legalista de la regulación del sector en detrimento de políticas de largo plazo, la debilidad institucional de CNE en relación con otros actores.
"La creación del Ministerio de Energía es un gran paso hacia delante.".
Una revisión por parte de expertos de la APEC, Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, concluyó: "El Gobierno propone establecer una nueva estructura institucional que supone la creación de un Ministerio de Energía. Adicionalmente, el Gobierno pretende crear una Agencia Chilena de Eficiencia Energética (ACHEE). El equipo de expertos felicita la nueva estructura propuesta.".
Incluso, un ex Ministro de Energía francés contratado por el Banco Interamericano de Desarrollo asevera que "Gobierno no puede implementar una política energética sin un Ministerio dedicado a esta tarea, que asegura además que los mercados de gas y electricidad funcionan adecuadamente.
"La ley que crea el Ministerio de Energía es un primer paso esencial.".
Es decir, no solo existe consenso acá, en el Congreso, del Ejecutivo y los expertos nacionales, sino también de los expertos internacionales. Estos últimos, cuando examinan qué ha estado ocurriendo en Chile, identifican como uno de los factores que explican la vulnerabilidad de nuestro sector energético la forma en la cual hemos estado estructurados institucionalmente.
Por eso, considero sumamente importante recoger todas las observaciones que se formulen, como las del Senador señor Bianchi.
Estamos trabajando con los asesores de los parlamentarios para perfeccionar cualquier aspecto del proyecto que sea susceptible de ello. Y como ha sido siempre la tónica en todas las iniciativas que hemos discutido en la Comisión de Energía, esperamos salir de ella habiéndose logrado la unanimidad y con un acuerdo acerca del contenido específico del texto.
Ahora, en cuanto a temas determinados expuestos por los parlamentarios, quería referirme solo a uno, en el sentido de que la idea de descentralizar es muy importante. Y también está presente en el proyecto. Por eso se crean las secretarías regionales ministeriales de energía. Es decir, se apunta a evitar que la visión sobre el particular provenga solo desde Santiago y a que exista una presencia para poder recoger las características específicas de las Regiones e ir formulando soluciones que las tengan en cuenta.
En segundo término, en lo que respecta a la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, estamos haciendo un esfuerzo por separar funciones. El Ministerio debe preocuparse de la formulación de la política, pero tenemos que buscar la manera más eficiente para ejecutar las acciones de eficiencia energética.
Recorrimos el mundo -por decirlo de cierta forma- buscando las mejores experiencias y encontramos que la alemana es digna de imitar. Por tal razón, la proponemos en el proyecto. Pero, sin perjuicio de eso, en la discusión particular, si existe alguna preocupación -como la planteada por el Honorable señor Orpis -, estaremos abiertos para encontrar la forma específica de lograr el objetivo que perseguimos: ser lo más eficiente posible en la implementación de las políticas de eficiencia energética.
Una tercera cuestión que quería mencionar es la que también puso de relieve el mismo señor Senador, respecto a la inquietud -que todos compartimos- por una presencia desmedida del carbón en la matriz eléctrica.
Por cierto, hemos planteado en todas las ocasiones posibles que esta última no puede expandirse exclusivamente sobre la base de ese combustible. Y ese es uno de los fundamentos del esfuerzo que hemos hecho para promover la eficiencia energética, las energías renovables no convencionales y el aprovechamiento de los recursos hídricos aún existentes en el país, y también para discutir, pensando en el largo plazo, sobre la conveniencia de incorporar la energía nuclear en nuestra matriz.
Compartiendo esa preocupación, considero muy importante tener los datos sobre la mesa para saber realmente qué está pasando con el carbón. Su presencia en la matriz eléctrica nacional representa solo 17 por ciento de la capacidad instalada. Ello se compara con el promedio mundial, que es de 32 por ciento, y con 27 por ciento en los países ricos y de la OCDE.
Es decir, en muchos de los Estados que vemos como líderes, en términos de la inquietud por el cambio climático, se registra una presencia del carbón bastante mayor que en Chile. Y es algo que se debe principalmente a que cuando surgió la alternativa del gas natural se congelaron en nuestro país las inversiones en ese otro sector. Antes de 1995, el carbón representaba 25 por ciento del total, y la última planta en utilizarlo entró en operaciones en el sistema interconectado central en 1996.
Entonces, en este momento se está registrando una vuelta a la normalidad anterior a la irrupción del gas natural. Y las proyecciones muestran que en 2020 la presencia del carbón será igual a la existente en 1995, esto es, de 25 por ciento. De acuerdo con las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía y tomándose en cuenta ya las políticas que están siguiendo los países de la OCDE, eso será equivalente a lo que se espera para ellos en 2020. Por cierto, es algo que se hallará muy por debajo del promedio mundial, que se encontrará casi en 40 por ciento.
Con las consideraciones anteriores quiero decir que estamos atentos a la presencia del carbón. Nos hallamos estableciendo políticas para evitar la exclusividad de ese recurso. Pero lo que se observa en este momento, en términos de proyectos en construcción, es que estos permitirán equilibrar nuestra matriz, tanto respecto de lo que registrábamos históricamente como de lo que vemos en el resto del mundo.
Muchas gracias.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Romero.
El señor ROMERO.-
Señor Presidente, lamento que en el debate no se haya contado con una participación o, por lo menos, una presencia de Senadores lo suficientemente importante, porque creo que el interés y la relevancia del asunto justificaban una discusión más de fondo -me parece que algunas intervenciones lo han señalado- sobre la cuestión energética en Chile.
Pienso que la creación de un Ministerio de Energía obedece a una necesidad que desde hace ya muchos años debió haberse planteado y definido.
A mi juicio, hoy día nos hallamos frente a un profundo desorden de centros energéticos. Tal vez porque el Ministerio no se ha creado o porque la política en el sector no ha sido lo suficientemente definida y clara, tenemos hoy simplemente la sensación de que ellos se instalan donde es posible conseguir las aprobaciones respectivas a través del mecanismo, tan extraño, de los informes de las COREMA y la CONAMA, los cuales, en la práctica, se pueden conseguir mediante la creación de escenarios políticos que muchas veces no se atienen a una realidad definitiva.
Y lo señalo porque resulta que Chile necesita energía para su desarrollo.
Hemos visto cómo se dejaron de cumplir los contratos de abastecimiento de gas suscritos con Argentina, los cuales no contemplaron cláusulas arbitrales claras para poder exigir indemnizaciones y el cumplimiento forzado de las obligaciones. Y hoy simplemente hemos debido luchar para abastecernos de la mejor manera posible.
Y, en el desorden a que aludo, nos encontramos con que se ha echado mano a elementos altamente contaminantes en el caso de las termoeléctricas. Porque no cabe la menor duda de que el gas natural, en la emergencia, se ha reemplazado por combustibles mucho más pesados, lo que ha creado una situación que afecta duramente a la población y baja su calidad de vida.
Pero quiero ir más allá, señor Presidente . Junto al Senador señor Ominami hemos estado planteando hace ya muchos años la necesidad de un ordenamiento y una definición de reglas. Porque resulta que aquí, al lado del Congreso, en el valle de Puchuncaví y en Quintero, tenemos un ejemplo de abierto desorden energético, en la medida en que las empresas, por la vía de ofrecerles a las comunidades migajas o beneficios absolutamente marginales, están sumando contaminación sobre contaminación. Y lo único que se les exige a cada una de ellas es simplemente demostrar que en forma individual no contaminan ni representan un riesgo mayor. La pregunta que uno se hace es qué pasa con la suma de los residuos de todas esas industrias y centrales energéticas.
Por cierto, estas últimas son necesarias. El Senador que habla no está en contra de su instalación, sino a favor del ordenamiento y de la definición de reglas en este ámbito, porque nadie sabe cuál es el nivel de saturación de numerosos elementos.
Hace muchos años luchamos para que la ENAMI y Chagres pusieran convertidores, a fin de que pudieran mejorar las condiciones de toda la emisión de una refinería de cobre. Y lo conseguimos, porque la tecnología permite un mejor desarrollo de esa índole. Pero lo cierto es que el valle de Puchuncaví y una extensa zona de Catemu, Llaillay y Panquehue quedaron en una situación extraordinariamente deteriorada desde el punto de vista de la relación que se da en la naturaleza. El valle mencionado necesita treinta años para poder convertirse en lo que fue en alguna oportunidad: el sector hortalicero más brillante de la Quinta Región. Hoy día es un desierto, un yermo. Es algo que clama al cielo.
Por eso, voy a respaldar la creación del Ministerio de Energía, pero quiero pedir -y lamento tener que hablar después del señor Ministro - que existan políticas claras respecto del ordenamiento energético del país; que medie una definición de largo plazo, como lo ha planteado el Senador señor Núñez . Si vamos a ir a la energía nuclear, vayamos, pero con una base determinada, sin prejuzgar, sin falsas posiciones. Y que también se impulse la energía hidroeléctrica, a todas luces menos contaminante, como se ha señalado.
A mi juicio, un debate de esta naturaleza debiera haber contado con una preparación mayor de todos nosotros. Por mi parte, estoy improvisando, pero sobre la base de un conocimiento de veinte años como Senador de una Región que ha sido azotada por la contaminación debida a centros energéticos. Y reitero que estoy a favor de que sean creados, pero no en forma desordenada, sino como corresponde.
Mi voto va a ser favorable, en el entendido de que vamos a contar con políticas, con un ordenamiento y con un medio ambiente que de verdad sea compatible con la salud humana.
Muchas gracias.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente, quiero sumarme a aquellos Senadores que han considerado un avance el disponer de una institucionalidad en este ámbito. Pero ella no resuelve los problemas, porque lo que necesitamos es una política energética. Y esta última incluye distintos componentes, entre ellos la institucionalidad. Una política comprende elementos normativos, pero, sobre todo, principios, definiciones y estrategias; y busca concretarse a través de instrumentos, uno de los cuales es una autoridad energética, en este caso un Ministerio.
Estimo que es preciso valorar, de todas maneras, el esfuerzo hecho por el Ministro señor Tokman , pero que Chile no puede seguir registrando un déficit de definiciones y de estrategia país en torno a la energía. Porque sí existe una política energética, que es la determinada por el mercado. Hoy día se desarrollan proyectos. Pero carecemos de un ordenamiento, de una definición -repito- de cómo quiere Chile enfrentar su desafío al respecto.
En esa materia se actúa en función de intereses. Pero los que hoy día priman no son los del país, sino los de corto plazo de aquellas empresas que están haciendo negocios. Y como todo negocio mira el corto plazo, sin tener por qué considerar el mediano y el largo, ello es responsabilidad del Estado, de la sociedad.
Mas aquí hemos tenido un Estado que ha renunciado a definir las políticas estratégicas en lo energético. Por eso nos pasó lo del gas natural. Siempre pongo ese ejemplo, porque me parece simbólico. En 2002 ya sabíamos que no íbamos a disponer de gas, pero no fue sino hasta 2005 -y, en realidad, hasta 2006- que se cambió la política energética. ¡Hasta 2006! ¡Pasaron cuatro años en que todos sabían que no iba a haber gas y hasta 2006 todos los proyectos de futuro, todas las nuevas centrales, se planificaban a gas natural, porque el negocio era tan brutal que el país se hallaba supeditado a esos intereses económicos!
Entonces, sigo esperando una política sobre el particular. Hemos avanzado en ciertos aspectos de ella, como la eficiencia energética. Y creo que eso ha sido bien llevado. Pero Chile tiene que entender que el mundo está cambiando, que ya no queda petróleo, que son finitos recursos que pensábamos que eran infinitos, cual es el caso de materiales como el uranio y otros que dependen del orden internacional, de los negocios internacionales.
Y la paradoja radica en que Chile es rico en energía y en que podría ostentar autonomía, seguridad y bajos precios. Y eso, con recursos propios. No hay país que posea una irradiación solar como la que se da en el nuestro. No hay país con una reserva de energía geotérmica mayor: solo Chile posee 10 por ciento de toda la del planeta. No hay país que tenga los recursos hídricos de que disponemos en los glaciares, las montañas, y en que sea posible generar energía hidroeléctrica sin ni siquiera afectar las cuencas, dado que se podrían instalar cientos de pequeñas centrales de pasada. No hay país que cuente con recursos marinos similares a los nuestros en términos de cantidad de olas y cambio de mareas. Chile posee mucho más energía eólica que Alemania y España, países que solo en ese aspecto exhiben el equivalente a toda la matriz chilena.
En lo personal, creo que ha faltado visión. Debiéramos ser el país que estuviese investigando con más fuerza, en el planeta entero, cómo utilizar las energías solar y geotérmica, entre otras. Es la mejor inversión que podríamos efectuar para ser líderes en ese ámbito.
La energía del futuro no va a ser la nuclear, por varias razones, entre ellas la de que no se hallan resueltos los problemas de contaminación, confinación de residuos, abastecimiento. Además, es carísima. Francia puede actuar en ese sector, pero porque tiene un negocio de posventa de tecnología, de tratamiento de material radiactivo, de desarrollo de plantas nucleares para otros. Para nosotros, en cambio, la instalación de una o dos plantas constituye una economía de escala sin ningún sentido.
Por otro lado, ¡cuidado!, ya que Chile es el país más sísmico del planeta. Por sí solo ostenta casi toda la liberación sísmica equivalente a la del resto del mundo. Le planteaba al señor Presidente la posibilidad de invitar -no por esta razón- a expertos en geofísica de la Universidad de Chile para que expusieran sobre la acumulación de energía existente en la Primera Región , desde Arica hasta Tocopilla , la cual puede, en un plazo mediano, generar grandes situaciones de catástrofe. Creo que nosotros, los parlamentarios, debiéramos hallarnos a la cabeza en esos temas.
En seguida, me parece fundamental que el Ministerio de Energía vaya acompañado de la política que he mencionado y que Chile haga una opción para el futuro. La energía del futuro es la solar, que presenta muchas ventajas. La primera de ellas es que va a ser cada vez más barata y se puede acumular como hidrógeno.
El señor Ministro debiera haber expuesto también que estuvo acá Carlo Rubbia , el Nobel de Física que está trabajando en la acumulación de energía de hidrógeno a partir de la de origen solar. Esa es -repito- la energía del futuro. Eso es lo que están pensando todos los países.
Existe, claro, una interfase en la cual la crisis del petróleo va a hacer que algunos Estados efectivamente inviertan en energía nuclear, porque la tienen, porque les resulta más fácil. Pero para Chile ese no es el camino.
Además, ella presenta también un problema geopolítico. Si el mundo del petróleo nunca estuvo tan concentrado, como hoy día, en tan pocas manos. La energía nuclear es todavía peor.
Debemos buscar modelos de desarrollo y de civilización distintos. Así como internet logró descentralizar la información y romper el control monopólico que se ejercía sobre ella, nuestro país debe apuntar a formas de energía distribuida como la que permitiría la acumulación de hidrógeno a partir de la energía solar. Porque una persona en su casa o en una industria siempre tendrá sol para almacenar el hidrógeno.
Llevar a cabo ese paso hoy día implica enfrentar un único problema tecnológico: lograr la potencia necesaria, mediante fuente solar, para romper la molécula de agua, separar el hidrógeno del oxígeno y acumular este primer elemento.
Eso es lo que viene. Y a mí me gustaría ver al país como líder a nivel mundial en esa investigación y ese desarrollo.
Soy de los que piensan que el Ministro de Energía ha hecho un aporte muy importante en esta materia, pero todavía estamos muy lejos de la meta.
Por otro lado, me sumo a las palabras -aunque suene un poco paradójico- del Senador señor Romero , porque estoy absolutamente de acuerdo con ellas. Él repitió lo mismo que yo he venido diciendo: las COREMA son un verdadero fraude ambiental; están hechas para violar el medioambiente; otorgan autorizaciones que no cumplen con ningún criterio técnico y se aprueban por razones políticas. Además, en ellas se practica el lobby, muchas veces de parte del propio Gobierno, para aprobar proyectos que transgreden y contradicen las normas más básicas desde los puntos de vista sanitario y ambiental.
Asimismo, el señor Senador manifestó que en tales comisiones se compran las voluntades de las personas, ya que se paga a las comunidades por el apoyo gracias al enorme poder económico que tienen las grandes empresas, particularmente las carboníferas, que están generando un verdadero desastre. ¡Y eso se hace a vista y paciencia de todos!
Por ello, comparto absolutamente tales expresiones.
Más encima, en Chile las plantas a carbón ni siquiera usan las tecnologías de punta que existen en el mundo para impedir las emisiones contaminantes.
Además, permitimos, de manera vergonzosa, que aquí se utilice el petcoke, una basura tóxica destinada a reemplazar el carbón. El ex Presidente Frei Ruiz-Tagle alcanzó a elaborar una norma que establecía los límites máximos de níquel y vanadio en el petcoke, esto es, 40 partes por millón de níquel y 2 por ciento de azufre. ¡Esa disposición quedó firmada, pero nunca se aprobó!
Y Chile hoy día es el único país del planeta que acepta tal basura, que vale, en algunas oportunidades, un dólar la tonelada. ¡Durante años se importó petcoke a ese precio, cuando el costo del transporte era de 7 dólares por tonelada! Con ello nos estábamos transformando en un país basurero, aceptador de petcoke.
¡Ese residuo nos va a generar miles de personas con cáncer! En la Tercera Región, ya se ha evidenciado la presencia de níquel en orina de niños. Sería muy importante que se investigara ese hallazgo.
En definitiva, las malas decisiones afectarán a nuestras comunidades, a nuestra agricultura, a la vida de las personas.
En consecuencia, si bien me sumo a quienes valoran la iniciativa en comento, quiero plantear al señor Ministro el desafío de hacer de Chile un país líder en energías limpias y renovables, que son las que tenemos, las únicas que nos pueden brindar autonomía. Ni la energía nuclear ni el petróleo ni el gas que se trae de otros lugares del planeta nos darán autonomía y seguridad. Ello solo se logrará con nuestras propias energías, las de futuro, en cuyo desarrollo podemos ser líderes.
Y en esa materia queda mucho por caminar.
He dicho.
El señor FREI.-
Abra la votación, señor Presidente.
El señor BIANCHI ( Vicepresidente ).- Si le parece a la Sala, se cerrará el debate y se procederá a la votación, manteniendo el tiempo de quince minutos para el Honorable señor Gazmuri , quien estaba inscrito.
--Así se acuerda.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- En votación la idea de legislar.
Tiene la palabra el señor Senador.
--(Durante la votación).
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, votaré a favor del proyecto porque concuerdo con la necesidad de fortalecer la institucionalidad que sustenta a un sector tan importante como el de la energía.
En ese ámbito, sin duda tenemos que formular y concordar una política energética de largo plazo y contar con los instrumentos que nos permitan alcanzar una capacidad de proyección y planificación de un asunto que hasta hoy día, a mi juicio, ha estado entregado excesivamente al vaivén del mercado: el sistema de asignación de prioridades energéticas con que el país ha funcionado durante los últimos años.
Contar con un Ministerio de Energía es un instrumento necesario, pero insuficiente.
Creo que la legislación destinada a orientar las inversiones energéticas es claramente inadecuada. Además, el que el Estado no tenga capacidad para desarrollar una política que defina la ubicación territorial de las plantas de energía es un asunto que no ocurre en casi ningún país maduro y moderno del mundo.
Aquí basta con cumplir determinados índices de impacto ambiental para autorizar la instalación de plantas en lugares que escoge la empresa privada. Ni el Gobierno central ni las administraciones regionales cuentan con la capacidad, que sí existe en el resto del planeta, para programar tales instalaciones en un territorio y liberar a otros de esa posibilidad, considerando que las centrales de todas maneras generan algún impacto en el medioambiente, en el paisaje, etcétera.
Ellas compiten con otros usos del territorio. Así ocurre, dramáticamente, en el caso de Aisén, donde se ha estado a punto de intervenir un recurso único, como es el río Baker .
Yo no pienso como quienes creen que el potencial hidroeléctrico de la Undécima Región no debe utilizarse. Pero podríamos tener, como sucede en otros países, la capacidad de intervenir algunas hoyas hidrográficas y de preservar otras para destinarlas a usos diferentes, lo que dará desarrollo y sustento a una Región como la de Aisén.
Por lo tanto, nos enfrentamos al problema de la debilidad, no solo institucional de la Comisión Nacional de Energía -aspecto que, de alguna manera, resuelve el proyecto-, sino también del instrumental jurídico de que dispone el Estado para orientar una política energética que desarrolle una producción lo más limpia posible, aprovechando los recursos naturales que tenemos.
Finalmente, dejo planteado mi claro rechazo a la magnanimidad con que se están implementando proyectos termoeléctricos en el país basados en la utilización de carbón.
Resulta evidente, de acuerdo con todo el debate que se ha suscitado en el mundo sobre la materia, que el carbón es la energía más contaminante. Como se ha dicho en la Sala, no hay ninguna garantía -por lo menos, yo no he podido tenerla- de que en las plantas que se han autorizado se estén usando las tecnologías más modernas para evitar, hasta donde sea posible, la contaminación.
La información que manejo -me gustaría que el señor Ministro aclarara el punto- señala que en muchas de las centrales mencionadas no se están empleando las tecnologías más modernas de mitigación del daño ambiental.
En la Región del Maule hemos llegado a un acuerdo bastante transversal desde el punto de vista político, con el objeto de hacer un fuerte, fuerte, fuerte -¡lo repito tres veces!- esfuerzo para impedir que se instale en la zona la nueva planta termoeléctrica Los Robles.
Como Región, ya produjimos una parte importante de la matriz hidroeléctrica de Chile, lo cual, sin duda, provocó impactos ambientales que la zona ha sido capaz de aguantar durante los últimos años. En la actualidad somos productores de aproximadamente un 30 a 40 por ciento de la energía hidroeléctrica total del país, debido a la intervención y utilización de la hoya del río Maule. Por tanto, que se grave ambientalmente a la Región con la instalación de una nueva central basada en la energía más contaminante que existe consideramos que es un costo inaceptable de pagar.
Enfrentamos las restricciones propias de un marco jurídico muy inconveniente. Sin embargo, le digo al señor Ministro que estoy dispuesto a hacer los máximos esfuerzos, obviamente dentro del marco de la ley, para impedir la instalación de dicha planta.
Voto a favor.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor NOVOA (Presidente).-
Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (24 votos), y se fija como plazo para presentar indicaciones el martes 30 de junio, a las 12.
Votaron la señora Matthei y los señores Ávila, Bianchi, Cantero, Chadwick, Coloma, Escalona, Flores, Frei, Gazmuri, Girardi, Horvath, Larraín, Letelier, Longueira, Naranjo, Navarro, Novoa, Núñez, Orpis, Prokurica, Romero, Sabag y Vásquez.
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- bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/5766-08